—Maldita sea, ¡¡suelta a Shun!!

Hyoga iba a atacarla pero la diosa Eris logra desaparecer con Andromeda en sus brazos.

—Sin tus compañeros no eres nada cisne, ¡mataré a tu esposa!

—¡No!

........................................................................

—¡¡NOOOOOOOO!!

—¿Hyoga qué pasa?

Al parecer todo había sido una pesadilla, Hyoga tenía lagrimas en sus ojos mientras Shun le miraba con preocupación, al ver a su esposa se abalanzó sobre ella besandola una y otra vez.

—Shunny, estas bien... Todo fue una pesadilla.

—¿Qué ocurre cariño?, ¿qué fue lo que soñaste? — ella pasó su mano sobre la mejilla de su pareja.

—Pensé que los había perdido... Eris te había secuestrado y no pude hacer nada para evitarlo. Pero me alegro que todo esto haya sido una pesadilla nada más.

—¿Eris? — Hyoga asiente. —Pero se supone que Seiya la derrotó, cómo podría hacerme daño alguno y por qué razón.

—No tengo ni la más mínima idea Shun, pero no dejaré que te hagan daño... Ni a ti ni al bebé.

Andromeda le sonrió dulcemente e hizo que recostara su cabeza entre sus pechos mientras ella acariciaba y besaba sus mejillas; él abrazo su cintura y besaba su estómago.

—No hay de que tener Hyoga, se que vas a cuidar de mi y de nuestro niño.

—Te lo juro Shun, sobre mi cadáver si alguien intenta lastimarlos.

—Se que vas a cumplirlo, yo confío en ti— Hyoga volvió a hablar con su bebé.

—Papi te ama y hará todo lo que sea para que tú seas feliz.

Quinto mes...

La pancita de Shun había crecido un poco más de lo normal, eso a ella le preocupó bastante e incluso Hyoga no dejaba de mostrar su aflicción por ello, lo peor del caso es que la pobre amazona mostraba mucho cansancio hasta tal punto que terminó postrada en su cama sin poder tener fuerzas para levantarse.

Ella entristeció al no poder estar de pie y no poder ayudar a su pareja con las tareas del hogar, se sentía inútil pero Hyoga siempre trataba de levantarle el ánimo a pesar de lo que estaba pasando.

—Patito, me duele— la amazona se puso a llorar.

—Ya mi amor, Saori y los demás no tardan en venir para que ellos nos digan que es lo que sucede con tu embarazo.

—Mi amor... Ayúdame, no soporto este dolor.

—Ya preciosa, aquí estoy...deja de llorar, odio que te pongas así.

Él se recostó a un lado de la cama queriendo tranquilizar a su pareja lo cual no pudo hacerlo, ella no dejaba de llorar, el dolor la estaba matando.
El timbre sonó y se dirigió a abrir encontrándose a Saori quien venía con Seiya, Shiryu e Ikki; este último entró rápidamente y fue hasta la habitación donde estaba su hermana, al ver en la condición en la que se encontraba le alarmó.

—Shun, ¿qué está pasando con tu pancita? ¿Porqué ha adquirido ese tamaño?

—No se Ikki, tengo miedo... No quiero que nada malo le pase a mi hijo.

—Hermanita— la termina abrazando.

Hyoga y los demás entraron, Saori se acercó a ella.

—Esto es malo, es como si tú bebé estuviera por nacer... Pero aun no es tiempo.

—Ayudame, no quiero que le pase nada a mi bebé... ¡No quiero!, ¡no quiero!

—Mi amor, tranquila— Hyoga le toma de las manos. —Nuestro hijo estará bien te lo aseguro.

Saori hizo a un lado a ambos caballeros, puso sus manos sobre el vientre de Andromeda llevándose una gran sorpresa.

—No puede ser... ¡¡El bebé de Shun está absorbiendo su cosmos!! Y eso podría ser fatal para ambos.

—¡¿Qué?!— respondieron los chicos al unísono.

—Lo peor es que su cosmos... Ha sido afectado por un ente maligno, pero... Esto es una broma ¿verdad?

—¡¡Maldición!! — entre susurros habló cisne.

—¡¡¡Jajajajajaja!!! Es una pena que Andromeda y su mocoso vayan a morir.

—¿Quién anda ahí?— Seiya y Shiryu se pusieron en posición de batalla.

—Esa voz... ¡¡No puede ser!!

Ante ellos un cosmos del mismo nivel que Saori se hizo presente al lugar, Eris apareció en forma de una serpiente gigante atrapando a la indefensa Shun.

—¡¡Shun!! — Hyoga se cabreo. ¡¡Maldita, dejala en paz!!

—¡¡Eris!!, pero esto debe ser una broma.... Ella estaba muerta— dijo Shiryu.

—Así es ilusos, pero no fue así... Gracias a mi traspaso de alma pude regresar para así poder arreglar cuentas contigo Athenea. Y que mejor forma de hacerlo con tú estúpida amazona.

—No escaparas esta vez...
¡¡METOROS DE PEGASO!!

—¡¡POLVO DE DIAMANTES!!

—¡¡AVE FÉNIX!!

—¡¡EL DRAGÓN NACIENTE!!

Todos los ataques de los caballeros no surgieron efecto en Eris, con su cola terminó atacando a cada uno de ellos, y con dirección a atacar a Saori quien se defendió con su báculo.

—Es inútil Athenea, o me das el poder de la tierra o tus bastarda se morirá.

Por desgracia Eris logra huir junto con la pobre amazona, dejando una manada de serpientes acorralado a nuestros caballeros.

—¡¡Shun!!— Hyoga gritó.