VI
Lentamente, las manos de Christopher subieron sobre sus brazos contrarios mientras las lágrimas caían tal cascada, esas lágrimas más que ser gotas de agua, ardían, esas lágrimas de dolor quemaban desde dentro antes de salir.
Se abrazó a sí mismo en busca de sentir un poco, al menos un poco de lo que Erick le transmitía cada vez que lo abrazaba.
Nunca nadie lo había abrazado con tanto amor y sinceridad como Erick solía hacer. En brazos de Erick se olvidaba de todos sus problemas, sentía que podía llorar libremente sin ser juzgado, sentía millones de sensaciones únicas, pero sobre todo, sabía que eso era porque nadie lo amaba más que Erick y que esos abrazos venían tan llenos de amor sincero que, hasta sus almas podrían llegar a abrazarse de por medio.
Al final, se quedó dormido con su cabeza doliendo del llanto, pero lamentablemente, eso ya era costumbre.
Se despertó en la tarde. En vez de quedarse en la cama hasta horas más tarde, se levantó y decidió darse una corta ducha.
Vistió una ropa cómoda, suelta y algo vieja, como de costumbre.
Salió de su habitación. Agradeció que nadie esté en el living, fue hacia la cajita donde ahorraban dinero y tomó un poco.
—Hola, Chris —lo saludó su hermanita, acercándose con emoción.
—Hola, Gogo. Me voy, no le digas a mamá y a papá, por favor.
—Bueno. ¿Por qué siempre te vas?¿Quiéres jugar?
—Me voy a ver a alguien. No gracias, quizás otro día —dijo con cariño para luego marcharse.
Gogo hizo un ademán triste ya que para ella ese "otro día" era mentira. Su hermano jamás salía de su cuarto para otra cosa que no sea salir. No lo entendía. Y si él seguía así, ella podría llegar a odiarlo ya que, su amada mamá lloraba constantemente por él y su padre siempre se quejaba de él. Si su mamá lloraba y su padre lo insultaba, por algo debía ser. "Algo malo debe hacer" pensaba la infante.
Al salír Chris miró su bicicleta con tristeza. Desde que Erick cayó en coma no volvió a ocuparla, estaba tan acostumbrado a usarla con él que se le hacía raro subirse para ir a verlo a un hospital, para ir a ver a su novio medio muerto que alguna vez se ubicó en el cañito, delante de él, riendo y disfrutando de su compañía.
Llegó al hospital y luego de pasar por recepción fue al cuarto de Erick.
—Daisy, no esperaba verla por aquí —dijo con sorpresa viendo a su suegra sentada en las sillas de esperaba fuera de la habitación.
—Hola, Christopher —se puso de pie algo temblorosa, actuaba raro.
—Puedo esperar aquí si quiere pasar a ver a Erick, hágalo con tranquilidad.
—No, no, nada de eso —se levantó—. Sólo vine a ver si hay noticias pero nada, como siempre —habló algo molesta, haciendo que Christopher tomara una postura firme a causa de su actitud.
—Bueno, hay que esperar para la buena noticia, Erick aún tiene tiempo, bastante. Es sólo qu-
—Ya, Christopher. Suficiente.
—Lo siento. ¿Pasó a verlo?
—No, es inútil. Erick es más un muerto que cualquier cosa.
—Daisy.
—Christopher, seamos realistas. Erick ya está muerto —el contrario tembló al oírla.
—Daisy, no diga eso.
—Ya cállate, Christopher. Deja de venir a ver a este muerto que sólo te hace perder el tiempo. Ve a vivir tu vida —Christopher sentía mucha impotencia. Cómo podía ser que su propia madre esté diciendo esas cosas de su hijo.
—No voy a permitir que siga hablando así de Erick. Él está luchando por vivir. Confíe en él.
—¡No confiaré en un muerto maldita sea! —gritó nerviosa llamando la atención de las demás personas. Suspiró y tomó un cigarrillo de su cartera—. N-No vendré más a este hospital. Dejaré en ti si quieres que lo desconecten ya o esperar a que el hospital lo decida.
—¿Va a abandonar a su hijo?
—Mi hijo murió hace dos años. Adiós, Chistopher. Me mudaré por lo cual no volveremos a vernos. Espero que pronto empieces a vivir tu vida como debe ser —terminó por hablar y se marchó.
Christopher quería llorar.
Entró al cuarto de Erick sin ver a causa de las lágrimas, su vista estaba nublada y él temblando.
Cerró y se apoyó en la puerta, comenzó a llorar desconsoladamente.
Erick no merecía una familia tan mierda, lo estaban dejando solo en el momento en que más los necesitaba.
Pero tampoco podía evitar no ponerse en su lugar. Después de todo, ella crió a Erick y por culpa de su ex marido la relación con él se arruinó. No pudo protegerlo.
Se levantó del suelo junto con sus mejillas y nariz rojas por el llanto caminó hasta la cama de Erick.
—Erick... —se arrodilló a un lado—. ¿Vas a despertar, verdad? —sollozó—. Perdón, Erick, no quiero apresurarte es sólo que... me hace mucha falta que me abraces y me prometas que todo va a salir bien. Cuando me dijiste que todo iba a salir bien, ¿Esa promesa tenía fecha límite o incluso ahora puedo seguir creyendo en tu palabra?
Comenzó a llorar nuevamente, sujetando su cabello y tratando de secar sus lágrimas en movimiento torpes.
—Mi alma se está desgastando junto a la tuya, amor, puedo sentirlo, como mi interior se desgarra cada vez que te veo así, como si mi alma supiera algo que yo no. ¿Tú también sientes que nuestro amor va más allá, que lo nuestro ya es algo espiritual? Porque, maldita sea, no puedo explicarte ni un poco de lo que siento, me agobia sentirme así, no entiendo nada —confesó movimiendo sus manos, tratando de hablar a través de ellas a pesar de que Erick no fuera a verlo—. Perdón, creo que estoy delirando.
Permaneció unos largos segundos en silencio, dedicándose solamente a ver a Erick.
"Dejaré en ti si quieres que lo desconecten ya o esperar a que el hospital lo decida" recordaba las palabras de Daysi.
—Jamás podría hacerte algo así, Erick. Arrebatarte lo único que te mantiene con vida, no sería capaz de quitarte para siempre la oportunidad de despertar. Por más que me duela y siga cayendo y cayendo, voy a confiar en ti —susurró antes de dejar un beso en su frente.
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