Único
Antoine esta en el Barcelona, es jugador ahí.
Gavi siempre había sido un chico lleno de energía, como un pequeño tornado que arrasaba con todo a su paso. Era conocido en el vestuario del Barcelona por ser alegre y divertido, pero también por su carácter explosivo. Nadie sabía con certeza cuándo Gavi estallaría, pero una cosa era segura: su Alfa, Antoine Griezmann, siempre sabía cómo manejarlo.
Era un día soleado en la Ciudad Deportiva cuando Gavi se encontró en medio de una disputa en el entrenamiento. Todo empezó cuando Ferran de manera involuntaria, le hizo una entrada un poco dura. Gavi, con la sangre hirviendo, se levantó del suelo dispuesto a enfrentar a quien fuera. Pero antes de que pudiera decir algo, Griezmann apareció de la nada, como un superhéroe en una película de acción, o al menos así lo vio Ferran.
— ¡Gavi, Gavi, tranquilo!—dijo Antoine mientras se interponía entre los dos jugadores.
—No vale la pena, además... ¡Mira lo que tengo aquí!
De la nada, Griezmann sacó una pequeña bolsa de golosinas. Los ojos de Gavi se iluminaron al instante. Sabía que su Alfa siempre tenía un as bajo la manga para calmar las aguas.
—Vamos, Gavi, déjalo pasar. Mejor comamos unas gominolas.—Continuó Griezmann con una sonrisa traviesa.
Gavi, que apenas podía mantenerse enfadado en presencia de su Alfa, resopló, pero no pudo resistirse. Tomó una gominola, era imposible no sentirse bien cuando Griezmann estaba cerca.
—Eres un caso perdido, Greezy.—Dijo Gavi entre risas.
—Pero te aseguro que la próxima vez no me calmas tan fácil.
Griezmann, con su risa contagiosa, se acercó a Gavi y le dio un abrazo rápido y afectuoso.
—Siempre hay una próxima vez, mi pequeño tornado.
Un día de descanso, Antoine decidió hacerle una broma a uno de los nuevos jugadores, Nico, conocido por su obsesión con su coche deportivo recién comprado. Antoine, siendo el "Alfa orangután, loco y sin sentido común" y siempre dispuesto a hacer alguna travesura, se las arregló para robar las llaves del coche de Nico, mientras estaban en la sala de jugadores. Nadie sabía cómo lo hizo... Y era pura coincidencia que Lamine ahora tenía la grabación de Rabiot lloriqueando... Pero todos sabían que algo iba a salir mal.
Griezmann, con su típica sonrisa traviesa, decidió llevar el coche a dar un paseo por los alrededores de la Ciudad Deportiva. Gavi, que lo había visto todo, lo siguió en su bicicleta, (Idea de Hansi... No pregunten), preocupado por lo que su Alfa podría hacer. Pero, ¿Quién podía detener a Griezmann cuando tenía una idea en la cabeza?
Mientras conducía, Griezmann comenzó a experimentar con los controles del coche. Subía y bajaba las ventanillas, tocaba el claxon repetidamente, y jugaba con el cambio de marchas como si fuera un juguete. En su emoción, no se dio cuenta de que había desactivado el freno de mano mientras el coche estaba en una ligera pendiente cerca de un pequeño lago artificial, se bajo para sacarle una foto y enviarla al grupo de Whats.
—¡Greezy! ¡Cuidado! —Gritó Gavi desde su bicicleta al ver lo que estaba a punto de suceder.
Pero era demasiado tarde. El coche empezó a deslizarse lentamente hacia el lago.
—¡Ay no! ¡El coche! —Exclamó Griezmann, dejandose caer al suelo, viendo como su trasero estaba por ser molido en su mente.
Gavi, intentando contener la risa, ayudó a Griezmann a levantarse mientras el Alfa observaba el desastre que acababa de causar.
—No te preocupes, Greezy. Nico lo tomará con humor... Tal vez.—Dijo Gavi, intentando consolarlo.
Pero cuando Nico llegó y vio su coche en el lago, su expresión fue indescriptible. Griezmann, uso su última arma, su encanto habitual, solo pudo encogerse de hombros y decir.
—Fue... Un accidente. ¿Un chapuzón, Nikyto?—La cara de Nico lo decía todo.
—Será mejor que empieces a correr.
—¡Gaviiii ayúdameeee!
Otro día, Antoine, conocido por su cuidado personal casi obsesivo, fue a hacer sus compras habituales. Estaba en la sección de cuidado personal, pero como siempre, su mente estaba en otro lado, probablemente pensando en la próxima broma que le jugaría a algún compañero.... O en lo sexy que se veía Gavi con esa lencería roja y esas espos...
Agarró lo que pensó era su champú favorito sin leer la etiqueta.
Días después, Ferran, que había olvidado su champú en casa, le pidió a Griezmann que le prestara el suyo, Antoine, como buen compañero, se lo ofreció sin pensarlo dos veces.
—Gracias, Greezy, eres mi Alfa favorito.—Dijo Ferran mientras se dirigía a la ducha.
—¡Que no te escuche Gavi!—Dijo el francés dándose la vuelta y topandose de frente con Lucif...
—¿Qué no tengo que escuchar Alfa?—Preguntó Gavi con los brazos cruzados.
Antoine iba a inventar hasta la llegada de extraterrestres, pero los gritos de Ferran se escucharan en todo el vestuario.
—¡Mi cabello! ¿Qué... Qué es esto?
Gavi corrió a ver qué sucedía. Ferran salió de la ducha con el cabello a medio caer y partes de su cuero cabelludo notablemente más limpias... Demasiado limpias.
—¡Greezy! ¿Qué me diste? —Exclamó Ferran, con una mezcla de pánico y furia.
Griezmann, confundido, tomó la botella que Ferran le devolvió, y cuando finalmente leyó la etiqueta, se dio cuenta del error.
—Oh... Creo que esto no era champú... —Dijo, intentando no reírse mientras observaba a Ferran, que ahora parecía medio calvo.
Gavi, que no podía contener la risa, se dobló de la risa mientras Griezmann intentaba explicar que todo había sido un malentendido. Pero claro, con Griezmann, nunca se sabía si realmente lo había hecho sin querer o si era otra de sus locuras.
Después de ganar la Champions, el equipo decidió organizar una gran fiesta. Era una noche para celebrar, y todos estaban de buen humor. Antoine, como siempre, era el alma de la fiesta, bailando y riendo con todos. Pero a medida que la noche avanzaba, Griezmann empezó a beber más de la cuenta.
En un momento de la noche, ya bastante borracho, Griezmann se acercó a Gavi, que estaba sentado en una esquina riéndose de las ocurrencias del Alfa.
—¡Gavicito de mi corazón de melocotón, bello, precioso!—Dijo Griezmann, arrastrando las palabras mientras se dejaba caer al lado del joven jugador.
—Eres... Eres el mejor. Siempre me haces reír, ¿Sabes? Pero tengo una pregunta importante... Muy importante...
Gavi, divertido, decidió seguirle el juego.
—Dime, Greezy, ¿Qué quieres saber?
—¿Tienes... Novio? —Preguntó Griezmann con una seriedad que contrastaba con su estado.
Gavi, tratando de no reírse, decidió seguirle la corriente.
—Sí, Greezy, tengo novio.
De repente, los ojos de Griezmann se llenaron de lágrimas.
—No puede ser... ¡No puede ser! —Dijo mientras comenzaba a llorar.
—Pero... Pero yo... ¡Yo soy mejor Alfa!
Gavi, incapaz de contener la risa, intentó consolar a Griezmann, pero el Alfa estaba demasiado afectado por el alcohol y la "Traición" de su pequeño tornado.
—Tranquilo, Greezy. Siempre serás mi Alfa, aunque tenga novio.
Griezmann, aún sollozando, se abrazó a Gavi como si el mundo se le hubiera caído encima.
—Prométeme... Prométeme que siempre seré tu Alfa... Aunque tengas... Novio...
Gavi, riendo, le dio una palmada en la espalda.
—Lo prometo, Greezy. Ahora, ¿Por qué no te echas un rato? Mañana hablaremos de esto con más calma.
Griezmann asintió lentamente, secándose las lágrimas mientras Gavi lo ayudaba a levantarse. La noche terminó con Gavi llevando a su Alfa a la cama, donde Griezmann se durmió casi al instante, con una sonrisa en los labios, y Gavi sabiendo que al día siguiente tendría otra historia que contar sobre las locuras de su Alfa.
Antoine Griezmann siempre había sido supersticioso, pero aquella mañana, al leer su horóscopo, su corazón dio un vuelco.
“Hoy es un día de cambios. Prepárate para una transición inesperada en tu vida"
El Alfa no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Cambios en su vida? La primera imagen que le vino a la mente fue Gavi, su querido omega. ¿Lo iba a dejar? ¿Lo iba a cambiar por otro?
El pánico se apoderó de Griezmann. No podía soportar la idea de perder a Gavi. Así que, cada vez que lo veía acercarse, encontraba la manera de desaparecer antes de que Gavi pudiera siquiera abrir la boca.
Si Gavi lo buscaba en el vestuario, Antoine se escabullía hacia los baños. Si lo veía venir por los pasillos, fingía una llamada con Messi y corría en la dirección opuesta.
Gavi, por su parte, estaba completamente desconcertado. Su Alfa había estado actuando de manera extraña todo el día, evitándolo a toda costa. Lo que más lo inquietaba era que no entendía el porqué. Decidió que era hora de enfrentarlo y descubrir qué estaba pasando.
Finalmente, después de mucho buscar, Gavi lo encontró. Griezmann estaba acurrucado debajo de una de las mesas del comedor, escondido como un niño asustado. Sus ojos estaban cristalinos, y su expresión era la de alguien que esperaba lo peor.
—Greezy, ¿Qué estás haciendo aquí?—Preguntó Gavi, tratando de no reírse al ver a su Alfa en esa posición.
Griezmann lo miró con desesperación, sus palabras salieron atropelladas.
—¿Me vas a terminar, verdad? Me vas a cambiar por otro... ¡Lo sabía!—Dijo Griezmann, con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas.
Gavi, incapaz de contenerse más, estalló en carcajadas. La situación era tan ridícula que no podía creer que Griezmann hubiera llegado a esas conclusiones.
—¡Eres un tonto, Greezy! —Dijo Gavi entre risas.
—No te voy a cambiar, eres mucho ambiente como para pensar en otro hombre.
Griezmann, todavía confundido, salió de debajo de la mesa, limpiándose las lágrimas.
—¿Entonces... No me vas a dejar?—Preguntó con un deje de esperanza.
Gavi lo abrazó fuerte, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.
—Por supuesto que no. No hay nadie como tú, Greezy. Además, si alguien tiene que hacer locuras como dejar un coche en un lago o hacer que Ferran pierda su cabello, o cambiar el tono de llama de Robert con esa chica que gime y llamarlo en plena entrevista, ese alguien eres tú, y amo que seas tú.
Griezmann soltó un suspiro de alivio y rió junto a Gavi, sintiéndose tonto por haber malinterpretado todo.
—Pero... Entonces, ¿Qué significaba el horóscopo? —Preguntó Griezmann, todavía intrigado.
En ese momento, Flick apareció por la puerta del comedor.
—Griezmann, Gavi, quería hablar con ustedes sobre algo.—Dijo Hansi.
—Antoine, he decidido cambiarte de posición en el próximo partido. Jugarás más adelantado, como segundo delantero.
Gavi, comprendiendo todo de repente, estalló en carcajadas una vez más. Griezmann, dándose cuenta del malentendido, se unió a las risas.
—¡Y yo pensando que iba a pasar navidad como un perro callejero y abandonado igual que Gündoğan!—Dijo Griezmann, riendo y sacudiendo la cabeza.
—¡Escuche eso hijo de puta!—Se escuchó el grito de Gundo al fondo.
—Supongo que no soy tan bueno leyendo horóscopos.
—Definitivamente, no lo eres. —Respondió Gavi, todavía riendo.
Así, lo que había comenzado como un día lleno de pánico y malentendidos terminó en risas, con Griezmann más aliviado que nunca, sabiendo que su omega, su pequeño tornado, no lo cambiaría por nada en el mundo.
Y con Gündoğan buscando citas por internet.
Antoine había sido invitado a cenar en casa de los padres de Gavi, un evento que, en teoría, debería haber sido algo sencillo y cordial. Después de todo, Griezmann ya había compartido cancha con varios de los grandes del fútbol, y creía que podía manejar cualquier situación. Lo que no sabía era que esta cena iba a ser una de las más complicadas de su vida.
Cuando Gavi le dijo que irían a cenar con su familia, Griezmann no se preocupó demasiado. Estaba encantado de pasar más tiempo con su omega y conocer a sus padres. Lo que no esperaba era que el padre de Gavi fuera ni más ni menos que Emiliano "Dibu" Martínez, el famoso portero argentino con el que había tenido un pequeño... Intercambio de opiniones durante la final de Qatar 2022.
En su defensa, Gavi jamás le había dicho que su padre era Dibu, siempre que hablaba de sus padres decía "Papá Emi hizo esto" "Papá Emi me dio una máscara de tortuga"... Bueno, ahora que lo piensa, sí debió de sospechar con lo último.
La cara de Griezmann cuando se dio cuenta fue un poema. Gavi, notando el cambio en la expresión de su Alfa, le dio una palmada en la espalda.
—No te preocupes, Greezy. Mi papá es genial... Cuando quiere.
Pero Griezmann ya estaba sudando frío. Recordaba claramente la última vez que se había cruzado con Dibu en el campo. Y aún más claramente, recordaba haberle gritado que era un "loco" y que "ni siquiera cantaba bonito" cuando intentó desconcentrarlo con sus famosos gritos durante los penales. Si hubiera sabido que ese "loco" era el padre de su omega... ¡No, mejor no pensaba en eso!
Cuando llegaron a la casa, la madre de Gavi los recibió con una sonrisa cálida y los invitó a entrar. El ambiente parecía sereno, hasta que la puerta de la cocina se abrió y apareció Dibu, quien se quedó congelado al ver a Griezmann en su sala.
—Vos...—Dijo Dibu, entrecerrando los ojos.
—Yo... —Respondió Griezmann, sintiéndose como un ratón acorralado.
Gavi, tratando de calmar las cosas, se apresuró a saludar a su padre con un abrazo.
—Papá, este es Antoine... Mi... Eh... bueno, ya sabes.
Dibu, sin apartar la vista de Griezmann, asintió lentamente.
—Sí, ya lo conozco a este.
La cena comenzó con una tensión palpable. La madre de Gavi intentaba mantener la conversación ligera, preguntando a Griezmann sobre su vida en España y cómo iban los entrenamientos. Pero Dibu no quitaba los ojos de encima a Griezmann, como un león acechando a su presa.
Finalmente, en un intento desesperado por romper el hielo, Griezmann decidió hacer una broma.
—Bueno, al menos esta vez no estás tratando de comerme vivo, ¿Verdad, suegris? —Dijo, sonriendo nerviosamente.
Pero en lugar de reírse, Dibu levantó una ceja.
—No, esta vez no. Pero si robas algo más que un balón... Como, no sé, a mi hijo, podemos volver a eso, francesito.
La sonrisa de Griezmann se desvaneció al instante.
—No... No es mi intención robar nada, Emiliano, ¡Es Gavi quien me ha desflo..!
Gavi, viendo que la situación se ponía tensa, decidió intervenir.
—¡Papá! Antoine no me ha robado. De hecho, me ha ganado. Así que, por favor, comportémonos, ¿Sí?
Dibu bufó, pero antes de que pudiera responder, su esposa le lanzó una mirada de advertencia. La cena continuó en un incómodo silencio hasta que Griezmann, sin pensar, mencionó lo mucho que había disfrutado su tiempo en Qatar.
—Qatar fue un lugar increíble, aunque no tan increíble como enfrentarme a ese portero que tenía que hacer tanto ruido para distraerme. No sé quién le enseñó a cantar así...
De repente, el cuchillo de Dibu cayó ruidosamente sobre la mesa, interrumpiendo a Griezmann.
—¿Disculpa? ¿Eso fue para mí? —Preguntó Dibu, inclinándose hacia adelante.
Griezmann tragó saliva.
—No, no, para nada. Solo... Solo estaba diciendo que eres... Un poco... Ruidoso.
Dibu se cruzó de brazos, sonriendo de manera poco amigable.
—Ruidoso, ¿Eh? Bueno, me alegra saber que recordas bien. Aunque si queres, puedo ser más silencioso... La próxima vez que te vea en la calle y yo esté en mi choque.
La tensión volvió a subir y la madre de Gavi rápidamente intentó desviar la conversación, pero Dibu no soltaba a Griezmann.
—Decime, Anastacio, ¿Qué queres con mi hijo?—Preguntó Dibu, con una voz que sonaba como si estuviera interrogando a un criminal.
Griezmann abrió la boca, pero antes de poder responder, Gavi intervino.
—¡Papá! No lo intimides, ¿Quieres?
—No lo estoy intimidando. Solo estoy asegurándome de que no tenga malas intenciones.—Respondió Dibu, con una expresión inocente que nadie en la mesa creyó.
Griezmann, sin saber qué decir, simplemente asintió.
—Solo quiero lo mejor para Gavi.
Pero Dibu no iba a dejarlo tan fácil.
—Lo mejor... Lo mejor para mi hijo sería un hombre que supiera cómo manejar una final sin insultar a su futuro suegro, y que no se esté pintando el pelo como piba cerrando ciclos.
Gavi, que ya había tenido suficiente, se levantó de su silla.
—¡Basta! Los dos.—Dijo, mirando primero a su padre y luego a su Alfa.
—Esto es ridículo. Antoine no te robó nada, papá. Y tú, Greezy, deja molestar a mi padre. Ambos se están comportando como niños.
Dibu y Griezmann se quedaron en silencio, sorprendidos por el regaño de Gavi.
—Lo siento, hijo...—Murmuró Dibu, mientras Griezmann asentía rápidamente.
—Sí, sí, lo siento, Gavi. Solo... Bueno, solo quiero llevarme bien con tu familia.
Gavi suspiró y se dejó caer de nuevo en su silla.
—Bueno, empiecen por no lanzarse cuchillos con las palabras. ¿Podemos seguir con la cena sin más peleas?
Ambos Alfas asintieron, un poco avergonzados. La cena continuó de manera más tranquila, con Aurora asegurándose de mantener la conversación lejos de cualquier tema conflictivo. Al final de la noche, Griezmann y Dibu se dieron un apretón de manos un poco incómodo, pero sincero.
—Cuidaré bien de Gavi, Emiliano.—Dijo Griezmann con seriedad.
—Más te vale, Griezmann. Y si no, recorda que soy un tipo de casi dos metros... Y a veces estoy medio loco.—Respondió Dibu, con una sonrisa que no era del todo amistosa.
Gavi, viendo que su Alfa y su padre finalmente habían llegado a un entendimiento, sonrió y los abrazó a ambos.
—Ustedes dos son un par de cabezotas, pero al menos sé que siempre me tendrán en sus corazones.
Con eso, la noche terminó con un toque de paz, aunque Griezmann sabía que nunca volvería a subestimar a su suegro. Especialmente si alguna vez se lo encontraba en la calle y con un auto.
Greezy cuando Emiliano lo vio:
Ferran antes del lavado al estilo cerrando ciclos.
Ferran después:
Lamine con el video:
Rabiot viendo el video en Tik Tok;
Dibu cada que Antoine respiraba:
Yo después de la fumada de pintura que me di para hacer esto:
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