17. Para Siempre
[Hyoga]
Cuando por fin llegamos al lugar de los hechos... Tanto Shun y yo caímos de espalda al ver que se trataba de varias serpientes las que irrumpian la tranquilidad de las personas, y que estaban a punto de atacar a unos pobres niños.
—¡¡Aaaaahhhhhhh!! ¡Ya me tienen hasta la coronilla!
Vi que mi esposa elevó al máximo su cosmos para luego descargar su rabia a través de la tormenta nebular... Solo que por poco yo también pagaba los platos rotos, todas las sepientes que rodeaban a los pequeños fueron derrotadas.
—Querida, ¡casi me matas! - decía mientras arreglaba mi cabello.
—¡Lo siento! Pero no entiendo todo esto...se supone que Eris ya fue derrotada, es que acaso no podemos ni disfrutar un momento como pareja, ¡ya estoy harta!
—Yo también Shun, Eris nunca dejará de molestarnos, para ello debemos comprobar que no quede ninguna serpiente en la ciudad —le propuse.
[Shun]
Asentí mientras tomamos caminos separados, me dirigí al lado norte saltando sobre los edificios para comprobar que todo estuviera en orden.
—Uff... Creo que todo está bien por ahora.
—Eso es lo que crees... ¡Andromeda!
Giré hacia donde escuche la voz pero en su lugar recibí un fuerte destello que me arrojó al suelo. Mis ojos se abrieron lentamente mostrando a una mujer de cabello café y ojos rojos, en sus mano portaba un báculo el cual estuvo a punto de incrustar en mi pecho de no haber sido mi marido quien logró salvarme a tiempo.
—¿Te encuentras bien amor?
—Si, muchas gracias querido — le dije mientras lo abrazaba y observaba a la mujer.
—Parece que Cisne esta contigo... ¡Mucho mejor!
La mujer lanzó un fuerte rayo atacandonos sin poder reaccionar a tiempo, los dos caímos al suelo.
—¡¡Lamentaran haberse metido con mi madre!!
Nuevamente atacó pero Hyoga hizo un escudo de hielo, la mujer retrocedió ante su defensiva.
—¡Polvo de Diamantes!
—¡Muy lento!
La mujer desapareció y se puso detrás de mí esposo, lo atacó sin piedad hasta dejarlo estrellado en uno de los autos que estaban parqueados en las afueras de un edificio.
—¡¡Hyoga!!
—Maldición... ¡Quien eres tú!
—Soy la maldad, la destrucción y la injusticia... ¡¡Soy Até para servirles!!
Dijo esto para luego atacarnos por tercera vez hasta que una voz femenina interrumpe.
—¡¡Detente!!
Escritora
Saori en compañía de Seiya, Shiryu e Ikki llegaron al lugar con sus armaduras puestas, Cisne y Andromeda dieron un suspiro de alivio.
—Até, ¿qué haces aquí? — Saori se acercó a la mujer.
—¿Até? — dijo Seiya.
—Así es... Ella es la hija de Eris — concluyó la pelo lila.
—¿¡Qué!? — todos quedaron sorprendidos.
—Así es ilusos, vengo a reclamar venganza, voy a cobrarles todo lo que le hicieron a mi madre.
La castaña estaba por atacar a la diosa hasta que pegaso y dragón se lo impidieron a través de sus Meteoros de pegado y dragón naciente.
—¡¡¡Ahhhh!!! — la diosa retrocedió.
—¡Ave Fénix! — Ikki saltó hacia ella lanzando su ataque, Até esquivo su ataque desapareciendo del lugar mientras hablaba.
—Jajajaja... Nunca podrán detenerme, Cisne y Andromeda... Ustedes dos van a ser los primeros en sentir mi odio, ya lo verán.
[Seiya]
¡Oh genial!, recién venimos a Eris y ahora esa mujer quiere matar a mi cuñada y al pato... Que pequeño es el mundo ¿no?
De pronto veo que Shun tenía lastimada su pierna, Hyoga la levantó entre sus brazos y le sonrió como todo esposo enamorado. Es una pena que su noche romántica se haya ido al caño por culpa de esa diosa.
—Es mejor que regresen a casa, los bebés estarán preocupados por su papis — Mi poshito tenía razón, no vaya a ser que algo malo pase con ellos... Aunque eso es imposible ya que Tatsumi es un buen guardaespaldas, de seguro que todo está bajo orden.
—Siento mucho que esto haya pasado amor, estaba tan ansiosa de pasar la noche contigo dando un paseo — Shun hizo un puchero.
—No te preocupes hermosa, será para la próxima — responde cisne.
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Tatsumi cuidaba de los pequeños bebés que ya dormían plácidamente en sus cunas respectivas, de pronto una fuerte brisa interrumpió en el lugar llamando la atención del mayor que sin dudarlo sacó su espada de madera y se puso alerta ante lo que pudiese pasar.
Para mala suerte del calvito, la diosa Até entró a la habitación de los bebés tomando al pequeño Alek en sus brazos, tocó su frente y una fuerte luz acaparó todo el lugar, Tatsumi entró a ver a los bebés hasta que la diosa le dio un leve golpe en su frente que lo dejó inconsciente.
—Pobre tonto, en cuanto tu pequeñín... Vas a ayudarme a destruir a tus padres, tal como ellos lo hicieron con mi madre.
El inocente bebé abrió sus ojos y sonrió sin saber lo que realmente pasaba, la diosa sonrió perversamente para luego apoderarse del cuerpo del pequeño.
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