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55. Lee MinHo es legendario

Lee MinHo es legendario

Canción:

My Universe; Coldplay & BTS

Para el primer día de clases, Yuna detuvo el abrupto andar de MinHo hacia su aula, dejando tanto a él como a ChangBin (quien lo acompañaba) colgados.

—Buen día —saludó ella, con un tono de voz autoritario. Por la impresión, MinHo se inclinó—. Tengo que hablar contigo y con la banda durante el primer receso.

—Eh- está bien... —MinHo asintió, atontado.

—Intenten ser puntuales- esto es una buena oportunidad —pidió ella, mirando a ambos—. Además- la señorita Ji quiere verte, MinHo. Dijo que quiere discutir sobre el tema de su selección universitaria luego de haber rendido el suneung.

Una vez más, asintió y, en un elegante movimiento de bailarina, ella se perdió por el pasillo. Su actitud había hecho que más de uno fijara el ojo en ella.

—¿Por qué de repente me siento atraído a ella? —comentó ChangBin al aire.

Noventa minutos más tarde, la banda más Lily se encontraban en el aula que el Centro de Estudiantes usaba para sus reuniones.

—Nos deshicimos de todo —tomó la palabra HyunJin—. Sacamos a Choi WooShik y el escritorio de Chan- incluso mi batería. ¿Qué más quieren de nosotros?

—Tocar para la fiesta de graduación —dijo Yuna.

Junto a ella, Min KwangSu se encontraba escribiendo incómodamente en una libreta.

—¿Y este qué? —le preguntó MinHo.

—Se ofreció para la organización de la graduación de tercero —explicó Yuna sin mirar al otro chico a la cara—. Dijo que lo expulsaron del taller de costura y diseño.

Los cinco pares de ojos se posaron en el muchacho, y este solamente pudo mantener su mirada agachada.

—No la vas a meter —le dijo HyunJin.

—Yo solo-

—Cállate —espetaron los cinco.

Yuna, ignorando por completo la disputa de los otros, alzó su mirada para ver a todos fijamente. —A diferencia del año pasado, tendrían libertad musical- habría paga de por medio, y beneficio de la cena. Pueden tocar el tiempo estimado y nosotros evaluaremos la paga de ello.

—No hay lugar de ensayo —comentó Lily con una espeluznante seriedad—. Expulsaron al club de la banda. No tienen derecho a pedir nuestros servicios porque no hubo consideración a ellos.

—Deben entender que no fue un castigo que ameritaba a la situación- además de parejo —explicó, mirando de reojo a Felix—. Todo aquel que estuvo en la pelea se vio involucrado. Jeon y dos chicos más que pertenecían al equipo fueron expulsados de ahí.

—¿Podemos pedir un viatico? —consultó HyunJin.

—No.

—No hay lugar de ensayo —insistió Lily—. Y todos los que componen la banda están en tercero. Debes tomar en consideración que se acercan los Exámenes Nacionales y HyunJin está reprobando todo.

—¡Oye!

—No hay tiempo para ensayos de nuevas canciones.

—Podemos usar el del año pasado —opinó Felix.

—De todas formas- las prácticas serían intensas, y no hay lugar de ensayo, y será complejo porque no hay donde ensayar —continuó argumentando Lily—. Y parte del repertorio del año pasado involucraba a SeungMin pero él ya se despidió de la banda, habría complicaciones.

—El dinero puede servirnos para el Busking —susurró de nuevo a Lily—. Podemos hacerlo.

—¿Qué dice el resto? —miró Lily sobre su hombro al resto de los chicos.

—Yo quiero seguir —comentó Felix con seguridad—. Pero necesitamos un lugar de ensayo.

—No les puedo asegurar eso.

—Tendrá que hacerlo —siguió Lily, mirando a Yuna—. La otra opción es que el mismo Centro de Estudiantes nos dé un viatico para poder arrendar una sala de ensayo- lo cual, será más costoso.

«Oh, mierda», MinHo estaba impresionado por la seguridad de Lily, y quiso morder su mano de la emoción al notar la tensión que nació entre la menor con Yuna.

Yuna, frunciendo los labios, asintió. —Vale, lo conversaré con el director y el tesorero.

—Y no se cobrará lo mismo que el año pasado —finalmente, ella sacó su celular para mostrar la página de Instagram de la banda—. Están a nada de llegar a los mil trescientos cuarenta y un seguidores. Su cover de My Universe llega a los cuarenta mil, y con el aumento de sus seguidores significa que son más significantes que el año pasado.

—No voy a caer en eso- siguen siendo estudiantes de la escuela —renegó la presidenta.

—No nos importa. Evalúelo con el director. Si no, búsquense otro medio de entretenimiento.

—¿Puedo decir algo? —interrumpió KwangSu.

—No —espetaron los cinco.

—Denme de aquí al miércoles para hablar este tema con el director —repitió Yuna, pareciendo cansada de tener que lidiar con Lily—. No le prometemos un lugar de ensayo, pero podrán-

—Está bien.

Dicho eso, los cinco chicos salieron del salón.

—¿En serio vamos a tener que presentarnos? —ChangBin cuestionó al aire—. Ni siquiera tenemos donde ensayar.

—Creo tener un lugar —murmuró MinHo, con la idea rondando en la cabeza—. Pero no estoy seguro de aquello.

Dentro de un año hubo muchos cambios en la vida de MinHo, por lo que nunca esperó regresar al viejo garaje de su casa para poder practicar con la banda.

—¡Llegamos, llegamos, llegamos! —exclamó Chan con los ojos cerrados, soltando junto al resto el escritorio cerca de la entrada a la casa- tal como estuvo antes—. ¡Sí, llegamos!

—Buen trabajo, equipo —alentó SeungMin, recostado en el sofá con su libro sobre su pecho, completamente desinteresado de la situación—. Ahora sigue la batería de HyunJin.

—¿Dónde demonios está esa cosa? —cuestionó ChangBin, cansado.

—¡En serio ensayaban dentro de un garaje! —Lily, pareciendo fascinada por la situación, miró a su alrededor—. ¡Como en las películas!, ¡Tal como en las películas!

—Hay un género de bandas que terminan centrándose en esto —comentó Chan.

—¿Bromeas? —HyunJin miró—. ¿Cuántos fueron para que sea suficiente?

—The Sonics, The hives, The Stooges, 13th Floor Elevators —enumeró Lily—, The Strokes, The Kingsmen, The Trashmen, The Cramps, The Seeds, The black Keys, The Gories-

—Lily, princesa, cállate.

No obstante, SooYoung miraba desde el marco de la entrada del garaje a la banda acomodarse, dejando a MinHo un poco intimidado.

—Te doy permiso solo porque será posiblemente tu última presentación, y por tu mano —amenazó la mujer.

—Hablando de mano- el entrenador Connor me dijo que lo fuera a ver por eso, aunque no sé por qué —recordó, encogiendo un hombro—. Y no lo vi.

—Eres tan irresponsable.

—¿Al abuelo no le molestará el ruido?

—Quiero que se vaya lo más pronto posible —dijo, apuntando a ChangBin con la cabeza—. Por favor, muéstrale al chico para que huya más rápido.

MinHo soltó una fuerte carcajada, asintiendo al cometido.

—Bien —lideró Chan—. ¿Qué quieren tocar?

—¡U2!

—¡No!

Para MinHo, el inicio de su tercer ciclo empezó con la inminente emoción ansiosa de querer acabar con todo lo más pronto posible. La fiesta de graduación sería el día siguiente del último día del Examen Nacional, y a pesar de que aquello sería para finales de febrero, MinHo vivió aceleradamente el resto de sus días.

Lily hacía la lista de canciones, Chan y ChangBin hacía los arreglos; MinHo lideraba con Cessi la línea vocal de las canciones y, cuando sentían que no estaban teniendo lo suficiente, tenían una dosis de nostalgia y de catarsis dentro de la banda para recordar que podían seguir con eso.

ChangBin vacilaba- era de esperarse. MinHo recordó la mirada del chico en el busking en donde veía a esa otra banda que les equiparaba la edad y lucían ser mejores artistas que ellos cuatro; él también lo sentía, porque MinHo no era insensible y la envidia se apoderaba de él cuando era estimado.

Sin embargo, alguien tenía que verle el lado bueno a la situación.

Dos semanas después, MinHo apareció en casa de SeungMin.

—¿Y qué haces aquí?

—Bueno... —sin saber cómo empezar, MinHo se encogió de hombros con desinterés—. No es domingo.

No es como si MinHo hubiese querido ir ahí en primer lugar, pero todos se encontraban curiosamente ocupados. ChangBin intentaba ayudar a estudiar a HyunJin quien, en su desespero, gritaba de terror por creer que repetiría el año. Chan, JeongIn, Felix y Lily habían salido al cine (al cual MinHo seguía teniendo prohibido ir). Y cuando invitó a YiSu a salir, ella le ladró un par de maldiciones respecto a estar atrasada con sus vestuarios, causando que, después de la nevada del veintiuno de enero, MinHo se apareciera en la casa de SeungMin.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó él, apoyándose en el marco de la puerta.

MinHo se encogió de hombros. —Ni idea- ¿Fumar?

—Enseguida salgo.

Regresando a la casa, MinHo esperó noventa segundos antes de que SeungMin saliera abrigado y con sus manos en sus bolsillos de la casa. —¿Dónde quieres ir?

—Puente de los besos.

—Sigues sin ser mi tipo, MinHo.

El chico rio ligeramente, como también lo hizo SeungMin. El ambiente se mantuvo silencioso, pero aquello pudo aligerar un poco de la pesadez de ambos.

El extenso camino hacia el puente que indicaba una de las salidas rurales del pueblo estaba congelado; había poca agua en el río, y pocas personas transitaban ese sábado- todo era culpa del clima, en realidad, porque solamente MinHo y SeungMin estaban lo suficientemente locos como para sentarse con las piernas abiertas en el endeble parapeto de madera. Entre ellos, dejaron la bolsa de los filtros y el tabaco, y SeungMin le entregó un papelillo a MinHo para que pudiera enrolar su propio cigarro.

—Me lo debes. No te dejaré usar todo —acusó SeungMin, lamiendo el costado del cigarro para cerrarlo.

—¿No tienes filtro saborizante, de casualidad? —preguntó, ordenando el tabaco dentro del papelillo.

—Hay veces en la vida, MinHo, que hay que madurar.

—Bastardo.

Ambos quedaron ahí, fumando con tranquilidad mientras veían el cielo o la tierra en su defecto. Autos pasaban junto a ellos con el cuidado del hielo y un par les gritó que se regresaran a casa por el frío clima, pero MinHo prefirió mantener su nariz tan colorada que le costara respirar para seguir fumando con SeungMin.

¿Sería esa la instancia para hablar el problema?

«Los hombres no hablamos de sentimientos», intentó convencerse, asustado.

—Al final- ¿Qué harás con la universidad? —preguntó SeungMin en sentido cómplice, sin alzar mucho la voz—. ¿Esperarás hasta los Exámenes Nacionales?

Ajá —asintió—. ¿Tú?, ¿Tu madre no te molestó mucho con lo de ir a Seúl?

—Sorprendentemente- se emocionó —comentó con asombro—. Y saber que puedo postular a una beca le hace más feliz. Incluso- hicimos un plan.

—Dilo.

—La universidad tiene curso de preparación para el examen de ingreso. Me iré a vivir a Seúl en marzo en esos departamentos donde no cabe el ego de nadie y, si corro con suerte, terminaré estudiando.

Woah, la proyección de vida de SeungMin era mucho más animada de lo que alguna vez ese chico estimo; y la necesidad de MinHo de querer felicitarlo a viva voz fue tentadora.

No obstante, seguía habiendo un pero entre ellos, lo cual hacía todo más molesto.

—¿Lo pagará tu mamá?

—Ambas cosas. Después se lo regresaré.

—Eso es bueno.

—¿Y tú?, ¿Entrarás al Servicio?

—Si es que no estudio o trabajo.

—No te veo calvo.

—Ni yo —MinHo pasó divertidamente una mano por su cabello—. Aunque- con un poco de suerte, el pelo me volverá a crecer rubio y con rulos.

—No quieres ser rubio.

—Me importa una mierda- no me gusta el castaño. Luzco como mi padre.

—¿Me creerías si te dijera que ni siquiera me acuerdo cómo eras de castaño?

—Por supuesto- siempre fui pelinegro.

SeungMin rio, preparando con cuidado otro cigarro.

—Aunque- estoy preocupado, en realidad... —empezó MinHo—. HyunJin dijo que las tías de JiSung no le han dicho nada, ¿Qué tal si le fue mal?

—Probablemente —dijo con franqueza—. Con toda la mierda de su casa- sería un milagro si es que logra entrar a algo.

—Seung-

—No me mires así —le apuntó con el cigarro—. Sabes que es verdad. Es mejor que se prepare para rendirlo este año de nuevo y con más calma- no queremos que su colon explote de irritación.

Le cedió ese punto. No lo había pensado con mucha detención antes.

—Bueno- como sea. Ni siquiera sé cómo lo hace en la escuela ahora o si rendirá los Exámenes Nacionales.

—Que dios lo libre. Yo ahora quiero cortarme las bolas —expresó SeungMin.

MinHo sonrió, preparándose otro cigarro. —No seas dramático- no nos enseñan muchas tragedias.

—Para ti, tal vez- pero para el resto de los mortales, esto es terrorífico. No quiero regresar a clases.

—Supéralo. Nos graduamos en- ¿Cuánto?, ¿Cuatro semanas?

—Lo dices como si quedara muy po- uh

MinHo levantó la mirada de su cigarro. —¿Qué pasa?

—Nada —negó, mirando detrás de MinHo—. Creí ver..., eh...

—¿SeungMin?

Pero antes de que MinHo pudiera girarse para ver qué pasaba, SeungMin lo empujó del puente.

Tal vez fue su instinto de querer aferrarse a la seguridad que, entre insultos, alcanzó a tomar la pierna de SeungMin para botarlo del puente junto a él, cayendo de una tenebrosa altura hasta la pequeña vertiente del río, rodando por ella.

Primero vino la acción, después el ruido.

El fuerte chirrido ensordecedor hizo a MinHo perder la noción por un momento, y mientras rodaba por la vertiente no pudo separar los gritos de terror, insultos y llamados de auxilio que no fueron claros hasta que, finalmente, MinHo y SeungMin se detuvieron en el agua.

—¡Mierda! —masculló MinHo, manteniendo sus ojos cerrados—. ¡Está helada!

—¡¿Qué esperabas idiota?! —escuchó a SeungMin también gritar de una forma que nunca lo había escuchado antes—. ¡Ayer nevó!

No supo cuánto pasó, pero abrió sus ojos.

Lo primero que divisó fue el entorno del bosque que rodeaba la salida rural girar por todas partes, como si MinHo estuviese quieto en un espiral mientras el mundo se movía rápido. Todo su cuerpo ardió como si le hubiesen prendido fuego y en sus extremidades había fuertes punzadas que no le hacían querer moverse de ahí.

El mundo se detuvo en su mirada, y al fin pudo divisar cómo desde el puente donde estuvieron segundos atrás, colgaba peligrosamente la punta de una camioneta negra.

—S-SeungMin —llamó MinHo, intentando incorporarse aún por su dolencia. Un tenebroso rayo de angustia se apoderó al no poder encontrar a SeungMin—. ¿Es-estás?

—¡AGH!, ¡Sí! —gritó.

Al incorporarse, MinHo sintió como si su cabeza hubiese recibido un látigo, y al intentar apoyarse en uno de sus brazos se derrumbó al instante.

—M-muévete... —ordenó SeungMin. Cuando MinHo pudo enfocar su mirada en él, lo vio a metros de él, sentado sobre el río mientras se afirmaba la pierna con fuerza—. Esa mi-erda se v-a a ca-caer.

Una vez más, MinHo miró hacia el puente. Las fuertes luces de la camioneta lo dejaron encandilado, por lo que no divisó a las personas que se asomaban por el destrozado parapeto de madera preguntándoles si estaban bien.

A cuestas y casi gateando, MinHo se arrastró por el río hacia donde SeungMin se encontraba- lo que parecía ser una distancia prudente del auto. Al llegar hacia él, se recostó mientras lanzaba un gran gemido de dolor.

—Tres almuerzos a que la camioneta se cae —jadeó SeungMin a su lado, aunque no miraba particularmente a ella.

—Cinco- y un..., disco...

—Trato...

Un minuto y medio después, la camioneta cayó en un ruido sordo sobre el río, a casi cinco metros de donde estaban los dos chicos.

El primero en intentar incorporarse fue SeungMin, pero él seguía afirmándose la pierna. MinHo, por su parte, no se dio cuenta de que su cabeza se encontraba sangrando, pero al mover sus brazos, el infierno se desató ahí mismo.

—¡¿Están bien?!, ¡¿Están bien?! —gritó una mujer, bajando rápidamente por la vertiente para alcanzar a los dos chicos.

—¿Sabes qué es lo peor de todo? —jadeó MinHo—. Mañana tengo que ir a trabajar...

SeungMin era el más próximo en caer desmayado, por lo que MinHo lo golpeó con su pierna- aunque le haya dado a la pierna mala.

—No mueras —masculló MinHo entre dientes—. Me debes un disco.

—Mierda... —SeungMin se desplomó de espaldas, y giró su cabeza hacia MinHo, y sonrió—. Apuesto a que yo estoy peor.

MinHo, rendido, terminó por recostarse a su lado. —No..., yo ni siento mis hombros...

—No..., yo estoy peor-

—No, yo-

—No, yo-

La situación era tan absurdamente bizarra que fue inevitable para los dos chicos no soltar carcajadas dentro de sus dolencias, intentando contestar entre su estado las respuestas que la mujer dirigía a ellos.

Sus mentes se rompieron y, despiertos, perdieron la consciencia; y la ambulancia demoró menos de lo pensado en acudir a ellos.

El Centro de Salud que tenía el pueblo tendía a tener una atención específica al campo geriátrico y pediátrico. Lo más grave que alguna vez MinHo escuchó salir de ahí fue de una mujer que fue atravesada en todo su esternón por un fierro de jardín.

Ahora, él se sentía orgulloso de poder decir que cayó de un puente, y sobrevivió, esperando ser la nueva leyenda del pueblo.

—Lamento que tengan que compartir camillas —se disculpó enseguida el médico de turno—. Es que no esperábamos tener a tantos accidentados estas últimas noches.

—No se preocupe —dijo MinHo entre dientes, intentando aguantar el dolor.

Estaban en una gran sala de atenciones, con varias camillas a lo largo que eran ocupados por una mujer embarazada y un hombre con un tajo en el rostro.

SeungMin se encontraba recostado en la camilla, y MinHo sentado en la misma con su adolorida espalda siendo cubierta por un cojín para apoyarse en la pared. A pesar de que ciertas partes de su cuerpo dolían, cuando fue ingresado lo primero que hicieron con MinHo fue inyectar calmante en los hombros del chico; además, para la lástima de ambos, ambos llevaban vendas correspondientes en las heridas que se hicieron en la caída de la vertiente. MinHo solo cantaba victoria porque su nariz no se vio afectada en el proceso.

—Bien- Kim SeungMin —el hombre se dirigió hacia SeungMin y, con ninguna sutileza, golpeó las rodillas del chico. En su lado derecho, esta contestó con naturalidad- en cambio, con la izquierda, él masculló; tocó un poco más abajo y, al llegar a la pantorrilla y tobillo, gritó—. ¿Puede ser fractura o ruptura?

—¿Tengo que verlo yo? —moduló SeungMin.

Entonces, él se dirigió hacia MinHo. —¿Puedes levantar los brazos?

—Uh- no —él ni siquiera lo intentó.

El doctor tomó de los hombros a MinHo y, a pesar de estar con el relajante muscular en toda su espalda, seguía siendo doloroso. —Están dislocados.

—¿Ambos?

—Ajá.

En eso, simulando una situación dramática, MyungDae y la madre de SeungMin entraron al salón, como también el padre Seo y ChangBin.

—¿Tú por qué estás acá? —le masculló MinHo a ChangBin.

—Mi papá los va a llevar a Seúl si es necesario —respondió, aunque se veía parcialmente divertido por la situación—. ¿Cayeron de un puente?

—¡¿Cayeron de un puente?! —la madre de SeungMin se acercó rápidamente a su hijo para tomarlo del rostro. El chico lanzó un pequeño graznido de dolor—. Mierda- mírate, por andar fumando de noche. Incluso perdiste tus gafas, SeungMin, es la segunda vez en menos de cinco meses...

—Mamá...

—Al menos estás completo- ¿Qué te duele?, ¿Qué te dijeron?

—¿Cómo estás tú? —MyungDae se acercó a MinHo, palmeando sus piernas con afecto—. Tu mamá estaba bañando a tu abuelo- no pudo venir.

—Me dijeron que me disloqué los hombros —dijo MinHo, siendo inevitable expresar un poco de temor en su voz—. Y- ah..., me saturaron una parte de la frente.

—Podemos reacomodarte los hombros ahora —comentó el médico—. Te ponemos anestesia y lo hacemos.

No es como si fuera a negar hacer algo enseguida, por lo que el doctor le inyectó en sus omóplatos cierta cantidad de anestesia local y, cuando surgió efecto, comenzó con el hombro derecho.

—¿Puedo maldecir? —preguntó.

—Claro.

MyungDae estiró suavemente su mano hacia la de MinHo e hizo presión. MinHo quiso corresponder pero no sentía sus dedos.

—Bien —el medico se acomodó—. Tres..., dos...

—No sea tími- ¡AGH!

Con un ligero click el hombro regreso a su lugar.

—Bien- ahora con el otro —pidió, girando el cuerpo de MinHo para tomar el hombro izquierdo—. Bien- tres..., dos...

—¡No haga tanto pream- ¡HIJO DE LA GRAN- PUTA!

—Hecho.

—No- no está hecho —se quejó MinHo, mordiendo con desespero su labio mientras que, con su mano derecha, intentaba apuntarse hacia una parte en específico—. Me duele ahí- me duele ahí.

—¿No estás siendo dramático? —le preguntó SeungMin a su lado.

—¡No!, ¡En serio me duele! —siguió, apretando más fuerte la mano de su padre—. ¡¿Qué no tenía anestesia?!

Con un suave apretón en el hombro, el médico rio. —Mira tú- te fracturaste la clavícula.

—¡¿Cómo?!

—No lo sé —y, con sutileza, se giró hacia SeungMin para tocar su pierna—. Si ambos cayeron de un puente, ¿Cómo tienen heridas muy diversas?

—Oh- déjeme recordarlo como parte de mi trauma —comentó SeungMin con sarcasmo—. Ay...

—En serio —intervino ChangBin, sintiendo cero-empatía por la dolencia de sus dos amigos—. ¿Cómo pasó eso?

—¡Ese maniático me empujó! —acusó MinHo, apuntando con su cabeza a SeungMin- aunque su cuello estuviese adolorido—. Estábamos fumando y- de repente- ¡Oh!, ¡Me empujó por el puente!

—Y tú- idiota, me jalaste de la pierna —se quejó SeungMin, golpeándolo con su pierna buena—. Si me rompiste el pie, MinHo, juro que-

—Bueno- el impacto te habría matado —comentó el médico, rellenando la ficha médica de ambos—. Si te hubieses quedado en el puente, Kim, el auto te habría arrollado. Ustedes cayeron por la bajada hacia el río- el que tiene el puente, ¿No? —ambos asintieron—. Se habrían muerto si no se hubiesen movido- especialmente porque después se cayó el auto.

—¿Y las personas que estaban adentro? —MinHo se sintió culpable cuando SeungMin preguntó por ellos, repentinamente pálido como papel. No se había acordado—. ¿Cayeron?, ¿Murieron?

Nah, salieron —contó—. Están haciendo los interrogatorios policiales- tuvieron suerte de haber salido invictos de eso —y, con simpatía, golpeó la pierna buena de SeungMin—. Vamos a hacerte una radiografía para ver esa fractura. Dependiendo de la gravedad te derivaremos a Seúl- lo mismo que contigo y tu clavícula.

—¿Eso saldrá muy caro? —consultó la madre de SeungMin, preocupada—. ¿El tratamiento?, ¿Qué sucede si requiere cirugía?

—Tendrá que hacerse, pero todo se ve dependiendo de los resultados de la radiografía —explicó con calma, mirando también a MyungDae—. Sus hijos van a tener que contestar un par de preguntas del accidente- por el antecedente policial, para que no se asusten. En un par de semanas estarán como nuevos.

—Entramos a clases el lunes —dijo MinHo.

—¿Realmente te importa la escuela?

MinHo concedió el punto.

El doctor, sonriendo cordialmente, terminó retirándose de la sala, dejando al grupo en un fuerte silencio.

«Muertos...»

—Adorable —comentó ChangBin, rompiendo el silencio para sacar su celular y sacar una fotografía de los dos chicos para mandarlo al chat grupal—. Se salvaron la vida de ambos. ¿Por qué no se casan, mejor?

—Una buena demanda pondría a esos idiotas del auto —dijo el padre Seo—. Derrapar en el hielo- ¡Caótico!, apuesto a que estaban bajo las influencias de algo-

—Bueno- es panorama de cualquiera salir a beber y deslizarse en el hielo —comentó MinHo con sarcasmo, sin mucho sentido del humor.

—Fue una grata experiencia. No quiero repetirla —murmuró SeungMin, intentando incorporarse en la camilla—. ¿Podemos irnos a casa?

—Tienen que tomarse las radiografías —le dijo MyungDae.

—Lo siento- quiero solamente recostarme un rato.

—¿Por qué te sientes cansado? —la madre Kim tomó con cuidado la cabeza de SeungMin—. ¿Sientes sueño?, ¿Mareo?, ¿Sabes qué día es hoy?

—Efectos de los relajantes musculares y la baja adrenalínica —contestó MinHo, sintiendo también su cuerpo cada vez más pesado y adolorido—. Aunque si es fractura- probablemente esté más..., y más drogado...

Casi cayendo dormido, terminó por apoyarse incómodamente en el hombro de MyungDae, en la silenciosa espera de que fueran llamados para la radiografía.

Finalmente, dentro del panorama del sábado por la noche, SeungMin fue junto a su madre, ChangBin y el padre Seo a urgencias en Seúl para poder ver el tema de la fractura de su tobillo izquierdo, mientras que MinHo se regresó a su casa con un cabestrillo y reposo- incapacitado de poder cerrar su mano izquierda.

A la mañana siguiente, él despertó pasado del medio día, con su cuerpo ardiendo en llamas.

—Me duele todo... —se quejó en voz baja—. Me duele todo...

—¿Qué esperabas? —Chan parecía estar a nada de caer desmayado—. Cayeron de un puente.

Junto a él se encontraba ChangBin, Felix y Lily, mientras que el resto del grupo se turnaba para ir a ver a SeungMin.

La abuela Goo casi tuvo un ataque cardiaco al ver a MinHo malherido, y enseguida comenzó con su preparación de cuidados intensivos, lo que hacía al chico sentirse culpable.

—¿Cómo pasó? —preguntó Felix con cariño, recostado al lado de MinHo y acariciándole la pierna.

Él, cansado de haber contado la historia varias veces, suspiró. —SeungMin me empujó. Me caí. Lo agarré. Se cayó. Nos caímos. ¡Ta dah!, ocho puntos en la frente y una clavícula fracturada.

—¿No deberías estar con cabestrillo? —apuntó.

—El cabestrillo es para nenes —se quejó, mostrando la pañoleta de su madre de una figura política izquierdista controversial que usaba en reemplazo—. Yo soy hombre.

—Literalmente está fracturado-

—Soy hombre, YongBokkie.

—Supongo que los quince días de reposo te servirán para hacer reposo —Lily le dijo, sentándose a los pies de la cama—. No puedes hacer actividad. No te podremos ver en quince días.

—No- a SeungMin no lo verán por quince días. Yo iré a la escuela cuando esté en condiciones de poder ensayar —dijo, intentando incorporarse, pero- mierda, su cuerpo estaba apaleado y sentía que el diablo bailaba tap en sus hombros.

—¿Estás loco? —ChangBin le miró—. No vas a practicar así.

—¿Por qué no? —cuestionó—. Son mis hombros los malos, no mi garganta.

—Caíste de un puente y sobreviviste de suerte —Chan reclamó—. Ni de chiste te dejaremos ensayara para la banda.

—Puedo cantar —repitió MinHo—. Mis hombros están para la mierda, no mi garganta.

—¿Y tus manos?

—Está bien —levantó la izquierda, girándola un poco—. Tensa por la caída, pero me recuperaré.

—Ya- idiota, ¿Y la que está mala?

Al igual que la noche anterior, MinHo intentó cerrar su mano pero el dolor fue insoportable. Todo lo apuntó hacia su dolencia en la clavícula. —Alguien puede tocar mientras hago las notas.

—Seguro.

—No hablen de la banda ahora —intervino Chan con suavidad—. Nadie está en condiciones. Intenten no verlo como una meta cercana.

—¿Meta cercana?, deberíamos cancelar nuestra presentación en la fiesta de graduación- literalmente es en semanas —siguió ChangBin, cruzándose de brazos—. MinHo se lesionó.

—MinHo puede cantar- ¿Por qué te derrumbas ante cada obstáculo? —cuestionó Lily al chico, molesta.

—¡Al contrario!, pero hay que ser realistas —decretó, dejando a la chica callada—. Si dejamos a la banda de lado, no será un obstáculo para nadie. MinHo debe recuperarse.

—¿Y desde cuándo ha sido un obstáculo? —se metió MinHo.

ChangBin parecía tener preparada una réplica, pero calló al instante, notablemente frustrado. —¿No te duele la cabeza de tanto pensar?

—Cállate. ¿Por qué no me van a hacer la comida, mejor?, no quiero molestar a mi abuela.

—¡Oh!, ¡Sé hacer un exquisito curry de pollo con un poco de arvejas y sopa de mariscos fermentado por tres días! —comentó Lily, emocionada—. No creo que tengas sopa fermentada, pero con un poco de agua de mala hierba y queso puede solucionarse.

Dicho eso, la chica salió del dormitorio.

—Por favor —pidió MinHo a ChangBin—. Asegúrate de que no me asesine.

Accediendo, el otro la siguió.

—Yo me encargaré de los gatos —opinó Chan, yendo hacia el cajón de naranjas. Los gatos se encontraban siendo amamantados, pero se veían lo suficientemente grandes como para ser adoptados—. ¿Qué hay que hacer?

—Hana hija-del-diablo vendrá por ellos para darlos en adopción. Hay que bañarlos.

El rostro de Chan se puso pálido, y miró a Felix; no obstante, el otro muchacho se escondió bajo las tapas de MinHo. —No estoy.

Una vez que todos se largaron, Felix propuso escuchar música mientras MinHo intentara dormitar, por lo que accedió. Ambos se colocaron un auricular del reproductor de MinHo y, en silencio, escucharon música.

—¿Felix?

—¿Sí?

—¿Por qué te decimos YongBok?

Felix rio ante la pregunta, antes de emitir un suspiro. —Mi abuelo.

—Ah..., bueno- ¿Tu novio está bien?

—Sí, dijo que disfrutó conocerlos.

—Es encantador, ¿Cómo lo atrapaste?

—Él me atrapó.

—¿Felix?

—¿Sí?

—¿Cómo sucedió?

—¿Qué cosa?

—Tu despertar gay.

—Soy bisexual.

—¿Cómo lo supiste?

Con suavidad, Felix acarició con cuidado la mano izquierda de MinHo con sus dedos. Él no podía sentirlo.

—Me aterré. Me escondí debajo de mi cama —contó—. Yo no quería- en serio no, pero había un chico lindo...

—Oh...

—Sí, pero se me era raro porque también había una chica linda —se encogió de hombros—. Fue todo un caos, en especial porque yo no le gustaba a él.

—Lo siento.

—Me sacó del closet. Tuvieron que cambiarme de salón. Nadie quería juntarse conmigo y, como castigo, me llevaron a terapia de reorientación sexual. Tenía once años, y desde ese día le declaré mi odio a Sigmund Freud.

La lengua de Felix se enredaba a la hora de hablar- lo cual le era entendible para MinHo, aunque no podía evitar sentir cierto tipo de empatía y pena por su amigo.

—¿Cómo lo haces para ser fuerte?

Presionando sus labios, Felix se encogió de hombros mientras lo miraba. —No lo soy. Solamente..., me muevo entre las personas y espero que..., que no me sucede nada.

—Sabes que nosotros te protegeremos.

—No siempre. Mira ahora- tú y SeungMin casi se mataron en ese accidente —apuntó—. ¿Qué hubiese sucedido si se hubiesen muerto?, ¿Qué habría pasado?

—Pues nos morimos —aunque no se encogió de hombros, hizo el amago—. La muerte es incontrolable, YongBokkie, pudo haber pasado si era nuestro momento.

—Es que lo fue... —repentinamente, su voz fue más quedada. One Day de U2 sonaba a través de los audífonos—. No sé cómo no lo dimensionan..., pero- MinHo, SeungMin te salvó la vida...

—¿Escuchaste su versión primero?

—¿Eso no te afecta? —lo miró—. Digo- ¿No te has replanteado todo?, ¿Qué hubiese pasado si, realmente, te hubieras muerto ayer?

—¿Me haces esa pregunta retórica que en verdad no es retórica, sino que estoy obligado a contestar? —Felix asintió—. Bien, a ver...

¿Si MinHo se hubiese muerto?, tal vez habría dejado a su abuela drásticamente sola- ya que su abuelo MoonRyu no se había recuperado del todo. La noticia habría llegado de la misma velocidad a sus padres como lo fue del accidente, así que probablemente habrían tenido que ir junto al señor Seo a Seúl para reconocer el cuerpo de ambos.

No se habría graduado de la escuela y no habría tomado una decisión respecto a su futuro. Probablemente su conversación con ChangBin se habría ido a la basura porque quedó en la nada, y Chan habría mantenido en secreto eternamente su aventura con Dorian; Felix no tendría una arista más de protección. Con HyunJin y JeongIn pareciera que tenía todo saldado, aunque se habría muerto antes de que el menor se hubiese ido del país.

No obstante, se habría muerto sin haber solucionado las cosas con SeungMin- aunque no era tan importante, porque si MinHo se hubiese muerto, probablemente a SeungMin le habría deparado el mismo destino.

«Mierda». Si SeungMin se hubiese muerto ahí, no solo habría dejado un hueco, sino que dejaría a su madre sola; dejaría a YiSu desolada; dejaría todo un camino de vida profesional que siempre anheló hacia otra persona, y solamente porque él murió.

«Dejar a YiSu desolada». Con ese pensamiento MinHo recordó en JiSung, y en cómo él seguía en Gimhae sin tener noticia de lo sucedido.

«¿Qué habría sido de JiSung si yo me hubiese muerto?»

—Que agradable situación me pones en la cabeza —farfulló MinHo, intentando componerse emocionalmente—. Ustedes habrían perdido al mejor vocalista de la historia- obvio. Lily y YiSu llorarían como Magdalenas en mi funeral por el incesante amor que me tienen. Habrían perdido también el alivio cómico y mis padres un próspero ingreso económico.

—Te haces mucho el fuerte —comentó.

—Y eso que he estado sensible las últimas semanas —MinHo le lanzó un beso al chico—. Te quiero, Felix, pero no seas un grano en el trasero.

Felix rio ante la peculiar cualidad que MinHo tenía para expresar sus emociones, pero asintió satisfecho. —¿Ahora nos harás declaraciones de amor?

—Por supuesto, ¿Cómo dice BTS? —murmuró—. YOLO, YOLO, YO – Tangjinjaem, tangjinjaem, tangjinjaem.

—MinHo- cállate.

—¡Uf!, ¿Así tratas a tus mayores?

Hana llegó en busca de los gatos, y Soonie maulló en lástima por la lejanía de sus hijos.

La primera vez que MinHo tocó el agua del baño fue el jueves, cuando no soportaba seguir sucio. Le daba vergüenza que la abuela Goo lo ayudara con la hora del baño, por lo que se esforzaba para desnudarse solo- no obstante, casi se desmayó al verse desnudo: su cuerpo estaba lleno de bruces, cortes sin atender y demasiado sucio para su gusto.

Lo que sí podía hacer su abuela era las curaciones de su cabeza, limpiando con suavidad los puntos con una gaza humedecida, comentando cómo una vez tuvo que curar al abuelo MoonRyu de una esporádica apuñalada.

Durante las horas de clases, cuando no era visitado por sus amigos, pasaba sus mañanas escuchando música y leyendo La Lingüística y la Moral, sintiéndose hastiado de no entender nada de lo que el libro tocaba. ¿Cómo podía ser el favorito de JiSung si era tan redundante y abstracto?, nunca iba al grano y siempre dejaban las ideas a medio hacer como si fuese responsabilidad del lector completar con suposiciones un libro que según ayuda a la comprensión de la vida del ser humano en sociedad.

Pura mierda. MinHo recordaba haber guardado otro libro en la caja cuando fue en busca de las cosas de JiSung- tal vez ahí había otra cosa más entretenida.

También, en lo que pasaban los días, MinHo sintió vergüenza en contactarse con SeungMin. ¿Cómo él pudo salvarle la vida, después de todo lo que MinHo le había dicho?

Él no quería perturbarse por lo que Felix le había dicho. Lo había nombrado por la reacción del momento- el dramatismo de haber estado en un accidente que pudo haber acabado peor. Empero, la idea seguía dando vueltas en la mente como si fuera una tuerca: ¿Ahora le debía su vida a SeungMin?, ¿Debía de comentar algo al respecto?

Y, siguiendo con la misma forma que tenía para lidiar su relación con JiSung, escapó y lo evitó por completo.

El siguiente lunes llegó, y MinHo se atrevió a asistir a clases. Negaría el hecho de que no se sintió intimidado con la mirada de los estudiantes al verlo llegar con un semblante tan horrible- pero ahí estaba, todos los ojos del pasillo del llanto mirándolo como si hubiese sobrevivido a la misma muerte.

—Fue solo una caída del puente, ¿Qué tanto miran? —cuestionó MinHo al aire.

—Que fue una caída del puente —respondió ChangBin a su lado.

Su misión de la mañana fue pasearse dentro de la oficina de HanSoo, donde la sorprendió bebiendo café con un poco de diversión en su interior.

—Oh, ahí estás —sonrió ella con afecto, dejando al chico entrar a la oficina—. ¿Cómo te encuentras?

—Para la mierda —se mostró MinHo, aunque no evitó en corresponder la sonrisa—. ¿Me despidió?

—Necesito que me entregues una licencia médica —dijo ella—. Son once días de descanso. Lo siento.

—Puedo ir este fin de semana —aseguró, aunque aludí a su brazo malo—. Pero tendré que estar en caja.

—Puedo asegurarte eso.

Sonriendo, MinHo dejó la oficina para volver a juntarse con ChangBin.

—¡Ahí está el rey!

Casi saltando, MinHo miró a YiSu encaminarse hacia él con los brazos abiertos, abrazándolo con suavidad. —Mi sobreviviente.

—Pudiste haberme visitado a la casa, perra —comentó MinHo con falsa sensibilidad.

—Entre SeungMin, seguir con los vestidos y ahora hacer trajes de hombres- mi vida no tenía capacidad para otro hombre —contestó sin piedad, pero ensanchando su sonrisa—. ¿Y bien?, ¿Se lo contaste a JiSung?

—Directo al grano, ¿Eh? —MinHo murmuró con sarcasmo, pero ella asintió con inocencia—. No le voy a contar esto- conociéndolo, probablemente le dé un ataque y quiere volver.

—¿Y eso es malo? —ChangBin cuestionó a su lado—. ¿No es así como funcionan las relaciones?

—No voy a preocupar a JiSung con tonterías —renegó con relajo—. Además- sigo vivo.

—Pudiste haber muerto —mencionó YiSu.

—Bien- desde hace una semana al menos alguien al día me recuerda eso —expresó—. ¿Pueden dejar de decirme que la muerte me jodió antes que mi exnovio, por favor?

—¿Ahora es tu ex? —le cuestionó ChangBin.

MinHo quería pegar un grito en el cielo.

—Vale, no tocaremos el tema —terminó por comentar ChangBin, resignado—. ¿Te encuentras bien de tu brazo?

—Perfecto —MinHo, bajando un poco la pañoleta de su muñeca, mostró su mano derecha a sus amigos—. Ni siquiera puedo cerrarla y, estos últimos días ha temblado como idiota. Tengo párkinson, supongo.

—Lo tomas muy a la ligera —murmuró YiSu, viendo sus propias manos—. Cuando JeongIn me mordió, me dijeron que estuviera en reposo por una semana- fue la peor semana. Yo solamente quería coser. No sé cómo lo has soportado tú con tu guitarra.

—Ese es mi secreto, reina, no lo soporto.

En algún momento del día, MinHo fue acorralado por aquellos niños de la escuela media exigiéndole que continuara con las tutorías, lo que significaba que esa misma tarde MinHo se presentó en la biblioteca para sorprenderse a sí mismo y notar que, por alguna razón, el gran grupo que había estado cuidando se encontraba con la misma cantidad de pares de ojos mirándolo y juzgándolo.

—¿Tienen tarea por hacer? —preguntó MinHo, y todos asintieron. MinHo, acomodando sus pies arriba de la mesa y sacando una pequeña paleta de su bolsillo, asintió lentamente—. Si tienen duda, vengan hacia acá a preguntar en orden, ¿Okey?

A MinHo le seguía sorprendiendo ver a esos chicos actuar así con su estudio. Él pensaba en sí mismo en los años anteriores, en los cuales faltaba siempre que quería porque su interés de ir después de los exámenes era ridículo.

Sin embargo, había un grupo de chicos que parecía interesado, y como su primera tutora se suicidó y el segundo se largó del pueblo, terminó siendo él el encargado de hacer algo.

Diez minutos después de preguntas y explicaciones genéricas, Lily apareció.

—Llegas diez minutos tarde —acusó MinHo, apuntándola indiscriminadamente—. Si no me das una excusa buena referente a la banda, más te vale que te prepares para un castigo.

—Oh, ya estoy cansada de ser castigada —comentó cansada, dejando su mochila en el suelo para sentarse junto a MinHo—. ¿Qué hacemos?

—Tareas atrasadas.

—Yo no tengo ninguna tarea atrasada.

—Es bueno, entonces podrías...

Pero el rostro de Lily tomó una tonalidad blanca verdosa, para rápidamente levantarse y salir de ahí.

«Oh- bueno...»

—Sigan con lo suyo —indicó MinHo al grupo, quienes no habían despegado su mirada de sus tareas—. Cualquier cosa..., uh...

Dejó la palabra en el aire, y caminando lo más rápido que podía permitirse por su lesión, terminó por alcanzarla en el baño de mujeres más próximo a la biblioteca, donde al haber pasado la jornada escolar se encontraba vacía.

Lily, tamborileándose hasta llegar a un inodoro, se quitó rápidamente su peluca para urgirse y emitir una pequeña arcada antes de vomitar.

«Asco... —pensó, colocándole los pelos de punta el sonido de las arcadas—. Como sea- ¿Qué hago?»

Las piernas de Lily temblaron ligeramente antes de caer de rodillas en el suelo. MinHo no consideró que sería muy higiénico que la chica sostuviera su peluca mientras vomitaba, por lo que estiró su mano buena para alcanzar la peluca, dejarla sobre el cabestrillo improvisado y, suavemente, palmeó la espalda de la chica.

Ella no vomitó más que la primera instancia, pero hacía arcadas ahogadas. MinHo miró alrededor del baño en busca de algo para ayudarla, pero solamente pudo sacar un poco de papel higiénico para que se limpiara.

—Esto... —una vez que ella se recompuso en el suelo, MinHo habló—. ¿Esto es normal?

—Algo así —admitió ella con voz ronca, dando grandes bocanadas de aire—. Espero que sí...

Lily no era de sacarse su peluca cuando estaban en grupo, y cuando andaba sin ella solamente usaba un gorro de pescador, por lo que MinHo comparó el tiempo que la conocía con el cabello de ella que ya le había crecido: una fina capa de cabello de color castaño que decoraba toda su calva, con pequeños torbellinos de rulos.

MinHo intentó ayudarla a levantarse, pero ella lucía con no querer parecer una molestia por lo que se apoyó en las paredes del cubículo para pararse y, recomponiéndose ante cada paso, llegar al lavabo para enjuagar su boca.

Jaló la cadena y se acercó a ella.

—No te vas a morir, ¿Cierto? —preguntó MinHo—. Digo- sería muy triste si lo hicieras.

—No lo sé, todo el mundo vomita —dijo ella—. Una vez- hace un par de meses, vi a una chica vomitar en el baño solo porque había comido algo que le había gustado- ¿Por qué pasa eso?

—Eso es tema para otro día —esquivó rápidamente—. Pero tú..., bueno, tú tienes tu...

—Eso está bien —insistió ella—. A mi me dijeron que me iba a morir en algún punto- no siento que sea pronto.

—¿Cómo sabes eso?

Ella se encogió de hombros. —No lo sabes- la verdad. Es un sentimiento raro. Ya estuve al borde de la muerte, y sabía como se sentía, pero ahora no me siento así.

—Por dios, no digas eso —apresuró en decir MinHo—. Lo dices y me da pena.

Lily alzó una sonrisa antes de seguir enjuagándose su boca. MinHo, por su parte, empezó a pasearse por el baño de chicas.

Él nunca había estado ahí- sabía que HyunJin sí porque era la forma que el equipo de baloncesto tenía para burlarse de él, pero en los doce años que llevaba estudiando en una escuela, MinHo siempre encontró interesante cómo es que estos estaban igual de sucios que los de los chicos.

Se paseó por los cubículos- sabía que ahí escribían listas de chicos y chicas con opiniones genéricas sobre ciertos temas, por lo que MinHo buscó entre los cubículos y detrás de las puertas algo que fuera entretenido de leer.

—¿Quién anda ahí?

La voz de una maestra resonó en el baño, y MinHo rápidamente se encerró en el último cubículo del baño.

—Ah- soy yo... —contestó Lily.

Aunque MinHo no pudiese verlo, por la puerta del baño se asomó la profesora de ciencias naturales, chequeando todo el interior. —¿Estás sola?, tengo que cerrar.

—Uh- sí... —asintió ella.

Pero antes de que Lily pudiese hacer un movimiento, cinco chicas entraron al baño.

El grupo de Yuna.

Profe~ —la extensa voz de RyuJin sonó—. No cierre la puerta, quiero usar el baño.

—No puedo dejar más tiempo los baños abiertos —indicó la maestra.

—Yo me encargo de esto —le avisó Yuna, sonriendo con la contagiosa confianza que emanaba—. No se preocupe. La buscaré cuando salgamos.

La maestra, entregando su confianza en Yuna, terminó por acceder y salir del baño. Chaeryeong lanzó un ligero chillido antes de ir hacia la puerta y cerrarla.

—Bien- ¿Con quién tenías que encontrarte aquí? —preguntó Yeji a RyuJin, quien se sentaba en el rincón de un lavabo mientras que Yeji se revisaba su maquillaje.

—Un nene de tercero de escuela media —contó RyuJin—. No sabe enrolar y quiere impresionar a su novia, ¿No te parece lindo~?

—Es una linda forma de poder impresionar a alguien —opinó Chaeryeong—. Una vez un chico del equipo de futbol intentó hacerlo dedicándome un gol- terminó siendo un autogol.

—Ellos no te merecen —comentó Lia—. Me gustaría ser como tu..., solamente existir en mi belleza y que me lluevan los pretendientes.

Chaeryeong, sonrosada, escondió un mechón de cabello.

MinHo, notando que él y Lily quedaron ligeramente atrapados en una situación incómoda, decidió hablar por el chat grupal.

Terminología sináptica de las neuronas simias de Chan (10 integrantes)

Adivinen quién está encerrado en el baño de mujeres y está escuchando una conversación <<

Desgaste humano

>> hyunjin

Príncipe de Persia

>> no

Gran Chris

>> MinHo

>> no me digas que estás encerrado en el baño de mujeres

No-Hablar-Con-Este-Idiota

>> creí que ya no nos molestaban

Lily se puso a vomitar y mientras se recomponía llegó la maestra <<

Y entró el grupo de yuna <<

Príncipe de Persia

>> uy, chisme

>> cuenta

Solecito

>> ¿Por qué Lily se puso a vomitar?

No sé, yo que ustedes reclamo propiedades porque pronto se nos morirá <<

Desgaste humano

>> miNHO

En todo caso <<

Lily, larguémonos de acá <<

Lily <<

@Lily<<

@Lily<<

@Lily<<

@Lily<<

@Lily<<

@Lily<<

@Lily<<

—No quiero sonar arrastrada, pero yo mataría por MinGi —habló Yeji de repente.

—Linda forma de verlo —opinó RyuJin—. Tiene- no sé, ¿Tres neuronas funcionales?

—Oye-

—Sí, es lindo y todo- ¿Es bueno en la cama?

—Ni te imaginas, ¿Quieres unirte?

—¡Esperaba a que me lo pidieras!

—Son ridículas —burló Lia, sacando de su bolso su cigarrillo electrónico para poder usarlo.

Sin embargo, Yuna le palmeó el brazo. Ambas chicas vieron a Lily ubicada aún frente al lavabo, recomponiéndose de su decaimiento.

—Oh, perdón —mencionó Lia a Lily, guardando el cigarro de nuevo—. ¿Te encuentras bien?

—S-sí, no se preocupen —inclinó Lily su cabeza—. Sigan con lo suyo...

MinHo no escuchó algo en un largo tramo, por lo que se pensó que las chicas se habían ido o que simplemente MinHo tenía el pase de poder irse de ahí sin realmente importarle si ellas podían verlo o no, sin embargo, cuando abrió la puerta, observó en la pequeña apertura como entre el grupo de cinco compartían miradas cómplices.

—No... —susurró Yuna, mirando con seriedad a sus amigas—. No lo hagan.

—Oye, Lily —RyuJin, bajándose del lavabo para acercarse a ella—. ¿Te puedo hacer una consulta?

Desorientada, la menor asintió.

—¿Qué tan amiga de JiSung eras? —fue directo al grano.

«Mierda.»

Atrapándola con la guardia baja, Lily meneó su cabeza. —No mucho..., solo éramos del mismo grupo de amigos. Lo acompañaba en las tutorías de clases, pero no hablábamos de cosas personales como mejores amigos, solamente de cosas interesantes como hablan los amigos.

—Pero eres de su grupo, ¿No? —Lily asintió—. Vamos- cuéntame el chisme, ahora de que JiSung no está.

MinHo vio a Lily mirar a las demás chicas antes de volver a mirar a RyuJin. —¿Qué chisme?

—RyuJin —le llamó Yuna.

—¿Con quién engañó JiSung a Yuna?, ¿Lo sabes?

Lily se quedó en silencio, presionando su boca mientras cambiaba su mirada constantemente entre las otras cinco chicas y el cubículo del baño.

Entonces, miró mucho al cubículo del baño. Sospechosamente demasiado.

—No le vas a preguntar a ella sobre eso —Yuna se posó calmadamente entre RyuJin y Lily—. Es manipulación y deshonesto.

—Tú no nos quieres hablar del tema —RyuJin puso sus ojos en blanco—. Y tenemos curiosidad, ¿No?

—No te negaré que si tengo —admitió Lia, antes de apuntar a Yeji—. Esta idiota no cuenta nada.

—Si supiese algo, les diría —se defendió Yeji—. Pero el idiota no me ha dicho nada.

«Quién diría que HyunJin sabe guardar secretos», pensó MinHo.

—Vamos —RyuJin, apartando a Yuna, tomó del hombro a Lily con suavidad—. Solo una palabra. ¿Es de esta escuela?, solo di sí o no.

MinHo vio cómo Lily abría sus ojos con fuerza hacia la mano sobre ella, y sosteniéndola con tanta fuerza en un estado que él no había visto antes.

Yuna volvió a moverse, adelantándose a las intenciones de MinHo.

—Deja de ser idiota. No hagas eso —Yuna apartó a RyuJin de Lily una vez más—. Si yo no quiero contarles con quién JiSung me engañó es porque quiero mantener el secreto, ¿Vale?, ustedes ven como tratan a Kang YiSu solo por un rumor mal planteado- no voy a dejar que la reputación de alguien se vaya al drenaje solo por capricho. Déjense de joder con el tema.

El llamado de atención permitió a RyuJin dejar de desistir, pasando una mano por su cabello.

—Okey... —asintió RyuJin, antes de poder asomarse de la otra chica para ver a Lily—. Lamento incomodarte.

—MinHo...

MinHo, saliendo del baño, inclinó sarcásticamente su cabeza hacia las cinco chicas. —Un gusto verlas, niñas.

—¿Desde hace cuánto llevas encerrado ahí? —Yuna alzó la voz con sorpresa.

—De un rato —contestó MinHo, restándole importancia. Tendió la peluca hacia Lily y, esperando a que ella se la colocara rápidamente, volvió a inclinarse—. Nos vemos.

La situación no fue para nada ordinaria para MinHo, quien al salir del baño y al ver el rostro de alivio y culpabilidad que Lily cargaba, él cayó en cuenta que Yuna, efectivamente, nunca habló.

«¿Por qué no les dijo a sus amigas sobre eso? —pensó MinHo con curiosidad, sin poder creerse que Yuna lo había defendido de nuevo—. ¿Qué estará planeando?»

A la mañana siguiente, en la escuela, MinHo vio a Yuna pasar con elegancia por el pasillo del llanto.

—Le preguntaré.

—¿Qué cosa, específicamente? —consultó JeongIn a su lado, aburrido, observando también sin cuidado a la chica.

—Por qué ha sido tan cómplice conmigo —dijo.

—Creo que lo sabe.

—¿Por qué lo dices?

—Porque uno más uno es dos —contestó el chico con normalidad—. Y porque JiSung tuvo que haberle dicho cuando terminaron- ya sabes, las rupturas son honestas.

—Es una infidelidad homosexual, JeongIn —repuso—. No creo que él le haya tenido la confianza para hacerlo.

JeongIn se encogió de hombros, pareciendo no estar de acuerdo con MinHo.

El mayor, de todas formas, terminó por caminar hacia Yuna cuando la vio detenerse en su propio casillero.

—¿Podemos hablar?

Ella, pareciendo querer ignorarlo lo mejor posible, empezó a remover cosas dentro de su casillero. —Perdón de que tu amiga Lily haya pasado por ese mal rato ayer.

—No quiero hablar de eso.

—Entonces, no me hables.

—Hablo de JiSung.

—Yo tengo sus cosas del casillero en mi casa —las palabras que ella expresaban eran monótonas—. Puedes buscarlas cuando quieras.

—Yo..., yo estuve con JiSung todo este tiempo —terminó por decir sin dilación.

El gran cierre del casillero hizo a MinHo saltar y sentir una espontánea jaqueca. Yuna parecía haber roto con todo tipo de paciencia, porque se giró para ver a MinHo con el rostro más furioso que él alguna vez pudo ver.

—¿Quién te crees que eres para decirme eso ahora, pedazo de cobarde? —masculló ella entre dientes, bajando lo suficiente la voz para no llamar la atención—. ¿Quieres hablar de esto ahora?, ¿Frente a todos?, porque podemos hacerlo.

—Yuna-

—Puedo decir cómo tú, idiota, estuvo acostándose con mi novio por tantos meses que ya ni siquiera resulta gracioso- sino patético —siguió, apuntando con su dedo el pecho de MinHo- específicamente, todo el sector que le dolía—. Puedo esparcir el ridículo rumor y dejarte tan expuesto como tu amigo, porque te lo mereces- mereces ser tratado como basura por todo lo que me hiciste pasar.

—Lo sé-

—No, no lo sabes —cortó de nuevo—. Porque si hubieses sabido, no habrías accedido. No habrías seguido con el ridículo juego que ambos tenían. No me habrías..., no me habrías hecho creer que JiSung me quería a mí cuando todo este tiempo..., todo este tiempo...

Ella no parecía estar al borde del llanto, pero sus emociones la estaban desbordando. MinHo sintió tanta pena por ella que, si no fuese por sus hombros, probablemente la habría abrazado.

Algunos chicos en el pasillo los estaban observando sin piedad, y probablemente alguien había escuchado sobre ellos. Empero, para sorpresa de MinHo, él no podía apartar sus ojos de los de Yuna.

«¿Por qué me siento más sensible con ella?»

El odio que se tenían se esfumó por un momento, o al menos para MinHo.

—Gracias —pudo formular MinHo—, ya sabes, por dejar eso entre nosotros tres...

—Ya soy una perra, MinHo, con lo de tu amiga-

—Sí, y podría delatar cuán patética eres en ese instante, pero como ahora y esa vez en el campamento, tú te delataste sola —repuso, aunque su entonación no era necesariamente venenosa—. Lamento haber jugado de esa manera contigo, y sé que JiSung también lo lamenta.

—Por supuesto-

—Esa noche, cuando se largó, fue hacia ti primero —contó—. Tal vez no te diste cuenta, pero te amó en su momento necesario.

Yuna presionó sus labios y se cruzó de brazos. Observaba de reojo a todo aquel que pasaba por el pasillo de forma compulsiva, notablemente ansiosa.

—Cállate.

—Y tú..., tú no tienes la culpa ni fuiste la razón por la que siguió contigo, Yuna, entiéndelo.

—Cállate.

—Él nunca quiso hacerte daño.

—¿Y a ti te consta?

—Demasiado. Agradeció la forma en la que tú lo trataste los últimos meses —y, con dolor, levantó su mano izquierda para apoyarla en el hombro de la chica—. Y yo también te doy las gracias por tu complicidad. Lamento todo lo que te hice.

De una impiadosa bofetada en su mano, Yuna se zafó. —No me lo agradezcas a mí. Antes de la feria costumbrista, SeungMin me dijo que no abriera la boca con el tema.

Eso fue un fuerte golpe en el estómago para MinHo, quien con boca seca miró por el pasillo antes de volver a verla. —¿Qué?

—Ah, ¿No te lo mencionó? —espetó ella—. SeungMin se me acercó con YiSu y me dijo que por el amor que le tenía a JiSung y por el cual alguna vez te tuve, debí quedarme callada. ¿Y adivina qué?, lo hice.

Pero en la cabeza de MinHo solamente daba vuelta la idea de que SeungMin, en medio de la pelea de ambos, aun así, lo protegió.

—Yuna, gra-

—Para con esa mierda —detuvo—. No me hables, ¿Vale?, esto ya fue suficiente.

. . .

—Entonces- caíste de un puente.

Yep.

—Y un auto también.

—Ajá.

—Y no moriste.

—Me esforzaré para la próxima.

Aunque hacía frío por ser el atardecer, MinHo había aceptado la propuesta de Lia de ir a beber algo caliente al supermercado, sentándose en la cuneta de la vereda para ver a las personas pasar y saludar a aquellos conocidos, observando cómo los locales comerciales iban cerrando de uno a uno como efecto dominó junto con las luces encendiéndose en la calle.

—Genial, ¿Y qué más hiciste para las vacaciones? —preguntó ella.

—Trabajé con HanSoo en la tienda. Obtuve un buen puntaje en el suneung y pasé el resto de los días con los chicos. ¿Las tuyas?

—Fui a ver a MiDam.

—Oh, no... —MinHo lamentó, viendo a ella bajar la cabeza por vergüenza—. No pudiste...

—Dijo que quería hablar conmigo. ¿Quién era yo para negarme?

—Una mujer empoderada- o una mierda feminista —le reclamó—. ¿Se acostaron?

—Un poco.

—¿Cómo un poco?

—Ya sabes... —ella se encogió de hombros—. Un poco.

—No, Lia, no lo sé. Soy virgen.

—Eres como Alicia Silverstone en Clueless.

—¿Cómo?

—Virgen que no puede manejar.

MinHo solamente bufó mientras ella lanzaba una gran carcajada, bebiendo de su bebida caliente. —Como sea- sí, nos acostamos. Fue lindo, pero ya no es lo mismo.

—Idiota- entonces, ¿No volvieron?

—No. Él ya estaba con alguien.

Auch, lo siento.

Ella se encogió de hombros con pena. —Fue lindo mientras duró.

—Al menos ya no lloras.

—No- me asusté cuando me desmayé por llorar mucho, así que dejé de hacerlo.

Esta vez fue MinHo quien rio, agraciándose por la muestra de Lia.

—No entiendo por qué la gente engaña- en especial con su ex —murmuró ella, mirando el cielo—. Es como si no contara como infidelidad.

—¿Él continúa con su novia?

Yep, lo cual es triste. La chica realmente era agradable.

—Hasta cuando se entere que te acostaste con él.

—Sé defenderme.

—Creo que ese tipo de engaños sirve para cerrar una fase, no lo sé —se explicó MinHo—. A veces está esa necesidad.

—No creí que tuvieras corazón para estas cosas.

—Tengo lo suficiente.

—¿Eres amigo cercano de JiSung?

MinHo, sorprendido por la repentina pregunta, se encogió de su hombro bueno. —Algo así.

Ella sonrió ladinamente. —Prometo no decírselo a Yuna, pero- ¿Con quien la engañó JiSung?

Él casi escupió un poco de su bebida en el suelo. —¿Por qué sabes que yo sé?

—Los hombres son iguales. Siempre cuentan sus cosas sucias con los demás para tener aprobación —teorizó—. JiSung tuvo que hacer lo mismo- porque una infidelidad no se queda en silencio. Dime, ¿Fue con ChaeWon?

—ChaeWon era su amiga —le recriminó—. No hables así de ella.

—Está muerta. Si se ofende, me jalará de los pies.

—Lia...

—Vale- vale..., pero, dime, ¿Sabes o no?

A su pésame, MinHo negó.

—¿Cuál es el afán de saberlo? —MinHo preguntó al aire—. Incluso RyuJin acosó a una chica con cáncer y autista para que le dijera...

—Solo queríamos saber.

—Tienen la moralidad en la vagina.

«Es verdad —recordó—. Yuna nunca supo que JiSung estuvo conmigo...»

La culpa comenzó a carcomerlo. ¿Cómo había pasado de todo y ella no se había enterado?, MinHo presumió que JiSung lo había hecho porque había terminado con ella, pero, ¿Debía decírselo?, ya había pasado demasiado tiempo desde lo sucedido, MinHo ya no creía que valía la pena.

Se mantuvo charlando un poco más con Lia hasta que el frío fue insoportable. Ella le habló sobre sus tragedias amorosas mientras que MinHo simplemente comentaba con su dosis de sarcasmo, sintiéndose agradable por la compañía de ella.

Fue a dejarla a su casa, despidiéndose con cordialidad y MinHo se retiró para poder irse a la casa de sus abuelos, sintiendo un fuerte malestar en todo su brazo derecho a causa de las dolencias musculares y de huesos por la caída y el frío. Tal vez él debería realmente considerar el usar un cabestrillo de verdad.

En un momento, el dolor fue insoportable. Se detuvo para ver si su mano se encontraba bien, y más allá de ver sus clásicas uñas azules a causa del frío, se dio cuenta que, como las veces anteriores, no podía cerrarla por completo- era como si una cuerda lo tensionara desde su tríceps hasta su muñeca, haciendo su mano temblar a causa de la fuerza.

¿Sería eso una consecuencia permanente?, MinHo se aterraba al solo pensar eso.

No obstante, si era permanente, significaba que lo irrelevante del accidente sí le había afectado en algo.

En un arrebato de sentimentalismo, se encaminó rápidamente hacia la casa de SeungMin, donde su madre le abrió la puerta y le indicó que el chico se encontraba -como siempre- en su dormitorio.

—Hombre —saludó MinHo, abriendo la puerta. No era de sorprenderse que SeungMin estuviera sentado en su cama, con el pie en alto (con un dibujo de un fénnec por parte de JeongIn en el yeso), y leyendo algo.

—¿Por qué nunca tocas antes de entrar? —cuestionó SeungMin, sin apartar la mirada del libro—. ¿A qué vienes?

—Vengo por... —su lengua se trabó un momento, sintiendo la repentina timidez apoderarse de él. SeungMin no se veía tan dramáticamente emocional como MinHo estaba, por lo que apuntó hacia un rincón del dormitorio—. Vengo por la caja.

SeungMin lo miró. —¿Eh?

Usando solamente un brazo, MinHo levantó la caja de las cosas de JiSung y la dejó en la cama, para continuamente abrir la tapa. —Ah- no la has revisado.

—¿Por qué lo haría, idiota?

—No sé- curiosidad.

Metió su mano indiscriminadamente en la caja y buscó lo que necesitaba: otro libro. MinHo ni siquiera se designó en leer la tapa, solamente lo colocó debajo de su brazo bueno.

—Entonces..., ¿Solo eso necesitabas? —SeungMin cuestionó, antes de apuntarlo—. Cierra la caja y déjala donde estaba.

—También te quería pedir disculpas por decir que intentaste matarme —interrumpió.

SeungMin bufó. —No es como si no hubieses dichos calumnias sobre mí antes...

—Tienes razón, y te pido disculpas por ello.

El otro le miró sin entender. —¿Por burlas desde hace siete años?

—Por haberte dicho que tu mamá no te amaba, y que te aferrabas a tu relación con YiSu porque ella ha sido la única que te ha dado una muestra de amor. Eso es mentira.

—Já- MinHo, ¿De qué mierda...?

—Yo también lo hago.

SeungMin calló de repente. La postura nerviosa de MinHo lo estaba alterando también- especialmente cuando lo vio morder su labio reiteradas veces.

—Te dije cosas feas, demasiado malas que nunca tuve que haberte dicho —empezó—. Sabía qué tan sensible es para ti tu hermano, y no lo respeté. También sé cómo es la situación en tu casa, y tampoco lo respeté. Y a pesar de que te dije eso, después te traté mal, hablé plastas de ti con el resto del grupo y corrí el rumor de tu tercer testículo-

—¿Que tú qué?

—A pesar de todo eso, me salvaste la vida, SeungMin.

—Por supuesto —SeungMin intentó incorporarse más en su cama, pareciendo afectado por lo que MinHo dijo—. No es lo mismo..., no es lo mismo pelear y otra cosa es dejar que a los dos nos arrollara un auto, eso-

—Fue un acto humano- sí, obvio, pero hay más- le dijiste a Yuna que no hablara mientras estábamos los dos peleados y, ahí en el puente tú pudiste haber muerto y yo no te habría podido decir que en serio lamento decir que YiSu es la única que te ha dado una muestra de amor porque yo también lo hago, SeungMin. Te amo, tú eres mi persona.

—No- alto —interrumpió, finalmente sentándose al costado de la cama con intenciones de levantarse—. ¿Te encontraron un coágulo en tu cerebro?, ¿Por qué me dices esto?

—Porque lo hago, yo te amo-

—No seas idiota. ¿Después de todo lo que te dije? —enseguida MinHo notó la sensibilidad en la voz de SeungMin, como si hubiese sido un sentimiento que estuvo reprimiendo todo ese tiempo—. Estaba enojado porque no me dijiste lo tuyo con JiSung- porque creí que no me tenías confianza, pero realmente lamento haberte dicho todo eso- lamento no haber estado ahí para ti.

—Oye-

—No- déjame hablar. De la nada veo que estás pasando tiempo con él y- no sé, me sentí tan celoso porque siempre fuimos..., siempre fuimos los dos- aún en el grupo, seguíamos siendo los dos. Y cuando me enteré de que estabas con él, no sabes cuán aterrado estuve porque creí..., creí que te pasaría algo- algo como lo de YongBokkie. Pasaste por todo ese proceso solo y yo no pude protegerte...

—Pero me dijiste-

—Lo sé, y lo lamento —con esfuerzo, SeungMin se levantó de la cama—. Y después de que JiSung se fuera..., quería estar para ti, pero me apartaste y- sabía, sabía que ya no ibas a confiar en mí.

MinHo quería vomitar por lo dramático de la situación. SeungMin estaba ahí, repentinamente al borde del llanto; y MinHo, al otro lado del dormitorio, con un libro que probablemente no leerá y también a punto de llorar.

—Realmente te desprecio —terminó por soltar MinHo, sintiéndose desbordado de sí mismo—. ¿Por qué tenías que tornar todo como una puta telenovela?

—Tú fuiste el que vino a decirme que me amaba —contestó SeungMin, entrando en sintonía con MinHo—. Hazte cargo.

—Eres detestable. Me largo.

—Vale- procura no morir en el camino.

—No me digas qué hacer.

La sensibilidad estaba a flor de piel, pero eso no significaba que MinHo se largaría a llorar frente a SeungMin en esa instancia.

Abandonando la casa de su amigo, se encaminó rápidamente hacia la suya, pasando de la consulta de su padre hacia la sala y la cocina, para finalmente llegar al jardín y ver a su madre observando con añoranza la parra que él y MyungDae habían hecho.

—No pensé que vendrías —comentó SooYoung con sorpresa—. ¿Sucede algo?

Tomando aire, MinHo lanzó un sollozo.

—SeungMin me salvó la vida, y- y me enteré de que me estuvo cuidado todo el tiempo que estuvimos peleados... —empezó, sintiendo sus lágrimas llorar mientras se mordía el labio para evitar verse más patético de lo que se sentía—. Y- y además no sé qué quiero hacer con mi futuro porque no me tengo estima- y creo que- creo que en verdad no sé si seré lo suficientemente bueno para algo y..., y extraño mucho a JiSung...

Fue MinHo quien dio el primer paso hacia su madre, alzando como un niño su brazo bueno para poder rodearla por los hombros y abrazarla, siendo atrapado al instante por ella para que, sin cuidado, lo pudiese presionar fuerte contra su cuerpo.

En la memoria visual de MinHo, en aquella ala donde guardaba las descripciones de lo que veía, esa parecía ser la primera vez que abrazaba a su madre. Sin embargo, en sus sentimientos, se calcaba perfectamente a todas las situaciones de infancia en los que estuvo con ella.

Después de eso, los días se transformaron en semanas y MinHo aprendió a sanar tanto física como emocionalmente, pudiendo tener un poco de orden en su vida y entender lo que estaba sucediendo a su alrededor en una forma más insensible de lo que fue los últimos meses.

Sin embargo, él se enfrentó a su otro peor villano.

La abstinencia.

Las tardes de ensayo de la banda de vuelta al garaje de su casa hacía que su cuerpo tuviera la incesante reacción de querer agarrar a Cessi y moldearla de cualquier forma solo porque su cuerpo lo pedía. Su cabeza se activaba de tal manera, acostumbra a tener ciertas canciones con las cuales mezclaba su concentración en tocar el instrumento, que se sentía vacío y desconcentrado.

—¿En serio estamos obligados a tocar esa canción de BTS? —lamentó HyunJin.

You- you are- my universe- aaaand I- just want- to put you first —cantó Felix mientras se movía de un lado a otro, content—. Sí, sí, sí.

—A Felix le gusta —apuntó Lily, mientras seguía trabajando en su libreta—. Y es lo que los hizo popular. Van en las treinta mil doscientos treinta y una visitas hasta el momento.

—¿Y cuántos comentarios negativos? —cuestionó ChangBin con sarcasmo.

—¡El quince por ciento!, ¡Y solo es por comparación! —sonrió ella abiertamente—. ¿Por qué no te tienes esperanza?, ¡Hay que gozar de estos pequeños momentos de la vida!, ¡¿O no, MinHo?!

—¿Por qué me metes a mí? —cuestionó él, sintiéndose molesto al no poder tocar.

—Ahora vives la vida al límite, ¿No?

—Al límite de la desgracia ajena —comentó HyunJin, y ChangBin con Felix rieron.

MinHo quiso levantar el dedo del medio con su mano derecha, pero sus dedos ni siquiera quisieron bajar. —Agh- mierda.

—Si sigues forzando a tus dedos a trabajar a tu ritmo, no te recuperarás —le dijo Chan, quien se encontraba en su clásico escritorio mientras hacía los arreglos de una canción que ChangBin pidió tocar—. ¿O acaso quieres eso?

—No, daddy.

—Aléjate de mi vida.

Con frustración, MinHo tomó la guitarra acústica de ChangBin y comenzó a hacer notas con su mano izquierda, intentando agarrar la práctica mientras forzaba su mano derecha a que, con el pulgar, rasgueara las cuerdas.

—Hasta que no cierres tu mano, no puedes tocar —le quitó la guitarra ChangBin—. Así que dedícate a cantar, Freddie Mercury.

—Oh- hijo de perra, escúchame-

Felix tuvo que intervenir para que MinHo no golpease a ChangBin.

Las cortas semanas que MinHo creyó que serían de recuperación se fueron extendiendo, y sintió molestia al notar que la fractura de SeungMin se había recuperado antes que la clavícula de MinHo.

—Túnel carpiano —había opinado un día SeungMin entre sus estudios, viendo la muñeca de MinHo—. Te conecta desde acá hasta acá- supongo que todo te duele.

—Como el infierno.

—Yo me rasgué los tendones —apuntó SeungMin su brazo izquierdo, en su bíceps—. Dijeron que hay que entrar a picar, pero no hay dinero, solamente trabajo con el kine.

—Auch.

—Yep. Deberías ir al Centro de Salud para que te vean la muñeca.

Nah, probablemente también haya que entrar a picar.

—Tu carrera de músico acaba de morir, Lee Know.

MinHo rio entre dientes antes de negar. —¿Qué es el arte sin un poco de sufrimiento?

—Si sigues forzando tu mano, probablemente no vuelvas a tocar y eso desarrollará patologías en tu cabeza que te volverán loco y te suicidarás.

MinHo sostuvo la mirada en SeungMin por un momento.

—Me estoy viendo Grey's Anatomy con mi madre, ignórame.

—No tienes que pedírmelo.

—Hijo de perra.

MinHo nunca midió cuán rápido pasó el tiempo hasta que, una tarde, fue a casa de Chan y JeongIn y notó la mitad de la casa vacía.

La mudanza.

Por un lado, JeongIn le había comentado cuan ansioso estaba por irse: comentaba las maravillas de viajar en avión por primera vez e ir a un lugar nuevo, ya que siempre estuvo encerrado en el pueblo. Por otro lado, Chan no parecía estar muy a gusto de querer abandonar toda la vida que había construido para regresar a Australia- un lugar que era mencionado en parte de su nacionalidad pero que se sentía para nada identificado.

MinHo, dentro de lo que Chan pudo decirle sobre sus sentimientos, le preguntó descaradamente por qué se iba con ellos si es que no se sentía seguro.

—Porque es mi mamá, mi abuela y mi hermano quienes se largarán al otro lado del hemisferio —había respondido, tanto lacónico como en estado de letanía—. No puedo quedarme acá solo.

Y al igual que todo los demás, las fechas límites estaban acercándose.

—Existe esta película yankee: Tick, Tick... BOOM!, que habla sobre un idiota que se murió —contó YiSu de mal humor, en su taller—. Película de mierda ansiosa- todo va contra el tiempo, ¿Por qué me siento contra el tiempo?

—Porque hiciste más de cien vestuarios en casi ocho meses —contestó SeungMin.

—Y pude haber hecho más si los hombres de mierda no fueran tan jodidamente irresponsables —comentó YiSu, hastiada, terminando de coser a mano una chaqueta de traje—. ¡Mierda, me pinché de nuevo!

—Creo que necesitas tomarte un calmante o algo así... —opinó MinHo, quitándole la prenda a la chica.

En otro lado del taller, SeungMin se encontraba usando la máquina de coser en son de ayudar a YiSu; ChangBin había hecho lo mismo, pero prefirió perder su tiempo junto a Rena en el rincón de los retazos de tela, haciendo que a YiSu le salieran canas nuevas.

—Odio a los hombres. Piden hacer todo a última hora —masculló ella con rabia—. ¡Y estoy muerta de hambre!

—Te traeré una naranja de mi casillero —intentó calmarla MinHo—. Y creo tener un postre de Felix. Si corres suerte y no está mohoso, te lo traeré.

—Apúrate antes de que le arranque a alguien la cabeza —alentó SeungMin desde la máquina.

MinHo hizo caso.

Era hora de clases, pero al ser los últimos días previos al inicio de los Exámenes Nacionales, la mayoría de las clases se dedicaban en los repasos y prácticas de lo aprendido, como también el Centro de Estudiantes se encontraba trabajando con el pobre anuario escolar.

La nostalgia de ver a sus compañeros de la generación jugar en el patio, estudiar en algunos puntos o simplemente perdiendo el tiempo hizo a MinHo sentirse un poco más melancólico respecto a la graduación- aunque no les agradara ninguno de ellos y tampoco tuvo la intención de aprenderse sus nombres. La custodia de sus últimos doce años estaba yéndose directamente a la basura.

Al ingresar al pasillo del llanto, saludó cordialmente a la profesora Ji que se encontraba conversando con una mujer; fue hacia su casillero rayado aún con "aquí estudia un Maricón," y cantó con suerte al ver que el postre de Felix seguía fresco, por lo que cerró con su hombro bueno la puerta y se dispuso a regresar el taller, pero la profesora Ji había regresado a su salón y la mujer con la cual ella había hablado se acercó a él.

—Hola, lamento molestarte así —saludó ella con una encantadora sonrisa, acto que MinHo imitó inclinándose—. Te vi en ese video intérprete de BTS, ¿My Universe?

Oh- woah, alguien me reconoció.

S-sí —MinHo nunca había sido reconocido antes—. ¿El video de navidad?

—Sí, fue una presentación muy linda —coincidió—. Aunque la vi por casualidad, en realidad. JiSung nunca paró de verlo.

El postre de Felix casi cayó al suelo de la impresión.

—¿Disculpe?

—JiSung, tu amigo —dijo, pareciendo no muy segura de lo dicho—. ¿O me equivoqué de chico?

—No- sí, sí, mi amigo, mi amigo JiSung —MinHo, sin entender, asintió—. Él..., ¿Usted lo conoce?

—¿No te habló de mí? —con falsa decepción, la mujer movió su pelo sobre su hombro—. No me sorprende. Es muy reservado, ¿No te parece?, como sea, ¿Ha sido contigo quien he hablado o me parece que no...?

«¡Una de las tías de JiSung!»

—No- ha sido con mi amigo MinHo- quiero decir, HyunJin —tartamudeó, inclinándose reiteradas veces—. Un placer, soy Lee MinHo...

—No pensé encontrarme con uno de sus amigos en esta carrera, aunque supongo que le agradará escuchar un poco de alguien —correspondió ella— Soy Park HeaJung, aunque puedes llamarme como quieras.

Sin saber qué decir, MinHo relamió sus labios, nervioso. —Eh- ¿Y cómo está JiSung?, ¿Se cambió de escuela o...?

—Nos brindaron la solución de poder enviarles actividades y material de estudios por correo electrónico- ya sabes, la maravillas que puedes hacer con internet en un pueblo iletrado —burló ella—. La señorita Ji fue amable con ofrecer su material- en especial después de que una de sus chicas se suicidara.

—O-oh...

—Solo tienes que presionar donde se debe para conseguir las cosas que quieres —dijo con una sonrisa—. Una demanda, por ejemplo.

—¿Demandar a la señorita Ji?

—No- a la escuela, solamente, y flagelando la historia de alguien sirve para que la gente sienta pena de uno —pero, de repente, ella puso una mano en su boca—. Uy, no le digas a JiSung que dije eso.

—No tengo cómo hacerlo tampoco...

—Él es cuan terco como una mula, ¿No?, le ofrecí un celular, pero lo ha rechazado por tanto tiempo —comentó—. Ahora le llevo uno- y está obligado a aceptar. No puede venir para acá sin que se contacte con nosotras.

Era demasiada información que MinHo estaba recibiendo en ese instante, lo que le hizo sentir repentinamente adrenalínico. —¿Vendrá?, ¿Él vendrá al pueblo?

—A rendir los Exámenes Nacionales, por supuesto —dijo con obviedad—. Bueno- debo irme. Tengo un largo viaje hacia mi casa y no debo llegar tarde.

Con cordialidad, HeaJung se despidió de MinHo. Él, por su parte, se quedó plantado un momento antes de poder procesar lo que pasó.

«Regresará al pueblo.»

—Uh- ¡Señorita Park! —llamó rápidamente, corriendo detrás de ella.

HeaJung, deteniéndose abruptamente, lo miró. —¿Qué sucede, hijo?

—El número- ¿Puedo tener el número de JiSung?

Con una sonrisa de oreja a oreja, ella asintió. —Aunque podrás contactarte con él cuando el chip esté habilitado.

Canciones:

One day; U2 Go Go; BTS

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