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• C A P Í T U L O C U A T R O •

"Domingo Familiar"

-Buenos Días, familia -saludé a todos en la mesa.

Hoy era domingo. Sí, domingo familiar.

Después de habermelo preguntado por un día entero, llegué a la conclusión de que sí era necesario. Tanto para mi investigación como para la familia, tener un tiempo de calidad como este.

Mamá servía jugo en los vasos, mientras Glenda colocaba unos tazones y platos con frutas, huevos, tocino, tostadas, avena, cereales y demás aperitivos. Mientras, papá leía el periódico, Jamie dormía sobre la mesa y Jossy bostezaba con su cabello hecho una maraña.

Jayden, por otro lado, iba vestida con su pijama -igual que los demás- pero lucía perfecta. Su cabello muy bien peinado y con una pequeña cinta, manteniéndolo hacia atrás.

Todos correspondieron mis buenos días, excepto Jossy y Jamie. Y no los juzgo, parecían estar aún en sus camas y no en la mesa.

-Entonces, Jordan. -papá dejó su periódico de lado y me observó -¿Cuál es el plan para hoy?

-La verdad, no lo sé -me encogí de hombros. -Creo que podemos decidirlo en conjunto.

Mamá tomó asiento en la mesa y se unió a la conversación mientras tomaba una tostada.

-¿Qué tal si proponemos distintas ideas todos?

-Suena bien -correspondió papá.

-Yo voto porque hagamos compras - mamá le dio un sorbo a su taza.

-Me gusta. Podemos comer fuera. -añadió papá.

-Y al final del día nos quedamos en casa conviviendo juntos, mientras vemos películas.

-¿Puedo elegir la película? -nos volvimos a Jayden.

-Claro hija.

Jayden sonrió. Pasé mi vista a los otros dos, que permanecían dormidos aún.

-Jordan, cuando despierten, informalos -dijo papá viendo a los dormilones -Iré a tomar una ducha.

Papá se retiró y mamá insistió a mis hermanos que debían levantarse, pues teníamos muchísimo que hacer hoy.

Claro, lidiar con el GRAN privilegio de ser un Royal. Para nada agotador.

Nótese el sarcasmo, por favor.

Jossy abrió uno de sus ojos y observó su alrededor. Sonreí y al notarme también esbozó una pequeña sonrisa.

-Buenos días, Jordan.

-Buenos días, pequeña. ¿Te gustaría ver algo gracioso? -mastiqué un poco el tocino. Jossy asintió.

Dejé mis cubiertos, me estiré un poco hasta el lugar de Jamie y le acesté un buen manotazo en el cogote.

-¿Qué? ¿Qué? Barney, el autógrafo... -abrió los ojos alarmado - ¿Eh?

Se percató que todos conteníamos nuestras carcajadas y pareció caer en cuenta que dijo la palabra "Barney". Compartí una mirada con las niñas y estas soltaron sus sonoras carcajadas.

Y es que la expresión de Jamie era todo un poema, pobre Mimi.

Tampoco pude resistirme y me uní a las carcajadas de mis hermanas. Mientras Jamie, nos dirigía miradas asesinas y fingía una risa.

-Ja, ja -las risas cesaron-Ahora, ¿quién fue?

Las niñas me traicionaron, señalándome apenas Jamie preguntó. Y éste me observó con una mirada que reflejaba una sola cosa y era: "Estas muerto".

Y aunque pude haber sido lo suficientemente varonil y maduro, como para quedarme ahí y afrontar la situación, no lo hice.

De hecho, hice lo que menos esperaba. Corrí, salí corriendo del comedor, mientras escuchaba los pasos apresurados de Jamie tras de mi.

Pasé por la primera sala de estar, mientras trataba de engañar a Jamie correteandonos alrededor del sofá. Corrí debajo de las escaleras, encontrándome con Jamie, que me esperaba en el otro extremo.

-¡Oh, vamos! -me quejé.

-¡Más te vale que corras, Jordan! -me apuntó.

Me recompuse y seguí corriendo, mientras agitaba mis manos. Parecía flash.

Fuimos a parar hasta el patio trasero, casi caigo a la piscina por eso. Y Jamie casi lo hace, cuando escuchó los ladridos de las perras de papá.

Y sí, ahí estábamos ambos, corriendo en círculos, huyendo de ambas perras. Que aunque no nos atacarían, creían que estábamos jugando con ellas y por ello nos perseguían.

Lo peor era que si nos deteníamos, estaba completamente seguro que ésas Pitbulls nos derribarían en un santiamén. Todo para "jugar" a mordernos de "mentiras".

Pero lo único que era mentira, era que medirian su fuerza. A pesar de ser aún unas cachorros grandes, tenían mucha más fuerza de la que teníamos Jamie y yo juntos.

Y eso que ambos nos ejercitamos y tenemos buena masa muscular.

Jamie me hizo una seña y yo asentí. Ambos corrimos desde distintas puntas de la piscina, en dirección a la puerta de casa y apenas estuvimos ambos dentro, cerramos la puerta.

Dejándo a ambas perras ansiosas y emocionadas del otro lado.

Apenas logré recuperar el aliento, Mimi se lanzó a mi y rasgó mi playera arrancandola. Y mientras intentaba quitármelo de encima, accidentalmente.

Lean bien, accidentalmente.

También rasgue su camiseta, y como cereza del pastel, la voz de papá nos detuvo.

-¿Qué pasa aquí? -Jamie se detuvo y me observó.

Gracias al cielo un sofá nos ocultaba, evitando que papá viera nuestra pelea de críos malcriados e infantiles. Y también encontrarnos de esa forma, empezaría con su sermón de que ambos éramos hombres y bla, bla, bla.

Jamie se levantó y seguidamente, lo hice yo. Apenas alcé mi vista, quise meter mi cabeza bajo tierra, pues papá no estaba sólo y no, no era mamá quien le acompañaba.

Era Penny. Sí, Penny Richardson, de quien estaba analizando el proyecto.

Crucé mis brazos, intentando ocultar a duras penas, mi torso desnudo. Jamie imitó mi acción, haciendo lo mismo con el suyo.

-Buenos días -me aclaré la garganta, mientras saludaba a Penny.

-Eh... Hola Jordan, ¿no? -cuando estuve a punto de contestar Jamie se adelantó.

-Sí y hola para ti también. Jamie Royal, probablemente ya me conozcas -estiró su mano y Penny la aceptó.

-Claro, el hijo menor Royal.

Bien, esta chica se encargaría de llenarle el ego mucho más.

-También, el más atractivo y... por suerte, el favorito de papá -le guiñó un ojo y yo rodé los ojos- ¿Y tú eres...?

-Penny Richardson -sonrió amable.

-Claro, Penny. ¡Que hermoso nombre! ¡Y que hermosa tu...!

-Muy bien, puberto -palmeé su espalda sin compasión alguna, logrando que se quejará -Papá se encargará, tú sube a darte una ducha.

Mientras caminábamos se quejaba.

-¿Qué? ¿Por qué? ¡Ni siquiera desayuné!

-Eso debiste pensarlo antes de corretearme -palmeé su hombro.

-¡Ay! ¡Deja de hacer eso! -me apuntó -Adiós, cariño.

Se despidió de Penny y luego subió a su habitación. Yo seguí mi camino al comedor nuevamente, no sin antes despedirme de Penny.

-Hasta luego, señorita Richardson.

-Hasta luego, Jordan.

-Padre -éste me miró -Con permiso.

-Adelante, hijo.

Al volver a la mesa, ya no estaban las niñas, ni mamá, sólo Glenda que se encargaba de lavar los trastes. Sin embargo, aún estaban servidos los platos de Jamie y los míos.

-Zailey subió a arreglar a tus hermanas -avisó Glenda aún de espaldas -Ahí está tu desayuno.

-Gracias, Glenda.

Al cabo de unos minutos, Glenda finalizó de lavar los trastes y comenzó su limpieza en el mármol de la cocina.

Estaba cuestionando me si debía o no preguntarle, lo que estaba a punto de preguntarle. No me contuve y lo hice.

-Glenda -ella murmuró un "¿jumm?" - Quería preguntarte... ¿De casualidad haz notado algo distinto en nuestra familia?

Glenda pareció congelarse apenas escuchó mi pregunta. Quizás no se lo esperaba, o quizás no esperaba que fuera taaan directo al grano.

Podría ser eso.

O podría ser que verdaderamente algo sí andaba mal.

Observé como los hombros de Glenda se encogian un poco, sus brazos se tensaban y tragaba grueso. Mucho lenguaje corporal, Glenda.

Vale, estaba nerviosa.

-Son asuntos familiares, Jordan -rió nerviosa- sabes que nunca me he involucrado en asuntos que no son de mi incumbencia.

-Lo sé Glenda, lo sé. Pero entiendeme -dejó de lado lo que estaba haciendo y puso su atención en mi- Desde que llegué, no he dejado de notar las actitudes que tienen todos a mi alrededor, como se comportan todos cuando está, o no papá. Y no me cabe en la cabeza, sé que papá era jodido cuando era un crío, pero lo que veo es mucho peor que antes.

Negué con la cabeza y Glenda me dirigió una mirada de compasión.

》-Y sólo te pido eso. Que me digas, por favor -junte ambas manos- qué es lo que está pasando con mi familia, o al menos, qué pasa con papá...

Glenda rodeó el empotrado de la cocina y se acercó hasta mi lugar. Posó su mano sobre mi hombro y dió un pequeño apretón.

-Jordan... -llamó con voz suave y yo levanté los ojos del plato - Definitivamente y por más que quiera, no puedo contarte qué pasa, si hay algo que quieras saber, es mejor que lo averigües por ti mismo. Ni siquiera tu propia familia sabe a ciencia cierta qué pasa.

-¿Y tú qué sabes, Glenda? -insistí.

-Lo único que sé, es que no hay nada bien con tu familia, Jordan. Todo está mal -pude notar que sus ojos se cristalizaron.

-Pero, pero... ¿Por dónde empiezo, Glenda?

-Por el principio -mi mueca pareció hablar por mí- ¿No es obvio? Jake Royal.

Mierda, mierda y más mierda.

Pasé ambas manos por mi cabello, algo frustrado. Pero no, me mentalicé.

A ver, Jordan. Haz hecho muchísimo desde pequeño, siempre haz tenido las mejores calificaciones y es porque haz tomado las mejores decisiones. Cursaste cuatro carreras al mismo tiempo, viviste por mucho tiempo alejado de tu familia, tienes la confianza de tu papá y lo conoces, medianamente. Puedes con esto.

-Gracias, Glenda -asentí y ella me imitó- Iré a ducharme.

-Avísale a Jamie que baje a desayunar.

Asentí una vez más y apenas crucé el umbral de la cocina, vi a papá sentado en el sofá de la sala. Me alarmé un poco, pues no estaba seguro de si había escuchado nuestra conversación, esperaba que no.

Papá vestía una camisa blanca y encima de ella un suéter rojo, a juego con unos pantalones de vestir negros, y sus típicos zapatos. Su cabello perfectamente peinado, mientras revisaba su teléfono.

-¿Sabías que ya hay miles de fotos en internet del día que llevaste a Jamie al instituto? -me detuve.

-¿Y eso es importante por...?

-Por supuesto que es importante, Jordan. Se especula que soy un tacaño que no puede pagarle bien a su chófer para llevar a uno de sus hijos al instituto y por ende, lo debe hacer su hermano mayor -me señaló con la palma de su mano abierta.

-Pero todos sabemos muy bien, porqué lo hice.

-De hecho no, -se cruzó de brazos- resulta que me enteré de éste suceso por internet.

-¿Se supone que debía avisarte? ¿O debía preguntarte si podía hacerlo o no? -solté con algo de molestia.

Papá rió sin ganas.

-Jordan, esta es otra conversación que debemos tener. -lo observé, esperando a que continuara- Pero no será ahora, no es el momento. Sube a ducharte.

-Pero -intenté replicar y papá se volvió a verme.

-Jordan, sube.

Permanecí unos minutos de pie ahí, observándolo, mientras él hacía lo mismo. No quería ceder, no quería demostrarle que también tenía poder sobre mí, porque hace mucho tiempo había dejado de ser así.

Sin embargo, no iba a pasar todo el día en esa tontería. No era un crío y sí a papá le apetecía comportarse de tal manera, era su problema.

Tenía mejores cosas que hacer, para detenerme por tal cosa.

Y esas "mejores cosas" involucraban a mi madre y hermanos. Ellos me necesitaban, a fin de cuentas, si estaba haciendo todo esto, era por ellos.

Pasé a su costado y subí las escaleras, dirigiendome a mi habitación.

Y sí, Jake Royal podía celebrar todo lo que quisiera, podía proclamarse victorioso, antes de tiempo, daba igual lo que hiciera.

Pero lo mejor era que se fuera con cuidado. Si había dos cosas por las que se caracterizaba Jordan Royal era por:

Uno, ser muy competitivo. No solo en los negocios, en cualquier aspecto de mi vida, pero tampoco haría CUALQUIER cosa por esos objetivos. Tenía límites.

Y dos, era como un cocodrilo, mientras que él se paseaba por éste río sereno, creyendo que ya tiene todo hecho, yo sólo estoy esperando el mejor momento para atacar, y atacar en su punto más débil.

Tomé una ducha rápida y me coloqué unos jeans negros ajustados y una camisa polo negra, con zapatos, correa lentes de sol a juego. Coloqué el reloj sobre mi muñeca y fue cuando noté algo inusual sobre mi mesita de noche.

Un cofre negro, reposaba sobre ella. Arrugue mis cejas confundido, pues no recordaba haber pedido o comprado algo de tal magnitud. Pues al fijarme, sobre el cofre llevaba escrito el nombre de una casa de joyas muy importante en la ciudad.

Ostentoso, caro y reconocido. ¿Quién podría haber sido? ¡Por supuesto! ¿Por qué no se me ocurrió? Nada más que Jake Royal.

"Porque eres una de mis cuatro piedras más preciadas. JR"

Bueno, ésas iniciales podían significar mucho. Es decir, tenía opciones. "Jordan Royal", "Jake Royal", "Jossy Royal", "Jayden Royal" o "Jamie Royal".

Aunque descartaba a Jamie, él era muy pretencioso como para hacer tal detalle.

Y mis hermanos no eran tan... Tan... "Diseñador exclusivo". Como decía la tapa del cofre.

Había una llave, en una cadena atada al cofre, la cual abría el cerrojo que lo mantenía cerrado. Giré la llave con cuidado y al escuchar el click supe que ya estaba abierto.

Levanté la tapa y me encontré con una cadena de lo que parecía era plata, tenía pequeños detalles en cada parte que se le mirará, brillaba inmensamente y su colgante era un cuarzo de cristal blanco.

Definitivamente, era de papá.

Dentro había también otra nota más.

"- El cuarzo de cristal blanco, es símbolo de fuerza, pureza, nobleza e inocencia. Y también favorece nuestra conexión con nuestra propia luz y alegría.

-Jordan, desde que haz llegado a mi vida, la haz iluminado y cargado de rayos de alegría. Eres todo lo que define a un cuarzo de cristal y por eso, eres el mío".

Eso... Eso me conmovía y me hizo desear que las cosas fueran tan distintas, que fueran como antes, que fueran como esa nota. Porque ahí, en esa nota, vivía el padre que yo había conocido, el que nunca tuvieron mis hermanos, el que ya no estaba casi nunca y el que debía recuperar.

Porque mi plan no era acabar con Jake Royal y todos los secretos que ocultaba. Mi plan era recordarle quién era.

Tomé el cristal y lo colgué sobre mi cuello, lo acomodé y me eché un vistazo en el espejo. Se veía perfecto.

Bajé a la sala nuevamente, donde ya esperaba el resto de la familia por mi. Mamá con un vestido ceñido al cuerpo, en un tono rosa pálido. Jamie iba con una vestimenta muy parecida a la mía, sólo que a diferencia de mi, llevaba una camisa de mangas largas en color añil.

Jayden, llevaba un vestido corto blanco, con detalles en encaje verde oscuro. Y Jossy, también llevaba un vestido blanco, pero con un cinto rojo que se ataba con un gran lazo detrás.

Y al detallarlos, noté que no había sido el único que había recibido un obsequio de parte de papá.

Jamie también llevaba una cadena igual a la mía, con lo que parecía un zafiro envuelto. Jayden, una cadena de oro dorado, con una esmeralda encapsulada y Jossy, una cadena igualmente de oro y como dije un rubí en forma de corazón.

Pero mamá. Ella fue la cereza del pastel, llevaba un anillo de diamantes en su dedo anular, con pequeños diamantes en su diseño alrededor del dedo.

Y todo esto lo confirmé cuando pude verlo de cerca en el auto.

Ahí estábamos, en la camioneta de papá. Mientras él conducía junto a mamá y nosotros cuatros nos encargamos de ser hermanos en la parte trasera de la camioneta.

Detrás de nosotros, nos seguía Cory en su Security Audi y algunos guardaespaldas de papá, iban a nuestros costados o al frente.

-¿Entonces a dónde iremos? -preguntó Jossy emocionada.

-Primero iremos por algunas cosas necesarias en casa y luego haremos las compras.

-¿Y...? -presionó Jamie.

-Y sí, tendrán un presupuesto para comprar cosas que quieran.

-¡Sí, juguetes! -celebró Jossy.

-Barbie, voy por ti -chilló Jayden.

-Y eso significa videojuegos nuevos para Jamie- el antes nombrado hizo su baile de felicidad.

-Y para Jordan- agregué.

-¿Qué? ¿Aún juegas? -asentí y él me manoteó- ¡¿Y por qué no me lo habías dicho?!

-Porque no pensé que quisieras jugar conmigo, es decir, ya eres un "hombrecito" - hice comillas con mis dedos.

-El hecho de que sea un "hombrecito" -me imitó -No quiere decir que dejes de ser mi hermano mayor, así que, avísame cuando puedo darte una paliza.

No lo negaría, eso me hizo sonreír. Es que fue algo dulce y me sorprendió un poco, viniendo de alguien tan odioso como Jamie.

-Claro, perdedor -sonreí.

-Eh -me codeó y ambos reímos.

Se instaló un pequeño silencio en la camioneta, hasta que se vió interrumpido por la gruesa voz de papá.

-Hijos, -todos dirigimos nuestra atención a él- no se preocupen por ser molestados por terceros en el lugar. Me encargaré personalmente de pedirle al gerente que nos dé privacidad, sacando al resto de los clientes.

-¿Qué? -escupió Jossy- ¿No se suponía que esto también se trata de ser una verdadera familia? ¿Una normal?

-Al igual que el resto de las familias, tomamos nuestras medidas de seguridad, Joss -replicó papá.

-No me digas así -se cruzó de brazos molesta- Sólo somos el intento de una familia feliz y perfecta.

Papá tragó grueso y cuando todos estábamos preparados para sus... regaños. Jamie lo interrumpió.

-Tiene razón, sólo somos la misma mierda de siempre. Aparentando algo que no somos y que nunca hemos sido.

-Jamie, guarda silencio...

-Papá -habló Jayden- Creo que tienen razón, podemos intentar ser una familia normal, nada malo pasará.

-No, es por su seguridad y lo saben. Por la seguridad de todos -dijo con firmeza.

-Jake, creo que...-intentó decir mamá.

-He dicho que no, Zailey.

Un silencio sepulcral y con una tensión enorme se instaló en el lugar. Convirtiendo la situación demasiado incómoda.

-Papá -éste me observó por el retrovisor -Sólo te están pidiendo un día normal, de familia, como lo habíamos planificado. Enséñales quien es el padre que yo conocí y al que ellos siempre han querido tener.

El peso de mis palabras pareció haber funcionado y no sólo en papá, sino en el resto. Pues todos se volvieron a mi con una expresión que significaba:

"Él habló en nuestro silencio. Él dijo lo que tanto callamos y él notó lo que tanto anhelamos".

Mis hermanos eran la razón por la que me había propuesto luchar. Porque querían que fueran felices, al costo que fuera, y no descansaría hasta ver que así fuera.

-Está bien, pero igual iran los guardaespaldas e iremos todos juntos -advirtió papá.

-¡Sí! -celebró Jossy.

-Gracias, papá -añadió Jayden.

-¡Ay, por favor! Ni siquiera dijiste algo.

Jossy se quejó en susurros, asegurándose que nuestros padres no notarán la discusión que iniciaba. Jamie a mi lado, se reclinó aún más en el asiento y cruzó sus brazos con una sonrisa en el rostro.

-Uhh, esto comienza a ponerse bueno -lo mire confundido y él me palmeó- Tú sólo observa, hermano.

-Sí lo hice y por lo menos, tuve la decencia de hacerlo con respeto.

-Por lo menos, yo no soy tonta.

-Y por lo menos, yo no soy fea.

Jossy abrió la boca sorprendida, al igual que Jamie y yo, quiénes disfrutábamos de la función. Sin siquiera darnos cuenta, Jossy ya estaba encima de Jayden tirando de su cabello, mientras que esta le apretaba por los brazos.

Pero que fieras éstas dos niñas.

-Jossy, pequeña... Sueltala, eh... Jossy -intenté pedir.

-Por supuesto que te van a escuchar -se burló Jamie.

-Entonces ayúdame -le recriminé.

-Espera, aún no.

-¿Y entonces cuándo?

-Cuando haya sangre o lágrimas, que por lo visto, no hay ninguna de las dos. Es mejor no intervenir, terminarás abducido por esa pelea -señaló.

-Sólo muévete, ¿quieres?

Jamie rodó los ojos y se puso de pie a regañadientes. Me aseguré que nuestros padres estuvieran lo suficientemente ocupados en su conversación, como para notar que éstas dos se arrancaban el cabello y la piel.

-En serio, eres un aguafiestas.

Jamie tomó a Jayden y yo a Jossy, ambos tiramos de cada una intentado soltarlas la una de la otra, sin que se hicieran daño.

Y sí, no era fácil.

-¡Sueltala Jossy! -susurré.

-¡Te arrancaré el cabello! -dijo ignorandome.

-¡Jamie! Sueltalas.

-¡Eso intento!

-¡A la cuenta de tres! -Jamie asintió. -Uno...

-Dos...

-Y...

Cuando iba a gritar "¡Tres!" ambos jalamos y papá frenó de golpe, tirándonos a los cuatro en la parte trasera de la camioneta.

Mi cabeza se golpeó con el asiento en el que antes estaba. Jossy estaba encima de mí, mientras sostenía su codo y se quejaba, Jayden se había lastimado un hombro el cual sobaba y Jamie, su cuello se había lastimado.

De hecho, parecía las figuras en autos que tienen el cuello de resortes.

-¿Todo bien allá atrás, niños? -preguntó mamá.

-Perfectamente -aclaré con una mueca.

-Todo bien -Jayden levantó su dedo pulgar.

Jamie tenía el rostro arrugado como si estuviera a punto de llorar, le di un manotazo en el pecho, indicándole que le respondiera a mamá y rodó los ojos.

-Espectacular -dijo con sarcasmo.

-Bueno, yo sí me lasti... -cubrí la boca de Jossy y Jamie le hizo una mirada de que dijera que todo estaba bien -Eh, sí, estamos bien.

-Está bien, niños.

-¡Sal del camino, imbécil! -gritó papá.

Permanecimos un rato más en el suelo, intentando aliviar nuestros golpes. Hasta que me levanté, obligando a todos a hacer lo mismo, pues estaban encima de mi.

Las niñas se acomodaron un poco, mientras tomaban sus respectivos asientos. Jamie sacudió su camisa y tomó asiento a mi lado, nuevamente.

-Si existe la posibilidad de que remotamente contraiga matrimonio, por favor. -juntó ambas manos y me miró - En serio, recuérdame no tener hijos.

-Jayden, ¿Quieres ver Barbie conmigo en mi Ipod? -le preguntó Jossy.

-Por supuesto. Por cierto, perdona haberte tomado de los brazos.

-Y tú, perdona por haber tirado de tu cabello.

-Esta bien -sonrió - ¿Hermanas?-extendió sus brazos.

-¡Hermanas! -esta se lanzó a sus brazos.

-¡Awww! -sonreí.

-¡Es que son el demonio! - Jamie agregó a la par.

-¡Oye! -lo manoteé -Eso fue tierno, debes admitirlo.

-Eso sólo reafirma el hecho de que no quiero tener hijos -sonrió falsamente- Y te pido encarecidamente que, si decides en algún punto tener hijos, cuando te mueras no me los dejes a mí.

-¿Por qué? Son tiernos y serán mini-Jordans. -le codeé.

-Sí... eso suena mucho peor, créeme.

-Bueno, te jodes. Tendré muchos hijos y tú, -toqué la punta de su nariz- tendrás muchos sobrinos.

-A partir de hoy, le pediré a Dios que seas estéril.

-¡Eh! -lo señalé-¡Con eso no!

-Vale, vale. Que tu esposa lo sea -le miré mal y negué.

Después de unos minutos, llegamos al centro comercial. Y apenas papá aparcó el auto, lo apagó y descendió de él.

-¡Ya llegamos, niños! -indicó mamá.

Abrí la puerta trasera, dándole paso a Jossy y a Jayden, luego bajé y seguido de mí, Jamie.

-Jayden, déjame arreglar bien tu cabello.

Jamie y yo compartimos miradas.

-De seguro fue el aire acondicionado del auto.

En ése momento quise cachetear a Jamie por la barbaridad que había dicho.

-¿El Frizz? -mamá nos miró a ambos.

-¿Creen que no noté la pelea entre éstas dos, el hecho de que se cayeron todos al suelo y se lastimaron? Soy madre, lo veo todo -señaló sus dos ojos y luego a nosotros.

-¿Soy la persona medianamente normal de esta familia? -Jamie se volvió a mí.

-También fue muy dulce lo que le dijiste a tu hermano mayor -le hizo ojitos a Jamie, mientras acariciaba su mejilla - Muy bien, todos andando.

Le dió un par de palmadas a Jamie y giró dejándolo descolocado.

-A veces pienso que es bruja -susurró.

-¡Te escuché! - le gritó mamá a lo lejos.

-¡Ves! ¡Es bruja! -volvió a susurrar mientras caminábamos.

-¡Sólo camina, Jamie!

-Te entiendo, hermano -pasé mi brazo por sus hombros -Te entiendo.

Entramos al supermercado y mientras papá le explicaba al gerente, -que no paraba de besarle los pies- que no sería necesario sacar a los clientes sólo porque estaríamos comprando allí, nosotros nos dirigimos por dos carritos.

Durante el tiempo dentro del lugar, nos encargamos de llenar ambos carritos con verduras, frutas, vegetales, cereales, quesos y demás cosas que faltaban en casa.

Sí, eran cosas que bien podrían hacerlas cualquiera de nuestros empleados, pero esa era la idea. Hacer cosas que normalmente no haríamos, sólo por la estúpida ideología de papá, de que éramos una familia "intocable e intachable".

La verdad era que, éramos iguales a cualquier otra persona.

El hecho de tener o no dinero y reconocimiento, no nos convertiría en superhéroes o súper humanos.

Ni el dinero, ni la fama, ni los estudios, ni el lugar de donde venimos y mucho menos el peso de un nombre y un apellido, definen las personas que somos.

Quiénes verdaderamente somos, sólo se define por nuestros valores y nuestras acciones con los demás y nosotros mismos.

Salimos del lugar después de pagar, mientras que el resto de los compradores nos observaban. Nuestras compras fueron llevadas a los autos por algunos de nuestros guardaespaldas, mientras que nos dirigíamos a hacer el resto de nuestras compras.

Y esta parte es la que podemos nombrar como "Compras innecesarias que son necesarias".

Papá y mamá se dirigieron al apartado de hogar, Jamie acompañó a Jossy al área de juguetes y no me quedó de otra que ir con Jayden a dónde sea que fuera, mientras caminábamos una llamada entró a mi teléfono y era Jamie.

-¿Qué pasa? -dije al descolgar.

-¡Esto es un sufrimiento! -lloriqueó -¡Hay niños en todos lados, gritan, lloran, babean! ¡Puaj! ¡Que puto asco!

-Jamie, hay niños, las palabras.

-¡Oh, no! Créeme que "puto" se queda atrás, comparado con todo lo que dicen aquí.

-Cálmate, de seguro no es tan malo -rodé los ojos.

-¡Jordan! ¡Sácame de aquí! -guardé silencio- Creo que estoy alucinando, veo al mismo niño doble.

-Yo creo que son gemelos, hermano.

-¡Ése no es el punto! Intercambiemos, cualquier otra cosa es mejor que esto. ¿A dónde van?

-No lo sé, espera - llamé a Jayden, quien iba unos pasos más adelante de mí -¿A dónde vamos, niña bonita?

-Dile que al paraíso rosa -asentí.

-Vamos al paraíso rosa.

-Muy bien, eso es peor. ¿Sabes qué? Comienza a gustarme éste lugar, mejor cuelgo. Suerte en el infierno rosa -y colgó.

En ése momento llegué a pensar que Jamie estaba loco, incluso quise ignorar su estúpida advertencia del "infierno rosa".

-¡Llegamos!

Pero cuando Jayden pronunció esa palabra y levanté mis ojos del teléfono que guardaba en uno de mis bolsillos delanteros, todo tuvo sentido y sí, me arrepentí.

Deseé ser Jamie y estar soportando la baba y todo el resto de cosas, que esto.

Había un cártel en alto que llevaba escrito "Bienvenidos al paraíso de Barbie" todo en rosa con brillos, demasiados brillos. Ése apartado era en su mayoría de colores rosas, en distintos tonos y unos pocos blancos y negros.

Recordé la advertencia de Jamie y sí, esto no era otra cosa más que el Infierno de Barbie.

-¡Yeii! -dije fingiendo emoción.

Jayden sonrió y tiró de mi brazo adentrándonos en el lugar.

Al cabo de unos minutos tanto color rosa me estaba mareando, tanto que creí que mi vómito sería rosa o aún peor, de arcoíris.

Jayden aún elegía prendas que eran parte de las colecciones de Barbie, accesorios, carteras, zapatos y maquillaje de niñas. Estaba distraída eligiendo una chaqueta de cuero rosa con blanco o blanco con rosa.

Sin siquiera notarlo, una chica se acercó a mi con una pequeña, la cual asumía era su hija, pues eran parecidas.

-¡Hola! Soy Bárbara -extendió su mano y la acepté con educación -Y ella es mi hija Raquel -saludé a la pequeña.

-Hola a ambas, ¿en qué puedo ayudarles?

-El chiste es que mi hija siempre suele decirme que soy Barbie. -Bueno, técnicamente era rubia- Y pues, te vió a lo lejos y cree que deberías ser mi Ken.

Rió nerviosa.

-Pues su hija está ciega -apareció Jayden cruzándose de brazos- Lo único que tiene de Barbie, es lo plástica.

Explayé mis ojos y cubrí la boca de Jayden, mientras sonreí en disculpa a la chica.

-Si nos disculpan...

Tomé las compras de Jayden y nos dirigí fuera de esa área. Mientras caminábamos por los pasillos de regreso, Jayden no dejaba de criticar a Bárbara y al mal gusto que tenía Raquel para las muñecas de Barbie.

Al parecer, sus celos por mí no era lo único que le molestaba, sino la comparación de Barbie. Pues consideraba que era una falta de respeto, para la muñeca.

Dilemas infantiles.

-¡Te dije que mamá no te dejaría comprar el carrito! ¿Qué más querías que hiciera? -Jamie apareció al otro extremo del pasillo, discutiendo con Jossy.

-¡Ni siquiera le dijiste que era para ti, como habíamos acordado!

-¡Pues tú no me dejaste llevarme un número a casa, niña! No número, no carrito -sonrió.

-¿Pero qué les pasó? -pregunté llamando su atención.

-Él no quiso mentir por mí.

-Ella mintió y no obtuve un número.

Dijeron ambos al unísono mientras se señalaban. Jayden y yo, nos adelantamos llegando hasta sus lugares.

-¿Pueden explicarlo mejor?

-Yo quería un auto y le pedí que le mintiera a mamá, diciéndole que el auto era para él y no lo hizo. Mamá no me dejó comprar el auto -le dirigió una mirada asesina a Jamie.

-¿Por qué no mencionas lo que hiciste antes? -le observo con los ojos entrecerrados - Estaba hablando con una chica y justo cuando iba a darme su número, a éste demonio se le ocurrió aparecer y decir "Papi, quiero este juguete". ¿Qué creen que pasó? Sí, no hubo número para Jamie.

-Esa estuvo buena, Jossy -Jayden le felicitó y ambas chocaron los cinco.

-Ella le dijo a una chica que se me acercó buscando un Ken en la vida real, que era una plástica.

Jossy y Jayden rieron, mientras Jamie negaba con la cabeza y sostenía el puente de su nariz.

-Yo creo que mejor devolvemos a éstas dos a sus madrigueras y nosotros nos vamos por la plástica y la del número, ¿qué opinas?

-Estoy de acuerdo - le guiñe uno de ojos.

-Voto en contra - Jayden levantó su mano.

-¿Qué tal si mejor los acompañamos a los videojuegos?- propuso Jossy.

-¿Qué tal si mejor no?

-Jordan -ambas se volvieron a mi.

Y aunque me derretía con sus ojos de perrito, sus pucheros y la forma en que juntaban sus manitas, no me dejé llevar por eso.

-Son dos votos en contra y dos votos a favor -nos conté -Es empate y él desempate lo decide.

Todos nos miramos directamente a los ojos, como si se tratara de una guerra de miradas. Saqué mi teléfono y marqué el número de mamá y le platiqué del asunto.

-Llevenlas.

Las niñas celebraron victoriosas y Jamie fingió llorar sobre mi hombro, colgué después de despedirme de mamá y a regañadientes llevamos a las niñas al área de videojuegos.

Jamie y yo nos dedicamos a escoger una considerable cantidad de videojuegos que alcanzarían para al menos, dos meses. Las niñas también eligieron un par para ellas.

Salimos de allí y nos encontramos con mamá y papá en el área de ropa. Cuando ya estuvimos todos listos, llevamos nuestras compras a la caja, pagamos y salimos de allí.

Fuimos a almorzar en un restaurante cerca de allí, donde siempre solíamos ir, por lo tanto nos dieron la misma mesa de siempre y nos atendieron perfectamente. Todos elegimos ordenar el mismo platillo y cuando terminamos, decidimos regresar a casa para seguir con el plan del día de hoy.

Llegamos a casa y mientras los empleados bajaban nuestras compras, subimos como caballos en carreras a cambiarnos por nuestras pijamas, pues tendríamos tarde/noche de películas.

Bajé nuevamente y mientras en la sala las niñas acomodaban mantas, almohadas y demás cosas en los sillones y parte del suelo, papá se aseguraba de preparar la televisión y todo lo demás. Seguí mi camino a la cocina encontrándome con mamá preparando botanas para las películas y a Jamie organizando algunas compras en la alacena, me uní a él para terminar más rápido.

Después de haber terminado, todos nos dirigimos a la sala, donde nos acomodamos. Algunos en el suelo y otros en el sillón frente a la gran pantalla, en la cual comenzaba a reproducirse la película "Luna de miel en familia".

Reímos, disfrutamos, comimos, durante la película hacíamos chistes y comparaciones con nosotros mismos. Mamá se encargaba de cubrirle los ojos a Jayden y Jossy en las escenas románticas. Papá acaparó el tazón de palomitas, acabando con él. Jamie estaba rojo de tanto reír y yo iba al baño a cada momento, por haber tomado tanta gaseosa.

Y en ése pequeño instante que observé a mi alrededor, sentí que todo iba en cámara lenta. Las risas contagiosas, los abrazos, las bromas y demás cosas, por un momento se sintió como lo que éramos, una familia. Una familia feliz.

Me pregunté porqué no siempre era así, y en ése momento no supe que responderme, pues no lo entendía.

Llegué a la conclusión de que era, porque cada uno tenía un ideal distinto de lo que era ser una familia feliz y creo, que todos nos esforzabamos tanto en ser eso y no ser quiénes éramos en realidad. Pero la verdadera pregunta era: "¿Por qué?"

Mientras que papá creía que una familia perfecta, era el resultado de una familia feliz. Mamá creía que una familia sencilla, era igual a una familia feliz.

Pero nosotros. Jamie, Jayden, Jossy y yo, ¿Nosotros en qué creíamos? Conocía a mis hermanos y me atrevía a asegurar que, Jamie esperaba ser una familia feliz, siendo nosotros mismos, Jayden creía que una familia feliz, estaba basada en un ambiente de libertad y Jossy, definitivamente ella no buscaba una familia feliz, sólo vivir como personas normales.

Y por otro lado, estaba yo. ¿En qué creía? Pues yo creo que la familia está forjada en la unión y en la confianza.

Claro que esto era una mierda, porque era lo que menos había en nuestro círculo familiar.

Alejé esos pensamientos de mi mente e intenté disfrutar del momento que vivía ahora, ya mañana me atormentaba con el resto.

Esto era perfecto, esto era felicidad, esto era quiénes éramos en realidad. Esto verdaderamente, era la familia Royal.

Sería un recuerdo que llevaría siempre, porque ése día me convencí de algo. Valía la pena luchar por esta familia, por ser mejores, porque sin notarlo, éramos lo que tanto nos costaba aparentar siempre.

Una familia perfecta, una familia feliz.

♤ • ♡ • ◇ • ♧

Porrrr favorrrr, díganme que esto no fue hermoso. Lo fue, amigues, lo fue.

Se los juró que podría llorar, y no sólo de felicidad por terminar el capítulo (el cual les iba a subir antes, pero Wattpad me lo borró y lo había perdido:(. ) Sino también de sentimiento.

Esto demuestra que sí, los Royal's podrán estar algo podridos a veces, pero en serio, vale la pena conocerlos a ellos y a sus historias.

Bueno, hablé demás, les dejó éste capítulazo poderoso. Espero lo disfruten y se me cuidan, besos en el anastasio.

~Jai.

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