THE MAGIC WORLD
En medio de la tarde, Shoto se encontraba sumido en su tarea en la sala principal de su hogar. Las palabras de su libro parecían tenerlo atrapado en su propia burbuja, aislado de todo lo que ocurría a su alrededor.
Sin embargo, el timbre del hogar resonó en el aire, un sonido que lo arrancó de su mundo literario y lo hizo parpadear con sorpresa.
Dejando su tarea a un lado, Shoto se puso de pie y se dirigió hacia la entrada. Al abrir la puerta, el contraste entre la luminosidad del exterior y la penumbra de su hogar se hizo evidente.
—¡Shoto! ¡Hola! —exclamó suavemente Tsuki, quien resultó ser la persona misteriosa que había sacado a Shoto de su sesión de estudio.
La sorpresa brilló en sus ojos al encontrarse con Tsuki de pie frente a él. Ella estaba envuelta en un aura de frescura y vitalidad, un vestido floreado que parecía haber capturado la esencia misma de la estación primaveral. Una chaqueta de jean añadía un toque de estilo casual a su conjunto. Shoto no pudo evitar que su corazón latiera un poco más rápido ante su presencia, su mirada demorándose en los detalles que componían su imagen.
—¿Estás listo para irnos?
—¿Irnos?... —escapó en un susurro de su boca, su tono cargado de sorpresa y placer mientras sus ojos se encontraban con los de Tsuki.
—Pues si, tenemos la fiesta de cumpleaños de Hanta, ¿No lo recuerdas?
Shoto volvió a la realidad al instante después de escuchar aquellas palabras, había estado tan concentrado en sus tareas y entrenamientos que apenas recordó el cumpleaños de uno de sus amigos, se sintió un poco decepcionado con él mismo por eso.
—No pierdes tu cabeza solo porque la tienes pegada a tu cuerpo. —Tsuki bromeó y rió suavemente.
—No entendí...
Esto solo hizo que Tsuki riera un poco más fuerte. Shoto luego de unos segundos le hizo un ademán a su compañera permitiendo a la chica pasar al hogar.
—Bueno ya dime, ¿irás a la fiesta de Hanta? Porque él te espera allí.
—Supongo que si debo ir, pero no le he conseguido ningún regalo, me he olvidado por completo de hacerlo... —exclamó el muchacho encogiéndose un poco de hombros, aún avergonzado de haberse olvidado de aquella fiesta.
—No hace falta, si quieres puedo decir que el regalo que yo tengo para él es por parte de nosotros dos.
—¿Harías eso por mi? —Tsuki asintió con una pequeña sonrisa en labios. —No sé como agradecerte, gracias...
—Ni lo menciones, agradécelo el siguiente año cuando no te olvides de mi cumpleaños, ¿Trato?
Shoto asintió suavemente dando una pequeña sonrisa, pero aquél ambiente fue interrumpido con la presencia repentina de Fuyumi, la hermana mayor de Shoto, en aquel lugar.
—Oh Shoto, no sabía que ibas a invitar a alguien... —Fuyumi exclamó, dejando lo que ella tenía en mano para luego acercarse a Tsuki y Shoto.
—En realidad, ya nos estábamos por ir... —dijo el muchacho desviando su mirada a otro lado.
—Soy Tsuki Hirai. —exclamó la jóven dando una pequeña reverencia y ampliando aún más su sonrisa. —Soy la compañera de Shoto en la U.A.
Los ojos de Fuyumi se abrieron de par en par, un destello de emoción y anticipación brillando en su mirada. Había oído hablar de Tsuki en más de una ocasión de los labios de su hermano menor. Las historias que él compartía sobre su amiga había despertado su curiosidad y, en cierto sentido, habían creado una imagen mental de Tsuki que ahora estaba a punto de conocer en la realidad.
La emoción que burbujeaba en el pecho de Fuyumi no podía ser contenida. Su sonrisa se ensanchó en un gesto de genuina alegría, y su mirada se dirigió directamente a Shoto, buscando la confirmación de que esta era, de hecho, la Tsuki de la que había oído hablar.
—¡Es un placer finalmente conocerte! ¡Shoto me ha hablado mucho de ti! —Fuyumi dijo con mucha alegría, pero por su parte Shoto se había puesto un poco nervioso por la repentina felicidad de su hermana al conocer a Tsuki. —Eres mucho más hermosa de lo que Shoto me ha dicho.
Este comentario hizo que Shoto se tensara, no decía palabra alguna, pero muy por lo dentro él quiso buscar un pozo y ocultarse en él, algo que nunca antes había experimentado. Pero Tsuki simplemente rió por lo bajo mirando a Shoto de una forma burlona, para luego volver su mirada a Fuyumi.
—Gracias, Shoto me ha hablado un poco de tí también.
—Espero que hayan sido cosas buenas.
—¡Por supuesto! Siempre me cuenta que cocinas un soba muy delicioso, siempre quise probarlo.
—Puedes quedarte para la cena si lo deseas, cualquier amigo de Shoto es bienvenido.
La sorpresa en el rostro de Shoto era innegable. Había sido testigo de innumerables interacciones entre su hermana mayor y otros, pero ver cómo Tsuki había logrado ganarse el agrado de Fuyumi en tan poco tiempo era algo que lo dejaba admirado y, de alguna manera, un poco desconcertado. Las palabras de Fuyumi y la facilidad con la que se relacionaba con Tsuki eran una prueba conmovedora de la personalidad encantadora de su amiga.
—En realidad, Tsuki y yo tenemos que ir a una fiesta de cumpleaños, así que no podrá quedarse a cenar esta noche... —interrumpió Shoto hablando suavemente mirando a su hermana.
—¿Qué? ¿Irás a una fiesta? —esto emocionó aún más a Fuyumi y Shoto notó aquella emoción al instante.
—Será la fiesta de cumpleaños de un compañero nuestro, él espera ansioso la presencia de Shoto, así que vine por él así íbamos juntos. —Tsuki miró a Fuyumi con una amplia sonrisa, misma sonrisa que luego se la dedicó a Shoto y el muchacho solo pudo girar su mirada a un lado, un poco nervioso de aquella situación.
—Vuelve a la hora que desees, pero no muy tarde porque mañana tienes clases. —la jóven tomó a Shoto por los hombros y comenzó a guiarlo hacia la salida del hogar, Tsuki empezó a reír tapando su boca con una de sus manos siguiendo a ambos hermanos.
—Está bien... —Shoto rodó sus ojos de manera disimulada y luego dirigió su vista a Tsuki. —¿Estas lista?
—Por supuesto. —la castaña se giró para mirar a Fuyumi y saludar. —Fue un placer conocerte.
—El placer es mutuo, por favor, ¡vayan y diviértanse! —Fuyumi comenzó a saludar a ambos mientras estos se alejaban de la casa. —¡Y cuida de Shoto!
—¡Lo haré!
Las palabras de Fuyumi resonaron en el aire, dejando una pizca de nervios en el corazón del menor de la familia Todoroki. Sentía cómo el rubor le subía a las mejillas mientras su mente se apresuraba a encontrar una respuesta adecuada. Sin embargo, antes de que pudiera formular palabras, su determinación se activó. La urgencia de alejar a Tsuki de esa situación, aunque llena de amor y buena intención por parte de Fuyumi, se volvió su prioridad.
A medida que dejaban atrás el hogar, Shoto también dejaba atrás los nervios y la vergüenza, reemplazandolos con una sensación de complicidad compartida con Tsuki. Juntos, enfrentaban no solo las situaciones incómodas, sino también los momentos especiales que solo los amigos cercanos podían crear.
—Así que hablas de mí con tu familia... —Tsuki dijo aquello con una pequeña risilla saliendo de sus labios, Shoto nuevamente rodó sus ojos y siguió caminando.
—Pues si, mis hermanos querían saber quién eras cuando me vieron hablar contigo en el festival deportivo... —se excusó rápidamente mientras ambos seguían caminando, saliendo a la calle.
—Interesante... —asintió Tsuki aún sonriendo un poco y mirando de reojo a Shoto. Luego la chica tomó la mano de Shoto y comenzó a apurar el paso. —¡Vamos rápido antes de que se haga tarde!
La sorpresa se apoderó de Shoto mientras Tsuki tomaba la iniciativa de manera inesperada, comenzando a correr con una energía contagiosa. Sus piernas lo impulsaron a seguir su paso, y en un instante, Tsuki había tomado su mano. La delicadeza y pequeñez de la mano de Tsuki contrastaban con la robustez y tamaño de la de Shoto, creando una conexión física que llevaba consigo un significado más profundo.
La sonrisa que curvó los labios de Shoto no podía ser contenida. Era una respuesta natural ante la calidez del momento y la alegría desbordante de Tsuki. En medio de la carrera, Shoto experimentó una ligereza en su ser, una sensación de escapar de las preocupaciones cotidianas y permitirse disfrutar del presente.
La caída brusca dejó a Shoto y Tsuki momentáneamente aturdidos, sus cuerpos resintiendo el impacto contra el suelo. El jóven apretó con firmeza la empuñadura de la katana, su agarre instintivo más una reacción a la sorpresa que habían experimentado. Un gemido de dolor escapó de sus labios mezclado con la confusión de su entorno. Tsuki, inconsciente en el suelo, también emitió un gruñido de dolor, sus rasgos relajados por el sueño que la había abrazado.
A medida que Todoroki se levantaba, su mirada se dirigía hacia los alrededores, asimilando el cambio dramático en el paisaje. Los edificios de metal y neón habían sido reemplazados por la naturaleza en su forma más exuberante y mágica. Cada rincón del entorno parecía haber sido tocado por la mano de la fantasía: las flores irradiaban colores vibrantes que casi parecían iluminar el bosque, el agua reflejaba destellos de un tono azul intenso y los árboles parecían tener una calidad etérea que los hacía parecer salidos de un cuento de hadas.
Para Shoto, el contraste entre el mundo en el que habían caído y el mundo al que habían sido arrastrados era impactante. Se sentía como si hubieran atravesado un velo que separaba dos realidades radicalmente diferentes. Aunque no tenía idea de cómo habían llegado a este lugar, la belleza del entorno parecía hipnotizarlo y evocar una sensación de asombro.
Su atención se volvió hacia Tsuki, quien yacía en el suelo, aún inconsciente. La preocupación brillaba en los ojos heterocromaticos del muchacho mientras se acercaba a ella con cautela. Se arrodilló a su lado, su mirada cambiando entre su amiga y el bosque encantado a su alrededor. La magia que parecía impregnar el aire llevaba consigo un sentido de misterio y maravilla, pero también una sensación de lo desconocido.
En ese momento, Shoto se encontró en un lugar que desafiaba todas sus expectativas y comprensión. Mientras sostenía la katana en una mano y observaba a Tsuki en el suelo, una pregunta flotaba en su mente: ¿dónde habían caído y qué aventuras y desafíos les esperaban en este bosque encantado?
—Tsuki... —susurró moviendo con suavidad el hombro de la chica, pero ella solo soltaba gruñidos por el dolor y seguía sin reaccionar. Shoto soltó un suspiro pesado al notar como ella tenía su labio roto y un poco de sangre en su nariz debido a la caída o por el combate que había tenido tan solo momentos atrás.
El suspiro escapó de los labios de Shoto mientras con cuidado levantaba a Tsuki en sus brazos. Aunque su cuerpo se resentía por la caída y el impacto de encontrarse en un nuevo universo, la determinación y preocupación por su amiga lo impulsaban a continuar. Con movimientos suaves pero decididos, acomodó el cuerpo de Tsuki en sus brazos, asegurándose de sostenerla con cuidado mientras empezaba a caminar por el bosque encantado.
—No te preocupes, Tsuki, trataré de llevarnos a un lugar seguro...
Sus pasos eran cautelosos, sus ojos oscilaban entre la belleza circundante y su amiga en brazos. El murmullo suave de la naturaleza llenaba el aire, mezclándose con el sonido distante de una cascada que parecía cantar su melodía cercana. Shoto seguía su instinto, guiándose por el sonido que prometía un oasis de serenidad y quizás respuestas en medio de lo desconocido.
A medida que avanzaban, los árboles parecían arquearse en formas caprichosas y los destellos de luz del sol se filtraban a través de las hojas, creando un juego de sombras y luces en el suelo. El suelo bajo sus pies era suave y mullido, como si el propio bosque los recibiera con comodidad.
La cascada se reveló ante ellos, el agua caía en una serie de brillantes cortinas, generando una bruma que pintaba arcoíris en el aire. Shoto se detuvo un momento, sus ojos fijos en el espectáculo frente a él, y un destello de asombro cruzó su rostro.
Cuidadosamente bajó a Tsuki a un lugar seguro cerca de la orilla del agua, asegurándose de que estuviera cómoda antes de dejarla reposar. Se arrodilló a su lado, observando cómo su amiga parecía descansar en paz incluso en medio de esta realidad mágica y desconcertante.
Shoto miró de nuevo a la castaña, su expresión cargada de preocupación y cuidado. Aunque no tenía respuestas claras sobre su situación, estaba decidido a proteger a Tsuki y enfrentar cualquier desafío que este nuevo universo les presentara.
Desde las profundidades del bosque, donde los rayos dorados del sol se filtraban a través de las hojas verdes, unos ojos violetas brillantes observaban con una mezcla de curiosidad y timidez. Una joven ninfa, vestida con hojas y flores que parecían formar parte de la misma naturaleza, se ocultaba entre las ramas de los árboles. Sus ojos, brillantes como gemas en la penumbra, se clavaban en la figura de Shoto y Tsuki, llena de fascinación y asombro por su presencia en aquel lugar mágico.
Como si pudiera sentir la mirada intensa sobre él, levantó la vista buscando la fuente de aquella intriga. Sus ojos escanearon los alrededores, los árboles que parecían susurrar secretos ancestrales, y el aire lleno de una energía que él no podía entender completamente. Instintivamente, su mano se deslizó hacia su katana, sus sentidos alerta ante cualquier posible amenaza.
Antes de que pudiera procesar completamente la situación, un sonido familiar resonó en el aire, como una ráfaga de viento que agitaba las hojas y los corazones. La ninfa, sorprendida por aquella voz, soltó un suspiro de asombro antes de que sus pequeños pies se impulsaran con gracia y agilidad por las ramas de los árboles, dejando un rastro de pétalos dorados que caían delicadamente al suelo.
Shoto frunció el ceño ante la repentina partida de la ninfa, sintiendo su confusión aumentar. ¿Qué había causado su reacción? Sin embargo, su atención se vio rápidamente redirigida cuando esa voz inconfundible resonó una vez más en el aire.
—¿Bakugou? —murmuró para sí mismo, la sorpresa y el escepticismo luchando por el control de sus emociones.
Era una voz llena de fuerza y carácter, una voz que Shoto reconocería en cualquier lugar. Instintivamente, sus ojos se alzaron hacia la dirección de la voz, buscando al dueño de ese tono inconfundible.
—Mi principe, debemos descansar antes de seguir con este viaje...
—Eijirou, solo dices eso porque quieres comer lo que cazamos hace unas horas, aguanta un par de horas más... —exclamó el rubio gruñendo por lo bajo al escuchar las quejas de su compañero de viaje.
Pero luego la atención de Bakugou y Kirishima se fueron en dirección a Tsuki y Shoto, alzando una ceja y rápidamente poniéndose alerta ante aquella situación, Shoto aún estaba un poco atónito para reaccionar pero no dudó en apretar su agarre a la katana y ponerse frente a Tsuki para protegerla en caso de que algo saliera mal...
—¿Ese es... El Principe Todoroki? —preguntó Kirishima estando detrás de Bakugou, ambos miraron con curiosidad al joven de hielo y fuego, pero se notaba que Shoto se había sorprendido al escuchar aquellas palabras por parte de Eijirou.
—¿Príncipe? —dijo más para él mismo para luego girar su mirada a Tsuki quien seguía inconsciente en el suelo. Iba a ser imposible para él huir rápidamente de ser necesario...
—¡Ey! —Bakugou alzó su espada a la altura de su pecho pero aún lejos de Shoto. —¿Que se supone que haces aquí? Deberías estar en tu estúpido reino haciendo tus estúpidas tareas de principe.
Shoto observó detenidamente a Bakugou y Kirishima, sus ojos analizando cada detalle de su apariencia. Bakugou llevaba una vestimenta que parecía sacada de las páginas de una epopeya medieval, con piezas de cuero y metal que resonaban con la imagen de un feroz guerrero. Cada detalle de su atuendo hablaba de fortaleza y resolución, una armadura no solo física, sino también una manifestación de su determinación. A su lado, Kirishima lucía una vestimenta más sutil pero igualmente impactante, que reflejaba la caballerosidad y la lealtad. Pero lo que capturó por completo la atención de Shoto fueron las imponentes alas carmesíes que se extendían detrás de Kirishima, evocando la majestuosidad de los dragones de las leyendas.
La visión de esas alas de dragón despertó una serie de pensamientos y revelaciones en la mente de Shoto. En un mundo donde las criaturas mágicas y las historias de héroes y dragones eran una realidad, se abría una ventana a la fantasía más deslumbrante. Shoto se percató de la magnitud de la situación: habían caído en un universo donde la magia y la espada eran igualmente poderosas, donde los cuentos épicos cobraban vida en cada rincón y en cada ser que los habitaba.
El joven de hielo y fuego sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal al comprender la naturaleza del mundo en el que se encontraban. El choque de realidades era abrumador, pero también fascinante.
—Necesito ayuda... —exclamó Shoto levantándose del suelo recibiendo la mirada de desprecio de Katsuki.
—¿Ah? ¿Y por qué mierda crees que te ayudaré a tí? —Bakugou gruñó, aún empuñando su espalda a una altura media.
—Bakugou... —Kirishima interrumpió rápidamente señalando a Tsuki, quien aún seguía inconsciente en el suelo. —está herida, debemos ayudarla...
—No, no debemos... tú quieres ayudarla. —Bakugou señaló con su espada al pelirrojo con una expresión de molestia. —Tú y tu maldita necesidad de siempre ayudar a los débiles...
—¿Acaso deberíamos quedarnos de brazos cruzados cuando alguien está en peligro? Eso no es muy honorable de tu parte...
Bakugou volvió a gruñir bajando su mirada a Tsuki y volviendo a mirar a Shoto, quien seguía algo atónito de ver a ambos en ese universo, en ese escenario, en esa situación.
—Ugh... bien, pero tú te haces cargo... —Bakugou señaló con su dedo índice a Kirishima y luego guardó su espada, Kirishima dió una amplia sonrisa y rápidamente se acercó a Shoto y Tsuki.
—Es un placer volver a verlo, príncipe Shoto. —dijo el pelirrojo con una amplia sonrisa en labios y luego bajó su mirada a Tsuki, viéndola con atención. —Vaya, se la ve exhausta... ¿Qué le ocurrió?
Shoto se quedó pensativo por un instante, bajando su mirada y sin saber bien qué decir, pero sabía que tenía que decir algo para salir de ese problema...
—Fuimos atacados y tuvimos que adentrarnos al bosque para huir, ella intentó defenderme y no tuvo la misma suerte que yo... —las palabras de Shoto tenían cierta verdad a pesar de no contar la historia con total honestidad, el jóven miró a Kirishima un poco preocupado. —Necesito que alguien la atienda para que pueda despertar...
Kirishima observó a Tsuki con atención, sus ojos escudriñando su rostro en busca de algún signo de respuesta. Con cuidado y gentileza, comenzó a mover suavemente la cabeza y los brazos de la chica, buscando cualquier indicio de reacción. Sin embargo, sus intentos fueron en vano, ya que Tsuki permanecía completamente inconsciente, ajena a los toques y movimientos de Kirishima.
El pelirrojo alzó la mirada y encontró los ojos de Bakugou, una determinación inquebrantable en su expresión. Sus labios se curvaron en una línea decidida mientras hablaba con voz firme y segura, dejando claro su próximo paso en esta nueva y mágica realidad que habían descubierto juntos.
—Debemos llevarla con Ochaco y Midoriya...
—¿Disculpa? —Bakugou alzó una ceja y rápidamente se cruzó de brazos. —No pienso volver al pueblo donde está el imbécil de Deku...
—¡Bakugou! ¡Debemos ayudar a la amiga del príncipe Todoroki! —Kirishima exclamó con cierta exasperación, pero también mucha determinación. —Además... necesitamos nuevas pociones antes de seguir viajando, y Ochaco tiene lo que necesitamos...
Bakugou desvió su mirada de Tsuki a Shoto, sus cejas fruncidas y una expresión de irritación claramente visible en su rostro. Emitió un gruñido de disgusto bajo su respiración, reflejando su escepticismo y su falta de entusiasmo ante la idea de ayudar a alguien que era prácticamente una desconocida en este nuevo mundo, y mucho menos colaborar con Shoto, cuya posición en este universo le generaba desconfianza. La perspectiva de verse involucrado en asuntos que le eran ajenos y que no había elegido no le sentaba bien.
La mirada del rubio recorrió nuevamente a Tsuki, quien seguía inconsciente, antes de volver a posarse en Shoto. La conversación con Kirishima pareció pesar en su mente mientras evaluaba su siguiente movimiento. A pesar de su renuencia inicial, el tono de voz decidido y las súplicas silenciosas de su amigo lo llevaron a reconsiderar. Bakugou exhaló con cierta frustración, una expresión que reflejaba su aceptación a regañadientes. Cediendo ante la insistencia de Kirishima, decidió que, aunque no lo admitiría abiertamente, ayudarían a Tsuki.
—Me debes una... —murmuró el rubio y luego dió una señal a Kirishima para que se alejara de Shoto y Tsuki.
—¡Gracias ! ¡Gracias! ¡Gracias! —celebró el joven pelirrojo alejándose de Shoto y Tsuki.
Una vez a una distancia prudente de los demás, Kirishima desplegó sus alas con determinación. Una bruma de tonos rojizos comenzó a rodear su figura, oscilando y girando a su alrededor mientras su forma sufría una asombrosa metamorfosis. Poco a poco, la neblina se disipó, revelando la figura majestuosa y temible de un dragón. Kirishima, ahora completamente transformado, emanaba una presencia imponente y mágica, sus escamas reflejaban la luz de manera hipnótica y sus alas se extendían con elegancia.
La mirada atónita de Shoto se posó sobre la figura del dragón, sus ojos abiertos como platos ante la sorprendente transformación de su amigo. El impacto visual y la realización de que estaban en un mundo donde tales maravillas eran posibles dejaron al jóven de hielo y fuego momentáneamente sin palabras.
Bakugou, en cambio, observó con un matiz de orgullo en su mirada a su amigo convertido en dragón. Sus labios se curvaron en una expresión de respeto y aprobación mientras se acercaba a la majestuosa criatura. Con manos firmes pero gentiles, acarició el hocico del dragón, un gesto de camaradería y complicidad que trascendía las palabras y demostraba la fuerte conexión entre ambos.
—Súbete antes de que me arrepienta...
Shoto asintió levemente y tomó a Tsuki en brazos, al acercarse a Kirishima ahora transformado en un dragón, el muchacho lo miró por algunos segundos y luego dió una pequeña sonrisa.
—Gracias... —susurró el joven para luego subirse al lomo del dragón.
El grupo se elevó en el aire, el mundo mágico extendiéndose bajo ellos en una sinfonía de colores y formas encantadoras. Shoto sostenía a Tsuki en sus brazos con determinación, asegurándose de que estuviera segura y cómoda mientras enfrentaban el viento que les azotaba el rostro. La sensación de libertad al volar se mezclaba con la preocupación y la responsabilidad que recaen sobre sus hombros.
El viento despeinaba los cabellos de Shoto, pero su mirada estaba fijada en Tsuki, estudiando cada facción de su rostro con una mezcla de cariño y tristeza. Cada rasgo, cada detalle, le recordaba a la Tsuki que había conocido y querido en su propio universo. Un suspiro escapó de sus labios, cargado de una pesada melancolía. Sabía que, aunque se parecieran, esta Tsuki era diferente, una variante de la que había perdido. Esa realidad lo golpeaba como una herida abierta, recordando la naturaleza compleja y agridulce de los múltiples universos y posibilidades.
La cabaña se alzaba en lo alto de las montañas, rodeada por la majestuosidad de la naturaleza mágica que los rodeaba. El humo que se elevaba desde la chimenea creaba una escena acogedora y reconfortante, marcando su destino en medio de aquel mundo mágico. Shoto sintió un alivio interno al divisar la cabaña, sabiendo que habían llegado a un lugar seguro donde podrían tomar un respiro y atender a Tsuki.
Al aterrizar, Bakugou asumió la tarea de cuidar a Tsuki, tomándola con precaución y cuidado. Aunque su rostro seguía mostrando su característica expresión de molestia, sus acciones hablaban por sí mismas. Shoto, por su parte, estaba agradecido por la ayuda, aunque su relación con Bakugou fuera complicada en ese universo.
Kirishima recuperó su forma humana, dejando escapar un suspiro fatigado mientras se dejaba caer en el suelo, agotado por el esfuerzo del vuelo mágico que habían emprendido. La adrenalina de la aventura comenzaba a ceder ante la realidad del cansancio.
La aparición de Uraraka, la dueña de la cabaña, añadió un toque de sorpresa a la escena. Sus ojos se abrieron con asombro ante la inesperada llegada de Shoto, Tsuki, Bakugou y Kirishima. La confusión y la sorpresa se entremezclaban en su expresión, mientras intentaba comprender la razón detrás de esta repentina visita.
—Príncipe Bakugou, Príncipe Todoroki... ¿Qué hacen aquí? —Uraraka saludó primero dando una reverencia ante ellos dos y luego dirigió su mirada a Tsuki y Kirishima, de manera curiosa.
Shoto primero estaba un poco sorprendido de ver a Uraraka con sus vestimentas de la época acompañado con un sombrero puntiagudo como el de una bruja, pero no dijo nada sobre aquello y dió un paso al frente.
—Necesito tu ayuda... —habló con seriedad y también preocupación en su voz, al girarse mostró con más claridad a Tsuki quien ahora se encontraba en los brazos de Bakugou. —Cayó inconsciente hace bastante tiempo y aún no despierta...
La mirada preocupada de Uraraka se posó en Shoto, como si buscara encontrar respuestas en su expresión. Luego, su atención se centró en Bakugou mientras se acercaba con cuidado a Tsuki, su mano extendiéndose para tocar la frente de la chica. Sin embargo, algo en ese contacto le envió un escalofrío por la espalda, y retiró su mano con rapidez, sin emitir palabra alguna. Un aire de inquietud flotaba en el aire mientras Ochaco se alejaba lentamente y se adentraba en la cabaña.
—Por favor, entren y pónganse cómodos...
La tensión en el ambiente era palpable, como si el misterio que rodeaba a Tsuki y a su situación hubiera dejado un rastro de incertidumbre en todos los presentes. Shoto observó a Uraraka con una mezcla de ansiedad y expectación, preguntándose qué habría sentido ella al tocar a Tsuki y por qué había reaccionado de esa manera.
Dentro de la acogedora cabaña, la figura de Izuku se volvió hacia la entrada, sus ojos iluminándose con una sonrisa amable al ver llegar a las visitas inesperadas. Sin embargo, su expresión se tornó algo más seria cuando posó su mirada en Shoto. Un instante de incomodidad y algo de confusión cruzó su rostro antes de que una sombra de comprensión brillara en sus ojos.
Antes de que pudiera siquiera abordar ese sentimiento, la tensión en la habitación se intensificó cuando Bakugou hizo una entrada característica y comenzó a quejarse en voz alta sobre la presencia de Izuku. El peliverde frunció ligeramente el ceño, tratando de gestionar la situación inesperada mientras buscaba evitar un conflicto innecesario. El contraste entre las personalidades de los dos jóvenes era innegable, y el choque se hacía evidente en la atmósfera cargada.
En ese momento, Shoto sintió que el peso del misterio y la tensión que acompañaban a Tsuki y a los visitantes se acentuaban aún más en aquel pequeño refugio.
—Príncipe Shoto, por favor acompáñeme con la jóven a la siguiente habitación, Midoriya, ¿Podrías atender al príncipe Bakugou?
—¡¿Ah?! ¡¿Por qué el imbécil de Deku debe atenderme a mi?! ¡No necesito su ayuda!
—Kachan...
—¡No me llames así! ¡Deku!
Uraraka soltó una risa nerviosa, incapaz de evitar el desconcierto ante la situación que se estaba desarrollando, y luego giró sobre sus talones para dirigirse hacia una habitación más privada, buscando un momento para recoger sus pensamientos y procesar lo que estaba sucediendo. Mientras tanto, Shoto sostuvo con cuidado a Tsuki en sus brazos, su expresión preocupada mientras se movía con ella hacia donde Uraraka se dirigía.
En otra parte de la habitación, Bakugou y Izuku continuaron intercambiando palabras acaloradas, la tensión entre ellos palpable. Kirishima, por su parte, estaba decidido a poner fin a la disputa antes de que escalara aún más, y se esforzó por mediar entre sus dos amigos, buscando calmar la situación y recordarles la importancia de su cooperación en ese mundo mágico y desconocido.
Una vez dentro de la habitación, Shoto se encontró inmerso en un ambiente completamente diferente, como sacado de un cuento de fantasía. La "cueva" de bruja de Uraraka estaba repleta de artefactos extraños, calderos humeantes y estantes abarrotados de objetos mágicos que parecían salidos de películas o historias de libros. Shoto con cuidado depositó a Tsuki en la cama que se encontraba en ese espacio enigmático, procurando que estuviera cómoda.
Mientras Shoto observaba a su alrededor, Uraraka tomó un libro de uno de los estantes y, con un movimiento fluido de su varita, lo colocó sobre una mesa cercana. Sin embargo, en un giro inesperado, ella dirigió una pregunta a Shoto que lo dejó momentáneamente perplejo.
—Sé que no eres el príncipe Shoto... —exclamó Uraraka con una expresión neutral mientras leía una de las páginas del libro. —¿De dónde eres?
Shoto se encontró en un dilema, su mirada se mantenía fija en Uraraka mientras analizaba sus opciones. Por un lado, estaba la tentación de mantener la verdad oculta, de mantener el secreto sobre su verdadera identidad y su conocimiento de mundos distintos. Por otro lado, también estaba la posibilidad de confiar en Uraraka, de compartir su situación y tal vez recibir la ayuda que tanto necesitaban en ese extraño y mágico universo.
AHHHH MARATÓN 2/3
este es uno de los caps que más me gustó escribir jsjs
Espero que les guste!
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Besitos
Masha 🐻
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