32. Y Venceremos
Mi cabeza duele,
Mi cuerpo ya no aguanta
Siento todos mis huesos rotos
He perdido mucha sangre...
Me siento perdida...
No di todo de mi y eso me indigna...
Até es muy poderosa...
Y se ha apoderado de uno de mis bebés...
Mi niño... Mi Alek...
Me siento una inútil por no haber hecho nada para salvarlo... ¡Una inútil!
Hyoga esta muriendo... Mi corazón lo presiente... Verlo ser herido una y otra vez por esa diosa malvada me está haciendo sufrir...
Le falle a mi esposo... Le falle a mis hijos... Le falle a mis amigos... y sobre todo... Le falle a Atena y al mundo.
Solamente me queda llorar de impotencia y esperar mi muerte a manos de mi propia sangre...
Lo siento... Por ser una cobarde... Y una mala madre...
Hyoga...
...
Shun cerró sus ojos mientras derramaba sus lágrimas combinadas con la sangre que escurría de su frente y boca, su armadura hecha añicos, sin esperanzas agotadas y a punto de morir de una hemorragia interna.
Até tenía del cuello al caballero Cisne quien al igual que la amazona ya se encontraba sin fuerzas para poder defenderse, la deidad finalmente acabaría con la vida de ambos y se vengaría de la muerte de su madre, Eris.
Ate lanzó el cuerpo moribundo de Hyoga dónde se encontraba su esposa, él abrió con dificultad su ojo derecho y con la poca fuerza que tenía coloco su mano en la mejilla de la amazona y entristeció.
—S...Shun... Lo... siento... Querida...
Fueron las últimas palabras de Cisne quien a su vez lloraba. Até se acercó a ambos caballeros con báculo en mano con el cual iba a asesinar a Andrómeda pero su pareja no iba a permitirlo, cuando la diosa lanzó el báculo Cisne terminó sacrificándose por su amada siendo atravesado por el báculo en el estómago.
Até quedo impresionada ante lo que había observado, Hyoga sonrió una última vez y habló.
—Lamento que hayas tenido un padre tan estúpido como yo... Hijo... Perdóname...
Cisne terminó cayendo al suelo y murió ante los ojos de la diosa Até quien no podía dejar de verlo de esa manera, el báculo cayó al suelo, sus labios temblaban y la frente le sudaba.
Dió un paso atrás, negaba una y otra vez lo que había pasado.
—Pa... Papá... Mamá...
Alek había hablado y se había apoderado un momento del cuerpo de la diosa, quería llorar de solo ver a su padre ya sin vida pero un dolor de cabeza comenzaba a torturarlo, dió un grito desesperado haciendo que Até recuperara el poder.
Se acercó nuevamente a dónde estaba Shun y tomó el báculo para atravesarlo en el pecho de la amazona. Cuando iba a darle punto final a la peliverde un sin fin de meteoros de pegaso le hicieron retroceder, a lo lejos se escucharon los pasos de Seiya quien junto a Shiryu e Ikki habían llegado al lugar..
Fénix se acercó hacia donde su hermana se encontraba llevándose una amarga sorpresa, Hyoga había caído en batalla mientras que Shun quedó inconsciente lo que provocó que se enfureciera más de lo que ya estaba y atacara por su propia cuenta a la diosa.
Shiryu y Seiya se percataron de lo que había pasado con Hyoga, Pegaso era el que más le afectó la muerte de su amigo y al igual que Ikki comenzó a atacar a Até pero de una forma muy salvaje, ella trataba de defenderse de los ataques de los tres caballeros.
—¡¡Maldición!! ¿¡Por qué a Hyoga!? ¿¡Por qué a tu propio padre!?
Replicó Seiya, Até reaccionó y sin previo aviso fue herida por los puños del castaño.
—¿¡Por qué lo hiciste!?, Hyoga solo quería salvarte Alek... El y Shun querían a su hijo de regreso en sus brazos... ¿Por qué los mataste? — exaltó Seiya.
—Porque se lo merecían... pero no te preocupes pegaso... ¡Muy pronto estarán con ellos!
Un rayo hizo que Seiya y los demás fueran heridos una vez más hasta lograr que sus armaduras sufrieran graves perforaciones, la diosa Até reía ante la situación.
Era todo... Finalmente habían perdido ante la deidad y ya no había nada que pudiera salvarlos.
Por un lado Seiya quien a puras penas se levantaba pero dobló rodillas y cayó de espalda, mientas que por el otro lado Shiryu e Ikki quienes quedaron inconscientes ante la descarga recibida.
Del cielo comenzó a caer la lluvia sobre todos los caballeros dando así una cruda derrota llena de sangre y lágrimas.
Sin embargo una luz dorada apareció en el lugar, la hada Urgania había llegado al lugar donde encontró en el suelo a la amazona de Andrómeda a quien cubrió con un fuerte destello el cual Até no pudo detener.
El cuerpo de Andrómeda flotaba y en ello apareció una caja de Pandora dorada la cual representaba el signo que vio nacer a la chica.
La armadura de virgo se desmontó de si y cada parte de la armadura se colocaba en su cuerpo, Shun abrió sus ojos, llena de poder y con las heridas sanadas ella finalmente está lista para frenar los planes de Até, está última aún no podía creer lo que veía.
—No... No puede ser... Se supone que estás muerta...
—Vas a lamentar el haberte apoderado de mi hijo... Y el haber asesinado a mi esposo — una fuerte brisa que emanó de Shun empujó a Até.
El siguiente capítulo es el final
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