• C A P I T U L O D I E Z •
"Real"
Un par de días habían transcurrido desde el día que fui a la casa de los Richardson, por primera vez.
Y hoy viernes, veía aburrido al montón de personas corriendo de un lado al otro, llevando cristalería, flores, manteles, mesas y demás cosas. Otro montón de personas se encargaban de llevarse los sillones y las cosas más grandes que ocupaban un gran espacio en el salón.
Hoy sería la "gran fiesta" de bienvenida y presentación en la empresa en mi honor. Y no podía evitar rodar los ojos cada que lo recordaba.
Sólo podía pensar en el montón de personas que estarían aquí, empresarios importantes, amigos de negocios de papá, clientes y la cereza del pastel, el resto de la familia Royal.
A pesar de que me llevaba muy bien con la familia de mi padre, estaba muy conciente de como eran en general, es decir, los conozco. Sobretodo, mis tías y sus hijos.
Por alguna extraña razón, algunos de ellos siempre querían rivalidad o competencia entre nosotros. Y lo único que agradecía, es que papá a pesar de ser muy... papá, nunca apoyó ése tipo de actitudes y nos mantenía retirados de su familia.
Reí para mis adentros. Los medios de comunicación creían que nosotros éramos los Royals más polémicos, lástima que el resto de las familias de ése apellido no fueran tan públicas como la mía. Nosotros apenas llamaríamos la atención de ellos.
-Jordan, hijo -mamá llamó mi atención- Ya subieron tu vestuario para esta noche, por favor, necesito que subas y lo revises.
-Está bien.
Mamá siguió su camino, mientras anotaba otro par de cosas en la carpeta que llevaba. Todos se movían apresurados y aunque apenas eran las diez de la mañana, a mamá le gustaba tener todo listo tres o dos horas antes.
Subí a mi habitación y dentro había una especie de carro portamaletas que suelen utilizar en los hoteles, en el estaba colgado el saco de tela dónde dentro llevaba el traje negro.
Lo saqué de allí y lo coloqué sobre la cama, cuidando que no se arrugará. La verdad, no era de utilizar trajes negros, aunque eran los más elegantes y profesionales, me gustaba variar. Es decir, la mayoría de las personas usan trajes negros.
Pero ésta noche, había elegido utilizar uno de ellos, para ir a juego con papá y Jamie. Sabía que las niñas irían con vestidos, pero aún no tenía ni la menor idea de como eran y mamá, tenía un muy bonito vestido de satín largo, en un tono perla.
Lo sé, porque yo le había ayudado a elegirlo.
No tenía nada más que hacer, así que me fui en busca de alguno de mis hermanos. Me acerqué a la puerta de Jayden, pero al escuchar el sonido de una secadora, supe que debía alejarme de allí.
Toqué la puerta de Jossy y no hubo respuesta, abrí y estaba vacío, seguramente también se estaba arreglando con Jayden y sus estilistas. Obtuve el mismo resultado cuando toqué la puerta de Jamie, pero ése ni de coña estaba con las niñas.
-¿Dónde te habrás metido Jamie Royal? -dije después de cerrar su puerta.
Volví a dirigirme al salón, que estaba vacío de cosas, pero lleno de personas moviéndose por todos lados. Eché un vistazo por todo el lugar y no lo ví.
Seguí mi camino hacia la cocina y ¡Bingo! Que predecible era. Jamie llevaba una tartaleta de fresa a su boca, pero se detuvo en seco cuando me vió.
-Cierra los ojos -negué mirándolo mal e igual se metió la tartaleta a la boca.
-Dame una de ésas -me pasó una y sí, estaban buenas.
-Estoy intentando probar uno de cada uno. ¿Me apoya en ésta misión, soldado Snake?
-Por supuesto, soldado Storm Shadow -hice un soldado militar.
-¡Uhhh! ¡Ése me gusta! Aunque te digo Snake por Metal Gear Solid, ahora te diré así por Snake-eyes. Entonces seremos Snake-Eyes y Storm Shadow contra el mundo.
-Y yo que pensaba ponerte Max Steel.
-Yo quería que fueras Ben 10.
Un empleado dejó una bandeja sobre la mesa y nos miró, ambos le devolvimos la mirada y aunque fue extraño, no paso nada. Él chico sólo se fue y con Jamie nos acercamos hasta la bandeja que estaba llena de fresas con chocolate y oro.
-En la nevera -señaló Jamie con la boca llena.
Me moví rápidamente mientras aún saboreaba la fresa, y él tenía razón dentro de la nevera habían postres refrigerados.
Vasos de Tiramisú, Mousse de chocolate, Creme Brúleé, flan y gelatina. Tomé uno de cada uno y entre los dos comimos una cucharada de cada uno.
-Ten.
Jamie me dió un plato con Brownie, Cake Pops, Cupcake, Alfajor, Cannoli y Dona. Uno de cada uno, mientras él también disfrutaba de un plato lleno de los mismos.
Para cuando descubrimos las galletas y los roles de canela, ya nos sentíamos satisfechos. Sin embargo, un buen dulce no se desperdicia, ni se rechaza. Brindamos con nuestro último dulce -el rol de canela- y nos los comimos.
-Todo está muy bueno -dijo Jamie.
-Tendré que empezar a pedir de éstos dulces a diario, le pediré el dato a mamá.
-O lo puedo hacer yo por ustedes -ambos giramos al escuchar la voz de Glenda en la puerta.
-¡Glenda! ¡Amor mío! ¡Volviste! -Jamie intentó acercarse a abrazarla y ella le dirigió una mirada asesina.
-Ustedes son increíbles...
-Lo sé -codeé a Jamie.
-En el mal sentido, papanatas.
-Oye Glenda, sólo queríamos probar los dulces y probamos uno de cada uno, apenas se notará la diferencia, por favor -supliqué.
-Exacto, y además la mayoría de los invitados son viejos estirados con problemas de diabetes o del corazón.
-Dios, podrías intentar ayudarme, por lo menos -ambos lo miramos mal.
-Eso es lo que hago. Es decir, Glenda si ésos hombres prueban éstos exquisitos manjares, podrían terminar en el hospital, es mejor probarlos primero para recomendarles cuáles comer.
-¿Jamie sacrificándose por el bien de un montón de viejos ricachones? ¿A dónde se fue el que dejé ayer? -esta vez fue Jamie el de la mirada asesina.
-¿Quién sabe? Quizás me dejen una comisión de sus herencias cuando mueran, no me envidias, cariño.
Pasó al lado de Glenda después de dejar un beso en su mejilla, ella me miró cansada y yo sonreí, para luego salir de allí.
-¿Chicos? -mamá nos llamó a ambos y nos volvimos hacia ella- Dios mío... No hagan eso, acabarán con todos los corazones de la ciudad si lo vuelven a hacer.
-¿El qué? -pregunté.
-Eso de girar al mismo tiempo -nos señaló con su lápiz- No es que da miedo, es que es mucha testosterona que asimilar en dos segundos.
Los tres reímos.
-¿Para qué nos necesitas? -preguntó Jamie.
-¿Pueden encargarse de comprobar el licor, por favor? Aquí tienen una lista con los que usaremos y de éste lado están la cantidad de botellas que ordené -señaló en la hoja que me entregó.
-¿Qué pasa? ¿No tienes suficiente personal?
-Sí, ¿Pero quién mejor para confiarles el alcohol que a mis hijos? -sonrió y luego se borró su sonrisa- Esperen, eso sonó horrible. Ustedes saben a lo que me refiero.
-Claro.
-¡Anuncienlo! ¡Zailey Evans les ofrece licor a sus hijos! ¡Y uno de ellos ni siquiera tiene la edad para tomar! -Jamie gritó en el salón vacío.
-¡Shhhhh! ¡Jamie, cállate! Y desaparece antes de que busque el bate de béisbol.
Jamie corrió y yo reí por el recuerdo mientras le seguía y también porque tenía miedo de que usarán un bate de béisbol contra mí.
Recordé la vez en que mamá recibió a Jamie con un bate de béisbol de plástico, en la entrada de nuestro hogar, después de ir a su secundaria y sus maestros le dijeran que Jamie tenía malas calificaciones.
Una buena paliza se había llevado.
Dentro del despacho de papá se encontraban las cajas de licor que se ofrecerán en la fiesta. Así que hacia allá fuimos.
-A ver qué tenemos aquí-dijo Jamie arrebatandome la hoja- Screaming Eagle-miró las cajas y luego a mí-¿Y éso qué es?
-Es un vino-Jamie siguió mirandome con la misma expresión de desconcierto-Sólo busca una caja de botellas negras.
Jamie buscó hasta encontrarla en una esquina del despacho, junto al archivero que tenía papá.
-Möet Chandon Brut Imperial-le dirigí una mirada coqueta.
-Salut frère, ¡Uhh, Champagne!-levantó una botella imitando mi expresión.
-¡Oh, Lala, frère!-ambos reímos-Al menos si prestas atención a las clases de francés.
-Tengo que enamorar a tu futura cuñada con un buen acento francés-se encogió de hombros.
-¿Es qué ya hay candidata?-levanté una de mis cejas.
-Puede...-sonrió, contagiandome también-Pero como sea, ¿Qué sigue?
-Woodford-arrugue la cara.
-Claro, el favorito de papá-buscó-Aquí está.
-Sigo sin entender su gusto por ése, pero lo respeto-sonreí al leer la siguiente línea-¡Genial! Mamá piensa en mí. Jack Daniel's.
-Listo, aquí tienes-me mostró una botella.
-Dame éso-se la arrebaté y la abracé-¡Eres el whiskey más delicioso del mundo! Y me importa un bledo que digan los demás.
-Vale... Creo que ahora sé cuál es el verdadero significado del amor. Es raro pero sí, es amor, al fin y al cabo todo amor lo es.
Volví a verlo impresionado y encontré la misma impresión en su cara.
-¿Tú acabas de hacer una reflexión sobre el amor?
-Estoy tan impresionado como tú.
Reímos y después de tachar todos los nombres en la lista, comenzamos a cargar las cajas hacia la cocina, que estaba bastante llena con los meseros que habían llegado para organizar las mesas en el salón y con los aperitivos salados que mamá había encargado. Por lo que tenía entendido, el chef llegaría un poco más tarde.
-¡Listo mamá!-gritó Jamie por encima de la muchedumbre.
Porque en serio, parecía una granja allí dentro.
Mamá apenas pudo girar a verlo por un micro segundo, en el que sólo le dió un pulgar arriba y continúo explicándole algo a los meseros.
El resto de la tarde la pase con Jamie jugando videojuegos en su habitación -donde había decidido raptar la televisión- esperando estar más cerca de la hora para alistarnos.
La verdad, con todo el estrés y caos que había allá abajo y el montón de féminas que seguramente estaban con las niñas, lo mejor era quedarme con Jamie e igual no tenía nada más que hacer. ¿Qué mejor que jugar fútbol con mi hermanito como los viejos tiempos?
Cuando se estuvo acercando la hora de llegada de los invitados, nos vimos en la obligación de parar nuestro gran y competitivo juego de fútbol.
Regresé a mi habitación y me di una renovadora ducha, tomándome el tiempo necesario y disfrutandola más de lo normal. Corté un poco mi barba, manteniendola como siempre me gustaba, en apenas una sombra.
Volví a mi habitación y me vestí. Observé mi reflejo a través del cristal y me aseguré de que mi corbata estuviera derecha y prolija. Peiné mi cabello -aunque no fuera necesario- dejando bien formados mis rizos naturales, luego me coloqué mi reloj en una mano y en la otra una pulsera de plata, el collar que mi padre me había obsequiado lo llevaba dentro de mi camisa. Mis zapatos y eché un último vistazo en el reflejo estando contento con el resultado y por último rocié una cantidad suficiente de perfume sobre mí.
-¿Estás listo?
Ni siquiera me molesté en tocar la puerta, sólo la abrí y Jamie se quedó paralizado al verme. Claro que no estaba listo, apenas se colocaba los pantalones y llevaba todo el torso desnudo.
-Eh.. bueno-rio inocente-Quedaste muy bien, eh.
-Mueve el trasero-lo miré mal-Te espero abajo.
-Por supuesto, hermano.
Cerré la puerta y ni modo, al parecer sería el primero en recibir a los invitados en nuestra casa. Nótese mi gran entusiasmo por ello.
Cuando estuve al pie de las escaleras lo primero que llamó mi atención no fue el lugar, sino a una pequeña que estaba sentada sola en una silla con una expresión cansada.
-¿Y esta princesa que se ha escapado de su castillo?-sus ojos se iluminaron al verme y corrió a abrazarme.
-¡Jordan!-la alcé en brazos mientras correspondía su abrazo.
-Estas muy, pero muy hermosa, pequeña-pellizque una de sus mejillas y sonrió.
-Sí, pero fue una tortura.
-De seguro que sí.
-Lo peor, fue el final. Todas esas mujeres chillaban como locas porque había quedado muy linda-rodó los ojos.
-¿Linda? ¿Te dijeron que estabas linda? Entonces sí estaban locas y ciegas, porque estás hermosa-sonrió y yo dejé un beso en su mejilla.
Y en serio lo estaba, llevaba un vestido largo estilo princesa de color lavanda, con pedrería y encaje de flores en los brazos y el pecho, la espalda llevaba un corte bajo y donde iba "descubierta" llevaba una tela transparente que dejaba ver su piel porcelana, las bailarinas iban a juego con los detalles del vestido y su cabello recogido en un moño suelto, también tenía algunos detalles de pedrería. También llevaba pendientes de medio aro y el mismo collar que le había regalado papá.
-¿Jossy, dónde te metiste?-escuché la voz de Jayden y segundos después se asomó en nuestro lugar-Logré robar esto, pruébalo.
Le tendió un brownie y Jossy no lo pensó dos veces antes de arrebatarselo y comerlo. En cambio yo, sólo me quedé viéndola.
-¡Wow!-dije después de unos minutos logrando llamar su atención.
-Perfecta, a qué sí-mostró una sonrisa de suficiencia mientras posaba.
El vestido añil de Jayden era más amplio que el de Jossy, pero mantenía el mismo corte y largo en la falda. La parte superior era toda de encaje hasta el cuello y las mangas largas, también llevaba una tela de fondo en el mismo tono de su piel que pasaba desapercibida. Ella en cambio, llevaba zapatos de salón logrando que aumentará un poco su altura, su cabello recogido a un lado con una especie de coronilla, joyas y otra vez, el collar de papá. Y en diferencia a Jossy, ella sí llevaba un poco de maquillaje.
Mamá siempre les había permitido a ambas utilizar maquillaje, de acuerdo a sus edades. Y la única que siempre lo aprovechaba era Jayden. Jossy no era tan femenina o no era algo que estuviera en sus intereses, prefería ir siempre natural.
¿Y cómo no? Tenía un cutis perfecto.
-Nunca me he equivocado al llamarte "niña bonita", eso sin dudas-me abrazó de lado y yo dejé un beso en su frente.
-Tú estás muy guapo, como siempre.
-Sí-apoyó Josssy-Seguramente mejor que Jamie.
-¡Eh! ¡Escuché eso! Hacen reunión de hermanos y ni siquiera esperan por mí, eso es bajo-permanecí de espaldas mientras se quejaba.
-¿Celoso?
Jamie llegó a mi lado y me dió una mirada de arriba abajo.
-¿Perdona? ¿Tendría porqué estarlo?
-Vale, bueno, ambos están muy atractivos.
-¡Retiro lo dicho!-Jossy levantó uno de sus dedos-¡Ambos son unas bombas de belleza!
A ver, que tenían razón. Jamie iba muy bien y dándole su toque característico a nuestro traje en conjunto, mientras que yo opté por una corbata, él decidió no llevar nada y dejar los primeros dos botones sueltos, dejando ver un poco de la piel debajo de su cuello y por supuesto, también llevaba la joya que papá le había obsequiado. Y su cabello aunque iba peinado, también tenía un pequeño mechón que se escapaba del resto.
Me resultaba gracioso ver que, aunque usábamos la misma prenda, yo daba toda la apariencia de un jóven y exitoso empresario, y él la de un chico coqueto y orgulloso.
-Nada mal, Royal-dije devolviéndole la misma mirada.
-Lo sé-dijo finalmente y nosotros rodamos los ojos.
-¡Ay, Jake! No puede ser. Se me correrá el maquillaje.
Todos giramos, viendo a papá tomando a mamá de la cintura mientras ella agitaba sus manos intentando apartar las lágrimas que amenazaban con salir.
-Calma, mujer. No me harás esperar otra hora para poder bajar juntos.
-Es que, míralos-nos señaló-hace unos años una estaba en pañales, la otra con un yeso en la pierna, porque a los otros dos se les había olvidado decirle que el baño estaba mojado.
Los cuatro reímos. Un buen recuerdo, aunque la mayoría, había sido culpa de Jamie. Es decir, era él quién había mojado todo.
-Sí mujer, están creciendo y lo seguirán haciendo.-papá acariciaba su mano mientras bajaban.
-El año pasado cuando miré a éstos tres-señaló a mis hermanos-me faltaba éste-me señaló a mí-Y ahora están los cuatro juntos y son preciosos. Mis bebés son preciosos.
-Sí mujer, y dentro de unos años cuando los mires de nuevo, uno tendrá una familia, el otro ya se habrá graduado, ella dejará de ser una niña y nuestra pequeña, ya no será tan pequeña-papá nos miró con una sonrisa.
-Diles que dejen de crecer-papá le dirigió una mirada cansina-¡Dejen de crecer!
-Sigan haciéndolo, hijos-corrigió papá mientras le lanzaba una mirada recriminatoria-Estoy muy orgulloso de todo en lo que se han convertido y en lo mucho que han crecido, pero sobretodo, en lo fuertes y enfocados que son para lograr a diario avanzar en el futuro que se planean.
Nos sonrió de lado y después de escuchar eso, mi corazón se sintió cálido.
»Llegarán a ser muy grandes, no tengo duda.
-Basta, ahora sí voy a llorar-dijo mamá al fondo.
-¡Ay, mujer! Ven aca.
Mamá obedeció y papá la estrechó en sus brazos buscando reconfortarla, pero no fue hasta que nos invitó al abrazo que mamá se sintió mejor.
En pequeños momentos éramos así, unidos, magníficos y reales. Y aunque deseaba que fuera así siempre, prefería esto a no tener nada.
Papá siempre se mostraba cariñoso y atento cuando la cagaba o cuando habían medios a nuestro alrededor. Por eso se sentía tan bien recibir una gota de ése cariño estando sólo nosotros, pero sobretodo, siendo sólo nosotros mismos.
Esto era lo que siempre debíamos ser. Una familia basada en la confianza, verdad y unión. Pero en la mayoría, éramos todo lo contrario.
Y sí, aunque me llevará bien con todos mis hermanos y fuéramos todos muy unidos, sabía que siempre habría algo que marcaría una brecha entre nosotros y ése era papá.
-Muy bien, querida familia Royal Evans-papá se separó y nos miró-es hora de mostrarle a ésos invitados quiénes mandan.
Nos guiñó un ojo y sonreímos. Tomé lugar al pie de las escaleras con mis manos al frente, Jamie a mi lado en una pose relajada llevaba las manos en los bolsillos de su pantalón, mamá y papá estaban en el último peldaño de la escalera semi abrazados, mientras las niñas estaban al otro costado manteniendo la misma postura que Jamie y yo.
Todos mirando con grandes sonrisas en dirección a la puerta principal, mientras dos de los mozos con trajes blancos y negros se encargaban de abrir ambas puertas para recibir a los invitados y algunos medios de comunicación, los cuáles ni siquiera se molestaron en pedirnos la foto, sólo comenzaron a disparar sus flashes a nuestro lugar.
Seguidamente se acercaron los amigos, clientes y hombres de negocios a saludar a nuestro padre y por ende, lo mejor era retirarnos.
Mis hermanas tomaron su rumbo y Jamie otro distinto, por lo que me dispuse a ir por un trago en el mini bar que mamá había instalado en dónde normalmente iba la televisión.
-Jack Daniel's con hielo, por favor-pedí al barman.
-Aquí tiene, señor Royal.
No tardó ni un minuto en entregarme mi trago, di un sorbo mientras observaba neutro, todo el lugar. Pero mi mirada cambió al ver quiénes habían llegado.
-Sí, necesitaré otro de éstos-dije para luego empinarme el vaso y dejarlo vacío.
Al volver a colocarlo sobre la barra, ya había uno nuevo y listo esperándome, agradecí y volví al lado de papá, para recibir a nada más y nada menos, que el resto de la familia Royal.
En realidad, la familia Royal era muy extensa, pero éstas eran las más cercanas -en cuanto a vivienda- de nosotros.
Christy Royal, era la hermana de mi padre, una mujer tan correcta que podía ser un gran dolor en el trasero. Junto a sus dos maravillosos y perfectos hijos, como ella les decía.
Sonny y Milo Royal, quiénes eran igual o peor de orgullosos y pedantes que su madre. Cada uno venía acompañado de sus familias.
La familia Royal Samuels, la familia de Sonny. Su esposa Sheila, su hija mayor Natasha y su hijo Steve.
Y la familia Royal Klauss, la familia de Milo. Su esposa Debbie, su hijo mayor John, el de en medio Andrew y su hija menor Angely.
A pesar de que ésas fueran las características más resaltantes de sus personalidades, me llevaba muy bien con todos ellos. Jamie era muy asocial cuando de ellos se trataban y mis hermanas, se llevaban de maravilla con los hijos menores de Milo, después de todo sus edades eran contemporáneas. Así como Jamie con Steve y John.
Saludé a todos animadamente, mientras apoyaba a papá y él me incluía a los temas de conversación, haciéndome parte de ése círculo que siempre veía de pequeño. El de los hombres de la familia.
Poco tiempo después, llegaron los que faltaban para completar la familia -cercana- Royal.
Los Royal Varley, la familia de mi tía Meryl y su esposo Hyoga, que sí era mitad japonés. Sus hijos eran mucho más mayores, Jackie la mayor que seguía en busca de una pareja, Raymond que estaba casado con una mujer muy amable y extrovertida llamada Camile que también llevaba a su hija en brazos. Y finalmente, la que más me agradaba, Jess.
Jess simplemente era muy distinta a todo el resto de mis primos, siempre nos habíamos llevado de maravilla e incluso cuando estaba en la universidad siempre hablábamos, bromeabamos, ella me contaba de sus clases y yo de las mías, aunque no estudiábamos la misma carrera.
Después de estar un rato conversando con todos me disculpé, no sin antes hacerle una seña a Jess para que nos encontraramos luego. Caminé en dirección a la bar por segunda vez en esa noche, pero una voz conocida me detuvo a medio camino.
-¿A dónde tan deprisa?-giré con una sonrisa en mi rostro.
-¡Vaya sorpresa! Entonces ha venido, ni siquiera lo he notado-di un paso para que nuestra conversación no llegara a oídos del resto.
-Por supuesto que no, si estaba lo suficientemente ocupado viendo a la chica que se encuentra con su familia-me dirigió una mirada suspicaz.
-¿Ah si? ¿A cuál chica se refiere en específico? He visto a muchas esta noche-un brillo apareció en el verde de sus ojos.
-A ésa que está allá y...-me acerqué y tomé su mano evitando que señalará el lugar.
-No señale, señorita Penny-ni siquiera había sido conciente de lo cerca que estábamos.
-¿Volvemos a las formalidades? Interesante-se soltó de mi agarre como si nada-Que fácil puede ser cambiar su actitud con un par de piernas y cara de pros...
-¿Son celos esto lo que veo?-pase mi brazo por sus hombros, mientras caminábamos al bar-Es ella mi prima y mi mejor amiga, así que le recomiendo que si su interés es estar en mi familia o si incluso su interés es hacia mí, intente llevarse bien con ella.
La solté al llegar al bar, pedí otro trago y una copa de Champagne para ella, que era lo que estaba tomando. Tomé asiento en una de las banquetas que rodeaban la barra, mientras ella se mantuvo de pie.
-¿Y qué le hace creer que yo quiero éso?-rio amargamente.
-Esos celos repentinos, dan mucho de que hablar, señorita Richardson-di un trago a mi vaso sin despegar mis ojos de ella.
-No son celos, son observaciones.
-En ése caso, está muy al pendiente de mí, ¿No cree? Me preguntó a qué se deberá eso-fingí pensar.
-A que es mi compañero de trabajo.
-Aunque usted le encantaría que fuera mucho más-canturreé divertido.
-¿Está usted coqueteandome, señor Royal?-me regaló una sonrisa.
-Por supuesto que no, simplemente soy lo bastante inteligente para notar los hechos, y los hechos son que usted tiene sus ojos puestos en mí-me acerqué a ella y susurré cerca de su oído-Ahora debería intentar que los míos estén puestos en usted.
Me alejé y sonreí al ver qué ella también lo hacía.
-¿Y es qué ya no lo están? Me ha estado dedicando gran parte de su tiempo esta noche.
-Quizás... Pero siendo sincero, si llevará ése mismo vestido cada vez que la veo, puede estar segura que mis ojos no se apartarán de usted.
Ambos dimos un sorbo a nuestros tragos, sin romper el contacto visual y mucho menos borrar nuestras sonrisas, hasta que fuimos interrumpidos...
-Penny, necesito que me tomes un par de fotos ¿Quieres?
Una chica muy parecida a Penny apareció a su lado, el mismo color de cabello, la misma silueta, pero como gran diferencia su piel era más bronceada, tenía los ojos más grandes y de color miel.
-Claro-dijo Penny sin despegar sus ojos de mí-Por cierto, él es Jordan Royal quién está a cargo de mi proyecto y también es mi compañero de trabajo.
-Y amigo-añadí extendiendole mi mano, la cuál tomó enseguida.
-¿Jordan Royal? ¿El hijo mayor de Jake, no es así?-asentí-He leído tantas cosas sobre ti, ni te imaginas.
-Sí, mi hermana es publicista y una especie de "influencer", el campo de las redes es lo suyo.
-Así es, por cierto, soy Fanny. Fanny Richardson.
-Es un placer-sonreí y ella correspondió-No quiero sonar entrometido pero, ¿Son mellizas?
Ambas rieron.
-Siempre nos preguntan eso, pero no. Penny es un año mayor que yo.
Asentí. Las miré a ambas y supe que eso no estaba bien, mientras Penny me miraba con un brillo de diversión por lo anterior, Fanny me miraba con admiración, como si ella fuera un pirata y yo el tesoro que pasó años buscando.
Estaba buscando una excusa para salirme de esa, ya luego hablaría con Penny y no encontré ninguna, hasta que apareció mi salvador, Jamie Royal. Nunca pensé desear tanto su presencia como en ése momento.
-Hermano-golpeó mi hombro con fuerza, mientras sonreía-Señorita Penny-saludó-Y señorita que no conozco.
-Fanny Royal... Es decir, Richardson, perdón-corrigió rápidamente.
-¡Vaya! Y yo pensaba que ya había una nueva integrante a la familia-Jamie rio.
-Aunque sería un privilegio, lamentablemente no-Fanny sonrió.
-No, por supuesto que no-Jamie le devolvió la misma sonrisa, para luego volverse a mí-Papá hará el anuncio y nos quiere allá.
-Vamos entonces-di un último trago-Nos vemos luego, chicas.
-Hasta luego.
Dijo Penny mientras su hermana movía sus dedos en forma de despedida.
-Me debes una y una muy grande, joder-murmuró Jamie.
-Lo sé, gracias por salvarme de esa.
-¿Salvarte? Papá sí hará el anuncio, así que vamos.
Los meseros se paseaban con bandejas llenas de copas del vino de nombre raro que mamá nos había pedido revisar en el despacho. Ambos tomamos una cada uno, mientras nos posicionabamos en el mismo lugar que al principio de la fiesta.
El resto de los invitados también hicieron lo mismo, para luego posar su atención sobre nosotros. Papá aclaró su garganta antes de hablar.
-Muy bien, bienvenidos una vez más a nuestro hogar familiares, amigos y los demás presentes. Había decidido dar ésta fiesta como celebración por la llegada de mi hijo mayor, Jordan Royal -me señaló aún con su copa en mano y todos aplaudieron, sólo pude mostrar mi mejor sonrisa en agradecimiento.
»Como algunos de ustedes sabrán, Jordan se marchó durante años a cursar sus estudios universitarios y aquí está, de vuelta siendo todo un profesional. Y de verdad, siendo todo un profesional, pues quiero anunciarles que también es parte de Royal's Corp y no en cualquier cargo.
Papá se posó a mi lado y me rodeó con uno de sus brazos.
»Permitanme presentarles al presidente de nuestra empresa, Jordan Royal.
Sonreí y todos aplaudieron, flashes se dispararon en mi dirección e hice mi mayor esfuerzo por no arrugar la cara.
A pesar de que no estaba de acuerdo con esta fiesta en un principio, no negaría que se había sentido bien tener el orgullo de muchas personas, gracias a todo mi esfuerzo y dedicación, lo había logrado.
-Quiero proponer un brindis-habló Jamie mientras alzaba su copa, logrando callar el lugar-Por mí hermano, porque sé lo mucho que se esforzó por todo esto y sé lo feliz que es por haberlo logrado-dijo como si leyera mi mente-Y porque si hay alguien más que quisiera ser en éste mundo, serías tú.
Me señaló y yo sonreí.
»Eres la persona a la que más admiro y si tengo un sueño, es ser como tú-sonrió-¿O quién sabe? Mejor que tú.
Guiñó un ojo y yo negué aún con una sonrisa en mi rostro.
-Salud-dije yo.
-Salud-corearon todos.
Jamie y yo chocamos nuestras copas y luego lo abracé. Aunque al principio se tensó -pues no se lo esperaba- no tardó en devolverme el abrazo.
-Sé que serás mejor que yo-murmuré en el abrazo-porque siempre serás tú mismo.
Me abrazó más fuerte y luego nos separamos.
-Gracias-sonrió-Lo sé.
-No te soporto-rodé los ojos.
Choqué mi copa con mamá, papá y las niñas, que tomaban gaseosa. El resto de mi familia se mezcló en el ambiente disfrutando de la fiesta, conversando y demás. Jamie y yo permanecimos al pie de las escaleras bromeando y conversando, hasta que se acercó la menor de los Richardson.
-Felicidades, Jordan-dijo con una gran sonrisas.
-Gracias-me limité a contestar.
Dió un paso al frente, acercándose peligrosamente, sin importar que Jamie estuviera ahí, retrocedí pero ella me lo impidió tomándome del hombro. Sin embargo, eché mi cabeza hacía atrás, pero mi desconcierto fue grande cuando desvió su rostro hacia al costado del mío, para susurrarme con voz seductora.
—Me encantaría conocerlo, Jordan—sentí como deslizaba un papel dentro del bolsillo de mi saco, bajé mis ojos y efectivamente, así era—Y salud.
Chocó su copa conmigo y retrocedió, antes de marcharse también chocó copas con Jamie, que apenas pudo balbucear un "Salud".
Jamie la siguió con sus ojos y luego me observó boquiabierto, mientras yo pestañeaba intentando asimilar lo que había pasado, mi desconcierto era muy grande.
—¡¿Estás coqueteando con la menor de los Richardson?!—susurró casi histérico.
—¡¿Qué?! ¡No!—me miró incrédulo—Dale un trago a esa copa y relájate.
Negó y se empinó un trago del vino, al instante arrugó la cara.
—¡Iugh! Sabe horrible—murmuró. Jamie odiaba el alcohol.
Yo vacíe mi copa de golpe, mientras pensaba en la anterior escena.
—Entonces, no estás coqueteando con Fanny—negué al instante—Pero con Penny sí.
—¿Qué? No tampoco, sólo le dije que...—mis ojos se abrieron al notarlo—¡Ay, por Dios! ¡Estaba coqueteando con ella!—alcé un poco mi voz y Jamie cubrió mi boca.
—¡SHHHT! ¡Cállate! No queremos que la prensa venga y armen un escándalo de que vas a comprometerte—sostuvo el puente de su nariz.
—Pero es que mi intención no era coquetearle, sino ser bromista.
—Jordan, tú eres toda cara dura y amable con las chicas que se te acercan. Es obvio que si te comportas "bromista" con una de ellas va a pensar que le coqueteas—se señaló—¡Incluso yo lo pienso!
—Como sea, el punto es que no.
—¿Y bien?—lo miré—¿Qué harás con ella? ¿Te gusta o..?
—¿Qué? No me gusta—mi expresión debía demostrarlo todo.
—¡Carajo! ¡Sí te gusta!
—¡No! A ver, sí es linda, atractiva, inteligente y buena onda..
—¿Buena onda, eh? Podría jurar que hace una semana me dijiste que era una engreída y orgullosa de mierda, que sólo le importaba demostrar que era mejor a los demás y bla, bla, bla.
Movió su mano como la forma de una boca.
—Sí bueno, no es que me guste, quizás solo me llama la atención—me encogí de hombros.
—Bueno, si quieres mi consejo, hermano. Deja que todo fluya y ve que pasa, permítete conocerla.
—Muy sabio el experto en corazones.
—Sí, soy el experto en corazones, pero rotos. De eso se trata mi vida a dónde quiera que vaya, cautivar mentes y robar corazones.
Dijo con una sonrisa orgulloso y yo meneé la cabeza.
—¡Chicos! ¡Escuchen la canción! Vamos a bailar—llegaron Jayden y Jossy emocionadas a interrumpirnos.
—Bueno.
Jamie me dió su copa, la cuál me acabé por él y los cuatro salimos a la pista de baile improvisada, dónde algunas personas disfrutaban de la música. Blurred Lines sonaba animando a muchos a unirse nos gracias a la voz de Robin Thicke.
Y por supuesto que lo disfruté, era mi canción favorita, mis personas favoritas y el resto del mundo sobraba. Los hijos de mis primos –a los que me gustaba llamar "primos"– también se unieron y todo el legado Royal hicimos brillar el suelo de la pista con nuestros pasos de baile.
La velada continúo con la cena y los aperitivos que estaban en una mesa, que por alguna razón nadie se acercaba por vergüenza o por mantenerse con postura, a excepción de Jossy, ella no le importaba e iba por dulces o aperitivos salados cada que quisiera.
Las niñas jugaban con los hijos menores de Milo, Jamie hablaba con Steve y John. Mientras yo sólo conversaba con Dylan, que había llegado algo tarde, pero al fin y al cabo ahí estaba.
Tuve el tiempo de conversar tranquilamente con él, bromear y ponernos al tanto de muchas cosas más. Finalmente se acercó Jess hasta nuestro lugar y la incluímos en nuestro círculo de conversación.
En ocasiones pude sentir ojos sobre mí y cada que giraba inocente hacia la derecha, desde su mesa veía a las hermanas Richardson, que ninguna despegaba sus ojos de mí haciéndome tragar grueso.
Al final de la noche, la mayoría de los invitados se marchaban y debido a la ausencia de papá, que seguía compartiendo tragos y bromas con los mayores de su familia, tuve que ser yo quién los despidiera junto a mamá.
—Buenas noches, gracias por venir.
—Adiós—sonreí.
Dije por millonesima vez en ésos últimos minutos. Y estuve a punto de quejarme con mamá, hasta que frente a nosotros estuvieron de pie Grayson y el resto de su familia.
—Zailey.
—Grayson.
Mamá despidió a sus hijas con un beso en la mejilla de cada una, acompañado de un medio abrazo.
—Oh, y Jordan, felicidades por tu puesto—estreché la mano que me ofrecía.
—Gracias, señor Richardson.
Asintió y continúo su camino a la salida.
—Buenas noches—le siguió su hija menor, que me regaló una sonrisa demasiado coqueta.
—Que tengan bonita noche—Penny nos regaló una sonrisa dulce a ambos, para luego dirigirse a mí—¿Podemos hablar un momento?
Miré a mamá y luego a ella. Asentí y caminé a su lado, mientras se dirigía a la camioneta de su padre que esperaba en la entrada.
—Bueno, ehm... A ver, quería saber si estarías disponible para tener una cena juntos—se detuvo y me miró, la imité.
—Claro, dime cuándo e intentaré acomodarlo en mi agenda—bromeé.
Ella rio un poco.
—Sí, pero hablo de una cena fuera de lo laboral—pasó un mechón de cabello, tras su oreja.
—¡Oh! Fuera de lo laboral...—ella asintió relamiendo sus labios.
Pensé en rechazar su propuesta de inmediato, pero recordé las palabras de Jamie. ¿Y si lo dejaba fluir? Sabía que no se me escaparía de las manos. Sonreí.
»Me encantaría.
—¿En serio?—asentí manteniendo la misma sonrisa—Bueno, entonces... Ya te diré cuándo.
—Esperaré por ti, entonces.
Sonrió.
—Buenas noches.
—Buenas noches.
Me acerqué y dejé un beso sobre su mejilla, causándole un sonrojo y que su sonrisa se extendiera. Me miró una última vez y subió a la camioneta de su padre.
Giré y solté todo el aire, mientras caminaba de regreso a casa.
—¡Pfff! ¡Pero qué día!
• ° • ° • ° • ° • ° • ° • °
Awww, éste capítulo es muy bonito y es que aquí hay mucho material desarrollándose, cositas que sabrán más adelante. A partir de aquí creo que empieza a desarrollarse más la trama.
También quiero pedirles que no odien a Fanny, por lo menos, no aún. Penny y Jordan, eh...
Pendientes al próximo cap, está intensito. No se olviden de votar y comentar.
Cómo siempre besito en el siempre sucio, los amo.<33
~Jai.
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