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THE DIGITAL WORLD

El sol comenzaba a ceder su reinado al anaranjado crepúsculo, pintando el cielo con tonos cálidos mientras los alumnos de la clase A regresaban exhaustos tras una jornada intensa de entrenamiento.

Shoto caminaba al lado de Izuku, quien compartía con entusiasmo los avances de su quirk y cómo el entrenamiento grupal había proporcionado una valiosa perspectiva sobre sus habilidades. Sin embargo, en medio de la animada charla y risas, Shoto experimentó una extraña sensación en el ambiente, como si algo familiar y reconfortante estuviera ausente en ese preciso instante, un eco de lo que solía ser la norma en su rutina diaria.

Giró su mirada hacia atrás, la figura solitaria de Tsuki la cual estaba algo desplazada del animado grupo, atrapó la atención del muchacho.

La expresión en su rostro, por lo general vibrante y llena de vitalidad, ahora estaba con una expresión de cansancio y tristeza. La alerta resonó en la mente de Todoroki, como una llamada de atención ante la sutil pero evidente metamorfosis de su amiga.

Tsuki, aunque caminaba junto con los demás, parecía ausente, como si su mente estuviera atrapada en algún rincón distante de sus pensamientos. A pesar de haber compartido varios meses con ella, aún no lograba descifrar por completo el enigma que era la chica. La desconexión de la usual vivacidad de su compañera despertó inquietudes en el corazón de Shoto, quien se preguntó qué habría sucedido para que Tsuki mostrara un rostro tan diferente al habitual.

Por un momento se quedó pensativo escuchando en la lejanía la voz de Izuku a pesar de tenerlo a su lado.

—¿Todoroki? —Izuku finalmente pudo lograr captar la atención de su amigo. —¿Ocurre algo?

—Oh… lo siento, me distraje por un segundo. —exclamó, bajando su mirada con una pizca de vergüenza por haberle hecho eso a su amigo.

En ese momento, Izuku paró de caminar mirando con curiosidad a Shoto, pero no fue difícil saber qué era lo que ocurría, pues Midoriya también notó al instante el semblante serio en Tsuki una vez que ella pasó a un lado de ellos, además de que Izuku sabía lo bien que la chica de los portales y el muchacho de fuego y hielo se llevaban en comparación al resto del grupo.

—¿Por qué no vas a hablar con ella?

—¿Cómo? —Shoto preguntó alzando una ceja, la expresión de confusión se formó en su rostro, pero no por tener que ir a hablar con Tsuki, sinó porque… él no sabe qué hacer.

—Habla con ella, tú eres el más cercano a ella después de todo, ¿No?

—Pues… no lo sé, supongo que ella si me considera su amigo, pero no parece de humor para que alguien se le acerque.

Shoto se encontraba atrapado en sus propios pensamientos, consciente de que se estaba esforzando por encontrar excusas para no acercarse a Tsuki. Pero en su interior, la verdad era clara: quería estar allí para ella, preguntarle cómo se sentía, como ella siempre lo hizo por él. Tsuki era la amiga constante que iluminaba sus días oscuros, y ahora, ante la evidencia de que algo la perturbaba, Shoto se sentía en deuda.

Ahora, con la duda flotando en su mente, Shoto se propuso devolver ese apoyo. Sabía que podía ser su turno de ser el consuelo silencioso, pero la incertidumbre de cómo hacerlo lo dejaba un tanto perdido. Aun así, estaba dispuesto a intentarlo.

¿Pero cómo?

Pasaron algunas horas, Shoto jugueteaba con los palillos entre sus dedos, la preocupación y frustración pintadas en su rostro. Mientras los demás disfrutaban de la cena, él se perdía en sus propios pensamientos, atrapado en un bucle de indecisión.

“No puedo ser que sea tan malo en esto… ¿Mi capacidad de socializar es tan baja como para ni siquiera saber que poder decirle a alguien que considero una amiga si ella no se encuentra bien?”.

El apetito de Shoto menguaba a medida que la incertidumbre sobre cómo ayudar a Tsuki lo invadía. La comida se volvía menos atractiva a medida que su mente se sumía en la autocrítica. Se preguntaba si su habilidad para socializar era realmente tan deficiente como creía, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para animar a alguien a quien consideraba una amiga.

"Tsuki lo hace ver fácil", pensó con una mueca de frustración. "Cualquiera con un poco de sentido social parece tenerlo fácil." Shoto se sentía atrapado en su propia inseguridad, buscando respuestas en la oscuridad de sus pensamientos.

En ese momento, el celular del muchacho se iluminó apareciendo la hora, 20.30 pm, ya se estaba haciendo tarde y Tsuki no parecía tener intenciones de bajar a cenar.

“Quizás deba…”

Shoto por un momento pensó mirando su teléfono, y luego de unos segundos se levantó de la mesa sin decir nada, tomando el tazón de soba con una de sus manos y comenzó a caminar en dirección a los dormitorios, aunque su mente estaba llena de dudas, su cuerpo era como si estuviera moviéndose fuera de su voluntad.

Se sentía abrumado por la presión que él mismo se imponía. La idea de hablar con Tsuki se había convertido en una misión compleja en su mente. Como un héroe enfrentándose a un villano, su cabeza estaba llena de estrategias, evaluando cada posible escenario y calculando la mejor manera de hacerla feliz. Para alguien acostumbrado a enfrentar peligros físicos, esta batalla interna resultaba inusual.

Los nervios crecían dentro de él, una sensación extraña que lo llevaba fuera de su zona de confort. Todoroki se cuestionaba por qué algo tan aparentemente simple como charlar con una amiga lo estaba incomodando de esta manera.

Cuando se percató, se encontraba frente a la puerta de la habitación de Hirai. Un silencio sepulcral reinaba al otro lado, pero las luces titilantes del cuarto indicaban que ella estaba allí. Sosteniendo el plato de soba con una mano y con determinación, levantó la otra para golpear la puerta y llamar a Tsuki. Sin embargo, se detuvo en seco.

"¿Qué diablos le digo?" resonó en su mente aquella pregunta en un eco desconcertante, dejándolo paralizado, como una estatua indecisa frente a la entrada.

“Vamos… no debe ser muy difícil, Tsuki siempre fué buena conmigo y en algún momento debía devolver aquél favor… aunque, ahora que lo pienso, ¿Será menos honesto hacer esto solo porque Tsuki lo ha hecho por mí y no porque en verdad me nace querer hacerlo? No, ella necesita comer, sino le puede hacer mal…”

Shoto pensaba, estando distraído en su mente mientras aquellas palabras pasaban por su cabeza una y otra vez, al mismo tiempo otros pensamientos más analizadores cruzaban su mente. Todoroki estaba siendo una máquina de sobre pensamiento con tal de encontrar la forma de poder hacer sentir a la castaña mejor… pero aún sin atreverse a dar el primer paso, y eso lo hacía sentir un cobarde.

El sonido de la puerta de la habitación trajo a Todoroki de vuelta a la realidad, solo para encontrarse con Tsuki parada frente a él, con una expresión de sorpresa y confusión, como si no se hubiera esperado que él estuviera allí en absoluto.

Mientras la miraba, Shoto notó detalles sutiles: un ligero rubor en la punta de su nariz y alrededor de sus ojos, además de un brillo en su mirada cansada que delataba la presencia de lágrimas recientes.

Al instante, supo lo que había sucedido; ella había estado llorando, y esa revelación lo hirió profundamente.

Pero antes de que él pudiera siquiera pensar en algo, las palabras salieron de su boca sin aviso alguno.

—¿Quieres hablar de eso? —la voz de Shoto sonó segura, con la intención de brindar consuelo y seguridad a la chica, ya que verla en ese estado había cambiado por completo sus pensamientos.

Tsuki aún mostraba sorpresa en su rostro, sin entender del todo por qué Todoroki estaba allí, hasta que su mirada amatista se posó en el tazón de soba que él sostenía en sus manos.

—¿Eso es para mí? —Tsuki se atrevió a preguntar, volviendo a encontrarse con la mirada de Shoto.

—No quería que te quedaras sin cenar… —respondió Shoto con sinceridad.

Tsuki no pudo evitar suavizar su expresión, que reflejaba cierta tristeza y cansancio, pero una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Soy muy fácil de leer, ¿verdad? —preguntó Tsuki con voz débil, bajando la mirada al suelo.

—Se sintió raro no verte cenar con el resto… —admitió, extendiendo el tazón en dirección a su amiga. —No necesitas hablar si no quieres, pero no puedo dejar que no cenes esta noche, Tsuki.

Tsuki finalmente aceptó, tomando el tazón en sus manos mientras su sonrisa se mantenía. Sin embargo, pareció contener las lágrimas que amenazaban con brotar nuevamente. Cerró la puerta detrás de ella y luego, con su mano libre, tomó el brazo de Shoto. Ambos empezaron a caminar por el pasillo en silencio. Él no decía nada; sabía que no era necesario. No pensaba dejar sola a Tsuki en esta situación.

Un pequeño sollozo se escapó de Tsuki, quien, con su cabello ocultando su rostro, caminaba a paso lento. Todoroki no dudó en enlazar su brazo con el de ella, manteniéndola cerca y esperando que esta acción le brindara seguridad.

—No te preocupes… —Shoto susurró. —Todo va a estar bien…

En ese momento, no hacían falta más palabras ni gestos; el escenario parecía haberse vuelto un refugio para Tsuki. Incluso con lágrimas deslizándose por sus mejillas, encontró consuelo en la presencia de su amigo. Aunque las dudas sobre las complejidades de las relaciones y la amistad rondaran en la mente de Todoroki, él se aventuró a brindar apoyo, incluso si solo era a través de un modesto tazón de su propia comida. Era su manera de intentar animar a Tsuki, de la misma manera en que ella lo hacía con él.

Una vez más experimentaba la abrumadora sensación de peso en su cuerpo, su mente dando vueltas mientras todo a su alrededor se desvanecía en un eco lejano. El viaje entre dimensiones a través del portal lo dejó más debilitado que en las dos ocasiones anteriores, como si hubiera sufrido los estragos de una jaqueca tras una noche de excesos y desenfreno. Todoroki apenas lograba incorporarse desde el suelo.

Su visión se tornaba borrosa, y a pesar de sus intentos por mantenerse alerta, su cuerpo se negaba a responder. En ese nuevo universo desconocido, se convirtió en presa fácil, incapaz de descifrar la esencia de aquel extraño lugar. Sin advertencia, su cuerpo fue arrastrado por el suelo, alguien aferrándose a su pierna izquierda y llevándolo por el gélido suelo. Incapaz de reaccionar, solo una palabra salía repetidamente de sus labios...

—Tsuki…

Shoto rememoraba los eventos anteriores, pero todo se sentía como un mal sueño del cual ansiaba despertar.
La inquietud por Tsuki se apoderaba de él. ¿Dónde estaría ahora? No... todo se desmoronaba, todo se deslizaba hacia lo peor.

Ahora, Shoto se encontraba en un universo desconocido, sin saber qué depararía para Tsuki, el peor escenario posible estaba desplegándose ante sus ojos en este preciso momento y lo único que podía hacer era intentar recomponerse. Sin embargo, esa tarea se revelaba ardua, ya que las leyes del multiverso lo mantenían prácticamente inmovilizado en el maldito suelo, arrastrado por fuerzas desconocidas.

En cualquier momento, Shoto sentiría cómo la histeria y la furia amenazaban con apoderarse de él, a menos que lograra reponerse rápidamente antes de que algo malo pudiera ocurrirle...

—Amigo… ¿Cómo sabe su nombre? —exclamó aquella voz lejana.

Pero algo dentro de Todoroki activó sus alertas nuevamente, pues esa voz la había logrado reconocer y la reconocería en cualquier lado.

Mientras Shoto trataba de ajustar su mirada en la persona que lo estaba llevando, entre aquellos intentos cada vez su cuerpo se iba tensando al saber de quien se trataba.

Cabellera platinada, ojos celestes brillantes, aquella voz rasposa y profunda, Todoroki pronto sintió el peso de su pasado sobre su cuerpo y el recuerdo de la guerra lo hacía sumergirse en un estrés que su mente no podía evitar sentir y reproducir una y otra vez…

La mirada del muchacho se fue posando a su alrededor, en su ambiente, en aquél nuevo universo en el que había caído.

Un mundo digital de dimensiones infinitas, donde los programas, personificaciones de la lógica y la creatividad, danzan entre circuitos luminosos y vastos paisajes electrónicos.

Las Torres se alzan como imponentes pilares que sostienen el techo del cielo digital, sus brillantes líneas trazando una red incomprensible que se extiende hasta donde alcanza la vista. Entre ellas, las ciudades de píxeles resplandecen con luz propia, destellando en colores intensos que se reflejan en suelos que parecen fluir como ríos de datos.

Un mundo donde lo digital y lo real se mezclaban entre ellos como una danza virtual de un universo inundado por la gran tecnología en armonía con la vida humana, las luces neones se mezclan en aquella oscuridad como si de una pelicula de ciencia ficción se tratase, los humanos se mezclan entre los androides, como intrépidos exploradores, navegan por este paisaje aparentemente cibernético en sus veloces vehículos de luz, atravesando vastos desiertos de código y bosques de programas en constante evolución.

El sonido de sus motores resuena como un eco digital, mientras las brillantes estelas de luz siguen sus movimientos gráciles y precisos.

En este fascinante mundo, la dualidad entre la luz y la oscuridad, la creatividad y la lógica, cobra vida de una manera única.

Shoto volvió su vista a la persona que, ahora se había detenido frente a una gran puerta de uno de los inmensos edificios y una vez que enfocó su mirada plenamente en él, el corazón del muchacho se detuvo.

El jóven de cabellos platinados se mezclaban bien en este mundo semi-digital, con un traje que se fundía bien en aquella oscuridad de la noche y líneas geométricas y patrones intrincados, reminiscentes de circuitos electrónicos, recorrían cada centímetro del traje, proyectando una sensación de conexión directa con el mundo digital que habitaba.

La luz bailaba a lo largo de las líneas del traje, creando un resplandor dinámico que parecía seguir el pulso de su portador. En ciertos puntos, la luz adquiere una intensidad especial, revelando pequeños destellos de tonos más brillantes, como si estuviera revelando la complejidad de un código digital. Este fenómeno confería al jóven hombre una apariencia casi etérea, como si estuviera hecho de pura energía en lugar de materia.

En la espalda, el distintivo disco de identidad emitía una luz constante. Con un resplandor cegador, el disco parecía ser el núcleo mismo de su ser en este mundo digital. Cada vez que el personaje se movía, la luz jugueteaba en los bordes del disco, creando un rastro luminoso que marcaba su presencia en el vasto paisaje utópico futurista y cibernético.

—Keigo, abre la puerta… —exclamó Touya a través de un comunicador conectado en su oído y al instante las puertas de aquél edificio se abrieron ante ellos y en cuestión de segundos, ya estaban dentro…

Dentro de aquel mundo, Shoto logró recobrar el control sobre su propio cuerpo, desligándose de la tenaza que había sido el agarre de Touya. Aunque aún lidiaba con el aturdimiento del viaje, se puso de pie con celeridad, adoptando una postura defensiva. Buscó instintivamente la katana que Tsuki le había confiado, pero su intento fue interrumpido por la súbita sensación de un filo gélido presionando su garganta. Los ojos de Touya brillaban con una tonalidad celeste más intensa que la propia iluminación del lugar, y su mirada fulminante no dejaba espacio para dudas.

—No te hagas ilusiones de tener una oportunidad, idiota... —murmuró Touya, con un rostro serio adornado por una sonrisa soberbia.

La sorpresa se reflejaba en el rostro de Shoto al observar que las cicatrices que solían identificar a Touya, y que él recordaba tan vívidamente, ya no estaban presentes. A pesar de los cambios en su aspecto, Shoto reconocía innegablemente a su hermano mayor.

—Ahora iremos a un lugar, no te voy a decir dónde, eso no te interesa. —exclamó el mayor, aún apuntando la espada en la garganta de Shoto. —Pero vas a explicar por qué diablos has aparecido a través de un portal en esta ciudad, y quizás, solo quizás… te deje vivir si tu respuesta me parece la correcta.

—Touya, no seas tan malo. —la voz de Keigo resonó en el pasillo mientras el joven se acercaba a paso firme y con una leve sonrisa en los labios. —Deja al muchacho en paz, ¿no ves que apenas puede mantenerse en pie? No sería justo.

—Eres un imbécil, Takami… —Touya dijo rodando sus ojos y mirando con molestia a Keigo, cuyas emblemáticas alas de su quirk ahora no parecían estar detrás de él. —Aún así, no dejaremos que te vayas así sin más hasta explicar cómo demonios te apareciste y por qué demonios sabes su nombre…

Shoto en ese momento se quedó en silencio, sintiendo confusión por lo último que Touya había mencionado.

—¿Su nombre? … Te refieres a… ¿Tsuki?

—Exactamente.

—Espera, ¿Él sabe de Tsuki? —Keigo preguntó parándose a un lado de Touya con una expresión curiosa en su rostro.

—Tsuki… Tsuki Hirai, una joven chica, cabello castaño, estatura mediana, ella crea portales con su quirk. —Shoto estaba tratando de explicar como podía bajo la mirada de ambos hombres. —¿Ella está viva aquí?

Touya y Keigo se miraron dudosos entre ambos y, con una expresión seria, el albino habló en un susurro al rubio.

—Un portal lo trajo aquí…

Keigo se sintió aún más confundido. Luego, se acercó a Shoto, bajando el arma que Touya tenía en manos.

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Shoto, Shoto Todoroki.

—¿Todoroki? —Touya preguntó, pero no se veía convencido de la respuesta de Shoto.

—No has dicho que tenías un hermano, Touya…

—Porque no lo tengo, está mintiendo. —el joven de cabellos blancos exclamó, mirando de una forma más amenazante a Shoto, y el sentimiento era recíproco.

Pero esto solo hizo que Shoto se diera cuenta, gracias a la información que le estaban brindando, que ahora no solo se encontraba en un universo donde la tecnología, lo virtual y lo cibernético conviven en armonía, sino que también era un universo donde al parecer él nunca había existido…

Keigo miró de una forma más analizadora al muchacho, quedándose pensativo por varios segundos hasta que finalmente se dio media vuelta y comenzó a caminar por el pasillo.

—Ven, te mostraré dónde está Tsuki.

—¿Qué? —Touya exclamó girando para ver a Keigo con una expresión molesta. —¿Acaso estás loco?

—Es fácil, Todoroki. Tsuki siempre tiene la respuesta a todo; si da la respuesta correcta de este muchacho, entonces sabremos que no es una amenaza. De ser lo contrario… —Keigo giró su mirada a Shoto de una forma disimulada. —Harás lo que quieras…

Touya giró su mirada a Shoto de una forma fulminante, comenzando luego a seguir a Keigo. Sin dudarlo, los siguió a ambos, adentrándose en el desconocido territorio que parecía ser el hogar de Tsuki en este universo.

Los tres jóvenes caminaban por el pasillo de aquel inmenso edificio, adentrándose poco a poco en él. La asombrosa tecnología del lugar sorprendía a Shoto, quien sentía como si estuviera inmerso en un paraíso cibernético sacado de un videojuego futurista. Las luces parpadeantes y los hologramas que flotaban en el aire añadían un toque surrealista al ambiente.

Después de varios minutos, llegaron a una puerta protegida por un avanzado sistema de seguridad. Keigo ingresó un código y la puerta se abrió lentamente, revelando un laboratorio repleto de pantallas brillantes y consolas futuristas. Shoto se maravilló ante la complejidad de la tecnología que se extendía ante sus ojos. Todo era desconocido para él, pero la elegancia y eficiencia de la maquinaria eran innegables.

En el centro del laboratorio, una plataforma elevada destacaba entre las demás. Keigo señaló hacia allí, indicando que ese era el lugar donde encontrarían a Tsuki. A medida que se acercaban, Shoto notó la ausencia de la chicai en la sala. La tensión creció en el ambiente, y la incertidumbre se reflejó en los ojos heterocromaticos del joven heroe.

—¿Dónde está Tsuki? —preguntó, su voz resonando en la sala.

Touya, por otro lado, estaba visiblemente molesto, la idea de llevar a un extraño a un lugar tan privado no le agradaba. Sin embargo, Keigo parecía confiado en su elección.

—Tsuki no está aquí en este momento, pero la encontraremos pronto. Antes, necesito que nos expliques cómo llegaste aquí y por qué conoces a Tsuki —dijo Keigo, su tono de voz firme y decidido.

Shoto inhaló profundamente, sabiendo que debía explicar su situación de alguna manera que resultara convincente. Sin embargo, la verdad era tan extraña y complicada que incluso él mismo tenía dificultades para entenderla por completo.

—Fui arrastrado por un portal, pero no sé cómo o por qué terminé aquí. Conozco a Tsuki de otro universo, y ella es la única conexión que tengo con este lugar —explicó Shoto, tratando de ser conciso y claro.

Keigo frunció el ceño, como si estuviera procesando la información. Touya, por otro lado, no parecía convencido y mantenía su mirada fija en Shoto con desconfianza.

—Si realmente eres de otro universo, deberías tener una forma de probarlo —dijo Touya, cruzando los brazos.

Shoto se sintió momentáneamente atrapado entre la incredulidad de los dos hombres frente a él. La situación se volvía más compleja a medida que las preguntas surgían, y el destino de Tsuki seguía siendo una incógnita en este mundo desconocido.

—Has dicho que apareciste en un portal, ¿verdad? —Keigo preguntó. —La única que era capaz de crear portales era Tsuki, además de que Aiba siempre cuenta que en cada actualización, Tsuki siempre habla de como ella creía en la evolución de los quirks y tomaba de ejemplo el de ella, y de su teoría del multiverso…

—Pero es diferente, son eso, teorías…

—Ahora solo lo sabremos con su ayuda.

Keigo miró a Shoto, ahora más decidido, luego se giró sobre sus talones alzando su vista a otra plataforma más alta.

—¡Aiba!

En cuanto Kiego pronunció ese nombre, la plataforma comenzó a bajar mostrando a una jóven chica de cabellos fucsias y baja estatura, Shoto la reconoció, se trataba de una ex villana de su universo quien también ayudó en la guerra contra la liga de Villanos, antes era reconocida como “La Brava”, la ayudante del villano “Gentle Criminal”.

—¿Qué ocurre ahora? —la joven chica preguntó prestando atención a una pantalla que ella tenía en sus manos, pero al notar la presencia de Shoto ella alzó una ceja confundida. —¿Y ese?

—Necesitamos que llames a Tsuki. —exclamó Touya a regañadientes, aun no contento con la idea.

—¿A Tsuki? Tienen suerte, su actualización acaba de terminar.

—¿Actualización? —Shoto preguntó confundido.

En ese momento, Aiba se acercó a una de las pantallas comenzando a apretar algunos iconos en esta hasta que finalmente encontró lo que le habían ordenado.
Un proyector comenzó a bajar del techo en dirección a la plataforma donde Shoto, Touya y Keigo se encontraban y este comenzó a encenderse.

Una imagen tridimensional comenzó a formarse frente a ellos, una figura femenina se fué presentando poco a poco y tomando forma y cuerpo, los pixeles se tornaban en tonalidades violetas y rosas, formando una vestimenta característica de aquél universo y finalmente mostrando la viva imagen de Tsuki Hirai.

Shoto se quedó atónito viendo aquella escena y como los pixeles tomaban la forma exacta de la chica que él llegó a conocer, solo que adaptada a este universo.

—Ella es Tsuki, nuestra inteligencia artificial que controla todo este edificio. —dijo Keigo con una sonrisa en labios y alzando su mano en dirección al holograma, presentandola. 

La proyección holográfica de Tsuki, la inteligencia artificial evolucionada, dejó a Shoto boquiabierto. Aunque sabía que estaba interactuando con una representación digital, la similitud con la Tsuki que conocía era sorprendente. La figura tridimensional sonreía con gracia y vitalidad, con una aura de energía que reflejaba la personalidad única de la chica de los portalesi.

—¿A quien tenemos aquí? —la voz de Tsuki, igual a la que Shoto conocía, exclamó aquellas palabras de una forma suave dirigiendo su mirada al jóven de fuego y hielo con curiosidad reflejada en su rostro y una sonrisa que decoraba sus labios. —No pareces ser de por aquí…

—¿Cómo- —Shoto miraba atónito la figura holográfica de Tsuki, sin entender cómo era posible.

—Tsuki Hirai fué una pieza importante en la guerra contra All For One, ella falleció junto con otros heroes pero gracias a nuestra tecnología, pudimos extraer su conciencia y la de otros pro-heroes más para poder convertirlos en una inteligencia artificial con la personalidad e información de ellos, Tsuki es uno de ellos. —Touya explicó desde la distancia.

—Tsuki, este es Shoto Todoroki. Apareció a través de un portal y necesitamos tu ayuda para entender por qué y cómo sucedió. —explicó Keigo, manteniendo un tono serio.

—Hola, Tsuki... —respondió Shoto, aún asimilando la idea de que estaba interactuando con una versión digital de su amiga.

El rubio se acercó a Shoto, notando su desconcierto.

—No te preocupes, es solo una representación holográfica avanzada. Ella nos ayuda con muchas cosas aquí. —explicó Keigo.

Touya seguía observando con escepticismo, pero Aiba, la ex villana convertida en asistente técnica, estaba intrigada por la situación.

—¿Y bien, Tsuki? ¿Qué opinas de nuestro visitante interdimensional? —preguntó Aiba, guiñándole un ojo a Shoto.

Tsuki analizó los datos y habló con su voz digitalizada.

—Los registros indican que Shoto Todoroki proviene de un universo diferente. La probabilidad de su veracidad es del 98.7%. —exclamói, su figura se apareció a un lado de Shoto, analizando a este con una sonrisa en labios. —Esto es extraordinario, la teoría del multiverso parece haberse manifestado de una manera tangible. —comentó, sus píxeles destellando en colores vibrantes frios.

—¿Entonces, realmente existe la posibilidad de otros universos? —preguntó Aiba, fascinada.

—Sí, la teoría del multiverso es parte de mi programación y analizarlo es mi trabajo. Creo en la diversidad y la evolución constante de los quirks y de la sociedad. Ahora, estamos ante una prueba concreta de la existencia de múltiples universos. —explicó Tsuki, su emoción era palpitante a pesar de solo tratarse de una inteligencia artificial. —Ahora, Shoto, ¿podrías contarnos más sobre tu universo?

Shoto comenzó a narrar su experiencia, describiendo cómo vivía en un mundo con héroes y villanos, quirks y desafíos que eran familiares para él. Mientras hablaba, Touya observaba con atención, notando las similitudes y diferencias entre los dos universos.

—Interesante. —murmuró Touya.

Keigo asintió.

—Tsuki, ¿puedes ayudar a Shoto a adaptarse a nuestro universo y encontrar una manera de regresar a su hogar?

Tsuki pensó por un momento y luego asintió.

—Por supuesto, Keigo. Haré todo lo posible para ayudar a Shoto en su transición. Pero también debemos considerar los riesgos y las implicaciones de los viajes multiversales.

—Pero primero debo encontrar a Tsuki. —Shoto respondió, mirando a todos un poco preocupado por la idea de no saber donde podría estar ella en el vasto multiverso. —Ella no controla su quirk y no sé donde está ahora, en qué universo o siquiera si aún está viva.

Tsuki entonces, con una sonrisa en labios, apareció a un costado de Shoto, posando su mano holográfica sobre el hombro del muchacho, a pesar de que ella en verdad no podía sentirlo o tocarlo.

—No te preocupes, para eso estoy aquí. —Tsuki dijo con una suave expresión en su rostro. —Te ayudaré, Shoto.


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