Hay personas que solo una mirada es necesaria para amarlas, pero miles de lágrimas para olvidarlas.

A🌙A

Llego al apartamento donde está Iliana y al verme, lleva las manos a su rostro.

—¡Ay, Dios! —solloza.

—No llores, no me duele nada —aseguro. Asiente y me deja entrar.

—¿Tenemos botiquín de primeros auxilios? —pregunta después de tener un rato caminando de un lugar a otro. Sonrío y la atraigo conmigo al sofá.

—No necesito un botiquín de primeros auxilios, solo necesito un par de esos besos tuyos y estaré como nuevo —prometo. Sonríe, acariciando mi cabello con sus uñas.

—Tienes sangre en toda la cara —dice. Hago un gesto despreocupado con los hombros.

—Si me quieres eso no debería de importar, ¿cierto? —bromeo. Ríe y cuando veo que de verdad tiene intención de besarme, me aparto —. ¿De verdad ibas a hacerlo? —cuestiono sorprendido.

—¡Dijiste que si te quería lo haría! —chilla como si eso respondiera a todo. Río y la hago a un lado de mis piernas para levantarme y lavarme la cara en el baño. Al verme en el espejo, noto que tengo la nariz salida un poco. Tomo aire y uso dos dedos para enderezarla mientras grito. Iliana llega rápido mi lado.

—Estoy bien —declaro. Sale un poco más de sangre y luego cesa.

—Haré algo para comer —informa Iliana. A pesar de que a penas van a ser las cinco de la tarde, recuerdo que no he comido nada desde la mañana. Muero de hambre.

Aprovecho de quitarme la ropa que la camisa está un poco salpicada de sangre para bañarme. Iliana deja la cuchara en el camino a su boca al verme desnudo antes de entrar a la ducha.

—No pensarás ducharte sin mí —declara. Río y dejo que me vea mientras me introduzco debajo del chorro de agua. Miro mientras se desnuda en un dos por tres, después de ir y volver en cuestión de segundos. Una vez está desnuda, entra conmigo—. Ahora que ya lo hicimos en la ducha, no sé en dónde más hacerlo del baño —comenta distraída. Eso es suficiente para endurecerme. Me pego a su espalda y subo mis manos a sus senos, robando un jadeo de su boca.

—Dulzura, aún no hemos hecho todas las posiciones en la ducha —susurro sobre su oído, mordiendo suavemente al final. Otro jadeo.

—Enséñame —pide entre jadeos. Le doy la vuelta de un solo movimiento, hago que suba y enrolle sus piernas a mis costados mientras me pego contra la puerta de vidrio. La dejo bajar, deslizándose sobre mi miembro suavemente.

Apoya sus manos abiertas en el vidrio a mí espalda, sus senos revolotean con cada subida y bajada de su cuerpo. Me llevo una a la boca, logrando que grite mi nombre.

—Dime cuánto te gusta que esté adentro de ti —pido ronco. Me mira y quita las manos del vidrio para colocarlas en mi rostro y besarme. Las estocadas se vuelven cada vez más rápidas y mortales.

—Mucho. ¡Ah! —grita cuando vuelvo a hacer que baje de golpe, golpeando sus caderas contra las mías—. Voy a... —su voz se corta, bañandonos a ambos con su fluido recorriendo por mis piernas. Dejo que se estabilice y la bajo. Le doy la vuelta, pegando su rostro ahora contra la pared en la que yo me apoyé y vuelvo a entrar en ella desde atrás. Grita mi nombre.

Teniendo más agarre ahora, muevo sus caderas contra mí mucho más duro que antes. Un golpe seco se escucha con cada impacto. Estaba aguantando desde hace una semana para esto y ahora que lo tengo no quiero detenerme. Entro y salgo sin marcar un ritmo en específico, pero igual de intenso y brutal siempre.

Cuando ya no puedo más e Iliana se corre, salgo de su interior y vierto mi semen por sus nalgas. Ambos jadeamos extasiados.

Enderezo el cuerpo de Iliana y la giro para besarla dulcemente.

—Estaremos bien, ¿ok? —Iliana suspira y asiente lentamente.

Terminamos de ducharnos en silencio, solo sonriendo de vez en cuando. Me coloco el mismo pantalón de vestir sin camisa y salgo para comer lo que Iliana preparó.

A🌙A

A pesar de que hemos pasado el resto de la tarde acostados viendo cualquier cosa en el TV, no he podido concentrarme en algo, solo puedo pensar en James y en lo que debe estar haciendo ahora.

Le escribí a George pidiéndole que cualquier cosa no dudara en escribirme, sin importar la hora. Conozco a James y conozco sus métodos para hundirse. Solo quiero evitar que eso suceda.

Ni siquiera sé qué es lo que sucederá conmigo e Iliana. Sé que no puedo fingir jugar a las casitas con ella. Al menos no por ahora. Pero simplemente no sé cómo haré esto.

¿Qué se supone que debo hacer?
¿Terminar esto? ¿Entonces para qué le dije a James? ¿Para qué llevarlo al límite si esto no va a ningún lado? ¿Por qué sabiendo que debo alejarme, no puedo hacerlo?

Odio tener preguntas inconclusas.

Odio no poder responder ninguna de las que me formulo y, al contrario, seguir llenandome de preguntas nunca respondidas.

—¿Estás bien? —susurra Iliana, levantando la cabeza de mi pecho para mirarme. Acaricio su cabello con cariño, memorizando cada parte de su rostro para después sonreír.

Al diablo James, al diablo lo que viene, por ahora estoy bien y estoy donde quiero estar. Ya me preocuparé mañana por lo que traiga ese día, pero por hoy solo voy a disfrutar de la compañía.

—Estoy bien, algodón —prometo. Sonríe y besa dulcemente mis labios antes de volver a acostarse junto a mí y fijar su mirada al frente.

Estoy seguro que nada de lo que viene será fácil, pero estoy acostumbrado a no tener nada fácil nunca, así que al diablo todo. Veamos qué pasa y cómo lo enfrento cuando suceda.