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XVIII

—Richard.

—¿Qué sucede?

—Yo... nada.

—No, dímelo tranquilo.

—¿Por qué lo hiciste? —conectaron miradas. Richard suspiró y desvió su vista a Erick.

—Johann me caía bien. Después de las reuiniones comenzamos a hablar por privado, a llevarnos más. Yo creía que mi relación con él era igual que la de Erick y tú.

—¿Qué? —Richard sonrió levemente y volvió a su expresión normal.

—Ustedes eran completamente envidiables. Anhelaba tanto conocer a alguien con quien tenga la misma conexión que ustedes que creía tener eso con Johann. Había comenzado a distanciarme de Erick más de lo común. Nunca fuimos de hablar por chat pero ni siquiera nos veíamos en persona. Cuando Johann me dijo que Erick comenzó a ser malo con él, ni yo sé por qué, pero le creí —dijo algo triste—. Le creí a un chico que conocía hace poco en lugar de a mi amigo de años, yo no soy un buen amigo —miró al suelo—. Bloquee a Erick y empecé a relacionarme más con Johann. Con los meses él me hizo a un lado. Supuse que Erick me odiaba así que no traté de acercarme porque tampoco sentía que merecía un perdón de su parte, fui una mierda y lo sé. Hace dos meses contacté a su padre, me dijo que cayó en coma y en dónde estaba por si quería verlo. Desde hace dos meses vengo dudando en si venir a verlo o no. No creas que me siento feliz de estar aquí, hasta yo me odio por haberlo dejado y venir aquí me costó mucho trabajo.

Christopher lo oyó con atención. Notaba lo dolido que estaba Richard con eso y lo arrepentido que estaba.

—Entiendo, Richard —dijo firme—. Sé que debe ser difícil para ti. Mira, me cuesta confíar en ti pero voy a creerte. Puedes venir cuando quieras, estoy seguro de que a Erick le encantaría tener de vuelta. Nunca dejó de extrañarte.

Richard asintió con unas pequeñas lágrimas.

—Muchas gracias, Christopher. No sabes lo mucho que me hacía falta estar cerca suyo.

—Lo imagino —hizo una pequeña mueca.

30 de agosto, 2016.

Erick se levantó de su cama con algo de molestias. Hace dos noches en medio de una discusión su padrastro lo fue a buscar al cuarto solamente para golpearlo y desquitar su furia con él.

Desde el golpe en el rostro cada vez que se molestaba con su madre se desquitaba a golpes con él.

No había ido a clases el día anterior, claramente sin que su padrastro y su madre se enteren ya que lo regañarían.

Ya que se sentía mejor decidió asistír. Tuvo que salír de una clase rápidamente directo a los baños ya que le entraron ganas de vomitar.

No venía comiendo bien a causa de su tristeza, no tenía apetito ni ganas de nada.

Solamente se levantaba con ánimos para ver a Christopher.

Regresó de la preparatoria y tardó en vestirse ya que el moverse demasiado le causaba más dolor físico.

Resivió un mensaje de Christopher avisándole que ya estaba cerca y salió afuera.

Era increíble cómo actuaba tan bien el no tener ninguna molestia física, para subirse a la bicicleta hizo movimientos que le causaron mucho dolor pero aún así seguía sonriendo y mostrándose bien. Le aterraba la idea de que Christopher notara que fingía.

Estaba tan preocupado en actuar bien en las últimas salidas que no notó las veces en que Chris vio los moretones en sus piernas y brazos que de a momentos eran visibles.

Christopher quería preguntarle pero sabía que si Erick no se lo había comentado, era porque tenía miedo de algo.

Se sentía mal por no poder ayudarlo.

—¿Cómo está tu madre con el embarazo?

—Bien. Tiene fecha para noviembre, apróximadamente.

—Qué bien. ¿Ya saben su sexo?

—Es una niña.

—Ow, ya quiero verla. Debe ser más bonita que tú.

—Qué cruel.

—Lo soy —rió y se volteó para dejar un besito en la mejilla de Chris—. ¿Vamos a tu casa?

—Síp. ¿Quiéres quedarte a dormír?

—Claro. Cuando lleguemos le aviso a mi mamá.

—Okey.

Llegaron y saludaron a Yenny. Christopher aprovechó para ir a terminar unos deberes mientras Erick charlaba con su mamá.

—¿Estás emocionada?

—Mucho. Además, ya quiero que salga. Patea fuerte —Erick sonrió—. ¿Te gustan los niños?

—Síp. Ya estoy ansioso por conocerla.

—Seguro que ella también, tienes buena carta de presentación.

—Qué alivio —Yenny rió un poco.

—¿Te gustaría tener hijos, Erick?

—Sí.

—¿Piensan adoptar?

—¿Quiénes?

—Oh, ¿No hablaron de eso todavía?

—¿Quién y quién?

—Mi hijo y tú —Erick la miró sorprendido.

—¿Usted sabe?

—Christopher me lo dijo hace una semana. Todavía estoy procesándolo pero me agrada que seas tú. Me duele un poco pero no por ustedes, sino porque habrá mucha gente que los mirará mal.

—Sí... mi familia es homofóbica.

—Lo siento.

—No pasa nada.

—Bueno, cuéntame. ¿Han hablado del futuro?

—Nop. Aunque por mi parte, siempre he tenido la ilusión de embarazarme. Debe ser bonito llevar a tu hijo en tu vientre, saber que está contigo y que tú lo cuidas y esas cosas.

—Es una sensación hermosa. Espero que en otra vida puedas vivirla —Erick sonrió.

—Me encantaría.

Minutos después Erick se fue con Chris, este estaba en su escritorio aún con sus deberes.

Christopher siguió haciendo sus apuntes como si nada hasta que sintió un pequeño toque en su hombro.

—Mira, Chris. Nuestro bebé —dijo Erick enseñando el bulto debajo de su remera. El contrario sonrió.

—Está medio raro nuestro bebé.

—Está hecho de algodón, espero que no importe —habló quitando la almohada y una vez fuera Chris tomó su mano para sentarlo en su regazo.

—No hay problema con eso. Vamos a quererlo igual.

—Claro que sí —dijo y sintió un besito en su hombro. Pronto Chris apoyó su cabeza en su brazo.

Se formó un silencio largo. Ambos estaban pensando en lo que venían viviendo. Todo estaba volviéndose más difícil de soportar, sobre todo para Erick quien no sabía qué sería de él al llegar a casa.

—Te amo mucho, Erick —soltó.

—Yo también.

En la madrugada, Chris sintió la cama moverse y se despertó por lo mismo.

En medio de la oscuridad divisó a Erick caminar hasta la puerta de su cuarto.

Pasaron unos minutos y Erick no volvía.

Chris se puso de pie y salió. Lo buscó por el living y al no dar con él fue hasta el baño.

Estaba por golpear y llamarlo pero a tan sólo unos pasos cerca, escuchó los pequeños sollozos provenientes de allí.

Su corazón se estrujó y sintió romperse por dentro.

Erick estaba llorando en el baño de su casa a mitad de la madrugada.

Erick estaba mal y a pesar de estar viviendo un infierno, hacía su mayor esfuerzo por verse bien ante Chris.

Pero no podía conciliar el sueño y mucho menos dormír plácidamente junto a la persona que más amaba y a quien le mentía.

Erick se sentía tan vulnerable e idiota por estar llorando en el baño de su chico.

Lloraba todas las noches en su cuarto, pero al no estar allí no le quedaba de otra que hacerlo en ese pequeño espacio mientras abrazaba sus rodrillas presionándolas contra su pecho.

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