Loki estaba vivo y yo iba a matarle, bueno, miento, no iba a matarle, le quería demasiado. Por ello, en cuanto le vi, le di un bofetón y acto seguido le abracé mientras lloraba.

En mi habitación en Asgard miraba por la ventana, encendí un cigarrillo y vi como la llama consumía poco a poco el papel del cigarro.

-Eso te puede matar.- el pelinegro apareció.

-Se me olvidaba que eres un experto en muerte.- Loki río y se puso a mi lado.

-Lo digo en serio, Em.

-Ugh, de acuerdo.- tiré el cigarrillo.

-Hacemos un trato, mientras yo siga vivo, no fumarás.

-No es justo, eres un Dios, cuando yo muera, aún te quedarán milenios de vida.

-Eso podemos arreglarlo.- rodé los ojos.

-No quiero convertirme en una diosa, tengo familia en la Tierra.

-Ems...- me agarró las manos y dejó un beso en mis labios.- Por favor, no puedo imaginarme el resto de mi existencia sin ti.

-¿Qué pasará con ellos?- me refería a mis hermanos y padres.

-Podrás visitarles siempre que quieras.- sonreí un poco.

Ahora, me encendí un cigarrillo nuevo, mientras Thor me miraba mal. El rubio se acercó y me quitó el cigarro de la boca mientras yo me quejaba.

-Le prometiste a Loki que no volverías a fumar.

-Ya, bueno, él rompió la promesa primero.- me froté los ojos.- Me maldigo todos los días de mi vida por haber aceptado convertirme en una diosa, porque ahora soy yo la que tiene que vivir en resto de su vida sin él.- empecé a llorar y Thor me acogió entre sus brazos.- No es justo. Se suponía que habíamos evitado el Ragnarok, se suponía que todo estaría bien hasta el fin de los tiempos.

-Lo sé, Emma, no puedes castigarte por lo que pasó.

-Sí que puedo, yo tenía el poder de haber acabado con Thanos en cuanto llegó a la nave, pero no pude hacerlo.

-Estabas con Oliver.- señaló al hijo de Loki y mío. Las lágrimas siguieron cayendo, y mi hijo se acercó al verme así.

-Lo siento, Ollie, no quería asustarte.- dejé un beso en su coronilla.