Entre chismes
Cuando abro mis ojos con pesadez, estoy en el suelo del baño, me duele mucho la cabeza y tengo tanta sed que me bebería un manantial entero, yo sola, mi cuerpo se siente pesado, me obligo a levantarme, abrir los ojos, hay demasiada luz, Virgen Santa ¿Por qué me siento así? Recuerdos de la salida con Dana se apoderan de mi mente... Demonios tal parece que bebí demasiado.
Con mucho esfuerzo me enderezo, de verdad me duele todo, veo mi celular en el piso, lo tomo y prendo la pantalla, es medio día, tengo cinco llamadas perdidas de Agatha ¿Qué habrá pasado?
Me miro en el espejo, parece que tuve un ataque de drama, estuve llorando, se me nota en el rostro, el cual lavo de inmediato, estoy sin pantalones, pero con ropa interior, que extraño, está al parecer es mi segunda borrachera y nuevamente borre cassette, espero de corazón no haber hecho ninguna tontería, decido que lo más sensato es meterme a bañar, efectivamente el agua despereza mi cuerpo, relaja mis músculos y me regresa a la vida.
Salgo del baño, me visto, cepillo mis dientes, miro los zapatos y el pantalón en el piso, al parecer hice un buen desastre esta mañana, es ahí cuando percibo un olor extraño y desagradable, voy caminando, guiada por el olor ¡Qué asco! Vomite anoche, qué desgracia.
Recojo todo y limpio, antes de llamar a Agatha.
—¿Dónde estás metida? Me dejaste plantada mana —sonaba molesta.
—Estoy en mi departamento, lo siento mucho, preciosa, creo que anoche, se me fue la mano con los tragos con Dana.
—Estuve en tu departamento y no te vi —sentenció.
—Al parecer me quedé dormida en el baño —dije verdaderamente apenada.
—¿Qué? Ya estoy en camino, te llevo algo de comer mujer —sin decir más, me colgó.
Al escuchar la palabra comida mi estómago inicia una revolución, ciertamente tengo mucha hambre, pero tengo la garganta totalmente seca, abro la nevera y sin miramiento comienzo a beber, es una sed insaciable, los vasos de agua me refrescan, pero no me alivian por completo.
Mi única experiencia borracha fue en la universidad, con amigas de total confianza, tampoco recordaba mucho de lo hecho y prácticamente todas estábamos igual, gracias al cielo estábamos en una casa privada, era evidente que habíamos brincado por todo el lugar, el televisor seguía encendido con el karaoke puesto e infinidad de golosinas por el suelo.
Pero más allá de la borrada de cassette, no tuve síntomas de una fuerte borrachera, este no es el caso, me duele el cuerpo, se siente como si la cabeza y el corazón hayan intercambiado lugares, la sed es abrazadora y adicionalmente, los recuerdos no están regresando, ni siquiera en fragmentos, intente no presionarme, termine de limpiar y recoger, quería tener todo listo para volver a la unidad. Solo a mí podría ocurrírseme pasarme de tragos, la noche antes de regresar al encierro, tengo que estar mal de la cabeza definitivamente, aunque me sorprende, la verdad no suelo ser tan imprudente.
Agatha aparece en mi puerta quince minutos después, regañándome.
—Estás completamente loca —aseveró críticamente— ¿Cómo que dormiste en el baño? Y ¿Por qué no me respondiste cuando vine temprano pegando gritos?
—Supongo que tus gritos no me despertaron, no grites por favor —dije protegiendo mis oídos con las manos.
—¡Claro que grito! Me alegra que te duela, solo a ti se te ocurre, te lo mereces.
—Cierto —dije restándole importancia, mientras salía de la cocina hacia el cuarto y me dejaba caer sobre la cama recién hecha.
—Tienes que comer algo nena —su voz se suavizó considerablemente.
—Qué vergüenza —dije sentándome sobre la cama, tomando en envase que me ofrecía— muchas gracias.
—Qué vergüenza, ni que nada... me asustaste... pero me alegra mucho ver que estás bien.
Intente destapar el envase con tapa a presión, pero mis dedos aún no tenían fuerza, Agatha sin miramientos me lo arrebató de las manos y en un segundo lo destapo, ofreciéndomelo nuevamente.
—Voy por una cucharilla —dijo saliendo de la habitación hacia la cocina, es un departamento de solo dos ambientes, sin sala solo cocina—comedor y este cuarto con su baño.
—Toma —dijo extendiéndome el cubierto, sigue molesta— es sopa, tienes solo un par de horas para recuperarte mujer.
—¿Has sabido algo de Dana? — pregunté curiosa.
—Nada, sabes que no me llevo bien con esa lamebotas.
—No seas así, cada uno lleva el curso lo mejor que puede.
—La que mejor lo llevaba hasta hoy eres tú, pero ahora lo dudo —reproches, tenía demasiado tiempo sin que alguien me reprochara algo.
—Agradecería que este infortunio quede solo entre nosotras —sentencie, no era una solicitud.
—No tienes ni que mencionarlo, pero en serio trata que no se repita —dijo sentándose sobre la cama a mi lado, viéndome comer.
—Créeme, no tengo intenciones de repetir esta experiencia, por el resto de mi vida —no mentía, esto se sentía terrible— si así se sienten todas las mañanas, los alcohólicos, de pana, no tengo ni idea de cómo lo hacen.
Agatha comenzó a reírse como si le acabara de contar un gran chiste, tal vez sigo un poco aletargada, decido enfocar todos mis esfuerzos en la sopa. Mi amiga me ayuda a terminar de acomodar todo, falta solo una hora para la entrada en la unidad.
—Voy a llamar a Dana —dije repentinamente.
—¿Para qué? —dijo levantando una ceja, como si yo estuviera loca.
—Sé que salí con ella anoche, pero no recuerdo mucho, ni siquiera sé cómo llegué aquí, mucho menos si regrese con ella, espero que sí —dije mientras marcaba su número.
Un repique, dos repiques... cinco... nada, cuelgo, vuelvo a intentar, lo mismo, hago un total de cuatro intentos.
—No responde —digo preocupada.
—No te preocupes, la verás en la unidad —dice tranquilamente.
—Eso espero.
—Por cierto, a noche Antonio me dejo plantada, ¿puedes creerlo? —dijo indignada.
—¿Antonio? —su rostro viene a mi mente— Ah, cierto... estás saliendo con ese lastre.
—Addy, no le digas así —pide con un puchero.
—Claro, lo siento... entonces ¿te plantó? Bueno, él es quien perdió la oportunidad de dormir en una cómoda.
—Supongo que lo ahuyente —dijo con un gesto de tristeza.
—¿Cómo lo ahuyentaste?, ¿le hablaste de compromiso? —dije conteniendo una risa.
—Puede que el sábado se me haya ido un poco la mano en el sexo.
Vale, esto merece mi atención completa, me siento en el borde de la cama y la miro, incentivándola para que continúe su historia.
—Bueno, es que ya tenía cuatro meses sin hacer nada con nadie —aclaró como si eso fuera toda una proeza o como si fuera una cantidad de tiempo asombrosa, en teoría se supone que es el tiempo mínimo tiempo que debemos tener todos los del curso, porque estamos internos y los que tienen parejas no se las trajeron en el bolso— y cuando llego de una se quitó la camisa —dijo mordiéndose el labio, imaginármelo yo me resultaba repulsivo así que quite la idea de mi mente de inmediato— y me volví como loca, le salte encima, lo bese como loca y bueno, paso lo que tenía que pasar.
Qué horror, sinceramente nunca he tenido ningún tipo de problema en escuchar las experiencias íntimas de mis amigas, ni leer relatos, ni siquiera cuando son un poco raros o asquerosos, después de todo si era capaz de abrir o ver como alguien más abre un cadáver en U, Y o T, es poco probable que algo me produjera escozor, pero ¿Antonio? No es el peor sujeto que conozco, mucho menos el más asqueroso, pero ¿con mi amiga? ¡Qué horror!
—Entiendo —dije fingiendo calma.
—Lo hicimos tres veces y yo quería más y más, pero terminó tirado en la cama diciendo que no podía más, que estaba demasiado agotado —dijo con notable tristeza— creo que lo deje seco.
No pude contener la risa, no por su comentario como tal sino por su cara al decirlo, parecía una niña pequeña, esta chica tiene cuerpo de infarto, pero rasgos de su personalidad denotan una inocencia tan particular.
—Addy no te rías, es en serio ¿Crees que lo espante? —dijo con un puchero en la cara.
—Amiga, si lo espantaste, él es quien se lo pierde, no tú, así que mejor no te des mala vida, si no puede complacerte en la intimidad, ni siquiera tiene sentido que te esfuerces —dije restándole importancia— mejor vámonos o se nos hará tarde —ya estaba recogiendo mi bolso del suelo.
—Dame un minuto, voy por mi bolso y nos vamos.
Parece que mis palabras sirvieron porque se levantó mucho más animada y salió corriendo para buscar sus cosas, diez minutos después ya estábamos en camino a la base.
—No entiendo cómo te llevas bien con Dana, en serio que no lo comprendo —decía mi amiga sin mirarme— es que es tan lamebotas, no entiendo como toleras su personalidad falsa.
—Tal vez no es falsa, quizás simplemente ella es así y no lo hace por mal —quería llegar rápido solo para ver a Dana y ver que estaba bien.
—¿Eso no es aún peor? —dijo colocándose delante de mí para mirarme caminando de espaldas.
—No hagas eso, puedes caerte.
—Doña sensatez, ya regreso, pero eso no lo pensaste cuando te acostaste a dormir en el piso del baño —dijo enderezándose entre risas.
—Ciertamente, no tengo ni idea de que me paso.
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