Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace.

Jean Paul Sartre.

Finalmente llegó el famoso día de la graduación de Iliana y Luisana. Mi casa —como ya es costumbre últimamente— será el lugar donde se llevará a cabo la celebración en honor a ambas damas. Es por eso que aunque son las once de la mañana, hay muchas personas de la empresa de organización de eventos, paseándose por toda la sala, llevando cosas hasta el jardín y en la sala misma. Las mujeres están en algún salón de belleza, haciendo que sean aún más deseables para nosotros. Los hombres estamos todos reunidos alrededor de la piscina, bebiendo y hablando. Por supuesto que también estamos al pendiente de los mellizos, quienes están felices chapoteando en la pequeña piscina inflable que les regalé hoy.

—¿Creen que vengan chicas lindas? —pregunta James, mirándonos a todos. No sólo yo lo miro mal. Él lo nota y levanta las manos en señal de paz—. No lo digo por mí ni por Marcus, nosotros estamos comprometidos, lo digo por ustedes dos. Ya va siendo hora de que se busquen una novia —dice. Giro los ojos y bebo. Recuerdo a una de las amigas de Iliana que me presentó el día que fuimos al club. Se me dificulta un poco recordar su nombre, pero lo hago.

—Si viene Britney, me basta —digo al aire. James sonríe socarrón.

—Así que te gustó, Britney, ¿he? —Me encojo de hombros, restándole importancia.

—Es muy hermosa —confieso.

—¿Y quién es esa Britney? —cuestiona George.

—Cabello largo, buen cuerpo y dispuesta a cabalgar a Xavier hasta morir —responde James por mí, haciendo que todos rían.

—Veamos si logra hacerlo hoy —comento, ganandome un codazo de parte de George. Los demás solo ríen.

A🌙A

Después de unas horas, ya todos se van a sus respectivos lugares para alistarse e ir a la ceremonia de graduación que será a las cinco de la tarde. Faltan solo 43 minutos para eso y sigo esperando que las mujeres que van a acompañarme, bajen de sus habitaciones.

—¡Vamos a llegar tarde! —grito para que me escuchen. En respuesta, ambas bajan sosteniendo sus vestidos largos con las manos. Giro los ojos—. Están hermosas, pero es una graduación, no una boda —resalto como si no fuera obvio.

—Espera a que nos veas mañana para la boda —sentencia Arianna, subiendo y bajando las cejas de manera graciosa. Río y abro la puerta para que salgan. Subimos al BMW y conduzco hasta el museo donde será la ceremonia.

Al llegar, abro la puerta para ellas y dejo que ambas enrolle sus manos en mis brazos para caminar hasta el interior y reunirnos con el resto. Tanto Iliana como Luisana están ya sentadas en los primeros asientos, con una capa de graduación y esos sombreros que se ponen. Definitivamente debería saber esos nombres, pero no tengo idea ahora mismo.

Nos sentamos junto al resto y al cabo de unos minutos, empieza la entrega de títulos. Todos aplaudimos cuando alguna de las dos sube a recibir su título. Una vez que todo termina, Iliana y Luisana llegan hasta nosotros en la parte de afuera del museo para recibir las felicitaciones y abrazos de todos. Con Iliana, es solo un abrazo breve en el que impregno mis fosas nasales de su olor.

—Felicidades, algodón de azúcar —susurro contra su cuello. Siento como se tensa en mis brazos y luego la dejo ir.

—Vayamos a la casa entonces, empecemos nosotros la celebración —habla Arianna. Todos asienten.

—Invité a algunos amigos que no harán nada hoy. Espero que no te moleste, Xavier —dice tímida Luisana. Sonrío.

—Por supuesto que no, esta es su noche, chicas, pueden invitar a quienes quieran —confieso. Ella sonríe agradecida.

—Yo también invité a algunos —comenta Iliana. Asiento en su dirección.

—Bien, vayamos entonces antes de que ellos lleguen primero que nosotros —propongo. Cada quien se dirije a sus respectivos autos y nos encaminamos como en una caravana a mi casa.

—¿No crees que Luisana es muy dulce y linda, Xavier? —cuestiona de pronto Arianna cuando vamos de camino a la casa. La miro y sé que tiene intención de hacer de casamentera, así que la corto antes de que empiece a pensar cosas que no es.

—No estoy interesado en ella, Arianna, así que ni lo intentes —zanjo. Se desinfla de manera nada elegante y mira por la ventana.

A🌙A

Justo después de las siete de la noche empieza a llegar el resto de los invitados de las chicas y rápidamente la casa se convierte en risas y personas caminando de lado a lado. Las mujeres se han cambiado el vestido largo por uno más corto y se mueven contra cualquier cosa en la pista de baile improvisada a la mitad de mi jardín.

—Hola. —Escucho que susurra alguien a mi lado. Volteo y veo a la linda Britney, mirándome lujuriosa. Sonrío galante.

—Hola, hermosa —respondo. Veo como Iliana deja de hablar con James y mira en mi dirección. Aprovecho eso para recordarle en quien tiene que estar su mirada y tomo la mano de Britney, invitándola a sentarse a mí lado.

Paso unas horas bastante agradable, hablando con Britney de cualquier cosa y besandola en otras tantas. En todo ese tiempo siento la mirada de cierta peli negra de ojos azules clavada en mí, pero la ignoro. Pasada la una de la madrugada, las personas empiezan a irse con taxis que voy pidiendo para todos. Así me cercioro de que lleguen a salvo a sus casas.

Después de despedir a todos y acostarme, no logro conciliar el sueño. Me negué en acompañar a James y George a un bar y terminar de despedir su última noche de soltero. Lo menos que necesito ahora es recordar la boda de mañana. Como si mis dedos tuvieran vida propia, se deslizan por mi celular y es tarde para detener el mensaje que acabo de enviar.

Yo.
02:01hrs: ¿Estás?

Casi me emociono cuando responde.

Algodón.
02:06hrs: ¿Qué haces escribiendo? Deberías estar atendiendo a Britney.

Rio bajito por sus celos.

Yo.
02:06hrs: Estoy solo, dulzura.

A lo último, decido enviar un nuevo mensaje.

Yo.
02:06hrs: ¿Y tú?

Necesito saber si James está o no con ella.

Algodón.
02:06hrs: Puede que esté sola o puede que no...

Rio y sin pensarlo más me levanto y me cambio la pijama por ropa de salir. Salgo sin hacer ruido y subo a mi auto con su apartamento como destino. Envío un nuevo mensaje en el camino.

Yo.
02:13hrs: ¿Me harás averiguarlo?

Estaciono el auto a unas calles de su apartamento, camino hasta ahí y saludo a Loren, el portero nocturno. He venido tanto las últimas semanas que ya me sé los nombres de los trabajadores del edificio. Subo al elevador y marco el piso del apartamento de Iliana. Antes de que toque, la puerta se abre y me mira intenso.

—Sabía que vendrías —reconoce, lanzándose a mis brazos. La atrapo, estrellando mi boca con la suya. Entramos sin separarnos e Iliana cierra la puerta con el pie. La tiro contra el sofá, ella jadea—. ¿Reconocerás tus sentimientos? —Asiento. No puedo no hacerlo viéndola así de necesitada por mí.

—Está bien, maldición, me gustas, me gustas mucho y te deseo más que a nada —admito. Iliana sonríe, abriendo más las piernas para mí.