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Dos almas, un dia; muerte agridulce

Hola!! ¿Como están? Como de costumbre siempre hago historias tristes, pero primero quiero aclarar que esta obra no me pertenece. La autora original es AKIHIKOMALDOALVA. Gracias por permitirme adaptar tu historia 😊 espero y sea de tu agrado 🥺

Advertencia: algunas partes no tienen que ver con su historia, pues como había comentado es una adaptación.

Oh! Por cierto, esta la hizo con el propósito de dedicársela a una amiga suya Todoroki19. Hay que hacer las cosas como son ¿no creen? Bueno, ahora si. A lo importante :3

Las frías paredes blancas, junto al olor y fármacos, creaban el ambiente tétrico del hospital, lugar donde solo se podía visualizar dolor, tristeza y sentimientos negativos.

Un pelinegro se encontraba sentado en la camilla médica, mientras una mujer parecida al joven, -que aparentemente era su madre- se encontraba enfrente a un hombre con bata.

- Señora entienda, la enfermedad ya esta avanzada no hay nada que hacer. La hipertensión no es algo fácil de tratar, nosotros... - el doctor trataba de hacer razonar a la mujer, pero ella parecía no tener intenciones de hacerlo. Se negaba a creer que a su hijo le faltaba poco tiempo de vida; no quería que su hijo se fuera de su lado.

- ¡Mi hijo no puede morir tan pronto! El.., el aún es muy joven. ¡Merece vivir! - Y era entendible el dolor y la desesperación de ella, ya que como madre sentía la impotencia de no poder hacer nada, la culpabilidad la hundía.

- Madre - habló por primera vez el chico. - Estoy bien, estaré bien. Tranquila que todo saldrá bien -. Aunque no era del tipo de personas de mostrar sus sentimientos expresivamente, cuando se necesitaba, él podía cambiar sus costumbres. - Te amo mamá, gracias por todo - la sonrisa que mostraba no era tan falsa, se notaba por las lágrimas que se le acumulaban en su rostro. Abrazó a su progenitora para darle consuelo y así mismo también.

Lo necesitaba.

- Entonces, ¿Puedo llevármelo a casa? - su voz sonaba quebrada, un intento de que saliera firme fue imposible.

- Si. - las posibilidades de que ellos pudieran hacer algo por él, era innata. - Lo lamento mucho, señora.

No dijo nada. Solo tomo a su hijo de la mano con delicadeza y salieron de ahí.

- Mamá, ¿Me puedes dar un día para despedirme de aquí? - su madre lo miro sorprendida y confundida. Lo sabia por su expresión. - Necesito hacerme la idea de que ya no volveré a este lugar que por un tiempo fue mi hogar.

No estaba de acuerdo, pero aún así aceptó. Era su vida y no interferiría en las decisiones o deseos de él.

- Mañana pasare por ti -. Le dio un beso en la frente y lo abrazó. Se dirigió a la salida del hospital, una ultima mirada hacia su dirección y se fue con angustia y a regañadientes a su casa. - Te amo, Takano. - el presentimiento de que no volvería a verlo, la invadida. Sabia que su predicción podía ser real, pero no dejaría que eso le afectara a su hijo.

El chico de cabellera negra caminaba por los pasillos con la cabeza en alto y serio. Como si nada le importara. Pero en realidad estaba asustado, incluso más que su madre. Además de temer por su vida, no sabia como darle la noticia a su amigo sabia que se deprimiría y tomaría las cosas precipitadamente. Pues el sufre por la ansiedad, a parte por la terrible enfermedad ELA (Eclorosis Lateral Amiotrofica) o también conocido como cáncer en los huesos.

No sabia si era el destino, pero tenia en claro que ambos morirían pronto.

Sus pasos resonaban por todo el pasillo, era un hueco extenso, silencioso y oscuro; no había nadie al rededor. Era de noche y era normal que a estas horas de la madrugada no hubiera alguien despierto.

Siguió así por un tiempo, hasta que llego a su destino. Una gran puerta posaba enfrente, al lado tenia un letrero con su nombre de color dorado y otro que decía: «Onodera Ritsu». Sonrió al leerlo. Giro la perilla y entro, y como suponía el portador de dos perlas como ojos -el motivo de sus desvelos- se encontraba viendo a la nada desde su camilla.

- Bienvenido, superior -. No tuvo que mirarlo para darse cuenta de su presencia. Lo esperaba impaciente, pero la atención se la robo la hermosa noche que era iluminada por la bella luna. - ¿Que tal le fue?

- Que vista tan espectacular - invadió. Ritsu no tardó en darse cuenta de ello.

Quito la mirada del panorama para dirigirsela a él. Lo miro incrédulo, sin quitar su sonrisa. Takano no lo volteo a ver ni por un momento, en cambio, tomo a Ritsu de la cadera para sentarlo y después cargarlo en su espalda.

- ¡Hey, Takaño! ¿Que haces? ¡Bajame!

El joven de pelos cafés no dejaba de patalear y moverse para escapar. Se resigno cuando recordó su situacion, sabiendo que aunque escapara de sus brazos no sabría como bajar a su piso.

Llegaron a la azotea, el mayor sentó a su "secuestrado" en la banca azul enfrente de las plantas. Era verano, tiempos de calor, las plantas se marchitaban, pero Ritsu se encargaba de que no pasara. Las cuidaba, les hablaba como si de personas se tratasen y las regaba todos los dias. Es por eso, que las flores brillen tanto bajo la luz de luna, hasta en lo mas oscuro lucían y destacaban gracias a Onodera Ritsu.

Y lo volvió a comprobar cuando tocaba una de ellas con la punta de sus dedos delgados y pálidos, con una delicadeza que solo el podía mostrar.

- Eres muy raro, Onodera. Eso te hace unico - inconscientemente habló lo que pensaba. Ritsu lo miro confuso y con sus mejillas ruborisadas a la vez - ¿Lo dije o lo pensé?

- T-tu ¡N-no d-digas co-osas como e-esa! - el sonrojo del menor fue una imagen que tendría siempre en su memoria.

Para romper la tensión, el primer paso es Reírte sin razón.

Y..., así lo hizo. Se burlo de él hasta que noto la incomodidad que le causaba su risa, no tuvo de otra más que parar.

- Ritsu... - miro al suelo de repente, tapando sus ojos con su flequillo.

- Soy Onodera - corrigió orgulloso.

- Cuando fui a ver al doctor junto a mi madre, me dio malas noticias. - fue al punto. No quería mentirle, y menos si se trata de alguien tan especial como lo es Onodera para el.

- ¿A que se refiere...? - el tono preocupado que salia de él, era lo que quería evitar. Pero sino se lo decía ahora, nunca se lo perdonaría.

- Mi enfermedad esta muy avanzada -. No tuvo que decir algo más para que entendiera la situación. Lo supo en el momento en el llanto desgarrador se hizo presente. Sus lágrimas tampoco tardaron en aparecer, y para que no lo viera así lo abrazo como lo había hecho recientemente con su madre.

- Superior..., por favor ¡no me deje! - el dolor, el sufrimiento, los miedos; su pesar eran transmitidos con solo eacucharlo sollozar. - ¡No me dejes solo!

- Nunca te dejare solo. Yo siempre estaré contigo hasta el ultimo día de tu vida. - Hablaba con un notable sarcasmo por que sabia que el joven de ojos verdes no permanecería mucho en este mundo. Y la tristeza de saber que se arriesgaría a hacer la cirugía, en cuanto le dolería; lo hundía aun mas. - Por que te amo.

Ritsu paro su llanto al escuchar sus palabras, sus mejillas tomaron color carmín y, en lugar de alejarse se aferro mas a Takano. Su cabeza la poso en su pecho escuchando en el acto el aceleramiento de corazón de este.

Se asusto por un segundo, pensando que era por la enfermedad hasta que vio el notable rubor, pero sin dejar de intimidar con su mirada.

- Yo también te amo, Takano. - sentencio. Para así depositar un tierno beso en la mejilla del contrario.

Cuando se alejo, el sintió la necesidad de mas tacto con la piel de Ritsu. Lo tomo del mentón acercando su cara con la suya para unir sus labios. Fue un beso corto, pero para ellos era mas que eso. Era como un momento triunfable de su vida, y por supuesto algo inolvidable.

Se sentaron en la banca tomados de la mano, charlando de cosas triviales como: "¿Donde estudiaste?", "¿Cuales fueron tus sueños?", "¿Tuviste novia?", Etc.

Llego un momento en el que cambiaron su conversacion a algo menos incomoda. Mejor recordaban el tiempo en el que vivian juntos: en su primer encuentro, sus aventuras y travesuras, cosas que a ambos les agradaba platicar.

- ¿Recuerdas que cuando nos conocimos tiraste mis mangas al balde de agua por "accidente"? - saco de la nada.

- ¡Hey! De verdad me tropecé. Estúpida escoba. - infló sus mejillas haciendo un puchero, algo lindo a la vista de Takano. Sin embargo no pudo evitar reír al ver su rostro, ya que era un poema. Parecia un apersona culta, pero era todo lo contario. - No te burles, por que después TU tiraste MI libro desde la ventana. Y no solo eso, que donde callo no fue nada agradable.

- Eso..., eso fue por que quería saber que leías. - paro con sus burlas al recordar tan vergonzoso momento que hasta hoy en día se sentía culpable por ello. - Perdón por hacer que cayera tu libro al lodo, ¡pero fue un accidente!

- Lo mismo digo yo - quedaron en silencio por un par de segundos. Se miraron y no pudieron evitar reír.

- No seas tan engreido. - entre risas pudo mencionar, le costaba respirar, su corazon latia rapido y no solo era por su desafortunado estado de salud, sino por la presencia de el chico de su vida.

El ambiente era cálido y colorido. Como si solo existieran ellos dos y nadie más, como si nada les importara; eran dos almas en busca de la libertad. Y a lo que recurrían era poder juntarse y ser solo uno con su mirar.

- Pronto amanecerá - anunció Ritsu al sentir unos débiles rayos de sol chocando contra su piel.

- Lo se - se encogió de hombros restándole importancia acostándose en el regazo de su amado - Solo, dejame descansar, me siento muy agotado y mis párpados pesan demasiado.

- Esta bien, duerme. Creo que yo también lo are -. Quedo sentado cerrando los ojos cayendo así a los brazos de morfeo. Y Takano había entrado al sueño eterno.

Nombre: Takano Masamune
Edad: 17 años
Nació: 24 de diciembre
Muerte: 15 de Marzo
Causa: Infarto al corazón.

Nombre: Onodera Ritsu
Edad: 17 años
Nació: 27 de marzo
Muerte: 30 de Abril
Causa: Su misma enfermedad acabo con su vida.

Extra.

Onodera Ritsu, después de la muerte del amor de su vida, decidió no hacerse la operación ya que era inútil. Su enfermedad no tenia cura. Dejaría que el tiempo decidiera por el, abandonaría el mundo hasta que su enfermedad lo permitiera al igual que su amado hizo.

Un mes y 16 dias vivió junto a su familia, sobretodo con su hermana An. Exactamente el día que conoció a Takano fue hasta donde sus esfuerzos pudieron llegar y, finalmente su espíritu vago para encontrar la calidez de su alma gemela.

Ellos murieron con una sonrisa en sus rostros. Hipótesis: ambos fallecieron felices de la vida.

Hola!! ¿Que les ha parecido? Ya se, no tiene nada que ver con el original, además que esta refeo!!

Autora-sama disculpe por arruinar su historia!! No me salio como quería, espero que haya cumplido con sus expectativas. No se mucho sobre palabras así que si ve faltas de ortografía no dude en decírmelo!!

En fin, espero y al menos la hayan disfrutado, por que la verdad me esforse mucho en ella :3

Uravity-neko fuera 💞

Publicado: 30/4/2021
Editado: 28/5/2021

Palabras: 1948.

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