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4

Jungkook sabe que está en problemas.

Ha tenido el presentimiento los últimos tres días y quiere golpearse muy fuerte porque, aunque es consciente de lo que puede estar pasando, no ha hecho nada al respecto.

Entra en la panadería de los Park con los nervios de punta y las manos sudadas por más que afuera la nieve estuviese cayendo reacia. Pensó que estaba a salvo cuando se sentó en una de las mesas y entre la gente yendo y viniendo nadie se había percatado de su presencia, hasta que 10 minutos después Jimin lo saluda, dándole el golpe en la cabeza que él mismo había pensado en darse, así que no protesta cuando lo recibe y ve al rubio sentarse frente a él con el ceño fruncido, notoriamente enfadado.

—Eres un imbécil —espeta Jimin, Jungkook baja los hombros, cerrando los ojos y tomando un respiro. Puede que se haya preparado mentalmente para esto—. Eres el rey de los imbéciles. No hay nadie más imbécil que tú. La palabra "imbécil" fue creada en tu honor.

—Hyung.

—Si buscas "imbécil" en el diccionario, sale una foto tuya.

—Hyung.

—El día que naciste, tu madre miró a tu padre y le dijo: "¡mira, es un imbécil!".

— ¡Hyung!

— ¡"Hyung" mis bolas! —le pega con la toalla de cocina que tiene sobre el hombro.

— ¡Hey! —se queja el menor, sobando su hombro adolorido.

— ¿Se puede saber en dónde coño has estado, dongsaeng malagradecido?

Jungkook suspira, la frustración revolcándose por su semblante. Jimin puede ver las bolsas bajo los ojos de su menor, pero eso no quita su expresión dura porque en serio está enojado con él.

—Trabajando, Jimin hyung. He estado trabajando —murmura desganado. Quisiera estar mintiendo. Incluso ha tenido que hacer cosas que no tienen que ver con su cargo. Tener miedo a perder su empleo lo está llevando al borde de la ansiedad.

— ¿En dónde está Norae?

—Se había estado quedando en casa de mis padres. Mi cuñada llegó de viaje y ella quería estar con sus primos. Pasé por ella ayer en la tarde.

—Bien. Ahora, ¿me dices qué pasó con Taehyung después de la cena de Navidad?

Jungkook muerde su labio y desvía la mirada. Los últimos días le han llamado la atención en el trabajo por estar distraído, más que todo por quedarse mirando a un punto fijo en la pared con la mente en quién sabe dónde, como dice su jefe. Pero Jungkook sí sabe en dónde han descansado sus cavilaciones recientemente.

Está indeciso sobre si decir la verdad o no, pero después de tanto conociendo a Park Jimin, Jungkook sabe que si le está preguntando es porque él ya sabe.

El tatuado alza las cejas, ladeando la cabeza.

—Me dijiste que le pidiera que nos llevara a casa y hablara con él.

—Sí, te dije: habla con él, aclaren sus dudas y sentimientos por el otro, ¡no fóllatelo sin saber su edad o apellido y con Norae en la habitación de enfrente! —masculla entre dientes, casi gruñendo— Ustedes están mal, ¿saben? Definitivamente.

Jungkook resopla, rodando los ojos. Se preparó mentalmente para recibir una reprimenda, pero ahora piensa que en verdad no está de humor para esto.

—Hyung, somos adultos. Sé que no estuvo bien teniendo en cuenta que Norae estaba cerca, pero simplemente se dio, ¿sí? No estuvimos obligados a nada. Los dos queríamos hacerlo y lo hicimos.

—Oh, ¿en serio? ¿Y qué tal fue? —ironiza con gracia su interés, inclinándose y posando el codo sobre la mesa, apoyando la mandíbula de su mano. Jeon lo mira con expresión aburrida y decide ignorar el sarcasmo del rubio para responder a la pregunta.

—Fue estupendo —responde sinceramente—. Taehyung en serio me gusta, hyung. Tal vez él ya te contó con lujo a detalle o como sea, pero para mí fue... Como tocar el puto cielo, con todo mi ser.

—Ah, ¿sí? —el molesto tono burlón del mayor se sostiene y Jungkook inhala para no empezar a enojarse de verdad— Pues me parece increíble, porque yo creo que después de haber "tocado el cielo" y metérsela a alguien en cuatro posiciones diferentes hasta que no pudo sentarse al día siguiente, lo mínimo que esa persona espera y merece es una llamada o un mísero mensaje de texto, Jungkook, no que te desaparezcas cinco malditos días y regreses aquí como si nada. Si te gusta tanto como dices, ¿cómo es que ni siquiera le pediste su número de teléfono? Hablo en serio, ¿eres imbécil o le lanzas palomitas de maíz a los aviones?

—Hyung, lo olvidé, ¿está bien? Asumo mi culpa pero suficiente tengo con todos mis problemas de mierda. Además, a Norae se le cayó mi teléfono a la tina por accidente y no pude hacer nada después. No quiero justificarme, pero son cosas que se salen de mis manos y no puedo estar en todos lados aunque quisiera.

—Ah, Jungkook... —Jimin exhala sonoramente, restregándose el rostro y el cabello con indignación. Jungkook mira hacia abajo con una mueca en los labios, sintiéndose igual de molesto consigo mismo. Ya no quiere decir nada porque Jimin tiene toda la razón—. Sé que conozco a Taehyung desde hace poco, pero no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que es una gran persona. Él no me ha dicho nada, pero yo he notado cómo alza la mirada cada vez que oye la puerta de entrada abrirse y después bajarla con desilusión porque no eres tú. Y quizás no has tenido el tiempo de fijarte, pero es alguien genuino con buenos sentimientos. Podría incluso decir que tiene el alma de un niño.

Jungkook suspira, cabizbajo.

Jimin no sabe de su conversación esa misma noche de navidad.

No sabe que Jungkook sí se ha fijado y ha estado en primera fila para percatarse del precioso brillo en la mirada del trigueño que acompaña la sonrisa que le ha estado robando suspiros por ese tiempo. Quizás no sabe la verdadera razón por la que se mudó a Seúl y cómo hay una pesada historia de trasfondo en ello. Quizás no sabe que a pesar de eso, la mirada de Taehyung continúa siendo auténtica y transparente, que transmite cientos de emociones y es capaz de iluminarte el día entero con su risa.

Taehyung le confió una parte suya casi que a ciegas, ¿y él a cambio se desaparece por días como si aquello que compartieron fue absolutamente nada? La vergüenza que Jungkook siente ahora mismo no tiene palabras.

—El punto es... —continúa Jimin— Que él no se merece algo de sólo una noche. No se merece excusas tontas como que estuviste ocupado trabajando o que a Norae se le cayó el teléfono a la tina, eso te hace una persona de mierda.

Jeon jadea ahora completamente exasperado y superado.

— ¡Pero es que esa es la verdad!

—Pues a mí me suenan a excusas —el rubio ladea la cabeza—. Pero no es a mí a quien tienes que convencer.

Jimin se cruza de brazos recostándose del espaldar de la silla y apunta detrás de él. Jungkook gira la cabeza; Taehyung salió de la trastienda y ahora despide a dos señoras mayores con su sonrisa de ángel y ojos de estrellas una vez les entrega su pedido. Jungkook no sabe cómo se pone de pie y da zancadas hasta llegar a él del otro lado de la panadería, pero la sonrisa cordial del pelinegro se desvanece cuando lo ve acercarse y por más que intenta escapar, apenas ha dado dos pasos hacia atrás cuando Jungkook ya está frente a él.

— ¡Hyung! Ah... Hola, yo... ¿P-podemos hablar?

—Ah, Jungkook, hola, eh... —Taehyung rasca su nuca con incomodidad— Ahora no puedo, estoy trabajando, y tengo que ir-

—Taehyung-ssi —lo interrumpe, dándole una mirada suplicante—. Sólo será un minuto, por favor.

Taehyung se cruza de brazos y contempla la idea, acabando por suspirar resignado.

—Un minuto —dice, Jungkook asiente.

—Gracias, bien... —toma aire y exhala, apaciguando sus nervios—. En serio lo siento por haberme desaparecido éstos días sin siquiera llamarte una vez. Yo... No era mi intención. Sé que no estuvo bien después de... Lo que hicimos, y entiendo completamente que estés decepcionado, pero es que han sido días pesados de trabajo y Norae tiró mi teléfono a la tina pero tampoco tenía tu número y no pude llamarte y... —suspira— En verdad lo siento.

Taehyung muerde su labio y asiente, subiendo la mirada del suelo.

— ¿Es todo? Porque no me puedo quedar hablando.

—Hyung... —Jungkook baja los hombros, derrotado. Taehyung jadea.

—Jungkook, mira —da un paso al frente, queriendo hacer la conversación más discreta—. Gracias por... Venir a disculparte, si eso te hace sentir mejor, bien por ti. Pero ya pasé por esto una vez y no pienso volver a pasar por lo mismo, ¿entiendes? No es la primera vez que tengo sexo con alguien y después desaparece y aparece de la nada pidiendo disculpas con excusas absurdas. Si no te gusto, sólo...

—No...

—Sólo dímelo, ¿sí? Porque ya no tengo la edad, ni el tiempo, ni las ganas para andar con juegos, Jungkook. Siempre soy la... Buena persona que tiene que entenderlos a todos y dejarse tratar como a los demás les venga en gana, pero éste no es el caso —traga el nudo en su garganta, con mucha suerte no se le quebró la voz, pero empieza a sentir sus ojos escozar y Taehyung sólo quiere salir corriendo de ahí, indispuesto a sentirse humillado un segundo más—. Ahora, si no te importa, dijiste un minuto y ya se acabó, pueden regañarme si no me ven en mi puesto.

—Hyung, espera, por favor —Jungkook tira de su brazo cuando está por irse de nuevo y Taehyung exhala, su mandíbula temblorosa y evitando el contacto visual con el tatuado que ahora está muy cerca de su espacio personal—. Estás en todo tu derecho de odiarme y no querer verme nunca más, pero por favor no dudes de lo mucho que me gustas, y de todo el aprecio que Norae y yo te tenemos —aunque intenta buscar su mirada, Taehyung se rehúsa a verlo, éste siendo consciente de que si le concede el contacto, le será imposible resistirse a los ojos de Bambi que posee el menor. Jungkook suspira entonces, bajando la mirada y dándose ésta vez por vencido—. Norae me dijo que hoy es tu cumpleaños, y es en parte por eso que vine. Queríamos regalarte esto —de su bolsillo saca un frasco pequeño de vidrio con tapa, tendiéndolo hacia él—. Lo hicimos anoche, fue... Su idea.

El objeto capta la atención de Taehyung, su pecho llenándose de aire y su piel erizándose al percatarse de lo que es: una esfera de nieve casera, hecha con agua y brillantina, con un pequeño muñeco de nieve adherido a la tapa.

El trigueño toma con toda la delicadeza del mundo el regalo de las manos contrarias que todavía tienen brillantina pegada en los dedos, sintiéndolo de inmediato como uno de los mejores regalos que le han hecho en su vida. La dedicatoria escrita en la superficie de la tapa blanca con lo que parece más la letra de Jungkook lo hace sonreír:

"Para: Taetae oppa ^.^*
De: Norae y papá <3
feliz cumple #28"

—También queríamos invitarte a cenar, a las 7pm. No será... —Jungkook rasca detrás de su oreja—, la gran cosa, estaremos en casa y prepararemos lo que sea, pero el punto es que queremos que estés con nosotros hoy.

Taehyung sorbe por la nariz, humedece sus labios y asiente, sorbiendo de nuevo y afianzando el regalo en su mano.

—Lo voy a pensar —con el dorso de su mano aparta una lágrima que estuvo a punto de salir y dándose media vuelta, camina de regreso a la trastienda de la panadería para reincorporarse en su trabajo.

Jimin, quien estuvo observando todo desde una distancia prudente, camina hacia su amigo que se quedó parado mirando hacia donde Taehyung desapareció y quizás luce más abatido que antes de ir a hablar con él.

—Te dije que si lo dejabas ir, te ibas a arrepentir —suspira llegando a su lado, le da dos palmadas en la espalda—. Mejor regresa a casa, Kook.

Y también se retira para continuar con su labor. El tatuado, tan cabizbajo como llegó, hace caso a su mayor y regresa a casa.

*

— ¡Papá, quédate quieto!

—Estoy quieto.

— ¡No, te estás moviendo! ¡No te puedo peinar si te mueves! Aish... —Norae se pone de pie sobre el sillón grande de la sala. Peinar a papá siempre es un desastre, pero justo ahora, ¡es imposible! Su cabello está todo enredado y no sabe en qué momento le creció tanto, podría ponerle coletas si quisiera— Sube la cabeza. ¿Estás nervioso porque viene Taetae oppa, cierto?

—No estoy nervioso. Estar nerviosos es de ñoños y cobardes. Y ya te dije que todavía no sabemos si va a venir. ¡No me saques un ojo con el peine!

—No lo hareee — asegura ella, riéndose y llevando su cabello a ambos lados de su cabeza después de hacer una línea por el centro—. Taetae sí vendrá, y sí estas nervioso —sonríe ella, Jungkook resopla—. Le diste la esfera de nieve que hicimos, ¿verdad?

—Sí lo hice, pero no me dijo si iba a venir. Cuidado te caes, pon los pies en el centro. Así.

— ¿Y no le diste un besito de despedida? —sonríe grande y con ojos esperanzados, Jungkook entrecierra los ojos, dándole una mirada severa.

—No lo hice, y si lo hubiese hecho, ese-no-es-tu-problema —pica con los dedos su estómago, causando que carcajee y caiga sentada en el sillón, continúa haciéndole cosquillas hasta que Norae le suplica que pare porque no puede respirar.

—Sí eres un ñoño —le dice, volviéndose poner de pie sobre el sillón porque papá volvió a despeinarse y no puede permitir eso—. Lo espantaste y ahora ya no quiere venir.

—Podría llamarlo para preguntarle, pero tiraste mi teléfono a la tina —bufa, Norae gruñe.

— ¡¡Que fue sin querer!! Había una cucaracha que volaba —frunce el ceño y hace puchero— Si le dices a Taetae oppa seguro te dice que él también le tiene miedo, porque tú también sales corriendo.

—Sí, sí, como sea. El sábado vamos a ver si-

Padre e hija se callan cuando el timbre suena, girando abruptamente las cabezas hacia la puerta. La primera en saltar es Norae.

— ¡¡Es él!! —grita en un susurro, Jungkook respinga luego.

— ¿Es él? Oh por Dios. ¡Es él! —se levanta del sillón— ¿Cómo me veo? ¿Estoy peinado?

— ¿No que no estabas nervioso? —la pelinegra ríe bajito, Jungkook la ignora y toma el espejo de mano que dejaron en la mesa del centro.

— ¡Norae, parezco tu abuelo! —reprocha, volviendo a poner su cabello como a él le gusta.

— ¡Mentira! Ya deja eso —salta para quitarle espejo de la mano y tira de su padre después de poner el espejo en la mesa—. Vamos a abrir.

Jungkook toma aire antes de quitar el seguro y girar la perilla de la puerta, sin embargo, su corazón empieza a latir con fuerza al ver a Taehyung parado del otro lado, con un abrigo y bufanda similares a los de la cena de Navidad pero completamente en marrón. Jungkook lleva un jean y una camisa negra a diferencia de Norae que insistió en usar la ropa cómoda que normalmente lleva para andar en casa; pantalón gris de algodón y suéter azul celeste, no vio porqué no.

— ¡Taetae oppa, feliz cumpleaños! —abraza el cuello de Taehyung cuando éste la alza, regresándole el abrazo igual de fuerte— ¿Te gustó el regalo que te hicimos?

—Yah, ¡es el mejor regalo que me han dado en el mundo entero! —hace sonar un beso en su mejilla, Norae se ríe por las cosquillas— Muchas gracias, Norae-ssi. Jungkook-ah, hola —presiona los labios en una sonrisa y sacude su mano hacia el menor que sólo los observa casi absorto, Jungkook balbucea, terminando por murmurar un "hola".

—Papá estaba nervioso porque ibas a venir —Norae lo delata, apuntándolo. Taehyung exhala una risa cuando Jungkook le da a su hija una mirada resignada acompañada de un suspiro. La inocencia de los niños es algo más—. Y no pudimos llamarte porque sin querer tiré el teléfono de papá en la tina porque había una cucaracha voladora en el baño y ahora tiene que comprar otro.

—Sí —Kim asiente, frunce la nariz y finge decirle en voz baja para que Jungkook no lo escuche—: Algo de hecho eso escuché cuando estaba detrás de la puerta —con el pulgar apunta hacia atrás y Norae se ríe, bajándose entonces de los brazos del mayor.

—Cierra la puerta, pueden entrar insectos —le dice y él lo hace, sintiendo la pequeña mano de la menor tomar la suya—. Ven, mejor vamos a comer, sólo tenemos que calentar la comida porque cocinamos muy temprano. Después partimos el pastel.

— ¿Pastel? —Taehyung alza las cejas, por poco deteniendo sus pasos, pero gira su cabeza hacia Jungkook que alza las manos y sonríe.

— ¿Sorpresa?

—N-no tenían por qué.

—Lo mereces, Taehyung-ssi —murmura Jeon, haciendo un mohín. Ambos mayores se quedan atrapados en el contacto visual que hacen con el otro, hasta que Norae aplaude.

— ¡Papá, vamos a comer, me suenan las tripasss!

Y entre risas hacen caso a la Jeon menor.

Jungkook agradece que su hija hable mucho, desde siempre. Estar con Norae nunca es aburrido porque siempre hay un tema de conversación que sale de la nada y puede ir desde dibujos animados hasta cosas que llegó a escuchar y hacen que la curiosidad le pique, cosa que la mayor parte del tiempo Jungkook tiene que buscar cómo responder, por lo que alrededor de la mesa nunca es silencioso y menos después de partir el pastel. Taehyung también agradece que no esté siendo incómodo en absoluto porque en el ascensor los espasmos de ansiedad le estaban jugando una mala pasada, creyó que se desmayaría en cualquier momento, pero gracias a Norae todo es mejor.

Después del segundo trozo de pastel de la pelinegra, Jungkook la manda a tomar una ducha mientras ellos limpian el desorden que dejaron en el comedor y la cocina, dejándole su pijama en la tapa del inodoro. Saliendo del pasillo Jungkook ve la hora y se sorprende por lo rápido que se hicieron casi las 10 de la noche. Frota las manos de su jean y aclarando su garganta, se dirige nuevamente a la cocina en donde Taehyung ayuda a recoger.

—Hyung, ah... —dice, su nerviosismo reapareciendo cuando Taehyung sube a verlo— Te... Te quería agradecer por haber venido. Hubiese sido realmente triste si no lo hacías.

Taehyung asiente, botando restos de cartón en la papelera y lavándose las manos.

—No es nada. En realidad vine porque sabía que Norae me estaría esperando y sabes que la quiero mucho, así que —se encoge de hombros—, está bien. Hace... Hace tiempo no pasaba un buen cumpleaños. Incluso me sorprendió que ella lo recordara porque se lo dije sólo la vez que me lo preguntó —ríe, ayudando al menor a llevar los platos sucios de la mesa al fregadero—. Y no tuviste que comprar un pastel, Jungkook-ssi, pero gracias de todas formas, lo disfruté —seca sus manos y hace el ademán de salir de la cocina, pero Jungkook toma su brazo cuando está por cruzar la puerta y lo detiene, quedando ambos en una posición parecida a la de temprano en la panadería, sólo que más cerca.

Jungkook aprovecha de rodear la cintura del mayor con sus brazos y apresarlo de esa manera que pone a Taehyung indefenso en todos los sentidos. Puede que sea unos centímetros más alto que el tatuado, pero nada quita que se sienta pequeño en sus brazos. Taehyung pone las manos entre su pecho y clavículas, viéndose atrapado no sólo en el agarre de Jungkook, sino que en su mirada también.

— ¿Cuántas veces debo decir que lo siento para que me perdones? —murmura Jungkook, bajando la vista hacia sus labios. Taehyung vacila, queriendo que la sensación de la piel erizada desaparezca para poder responder, pero no pasa así que contesta de todas formas.

—No lo sé. Hasta que me sienta mejor, supongo.

—Hyung, lo siento. Lo siento, lo siento, lo siento —sus manos apresan el rostro de Taehyung, empezando a repartir besos por todo su rostro con cada disculpa, nunca presionando uno en sus labios. Y aunque Tae quiere reír, pone las manos en sus hombros e intenta separarlo, pero Jungkook es claramente más fuerte que él.

—Jungkook, no es de ésta manera, ya para por favor —logra mantener su compostura. Jungkook baja los hombros pero regresa a rodear su cintura y lo apega más hacia él, juntando sus frentes—. Desde que... Desde que me fui de aquí al día siguiente de haber estado contigo esa noche, tú ni siquiera preguntaste por mi número de teléfono. Me dije que era algo estúpido, incluso yo pude habértelo pedido, pero no lo hice y al final pensé que no me iba a mortificar por una idiotez, porque tal vez podría verte al otro día en la panadería o preguntarle a Jimin por ti, pero no fuiste y sólo pensé para peor. Llámame exagerado, pero en verdad me preocupé por ustedes. Luego de tanto pensar, me sentí inseguro y sentí que... Todo lo que hicimos y hablamos esa noche no sirvió de nada, Jungkook. Es... Ahora que lo pienso es absurdo, perdón-

—No, ni se te ocurra —niega con la cabeza, Taehyung presiona la mandíbula, cerrando los ojos—. Pude haber llamado a Jimin hyung desde el trabajo para decirle algo o preguntar por ti, hasta pude haber llamado a la panadería, por Dios, no me costaba absolutamente nada y aun así no lo hice. El que tiene que disculparse soy yo, Taehyungie. He tenido la cabeza metida en tantos problemas últimamente que no supe organizar prioridades.

— ¿Es por lo del colegio de Norae? —pregunta el mayor frunciendo el ceño, Jungkook suspira exasperado, cerrando los ojos y sintiendo ahora las manos frías del contrario acunar su rostro— Jungkook, ¿por qué no escuchas a Jimin? ¿Por qué no dejas ese empleo?

—No puedo...

—No pueden exigirte más de lo que puedes dar y pagarte menos de lo que mereces.

—No puedo, hyung, no puedo. Tengo- —su voz se corta por un sollozo que ni siquiera él mismo vio venir, las lágrimas acumulándose en sus ojos con rapidez. Taehyung limpia la primera que cae y junta nuevamente sus frentes—. Tengo mucho miedo —dice bajito, sorbiendo por la nariz—. No puedo dejar que me quiten a Norae, Taehyung-ssi. No puedo, no quiero... Necesito el empleo. Si no le puedo dar una buena educación o cubrir gastos en general, mis padres-

—No te la van a quitar —le asegura Taehyung con ojos cristalinos—. No te la van a quitar porque eres un padre increíble y ella te ama. Tus padres no pueden hacer lo que ellos quieran, Jungkookie. Jimin y yo te vamos a ayudar...

—No —sacude la cabeza, negándose de inmediato—. No se metan en esto. Es mi responsabilidad, Taehyung.

—Sí, sí lo vamos a hacer —asiente firmemente el mayor—. Todos vamos a ayudarte. Pagaremos el colegio de Norae y lo que sea que ambos necesiten mientras tú consigues un nuevo empleo. Jimin me habló de todo esto, estoy al día con la situación y no puedo creer que estés cargando con tanto peso tú solo. Sé que muchas veces quisiéramos salvar el mundo, pero eres uno solo, Jungkook. Y has hecho suficiente por ahora, es momento de ver hacia un futuro mejor, ¿entiendes?

Jungkook presiona la mandíbula para aguantar su repentino llanto y asiente, abrazándose entonces al esbelto cuerpo de su mayor y hundiendo el rostro en su cuello, Taehyung no duda en devolverle el abrazo. Nadie sabe lo mucho que ambos han necesitado ser sostenidos así, asegurándose casi silenciosamente que todo va a estar bien. Al separarse, algo de peso ha bajado de los hombros del tatuado, Taehyung puede notarlo y le alegra de sobremanera saber que puede ser de ayuda en ocasiones así.

— ¿Entonces sí me perdonas? —pregunta Jungkook, secándose los ojos con el dorso de la mano y con la esperanza aun intacta.

Taehyung hace puchero, frunciendo el ceño.

—Sigo molesto.

Jungkook estira las comisuras por lo adorable que se ve, juntando nuevamente sus frentes.

—Si me das otra oportunidad, prometo dar lo mejor de mí y seguir intentando mejorar cada día tanto por Norae como por ti. Jimin hyung me dijo que si te dejaba ir, me iba a arrepentir, y tuvo razón. No quiero dejarte ir de nuevo, Taehyung-ssi, y mucho menos por cosas absurdas.

Taehyung muerde su labio, dudoso. Vuelve a encogerse en el agarre del menor.

—... Tienes que saber que no sólo porque estoy enamorado de ti éste tipo de cosas pueden seguir-

— ¿Enamorado? —el término tan específico agarra descuidado al tatuado, quien se separa para ver al mayor con labios abiertos y cejas alzadas. Taehyung balbucea al caer en cuenta de sus palabras.

—Ab- ah- yo... Yo estuve... Pensando mucho, ah... —mira hacia abajo porque de lo contrario un sonrojo está listo para apoderarse de su rostro— Después de la noche que pasamos juntos, y...

— ¿Sabes lo que pasa cuando dos personas están debajo de un muérdago? —cuestiona Jungkook de pronto, Taehyung frunce el ceño. Jeon apunta hacia arriba de sus cabezas y al mayor subir la vista, no evita soltar una risa.

— ¿Lo tenías todo planeado, verdad? —sonríe viendo el muérdago sobre ellos en medio del marco de la puerta de la cocina. Jungkook toma su mentón.

—Puede ser... —acaricia la nariz del contrario con la propia antes de inclinarse para besarlo. Las manos de Taehyung se posan en su nuca y las suyas regresan a la cintura del mayor, trayéndolo hacia él tanto como puede. Taehyung ladea la cabeza para profundizar el beso, y en medio de uno de sus suspiros, no oyen pisadas que se acercan.

Al verlos, Norae se detiene y abre los ojos, pero acaba por sonreír y aplaudir, asustando a los mayores que prácticamente saltan lejos del otro.

—Papá y Taetae oppa se quieeeren, papá y Taetae oppa se quieeeren —canturrea empezando a brincar alrededor y Taehyung esconde su cara entre las manos, ahora sonrojado de verdad. Jungkook se ríe, queriendo esconderse también, pero no hay escapatoria.

—Norae, ya es hora de dormir, vamos —le dice, preparándose para perseguirla pero su hija detiene sus brincos y más bien corre hacia la cocina.

—Taetae oppa, ¿me ayudas a fregar los platos? A papá le da flojera —resopla la pelinegra, subiéndose en el banquito frente al lavaplatos y arremangando las mangas de su pijama para no mojarlas.

—Con gusto, Norae-ssi, lo que digas —Kim asiente una vez y va hacia donde está la menor. No sin antes corresponder a los besos castos a los que Jungkook lo jala, por supuesto. Entonces el tatuado sólo recuesta el hombro del marco de la puerta, mete las manos en los bolsillos y observa a su hija sumirse en una conversación con el hombre del que también se está enamorando sobre cómo se deben lavar los platos, a lo que Taehyung concuerda rotundamente porque vio un tutorial en YouTube.

Jungkook piensa que, a pesar de que éste año no empezó siendo el mejor, agradece a la vida por permitirle terminarlo de ésta manera; con su hija, buenos amigos y alguien nuevo con la sonrisa más bonita, ojos como estrellas y alma genuina. Tiene el presentimiento de que Taehyung hará brillar sus próximos años tanto como el final de éste y que Norae tendrá muchas más cosas sobre las que hablar (y escuchar sin que nadie se dé cuenta).

De cualquier forma, no puede esperar a vivirlo todo, junto a ellos.

FIN

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