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• C A P I T U L O S I E T E •

"Orgullo".

-¡Jordan, llegaste! -dijo mamá en un susurro emocionado.

-Hola, mamá.

Me acerqué para saludarla con un beso en la mejilla. Luego desvié mis ojos hacia papá, que también me observaba atentamente con una expresión seria, misma que le devolví.

-Jordan.

Se limitó a decir en forma de saludo.

-Papá.

Mantuve la mirada fuerte ante la suya, y no fue difícil darme cuenta que mamá nos miraba a ambos aturdida, quizás notó la tensión que echaba chispas.

-Ehh... Jordan -dirigí mi atención a ella- Ven, siéntate a mi lado.

Intentó hacer un espacio para mí, diciéndole a papá que se moviera un puesto más allá. Sin embargo, negué.

-No te preocupes, mamá. Iré a ver la obra desde allá atrás.

Señalé el lugar donde algunos señores esperaban de pie a que diera inicio la obra. Ella insistió pero me negué todas y cada una de las veces, hasta que me dejó ir.

Saludé al señor que había a mi lado con un asentamiento de cabeza y seguidamente, a través de un gran altavoz, resonó la voz de la maestra dando inicio a las presentaciones.

Hubieron varias con distintos temas y es que cada grupo de niños le daban vida a los orígenes de cada tema que les tocaba. Sin embargo, sentía que no estaba bien, es decir, eran niños y hablaban como adultos.

Esto no parecía un jardín de niños, incluso Harvard era más... ¿Infantil?

Negué con la cabeza, mientras observé a mi alrededor, todos y cada uno en el público vestían de marcas y utilizaban ostentosas joyas.

Esto no era nada más que una reunión de excéntricos ricachones.

-Ahora lo notó.

Dijo el hombre a mi lado, mientras aún observaba la presentación de algunos pequeños.

-¿Disculpe?

Me volví a verlo con una expresión de confusión total en mi rostro. Ésta vez me devolvió la mirada.

-¿Cree que estoy aquí, junto a usted por elección?

-Pienso que es debido a la falta de asientos.

-¿Falta de asientos? Por favor, señor. Mire a su alrededor -señaló- Sólo quiénes tienen buen estatus social, pueden tener un asiento.

Observé las hileras de asientos y efectivamente, habían muchas vacías. Rodé los ojos, esto era estúpido.

Para éste instituto sólo había lugar para aquellos que venían de buenas familias, si así eran con los representantes, no quería imaginarme qué le dirían a los pequeños.

Observé nuevamente al señor a mi lado y noté que era de tez casi oscura, ojos oscuros al igual que su cabello, llevaba una barba abundante y un turbante sobre su cabeza y debido a su acento al hablar, pude deducir que era extranjero. En concreto, indio.

-Acompañeme -tome su muñeca y lo conduje a la primera hilera de asientos y en los primero que vimos, nos senté.

-Pero, joven...

-Tranquilo. Si nadie les da una lección, entonces nunca cambiará nada.

Volví mi vista al frente y aún así podía sentir los ojos del señor sobre mí. Regresé a verlo y me regaló una sonrisa, seguidamente junto ambas manos y agachó un poco su cabeza, en forma de agradecimiento.

-Soy Rohit. Rohit Khan -tendió su mano y la acepté.

-Es un placer, señor Khan. Yo soy Jordan Royal.

Asintió y está vez sí logro posar su atención en el escenario.

Por un momento me detuve a pensar en su reacción normal y me sentí más cómodo al lado de aquél hombre.

Sacándome de mis pensamientos, la maestra anunció la presentación del sistema solar. Así es, la de Jossy.

El público los recibió con aplausos y me coloqué de pie, mientras tomaba algunas fotos y silbaba animando a mi hermana desde mi asiento, el cuál no tardó en notar debido a mi revuelo emocionado, lo que la hacía sonreír y soltar algunas pequeñas risas.

Estaba hermosa. Llevaba un vestido largo en un tono añil, con algunas estrellas a lo largo del diseño, en sus brazos y parte de la espalda llevaba un chal a juego.

Su cabello iba rizado y sobre su cabeza, una corona con una media luna que se movía debido a los resortes que la sostenían. Su maquillaje era algo sutil con tonos plata y gris, pero sobretodo, lo que más llamaba la atención era la cantidad de brillo que desprendía.

Reí y me sentí orgulloso, viéndola brillar, sobretodo en el sentido literal.

A su lado había una pequeña con la que iba tomada de la mano, lo más irónico es que era el sol.

Eso hizo crecer aún más mi sonrisa.

La pequeña sonrió a mi lugar, mientras agitó su mano saludando, al principio se me hizo extraño, sin embargo, lo entendí al ver al hombre de mi lado levantarse de su lugar y devolverle el saludo.

¡Vaya! Y yo que pensaba que los saludos eran para mí. ¡Auch!

-¡Esa es mi hija! -me señaló Rohit emocionado.

-Me alegra que lo esté disfrutando -sonreí amable.

-¿Su hija es Jossy?

-No, no. Ella es mi hermana. ¿La conoce?

-¡Por supuesto! Esa niña es un verdadero ángel. Vera, al llegar mi pequeña Pooja al jardín de niños, hubieron algunos niños que la excluían o la... -pareció buscar la palabra correcta- la hacían menos.

-La menospreciaban -sonreí un poco.

-¡Eso! Y Jossy la defendió, siempre lo hizo e incluso le enseñó como hacerlo ella misma. Mi Alisha es una buena niña, siempre tímida y callada, me alegra que una niña como Jossy éste a su lado -sonrió- ya sabe, dicen que nuestras primeras lecciones en la vida se aprenden de aquellos a los que llamamos amigos.

-Me gusta como suena eso.

-Bueno, le dejaré tranquilo disfrutar de la obra.

La obra había avanzado lo suficiente, sin embargo, aún no era el turno de Jossy. Pasaron los planetas, los asteroides, cometas y meteoritos, finalmente llegó el turno de el sol, la luna y las estrellas.

La pequeña Alisha titubeó un poco al comenzar su narración acerca del sol, no obstante, sus ojos se cruzaron con los de Jossy, quién la motivó y logró recitar todo su discurso a la perfección.

Jossy no pudo evitar chillar y saltar emocionada, mientras daba aplausos a su amiga. El público rió y aplaudió al ver el compañerismo de esas dos.

Al haber finalizado con el día, era turno de la noche. Pasando las estrellas -un grupo de niñas vestidas de distintos colores- y por supuesto la hermosa luna.

Jossy brillaba, literalmente, brillaba, toda su piel expuesta por el traje estaba bañada en purpurina al igual que su cabello y en sus mejillas coloradas también llevaba tornasol.

Mucho brillo.

Reí al verla con su gran sonrisa buscar en el público emocionada. Llevé mis dedos a la boca y sople causando un sonoro silbato, que pareció reconocer al instante, pues al seguir el sonido dió conmigo.

Sus ojitos brillaron con emoción y esbozó una gran sonrisa. Le guiñé un ojo e hizo una reverencia, que me hizo reír, acto seguido dió inicio a su diálogo, entrando en el papel.

-Oigan, cinco puntas -se dirigió a las estrellas, que se acercaron a su lugar curiosas y atentas a lo que diría - Miren, allá -señaló el público- ¡Son humanos! ¿Saben que significa?

Todas negaron al mismo tiempo.

»-¡Ay, que tontas! ¿Les tengo que enseñar todo? -todas asintieron y risas resonaron en el auditorio- ¿No ven que esperan saber quiénes somos? Está es nuestra oportunidad de contarles la verdadera historia de quiénes somos nosotros. Los protagonistas de la noche.

Se dirigió al público con una sonrisa y las luces se apagaron, el reflector dió en el centro, iluminando a Jossy.

-¡Hola! -agitó su mano- Soy la luna y aunque sé que me conocen (sólo porque me ven en las noches) no conocen mi verdadera historia y hoy se las contaré.

Inició hablando de lo que le habían asignado, cosa que me sorprendió, pero me tenía fascinado la forma en la que dominaba el escenario e interactuaba con el público. Parecía una profesional, no sé cohibía ante nada, todo le salía tan natural y tenía muchísimo talento.

-Pero, ahora... ¿Cuál es la verdadera historia? -se tocó la barbilla pensativa- Es decir, muchos creen que sólo soy producto de un choque entre otro planeta y éste, ¡Y bam! ¡Apareció la luna!

Le dió la espalda al público y volvió a girar dramáticamente con una mirada pícara.

-La verdad, es que hay muchas. Los dioses me crearon junto con el Sol, Afrodita me separó de él y Zeus nos une con un eclipse, un sobrino y su tío que subieron al espacio convirtiéndose en la Luna y el Sol, o tal vez fue Dios quién me creó.-hizo una pausa y observó al público- No lo sé, pero yo elijo creer en Quilla.

-Una joven que salvó a su aldea, distrayendo a un puma durante tres días seguidos con el propósito de alejarlo de su hogar, pero el puma la acorraló y ella ya no tenía más fuerzas para seguir adelante, se dió por vencida y no, no tenía miedo. Al contrario, era feliz pues había logrado su cometido.

»-Quilla cerró los ojos esperando la mordida o sentir dolor, sin quitar esa sonrisa tan dulce de su rostro. De pronto, se elevó y para cuando abrió sus ojos se convirtió en este astro luminoso y precioso -extendio sus brazos a los lados señalándose - Cuentan que desde aquella noche, la joven nos acompaña siempre desde allí en el cielo, tan bella como lejana, cuidándonos y dándonos su hermosa luz.

-No sé ustedes, pero si tengo que elegir en quién o qué creer, yo elijo creer en Quilla. ¡Gracias! -sonrió y se inclinó dando las gracias mientras que el público estalló en aplausos.

Me puse de pie sin dejar de aplaudir, estando orgulloso de mi pequeña hermana, de todo lo que había hecho y de la forma en que lo había hecho. Incluso sentía mis ojos arder un poco.

El señor a mi lado también se levantó y agitó un pañuelo mientras vitoreaba a Jossy, quién reía llena de felicidad.

Supongo que esa había sido la mejor lección de hermano mayor que podía haberle dado a Jossy. El valor y el poder de elegir tu propio camino y de contar tu propia historia, porque nunca deberíamos aceptar que nos cuenten cómo son las cosas, nosotros mismo podemos crear e inventar como deberían ser.

Es mejor ser quiénes escriban esas historias, que quiénes las cuenten.

Tenemos ése poder y Jossy lo había entendido perfectamente, eso me llenaba de orgullo y felicidad. Estaba muy seguro de que en un futuro le serviría de mucho.

La maestra interrumpió pidiendo al público cesar, pues aún continuaba la obra.

Finalizaron las estrellas con su historia y su danza de las estrellas saltarinas. No me pregunten, pero por alguna razón éstas estrellas eran muy saltarinas y hacían el giro de estrella.

Bueno, eso sí tenía más sentido.

Seguido de ello, la maestra pasó al frente agradeciendo la colaboración de los padres y alumnos, y felicitando a todos los pequeños por sus interpretaciones. Y dió por finalizada la obra.

Me las arreglé para esquivar al tumulto de padres y madres que comenzaban a estorbar en mi camino hasta llegar al frente del escenario, dónde Jossy comenzaba a bajar las escaleras de prisa y apenas me vió saltó a mis brazos.

-¡Viniste, Jordan! ¡Viniste! -chilló en nuestro abrazo.

-¿Pensaste que no vendría a ver a mi pequeña luna? -abrí la boca ofendido.

-Nunca dudé de ti -me abrazó- ¿Qué tal lo hice?

-¡Perfecto! A la altura de toda una Royal.

Ambos giramos y nos encontramos a nuestros padres, que le sonreían con orgullo a Jossy.

-¿Papi? -su ceño se arrugó.

-Sí, he venido a verte, Jossy. Y estoy muy orgulloso de lo que hiciste allá arriba, eh -señaló el escenario.

-Gracias papá -sonrió suavemente.

-Felicidades amor, estuviste grandiosa -mamá le guiñó un ojo y ella sonrió.

-Ahora... -la levanté por los aires- ¡¿Quién quiere ir por helado de premio?!

-¡YOOO!

Ambos reímos y mientras vamos de camino al estacionamiento, me dedico a hacerle cosquillas y ella a abrazarme.

-Yo tengo algo que hacer, los alcanzo luego en casa. Estuviste preciosa y lo hiciste muy bien, Jossy.

Dejó un beso en su mejilla y luego uno en la de mamá. Me dirigió una mirada como despedida y se marchó de vuelta a su auto.

-Bueno... ¡Vamos por ése helado!

Subí a Jossy en el asiento trasero de mi coche y me aseguré de colocarle el cinturón de seguridad perfectamente.

Le abrí la puerta delantera a mamá, pero antes con mis ojos le pregunté si sabía algo de papá y sólo se encogió de hombros en respuesta, asentí y rodeé el auto.

Encendí y nos puse en camino a la heladería preferida de Jossy. Hablé un rato con mamá hasta llegar a nuestro destino.

Ayudé a Jossy con el cinturón de seguridad y ésta bajó del auto emocionada, dando pequeños saltitos y aplausos con una sonrisa de oreja a oreja. Pasó de mamá y tomó mi mano, cosa que me hizo reír al ver la cara ofendida de mamá.

The Ice Cream Palace, era una heladería estructurada en forma de castillo y dentro era lo que cualquier niño o niña soñaría.

Las mesas destacaban en atractivos colores rosas, azules, amarillos y naranjas. Habían sillas de distintos tamaños y colores, un pequeño espacio para tomarse fotos que constaba de un trono y una pared pintada a juego como fondo.

Los dependientes y demás empleados iban con uniformes coloridos, le obsequiban coronas de reyes y princesas al entrar al lugar y la cereza del pastel eran los personajes que habían, en ocasiones eran princesas y otro personaje del "Maravilloso Mundo de Disney".

¿Ahora entienden porqué Jossy prefiere este lugar antes que Mcdonald's?

Mis chicas pidieron lo que se les antojó en sus botecitos de helado y yo me fui por lo básico, por lo seguro, chocolate, con chocolate, chocolate y chocolate, y por si no es suficiente y no quedó claro, más chocolate.

-Te irá mal con tanto chocolate -advirtió mamá señalándome con su cuchara mientras ordenaba mi helado.

-Tranquila, tranquila. -hice un ademán de mano restándole importancia- Ya lo he aprendido a controlar.

-Okey, okey, okey. Pero cuando estés al borde del colapso por un coma diabético, no me lamentaré.

Rodé los ojos con una sonrisa en mi rostro, mientras ella se marchó a sentarse en la mesa junto a Jossy, dónde después de haber recibido mi botecito, también me senté con ellas.

Reímos, bromeamos y compartimos de nuestros helados calificando nuestras elecciones hasta que las acabamos por completo. Nos acercamos nuevamente a la caja para pedir un poco para llevar.

Sería un pecado olvidar a mis otros dos hermanos.

Finalmente regresamos al auto y nos dirigimos a nuestro hogar.

Aún no terminaba de oscurecer, por lo tanto, llevaba un buen tiempo para ayudar a Jayden con su exámen y lo que necesitará.

Aparqué al llegar a casa y tuve que ayudar a mamá con Jossy, que se había quedado dormida en el asiento trasero. Ambos entramos con nuestras manos ocupadas, en las suyas la bolsa con los botecitos de helados y en las mías yacía Jossy fundida en los brazos de Morfeo.

Apenas cruzamos la puerta principal, observamos una pequeña concentrada y muy tranquila leyendo un libro, sin siquiera notar nuestra presencia hasta que carraspeé.

-¡Oh! Hola, llegaron -dijo en un tono de voz suave, notando que Jossy iba dormida.

-Sí cariño. -mamá llegó hasta su lado y dejó un beso en su coronilla después de acariciarla- Tu hermano les compró helado. ¿Te apetece un poco? Acompáñame a la cocina y te sirvo.

Ella asintió obediente, se volvió a verme antes de seguir a mamá y le guiñé un ojo, cosa que la hizo sonreír para luego marcharse.

Subí las escaleras con cuidado de no tropezarme y dejé a la pequeña en su cama, la cubrí con su cobija de princesas, aparté un mechón de cabello de su cara y apagué las luces, no sin antes dejar encendida la lucecita que tenía sobre su cómoda, ayudando a qué no todo estuviera tan oscuro.

Cerré la puerta de la habitación con cuidado de no hacer tanto ruido y me sobresalté al girar y encontrarme con Jamie.

-¡Hermanito, llegaste!

Me abrazó aprisionando mis brazos, mientras daba saltitos obligándome a hacer lo mismo debido a los pistones que me acestó. Lo miré como si fuera un extraño.

-¿Y tú qué? -arrugué mis cejas.

-Solo te extrañé -frotó su mejilla contra mi pecho.

-Ajá... -lo separé de mí empujando su cabeza con mi mano- ¿Qué quieres? -estreché la mirada.

-¿Por qué piensas que quiero algo de ti? No lo sé, pero me ofende muchísimo, como sea, escuché que trajiste helado. ¿Me trajiste querido hermanito? -se enganchó a mi brazo.

Rodé los ojos mientras lo observé y negué con la cabeza. Jamie no tenía remedio.

-Sí, lo hice.

-¡ESO! Es por eso que eres mi hermano favorito -me soltó.

-Pensé que era el único -parpadeé.

-Sí, bueno... Buen chico -dió palmaditas en mi cabeza y bajó dando saltitos.

Dios, esto es mucho peor que Jossy.

Negué una vez más y seguí el mismo camino que Jamie dirigiendome a la cocina, dónde aún seguían mamá y Jayden, quién comía helado de ron con pasas mientras conversaba con mamá.

-¿Y bien? ¿Quién está lista para practicar su clase?

-Yo -dijo Jayden animada.

-Yo... ¡No! Sólo vine por éste precioso helado. -se lo arrebató a mamá-Gracias, -le pellizcó una mejilla- me marchó a mi guarida a jugar videojuegos nuevamen... ¡Ay, ay, ay!

Mamá lo arrastró devolviéndolo hasta su lugar mientras le halaba una oreja.

-No, no, no. Aquí te quedas hasta que termines tu helado y laves tu plato, luego puedes subir.

-Pero, mamá.

-Hablame de tu día.

-Genial, como yo. Ahora me largo -intentó levantarse y mamá se lo impidió.

-Sentado.

-Pero...

-Creo que alguien se quedará sin consola por un mes y...

-Pero mujer, iba a decirte que te sentaras, tenemos mucho de que hablar -palmeó un asiento a su lado mientras sonreía angelicalmente.

-Sí, eso pensé.

-Bueno, nosotros estaremos estudiando.

Mamá asintió y me marché con Jayden hasta su habitación. Dónde me recibió y atendió muy bien, me ofreció una de sus sillas para el té (dónde claramente no entraba) pero opté por sentarme sobre su cama y ella me siguió.

Tomó sus cuadernos de apuntes, otro cuaderno, un par de libros, goma de borrar, lápiz y sacapuntas.

-Muy bien. ¿De qué es el tema? ¿Sumas? ¿Restas? ¿Multiplicar? Es fácil -empecé a aplaudir mientras cantaba- Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis...

-Domino perfectamente las matemáticas, mi problema es en literatura -me quedé a medias con la boca abierta observandola.

-Eh... ¿Literatura? -asintió- Claro, claro. Por supuesto que era eso -hice un ademán con mi mano restándole importancia- Mejor olvida lo que pasó antes. ¿Sabes qué...? Sólo dame eso.

Le eché un vistazo a sus apuntes, los cuales estaban perfectamente organizados, todo era extremadamente pulcro y me sorprendí, ni siquiera yo tenía mis apuntes así.

-¿Qué pasa? ¿Hay algo mal?

-No, no. Está perfecto.

-¡Uff! Menos mal -rió nerviosa.

Leí un poco de sus apuntes para empaparme de la información y refrescar un poco la memoria, al fin y al cabo no era tan bueno en literatura.

-¿Con que literatura hebrea, eh? -chaqueé la lengua.

-Sí, no entiendo muy bien algunas cosas... Bueno, más bien, no entiendo mucho.

-Bueno, a pesar de que es literatura tienes mucha suerte, veo mucho ése programa de la biblia prohibida -reí.

Me dediqué a explicarle un poco de lo que manejaba del tema asegurándome que no le quedará ninguna duda y aunque preguntaba y preguntaba, nunca me molestó responder cada una de sus preguntas, incluso si se repetían.

Juntos investigamos y ahondamos más en el tema, logrando que en media hora Jayden sintiera mucha más confianza para enfrentar su prueba final.

-¿Entonces? ¿Le haz entendido? -asintió- Sí, bueno, yo también.

Reí nuevamente y ella me siguió mientras cubría su boca callando sus risas. En ése momento analicé a mi hermana.

Jayden era muy, muy bonita y en mucho parecida a mí, tanto física como personalmente. Su tez blanca como la leche la hacía parecer un ángel, tenía pequeñas pecas en sus mejillas sonrosadas como si siempre tuviera frío, su cabello lacio siempre iba perfectamente peinado y aunque no tuviera pestañas largas sus ojos destacaban por el verde atrayente en ellos.

En cuanto a personalidad, Jayden siempre era callada, atenta, ordenada, obediente, sublime, delicada, literalmente era perfecta. Ella era lo que para papá debía ser un verdadero Royal.

-Jo-jo... -chasqueó sus dedos frente a mí, haciéndome pestañear- ¿Está todo bien?

-Eh... Sí, sí. Todo está bien -sonreí.

-¿Seguro? ¿Es por el trabajo? ¿O pasa algo con papá? -le observé.

-No, no tiene que ver con...

-¡Jordan! -Jamie abrió la puerta de golpe- ¡Corre! ¡Es papá!

Y sin más se marchó apurado. Compartí miradas con Jayden, que reflejaba miedo y preocupación, tragó grueso y se levantó siguiendo el mismo camino que antes Jamie había tomado y detrás de ella le seguí con prisa.

Al bajar nos alertó la puerta principal abierta por completo. Jayden se aferró a mi brazo ocultándose detrás de mi cuerpo.

-Jordan, tengo miedo.

-Tranquila, está todo bien. Estás conmigo.

Miré a ambos lados asegurándome que todo estuviera seguro. Seguimos caminando acercándonos cada vez más a la puerta abierta, cuando por fin estuve lo suficientemente cerca para asomarme, Jayden retrocedió tirando de mi brazo.

-No Jordan, mejor no. Esto es mucho suspenso y no me gustan las pelis de terror -susurró.

-¿Y crees que a mí si? Las detesto, pero no hay otra opción.

-Sí, claro que sí. Podemos regresar a la habitación y fingir que nada pasó, ni siquiera sabemos dónde está Jamie -tiró de mi brazo, pero se lo impedí.

-Jayden, si estamos en peligro lo mejor es salir de aquí.

La ignoré y me asomé en la puerta con cuidado, dejándome boquiabierto la imágen frente a mis ojos. Solté a Jayden y me asomé por completo.

-¡Tienes que estar jodiendome! -me sostuve el puente de la nariz.

-¿Qué es...? ¡¿Es en serio?! ¡Juro que voy a matar a Jamie!

Se dirigió a la entrada de nuestra casa dando fuertes pisotones, mientras yo le pedía al cielo paciencia y más paciencia.

Y no por Jamie, sino por todo lo que veía frente a mí. Podía deducir de que se trataba todo esto, pero esa mínima parte de mí que dudaba, decidió avanzar hasta el jardín principal a confirmar cualquiera de sus sospechas.

El resto de mi familia -a excepción de Jossy,- se encontraban en el jardín central observando el espectáculo que papá había armado.

Quien sí, sorprendentemente estaba de vuelta a casa temprano.

-¡Jordan! ¡Mira eso! ¡Está precioso! Es como el de nuestro videojuego favorito -Jamie me abrazó por los hombros.

-Sí... Wow -una media sonrisa sobre fingida apenas se asomó en mis labios.

-¡Y es mío! -mis cejas se elevaron- ¡Lo sé! Esto es un sueño. ¡Gracias, papá!

-Por supuesto hijo. Lo mejor para los mejores.

Acto seguido arrojó unas llaves por los aires, las cuales Jamie atrapó rápidamente.

Y por si aún no lo haz adivinado, sí. Papá le regaló un auto deportivo a Jamie, específicamente un Lamborghini Aventador SV.

Vale, no iba a negarlo. El auto estaba preciosísimo, era de un tono blanco nieve, con detalles negros y llantas plata con luces LED púrpura.

Jamie estaba verdaderamente feliz y emocionado, no dejaba de ver el auto desde todos los ángulos. Seguía sin creer que era suyo.

-Jordan, -giré respondiendo el llamado de papá- También tengo un detalle para ti.

Señaló las rejas de la puerta principal, donde apareció Cory conduciendo el auto de mis sueños. Y en serio, amaba a ése auto.

Un Corvette C8 con un equipo de fuselaje ancho que le hacía ver mucho más atractivo, era de color negro con luces LED azul en los guardabarros y en las luces delanteras y un alerón para ayudar en la aerodinámica.

A ver, no iba a negarlo sí había visto el coche múltiples veces -como lo mencioné antes, es mi favorito- pero hacerme la idea de que era... Para mí. Eso me impresionaba.

Sin embargo, no estaba tan feliz como me lo hubiera imaginado y es que si hubiera sido bajo otras circunstancias, me abría emocionado mucho peor que Jamie.

Pero sabía porque papá estaba haciendo todo esto. Y no, no era esto lo que quería y mucho menos a lo que me refería.

-¿Está todo bien?

La dulce voz de Jossy a nuestras espaldas nos hizo girar. Venía con el cabello amarañado, bostezaba y se frotaba los ojos.

-Sí Joss, -Jossy arrugó la cara- les estoy regalando un coche deportivo a cada uno.

-¿A cada uno? -interrumpió Jayden.

Papá asintió y yo me quedé viéndole con estupefacción. De hecho, todos nos congelamos y sólo le observamos.

Uno de los guardaespaldas de papá, dió la orden por su auricular de traer "el resto". Y sí, "el resto" no era nada más y nada menos que dos coches más.

Un Tesla Roadster en tono rosa amaranta y un Porsche GT3 en un naranja suave parecido al color de un albaricoque.

-¿Y eso qué es? -dijo Jossy.

-Son mis regalos para ustedes, hijos. Para demostrarles todo el amor que les tengo y que a pesar de estar muy ausente, siempre estoy al pendiente de ustedes.

-Está bien Jordan y Jamie pero... -mamá tomó aire y se sostuvo el puente de la nariz- ¿En serio les regalaste coches a tus hijas? Jake, ¡Dios! Son niñas.

-Yo no necesitaba, ni quería un auto para saber que me quieres, papá. Sólo tú tiempo y al parecer, es algo que nunca ninguno de nosotros tendremos -Jossy se marchó cabizbaja.

-Yo no pienso aceptar el regalo, lo agradezco mucho pero no es algo que... Pfff -hice un movimiento con ambas manos sin poder explicar nada.

-Pero Jordan... -intentó decir papá.

-Déjalo papá. Hoy cuando te vi en la obra de Jossy, pensé que habías entendido a lo que me refería con lo que te dije y con esto... -señalé el montón de autos- Sólo espero que en algún momento lo entiendas y no, no aceptaré ése...

Mamá me dirigió una mirada con cierta pena e hizo una mueca con sus labios mientras movió ligeramente su cabeza a un lado.

Sé que intentaba decir. Ella quería que le diera una oportunidad a papá y aunque me cabreaba, ella tenía algo de razón. Al menos se había esforzado en conseguir esos autos en el transcurso del día.

Dejé salir todo el aire de mis pulmones y miré el coche una vez más.

-Está bien, lo aceptaré -papá sonrió- Pero se quedará en el garage y espero que para la próxima, papá, entiendas que no puedes comprar mi cariño con cosas materiales o altamente costosas.

Vi a papá asentir antes de girarme para volver dentro. A pesar de ir alejándome de ellos, pude escuchar algo de la conversación con Jamie y Jayden.

-Lo apreció mucho, papá. Gracias y espero aprender a conducir pronto -la voz de Jayden.

-Claro que lo harás, me aseguraré de ello.

-Y conmigo te debes dar una vuelta en éstos días, eh -Jamie seguía animado.

-¿Una vuelta? Mejor una carrera.

Y lo último que escuché fueron un par de risas.

Continué mi camino mientras negué con la cabeza, pero cuando estuve a los pies de las escaleras me detuve.

Jossy estaba sentada en el primer escalón de arriba, abrazando sus piernas mientras veía sus pies.

-¿Está todo bien, pequeña? -susurré.

-¿Crees...? ¿Crees que algún día nos tome en cuenta? -mis cejas se levantaron al comprender su nostalgia.

-Él nos toma en cuenta.

-Dilo por ti -sonreí y me acerqué hasta sentarme a su lado.

-Hey -la empujé con mi hombro- Al menos recuerda tu nombre.

Me dirigió una mirada, acompañada de un apice de sonrisa asomarse en sus labios.

»-Oye, sé que a veces Jayden y Jamie pueden ser la ideología y representación perfecta de lo que es un Royal para papá, pero tú y yo también lo somos, ¿Vale? -asintió.

-Me alegra que estés aquí, me alegra tenerte y ser un equipo -rió un poco.

-Siempre seremos un equipo y nuestro equipo siempre será el mejor, pequeña.

Le guiñé un ojo y ambos nos levantamos para no encontrarnos con el resto cuando estuvieran dentro.

La acompañé por segunda vez en la noche a su habitación, asegurándome como siempre que estuviera cómoda antes de dormir y luego me marché e a mi habitación.

-¿Podemos hablar un momento? -Jamie estaba de pie en el pasillo.

-Claro. ¿Qué pasa? -me crucé de hombros.

-Bueno, creo que la actitud que tuviste allá afuera no fue exactamente la correcta, -fruncí el ceño- al menos pudiste haber sido un poco más agradecido.

-¿Perdona?

-Sí, ya sabes. Mira, sé que papá no es el mejor padre del mundo pero, al menos se esfuerza y recordó tu coche favorito -me dió un pequeño golpe en el hombro.

-De seguro lo hizo. -solté con sarcasmo- Lo siento Jamie, pero a mí papá no puede comprarme con coches, ropa de marca, joyas y dinero.

-¿Insinuas que a mí sí?

-Allá afuera estabas muy animado y pareciste olvidar todo lo que ha hecho anteriormente.

Tensó la mandíbula ceñudo.

-¡Por mucho tiempo papá no estaba así conmigo! ¡Maldición! ¿Puedes entender eso?

-Sí, por supuesto que puedo hacerlo.

-Entonces dale la oportunidad de cambiar las cosas.

-Las cosas no van a cambiar de un día al otro, Jamie, así no funciona y mucho menos con papá. -mi voz tomó un poco más de fuerza- Me pediste ayudar, porque todo estaba jodido aquí y ahora no sé que es lo que quieres.

-Sólo quiero tener el padre que una vez tú tuviste. El padre que no he tenido siempre.

Le miré por varios segundos sin decir ni una sola palabra.

-Entonces, te deseo suerte buscándolo en Jake Royal y espero que no te decepcione tanto como para terminar alejándolo mucho más que antes.

Le di la espalda dirigiendome a mi habitación.

-Y tú suerte con tu investigación de mierda que te llevará a ningún lugar.

-Madura -dije sin voltear a verle.

-Púdrete.

Hoy había tenido un gran día con dos de mis hermanos y con el otro una pelea estúpida y todo por papá.

Se suponía que ahora era cuando más unidos debíamos estar y Jamie sólo actuaba como un crío queriendo llamar la atención con sus berrinches.

Papá ha estado destruyendo de a poco la familia confundiendolos y manipulandolos. En serio esperaba que no hiciera lo mismo con la hermandad de los cuatro.

Porque al final, siempre los tendría a ellos y ellos a mí.

O era éso lo que me gustaba pensar.

• ° • °• ° • ° • ° • ° • ° •

Ya sé que me desaparezco, pero no sé imaginan lo mucho que me costó escribir éste capítulo.

También estuve enferma y el mes pasado estuve demasiado ocupada, lamento mi inactividad.

Sin embargo, también pueden leer un pedazo de mí en Una Noche Sin Luna que es la historia que he estado escribiendo junto a MJ-Frost y la cuál tiene actualizaciones constantes y está muy avanzada. Les dejó su perfil para que vayan a leerla o también pueden encontrarla en el mío, en la sección de listas de lectura hay una llamada "Co-Autorias".

Hablando del capítulo, en serio, espero les guste, me esforcé mucho y llevaba semanas intentando terminarlo. Siempre estoy pendiente de sus teorías locas y sus opiniones.

No sé olviden de votar, comentar y darle mucho amor a esta historia. Cómo siempre y para que no mueran las costumbres, besitos en el rabo;)
Los amo.

~Jai.

ADELANTO: PRÓXIMO CAPITULO HAY FIESTAAA.

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