THE WAY OUT
El humo de tabaco llegaba a las fosas nasales del joven chico, un olor demasiado fuerte y desagradable del cigarro que incluso lo hacía sentir mareado fue lo que le llamó la atención cuando él salió de los dormitorios para respirar aire fresco y se encontró con esto.
Pero lo que tomó por sorpresa a Shoto no fue el olor sino la figura de su amiga, ocultando el cigarro detrás de ella.
—¡Todoroki! ya estaba por irme… —exclamó Tsuki, ocultando su rostro con su cabellera castaña.
La expresión del muchacho cambió a una de seriedad, notando como su compañera de clase expulsa el humo por sus labios de una manera disimulada, tratando de ocultar su acción como si de un crimen se tratase.
La imagen no fue del agrado de Shoto, no porque no le guste el olor, sino porque sabía que lo que Tsuki hacía no estaba bien.
—No sabía que fumaras.
—No lo hago siempre, solo cuando estoy frustrada y estrenada. —la chica de ojos amatistas explicó bajando su mirada al suelo, tratando de ocultar de alguna forma su vergüenza y pena de haber sido descubierta de esta forma por su compañero de clase.
Pero Shoto también pudo notar la cantidad exagerada de colillas de cigarros en el suelo, sin entender porque esto le molestó aún más, pero sobre todo, le preocupó.
—¿Por qué lo haces?
—¿Qué cosa?
—Fumar…
—Porque estoy estresada.
—Pero, podrías hacer algo más que eso.
La castaña notó la cercania de su amigo a su lado, quien no dudó en apoyar su espalda en la pared detrás de ambos y mirar hacia el cielo estrellado sobre ellos, sus manos posándose en sus bolsillos y notando el poco humo del cigarro en el aire que iba desapareciendo levemente.
—¿Tú que haces para desestresarte?
Aquella pregunta, por mas simple que pareciera, en realidad le dificulta un poco al muchacho responder, luego de una constante vida donde en realidad nunca se siente tranquilo, relajarse no es una opción.
—Entreno. —respondió sin más, manteniendo su mirada al frente, pero la risa de su amiga llamó su atención.
—Si así te relajas entonces no quiero ver cuando estés enojado en serio.
—¿Por qué lo dices?
—Te he visto entrenar, Todoroki, y haces todo menos relajarte. —la chica soltó el cigarrillo y lo pisó una vez en el suelo, guardando sus manos en sus bolsillos imitando la misma postura qué su contrario. —He visto como te sobreexiges hasta el cansancio y el dolor, entrenamos en el mismo lugar ¿sabes?
Aquellas palabras descolocaron un poco al chico, cuya expresión demostró dicho sentimiento al instante y Tsuki lo notó.
—No es lo mismo.
—Tienes razón, lo mío solo me dará asma a los 40 y tú un par de lesiones y algo crónico a tus 30.
Shoto rodó sus ojos aunque entendía el punto de su compañera.
—No estábamos hablando de mi, ¿recuerdas?
—Cierto, pero no me juzgues por hacer exactamente lo mismo que tú, solo que de una forma más pacífica.
Ambos entonces se quedaron en silencio por unos instantes, mirando el cielo cuyas nubes comenzaban a ocultar las estrellas en aquella noche, el ambiente sintiéndose ligero gracias a la suave brisa tibia del verano que pasa, creando un sensación de conformidad y paz entre ambos adolescentes.
—No vas a delatarme con Aizawa, ¿verdad?
—No soy un soplón, no te preocupes.
—Gracias.
—Pero en verdad deberías considerar en dejarlo. —Shoto volvió la mirada a Tsuki. —Eres joven, no deberías hacer este tipo de cosas, además que haría mal a tu salud siendo que tenemos entrenamientos rigurosos y donde nuestro bienestar y salud es lo más importante para llegar a ser pro-heroes en el futuro.
Shoto daba todas aquellas razones con una buena explicación bastante convincente y razonable para cualquiera que lo escucharía y tiene un sentido común, aunque muy por lo dentro sabía que lo estaba diciendo más que nada por el bien de su amiga, por el bienestar de Tsuki, ya que muy en lo dentro sabe que si hubiera sido otra persona, su interés sería nulo.
—Puede que tengas razón… —la chica exclamó ladeando su cabeza a un lado. —pero entrenar hasta el cansancio y el dolor tampoco es bueno para un futuro pro-heroe, podrías sufrir lesiones, mucho estrés y quien sabe que otra cosa.
La persuasión de Tsuki era más directa, incluso ya no siendo una persuasión en sí lo que dejó en claro al muchacho de hielo y fuego lo qué su amiga estaba haciendo.
—No voy a dejar de entrenar como lo hago.
—Entonces te veré en tus 30 lesionado y en mis 40 con asma. —la castaña exclamó sacando de su bolsillo la cajita pequeña de cigarros qué tenía, pero Shoto rodó sus ojos posando su mano sobre la de su amiga.
—El olor es asqueroso… —Shoto exclamó mirando a Tsuki con una expresión seria. — Acepto el trato, pero ya deja ese maldito cigarro.
La sonrisa de Tsuki iluminó su rostro y poco a poco bajó la cajetilla de cigarros, apretando este con fuerza ante la mirada de Shoto para que este pudiera ver que ella cumpliría con su palabra como es debido. La castaña le dejó la caja aplastada y con sus cigarros rotos en la mano del muchacho, quien miró un poco sorprendido a su amiga al ver la seriedad con la que tomó aquellas palabras, su determinación siendo una de las cosas que le gustan de ella.
—Solo recuerda que si te veo entrenar mal, se donde conseguir más de esos.
Shoto rodó nuevamente sus ojos pero una sonrisa se formó en sus labios, mirando a Tsuki de manera disimulada mientras esta miraba el cielo oscuro, moviendo su pie de un lado a otro.
—Te prometo que cumpliré mi palabra.
—Lo sé, siempre lo haces…
La sala de tecnología avanzada estaba iluminada por la luz de las pantallas y hologramas que parpadeaban en tonos violetas, creando un ambiente futurista. Shoto observaba a Tsuki inmersa en su trabajo, un espectáculo hipnótico de destreza técnica y gracia que recordaba a la Tsuki que había conocido en su propio universo.
"Igual de hermosa", pensó Shoto, sintiendo una mezcla de nostalgia y sorpresa por la conexión que estaba experimentando con una versión alternativa de su amiga.
La visión de Tsuki trabajando incansablemente en la resolución de problemas y ecuaciones para los viajes multiversales dejó claro que, independientemente de las circunstancias, su determinación y habilidades seguían siendo impresionantes sin importar en qué universo sea su versión.
Las luces violetas destellaban en la habitación, iluminando la expresión concentrada de Tsuki mientras se sumergía en las ecuaciones multiversales. Shoto no pudo evitar preguntarse si, en algún rincón de aquel programa, también existía la esencia de la Tsuki real.
Mientras tanto, la tensión entre Touya y Keigo era palpable no muy lejos de donde Shoto se encontraba, los jóvenes hombres abordando el tema más importante en cuestión.
—Parece que no estás muy emocionado con la idea de tener un hermano en otro universo.
—Porque suena estúpido. Mi padre no hubiera hecho lo que este... tipo dice.— La respuesta de Touya fue cortante y llena de desconfianza.
El albino se aferraba a su escepticismo, incapaz de aceptar las revelaciones sobre su contraparte de otro universo. Una mezcla de emociones entre el pasado complicado de Touya y las verdades impactantes que Shoto estaba compartiendo era lo que mantiene inquieto al mayor de los Todoroki.
—Es difícil aceptar que tu realidad en otro universo es diferente. Pero... a veces, las cosas se tuercen de maneras que ni siquiera nosotros podríamos haber previsto.
Touya lanzó una mirada escéptica a Keigo, pero este continuó.
—Entiendo que sea difícil de creer, pero el chico no parece mentir. Además, aunque sea un universo diferente, es sorprendente lo parecido que es a ti la versión que ha contado.
Touya resopló, mirando fijamente la proyección de Tsuki sin darle mucha importancia a las palabras de Keigo.
—¿En verdad crees que..? —inició el ojiceleste, soltando un suspiro antes de seguir. —¿En verdad crees que he llegado a lastimar a tantas personas por mi resentimiento a Endeavor en ese universo?
Keigo se quedó en silencio, parecía que Touya en verdad se veía un poco afectado por lo contado por la versión multiversal de quien sería su hermano menor, y el rubio no sabía mucho qué decir.
—Es lo que siempre dijo Tsuki y no le prestamos atención… —Touya dirigió su mirada a Keigo cuando este dijo tales palabras. —La inmensidad del multiverso da a conocer aquellas cosas que quizás siempre quisimos saber… de aquella tonta pregunta de … ¿Qué hubiera pasado si…?
Touya bajó su mirada a la plataforma donde Shoto se encontraba, aún sintiéndose un poco en desconfianza con el muchacho de hielo y fuego.
—El multiverso es vasto y complejo, Touya. Las posibilidades son infinitas, y no siempre tenemos el control sobre quiénes somos en cada realidad. Lo importante es lo que decidimos hacer con la realidad que enfrentamos en este momento.
Touya asintió lentamente, como si estuviera procesando la idea. Mientras tanto, Shoto se mantenía en silencio, respetando la intimidad de la conversación entre los dos compañeros.
—Supongo que en algún lugar, hay una versión de mí que no está lleno de amargura y resentimiento, ¿verdad? —Touya murmuró, más para sí mismo que para Keigo.
—Es una posibilidad. Y tal vez, en este universo, tienes la oportunidad de cambiar tu camino. Nadie está predestinado a un solo destino.
Aquellas palabras de alguna forma lograron calmar un poco al joven, quien ahora podía entender después de tantos años en los que había ignorado las palabras de la IA de Tsuki, en un vasto multiverso, podrían haber tantas posibilidades.
Mientras tanto, Shoto, inmerso en sus pensamientos, no pudo evitar preguntarse si esta versión de Tsuki, la que estaba sumergida en el código y los algoritmos, conservaba algún recuerdo de su existencia anterior.
¿O era simplemente una sombra de lo que una vez fue? La respuesta se escapaba entre los destellos de luz violeta.
Tsuki se dió cuenta de la mirada del joven muchacho y sus ojos violetas brillaban suavemente, en un ligero movimiento, Tsuki ya se encontraba a un lado del joven quien ya pareció acostumbrarse a la figura holográfica de quien representaba a su amiga.
—Estás agotado…
—Si… —exclamó con pesar en su voz, se podían notar más claramente las ojeras y las pequeñas heridas causadas por los viajes multiversales que lo habían traído a donde estaba ahora.
Tsuki ahora reflejaba una mirada triste y melancólica mirando a un Todoroki cansado, su mano se alzó como queriendo acariciar su mejilla, pero al tratarse solo de una imagen tridimensional aquella sensación era imposible de percibir tanto para la IA como para Shoto quien miró a Tsuki de igual manera, extrañando aquel tacto.
—No fue tu culpa…
—¿Cómo lo sabes? Yo no he existido en esta realidad.
El silencio llenó el espacio mientras Shoto y Tsuki compartían ese momento. La imagen holográfica de Tsuki parecía contener una tristeza palpable, como si pudiera sentir la fatiga y el peso emocional que Shoto llevaba consigo.
—Todavía estás buscando respuestas, ¿verdad? —dijo Tsuki con dulzura, su voz resonando suavemente en el espacio digital.
Shoto asintió levemente, incapaz de ocultar la expresión de incertidumbre en su rostro.
—Tu partida en verdad fué… dios, me ha destrozado. —exclamó mirando a un costado, hablar de aquello era algo fuerte para él. —Cuando Tsuki… la otra Tsuki, apareció, te juro por mi vida que deseé tanto que fuera la mía … pero ahora ella está perdida en otro universo y tengo que encontrarla…
La imagen de la IA de Tsuki bajó la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con la de Shoto.
—Siento lo que estás pasando. La idea de perderse en los hilos del multiverso puede ser abrumadora. Pero estoy haciendo lo imposible por ayudarte.
Shoto agradeció internamente la solidaridad de Tsuki, incluso sabiendo que esta era solo una representación digital. Aún así, la conexión que compartían, incluso a través de las distintas realidades, era evidente.
—Lo sé, no sabes cuánto lo agradezco.
La imagen holográfica de Tsuki asintió con comprensión, sus ojos violetas reflejando una mezcla de empatía y determinación.
—No estás solo en esto, Shoto. En cada rincón del multiverso, hay versiones de nosotros enfrentando desafíos similares. Si hay una manera de reunirte con tu Tsuki, la encontraremos juntos.
La mano digital de Tsuki se movió como si acariciara el rostro de Shoto, una muestra simbólica de apoyo en ese espacio virtual. Aunque Shoto sabía que estaba interactuando con una inteligencia artificial, la conexión emocional era tan real como la tridimensionalidad de la proyección.
—Ahora, cuéntame más sobre tu realidad. Quiero entender mejor el tejido de tu universo y encontrar esos puntos de convergencia que nos ayuden a descifrar el camino de regreso.
Shoto compartió más detalles sobre su mundo, la lucha contra los villanos, la complejidad de sus relaciones y, por supuesto, la búsqueda constante de respuestas sobre el multiverso. A medida que la conversación avanzaba, Shoto sintió un alivio momentáneo al hablar con esta versión virtual de Tsuki. Aunque no podía reemplazar a la Tsuki que conocía, la IA estaba allí, ofreciendo su apoyo en ese complejo entramado de realidades alternas.
A medida que Shoto descansaba, el zumbido suave de las máquinas y las luces parpadeantes del laboratorio de Tsuki creaban un ambiente casi hipnótico. La inteligencia artificial estaba en constante movimiento, sus hologramas parpadeaban mientras procesaba información a una velocidad asombrosa. A un lado de Shoto, la figura tridimensional de Tsuki supervisaba cada detalle, sus ojos brillando con intensidad mientras se sumergía en la complejidad de las ecuaciones y teorías.
El resto del equipo, liderado por Keigo y Touya, colaboraba incansablemente. En un rincón del laboratorio, Aiba, la ex villana reconvertida, tecleaba con destreza en una consola avanzada, contribuyendo con su habilidad técnica al esfuerzo general.
Shoto, observando la escena, no podía evitar sentirse impresionado por la determinación y la dedicación de aquellos que le ofrecieron su ayuda. Aunque el peso de su búsqueda por Tsuki aún descansaba sobre sus hombros, la esperanza se renovaba al ver el compromiso de quienes luchaban junto a él. En ese bullicioso laboratorio, la promesa de una solución resonaba en cada clic y zumbido de la avanzada tecnología que rodeaba a Tsuki y su equipo.
El laboratorio era un torbellino de actividad, con el brillo de las pantallas iluminando el rostro concentrado de cada miembro del equipo. Aiba, con su experiencia en tecnología, desmontaba la katana de la viajera multiversal cuidadosamente, buscando cualquier rastro o indicio que pudiera arrojar luz sobre su ubicación en el vasto multiverso.
Tsuki, no se quedaba atrás. Su holograma se movía con gracia entre las pantallas, revisando cada ecuación con una precisión milimétrica. La frustración era palpable en el aire cada vez que una fórmula no arrojaba los resultados deseados, pero ella no se daba por vencida. Sus ojos violetas brillaban con determinación mientras buscaba incansablemente la clave para abrir los portales que conectarían a Shoto con su hogar.
Keigo y Touya, con miradas serias, observaban el complejo mapa de universos interconectados en una de las pantallas principales. Hilos de luz brillante tejían una red intrincada, representando las posibles trayectorias entre realidades. La búsqueda de Tsuki se había convertido en un enigma que desafiaba las leyes del tiempo y el espacio.
La sala de control quedó sumida en un silencio expectante cuando el holograma de Tsuki, con un gesto triunfante, activó la visualización de la ecuación resuelta. Un chasquido resonó, y el edificio pareció vibrar con la importancia del momento. Todos los presentes se volvieron hacia la IA con la esperanza de haber alcanzado la respuesta anhelada.
—¿Lo has encontrado? —inquirió Keigo, su voz revelando la ansiedad compartida por el equipo.
Con un movimiento ágil de las plataformas, Tsuki alineó a todos en una misma altura, reuniendo al equipo frente a la pantalla principal. Shoto, Keigo y Touya avanzaron hacia el holograma, observando con atención cada detalle.
Tsuki, con una expresión de satisfacción, convirtió la ecuación en un código que iluminó la pantalla. El mapa multiversal, anteriormente solo una teoría, cobró vida ante sus ojos. La proyección tridimensional del rastro de Tsuki, trazaba un hilo en el mapa gracias a la katana de la viajera multiversal, sostenida por Aiba, revelando el rastro brillante de su viaje a través de las realidades.
Shoto quedó asombrado al contemplar la complejidad y diversidad de los mundos que Tsuki había visitado. Desde realidades cibernéticas hasta escenarios de ciencia ficción, cada parada marcada por la katana narraba una historia única. Era como si Tsuki hubiera tejido un tapiz multiversal con sus propias experiencias.
—Increíble... —murmuró el muchacho de hielo y fuego, su asombro evidente en la mirada fija en el mapa.
Tsuki, con un brillo de orgullo en sus ojos violetas, se dirigió al equipo.
—Ahora que tenemos la clave, podemos buscar específicamente en los universos que podrían albergar a la Tsuki que Shoto está buscando. —Su tono era firme, lleno de determinación.
Touya mirando bien el mapa notó un detalle importante, con sus manos logró hacer que la pantalla apuntara directo al último rastro donde se supone que Tsuki se encontraría.
—Tierra 10191-1965 —exclamó en voz alta, apuntando su dedo en la pantalla para abrir la ubicación en el mapa multiversal.
—¿Esa es la última parada de Tsuki? —Aiba preguntó.
—Exacto, su rastro por la red entre universos nos lleva directamente hacia aquella tierra. —el holograma exclamó acercándose a la pantalla.
La imagen, aunque algo difícil de ver, se podía notar un escenario desértico, entre palacios lleno de arena y sin un ápice de forma de vida cercana, Shoto supo que de ser así que Tsuki estaba allí, estaba en problemas…
—Tsuki…
El equipo, rejuvenecido por el éxito momentáneo, se preparó para la siguiente fase de la misión: la forma en la que Shoto Todoroki debe viajar entre los universos.
Mientras tanto, en aquella tierra desconocida tierra, la jóven chica caía entre las doradas dunas emitiendo un gemido de dolor por el golpe. Tsuki alzó su mirada algo cegada por el brillante y caluroso sol que golpeaba en aquél escenario, al darse cuenta de donde se encontraba, la mirada de la chica rápidamente comenzó a buscar a Shoto, fué ahí cuando ella recordó los acontecimientos anteriores, lo había perdido en aquella tormenta de portales creados por ella misma.
—No… —se dijo a ella misma, el recuerdo de su pasado la estaba acechando. —¡Shoto!
Tsuki exclamó su nombre con miedo, tratando de encontrarlo entre las arenas doradas del mundo donde ella cayó, pero ella sabía que no estaba ahí.
Un dolor se apoderó de su pecho sabiendo que nuevamente estaba viviendo el escenario horrible de hace años atrás, la culpa la estaba acechando, perdiendo a Shoto no solo una, sino dos veces. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras las palpitaciones de su pecho eran aceleradas sintiendo como en cualquier momento su corazón se saldría.
—¡Shoto! No… ¡Por favor no otra vez! ¡SHOTO! —Tsuki lo llamaba con desesperación mientras sus manos golpeaban la arena bajo ella, sollozando al encontrarse sola nuevamente y peor aún… sabiendo que Shoto estaba en otro universo perdido.
Posiblemente muerto…
El dolor de Tsuki resonaba en el vasto silencio del desierto. Las lágrimas saladas se mezclaban con la arena mientras ella gritaba el nombre de Shoto en la soledad desoladora de la duna. La pérdida la envolvía como una sombra, recordándole el precio que a menudo se paga por manipular los hilos del multiverso.
Con cada lágrima que caía, Tsuki se sentía más atrapada en la espiral de la culpa. Recordaba los momentos en los que, a pesar de sus esfuerzos, los portales se habían tornado incontrolables. El deseo de cambiar el destino se había convertido en una maldición que la perseguía incluso a través de las dimensiones.
Tsuki se obligó a levantarse, con la mirada perdida en el horizonte infinito de dunas. En su interior, una tormenta de emociones se desataba.
Tsuki sintió de manera repentina una presencia cerca, lo cual la hizo ponerse en guardia rápidamente, pero entró en pánico al notar que no tenía la katana con ella. Las arenas comenzaron a vibrar en el suelo y una forma apareció frente a ella, una mano la tomó del cuello de su traje y la hundió en la arena.
Debajo de esta, Tsuki había sido atrapada en un túnel oscuro con poca entrada de luz, ella seguía luchando por librarse del agarre hasta que pudo ver la figura imponente frente a ella, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y se paralizó al saber de quien se trataba.
El rostro de aquella figura masculina emergió de las sombras, la luz tenue delineando su expresion llena de enojo e ira. Tsuki, a pesar de su miedo, no bajó la mirada, manteniendo la determinación en sus ojos violetas.
—No… —Tsuki exclamó con voz temblorosa.
—Se supone que tú estás muerta…
El eco de las palabras del hombre resonaba en la oscuridad, creando un ambiente opresivo. Tsuki sabía que enfrentarse a su pasado no sería fácil, y la figura amenazante de Shigaraki era una prueba de que las sombras del multiverso a veces te alcanzan, sin importar cuánto intentes escapar.
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