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Capitulo 22

Un viaje de millas empieza con un primer paso.

-Benjamin Franklin.


Despierto siendo abrazado por Iliana. Parpadeo intentando recordar la noche anterior. Como lo hicimos en la sala, pasamos a la barra de la cocina, luego la alfombra del pasillo y terminamos aquí hace unas horas. Recuerdo también cuando Iliana admitió antes de dormir que me quería.

De pronto se siente como cuando James me echó agua en la playa y todo cobra sentido. Hoy se casa. Iliana se remueve a mi lado para después sonreírme alegre.

—Buenos días, pelirrojo —susurra somnolienta.

—Buenos días —respondo simple. Arruga el rostro, pero no dice nada. Se levanta y toma su teléfono de la mesa junto a la cama.

—Voy a llamar a James —avisa. Asiento y me levanto, caminando a la sala en busca de mi ropa. Escucho a Iliana decirle a James que necesita contarle algo y es cuando me altero. Camino hasta la habitación de nuevo y le arrebato el celular, colgando la llamada—. ¿Qué sucede? —cuestiona, confundida.

—¿Qué ibas a decirle a James? —interrogo.

—¿Todavía quieres que me case con él? —susurra cómo un cachorro adolorido.

—¿Por qué no ibas a casarte con él, Iliana? Eres su prometida. Le dijiste que se casaría hoy. Estuviste toda la jodida semana encima del hombre con diferentes preparativos. ¿Cómo crees que dejaré que le canceles la boda a solo horas? —inquiero, alzando la voz al final. Iliana me mira dolida.

—No lo entiendo. Anoche dijiste... —Se calla sin saber si continuar hablando o no. Suspiro.

—Dije lo que querías escuchar para que me dejaras estar contigo una vez más. No todo fue mentira ni todo fue verdad —miento. Todo fue verdad, pero ella no necesita saber eso. Ella lo que tiene que hacer es casarse con James y vivir la vida que planeó a su lado. Cierra los ojos con fuerza, haciendo que dos espesas lágrimas recorran sus mejillas.

—Vete de mi casa, Xavier. Vete y no te molestes en ir a la boda —pide, sorprendente calmada. Suspiro nuevamente y termino de colocarme la ropa al mismo tiempo que escucho que su teléfono suena y ella contesta después de sorber por la nariz.

Me apoyo en la pared del elevador, meditando sobre lo que acabo de hacer. Eso es lo correcto, ¿cierto?

A🌙A

A pesar de que Iliana dijo que no fuera a su boda, es lógico que iré. Por eso ahora estoy viéndome en el espejo el traje que James pidió para mí por ser su padrino de boda. Irónico, ¿no?

Es gris brillante, la camisa es azul oscuro y sin corbata. Tenía corbata, pero simplemente no pienso usarla. Los zapatos son azules y aunque no quería usarlos al principio, reconozco que se ve bien con el traje completo. Ahora sin mi vieja barba, me veo mucho más joven que antes y he peinado mi cabello hacia atrás, dejando solo unos mechones a los costados.

Salgo de mi habitación al escuchar a Arianna llamarme. Afortunadamente la boda no será en mi casa. Eso sería el colmo. A diferencia de eso, será en club lujoso en el que James e Iliana tuvieron su primera cita. Cosa que no me sorprende porque James no pierde oportunidad de demostrar su dinero. Así como yo lo invierto en autos, él lo invierte en deslumbrar mujeres.

Arianna lleva puesto un vestido color uva que me recuerda a Iliana de inmediato y su olor. Es largo. Tiene su cabello recogido hacia el lado derecho. Nana, por su parte, lleva un vestido que le llega unos dedos por debajo de la rodilla, de color verde oliva, con unos detalles en dorado. Ambas están preciosas y se los hago saber al llegar hasta ellas.

—Bueno, muchos halagos. Vayamos a esa boda y emborrachemosno —propone Arianna, ganándose una mala mirada de parte de Nana y una risa de la mía.

Subimos al auto y conduzco hasta el dichoso club. En todo el camino no dejo de pensar en Iliana y en su rostro al escucharme decir esas últimas palabras. No quería decir eso, en realidad lo que quise admitir cuando la escuché en la madrugada, era que yo también la quería. Pero, si hubiera admito eso, ¿dónde estaríamos ahora?

Llegamos al lugar, pero mi mente sigue con Iliana calandose en cada rincón. Ni siquiera tengo espacio para pensar en lo hermosa que se ve Rose en ese vestido rojo que se ajusta a la perfección a su cuerpo y deja el medio de sus senos a la vista. No, ni siquiera eso logra hacer que saque el rostro de Iliana de mis pensamientos.

Camino directo hasta el altar improvisado, justo donde James y George hablan. Al ver a James puedo notar lo asustado que se encuentra.

—Aún puedes arrepentirte, ¿de acuerdo? —digo apenas llego. Ambos me miran mal—. Yo solo digo. —Me encojo de hombros.

—Estoy muy asustado —reconoce James como si no fuera obvio. Sonrío.

—Vas a atar tu vida a la de otra persona por siempre, es lógico que lo estés, hermano —habla George.

—¿Y si no aparece? —pregunta con notable terror en la voz. Es mi turno de decir algo bueno, pero no me da tiempo porque enseguida se escucha la música de fondo que da inicio a la pasarela de Iliana de la mano de un hombre que no había visto nunca. Imagino que debe ser su padre.

—Apareció. Ahora quita esa cara y demuestra que estás listo para casarte —susurro, arreglando su corbata. Nota que no llevo la mía y me mira mal. Sonrío, dándole la vuelta al frente y me posiciono un metro a su lado, junto a George.

—Díez libras a que mete la pata en algun momento —murmura George a mí lado, haciendo que sonría genuino.

—Cien a que se le olvida algo y termina haciendo el ridículo al finalizar la fiesta —respondo. George se muerde los labios para no reír y asiente con la cabeza.

Tal como George y yo lo presentiamos, James se adelanta al padre y acepta casarse antes de que el padre haga la pregunta. Se gana algunas risas, pero Iliana le sonríe con afecto. Desde aquí noto sus ojos rojos. Solo espero que yo no sea el causante de eso.

La ceremonia termina sin más inconvenientes y finalmente, Iliana es una mujer casada y debería de establecer los límites que me he saltado.

Después de la ceremonia comienza mi segundo calvario. Me es imposible no revivir imágenes de la boda de Rose y Marcus hace casi 6 meses atrás. Lo peor es que estoy seguro que ni ellos recuerdan detalles tan específicos que yo sí. Eso solo me hace sentir más estúpido aún.

—Te ganaste los cien y apenas vamos a mitad de fiesta —habla George, llegando a mi lado. Río, aceptando el billete y guardandolo en mi bolsillo. James está haciendo unos pasos demasiado ridículos, incluso para él mismo.

—Yo ya me voy, ¿me despides de los novios? —pido. George niega con la cabeza.

—No puedes irte sin decir unas palabras, lo sabes —me recuerda. Suspiro.

—¿Si sabes que la idea de irme ahorita es no estar para ese momento? —insisto. George ríe bajo.

—Adelantarán ese momento solo para que tú digas algo —declara y le creo al cien por ciento. Sin esperar más, me acerco al grupo en vivo que está tocando y les pido el micrófono. Atrayendo de inmediato la atención de todos los presentes. Afortunadamente James deja de bailar.

—Buenas noches tengan todos, no necesitan agradecerme por hacer que James dejara de hacer el ridículo con sus pasos —comienzo, logrando risa de parte de todos, incluso de James, aunque me señala su dedo del medio—. Bueno, como no puedo irme sin decirle algo a los novios, entonces haré esto rápido. —Más risas. Medito un minuto qué decir y luego continúo—: Nunca creí ver al menor de mis hermanos casarse antes que yo, pero agradezco que así haya sido porque en la última semana he vivido contigo cada parte y debo reconocer que no es fácil planear una boda y que me han quitado la ganas de casarme algún día —confieso. Muchas más risas. Hasta veo a Iliana sonreír.

>>—Por otro lado, también me alegra que hayas elegido una mujer como Iliana para asentar tu vida y emprender una familia. En el tiempo que llevo conociéndola he notado que es una mujer por la que vale la pena querer eso, casarse y tener una familia. No solo es hermosa por fuera, es dulce, atenta, fuerte, entregada, también es la única mujer que sé que ha preferido hacer feliz a otros, disfrutando de esa felicidad para ella. A ti, Iliana, debo agradecerte por llegar a la vida de mi hermano y formar parte de la nuestra, es un honor tenerte en mi vida y espero de corazón que seas feliz sin importar qué —concluyo, mirándola solo a ella—. Buenas noches, sigan disfrutando —pido al resto y bajo del escenario, entregándole nuevamente el micrófono a los músicos.

Camino a la mesa de los novios para hacer las debidas felicitaciones antes de marcharme. Iliana se seca unas cuantas lágrimas antes de que llegue.

—Hiciste llorar a la novia, hermano —me avisa James, abrazándome. Sonrío.

—Lamento eso, Iliana. No fue mi intención —intento que eso abarque lo de esta mañana, pero sé que no lo hace. Acepta el abrazo que le doy, pero lo termina rápidamente—. Me voy, hermano. Ya es hora de que vaya a dormir. Anoche casi no dormí, ya parezco un zombie. Estoy muy feliz por ustedes y les deseo lo mejor del mundo —confieso. Ambos asienten y me dejan ir tranquilo. Arianna y Nana decidieron quedarse más tiempo, Marcus aceptó llevarlas a casa y yo insistí en que ellos también pasen la noche en mi casa y así no debe manejar más. Accedieron sin dudar.

Con eso, regreso a mi casa y en el camino me permito torturarme, dejando que las lágrimas caigan por mis mejillas. Yo decidí esto. Yo debo enfrentarlo.

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