— Naruto...

Naruto sonrió cuando la vió.

Ella estaba allí, como cada noche esperando en el lago, sentada en una roca plana. Ella levantó una mano y lo saludó tímidamente mientras él se acercaba hacia allí. Naruto se sentó, sólo mirándola como siempre pasaba. Ella era muy bonita, y siempre lo dejaba sin habla. Tenía unos grandes y bonitos ojos grises, pestañas negras largas que se arqueaban y golpeaban las mejillas teñidas de rojo cada vez que ella pestañaba.

Ambos siempre se miraban, él ni siquiera se anima a estirar la mano para tocarla. Ella parecía un ángel, sería un pecado tocar algo tan bonito, se decía.

—¿Cuándo me llamarás?— preguntó con su voz suave y dulce.

Naruto parpadeó, sin entender a qué se refería. Pero no podía hablar, jamás podía pronunciar una palabra, siempre era así.

—¿Naruto?... — él se dió cuenta que neblina blanca empezó a salir del lago, rodeándo a ambos lentamente. Levantó la mirada para darse cuenta de la expresión triste de ella—. Llámame, Naruto.. —, su voz se volvió más lejana, cómo si ella estuviera desapareciendo poco a poco.

Naruto estiró la mano, intentando retenerla, pero sólo consiguió humo en sus dedos. Quería pedirle que se quedará, que no se fuera..

—Naruto... Llámame, Naruto... Naruto...

—¡NARUTO!

—¡Aaahh!— gritó asustado mientras se sentaba en cama de golpe—.¡Auch!— está vez gritó de dolor cuando sintió el golpe en su nuca.

Naruto se frotó la nuca mirando a su madre ceñuda, ella lo observaba enojada.

— Podrías despertar de una vez, debes ir a la escuela y estás ahí aún en la cama—. Ella entrecerró los ojos sobre él, apoyando sus manos en sus caderas y acercando el rostro al suyo, mirándolo fijamente —. Tienes unas hojeras terribles.. ¿Estás otra vez saliendo de noche con tus amigos?

Naruto agitó la cabeza en negativa, algo asustado de la mirada penetrante de su madre. Lo cierto es que, la última vez que habían hecho una excursión, había sido la noche en la que él cayó al lago. De eso ya habían pasado casi tres semanas.

Kushina quedó con la mirada en él, como si estuviera calculando si era sincero. Ella pareció creerle, porque frunció el ceño, está vez parecía algo preocupada. Su madre suspiró y se sentó en el borde de su cama, ella estiró la mano para tomar una de las suyas. Ella examinó los dedos de él, Naruto también lo hizo. Se sorprendió un poco al ver que su mano era mucho más grande que la de su madre.

— Creo que es hora..— dijo ella.

Naruto frunció el ceño, dándose cuenta que ella había agarrado la pulsera que tenía en su muñeca, esa misma que había encontrado en el lago. Su madre examinó el dije, pero no lo abrió.

—¿Hora? ¿de qué?— murmuró él, sin saber qué le pasaba ahora a su madre.

— Ya eres grande.. y como tu padre no está presente con nosotros. Bueno, yo debería aclararte algunas cosas...

Naruto alejó su mano, su expresión era de incredulidad.

— Mamá...— se quejó con voz algo chillona.

— ¡Es natural!— dijo ella—. Estás en una edad que empiezan a interesarte algunas cosas y partes de tu cuerpo...

—Por el amor de lo más sagrado—, dijo mientras se tapaba la cara con ambas manos, sintiendo caliente las orejas. Él se sacó la ropa de cama de encima y se levantó —. Mamá, no te preocupes por eso...

Kushina le tomó el brazo, evitando que él terminará de levantarse de la cama. Él observó a su madre.

— Naruto —, él alzó una ceja cuando las mejillas de su madre se volvieron un poco más rojas—. Cuando entre estabas gimiendo en sueños. Pidiéndole a quien sea que no se fuera—, ella alzó una ceja.

Ahora fue su turno fruncir el ceño.

— Sólo fue un sueño, ma.

— Tenías una tienda de campaña en tu cama—, ahora alzó ambas cejas.

—¡Mamá!— gritó, ahora sí sintiendo toda su cara caliente y saliendo de la cama. Apuntó la puerta del cuarto—. Vete, tengo que arreglarme para la escuela.

Kushina soltó aire por la nariz, se levantó con calma.

— Sólo quiero que sepas que si estás con una chica, espero que te estés cuidando. Porque no quiero nietos—, habló mientras caminaba a la puerta.

—¡Mamá!— gimió Naruto .

— Hablo en serio Naruto —, dijo mientras cerraba la puerta y sólo dejaba la cabeza dentro de su habitación. Como si esperara una respuesta de su hijo.

Naruto apoyó sus puños en sus caderas y suspiró mientras miraba el suelo. Era un tema tan incómodo de tratar con tu madre. Alzó la mirada, ella seguía allí.

— No estoy con ninguna chica, ¿de acuerdo? Sólo fue un sueño.

Kushina no parecía muy convencida, pero terminó asintiendo.

— No olvides poner a lavar esas sábanas —. Naruto asintió mientras se giraba para tomar su ropa para cambiarse—. Y limpia tu habitación cuando vuelvas de la escuela. ¿Cómo puedes vivir en medio de la mugre? Es terrible el olor a medias sucias que hay allí...

— ¡MAMÁ!

Naruto suspiró cuando al fin estuvo solo y escuchó a su madre en la cocina. Agarró su ropa y fue al baño para darse una ducha rápida.

Mientras estaba bajo el chorro de agua, sólo pudo pensar en la chica de sus sueños. Cerró los ojos, dejando que el agua cayera por su rostro, ella apareció en su memoria. Recordó sus ojos grises, triste mientras ella desaparecía. Su estómago se apretó, sintiendo que una pelota se formaba allí. Terminó de lavarse el cabello y mientras cerraba la ducha no pudo evitar decir en voz alta:

— Ojalá pudiera llamarte...