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Sinceridad

Una guardia más con Blacwood y aunque emocionalmente no estaba del todo cómoda, la realidad es que me traía loca, su perfume, su porte, lo vi mostrándole a unos cadetes la forma correcta de marchar y se me hizo agua la boca, intenté concentrarme en mis deberes, pero no podía quitarle los ojos de encima, el día estaba terriblemente caluroso, lo vi dirigirse con actitud extraña hacia una parte de la base que no conocía todavía.

Estoy consciente de que algún día la curiosidad va a matarme y sin pensarlo lo seguí, cruzo tras un edificio, mire para todos lados, la zona parecía desértica, cualquier persona normal sentiría curiosidad.

Camine cuidando mis pasos, tratando de no hacer ruido, pero fui muy lenta, para cuando cruce tras el mismo edificio, él ya había desaparecido, el sentimiento de frustración se apoderó de mí, tanto que lance una leve patada al piso, en señal de queja, vamos lo tenía tan cerca ¿Cómo desapareció?, ¡ni que fuera mago! Camine un poco más intentando ubicarlo con la mirada, pero fue inútil.

—¿Buscas a alguien?

Su voz me asusto tanto que brinqué girándome y a penas lo vi frente a mí, sexy, imponente y... divertido, se estaba riendo... me había descubierto.

«Por Dios, como espía, me muero», pensé.

—No, no buscaba a nadie —dije tranquilamente.

Si lo pensamos al final lo buscaba, pero al inicio lo seguía, ¿no?

—¿Y entonces qué hacías? —dijo bastante serio.

—Yo... la verdad... —No quiero mentirle— noté que venía a revisar esta zona y como no la conozco, sentí curiosidad —mi intento por restarle importancia no fue bueno.

—Claro —por supuesto que no me creyó— Adelyn, necesitamos hablar —dijo con un tono demasiado serio y directo.

—Lo escucho, mi teniente de Navío, aunque me sorprende que utilicé mi nombre —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente incomodidad en mi interior.

Él exhaló profundamente antes de continuar, sus palabras.

—Me gustaría que por unos minutos hablemos como dos civiles y no de superior a subalterna —miedo.

No de ese miedo abrasador sino del que te hiela la sangre, la conversación embarazosa que habíamos estado evitando por fin nos alcanzó, sin aviso me encontré frente a Blacwood en una discusión tensa y cargada de emociones. Su mirada era fría y distante, mostraba el enojo, enfatizado en su voz mientras hablaba.

—Quiero disculparme contigo.

¿Qué? —grite mentalmente— esta no es la conversación que me había estado imaginando.

—Lo siento, pero no comprendo.

—Sé que te debo una explicación, te trate... de forma inadecuada, guiado por un chisme, te acuse en vez de preguntarte y me inmiscuí en algo que no era realmente mi asusto —dijo apenado.

¿Pena en vez de enojo?, ¿él se sentía avergonzado?

—Yo misma me coloque en esa situación —sentencie.

—¡No digas eso! —dijo dando un paso hacia mí— no se supone en ninguna circunstancia que un superior tenga derecho de aprovecharse de una subalterna en un momento de debilidad, mucho menos un hombre aprovechándose de una mujer, eso es deplorable y me disculpo contigo en nombre esta instrucción y mía.

—Usted no es quien debería disculparse.

—Pero aun así lo hago.

—Agradezco infinitamente sus intenciones y su apoyo en ese momento tan... terrible —dije intentando controlar mi voz.

—Addy yo... —me miraba como si buscara las palabras— yo estaba pensando en invitarte a comer un helado antes de que todo esto ocurriera.

—Y antes de todo esto habría aceptado, pero... —¿Cómo explicarlo?

—No te preocupes realmente lo entiendo —dijo dando un paso hacia delante.

Estaba tan cerca, acaricio mi mejilla con la punta de sus dedos compartiendo su electricidad conmigo, cerré los ojos disfrutando del dulce contacto, sentí su aliento en mi rostro, su cercanía, su aroma, ¿Cómo era posible que todo mi cuerpo reaccionara por tan poco? Su otra mano sobre mi cuello. Sentí como todas las tensiones desaparecían de mis músculos mientras mi intimidad despertaba... ansiosa, anhelaba más, más contacto, más placer.

—Esperaré a que estés lista y cuando tú quieras ten presente que yo también —dijo en un susurro.

Sentí perfectamente su labio rozando el mío.

Si este es el infierno, que nadie salve mi alma del pecado, porque solo quiero arder con él.       

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