37. Semilla de la Vida
--Finalmente nos volvemos a ver, Andromeda.
El mismo Hades estaba en frente de la convaleciente joven ojiverde, ella con dificultad se puso de pie para encararlo por lo que ocurrio en la mansion.
--¡¡Hades!! Se supone que estabas muerto. No lo entiendo...
--Puede que Athena haya acabado conmigo pero al ser el dios de las tinieblas no puedo desaparecer tan fácilmente -- ella le miraba atenta. --Dejando eso de lado, no estoy aquí para causar mas problemas sino que al contrario necesito de tu ayuda.
--¿Por qué querrías de mi ayuda? Aparte, cómo podria confiar en alguien que casi termina por poseer mi alma -- Andromeda -- la amazona sabia que algo no andaba bien, sin embargo Hades se acercó a ella lo que provoco que la chica invocara sus cadenas las cuales se colocaron en forma circular para evitar que este siguiera el paso.
El hombre no tuvo inconveniente con las armas de Andrómeda, con delicadeza tomo la mano de la chica para entregarle una semilla brillante de color oro; ella quedó perpleja.
--¿Qué es esto?
--Antes de que ustedes y Athena vinieran a este lugar yo tuve una esposa con la cual gobernaba las tinieblas sin necesidad de estar en conflicto con tu diosa ni el estar derramando sangre -- comentó aquél hombre mientras Shun le escuchaba. --Su nombre era Persefone, la diosa de la cosecha y la cual habia cautivado mi vida desde que la conocí.
--¿Persefone? -- pregunto la ojiverde, Hades miro hacia la ventana.
--Fue todo para mí, a pesar de todas nuestras diferencias y conflictos yo siempre estuve a su lado... hasta el dia en que ella se marchó para siempre de este lugar cuando a cambio de salvarme la vida dio la suya.
Andrómeda mostró empatía ante el dios espectro a pesar de ser su enemigo pues esa era una de sus cualidades que ella poseía desde siempre.
--Siento mucho lo que ocurrió con tu esposa Hades, pero no entiendo a que viene todo este asunto conmigo -- la azabache manifestó con extrañez, el mayor respondió.
--Me he dado cuenta que tú y el caballero cisne concibieron a dos niños... Hiro y Alek verdad -- la azabache se sorprendió.
--¿Cómo sabes de mis hijos?.
--Yo se muchas cosas, Andromeda-- mencionó el mayor. --Esta semilla que te he entregado es el único recuerdo que me queda de mi amada esposa y se que estará en buenas manos-- Hades se aproximó a Shun. --¿Puedes hacerme este favor?
La joven, aún desconfiada estaba por darle una respuesta de no ser porque una voz familiar intervino la conversación, Seiya junto al resto invadieron los aposentos del dios y puestos en posición de ataque encararon aquel hombre que habia raptado a su compañera de armas.
Hades simplemente lanzo una brisa haciendo retroceder al grupo, ante ello Hyoga termino reclamandole por lo ocurrido.
--¡Infeliz, devuelveme a Shun! -- exclamó, Hades lo ignoró por completo.
--Y bien Andromeda, ¿me ayudaras? -- Shun observó a Hyoga y luego a Hades, finalmente aceptó --Esta bien... ¡Lo haré!
La respuesta de la joven dejó confundidos a sus amigos, sobre todo a Hyoga.
--¿De que hablas Shun? -- indagó cisne.
--Perfecto -- el dios del inframundo alzó su espada y un fuerte destello abarcó todo el castillo, Shun junto al resto estuvieron a punto de quedarse ciegos ante esa fuerte luz, para sorpresa de la azabache Hades puso su mano sobre uno de sus hombros para teminar susurrando a su oído:
"Si esa semilla no llega a florecer, tu vida sera mía"
Dijo esto y todos regresaron a la mansión.
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