Sin deseos de alumbrar.
—¿Algún problema aspirante? —la cara del teniente me dejaba muy en claro que si tenía problemas con ese orden, él mismo me la sustituiría por otra clase de problemas.
—Negativo mi teniente —dije con tranquilidad— disculpé, pero me gustaría saber ¿Por qué yo mi teniente?
—Eres la única del curso que sabe nadar para la próxima vez, no preguntes el porqué, las órdenes se cumplen y punto... ¿Entendido? —su gesto era amargo, duro e intransigente.
—Entendido mi teniente —dije dispuesto a retirarme.
—No te he dado permiso para retirarte aspirante —dijo levantando un poco la voz, provocando que regresara a donde estaba.
—¿Lo puedo ayudar con algo más mi teniente? —lo estaba retando con la mirada, este hombre solo es mayor que yo en edad por un par de meses.
—De hecho, si esta tarde después del almuerzo te quiero ver en la oficina de nuestro camarote para organizarlo todo.
Qué gracioso, como si fuera bien visto una aspirante femenina, encerrada en la oficina del camarote de un oficial superior sola, aunque las paredes del lugar son todas de vidrio y el resto de los aspirantes masculinos pueden ver sin problema lo que ocurre dentro, pero son hombres, siempre estará la idea de que si alguien ve algo inapropiado cerrará la boca o se unirá.
—teniente —dijo la voz que me carga por el camino de la perdición, mientras caminaba hacia nosotros, Tobías volteo de inmediato.
—Ordene mi teniente de Navío —dijo casi parándose firme.
—Reúnanse en la sala de juntas principal, solicitaré permiso para apoyarlos, ¿entendido?
Este hombre no solo acaba de ayudarme, sino de excitarme como nunca, cuanto poder se le desprende del cuerpo, sabe que su jerarquía es lo único que necesita para imponerse ante los demás.
—Entendido mi teniente de Navío —dijo notoriamente desconcertado Tobías, qué risa.
—A las mil cuatrocientas en punto —ósea las dos de la tarde.
«Nada mal», pensé.
—Entendido mi teniente de Navío.
Así es como se dirige, no tendrá ningún problema en acompañar a Blacwood a su camarote.
—Aspirante —dijo atrayendo mi atención, retírese, necesito hablar con su oficial a cargo.
—Entendido mi teniente de Navío —ahora era yo quien era puesta en mi lugar, me di la vuelta y desaparecí al trote, preguntándome ¿sobre qué hablarían?
Pero no todo era rigidez y dureza. En los momentos de descanso, compartimos risas y anécdotas con nuestros compañeros de curso. Formamos lazos de amistad que se fortalecieron a medida que compartimos experiencias únicas y nos apoyábamos químicos en los momentos de debilidad.
Algo que si odiaba eran las horas de comida obligatoria, la comida es terrible aquí, todos salimos de la unidad en busca de alimento en cada Franquía, así que se les llama a los fines de semana que no quedas preso por una guardia o sanción disciplinaria y estar preso es solo una forma de decir que no tienes permitido salir de las instalaciones.
Rápidamente, se hicieron las dos, Tobías había desaparecido, le expliqué al teniente Alfonso la orden y luego a la teniente Cass, ninguno de los dos coloco objeciones, me dirigí al salón de juntas principal, al trote prácticamente mientras preguntándome si ¿realmente soy la ¿Única del curso que sabe nadar? Eso no es posible, tal vez se refería a que soy la única con experiencia según los expedientes, debe ser eso.
—Me pregunto si los dos ya estarán ahí... —dije en voz alta, mientras caminaba.
—No, pero si vas tarde.
Su voz me dio un gran susto, no sé por qué si realmente no estaba haciendo nada malo, aunque posiblemente me reclamaría que no voy al trote, sino que me estaba dando el lujo de caminar, después del brinco ridículo que tuve por reflejo, voltee para verlo a la cara, pensando en que si me gane un planto lo disfrutaría como nunca solo por verlo, mi decepción fue inmensa al descubrir que obviamente al igual que yo ya no tenía el uniforme deportivo.
—¿Decepcionada aspirante?
«¡Demonios!, ¿soy tan evidente?», pensé.
—¿Esperaba a alguien más? —continúo hablando con picardía.
Qué tontería, sin estos uniformes mi respuesta sería tan diferente, reflexiono antes de decir.
—Negativo mi teniente de Navío.
—¿Y entonces por qué esa cara? —demonios, no sé decirle.
—Me sorprendió mucho mi teniente de Navío, como estaba viendo todo tan solo, no esperaba su voz —dije fingiendo la mayor inocencia posible.
—¿Por qué vas tarde a la reunión? —no estaba molesto, pero tampoco lucia feliz.
—El teniente de Fragata no se encontró y me vi en la solicitud de solicitar permiso a mis otros dos instructores.
—Entiendo, bueno, vamos —dijo pasándome, por un lado, en silencio lo seguí.
Para cuando llegamos al salón, este se encontró vacío por completo.
—Parece que tu instructor es más impuntual que tú —no me miró, estaba enfocado en dejar unos papeles sobre la mesa, su comentario me saco una sonrisa, este hombre me representa una cacería jugosa.
Tobías entró por la puerta casi corriendo.
—Lo siento mi teniente de Navío, el comandante me llamo para que ubicara al técnico de mantenimiento de los helicópteros, ya que al parecer uno está fallando y tienen inspección hoy.
—¿Y lograste ubicar al técnico?
—Negativo, al parecer salió de permiso esta mañana, debe estar en vía hacia su casa y no debe tener señal en la carretera —me pregunto si ¿tendrá problemas por no encontrar al técnico?
Tenía claramente dos opciones, morir callada para no alumbrar o abrir mi bocotá e intentar ayudar, pero eso también podía causar varias repercusiones, si no salía bien y la falla era demasiado para mis escasos conocimientos mecánicos, el problema no solo será la gran sarta de idioteces que comenzaran a decir de mí sino las repercusiones que los superiores puedan tener en mi contra, por otro lado, si logro arreglarlo, tal vez para la próxima falla me llamen y me salve de un plantón o de alguna actividad fastidiosa, pero seguramente si se presenta una otra falla también podrían quitarme horas de sueño o de descanso.
Podría ser un buen escape o una responsabilidad adicional que no necesito, por otro lado, me alegraba saber que Tobías realmente no se había aprendido mi expediente porque ahí decía, claramente, que hice el curso para piloto y el de mecánica básica.
—Parece que tienes un problema —le dijo Blacwood sin prestarle mucha atención al asunto.
—No bueno, ya se le notificó la situación al Contralmirante.
—Es una lástima, si no pasan todos la revista, seguramente cancelarán la exhibición de mañana.
No sé nada sobre la exhibición, obviamente los aspirantes no estamos invitados, pero es una lástima, por otra parte, me pregunto si... ¿Arreglarlo me dará puntos con Blacwood?... ¡Qué tontería! Esa posibilidad de puntos, no justificarán las consecuencias de lo que me toque vivir durante los ocho meses que me quedan por delante, pero... ¿Qué tal si logro un acuerdo? Algo que me beneficie a mí y a ellos.
—Tal vez sé dé alguien que podría arreglarlo —comento desinteresadamente.
—¿A quién? —brinca Tobías de inmediato.
Ya abrí la bocotá, ahora solo puedo tratar de sacar lo mejor de esto.
—Pero nadie debe saber quién es —dije tranquilamente.
—Déjate de tonterías Steele —dijo notoriamente molesto, si supiera como me forro su jerarquía, no haré esto gratis.
Vi por primera vez la hermosa sonrisa de Blacwood, al entender la situación, antes de colocar la mano sobre el hombro de Tobías para decirle.
—Cálmese, teniente, es obvio que la señorita tiene una solicitud bastante sensata para resolver el problema —dijo clavando sus hermosos ojos en mí.
—La verdad es que si mi teniente de Navío, no creo que el aspirante quiera que sepan que fue él, sobre todo para no alumbrar —dije tragando grueso.
—Entendible, pero nosotros debemos hablar con él. Tenemos que confirmar que efectivamente puede ayudar.
Guarde silencio, tenía lógica, lo acepto, pero no cederé tan simple.
—Supongo que puedo preguntarle, solo den el permiso para que vayamos los dos y él revise, si lo acomoda no abra problema, si no puede tampoco —dije elevando levemente los hombros, restándole interés.
—Mira Steele, eres una aspirante, tú no negocias acatas órdenes —dijo Tobías acercándose amenazadoramente hacia mí.
—Hagamos algo, el teniente de Fragata se quedará aquí, iniciando las planificaciones para la clase de natación, mientras usted y yo buscaremos al aspirante y tiene mi palabra de que no diré quién es.
—Me parece bien mi teniente de Navío —dije sin mirar a Tobías.
—Perfecto, vamos teniente, no le diga nada a nadie sobre esto, ¿entendido? —era claramente una orden.
—Afirmativo mi teniente de Navío —respondió sentándose, estaba furioso y yo encantada no solo con su rabia sino con los minutos que tendría a solas con Blacwood.
Salimos en silencio del salón principal, caminamos lado a lado unos metros, cuando me dijo.
—Bueno, ya estamos solos ¿Quién es? —digo parándose frente a mí.
Mire para todos lados, realmente si estamos solos.
—Soy yo —su impresión fue majestuosa, por supuesto que jamás pensó en una mujer para el trabajo— ¿sorprendido?
—Un poco... sí, bueno, entonces iremos directo al hangar, ¿te parece? Veremos si realmente puedes hacer algo o no —dijo comenzando a caminar nuevamente.
—Me parece bien mi teniente de Navío —dije siguiéndolo.
—Explícame ¿Por qué no quieres que sepas que eres tú? Podrías salir beneficiada dando esta ayuda... y ¿Cómo se supone que sabes de esto?
Qué interesante, me habla mientras camina delante de mí, sin siquiera voltear para mirarme, tal vez no le interesa la posibilidad de que mi lenguaje corporal le diga algo, como el suyo me habla a mí. O tal vez ni siquiera sabe lo que es el lenguaje corporal.
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