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Capítulo 10.


—¿Y de donde rayos vamos a conseguir el dedo?—pregunta Marcus.

—dug, Tenemos veinte dedos, no nos hará daño deshacernos de uno—comenta Max provocando que lo veamos con horror.

En la cabaña no encontramos nada, sólo frascos vacíos y polvo. Sin embargo el libro que Max encontró fue de mucha ayuda, así que después de dejar a Emma a su casa regresamos a la nuestra. Me traje el libro que Max me dió y se los mostré a los chicos.

—Lo único coherente y normal de esta lista es la pimienta—masculla Marcus.

—¿Y si utilizamos la pasión de amor? Tenemos una y es más fácil.—comenta Jack.

deje salir una bocanada de aire. Esto es frustrante.

Veo a Max bostezar, y frunzo los labios. No durmió bien. Bueno nadie. Estamos atentos de que él vuelva a aparecer y nos ataque.

—Que tal si hacemos una pijamada en mi habitación—propongo.

Los chicos me miran raro, preguntándose ¿Enserio dijo eso?.

—¿eh?—Mascullan los tres.

—Haremos guardia, por si aparece ya saben quien—murmuro y volteo hacia donde se encuentra mi madre— y así podremos dormir bien.

Los chicos lo piensan por unos segundos y asienten ante mi propuesta.

—Buena idea—murmura Max.

.....

Después de una hora jugando ajedrez, domino y de reírnos sobre anécdotas/ recuerdos cuando éramos pequeños. Estábamos listos para dormir y por fin descansar.

Marcus hará guardia primero.

—Buenas noches mis bebes—nos dice mi madre a todos.

—Buenas noches—decimos todos.

—¡Sueñe conmigo!—grita Max antes de que mi madre cierre la puerta.

Permanecemos unos minutos en silencio hasta que Jack habla.

—Maceline, no puedo dormir con esos dibujos viéndome.

—No pasa nada, no es cómo si pudieran salir a atacarte—le hago saber.

—Pues un muñeco de arcilla asesino anda suelto, todo se puede esperar en estos momentos.

—Ya duérmanse—dice Marcus apagando el foco de la habitación quedando en completa oscuridad, en excepción de una pequeña lámpara nocturna.

....

2:06 a.m

Escucho a lo lejos pasos y gritos.

Me levanto confundida y preocupada a la vez. Miro a mi alrededor y los chicos no están, provocando que mi preocupación aumente. Intento encender la luz de la habitación pero no funciona. En la oscuridad camino en busca de mis hermanos, abro las puertas de sus habitantes pero no se encuentran en ninguna.

Intento encender la luz del pasillo pero al parecer se fue la luz.

—Mamá—la llamo abriendo la puerta de su habitación. Pero...no hay nadie.

—¿Mami?—murmuró preocupada.

Recuerdo que en la cocina hay una linterna, así que bajo con cuidado las escaleras. Busco rápido en la cocina la linterna, cuando tengo la linterna en mis mano la prendo y camino en busca de mi familia.

Camino a la sala se me acelera el corazón al ver en el suelo manchada de sangre. Mis pies se manchan de sangre camino a la sala. Ilumino la habitación y me quedo sin palabras al ver toda mi familia en el suelo llana de sangre.

Las piernas me dejan de funcionar y caigo al suelo dejando que mis lagrimas salgan y llenen mis mejillas.

No.

No.

¿Porqué? ¿Porqué ellos? ¿Qué hicieron?

Me despierto de golpe con dificultad de respirar.

—¿Estás bien?. Tranquila—me dice Marcus preocupado.

Miro a mi alrededor, estoy en mi habitación. Jack y Max se encuentran roncando y durmiendo profundamente. Y Marcus frente a mi tranquilizándome.

Están bien. Si, están bien, que alivio.

—Mírame—me dice Marcus pero no le hago caso así que él me hace que lo mire—Contemos juntos, ¿okey?—no contesto, aún sigo sin poder respirar con normalidad.—1, 2, 3...–cuenta con tranquilidad mirándome fijamente a los ojos.

—6, 7, 8–cuento junto con él mientras me tranquilizo poco a poco y cada vez respiro más con normalidad.

—¿Listo?—me pregunta Marcus.

—Si—murmuro.

Marcus me abraza y sin pensarlo dos veces le regreso el gesto.

—¿pesadilla?—cuestiona Marcus rompiendo el abrazo.

Asiento con la cabeza. No quiero volver a recordar esa horrible pesadilla.

—Vamos a solucionar el problema, mañana, bueno, en un par de horas haremos la poción y planearemos un plan fantástico para acabar con el muñeco de arcilla.

Sonrío y asiento con la cabeza.

Luego de repente se escucha un estruendo, un ruido fuerte y mortal.

Ambos arrugamos la nariz con desagrado.

—Max—murmuramos al mismo tiempo.

Soltamos a reír pero nos callamos de golpe al escuchar que uno de los dos bellos durmientes se queja.

—Duerme—me ordena Marcus.

.....

Cuando el sol sale nos despertamos. Encontré a Jack haciendo la última guardia. No dormí mucho, después de esa pesadilla no pude dormir con tranquilidad.

Me encontraba cepillándome los dientes después de desayunar cuando escucho que tocan el timbre. El timbre suena por toda la mansión.

Curiosa me asomo por las escaleras para ver de quien se trataba. Ryan abre la puerta y frunzo el ceño al ver de quién se trataba.

Lucas.

Bajo las escaleras sin despegar la vista de él. Cuando Lucas me voltea a ver lo fulmino con la mirada.

—¿Qué?—dice Lucas confundido.

—Es peligroso que estés aquí.

—Pero vine con razones importantes—me muestra una carpeta la cual miro con curiosidad.

—Está bien, vamos a mi habitación.

Cierro la puerta de mi habitación detrás de mi y tomo la carpeta de las manos de Lucas.

—Ey.

—Toma asiento—le indico con el dedo indice un banquillo que se encuentra detrás de él mientras tomo asiento frente a mi escritorio.

Abro la carpeta y lo primero que veo es la fotografía de un hombre serio.

—¿Y él es.....? —cuestiono mirando a Lucas.

—Es tu padre.

Cambio mi expresión completamente y me quedo helada. Volteo otra vez a ver la fotografía. ¿Mi padre? Nunca había visto una fotografía de él. ¿Me parezco a él? Miro su cabello negro, sus ojos del mismo color negro oscuro, su rostro y sus cejas.

—¿Cómo conseguiste esto?

—Ya te dije que mi padre es policía.

—Tengo la sospecha de que esculcas en las cosas personales de trabajo de tu padre—volteo a verlo, Lucas se limita a sonreír.

—¿Entonces este es un registro criminal?—digo mientras leo.

—No.

—Entonces....—me detengo de golpe cuando leo en el documento algo que me deja sin palabras. Como dijo Lucas, no es un registro criminal... es un registro del día de su muerte, el como fue encontrado.
No tenía ni treinta años, fue asesinado y no encontraron el culpable.

—Tengo la sospecha que también está conectado. Esta entre los años que Manette aún estaba libre.

Murió unos meses antes de que yo naciera, unos cuantos...

—¡Lucas!—escucho la voz de Max. Luego la de Jack y Marcus, escucho como entran a mi habitación y empiezan a platicar.

Me pregunto si mi padre, antes de nacer sabia que iba a ser niña ¿Se imaginó de como sería? ¿Mi padre me amaba?

—¿Marceline?—escucho que me hablan, tomo un aire y respiro para tranquilizarme.

—Concuerdo contigo Lucas, puede que esté conectado.—digo cerrando la carpeta y poniéndola sobre la mesa del escritorio.

—Yo también, las fechas coinciden y está el misterio de que no encontraron el asesino—comenta Marcus.

—¡Bueno!, venimos por ti, Marceline, vamos a hacer la poción anti-vida.—me dice Jack.

Lo miro y frunzo el ceño.

—¿Qué?

—No eres creativo con los nombres.

Jack se lleva la mano al pecho ofendido.

—¡Es cierto! ¿Recuerdan al gato que teníamos hace como dos años? Jack lo llamó: "blanco", porque era blanco.—explica Max y todos nos echamos a reír.

—Bueno vamos a hacer la poción, pero que él no venga—indico señalando a Lucas.

—¿Y yo porqué no?

—Por que es probable que alguno de estos tres se que se resbale o algo por el estilo y que la poción de amor caiga en ti, y luego te enamores de alguno de nosotros y eso sería un problema más.

Mi explicación deja a los cuatros boquiabierta.

—Marceline, que imaginación.—comenta Marcus.

—¿No lo íbamos hacer con el dedo, el alacrán y la pimienta?—cuestiona Max.

—No.

—Aw, yo ya tenía el alacrán.

Volteamos a ver a Max sorprendidos.

—¿Qué? Jack me lo regalo.—responde en su defensa.

Ahora dirigimos la vista hacia Jack, que nos responde con una sonrisa.

—Bueno, yo me voy—avisa Lucas poniéndose de pie.—me llaman si necesitan de mi ayuda.

Después de que Lucas se fuera nos dirigimos al estudio secreto donde nos encontramos haciendo la poción para que Mr Clay vuelva a ser un muñeco de arcilla normal otra vez.

—Okey, sostengan bien el frasco—les indico a mis hermanos. Me acomodo el cubrebocas y tomo el frasco rosado. La poción de amor.

Dividimos por cantidades iguales el contenido del frasco negro para tener nos "curas". Una sería la combinar la poción de amor con esa, pero esa poción solo nos daría el resultado de "Paz" aún tendríamos a Mr Clay vivo pero sería un pequeña ventaja. Ya no habría más homicidios y tendríamos más tiempo para hacer la otra poción que convertirá a Mr Clay otra vez un muñeco de arcilla.

Me pongo de cuclillas para ponerme al nivel de la mesa y ver que la poción de amor caiga en el frasco de la poción de color negro. Miro como ambas pociones de combinan, el rosa se mezcla con el negro dando una tonalidad de morado.

—¿Porqué morado?, según yo cuando mezclas rosa con negro obtienes como rojo.—explica Marcus.

—Magia—Cuando Max termina de decir dichas palabras, sale una especie de humo del frasco. ¿Sería la reacción de ambas pociones?

—La poción esta lista, sólo hace falta elaborar un plan para poder dársela o tirársela.—comenta Jack.

—En el libro de mi tío decía algo sobre que a los muñecos de arcilla les gustaba la música.

—¡Cierto! Marceline puedes tocar el violín para atraerlo.—dice Marcus con emoción.

Empezamos a preparar un plan para atraer a Mr Clay para por fin acabarlo.

El primer paso sería deshacernos de nuestros padres, no queremos ponerlos en riesgo. Le pedimos ayuda Lucas le preguntamos si había un lugar donde los adultos se divierten o algo por el estilo, sólo queremos a nuestros padres lejos del peligro.

—Hola mami—la saludo cuando la veo leyendo una revista en la sala.

—Hola—me sonríe—Que crees, Anna me invito a los bolos.

¿Enserio? ¿A los bolos?

—¿Enserio? Wow, ¿cuándo vamos a ir?

—Mañana. Espero que no les moleste que sólo iremos Ryan y yo.

—No te preocupes mamá, los chicos mañana me van a ayudar a entrenar béisbol.

Okey, paso uno completado. Uno de tantos pasos.

Me quedo perdida en mis pensamientos por unos minutos hasta que decido preguntarle a mi madre algo que no deja de pasar por mi mente.

—Mami.

—Dime.

—¿Qué le sucedió a mi padre? ¿Porqué no hablas de él?—la expresión de mi madre cambia por completo, de la cara dulce y gentil a una seria. Tarda unos segundos en silencio hasta que decide verme a los ojos. Suspira con pesadez.

»Sé que no te gusta hablar del tema, pero tengo demasiada curiosidad.

—Bueno es que el tema es un delicado, y tenía miedo de traumarte—confiesa ella.

—Lo superaré.

He visto y escuchado cosas peores, no creo que sea de otro mundo.

Ella niega con la cabeza un par de veces y vuelve a suspirar con pesadez.

—Cuando conocí a tu padre fue amor a primera vista. Era tan amable, caballero, y dulce. Duramos varios años de novios, se llevaba bien con mi familia y yo con du familia. Eramos como la pareja perfecta. Eramos muy felices juntos—Hace una pequeña causa antes de continuar—Después de casarnos él cambió por completo, ya no era el mismo. Cuando tenía mal día en el trabajo se desahogaba conmigo como si fuera mi culpa. Me gritaba sin razón alguna provocando que llorara, y eso ocasionaba que me siguiera gritando. También constantemente me decía que hacer y como actuar. Me estaba moldeando a su gusto, ya no era yo, era su creación, su horrible creación.—abrazo a mi madre cuando lágrimas empiezan a salir de sus ojos—Estaba arta de todo eso y de él.

»Un día llame a mi hermano y le conté todo lo que estaba pasando en mi matrimonio. Me desahogué con él, me tranquilizo y dijo que él se iba a encargar de poder a mi marido en su lugar y que le iba a enseñar como se trata una mujer.

»A los días mi hermano y él hablaron pero no termino bien. Luego a los días....tu padre falleció.

La abrazo con más fuerza.

—Quiero que sepas que él si te amaba, te amaba mucho. Desde que supo que estaba embarazada de ti él se emocionó y no dejaba de darle besos a mi vientre. Fue una mala persona pero si tenía su corazoncito.

Me voltea a ver y se limpia sus lágrimas de las mejillas.

»Cuando estaba tu padre él me moldeo a su manera pero cuando él falleció volví a ser yo. Sabes muy bien que yo nunca te he prohibido ser tu misma, sólo te guío y ayudo en tus decisiones. Tu sola te moldeaste.

—Con ayuda tuya—contesto con una pequeña sonrisa.

—No dejes que nadie te moldee a su gusto y conveniencia, moldeate y se tu misma.

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