Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Para la idiotez no tengo vacuna.

-Alexander Fleming.

Estaciono el auto en mi plaza habitual al llegar a la empresa. Acomodo mi saco mientras entro a recepción, encontrándome de frente con la última persona que esperaba ver aquí. Ella se ve tan sorprendida como yo.

—Dulzura —saludo, acercándome a ella. 

—Xavier. —Pasa saliva al pronunciar mi nombre. Por un impulso, tomo su mano y la llevo hasta la oficina más cercana que encuentro. Hay un hombre sentado detrás de su escritorio.

—Fuera —ordeno. El hombre me mira confundido, pero no discute y sale. Soy el jefe. No necesito conocer a todos, pero todos deben conocerme a mí. El hombre pasa por nuestro lado en silencio. Iliana intenta salir con él, pero presiono mi agarre en su mano.

—Suéltame —declara, halando su brazo. No la suelto.

—Recuerdo esas palabras anoche y recuerdo muy bien lo que sucedió después, incluso recuerdo lo que hubiera pasado si no nos hubieran interrumpido. —Alza la barbilla altanera. Sonrío prepotente.

—Nada iba a suceder, salvo que tu ego se iba a ver lastimado por mi rechazo —sentencia. Rio, apretándola de nuevo contra mí.

—Yo no creo eso, mira como tu cuerpo reacciona a mi cercanía —pido, soltando su brazo para acariciar su rostro. Echa la cabeza hacia atrás alejándose de mi tacto. Sonrío.

—Ya déjame ir, Xavier o voy a acusarte con mi prometido por acoso —advierte. Rio fuerte y la presiono aún más contra mí, si es eso posible.

—¿Y qué hará? ¿Qué haces aquí, algodón de azúcar? —inquiero, acercando mi rostro a su cuello para aspirar su perfume. Desde que la vi, ese perfume me está matando.

—Vine a ver a mi prometido —responde entrecortado. Alzo una ceja. Así que es un empleado de acá. 

—¿Qué pasa si te beso ahora mismo? —Cambio de tema. Suspira mirando brevemente mis labios y luego mis ojos. 

—Puedes hacerlo —confiesa—, solo si estás preparado para que termines con sangre en el labio por mi mordida —añade rápido. Rio. 

—¿Segura? —insisto, pegando mis labios a los suyos, sin hacer algún otro movimiento. Estoy dejando que me muerda si es lo que quiere, pero ella no hace nada. Incluso ha dejado de respirar puesto que ya no siento su aliento chocar con el mío. Creo que yo también me he quedado sin respirar.

—Xavier —susurra. No logro descifrar su tono. Si es de suplica para que me aleje o si es necesitado para que la bese. 

—Voy a besarte —aviso. Suelta el aire antes de tomar nuevo. La imito.

—No lo hagas —jadea cuando bajo mi mano a su espalda baja y acaricio esa zona.

—¿Por qué no? —repito lo de la noche anterior. No responde y yo no espero que lo haga. Presiono mis labios contra los suyos, halando suavemente su labio inferior hasta mí hasta conseguir que jadee de nuevo. Sonrío victorioso antes de apoderarme de su boca. Al principio duda y la beso solo, pero de repente sus dedos se enrollan en mi cabello, tirando de él hacia atrás, lo que me hace gruñir de aprobación. 

De pronto se aleja como si quemara, me mira con los ojos encendidos en llamas y sin más, abre la puerta y sale. Me toma unos minutos recomponerme y bajar cierto bulto que creció sin permiso. Miro al piso con una sonrisa en los labios. Eso estuvo genial. 

Me obligo a dejar de pensar en el beso y salgo de la oficina sin mirar a los lados. Subo al elevador y llego de una vez a mi piso. Entro en mi oficina, ignorando todas las palabras que Ana, mi secretaria me estaba diciendo. No necesito ocuparme de ningún trabajo justo ahora. Solo necesito un trago de whisky y averiguar quien es el prometido de cierta castaña de ojos azules. Sí, eso debería de ser fácil, después de todo, soy el jefe, ¿no?

Un mensaje entrante me hace despegar la mirada del gran ventanal con vista a la ciudad. Saco mi celular del bolsillo y veo que es de James. Lo leo rápidamente.

James.

09:17 hrs: Ven a mi oficina. Quiero presentarte a alguien.

Después de haberse desaparecido ayer, dejándome plantado, ¿solo va a escribir eso? Gruño molesto y salgo de mi oficina con rumbo a la suya. Sin embargo, me detengo antes de entrar y me relajo. No puedo llegar y gritarle por no haber aparecido ayer. De hecho, debería es agradecerle por no haberlo hecho. De no ser así, no hubiera vuelto a ver a Iliana y no la habría besado hoy. O bueno, quizás igual la hubiese besado hoy.

Entro a la oficina y solo está sentado James detrás de su escritorio viendo algo en su computador.

—Hola —saludo. Levanta la vista y sonríe.

—¿Dónde te metiste ayer? —inquiere. Alzo una ceja.

—¿Qué dónde me metí? Fuiste tú quien no apareció ni se reportó —le reclamo. 

—Sí fui al hotel —miente. No le creo.

—Explícame entonces como es que ambos estábamos en el mismo sitio, a la misma hora y no nos vimos. Además, te escribí y no respondiste —argumento. James rueda los ojos.

—No me llegaron tus mensajes. —Bufo.

—Si vuelves a mentirme en mi cara, me iré —advierto. Suspira.

—Está bien. Sí fui al hotel, pero llegué tarde porque algo se me complicó aquí. Cuando llegué no te vi, supuse que no habías ido o algo así —confiesa.

—¿Y no pudiste enviar un mensaje para decir que llegarías tarde? —insisto. Veo que está nervioso. ¿Qué está ocultándome?—. ¿Con qué te complicaste? ¿Leila tiene algo que ver en esa complicación? —inquiero. Leila es su secretaria y está de más aclarar lo hermosa y sexy que es. James se pone nervioso, comenzando a balbucear incoherencia—. James —me quejo.

—No fue mi culpa. Ella se me lanzó encima —asegura.

—¿Ah, sí? ¿Y tú no pudiste negarte? Ahora debo despedirla. Es la tercera en lo que va de año, James —le reclamo. Evita mi mirada.

—No volverá a suceder —promete. Giro los ojos, no le creo nada—. Es en serio. Estoy saliendo con alguien, incluso, es más serio que eso —asegura. Lo miro mal.

—Bonita manera de demostrar que alguien te importa, acostándote con tu secretaria —ironizo. 

—Lo sé, lo sé, pero no volverá a suceder. Ya no más. Esta chica de la que te hablo lo vale, hermano. Es hermosa, inteligente  y por algún motivo, me ama, de verdad lo hace. —Su rostro se ilumina. Suspiro y me siento frente a él.

—¿Hace cuánto empezaron a salir? —Comienzo. Sé muy bien cómo son esos enamoramientos de James. Duran dos meses y ya la ama, pasa un mes más y ya le está montando los cuernos. 

—La conocí cuando tú estabas en Cancun. Empezamos a salir poco a poco, pero ahora ya es más serio —promete.

—¿Y por qué aún no la conozco? —inquiero. Hace una mueca.

—Se suponía que la conocerías anoche. Pero dijo que vendría hoy. Creí que ya estaba aquí porque me escribió, pero resulta que tuvo un imprevisto y no podrá llegar. Tal vez podríamos cenar hoy. —Lo miro fijamente—. Hoy sí llegaré —recalca.

—Para evitar que me vuelvas a dejar plantado, la cena será en tu casa. Así George también podrá estar sin tener de excusa el cansancio de su viaje. necesitaré a alguien con quien hablar para no estar sobrando entre tú y tu novia —comento. James asiente, sonriente.

—Vale, trato hecho. Hoy a las ocho de la noche en mi casa. Le pediré a Stacy que preparé tu tarta favorita como agradecimiento y compensación. Sonrío.

—Me convenciste —admito—. Ahora hablemos de la empresa —pido y con eso cambiamos de tema a puros negocios.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro