THE CONNECTION
El torbellino del portal multiversal los absorbió en un viaje agitado, donde el tiempo y el espacio parecían danzar en una sinfonía caótica. En ese vórtice de colores y energía, Shoto y Tsuki se encontraban indefensos, dejándose llevar por las fuerzas desconocidas que los guiaban hacia su próximo destino.
Finalmente, un cruce de portales los arrojó a un nuevo universo con una intensidad que dejó sus cuerpos girando en una caída libre. El aire rugía a su alrededor mientras descendían hacia lo desconocido.
En medio de esa vertiginosa caída, Shoto percibió que lo que se encontraba varios metros debajo de ellos no era tierra firme, sino agua. Una laguna esperaba ansiosamente para recibirlos, y la velocidad con la que se acercaban dejaba en claro que el impacto sería inevitable. Un segundo antes de sumergirse, el joven héroe no pudo evitar tensarse, preparándose para la inevitable entrada al líquido elemento que les aguardaba con un estruendoso chapoteo.
Ambos cuerpos se hundieron en el agua, pero cuando él emergió a la superficie, se dio cuenta de que Tsuki no estaba a su lado. Con sus ojos llenos de agua que le impedían ver con claridad y escupiendo lo que había entrado, el joven héroe se encontraba en un estado de desesperación.
—¡Tsuki! —gritó, pero el eco de su voz se desvaneció en la quietud de la laguna.
La falta de respuesta le hizo temer lo peor. Su corazón latía con fuerza mientras se esforzaba por mantener la calma. Dando un respiro hondo, se hundió nuevamente en la profundidad del agua, determinado a buscar a su amiga a toda costa. El agua se cerró sobre él, creando un mundo silencioso y enigmático donde solo las burbujas ascendían hacia la superficie, marcando el rastro de su búsqueda desesperada.
La búsqueda bajo el agua se volvía cada vez más desesperada, pero finalmente logró encontrar a Tsuki. Con dificultad, la tomó en brazos y notó con angustia el rastro carmesí que emanaba de la herida en su cintura. Nadando con todas sus fuerzas, emergieron a la superficie, inhalando el preciado oxígeno.
Un respiro profundo llenó sus pulmones, pero la alegría fue efímera. Un fuerte gemido de dolor escapó de la boca de la castaña cuando el agudo dolor punzante se hizo presente. Shoto la miró con preocupación mientras la chica, con las manos aferradas a sus hombros, apretaba con fuerza debido al dolor. Rastros de sangre se mezclaban en el agua circundante, revelando la gravedad de la situación.
—Carajo… —susurró el muchacho para sí mismo, notando la herida de su compañera. Sin dudarlo, presionó con una de sus manos para detener la hemorragia, pero el dolor causó que Tsuki soltara un grito angustiado. —¡Lo siento! Lo siento…
La joven se retorcía y pataleaba, sufrimiento y desesperación impregnando cada movimiento. Shoto sentía una carga de culpa por verla así, y sus propias lágrimas se mezclaban con el agua circundante. Con los ojos cerrados con fuerza, la pareja se esforzaba por mantenerse a flote, buscando desesperadamente la orilla del lago donde podrían enfrentar su nueva realidad.
Una vez en la orilla, ambos se desplomaron en el suelo sintiéndose adoloridos por aquellas heridas que les causaron en el universo anterior. La viajera ahora apretaba la herida para evitar sangrar ella sola pero aún encontrándose débil, Shoto mientras se fué acercando hacia ella con mucha dificultad, posando su mano sobre la de ella con una expresión de angustia y perdido mirando a su compañera, las respiraciones de ambos eran aceleradas por la adrenalina de toda la situación.
Los ojos oscuros de Tsuki se abrieron mirando hacia el cielo, quedándose un poco confundida por la vista.
—¿Dónde estamos? —preguntó confundida.
La joven castaña alzó la mirada, observando un espectáculo celestial desconocido. Estrellas que destellaban con una intensidad inusual adornaban un firmamento que no coincidía con el que recordaban de sus respectivos universos. Shoto, aún jadeante, intentaba recuperar el aliento mientras analizaba el entorno.
—No lo sé. Este no parece ser ninguno de nuestros universos originales —respondió con tono reflexivo, su mirada perdida en las constelaciones desconocidas.
Tsuki asintió levemente, apretando con más fuerza su herida como si quisiera anclarse al presente. La orilla del lago, rodeada por árboles centenarios y una flora que emanaba una luz suave con cada respiración de alguno de los presentes, se convertía en el lienzo de su incertidumbre.
—El lugar se siente tan… tan tranquilo. —comentó Tsuki, tratando de encontrar algo familiar en la nueva realidad que se les presentaba. —Nunca caí en un universo así.
Ambos héroes permanecieron en silencio por un momento, dejando que la realidad de su situación se asentara. Se hallaban en un rincón del multiverso donde la conexión con la naturaleza supera cualquier expectativa. La energía que emanaba de los elementos circundantes tenía un matiz especial, como si el universo mismo los hubiera guiado hacia esta tierra virgen, llena de vida y colorida.
La intensidad de la luz estelar comenzó a disminuir, y la quietud del lugar se rompió sólo por el susurro suave de la brisa y el murmullo distante del agua. Ambos se miraron mutuamente, compartiendo la incertidumbre del camino que tenían por delante.
—Necesitamos sanar tus heridas. —propuso el jóven de hielo y fuego, mostrando determinación en sus ojos bicolor.
Tsuki asintió en acuerdo, dejando que su cuerpo se relajara sobre el suelo mientras Shoto buscaba en su mochila algunos elementos de primeros auxilios. La naturaleza los envolvía con su calma, como si les ofreciera una tregua en medio de la tormenta interdimensional.
Pasaron los minutos y el jóven héroe ayudaba a su compañera, pasando los vendajes por el abdomen y cintura de la chica quien aguantaba el dolor apretando sus manos nuevamente a los hombros del muchacho. Todoroki seguía con su tarea y con éxito había logrado detener la hemorragia, pero él aún no se había revisado sus propias heridas, las cuales sangran pero en mucha menor medida.
El rostro de la viajera multiversal reflejaba la mezcla de dolor y preocupación mientras observaba a su contrario atender sus heridas con una determinación inquebrantable. Aunque su propia situación era delicada, la empatía de Tsuki la impulsaba a inquietarse más por el bienestar de su compañero.
—Shoto, deberías revisar tus heridas también. No puedes ignorarlas —le sugirió, con voz preocupada, a pesar de la debilidad que aún sentía.
—No te preocupes. Estaré bien. Primero, asegurémonos de que estés estable —dijo Shoto, notando la mirada preocupada de la joven.
A medida que el muchacho completaba el vendaje, Tsuki le dedicó una sonrisa débil, agradecida por la preocupación que él mostraba. Sin embargo, su expresión pronto se tornó seria.
—Nunca he visto nada parecido en mi universo. Esto es… asombroso —comentó la castaña, sintiendo cierta energía extraña en el ambiente, pero nuevamente su mirada volvió a Todoroki. —Necesitas cuidar de tus propias heridas. No quiero que te arriesgues más de lo necesario.
—Estoy bien. No te preocupes por mí. —exclamó, manteniendo la calma a pesar de las adversidades.
Luego de algunos minutos más en los que ambos ya se encontraban estables, la pareja de héroes se quedó en silencio mirando el cielo, oscuro pero iluminado por dos lunas, un cielo de colores violetas y azules con sus árboles brillantes y el agua cristalina que de igual manera brillaba con cada suave movimiento.
—Sientes esa energía… ¿Verdad?
Shoto giró su mirada a Tsuki por unos breves segundos, y era cierto, el ambiente se siente muy diferente a lo que él estaba acostumbrado con los universos en donde habían caído, era relajante y reconfortante, lleno de vida.
—Es muy diferente a los otros universos, por alguna razón me siento con un poco más de energía.
—Ya suenas como todo un viajero multiversal.
La chica trató de bromear y el muchacho no evitó reir por esto, bajando su mirada a sus manos notando el reloj que había conseguido en el universo digital. Estaba casi obsoleto, pues no prendía por más que Shoto lo intentara.
—Se rompió.
–Si… —Todoroki exclamó y volvió a guardar el reloj en su pantalón. —Volvemos a estar como en el inicio, perdidos en el multiverso sin saber qué nos depara.
La castaña dió una mueca, de a poco levantándose de su lugar y acercándose a Shoto quien al inicio alzó su mano para detenerla, pero ella no accedió, tomando su muñeca y extendiendo sus manos para arreglar el vendaje.
—Lo has hecho mal, déjame hacerlo. —ordenó ella.
Tsuki traza sus manos por el brazo de Shoto con mucho cuidado quitando las vendas y acomodando estas para que el héroe de hielo y fuego se sintiera más cómodo. El jóven no exclamó nada simplemente mirando a su amiga con una expresión suave en su rostro, notando el cansancio de esta, más bien el de ambos.
—No sabes lo feliz que me siento… —Tsuki empezó a hablar. —De verte otra vez, de saber que estás bien.
Shoto la miró nuevamente, notando como los ojos amatistas de su amiga se iban llenando de lágrimas mientras sus manos se movían con suavidad en su brazo herido rodeando el vendaje con mucho cuidado.
—Por un momento pensé… pensé que te había perdido otra vez.
La mirada de ambos volvieron a encontrarse, y en ese momento, una complicada mezcla de emociones se reflejó en sus ojos. La conexión entre ellos, forjada a través de batallas compartidas y momentos difíciles, era más fuerte que nunca en este nuevo y misterioso universo. El suave roce de las manos de Tsuki sobre la piel de Shoto transmitía no sólo cuidado físico, sino también un vínculo emocional que trascendía la realidad a su alrededor.
—No te hubiera dejado sola, no otra vez. —respondió, su mirada bicolor se conectó con la mirada de su compañera. —Tuve suerte en caer en un universo donde han podido ayudarme, pero creo que sin importar donde iba a caer, hubiera tratado de encontrar la forma de volver a encontrarte.
Luego de tanto tiempo en el que la angustia había reinado en los sentimientos de la jóven héroe, ella empezó a llorar, las lágrimas cayendo como cataratas por sus pálidas mejillas mientras sus manos temblaban, Tsuki tuvo que cubrir su rostro con una de ellas sintiendo como seguían temblando.
Shoto por su parte sintió como su corazón dió un vuelco al verla así, pero esta vez no se quedaría de brazos cruzados.
El jóven envolvió a Tsuki con un cálido abrazo, como un escudo protector contra el dolor y la tristeza que la invadían. La castaña hundió su rostro en el pecho de su amigo, permitiéndose liberar el torrente de emociones que había reprimido durante tanto tiempo. El abrazo de Shoto era un consuelo, una promesa de que, no importaba cuán complicado fuera el camino, siempre estarían allí el uno para el otro.
—Todo es mi culpa.
—No digas eso…
—¡Es verdad! —exclamó, mientras ella misma se secaba las lágrimas y el suave sollozo se mezcla con el sonido del agua de la laguna. —No estarías aquí de no ser por mí, no estarías en peligro, perdido en la maldita inmensidad del multiverso.
—Eso es cierto.
—Eso trato de decir.
—Pero no me arrepiento de lo que ocurrió.
—¿De qué hablas?
Todoroki entonces se alejó un poco de su contraria, su mano, a pesar de que fué con cierta duda, se posó sobre la mejilla de la chica, pasando su pulgar limpiando todo rastro de lágrimas.
—Pude verte una vez más. —exclamó con una voz suave. —Sé que no eres ella, lo entendí en realidad desde el primer momento… pero saber que en otro universo has logrado sobrevivir, de alguna forma me deja tranquilo.
Tsuki sintió como su pecho se aligeraba con esas palabras, con ese sentimiento que poco a poco se volvía compartido entre ambos sobre la idea de saber que, al conocer el multiverso, entre tantos de ellos, quizás había uno en que ambos estaban bien, solo que tuvieron la mala suerte y el destino en contra de que no eran en sus respectivos universos.
—Lamento no cumplir la promesa.
—¿En tu universo también prometimos cosas que no pudimos cumplir? —Shoto exclamó pero con una sonrisa que también refleja cierta melancolía.
—No estamos muy alejados de la realidad del otro.
Tsuki apoyó su mano sobre la de Shoto, sintiendo la calidez reconfortante de su tacto. Los ojos de ambos se encontraron en un silencio compartido que hablaba más allá de las palabras.
—En mi universo también prometimos muchas cosas que no pudimos cumplir. Pero eso no significa que dejaremos de intentarlo, ¿verdad? — Tsuki dijo, mirando directamente a los ojos bicolor del héroe.
Shoto asintió con determinación, sus dedos entrelazándose con los de ella en un gesto de unidad. Aunque estuvieran en un universo desconocido, lleno de desafíos y adversidades, la conexión entre ellos era un anclaje constante. Juntos, enfrentarían lo que viniera y, de alguna manera, encontrarían la manera de regresar a sus respectivos mundos.
—La promesa no se rompe hasta que decidamos dejarla ir. Y por ahora, no veo ninguna razón para hacerlo. —Shoto declaró, con una mirada llena de esperanza en el horizonte del nuevo universo.
Tsuki sonrió débilmente, agradecida por la presencia tranquilizadora de Shoto en ese momento de incertidumbre. Aunque sus caminos estuvieran marcados por desafíos y peligros, la promesa de seguir adelante, juntos, les brindaba la fuerza necesaria para enfrentar lo que fuera que les deparara el multiverso.
—No volveré a dejarte sola, Tsuki. Lo prometo. —murmuró con determinación.
Tsuki asintió débilmente, incapaz de articular palabras en ese momento. El abrazo, más que palabras, expresaba la fortaleza de su conexión. Ambos entendían que, en el vasto multiverso, ahora solo tenían el uno al otro, y eso era suficiente.
Con el tiempo, las lágrimas de Tsuki se fueron calmando, y Shoto mantuvo el abrazo como un refugio silencioso. La tormenta emocional comenzó a disiparse, dejando espacio para la renovada determinación de enfrentar los desafíos que se avecinaba. Juntos, heridos pero más fuertes que nunca, contemplaron el cielo en ese peculiar universo.
La luz del amanecer bañaba el paisaje de colores vibrantes, creando un espectáculo surrealista en el cielo que reflejaba la extrañeza y la maravilla de este nuevo universo.
Ambos se tomaron turnos en vigilar durante la noche para que nada les sucediera y el otro pudiera descansar, aunque debido a la gran paz que traía este nuevo universo, no hubo defensa, pelea, batalla, era la primera vez en tanto tiempo que se sentían en paz.
Shoto, con su mirada fija en el reloj multiversal, se sentía inquieto ante la incertidumbre de su situación. Tsuki, por otro lado, caminaba despreocupada, dejando que la serenidad del entorno acunara su espíritu.
Los dos se encontraron en el centro de un claro rodeado de árboles cuyas hojas parecían centellear con luces propias. Tsuki cerró los ojos, sintiendo la energía del lugar, mientras Shoto intentaba una vez más activar el dispositivo que yacía en su muñeca, pero sin éxito.
—No sé qué hacer. —confesó frustrado.
Tsuki bajó la mirada hacia su amigo, y luego de unos segundos, ella extendió su mano para que él la tomara.
—Ven conmigo. —exclamó la joven. —Solo descansa por un momento.
Shoto la miró con duda, pero la expresión serena de Tsuki lo hizo considerar la posibilidad. Juntos, decidieron explorar el entorno, dejando a un lado las preocupaciones y abrazando la idea de que este universo les diera un leve descanso a todo lo que vivieron.
Mientras avanzaban entre los árboles luminosos y el suave murmullo de un arroyo cercano, Tsuki comenzó a sentir una resonancia en su interior. Como si la misma naturaleza respondiera a su presencia, sus ojos brillaron con un destello violeta. Shoto, observando atentamente, percibió una conexión especial entre Tsuki y el universo que los rodeaba.
—Siento algo. Algo en la energía de este lugar. —anunció Tsuki, cerrando los ojos y relajando su cuerpo..
A medida que lo hacía, la atmósfera parecía vibrar en respuesta, y una serie de destellos violetas comenzaron a danzar en el aire a su alrededor. Shoto, asombrado, se dio cuenta de que estaban presenciando algo extraordinario.
Algo había logrado llamar la atención de Todoroki, quien al notar un suave brillo emanar de los vendajes de su amiga, este la tomó de la mano al instante.
—¡Tsuki! —exclamó preocupado, y al instante notó lo mismo en su propio vendaje en su brazo, sintiendo menos dolor en donde estaba su herida.
Esto lo extrañó por completo, pues era una herida muy reciente para que no le doliera. Con cierto miedo, fue desenvolviendo la tela para encontrarse solo con una cicatriz, sus ojos se abrieron por completo y Tsuki soltó un suspiro sorpresivo.
—Espera… ¿Será que…? —la chica dijo susurrando, ahora ella desenvolviendo su vendaje en la cintura, dejando al descubierto solo una notoria cicatriz.
Ambos estaban atónitos, el ambiente parecía estar curando sus heridas poco a poco lo cual les permitió poder sanar hasta las heridas más profundas. Cuando ambos bajaron sus miradas al suelo, pudieron notar cómo de este florecieron pequeñas flores que se asemejan a lirios de colores violetas, los cuales comenzaron a titilar con un suave brillo a un ritmo cardiaco.
Era como si la tierra y la naturaleza de este nuevo escenario los estuviera ayudando a poder sanar.
Shoto entonces se quedó pensativo y sin decir nada, alzó su mano izquierda, los nervios lo atraparon por unos breves segundos al no saber si su idea funcionaría, tenía mucha expectativa en que pudiera lograrlo…
Una llamarada color anaranjado se formó en su mano, brillante, fuerte e imponente como siempre lo hacía en su universo, y sus ojos se iluminaron.
—¿Cómo?
—No sé cómo explicarlo, pero siento que mi quirk está más en sintonía con este lugar. Como si la energía aquí lo fortaleciera de alguna manera. —Shoto comentó mientras extendía sus brazos, en su lado derecho dejando formar una leve capa de hielo.
—Puede que este lugar tenga algo que ver con nuestros poderes. —Tsuki sugirió, observando cómo las pequeñas flores violetas se multiplicaban a su paso.
Shoto contempló la idea.
—Quizás esta energía nos brinde la oportunidad de recuperar nuestros poderes por completo. —mencionó Shoto, con una mezcla de asombro y esperanza en su voz.
Ambos héroes decidieron aprovechar la oportunidad que se les presentaba. Tsuki se atrevió a formar un pequeño portal con sus manos, fue un éxito.
Mientras Shoto practicaba con sus habilidades nuevamente recuperadas, sintió cómo la naturaleza respondía a cada uno de sus movimientos.
El sol alcanzó su punto más alto en el cielo, y los héroes se encontraron en una clara apertura rodeada de árboles luminosos. Tsuki, con una expresión determinada, extendió sus manos hacia el cielo, concentrándose en canalizar la energía a través de su quirk. Una serie de portales violetas se materializaron en el aire, suspendidos en el espacio como ventanas hacia otros escenarios del mismo universo mágico que se encuentran.
—Parece que la conexión con este universo nos está permitiendo controlar mejor nuestros poderes. —Tsuki sonrió, maravillada por la armonía entre su quirk y la esencia del lugar.
Shoto, mientras tanto, notó cómo la tierra respondía a su control. Levantó una fina capa de hielo del suelo y la manipuló con facilidad, sintiendo una conexión más fuerte con su elemento. La naturaleza, de alguna manera, les estaba brindando un renovado sentido de propósito y control sobre sus habilidades.
—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Shoto, admirando a Tsuki.
Al escuchar esas palabras, la jóven finalmente se dió cuenta de que este podría ser el final del viaje, que el sentimiento por alguna razón se sintió como un balde de agua fría y un peso en su pecho se hizo presente. Sus manos bajaron a la altura de su cintura y durante varios segundos no dijo nada.
Tenían la oportunidad ahí, en ese mismo momento, en sus propias manos la clave de poder volver a casa, pero Tsuki supo que si hacía eso, Shoto desaparecería de su vida… otra vez.
—Aún no… —ella susurró.
Shoto, notando la expresión de Tsuki y sintiendo la carga emocional en el ambiente, se acercó a ella con suavidad. Puso una mano reconfortante sobre su hombro, transmitiendo un apoyo silencioso.
—Tsuki, sabes que tenemos que intentarlo. Podemos volver a nuestros universos, a donde pertenecemos. —dijo con sinceridad, pero también con la comprensión de la difícil elección que se avecinaba.
Tsuki levantó la mirada hacia él, sus ojos reflejando una mezcla de emociones. Por un lado, anhelaba regresar a su hogar, a su realidad, pero por otro, la presencia de Shoto en su vida se había vuelto significativa, el vivo recuerdo de quien ella en verdad amó. La idea de perderlo nuevamente la atormentaba.
—Lo sé, Shoto. Pero... —titubeó, buscando las palabras adecuadas— pero también sé que si volvemos, no volveremos a encontrarnos.
Shoto asintió, entendiendo el dilema. Ambos compartían la incertidumbre sobre lo que les depararía el regreso a sus respectivos universos.
—No quiero que esto termine. —confesó Shoto, sus ojos buscando los de ella con intensidad—. Pero sé que, en algún momento, debemos enfrentar la realidad.
Tsuki se mordió el labio inferior, luchando contra las emociones que amenazaban con abrumarla.
Entonces sabiendo que la situación era muy difícil para Tsuki, decidió tomar su mano y poco a poco comenzaron a volver sobre sus pasos donde sus pertenencias se encuentran, sintiendo como su amiga apretaba el agarre y cómo ésta temblaba.
Shoto sintió la tensión en el agarre de su amiga mientras caminaban hacia el lugar donde se encontraban sus pertenencias. Cada paso resonaba con la inevitabilidad de la despedida. Aunque comprendían la necesidad de regresar a sus respectivos universos, la carga emocional de dejar atrás este extraño pero especial vínculo los afectaba profundamente.
Al llegar al lugar donde habían dejado sus cosas, Tsuki soltó la mano de Shoto y se agachó para recoger su mochila, tratando de ocultar el rastro de lágrimas en sus ojos. Shoto, por su parte, tomó su propio equipo con una expresión seria y determinada, pero sus ojos reflejaban la tristeza que ambos compartían.
El silencio entre ellos se volvió denso, como si las palabras fueran innecesarias y solo empeoraría la difícil situación. Se miraron el uno al otro, capturando en sus mentes la imagen de su contrario antes de enfrentar lo que venía.
Finalmente, Tsuki rompió el silencio con una voz suave pero llena de emociones contenidas.
—¿En verdad crees que en otro universo estamos juntos?
Las palabras de la jóven héroe resonaron en el bosque mágico, y Todoroki la miró en silencio, dando unos pocos pasos hasta finalmente quedar frente a frente con ella.
Los ojos de Tsuki brillan por las lágrimas, sus manos temblando ante la inevitable despedida.
Shoto se encontraba a escasos metros de la chica, y el silencio entre ellos era tangible. La intensidad del momento se acentuaba con la suave brisa que hacía ondear las hojas luminosas de los árboles circundantes. La atmósfera mágica del lugar parecía compartir la melancolía que ambos experimentaban.
—En algún rincón del multiverso, quizás hay un universo en el que las cosas son diferentes. —respondió, su voz revelando una mezcla de resignación y esperanza. —Creo que eso es lo que me está permitiendo seguir adelante después de tanto tiempo.
Tsuki asintió, y una lágrima escapó de sus ojos, deslizándose por su mejilla. La incertidumbre del futuro y la realidad de la separación se manifestaban de manera abrumadora en ese momento.
—Aunque no sepamos con certeza, me gusta pensar que en algún lugar, tú y yo... —sus palabras se entrecortan por la emoción, y Tsuki inhaló profundamente para continuar—. Sé que en la inmensidad multiversal, hay una Tsuki Hirai que si pudo estar con su Shoto.
Shoto levantó su mano, acariciando suavemente la mejilla de Tsuki para secar esa única lágrima que caía. Aunque ambos sabían que debían seguir adelante, la conexión entre ellos se volvía aún más fuerte en ese instante fugaz.
—Incluso si no es en este universo, te amaré en todos los demás. —dijo Shoto con una sonrisa tenue, aunque sus ojos revelaban la tristeza de la despedida mientras pocas lágrimas caen por sus mejillas.
Se abrazaron en silencio, compartiendo un último momento antes de enfrentar los portales que los llevarían a destinos opuestos. Tsuki aferró sus brazos alrededor de su amigo, como si pudiera retenerlo por un poco más de tiempo.
Ambos se aferraron el uno al otro como si quisieran detener el tiempo y resistirse a la inevitable separación. Las lágrimas de Tsuki se mezclaron con la melena de Shoto, y él cerró los ojos, tratando de grabar en su memoria la sensación de tenerla cerca.
—Te extrañaré, Tsuki. Más de lo que puedo expresar con palabras.
—Y yo a ti, Shoto. —susurró, su voz quebrándose.
Tsuki alzó su mano y detrás de Shoto se fué formando un portal de vibrantes colores rojos y azules que poco a poco se iban fusionando, el suave viento comenzó a despeinar a ambos y a elevar las hojas que habían caído de los árboles.
El jóven se fué separando un poco de su compañera, posando sus manos en las suaves y húmedas mejillas de la chica y sabía que esta sería su única oportunidad de demostrar lo mucho que en verdad la amó.
El beso entre Shoto y Tsuki fue un delicado recordatorio de todo lo que compartieron, un tributo a los momentos vividos y una despedida llena de emociones. Los labios de ambos se encontraron con ternura y pasión, como si quisieran capturar la esencia de su amor en un último instante.
Fue un beso que hablaba de deseo, de anhelo y también de renuncia. Los corazones laten con fuerza, sabiendo que este acto simbolizaba el cierre de un capítulo significativo en sus vidas. Cada segundo del beso era un intento de sellar en su memoria el amor que compartieron y las experiencias que los unieron.
Cuando finalmente se separaron, sus miradas se encontraron una vez más, y en esos ojos que reflejaban tristeza y amor, encontraron la promesa silenciosa de que, aunque sus caminos se separaran, el impacto de su encuentro resonaría en lo más profundo de sus almas.
—Te amo, Tsuki. —susurró Shoto, con voz temblorosa.
—Y yo a ti, Shoto. —respondió Tsuki, con una sonrisa nostálgica y un brillo de lágrimas en sus ojos.
El portal multiversal brilló con intensidad, indicando que era hora de seguir adelante. Shoto miró a Tsuki una última vez antes de cruzar el umbral, compartiendo entre ambos una ultima sonrisa. Aunque se iban en direcciones opuestas, el lazo que compartieron trascendería dimensiones, llevando consigo el recuerdo de su amor eterno.
El portal se cerró detrás de ellos, devolviendo el silencio al bosque mágico. Las pequeñas flores de lirio titilaron por un momento, como si fueran testigos de la conexión especial que acababan de presenciar. El viento susurraba entre los árboles, llevándose consigo el eco de un amor que trascendía dimensiones.
Shoto y Tsuki se encontraban ahora en universos distintos, pero el amor que compartieron en su encuentro resonará en sus corazones a lo largo de sus vidas en sus universos.
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