El siempre esta feliz, su sonriente boca, sus ojos idos, su pose tan activa... me produce gran satisfacción verlo.

Pero últimamente ya no es lo mismo. Antes, con solo una pequeña mirada, mis fuerzas y energías volvían, ahora no basta con mirarlo simplemente, ni siquiera el tocarlo. Poco a poco me distancio de él.

En cierto modo me aterra. Solemos ser unidos, he aceptado que él es quien me ayuda día tras día con mi depresión, su aura me llena de inmediata felicidad, tanta que pienso que lo acaparo solo para mi.

Jamás le he preguntado si tiene problemas o algo similar, no es como si no me importase, solo que no hallo nunca las palabras correctas. Por lo tanto, no lo conozco bien.

Lo he visto riendo, lo he visto jugando, lo he visto enojado. Más, sin embargo, no lo he visto en tristeza.

Aquella vez lo mostró; esa mujer pudo hacer que su radiante sonrisa se desvaneciera, pude ver su tristeza. Pero... no como lo deseaba.

Hacemos varias cosas juntos, hablamos de todo tipo de temas, hemos reído y llorado mil veces en nuestra niñez y otras mil veces en nuestra adolescencia. Pero porqué ahora no es igual?

Quiero ver su tristeza, quiero ver aquella parte de su ser, donde se rompe y pierde el miedo a demostrar lo que le atormenta. Quiero ser el único que lo vea, nadie mas.

No deseo que sufra, no deseo que olvide su felicidad, no le deseo mal. Solo quiero que me muestre lo que es, no quiero que se vea obligado a ser un payaso, que solo divierte y entretiene a mocosos. Quiero ver mas allá de falsa alegría o enojo.

Jyushimatsu, no sigas presionando a tu corazón, muéstrame tu tristeza.