9. Hablemos de la segunda base-pulmonar
Hablemos de la segunda base-pulmonar
Canción:
Dancing Queen, Abba
BOA sonaba en la radio en ese momento. Parecía ser un especial a su nombre porque al ser consciente del ruido que estaba escuchando sonaba la canción Eat You Up, para que luego, minutos más tarde, JiSung abrió los ojos y comprendió que ahora estaba escuchando Smile Again. Sin embargo, el disfrute de la música en esa madrugada fue interrumpida por la verdadera razón de su despertar: tenía ganas de vomitar.
No le prestó atención a su habitación porque estaba más pendiente de no vomitar fuera del baño como también de no querer llamar la atención de su madre. Se encerró rápidamente en el baño y dejó que el agua del lavabo corriera para apaciguar un poco el sonido; levantó ambas tapas del inodoro y colocó una toalla limpia en el borde donde apoyó su frente y, como lo había hecho las veces anteriores, comenzó a inhalar y exhalar.
Sentía las gotas de sudor frío caer por su nuca, como también ese frío abrazador que lo hacía temblar aun cuando el clima nocturno no tenía nada que ver. Desde que había iniciado la calendarización de los exámenes él recurría a esa rutina una o dos horas después en las que se quedaba dormido, lo cual era un asco porque eso significaba que de las pocas horas que tenía para dormir se reducían.
Al igual que las otras veces, el sentimiento de nauseas desapareció paulatinamente, aunque eso no evitaba a JiSung sentirse del asco por no vomitar el vacío de su estómago. Lanzó la toalla al canasto de la ropa sucia y cerró la llave del lavabo para poder cepillarse los dientes, viéndose en el espejo cómo las ojeras estaban cada vez más marcadas y sus mejillas poco a poco perdían el relleno característico.
«Me veo del asco —pensó JiSung—, pero ya pasará.»
Era temporada de exámenes, al fin y al cabo. Tenía que verse mal.
Dejó el cepillo en el vaso de plástico que se usaba y salió de la habitación con la sensación de estar un poco más recompuesto. Entró a su habitación aún con las canciones de BOA sonando de fondo (esta vez era Masayume Chasing) recordando el anime que había dejado botado hace meses ya.
Sin prestar real atención a su entorno se recostó en su cama, de cabecera, y se aproximó en abrir un poco los ojos y comprobar la hora en su reloj de muñeca que todavía no se había sacado.
04:45 AM
—Woah... —suspiró JiSung estirándose sobre su cama. Sintió golpear algo.
«¿Por qué golpee algo?»
Se despertó un poco más y levantó la cabeza. A los pies de su cama MinHo dormía hecho un ovillo.
—¡Mierda! —exclamó JiSung con sorpresa. Entre medio de los dos chicos había apuntes, libros, e incluso fotografías de viejos filósofos esparcidos tanto por la cama como es suelo. —¡MinHo! —Se aproxima para zarandearlo. —¡Despierta! ¡Son casi las cinco!
—¿Eh?
MinHo tenía los ojos muy hinchados, y en otra circunstancia JiSung probablemente se habría burlado de él, pero ahora era presa del pánico de que el chico estuviera hasta tan tarde en su casa.
—Tienes que irte —susurró—. Te van a regañar.
—Uh- sí, parece que sí...
MinHo era más sueño que persona, por lo que podía apreciar JiSung. El pelinegro se colocó sus zapatillas con lentitud mientras bostezaba a su vez que JiSung guardaba apresuradamente las cosas del chico en su mochila.
Todo pareció irse al demonio al sentir ruido fuera de la habitación. En el pasillo, específicamente.
—Escóndete bajo la cama. —JiSung susurró, agarrándolo del hombro del jersey para lanzarlo al suelo.
—Ouch, no es necesario tanta violencia-
—¡Cállate!
MinHo se arrastró hasta bajo de la cama junto a la mochila que le lanzó JiSung, y justo cuando su madre abría la puerta JiSung fingió estirarse.
—Oh, ¿Sigues despierto? —observó su madre, revisando toda la habitación—. ¿Por qué había tanto ruido?
—Era la música —apuntó JiSung a su estéreo encendido.
Su madre le dio una mirada de desaprobación. —Ya te he dicho que no me gusta que estudies con música. Te desconcentra.
—Lo sé, mamá.
—No puedes desconcentrarte.
—¿Vamos a hablar de eso ahora? —las palabras de JiSung escaparon inconscientemente, completamente cansado.
La mujer mantuvo su mirada de advertencia, logrando que el chico se sonrojara y se sintiera intimidado por ella. «No frente a MinHo...»
—No me hables así —dijo severamente—. O te volveré a castigar.
—Perdón, mamá.
—Ordena todo y acuéstate —mandó finalmente antes de cerrar la puerta.
Pudo ver cómo debajo de la cama se asomaba la mano de MinHo, pero él no podía arriesgarse, así que se hincó bajo la cama. —Dame un minuto para asegurarme de que esté dormida.
Cuando el agua del retrete sonó y la puerta de la habitación de su madre cerrarse, MinHo finalmente pudo salir de allí.
—Tendrás que tirarte por la ventana —lamentó JiSung con vergüenza—. No puedo arriesgarme a que te vea.
—Está bien —accedió MinHo. JiSung podía ver como este no le miraba a los ojos; se veía desconcertado por el comportamiento de la madre de JiSung—. Uh, ¿Todo bien con tu mamá?
—Sí. Todo perfecto. Se puso así porque es de madrugada... Eh, no le gusta que estudie hasta tan tarde.
MinHo le dio una mirada al estéreo, sin tragarse la mentira de JiSung, pero no insistió y terminó de colocarse las zapatillas sentado en la cama.
Se quedaron en silencio un momento, y JiSung sabía que esta vez le tocaba a él dar el primer paso- aun cuando se sentía muy avergonzado.
Sus sentimientos por MinHo eran confusos: por un lado, se sentía agradable por tener a un amigo con quien no tenía que estar a la defensiva, además de que lo estaba ayudando gratuitamente lo que significaba mucho para él. Sin embargo, no podía evitar sentir el peligro de que MinHo movería su jugada en cualquier momento y hacer que Yuna se fuera de su lado.
«¿A qué estaba jugando MinHo?»
—Gracias por venir —empezó JiSung, considerando más accionar bajo su primer pensamiento—. Aún después de pedirte de que no lo hicieras... Sigue siendo algo agradable.
—Ni me lo digas. Lo hago por el tonto juego ese —bromeó, yendo hacia la ventana.
JiSung le quedó mirando.
—¿Qué juego?
—Amigo secreto —mencionó con obviedad—. Había un puesto de eso esta mañana. ¿No lo viste?, incluso te inscribiste.
—Ah- sí..., contra de mi voluntad- ya sabes, Yuna propuso hacer esa actividad en el Centro de Estudiantes por lo que ella puso mi nombre... —contó avergonzado, para luego caer en cuenta en algo—. Espera- MinHo, eso es secreto. No deberías decírmelo.
El rostro de sorpresa que MinHo puso hizo a JiSung carcajear silenciosamente, tapando su boca para evitar emitir algún ruido e, intentar dejar de hacerlo para compensar el rostro de desconcierto que MinHo estaba tomando. —No entiendo.
—Es amigo secreto por algo, MinHo —formuló mientras seguía riendo, sintiendo la sensación de ahogo.
Tuvo que apartarse de MinHo un momento para caminar a tientas hasta su mesa de noche, donde tomó su inhalador y, tras ponerlo en su boca, jaló del gatillo para recibir un poco de aire externo.
—¿Estás bien? —MinHo se veía preocupado ahora, a su vez que se acercaba a JiSung.
Este asintió. —Si, tranquilo. Pasa cuando me rio.
—¿Eso significa que arruiné la sorpresa? —retomó el hilo de la conversación, intentando no mostrarse torpe.
—Bueno, puedes no spoilearme el regalo —contestó JiSung en el mismo tono—. Pueden ser un par de calcetines blancos, los necesito. O un set de papelería. Recuerda que soy vegetariano.
MinHo dio una barrida visual a la habitación de JiSung exagerando su búsqueda, mugiendo y poniendo una mano en su barbilla mientras giraba bruscamente para inspeccionar cada rincón de la habitación. —Eres muy minimalista.
—Regálame una vaca, entonces.
—Minimalista, no animalista. Bestia.
JiSung estiró su pierna para golpear con su talón el muslo de MinHo, y este tuvo que morder su labio para no reír también.
—Será mejor que te vayas —repitió JiSung, levantándose—. Pero la salida por la ventana sigue en pie.
MinHo se encogió de hombros pareciendo no molestarle la propuesta de JiSung. Abrió la ventana de la habitación y comprobó la altura a la que se encontraba.
—Dale un beso a tu madre de mi parte por poner una enredadera justo bajo tu ventana —susurró MinHo antes de pasar su cuerpo por ahí, afirmándose del marco para ver si la enredadera de madera aguantaba su peso—. Bueno, buenas noches JiSung.
—Buenas noches —y JiSung se asomó a la ventana también—. Y, de nuevo, gracias por venir y cumplir tu rol de amigo secreto.
—Soy el mejor, primor, y seguiré viniendo.
Antes de que JiSung contestara, MinHo bajó la enredadera de madera. JiSung dejó de verlo hasta que MinHo se perdió en la oscuridad de la madrugada, sin ver hacia atrás.
No pudo evitar soltar un suspiro mientras se apoyaba en el marco de la ventana. El frío abrazaba la nariz de JiSung logrando que le doliese respirar, pero sentía su rostro tan caliente que necesitaba un poco de calor.
. . .
Los días consiguientes para MinHo fueron igual de ordinarios que los días previos a los que JiSung le pidió lejanía. Él no se molestaba, claro, porque ese era el punto al cual él quería llegar; sin embargo, tener a Chan arriba suyo mirándolo de vez en cuando durante cada ensayo solo hacía que se sintiera más incómodo y molesto.
MinHo conocía a Chan, y sabía que después de esa discusión el chico no lo enfrentaría de forma directa y atacaría indirectamente, tal como en la guerra fría. No podía entender por qué su amigo se empeñaba tanto en explicarle una situación que MinHo no solamente rechaza, sino que también le molesta- todas las personas tienen distintas opiniones, razona MinHo, y si estas personas no son parlamentarios, entonces no deberían de tomarlas en cuenta.
Bajo esa premisa, mientras Chan siguiese insinuando que MinHo sentía algún tipo de atracción general hacia los hombres, él no le dirigiría la palabra.
El problema, para una persona tan extrovertida como MinHo, no era que tenía problemas para relacionarse con él con los demás chicos presentes porque ese no era el drama. El problema mayor era que MinHo no podía conversar de ese tema con nadie si es que no quería que indagaran en él de esa forma.
Es por eso de que, durante una mañana de miércoles en el que el frío estaba en su apogeo de inicios de diciembre y en tres semanas no solamente sería el festival de navidad sino los exámenes finales, él llegó a una solitaria conclusión.
Si quería convencer a Chan de que él no era ni un homosexual ni esas cosas, tendría que estar con una chica.
—Buenos días, YiSu.
La muchacha de cabello negro y largo que usualmente ataba en dos coletas le miró de forma despectiva. MinHo fingió pena porque sabía, a raíz de SeungMin, que la chica estaba agotada igualmente por el estudio de los exámenes.
—Hola —saludó ella de forma cortante, abriendo la puerta de su casillero para hacer el cambio de textos.
—Necesito un favor.
—¿De mí?
—Se podría decir que sí, y tiene que ser confidencial.
La chica cerró su casillero al terminar de ordenar y apoyó su espalda en él. —Cuando te refieres a que es confidencial, ¿Significa que no debo contarle a SeungMin?
—Exacto.
—No creo que sea buena idea.
—Todavía no tienes el juicio moral para poder opinar, pequeña coneja —comentó mientras palmea juguetonamente la cabeza de la chica—. Así que, ¿Tengo tu complicidad?
YiSu se encogió de hombros. —Vale, realmente no me importa.
—Eres igual a SeungMin- como sea, preséntame una amiga.
Eso pareció despertar a YiSu, porque levantó tan rápido su cabeza del suelo que pasó a golpearse en ella con la puerta del casillero, pero no pareció importarle porque no se quejó. —¡¿Eh?!
—Eso, preséntame una amiga.
—Creí que bromeabas esa vez —aludió ella semanas atrás, frente a la iglesia.
—Si, pero no lo hacía —MinHo volvió a ponerse una mano en su pecho para fingir dolencia—. No puede ser que no hayas cumplido con tu parte.
—No tiendo a relacionarme con muchas personas... —admitió ella avergonzadamente.
—¿No estás en un club con demás chicas?
—No somos particularmente cercanas y- ¿Por qué quieres que te presente a una amiga? —levantó su ceja—. ¿En serio quieres dejar de ser virgen? ¿Por qué no le preguntas a HyunJin ya que él está tan desesperado?
—¿Le pregunto por una chica o para que él pierda la virginidad conmigo?
—Como quieras.
—No quiero perder la virginidad- no, espera —la chica estalló en carcajadas ante tal afirmación—. No quise decir eso, quería decir que- oh, cállate.
—Lo siento. Prosigue.
—Solo quiero conocer a alguien, ¿Sí? —MinHo no entendía por qué estaba sintiendo vergüenza de repente. Ella no debería estar indagando en esas cosas- no se tienen la confianza, pero sabía que no lograría nada sin ella—. Me llegó mi telegrama hormonal y es hora de ponerlo en marcha.
—A ti no te llegó nada, ¿Por qué no vas tú e invitas salir a una chica directamente?
Volvió a quedarse en silencio y sus mejillas empezaron a incendiarse más.
Él no sabía hablar con chicas- claro, podrías verlo como si fuese un acto natural de él, pero en verdad nunca ha tenido una amiga mujer y siempre intentaba evitar la conversación con las chicas porque ellas eran realmente intensas e intimidantes. Últimamente conversar con YiSu no era difícil, ya que MinHo preludia sus conversaciones con ella sabiendo que no habría anda entre ellos porque era la chica de su mejor amigo; no obstante, el resto de las féminas...
—No tienes nada que temer con ellas —comentó YiSu al ver que el chico no contestaba—. No sé qué imagen tienes tú de ellas, pero no te morderán ni te atacarán.
—Últimamente no sé cómo actuar con ellas- temo ofenderlas.
—Si las tratas como una persona, dudo que lo hagan —palmeó ella su brazo—. Pero puedo aconsejarte algunas compañeras que estén soltera.
—Cualquiera me parece bien- bueno, no cualquiera, ¿Puede ser bonita?
—Te tienes mucha estima, ¿Eh? —se burló.
—O una agradable...
—Mira, si tú estás en calidad de pedir, no significa que puedas exigir —demandó ella—. Hay unas chicas que conozco: Rena de mi taller de diseño y costura, y MinJu-
—A ChangBin le gusta MinJu, olvídalo.
—Oh- bueno, entonces será Rena. Probablemente te guste.
—¿Por qué 'probablemente'?
—Con lo exquisito que eres con gustos musicales, no me gustaría imaginar cuán eres con gustos sexuales.
La campana sonó y el pasillo se llenó de estudiantes yendo a sus propios salones. MinHo se despidió de YiSu y se largó a su propio salón, en el que se encontró con la melosa escena de Yuna besando intensamente a JiSung, mientras que este sujetaba fuertemente su cintura; MinHo lo vio más concentrado en el beso que disfrutándolo, pero quién era él al decir eso cuando ni siquiera había dado su primer beso.
—No coman frente a los pobres, por favor —bromeó MinHo pasando de ellos.
—¡Idiota! —escuchó a JiSung insultarlo.
Como los exámenes eran en tres semanas, las tensiones entre los estudiantes y maestros era tan palpable que hasta MinHo podía sentirse intimidado con ello, y eso que él no tenía nada por lo que preocuparse gracias a su gran cabezota. Podía ver como algunos se comían las uñas en desespero mientras que otros solamente anotaban cada palabra que dichos profesores decían, e incluso el maestro de música y artes les dio su bloque libre para que pudieran avanzar con tareas y trabajos pendientes.
—Si así es el final del semestre, no me quiero imaginar cómo será el final de nuestro último año.
Por primera vez en semanas MinHo se había dignado a sentarse en la mesa de la cafetería con sus amigos para la hora de almuerzo, donde no solo HyunJin parecía volver a atragantarse con tareas atrasadas copiando de los textos de estudio de JiSung, sino que los mismos Chan y ChangBin discutían temas de la asignatura de Estudios Sociales con tanto ímpetu que MinHo temía de interrumpirlos porque probablemente ChangBin le lanzaría el plato de comida por la cabeza.
—Vamos, tú conjugas estas frases con el 'est' cuando son con palabras con menos de tres sílabas —explicó JiSung a JeongIn mientras apuntaba el texto de inglés del menor—. Y cuando la palabra tiene más de tres sílabas, tú pones al inicio de la palabra el 'most'.
—¿Mostiful?
—The Most Beautiful.
Felix no estaba prestando atención a JeongIn- lo cual era lo más irónico ya que el chico era australiano, pero se encontraba tan sumido en su cuestionario de ochenta ejercicios básicos de ecuaciones de tercer grado que era mejor no molestarlo.
El único que parecía estar en un estado natural era SeungMin, quien comía alegremente junto a MinHo completamente ajeno a la desesperación de la mesa.
—Creo que esta es la primera vez que nos hemos visto comer todos juntos en la cafetería —le comentó SeungMin a MinHo, capaz de leerle el pensamiento.
—Si, opino lo mismo —contestó—. Es extraño.
MinHo podía ver desde una de las mesas próximas los amigos comunes de JiSung, lo cual no le sería relevante si es que esos tres chicos más las otras cinco chicas pareciesen estar maquineando algo que no los hacía pasar desapercibido. Su único alivio era que Yuna estaba allí, y no parecía con ganas de querer meterse en conflicto.
—Me debería dar cero —dijo de la nada Felix, viendo su cuaderno con enojo—. Debería ser cero. ¡¿Por qué no me da cero?!
Él se aproximó al cuaderno de Felix y no pudo evitar lanzar una carcajada maliciosa. —Te equivocaste en el signo.
Por alguna particular razón, el grito de desgracia que lanzó Felix en ese momento animó el ambiente de la mesa porque todos comenzaron a reír de lo ridículo que era. Fue tanta la carcajada que hasta ChangBin y Chan pudieron salir de su burbuja filosófica para poder desestresarse un momento.
—Uh- hola... —saludó ella con una repentina timidez que hizo a MinHo querer burlarse de ella abiertamente.
—Hola... —con la misma vergüenza, SeungMin tomó la mano de ella y la balanceó con suavidad—. ¿Qué necesitas?
—Eh- vengo a dejarle algo a MinHo... —mencionó, estirando su mano libre hacia el pelinegro para entregarle un papel.
—¿Y esto qué es? —cuestionó MinHo.
—El número de Rena —dijo ella en voz baja—, bueno, el de casa. No sé si tiene celular. Le gustas, es lo único que sé.
Nadie dijo nada ante la acotación de YiSu, y cuan rápido vino fue cuan rápido se largó de allí.
—¿Por qué se acerca a nosotros como si fuéramos a atacarla? —comentó ChangBin al aire, ofendido—. No somos animales.
En eso, vieron como dos muchachos del equipo de baloncesto bañaban a la chica en hielo, haciéndola chillar de frío.
—Creo que el problema no éramos nosotros —terminó por comentar Chan con gracia.
—¿Rena? —cuestionó SeungMin con una ceja alzada, notablemente divertido mientras se levantaba de su asiento para ir tras la muchacha.
—No hagas preguntas si no quieres oír mentiras —le guiñó el ojo MinHo, entregando la advertencia a la mesa.
Si hace una semana a MinHo le hubiesen dicho que salir con una chica, conversar divertidamente con ella durante hora y media, y dejarse besar por ella habría sido tan fácil, entonces él no lo hubiera creído.
Estaba sorprendido, un tanto ansioso. Él no sabía dónde colocar las manos en el cuerpo de la chica sin parecer un depravado, y se esforzaba de seguir la velocidad de los labios de la chica sobre su boca pero- dios, ella era tan experta en eso que MinHo temió ser delatado por su inexperiencia, y que no solo lo encontrara poco atractivo sino que se burlaría de él.
Sin embargo, la chica no pareció perturbarse por la torpeza suya, porque suavemente puso las manos de MinHo en su cintura mientras que ella lo acorralaba apoyándose en el barandal del tercer piso de la galería. MinHo temía caerse de ahí.
—¿Sucede algo? —murmuró Rena sobre la boca de MinHo. Él estaba aterrado.
—No, nada —mintió descaradamente.
—Mi papá no está en casa.
«Oh, dios, ¿Es normal ir así de rápido?, no tengo idea. Hasta donde sé, SeungMin no me ha contado si se acostó con YiSu, y JiSung tampoco parece ser parlanchín con este tema... Oh, dios.»
—No tenemos que hacer nada que tu no quieras —añadió rápidamente Rena al notar la ausencia de palabras por parte de MinHo.
—N-no es eso —MinHo separó su boca para mirar a la chica, y usar una de sus clásicas sonrisas socarronas para ocultar su nerviosismo—. Digo, ¿Está bien para ti?, esta es la primera vez que te dirijo la palabra.
—Me gusta más cuando no hay tantas involucradas —contestó antes de ponerse en puntas y volver a devorar la boca de MinHo.
«Bien, agárrala de la cintura... Si, así, muy bien. Ahora abrázala un poco- oh, parece que eso le gusta. Si, está bien. Vale, su mano bajó del cuello a mi pecho, si, vale... ¿Esto debe sentirse bien?, supongo que si porque no siento nada extraordinario... ¿Tendré que usar la lengua?- oh, parece que a ella le gustó- oh, me siento como un pulpo.»
Siguió besándola por un instante, sintiéndose neutro ante toda la situación. Se decepcionó al creer que besar a una chica sería mucho más emocionante, pero esto llegaba a parecerse más a tener una conversación casual que a un intercambio indecoroso de saliva.
Incluso, ¿Por qué no mejor conversaban?
—Oye, tú comentaste que estabas en el taller de diseño y vestuario con YiSu, ¿No?, ¿Te conté que con mi banda tendré una presentación para navidad?
—¿En serio? —pero ella no parecía estar interesada—. Que genial...
—Si, ¿No te gustaría ayudarnos con el vestuario?
MinHo no sabía por qué quería conversar de ese tema, pero le parecía mucho más interesante que estar besándose con Rena.
—Claro —sonrió.
Probablemente debería estar en casa con ella.
—Podemos ir a tu casa entonces.
Rena era una chica bonita, y también agradable. Tenía un chillón cabello rosa, la cara redonda como un melón y ojos tan grandes que MinHo sentía que ella lo había leído por completo y que lo había considerado lo suficientemente digno como para poder enrollarse con él.
YiSu le había aconsejado mientras salían de la escuela que fuese completamente seguro de si y que se dejara abordar sí es que quería, pero MinHo creía que ceder ante ella sería lo mismo que traicionarse a sí mismo, porque por alguna extraña razón se sentía completamente extraño cuando estaba con ella.
«¿Qué estará mal conmigo? —pensaba mientras caminaba de la mano con ella a casa de Rena—. La chica es linda, ¿Por qué no puedo ceder?»
Era entretenida la situación porque nunca había estado así antes, pero aun así se seguía sintiendo bastante ordinario a como lo estimaba.
O tal vez era él que le estaba dando vueltas a la situación, y que en realidad todo lo que él se imaginó no era, realmente, la gran cosa.
. . .
JiSung había estado en esa posición antes: recostado sobre la cama de Yuna con su camiseta de polar blanca que le quedaba exageradamente grande siendo invadida por las manos traviesas de la chica mientras besaba su cuello con ternura.
Sin embargo, él podía racionalizar que este era un momento diferente comparado con los anteriores, comenzando con el indicio de que no había nadie en la casa y que la chica estaba literalmente a horcajadas sobre él.
La vio sacarse su chaleco rosado sobre su cabeza y entregarle una sonrisa burlona antes de empezar a jalar la camiseta de polar de JiSung, quien con torpeza se la sacó sobre su cabeza y se dejó caer de nuevo sobre las almohadas, subiendo y bajando su mano sobre la espalda de Yuna e intentado seguir pensando racionalmente antes de que una erección apareciese en sus pantalones.
Sin embargo, su mente estaba más alejada como para concentrarse en una erección.
Podía sentir como su pecho se aprisionaba violentamente, y sus pulmones exigían con violencia que respirase profundo, pero JiSung no podía. El cabello de Yuna le hacía cosquillas en su nariz y su boca se encontraba congelada, inmóvil, sin poder abrirla para respirar; JiSung miró a su costado y notó como en la almohada descansaba un cabello particular del gato de la chica, lo que significaba que en la almohada había más y que probablemente él estaba recostado sobre ella. Miró para el otro lado también, a la mesa de noche de la chica, y vio una delgadísima capa de polvo sobre la fotografía que ella resguardaba de los dos sacados hace tres meses atrás, para el cumpleaños de JiSung.
—Espera- Yuna.
La chica no pareció escucharlo. Se veía tan entretenida en el cuello de JiSung que el ardor que le produjo allí supo que la chica le había causado un chupetón. En otras circunstancias se habría alterado porque la chica lo hizo en un lugar muy visible, pero ahora lo único que sentía era sus insistentes ganas de respirar.
—Yuna.
Finalmente, JiSung la tomó de los hombros y la apartó bruscamente para poder alcanzar su mochila, en el suelo, y buscar con desespero los inhaladores: uno de tratamiento, y otro de emergencia. Jaló el gatillo del segundo dos veces antes de volver a sentir como sus pulmones le agradecían por la respiración, dejándolo sumamente cansado.
—Deberías avisarme —la chica miró como JiSung cerraba los ojos sobre la almohada. JiSung sintió el pánico al recordar el pelo de gato en ella—. Así puedo darte un poco de aire.
—No sabía lo que pasaba, lo siento —se disculpó—. Creo que es mejor que me vaya.
—Mis padres no llegarán hasta dentro de una hora.
—Si, pero tengo que estudiar —JiSung se incorporó en la cama para poder colocarse su camiseta de polar, su chaleco y sus zapatillas—. ¿Te paso a buscar mañana?
—Si tú quieres —Yuna parecía molesta, pero aun así besó la mejilla de JiSung mientras este se ataba sus cordones—. Por favor, avísame cuando te sientas mal.
—Lo haré —JiSung le sonrió. Alguien que no lo quisiera no se preocuparía de esa forma, ¿No?—. Te amo.
—Yo también lo hago —correspondió.
Al terminar de arreglarse, besó una vez más a Yuna y se largó de allí. Su madre no lo molestaría si le dijese que estaba en casa de ella, pero no quería pasar por ese tipo de conversaciones con ella de nuevo, aun cuando su relación con Yuna se tambaleaba de forma insistente.
Cenó poco esa tarde; temía que su madre le dijese algo sobre la cena o sobre su alimentación, así que se limitó a una ensalada simple antes de calentarse un termo de té para prepararse para su estudio.
Fue pasada de las diez treinta cuando sintió unos nudillos golpeando su ventana. Por alguna razón MinHo había adoptado esa costumbre de subir por la enredadera de su ventana hasta su habitación, decía que era un acto de romanticismo del cuál debería estar agradecido, pero JiSung le había aclarado que no lo ayudaría si es que se caía de ahí algún día.
—Al menos deberías agradecerme. Ahora está lloviendo —recibió MinHo mientras se adentraba a la habitación.
Y era verdad, JiSung notó que la casaca del chico tenía gotas en su cuello y en sus hombros.
—Pásamela para ponerla cerca del calentador —pidió, tendiendo la mano.
Pero MinHo lo miró detenidamente. Específicamente en el cuello.
«Oh», se avergonzó JiSung, colocando instintivamente una mano allí. —Eh- sí, fue Yuna.
—Tenía hambre —comentó con burla.
—Como digas —su rostro comenzó a arder en vergüenza, y se giró para dejar la casaca de MinHo en el cobertor. Al girarse, notó que los ojos de MinHo estaban un poco más brillosos que de costumbre, y se movía constantemente de forma impulsiva—. ¿Y a ti que te pasa?
MinHo le miró, parecía querer hablarle sobre algo y retractándose en seguida. JiSung lo vio abrir y cerrar la boca unas cinco veces antes de confesar.
—Salí con Rena.
—¿Y tuviste sexo con ella? —preguntó JiSung, curioso.
Ahora fue el turno de MinHo para sonrojarse, quien abrió los ojos con horror y negó rápidamente. —¡No! ¡¿Por qué tendría sexo con ella?!
—Estás actuando más virginal que de costumbre —fue su turno de burlarse—. Vamos, hombre, ¿Qué sucedió?
—Nada —Aunque JiSung notó que MinHo quería contar todo—. Salimos- uh, con Rena. Me besó frente a la tienda de velas. Luego fuimos a su casa y le toqué el pecho.
JiSung aguantó la risa de la situación. MinHo rascaba su nuca con su mirada abajo, y todavía no se apartaba de la ventana.
—MinHo —le llamó—. ¿Quieres hablar de eso?
—No —Su voz sonó un tono más agudo—. ¿Por qué querría hablar de eso? ¿Quieres hablar tú de eso?
De nuevo, JiSung pensó que lanzar una carcajada sería muy descortés, así que se limitó a negar. —No pareces estar bien, ¿No quieres venir otro día?
—Estoy bien—. Finalmente, el chico se sacó sus zapatillas mojadas con sus talones y se lanzó a la cama. JiSung notó que MinHo tenía el cabello ligeramente mojado—. Tenemos que estudiar, ¿No?, tal vez podemos estudiar ecuaciones, o biología- no, biología no, ¿Química?, ugh, peor...
JiSung tomó sus cosas para lo que querría estudiar -filosofía- y se instaló frente a MinHo en la cama. —¿Te parece empezar con filósofos antiguos?
—Si, vale, vale... —coincidió MinHo—. Filósofos antiguos... uh, ¿Descartes?
—Él era de la edad media...
—Cierto, cierto...
MinHo se quedó en silencio, sacando su cuaderno donde tenía todos los apuntes que había tomado en el trimestre en la escuela. Llevaban un par de semanas estudiando, pero JiSung sabía que MinHo no se encontraba bien.
—La primera vez que besé a Yuna estaba igual de eufórico —contó JiSung, llamando la atención de MinHo—. También fue en nuestra primera cita, aunque ya nos conocíamos de semanas antes.
—¿Será eso? —MinHo cuestionó—. ¿El poco tiempo? ¿La química?
—¿Hubo algún problema?
—Creo que fue el tiempo —Aunque MinHo parecía hablar más consigo mismo—. Tendrá que ser con una chica con quien lleve más tiempo hablando... aunque no conozco a ninguna chica.
JiSung finalmente chasqueó los dedos frente a MinHo para volver a traerlo a la tierra. Eso pareció ser realmente efectivo, porque ahora MinHo no despegaba la vista de los ojos de JiSung.
—Oye, ¿No querías estudiar a filósofos de la edad antigua? —cuestionó, cambiando completamente el personaje.
«Este chico es un robot —pensó JiSung—, no hay otra forma de explicarlo.»
—Dialéctica.
—¿Eso no es de Marx?
—A veces puedes aclarar las cosas en base a la dialéctica —siguió JiSung—. Puede que tal vez no abordemos la plusvalía o el discurso de la burguesía, pero puede exponer los sentimientos de una forma más tangible que ayude a la tranquilidad.
—JiSung, en serio no me gusta Marx.
—Trabaja con los conceptos —aconsejó JiSung antes de volver a su lectura—. Explica los fenómenos naturales con conceptos. Tesis más antítesis es igual a nueva tesis.
—Pero no conozco todos los conceptos del mundo. —Ratifica con obviedad.
—Entonces trágate un diccionario, idioooota.
Y JiSung vio a MinHo reírse. Él no estaba acostumbrado hacer reír a alguien, por lo que la sensación de escuchar la analógica risa de cabra de MinHo era realmente gratificante.
—¿De qué mierda me estás hablando? —preguntó MinHo entre risas—. Regresemos a Platón, mejor.
—¿Cuántas veces crees que Platón le chupó el pene a Sócrates?
—Por cada oh maestro por parte de Platón hubo un orgasmo —aseguró MinHo asomando su vista al texto de JiSung—. Ahí hay uno.
Canciones:Eat you up; BOA Smile Again; BOA Masayume Chasing; BOA
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