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6


Cuando escuchó la señal se quedó paralizado, todos los chicos corrieron inmediatamente bosque adentro, pero él estuvo unos segundos sin saber qué hacer. Los árboles se elevaban frente a sus ojos como colosos que extendían sus ramas al cielo, guardando detrás de ellos un camino hacia la oscuridad total.

—¡Martin! —la voz de su padre lo despertó de su ensoñación, dándose cuenta que se había quedado atrás en aquella carrera hacia lo desconocido. Tuvo la tentación de girarse para mirar a los presentes, pero se dio cuenta enseguida que lo único que le esperaba eran expresiones de decepción y hastío. Sus piernas comenzaron a moverse por su cuenta, mientras su cerebro le exigía que escapara tan rápido como le fuera posible.

El bosque era salvaje en aquella zona, con la hierba alta y el terreno irregular, lo que le dificultó avanzar, además, estaba muy oscuro. Casi enseguida se dio cuenta de que había perdido la oportunidad de encontrarse a su hermana y mientras intentaba seguir adelante sin detenerse, sintiendo que los pulmones le dolían por culpa del aire frio, se notó que ella tampoco tenía la intención de esperarlo. Se preguntó entonces como habría reaccionado ante la noticia de la noche de caza y como se lo habrían comunicado exactamente sus padres ¿Le habrían advertido lo que le esperaba entre la espesura de la noche?

Unos diez minutos después, cuando sintió que sus pies ya no daban para más, se detuvo unos segundos, recargándose de uno de los árboles mientras intentaba regular su respiración. No sabía que sucedería al final de la noche, no con exactitud, pero tenía la ligera sospecha de que fallaría en esta segunda prueba también. No se imaginaba consiguiendo atrapar a Jacinto y haciéndole quien sabe qué cosa, el apenas era capaz de matar a un ciervo sin vomitar ¿Qué le hacía pensar a su padre que estaba capacitado para arrancarle el corazón a un hombre? Sin querer se le escapó un sollozo, estaba asustado.

Mientras digería el hecho de que aquella prueba acababa de empezar, escuchó un ruido a su derecha que lo sobresaltó. Rápidamente tomo una de las flechas del carcaj, solamente tenía doce, así que su primer pensamiento fue que debía aprovecharlas al máximo, sin embargo, sería extremadamente difícil apuntar en aquella oscuridad. De repente se quedó muy quieto, dándose cuenta que cualquiera podría dispararle por equivocación. Bien decían por ahí que "en la noche todos los gatos son pardos".

Martin dejó de moverse hasta que su vista se acostumbró a la oscuridad, rogando porque nadie lo encontrara y lo confundiera con Jacinto. Miró hacia arriba, donde los árboles se entrelazaban en copas enormes, con ramas fuertes y de gran tamaño. Conocía ese bosque, había cazado ahí muchas veces, pero parecía especialmente ajeno, como si lo visitara por primera vez.

Suspirando se movió despacio, tan silencioso que estaba seguro que nadie lo escucharía llegar y se dirigió hacia la pochota, un enorme árbol que llevaba más de doscientos años en aquel lugar y que sin duda controlaba el bosque a la perfección. La pochota estaba a veinte minutos a píe y cuando la encontró fue como hallarse bajo el resguardo de su hogar. Enseguida comenzó a escalar, enfrentándose a la corteza espinosa del tronco con inusual valentía, subiendo tan rápido como le fue posible. Como era un árbol de grandes raíces, se había devorado gran parte de la vegetación cercana, por lo que la luz de la luna se colaba entre las ramas con relativa facilidad.

Con el corazón retumbante observó su alrededor con atención. Su plan era permanecer a resguardo hasta que se hiciera de día; después de eso ¿Qué haría? No tenía idea, una angustia imparable le recorrió el cuerpo. De repente se preguntó qué tan buena idea sería marcharse lejos ¿Cuánto tardaría en bajar hasta la carretera principal? ¿Estaría alguien dispuesto a llevarlo a la ciudad? Y de ser así ¿Qué haría una vez que estuviera allí? Quizás podría encontrar una iglesia que lo acogiera para continuar con su plan de tomar los hábitos.

Su mente se había sumido en una vorágine de pensamientos y escenarios, cada uno peor que el anterior, cuando fue interrumpido por ruidos de pasos. Inmediatamente, Martin se encogió en su lugar, viendo como tres figuras se acercaban de forma descuidada. Una sonrisa se le escapó al reconocerlas.

Era su hermana Sofía y detrás de ella estaban los hermanos Durand, Camila y Nicolás, los hermanos menores de Christian, de dieciocho y diecisiete años respectivamente. Los tres mantenían una conversación en voz baja que, como si se tratara de un don sobrenatural, podía escuchar claramente.

—¿De verdad crees que vendrá aquí? No quiero perder la oportunidad de impresionar a papá solo porque tuviste esta gran idea —Se quejó Nicolás, quien, a pesar de ser mayor que Martin, era extrañamente pequeño.

—Martin es una criatura de costumbres, me han dicho que tiene mucho apego por este lugar, vendrá en algún punto —La voz de Sofía se escuchó tranquila y quizás un poco desinteresada. Sin embargo, aquellas palabras le trajeron un poco de esperanza de que quizás su hermana podría ayudarle.

—¿Y realmente planeas matarlo? —preguntó Camila, con cierto escepticismo en su voz.

—Cam, no hagas preguntas estúpidas —Nicolás soltó un suspiro, negando con la cabeza—. ¿De qué otra forma podría heredar? Si Martín está vivo, no hay manera de que Sofía se quede con su posición en la familia —espetó el chico, en tono exasperado.

—Nuestros padres se darán cuenta —Camila parecía preocupada, pero no demasiado.

—¿Y qué? Estas cosas pasan todo el tiempo —replicó el chico. Los tres continuaron hablando mientras tomaban sus posiciones alrededor del árbol.

Martin retrocedió de inmediato, sosteniéndose con fuerza de la rama en la que estaba, intentando no perder el equilibrio aun cuando sentía que la cabeza le daba vueltas.

—Pero, es su hermano —Susurró Camila con cierta urgencia, como si no terminara de creer lo que estaban haciendo.

—Martin no es su hermano ¿Cierto Sofía? —Nicolás se dirigió a la chica y esta simplemente soltó un gruñido furioso, pero no agregó nada más.

—¿De que estas hablando? —Camila bajó la voz, aunque Sofía los escuchaba con atención.

—¿No lo has visto? No se parece a nadie de su familia, obviamente es un niño fuera del matrimonio —espetó, con un tono de clara indignación ante la ignorancia de su hermana.

Martín apretó los labios, haciéndose pequeño mientras intentaba regular su respiración. Saber lo que la gente decía a sus espaldas era más duro de lo que pensaba. Además, su mente todavía luchaba contra la idea de que su hermana estaba ahí para matarlo.

—Pensé que se parecía a su abuelo —la chica no pudo ocultar su curiosidad.

—Eso es una mentira —Sofía intervino por primera vez—. Martin es hijo de un indígena que trabajaba en los campos de la familia, mi padre se casó con mi madre para que no perdiera su honor —ella arrastro aquellas palabras como si le costara pronunciarlas.

Martin deseó que todos desaparecieran, deseó que todos se marcharan y lo dejaran solo, que le dieran un respiro porque tenía la sensación de que se ahogaba.

—¿Y dónde está él ahora? —Preguntó Camila sin poder controlarse.

—Alimentando a las rosas —respondió Sofía con simpleza.

Martin recordó entonces el jardín de rosas de su madre, que cuidaba con tanto ahínco.

—¿Quieres decir que está...? —Camila no terminó de hablar porque Sofía la interrumpió.

—Cállate estúpida —La voz de Sofía se escuchó más alta que antes, fue una especie de grito que lastimó los oídos de Martin. Este se llevó las manos a los oídos, perdiendo el equilibrio por un instante.

Antes de darse cuenta estaba precipitándose hacia abajo, cayendo de una altura de dos metros y amortiguándose parcialmente debido a las ramas y la forma irregular del árbol, sin embargo, eso no impidió que cuando se estrelló contra el suelo cayera sobre su costado y el dolor fuera tan intenso que lo dejó sin aliento.

De su garganta salió un ruido extraño, una especie de gemido ahogado. Martin abrió la boca para gritar, pero su cuerpo se encontró en conflicto porque sus pulmones exigieron una bocanada de aire. Era un pez fuera del agua, boqueando estúpidamente mientras intentaba lleva oxígeno a sus pulmones.

Martín cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió ya estaba rodeado por aquellos tres, quienes lo observaban con cierta curiosidad. Su mente se aclaró poco a poco, sintiendo como el dolor amainaba, mientras que los alrededores parecieron quedarse en un repentino silencio. El bosque parecía observar la escena con interés.

—¿Ven? No me equivocaba —Sofía lo movió con el pie, como si quisiera asegurarse de que seguía vivo—. Les dije que vendría.

Los otros dos no dijeron nada, pero Nicolás sacó algo de su chaleco. Al principio no reconoció que era, pero en cuanto Sofía lo tomó en sus manos y le apuntó, se dio cuenta que se trataba de una pistola.

De alguna manera esperaba una explicación de lo que estaba pasando, que Sofía le hablara y le contara porque estaba haciendo todo eso, sin embargo, ella simplemente disparó.

En un movimiento puramente instintivo rodó hacia Camila, haciéndola caerse de bruces contra el suelo, Sofía continúo disparando y Camila gritó. Martin pudo oler la sangre brotar, pero no se detuvo a comprobarlo, se lanzó contra la arboleda más cercana, ocultándose en los arbustos y corrió tan rápido como le daban las piernas. Detrás de él pudo escuchar un par de pasos, al tiempo en que una rama se quebró muy cerca de su cabeza debido a un segundo disparo.

Gritó debido a la sorpresa, pero no se detuvo. A su alrededor todo comenzó a llenarse de niebla, sin embargo, esto no pareció preocuparle a Sofía, quien continúo disparando como si la vida se le fuera en ello. En algún punto escuchó a su hermana gritar y el ruido que generó al resbalarse, parecía haber caído por una ladera, pero no estaba seguro, no se detuvo a comprobarlo.

Corrió sin detenerse hasta que la niebla era demasiado espesa como para ver nada, sin embargo, aún se sorprendió cuando tropezó con una raíz y rodó cuesta abajo. Aunque al llegar al fondo esperaba estrellarse en tierra y rocas, se le escapó un gemido cuando se hundió en agua helada.

Había llegado al río.

Acá está el siguiente capítulo de Muerte que vuelves, espero que lo hayan disfrutado, pronto habrá más actualizaciones. <3

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