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Capítulo 30 - No te Creo.

-Oí eso -dice apresuradamente el chico al otro lado de la puerta-. Vale, no me dejes entrar. Pero no podrás evitar que te explique las cosas tal y como ocurrieron.

Algunos segundos de silencio suceden a sus palabras. Durante los cuales siento crecer, en mi interior, duda y anticipación. Además de que mis manos comienzan a sudar, una muestra de cuan nerviosa estoy.

-No besé a Sabrina -dice Nathan finalmente. Tengo que contenerme para no gritarle cualquiera de las obscenidades que están pasando por mi mente ahora mismo-. Sé lo que viste, pero puedo asegurarte que únicamente estábamos hablando. De un momento a otro ella se abalanzó sobre mí, justo en el momento en que tú entraste a mi cuarto.

Escucho con atención cada una de sus palabras. Y desprenden una sinceridad que no puedo obviar.

-¡Tienes que creerme! -la desesperación en su voz es evidente-. La única razón de que la dejara entrar, fue su excusa de que había venido a visitar a mi hermana. Nunca pensé que ella haría algo como esto...

Él interrumpe la frase abruptamente.

-¿Me crees? -pregunta un instante después.

Sí. Eso es lo que quiero responder. Lo que me gustaría decir.

Pero todo es mucho más complicado. No puedo sacar de mi mente el dolor en su expresión, cuando me habló de Sabrina. No puedo dejar de repetir una y otra vez las palabras que él le dijo a Lola.

...Ella me destrozó completamente...

Nuevas preguntas surgen en mi mente, impidiéndome contestar.

¿Y si él sigue enamorado de ella?

¿Quizás sólo soy un intento fallido de olvidarla?

¿Quizás Nathan está aquí, pidiéndome perdón, solamente porque ella volvió marcharse?.

El silencio se extiende por unos segundos más. No soy capaz de aclarar toda mi confusión y dar una respuesta.

-Adios, Meghan -la voz de Nathan es neutral e impersonal. Carece de cualquier tipo de emoción.

Puedo escuchar, o más bien sentir, cada uno de sus pasos en el pasillo. El sonido del ascensor, me indica que él se ha ido definitivamente.

Y que todo entre Nathan y yo ha acabado.

Me desplomo sobre mi cama, sintiendo que mis músculos pesan toneladas Además de que me cuesta mantener mis ojos abiertos.

Sólo puedo pensar en que definitivamente no esparaba sentirme de esta forma. No me siento triste, nostálgica o cualquier otro típico adjetivo. Más bien noto como las energías abandonan mi cuerpo, hasta un punto en el que realizar cualquier movimiento, por mínimo que sea, representa un esfuerzo.

A pesar de mis esfuerzos acaba ocurriendo lo inevitable. Mis ojos se cierran.

[...]
Soy un zombie andante.

Esta frase describe a la perfección mi estado mientras paso por los controles del aeropuerto. Mi situación aún no ha mejorado para nada.

Como ya sabéis, después de que Nathan y yo acabáramos pasé por unos de los momentos más caóticos de mi vida. Y no del tipo de caos que puedes manifestar en golpes o en palabras, sino del tipo que se instala en ti estómago y absorbe todo tu ser.

A pesar de que mis ojos estaban cerrados no pude dormir en toda la noche. Y mi situación no mejoró en lo absoluto cuando mamá llamó para informarme, o más bien ordenarme, que tomaría un vuelo a primera hora de la mañana.

Así que aquí estoy. De pie frente a una señora de unos sesenta años, cuyo pelo es demasiado negro como pasa ser natural. Ella mira mi pasaporte con el ceño fruncido, examinándolo por un tiempo excesivamente largo.

Me aclaro la garganta con incomodidad, y el sonido para hacerle regresar a la realidad.

-Asiento 28, fila c -dice con monotonía. Yo le dirigió un breve asentimiento, y camino al interior de un enorme pasillo que me conduce a la entrada del avión.

Tardo unos minutos en encontrar mi asiento, pero gracias a la ayuda de una de las azafatas finalmente lo logro. Mis compañeros de fila son, nada más y nada menos, que un hombre vestido de traje que examina su portátil con fascinación, y una señora (de unos 40 años) que acaricia la cabeza de su diminuto perro. El cual está metido en su bolso.

Llego a mi lugar intentado molestar lo menos posible. A pesar de esto la mujer me asesina con la mirada cuando roso ligeramente su pie. Una vez estoy sentada, y medianamente cómoda, me coloco los audífono y busco una canción en la lista de reproducción de mi móvil.

Cierro los ojos cuando los primeros acordes de "Silence" comienzan a sonar. Sí, ahora mismo estoy en uno de esos momentos de después de dejarlo con alguien, en los que solo te apetece ver "La última canción" en modo repetición, con una lista de canciones tristes como acompañamiento.

Solo pasa un minuto, antes de que la música se detenga y en mi pantalla se vea el nombre de Genevieve. Inconscientemente sonrío, acepto su llamada sin dudarlo.

-¡Meghan! -dice Gen con emoción.

Yo dejo escapar una breve carcajada.

-¿Que tal? -pregunto y juego con uno de los mechones de mi cabello. El cual está arreglado de cualquier manera, tanto por la falta de ganas como de tiempo.

-¡Maravillosamente! -responde Gen apresuradamente-. No sabes como ha sido volver a ver a mi hermana. Nunca había estado separada de ellas por más de dos días, así que ahora que finalmente estoy con ella no puedo dejar de sonreír.

Gen habla sin detenerse ni una milésima de segundo.

-Me alegro mucho por ti -le digo con total sinceridad.

-Gracias. ¿Recuerdas... ? -Gen se detiene abruptamente. Después de unos segundos de silencio, escucho dos voces discutiendo en el fondo.

-¿Que pasa? -pregunta Gen con amabilidad.

-Pasa que me dejaste jugando sola -río al escuchar una aniñada, pero malhumorada voz. Supongo que se trata de la hermana de Gen-. ¿Como pudiste abandonarme para irte a chismear con tu amiga Marta.

Sin poder evitarlo rompo en sonoras carcajadas, ganándome algunas miradas por encima del hombro, tanto de la señora de el caniche rosa como del hombre de negocios.

No soy la única que está partiéndose de la risa. Confirmo esto, cuando escucho a Gen intentando decir algo entre risas.

-No... estábamos... chismeando -dice-. Y su nombre es Meghan, no Marta.

-¡No me importa como se llame, es una ladrona de hermanas! -vuelve a protestar la hermana de Gen.

-¿Sigues ahí? - me pregunta Gen.

-Sí. ¿Esa era tu hermana? -pregunto.

-¿Como lo adivinaste? -Gen parece auténticamente sorprendida.

-Puede que haya escuchado toda su conversación -respondo con una sonrisa.

Ella deja escapar una breve carcajada.

-Mi hermana es el ser más celoso de todo el universo -dice mi amiga.

Durante los siguientes minutos, Gen me habla acerca de su hermana, de su familia, y luego nuevamente de su hermana. Resulta que Meredith( la hermana de Gen), sufre de un trastorno llamado hiperactividad. Que aunque no trae daños para la salud de forma directa, le provoca problemas de concentración y dificultades en el aprendizaje.

Vuelve a reír nuevamente, cuando escucho a la hermana de Gen de fondo en nuestra conversación.

-¡Devuélveme a mi hermana! -la voz de Meredith se escucha bastante cerca.

-Hablamos luego -me despido de Gen, todavía sonriendo.

-¡Ni si te ocurra colgar!. Tienes que contarme todo lo que pasó con Nathan...

Cuelgo antes de que pueda terminar la frase. Apago mi celular, justo cuando una voz en el audio del avión informa que estamos a punto de aterrizar.

No hace falta mencionar que esta noticia es, más que suficiente, para destrozar el ánimo que había recuperado gracias a Gen.

Ha llegado el momento de ver a mis padres después de tres meses.

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¡Hola!. Espero que hayan disfrutado de la lectura. Si así fue no olvides dejar tu voto.

Y... ★Mucho Más Que Mi Mejor Amigo llegó a las 1k lecturas.

Nada hubiera sido posible sin su apoyo. Así que realmente les agradezco que hayan dedicado su tiempo en leerme.

La canción de este capítulo es "Silence" de Marshmello.

Hasta la próxima actualización.

LFM

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