8. Es tan fácil ahora porque tienes amigos en quien confiar
Es tan fácil ahora porque tienes amigos en quien confiar
Canción:
Friends Will be friends; Queen
TW- ligera mención de violencia doméstica
—Buenos días.
MinHo despertó de su ensoñación ante la delirante voz de JiSung. La fuerte música de Zoo Station lo dejó ligeramente descolocado, y tuvo que concentrarse en que estaba en mitad del pasillo cuando algo tibio chocó con su jersey.
—¿Eh?
JiSung estaba a su lado derecho, también apoyado en los casilleros del pasillo de la escuela, sonriéndole agraciadamente mientras seguía haciendo presión en el termo sobre el estómago del chico.
—Es energizante natural —explicó JiSung, haciendo referencia al termo que MinHo empezó a sostener—. Te he visto somnoliento estos últimos días en los que hemos estado estudiando juntos y, bueno, me sentí un poco culpable, sinceramente.
—No tenías por qué —contestó MinHo, sintiéndose halagado—. No tengo problemas del sueño.
—Yuna me comentó que estuviste cabeceando en clases, y yo no puedo permitir eso.
MinHo analizó el termo antes de abrirlo, vertió un poco del contenido en la taza designada para ello y bebió de un trago sin importar lo caliente que estaba. Se quedó un momento quieto, saboreando el brebaje que el chico hacía y que parecía estar orgulloso a eso.
—Sabe a vómito —expresó MinHo, aunque no se veía disgustado.
—Debe ser por el limón —relacionó—. Tiene jengibre, hierba mate, limón y cuesco de palta. No solo sirve como energizante natural, sino que también sirve para los resfríos, las náuseas, la ansiedad y-
—Lo siento, JiSung, no puedo escucharte —interrumpió el pelinegro, cerrando sus ojos y bebiendo un poco más del termo—. Estoy ocupado ignorándote.
Pareció que JiSung tenía ganas de golpearlo, pero solamente le rodó los ojos antes de pararse de su lado e irse. —Malagradecido. Me voy a clases.
—Oye- —MinHo miró por ambos lados del pasillo antes de ver a JiSung—. ¿No vienes con Yuna?
En vez de contestarle, JiSung le hizo una mueca que lo dejó descolocado. Casi al instante apareció por la oficina del director uno de los amigos de JiSung: YeoSang, y este lo rodeó con su brazo para llevárselo hacia el final del pasillo, donde MinHo le perdió la vista gracias al mar de estudiantes que estaba pasando en ese instante para ir a sus clases designadas.
Casi como por acto invocador, segundos más tarde apareció Yuna. Se apoyó también junto a MinHo (en el mismo lugar donde estuvo JiSung) y resopló cuan caballo por la vida, viendo extrañamente el termo de MinHo.
—¿Te lo dio JiSung? —preguntó ella, aunque su tono de voz delataba que estaba molesta.
—Uh- sí, ¿Quieres un poco?
—Olvídalo.
Ambos se quedaron en silencio por un momento; MinHo se preguntaba sobre si tenía que preguntarle a Yuna sobre cómo se sentía- la verdad es que él no tenía idea de cómo lidiar con mujeres en general, ni siquiera con su madre. Y una chica como Yuna: impredecible y extraña, no parecía que uno tuviese que actuar deliberadamente con ella.
—Uh... —MinHo asomó su cabeza hacia ella—. ¿Todo bien?
Y pareció desatar una bomba, porque cuando ella se giró y sus ojos llorosos conectaron, Yuna se lanzó indiscriminadamente hacia el cuello de MinHo, haciendo que este golpease su espalda contra los casilleros.
—¡No! —chilló ella.
MinHo quiso desaparecer en ese instante. Distintos estudiantes les entregaban miradas furtivas y divertidas sobre la sobrerreacción de Yuna, quien gemía descontroladamente sobre el hombro de MinHo; en cambio él, quien tenía cero experiencias con chicas, se puso a palpar su espalda incómodamente.
—Ya...Ya... —intentó consolar.
—¡Ya no me quiere!
—¿Qu-quién?
—¡JiSung!
Quedó estancado en el mismo lugar, sobre todo porque no se esperaba ese tipo de revelación. A veces se le olvidaba que JiSung y Yuna estaban en una relación formal, en donde se besaban y expresaban cuánto se querían cada día. Últimamente ambos parecían lejanos en la escuela, y esto se veía afectado porque JiSung pasaba algunos recesos con los amigos de él dejando botado a su propio grupo. MinHo temía seguir indagando más en la relación de ellos dos, en especial porque era consciente de los sentimientos que Yuna tenía hacia él y de que JiSung también era su amigo.
No obstante, la chica se aferraba tanto a él que MinHo pensó que sería incordio dejarla ahí plantada.
—¿Qué pasó...? —consultó, dubitativo.
La chica sorbió su nariz y tantea en los bolsillos de sus jeans de mamá para sacar un pañuelo desechable y sonarse en ello, para también secarse las lágrimas que caía y arreglarse el rímel corrido.
—Ayer discutimos y hoy ni siquiera me dirigió la mirada —contó ella como si se tratase del peor drama del mundo.
Rebobinó la memoria del día anterior: pasada de las diez de la noche, MinHo había vuelto a escapar de casa para ir a casa de JiSung a estudiar, y cuando este lo recibió se veía igual que el resto de los días, incluso MinHo podía enjuiciar que él se encontraba particularmente un poco más contento que las otras noches. JiSung no le había contado nada sobre Yuna, y se sumió al mundo de la tutoría de Biología que MinHo ni siquiera tuvo tiempo de preguntarle cómo estuvo su día.
—Supongo que tiene una buena razón... —balbuceó MinHo, torpe.
—¡¿Qué?!
—¡M-me refiero a que...! —MinHo intentaba darse a entender pero las palabras salían cada vez más confusas—. Él es reservado- le gusta la soledad- ¡No hay nada de malo en ti, en serio!
—No necesitas excusarlo —volvió a sollozar ella, firmando el agarre de sus brazos en el cuello de MinHo para volver a abrazarlo—. Los chicos (San, YeoSang y MinGi) dicen que está igual que con ellos: apenas y les habla, y no se junta con nosotros después de clases- siempre se excusa diciendo que está en casa, pero ayer lo pasamos a buscar y su madre no sabía dónde se encontraba, ¡Creyó que estaba con nosotros!, ¿Sabes lo que le sucede?
Un flechazo de culpabilidad cruzó a MinHo. JiSung estuvo en el garaje estudiando con JeongIn y HyunJin. Todo lo que significaba era que el anaranjado estaba apartando a sus amigos gracias a MinHo, e incluso a su novia.
«Aunque no creo que los esté apartando —razona—. No obstante, nunca nos ha hablado de ellos...»
—No lo sé... —mintió limpiamente MinHo, agarrando de los brazos de ella para que se apartara—. ¿No has pensado hablar con él?
—¡Como si pudiera agarrarlo! —terminó por soltarse ella drásticamente. Se mantuvo calmada después de ese episodio, mirando hacia un punto fijo mientras regulaba su respiración; e incluso pasó unos dedos bajo sus ojos para sacar el exceso de maquillaje nuevamente—. Perdón, fue patético de mi parte.
—¿Por qué no mejor te lavas la cara antes de entrar a clase? Así te calmas.
—Claro —coincidió ella antes de afirmar su agarre en su mochila—. ¿Me guardas un lugar?
—Por supuesto.
La chica se fue del pasillo hacia el baño de mujeres bajo la vista de MinHo. No pudo evitar soltar un suspiro ante las acotaciones de la chica, sintiéndose mal por haber alejado a JiSung de Yuna...
«Espera- —se interrumpe—, ¿Qué no era ese nuestro cometido?»
La culpa se fue a un lado cuando la felicidad se apoderó de él. Una felicidad tan cruel que se avergonzó al sentir como una sonrisa se formaba en sus labios.
«No todo está tan mal...»
. . .
Cuando la campana que finalizaba el primer bloque de clases sonó, Felix sacó de su mochila un tupper con galletas caceras con chispas de chocolate mientras que JiSung sacaba también tres cajas de jugo natural sin azúcar ni colorante artificial, y a los momentos JeongIn cruzó la puerta del salón evadiendo a los estudiantes que salían para sentarse frente a los chicos y sacar una ensalada de frutas.
—¡Provecho! —exclamaron los tres antes de empezar a desayunar.
—¡JiSung, oye!
JiSung -quien tenía su boca llena de frutilla- se giró hacia la puerta abierta: San y MinGi estaban apoyados en el marco con una notoria mueca de molestia.
—¿Qué sucede? —preguntó JiSung con la boca llena.
MinGi, animosamente, agitaba la mano mientras que YeoSang entregaba una mirada de mala muerte a JeongIn y Felix; finalmente fue San quien habló—: Ven a comer- no es necesario estar con las chicas hoy.
Tragó antes de contestar. —No se preocupen. Estaré con ellos durante el día.
Sin embargo, las miradas que los tres chicos le dieron daba más que suficiente para entender que no parecían de acuerdo de que el chico se alejara. Incómodamente, JiSung estiró la mano hacia ellos.
—Me uno al almuerzo —anunció.
San y MinGi compartieron una mirada que, alguien como JiSung que los conocía desde hace ya un tiempo, sabían que estaban intentando buscar las palabras para comentar algo sarcástico contra Felix y JeongIn, pero JiSung no cedería con su obviedad y se haría el tonto el tiempo suficiente hasta que ellos se hartasen del tema.
Lo estuvieron molestando por eso unos días antes. Desde que habían regresado a la escuela después de su suspensión, específicamente. JiSung había intentado equilibrar sus tiempos tanto con el grupo de la banda como con el grupo del baloncesto, pero a veces JiSung cedía a pasar más tiempo con los primeros ya que fluía mejor con ellos, especialmente cuando compatibilizaban sus sentidos del humor; sin embargo, no podía evitar a los chicos del baloncesto eternamente.
—¡Procuren no tirarle agua a nadie! —avisó JiSung cuando vio a los tres salir del salón.
—¡No prometemos nada!
JiSung no pudo evitar hacer una mueca y volver a comer de las galletas de Felix y JeongIn. Ambos chicos no habían colaborado en la disputa- los entendía, porque eran chicos con los cuales no les gustaría enfrentarse, y era siempre mejor mantener el perfil bajo antes de meterte en peleas innecesarias.
—Si tantos problemas tienes con juntarte con nosotros, puedes irte con ellos —dijo JeongIn, aunque no se mostraba apático—. De todas formas, siempre estaremos en el garaje.
—Ellos estarán bien —murmuró JiSung, restándole importancia.
Felix y JeongIn compartieron una mirada, pero como JiSung seguía sin conocerlos bien, no sabía que significaba.
Cuando llegó la hora del almuerzo, JiSung acompañó a MinGi, San y YeoSang a pasear por los lares hasta llegar al patio del ala vieja de la escuela, donde San y YeoSang jugaban a patear una lata de bebida mientras que MinGi le hacía compañía a JiSung en una banca.
JiSung no negaría que ellos (San, YeoSang y MinGi) parecían ser bastante ignorantes con la situación que él tenía en casa, aún cuando les había explicado que no fue hasta ese mismo verano en el que su madre tuvo mayor flexibilidad con él para salir después de la escuela.
Durante su escuela media, usualmente JiSung le mentía descaradamente a su madre para salir con los chicos, pero eso no lo libraba de algunas situaciones incómodas que, por el simple hecho de que los otros metían su nariz de forma insensible en su vida, lo habían metido en varios problemas.
—Vimos a Yuna lanzarse a los MinHo —comentó San mientras pateaba la lata—. ¿No te preocupa eso?
—¿Por qué debería? —contestó monótono.
—Es tu novia- si yo viera a mi novia hacer eso, le pediría explicaciones.
—¿Pelearon? —preguntó MinGi al chico. JiSung ladeó la cabeza.
—Algo así.
—Ayer fuimos a buscarte a tu casa, pero tu mamá nos dijo que le dijiste que estabas con nosotros —contó YeoSang.
El anaranjado mantuvo su vista en los pies de sus amigos, con una expresión completamente en blanco. —Sí. Me lo dijo.
—¿Dónde estabas? —curioseó MinGi.
—Tu vieja despotricó con nosotros de una manera infernal —comentó San con una mueca—. Ni mi madre me había gritado así.
—Estaba en otra parte —respondió, abnegado—. Me regañó cuando llegué ayer.
—¿Y Yuna?, ayer se veía furiosa también.
—También peleamos —la situación parecía tragicómica—. No me lio bien con las mujeres, ¿Eh?
—Si no te juntaras con ellos, no tendrías por qué mentirle a tu madre —apuntó San, y JiSung le dio la razón silenciosamente—. ¿Por qué de repente te agradan?, no lucen el tipo de personas que agradan.
JiSung, desinteresadamente, se encogió de hombros. —Son agradables.
—Pero tú no lo eres —se burló YeoSang bruscamente—, porque, por favor, ¿Qué clase de amigo abandona a los suyos cuando están drogados?
—Les dije que no lo hicieran en la escuela. No me echen la culpa.
—Solo bromeo.
—¿Qué provecho le puedes sacar a ellos si no pueden entregarte nada? —se preguntó San—. ¿Qué ganas con ellos?, digo, no puede ser académicamente porque tienen al Lee MinHo con ellos.
—¿Por qué los cuestionas tanto? —los miró—. Son agradables, ya les dije. Puedo tener más amistades que ustedes.
—Tú no eres quien lidia con Yuna cuando está molesta.
—¿Cómo qué no?, soy yo su novio.
—Perdón, como Lee MinHo hace acto de presencia cuando no estás, me parecía raro~
Sin piedad JiSung levantó una pierna y pateó la rodilla de San, quien se echó hacia atrás con una mueca molesta. —¿Por qué lo defiendes?, ¡Te intenta robar a tu novia!
—No está haciendo nada de eso —dijo—. Somos amigos, y-
—¡Ya sé por qué se junta con ellos! —gritó MinGi repentinamente—, puede saber las debilidades de MinHo y humillarlo. ¡Eres tan listo!
—No soy un niño como para hacer eso- ¡En serio no me cae mal! —JiSung estaba perdiendo la paciencia, pero intentaba parecer temple—. Si tuviese un problema con él, lo enfrentaré directamente- y no como ustedes que le hacen bullying a él y a sus amigos desde hace décadas.
—¿Y qué tal con la idea de que él se junta contigo para acercarse a Yuna? —opinó San de nuevo—. Ya sabes- hacer lo que hizo MinGi con Yeji y RyuJin.
—No hice eso-
—¿Seguro, hombre?, como sea, JiSung, mantente a la defensiva.
Pero la idea que San le había planteado pareció perpetuarse en su cabeza, porque el resto del día solamente sintió cuchicheos a sus espaldas, e incluso cuando se encontró con las amigas de Yuna ellas le dieron unas miradas fortuitas y sarcásticas que lo incomodaron. No le gustaba considerarse popular en el medio; la gente lo conocía por ser agradable, y luego lo reconocieron por ser novio de Yuna, una de las chicas más energéticas y líderes naturales de la escuela, así que mientras que para los estudiantes parecía ser una bomba hablar a sus espaldas de una relación ajena, eso solo acentuaba más el nerviosismo a JiSung.
El día anterior, antes de pasar por casa, fue a casa de Yuna para verla, y ambos se sometieron en una acalorada discusión en la sala de ella porque le expresaba cuán poco tiempo estaban pasando juntos y de cómo la había abandonado, que ya no la cuidaba. JiSung le había dicho cosas igual de dolidas que ella y se terminó largando de allí con un mal sabor de boca. Después, al llegar a casa, fue recibido por un gran regaño por parte de su madre que hasta ahora sentía sus orejas doler por los jalones que ella le había dado.
—¡No debes juntarte con ese tipo de chicos! ¡Son un distractor para ti! —había chillado ella tanto que amenazaba con reventar los tímpanos de JiSung—. ¡¿Por qué me estresas de esa manera?!
Había tenido una mala noche, y ahora parecía que todo iba por el mismo camino.
Cuando la última campana sonó, él fue directo al salón de Yuna para querer conversar con ella y solucionar las cosas, aun cuando no tenía verdaderamente ganas de hacerlo.
Sin embargo, con la puerta abierta, vio como la chica conversaba animadamente con MinHo sobre alguna cosa que le cautivaba, porque él si la conocía: ella ponía su cabello detrás de una oreja y apoyaba su rostro en una palma para escuchar atentamente la respuesta del otro.
Tal vez MinHo se había acercado a él para conectar más con Yuna; no era una idea descabellada, ya que JiSung, comparado con MinHo, era poca cosa.
. . .
—¿Recuerdan el plan que les conté?
ChangBin y SeungMin miraron a MinHo. El chico estaba con una felicidad que era hasta contagiosa, y abrazaba cariñosamente a los dos chicos por los hombros mientras se dirigían a la casa del pelinegro después de clases.
—¿Cuál de todos? —cuestionó ChangBin.
—¿El de acostarte con una chica para tener un poco de experiencia femenina? —preguntó SeungMin.
—¿Comprar un hurón y dejarlo ir en la casa del profesor de historia para que le mordiera el trasero?
—¿Acosar a Bono hasta que acepte darte una cachetada?
—¿Morir en un tiroteo?
—¿Morir?, por favor dime que es ese.
—Hablaba del de hacer que JiSung y Yuna terminaran —contestó MinHo, disgustado por las ideas de sus amigos—. Como sea- JiSung me contó que había peleado con Yuna, ¡¿Saben lo que significa?!
—Nada —dijeron simultáneamente.
—Es normal que las parejas discutan —razonó SeungMin—. Es parte del crecimiento de la relación- si están siempre estáticos, nunca mejorarán.
Ante tal razonamiento hizo que la felicidad que MinHo había mantenido durante todo el día se esfumara.
De repente se sintió más idiota. ¡Por supuesto que las parejas pelean!, sus padres tendían a pelear cuando creían que MinHo no estaba en casa, y cada vez que iba a ver a su abuelo este siempre lo contaba lo perra que habían sido sus exmujeres fallecidas- por un momento, MinHo se sintió realmente imbécil ante la idea de que ellos dos no se encontraban bien, pero finalmente cayó en cuenta de que no era normal alegrarse por eso.
—¿Qué?, ¿Se te bajó la libido ante la declaración de SeungMin? —se burló ChangBin tras notar el repentino cambio de rostro que MinHo tuvo.
—Olvídenlo —dijo MinHo— Quiero lo mejor para JiSung-
—Como amigo.
—Como amigo —afirmó—. ¿De qué otra forma lo querría?
—Puede caber la posibilidad de que te guste Yuna —opinó ChangBin.
—¿Gustar?, ¡Ja! —MinHo echó su cabeza hacia atrás para presentar una exagerada risotada mientras afirmaba su agarre en ChangBin, esta vez alrededor del cuello—. No me van las rubias.
—Y ninguna chica, al parecer. Nunca te he visto tocar a una.
—¿Tienes que verme tocando a una?, kinky.
—MinHo solamente es un idiota. No tiene por qué gustar de Yuna —salió SeungMin a su defensa. El pelinegro asintió con su cabeza hacia él dándole la razón.
—Por eso tú eres mi mejor amigo.
—Soy tu mejor amigo porque nadie te tolera.
—¿Eso significa que yo no soy tu mejor amigo? —le cuestionó ChangBin.
—No peleen por mí —se burló el pelinegro mientras hace una imitación de un actor famoso—. Hay mucho MinHo para todos.
—Nosotros somos tus amigos como favor a la humanidad.
—¿Quién querría tenerte a su lado?
MinHo se soltó de ambos chicos mientras bufaba. —¿Qué hay de ti, SeungMin?, ¿Dónde dejaste a tu novia?
—No es mi novia —corrigió SeungMin enseguida—. Está trabajando en su taller. Nosotros también necesitamos espacio.
—¿Por qué no es tu novia todavía? —le preguntó ChangBin—. Llevan saliendo varias semanas, ¿No?
—Aún no estoy seguro.
—No tienes una gran personalidad como para que ella insista, ¿Sabes? —comentó MinHo.
—¿Y qué me dicen ustedes, idiotas? —se defendió—. ¿Cuándo fue la última vez que hablaron con una chica sin que HyunJin se las robara?
—¡¿Por qué me atacas de esa manera?! —exclamó ChangBin.
Al llegar al garaje de la casa de MinHo se encontraron con la puerta abierta, lo cual no era sorpresa y mucho menos encontrarse con HyunJin sentado en el sofá junto a JeongIn hablando de quién sabe qué. MinHo fue en dirección de Cessi y comenzó a afinarla antes de tocar los acordes practicados para el festival de navidad.
Chan llegó después y fue directo a MinHo para enseñarle el nuevo arreglo que había hecho de una canción independiente y, momentos más tarde, llegó finalmente Felix junto a JiSung, quien a pesar de que MinHo no pudo reconocerlo en ese instante, el otro se veía más cansado que esa mañana.
—Me voy ahora, solo vine a dejar a Felix —explicó rápidamente JiSung cuando vio la mirada extrañada del grupo tras verlo no dejar sus cosas en el lugar habitual. El anaranjado caminó hacia MinHo que estaba cerca de su micrófono improvisado y le sonrió con amabilidad—. No creo que sea necesario el resto de las tutorías. Hasta ahora estoy yendo bien.
A MinHo se le cayó la cara con eso, e intentó ignorar la mirada que SeungMin le estaba entregando. —¿A qué te refieres?, eres mi mejor alumno. Y llevamos- ¿Cuánto?
—Me he estado distrayendo mucho últimamente —contó, en parte apenado y en parte avergonzado—. A mi mamá no le gusta eso, así que prefiero dejarlo. Aprecio que me hayas ayudado con las asignaturas, estaré siempre agradecido.
—Vamos, te haces sonar dramático —bromeó él mientras dejaba a Cessi en su podio—. ¿Y por qué te vas?
—Tengo que estudiar, MinHo —JiSung también parecía querer corresponder la sonrisa, aunque solamente comenzó a retroceder—. Y tengo otras responsabilidades también.
Con un suave meneo de manos JiSung se despidió del grupo y salió del garaje, justo a tiempo cuando uno de sus amigos del equipo de baloncesto lanzaba en un récord de tres latas que cayeron una en la cabeza de JeonIn y dos en los pilares.
—¿Qué demonios pasó? —preguntó JeongIn, trayéndose de nuevo a la realidad.
Nadie había parecido escuchar la conversación que MinHo había tenido con JiSung, lo cual fue un alivio porque no estaba preparado para contestar preguntas de temas que ni él mismo sabía. O sea, ¿Acaso JiSung estaba enojado con él?, ¿Había hecho algo que le faltara el respeto?, tanto la noche anterior como la semana entera ambos han estado en una buena harmonía, ¿Por qué de repente JiSung parecía cansado?
—Bueno, ¿Vamos a ensayar? —lideró HyunJin—. Cantemos para la mamá de ChangBin.
El desconcierto pasó a la rabia, y MinHo se encontraba ofendido de que JiSung lo hallase despreciado de esa manera, ¡Y eso que él le iba a hacerle el favor de hacer que terminase con su novia!, bah, los hombres son tan complicados.
Durante el ensayo tocó una versión un tanto fuerte de la canción de Ariana Grande: Santa Tell Me ganándose un par de correcciones por parte de Chan, quien se veía igual de hastiado que MinHo. Felix parecía estar inerte en el mundo, tocando su instrumento con tranquilidad mirando para distintos lados mientras que ChangBin intentaba dar lo mejor de sí con la guitarra eléctrica.
El ensayo terminó un par de horas más tarde, con los dedos de MinHo acalambrados por tanto cambiar de notas en su guitarra. Poco a poco los chicos comenzaron a retirarse del garaje deseando las buenas noches, dejando a MinHo solo con su guitarra, y con Bang Chan quien demoraba en guardar sus letras.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo MinHo.
—¿Proveniente de ti?, no.
—JiSung me dijo que no le diera más tutorías, que ya había aprendido lo suficiente- pero la verdad es que no sé por qué creo que es una excusa —intentó restarle importancia.
Chan era especial: era una amistad mueble desde su infancia en la cual no tenía que estar constantemente rondando en él; sin embargo, algo que lo hizo mantener distancia con conversaciones personales era la forma tan sensible, sutil y de tacto que él tenía para relacionarse con MinHo en momentos vulnerables.
(No es como si JiSung fuese un tema vulnerable).
—Así que estabas molesto por eso, ¿Eh? —reconoció el otro, con una mirada altiva—. Me esperaba otra cosa- ya sabes, no es normal de ti adelantarte a los tiempos cuando tocas guitarra.
—Solamente no quería desconcentrarme.
—Bueno, pues si quieres mi opinión, JeongIn me comentó que JiSung estaba ido porque había peleado con su novia (—Si, eso lo sé), entonces puede que... No sé, tal vez ella haya dicho algo sobre ti y eso lo molestó.
—¿Entonces JiSung me aleja por algo que dijo su novia? —teorizó—. No suena tan descabellado, sinceramente.
—¿Qué piensas hacer con eso? Porque, hasta donde me acuerdo, tú querías que terminaran para que JiSung fuera nuestro amigo.
—Si, y parece que se me salió el tiro por la culata porque ahora JiSung no tendrá ni novia ni amigos —bufó mientras se sienta en el sofá. Posó una mano sobre sus tatuajes de estrellas en el cuello y comenzó a acariciarlos—. ¿Habré hecho algo mal?
—Estás un poco encandilado —reconoció, sentándose a su lado. —Por JiSung, quiero decir. ¿Has notado eso?
«¿Encandilado?» se preguntó MinHo. Miró a Chan con los ojos abiertos y negó lentamente. —¿A qué te refieres con eso?
—Es como si JiSung ocupase el centro de tu campo visión —las palabras de Chan eran tan sencillas que llegaban a atemorizar a MinHo. ¿Qué demonios quería decir con eso?, ¿Qué estaba insinuando él?—. ¿No te has planteado, a lo mejor, que JiSung...?
—No sé qué estás insinuando, pero no quiero que termines esa frase —apuntó MinHo. Sintió como si le hubiesen tocado una vena de rabia, porque lo único que quería hacer en ese mismo instante era golpear a Chan con Cessi—. No te atrevas a insinuar que soy un maricón.
Chan ahogó un jadeo porque notaba la furia de MinHo. —Solamente estoy intentando darte respuestas.
—Si no me vas a decir algo más lógico y menos desagradable, entonces no quiero nada —demandó.
—Solo quieres escuchar lo que quieres escuchar.
—¡Quiero la verdad!
—No tiene nada de malo desarrollar sentimientos amorosos por un chico, ¿Sabes? —MinHo levantó su puño en forma de amenaza para Chan, pero este no retractó sus palabras—. En Australia era muy normal todo, recuerdo que en la tele—
—No estamos en Australia. No soy un maricón —terminó por decir, firme. Chan se puso furioso ante esa afirmación—. Y si vas a decirme esas cosas solo porque estás idiota, entonces no te aparezcas por acá.
—¡Quieres que te de respuestas, pero no te gustan! —Chan dijo con aires de sarcasmo—. Madura un poco, MinHo.
—Respétame un poco tú, mejor —MinHo se levantó del sofá dando grandes pisotones hacia la tabla eléctrica que controlaba la puerta del garaje—. Ahora ándate.
Chan soltó un suspiro sonoro, y fue hacia sus cosas para acomodarlas y cruzar el portón del garaje.
—¡No quiero que vengas llorando hacia mi cuando rompan tu corazón gay! —se despidió Chan, furioso—. ¿Oíste, imbécil?
—¡Cierra el pico, saco de mierda!
Los siguientes días fueron tensos para el grupo, y no solo por la pelea entre Chan y MinHo. Los exámenes venían previos del festival de navidad, y como JiSung ya no se paseaba por el garaje después de clases para ayudarlos a estudiar estresaba a JeongIn manteniéndolo ansioso; HyunJin y Chan intentaban ayudarle, pero ninguno tenía la magia didáctica con la cual JeongIn ya se había acostumbrado (sin contar con que a HyunJin le iba pésimo en la escuela).
Pero no solo estaban los exámenes: el festival de navidad que harían en el pueblo parecía entusiasmar a los habitantes porque desde ya estaban decorando con guirnaldas navideñas algunos focos de luces, e incluso hicieron un juego en la escuela.
—¿Amigo secreto? —preguntó MinHo al leer la tarjeta que estaba en la entrada de la escuela. Había una caja decorada en rojo que tenía una gran apertura en el medio, y MinHo pudo ver desde su interior como había un montón de papeles de colores—. ¿Qué es esto?
—Inscribes tu nombre y sacas el de alguien de la escuela —explicó ChangBin mientras escribía su propio nombre en un papel doblado. Sacó un papel de color de la caja y colocó su nombre en el interior—. Es como el santa secreto, aunque también tienes que ayudarlo para estos días. Según esta cosa, el veinticinco tendrás que darle un regalo.
—Que basura —comentó. De igual forma, miró como ChangBin volvía a escribir en la mesa de inscripción en un papel y lo dejaba en la caja—. ¿Qué haces?
—Te inscribo.
—¡ChangBin!
—¡Vamos!, así te pones un poco de buen humor —ChangBin dejó el nombre de MinHo en la caja y sacó otro papel, y se lo entregó—. Vamos. ¿Quién te tocó?
MinHo lo abrió, y sus ganas se esfumaron al leer el nombre. —Kim MinJu.
—Agh, qué lástima. Ella me gusta —comentó.
—¿No que te gustaba Kwon EunBi?
—Sí, hasta que me enteré de que le gustaba HyunJin.
Se le fue inevitable poner sus ojos en blanco cuando ChangBin tomó el papel de MinHo y lo cambió por el suyo. —Gracias, hombre. Disfruta de tu amigo secreto.
—¡¿Qué?!, ¡ChangBin!
ChangBin entró lo más rápido posible hacia la escuela, dejando a MinHo plantado en la entrada. Desdobló el papel una vez más y leyó el nombre; se limitó a rodar los ojos nuevamente.
Han JiSung.
No es como si el chico lo evitase por completo. A veces, en los primeros recesos podía verlo desayunar con Felix y JeongIn, otras veces caminaban junto a casa de MinHo con SeungMin y YiSu, y una que otra oportunidad el chico se sentaba con Chan y ChangBin a conversar de política- pareciera que todos podían tener algo de JiSung, pero MinHo no.
. . .
—Ya puedes salir.
La suave voz de su madre lo despertó de su ensoñación. Estaba agotado, tanto emocional como físicamente. El tiempo que pasó ahí pudo haberlo invertido en estudiar, pero no, tuvo que abrir la bocota.
La puerta corrediza del closet se abrió y JiSung gateó hasta afuera. Habían sido años y su madre aún no lo cambiaba, lo que lo complicaba ya que su metro sesenta y nueve no parecía soportar el mueble. Cuando estuvo completamente afuera, su madre le tendió una mano y él, como siempre, la tomó para continuamente abrazarla.
—Está todo bien... —susurró ella, acariciándole el cabello—. Recuerda seguir tu carril.
—Si, lo sé —JiSung no se esperó que fuera un susurro, y por inercia tapó sus ojos—. Perdón.
—Ve a estudiar. Te amo.
—También yo.
Era pasada de la media noche. No tenía idea de cuánto rato estuvo dentro de ese closet, pero la monotonía había hecho que su cerebro se apagara en los primeros gritos de su madre y se encendiera cuando escuchaba la puerta correrse.
Tras encerrarse en su habitación lo primero que vio fue esa carta de amor que Yuna le había escrito en la mañana. Se habían arreglado, sí, y ella le entregaba unos detalles que contentarían a cualquiera con pensamiento lógico, más no a JiSung.
Él inicialmente tanteó con una queja de cuán esforzado había sido con sus estudios pero que no necesariamente le indicasen que entraría al salón avanzado, como preparación para su madre por si efectivamente no resultaba. Después, no supo en qué momento, le comentó a su madre la intención de querer terminar con Yuna- estaba intoxicado, triste, no podía soportar la idea de que ella prefiriera a otro chico que decía ser su amigo antes que a él, su propio novio. Pero cuando recién había planteado la propuesta, ella elevó la voz diciéndole que 'no tenía que desaprovechar ese tipo de oportunidades' y, bueno, era verdad.
¿Quién querría a JiSung?
Su pensamiento sumido en la pena fue abruptamente interrumpido. ¿Quién tenía el descaro de molestarlo en su quiebre emocional?
Golpes en la ventana era lo que le llamaba la atención, lo cual era extraño porque vivía en un segundo piso.
No necesariamente podían ser nudillos.
Corrió la persiana rápidamente y escuchó el cántico de un silbido junto a una melodía que él conocía a la perfección.
—Its not easy love, but you've got friends you can trust. Friends will be friends —canturreó MinHo, al notar que JiSung había abierto su ventana, pareciendo ser una falsa serenata—, when you're in need of love they give you care and affection. Friends Will be Friends.
—Cállate —susurró JiSung desde arriba, expulsando el vaho del frío—. Dame un momento.
—¡Vamos, Hannie!
Salió enseguida de su habitación, en silencio. Su madre había cerrado la puerta también y todas las luces de la casa estaban apagadas, así que fue un milagro llegar al primer piso completamente vivo; se aproximó hacia la puerta y, luego de esperar a que MinHo se tomara su tiempo en alcanzarlo, lo entró. La chaqueta del chico estaba helada.
—¿Qué demonios tienes en la cabeza que vienes tan tarde? —regañó—. Estás helado. Sube a mi habitación y espera ahí, te haré un té.
—Con tres de azúcar —guiñó el ojo antes de subir.
JiSung intentó hacer el menor ruido posible con la preparación, y tres minutos después se encontraba entrando en silencio a su habitación mientras que MinHo desempacaba de su mochila más textos de estudio.
—¿Qué estás haciendo? —cuestionó JiSung, entregándole el té—. ¿Por qué viniste?
—Te estoy ayudando a estudiar —respondió el otro sin rodeos.
—Dije que no necesitaba tu ayuda.
—Creí que bromeabas, ¿Sabes?, hasta que me di cuenta de que me estabas evitando por lo que pensé que tal vez, solo tal vez, algo pasaba —el comentario había sonado más ácido que el sarcasmo que JiSung estaba acostumbrado—. Supongo que, si no me dirás que pasa, entonces lo mejor sería que estudiásemos.
Se quedó ahí, perplejo. MinHo actuaba como si esos días no hubiera sucedido nada, como si JiSung no lo hubiese estado evitando a propósito porque lo único que quería hacer era propinarle un par de puñetazos en el rostro. Como ahora.
¿Por qué MinHo tenía que ser tan irritante?
—¿Por qué eres así? —terminó diciendo sin querer al aire.
MinHo, quien parecía estar entretenido por la reacción de JiSung, contestó:
—Para eso están los amigos, Hannie.
Canciones:
Zoo Station; U2 Santa Tell Me; Ariana Grande Friends Will be Friends; Queen
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