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26. La eterna búsqueda de la lista musical

La eterna búsqueda de la lista musical

Canción:

I still haven't found what I'm looking for; U2

Fueron dos pruebas de PCR que el grupo tuvo que hacerse, por lo que no salieron de sus casas hasta el martes.

El chiste de la mensajería gracias a la antena telefónica que habían colocado no funcionaba si es que no tenías dinero en el celular, por lo que MinHo no era más que receptor de muchos mensajes de textos que él no podía contestar, y como no podía usar el teléfono de casa por estar encerrado en su dormitorio, tuvo que usar la magia de la telepatía para poder transmitir sus órdenes a Chan.

No es como si él estuviera estresado- no, por supuesto que no, solamente que entre la preparación del debate de la actividad de la ONU y ensayar para la fiesta de graduación, MinHo se sentía que con la banda no había entregado todo de si y que solamente había hecho un trabajo mediocre; y ahora, a once días de la presentación, sentía que no había hecho nada.

Sumando a su ansiedad de mediocridad, la idea de haber pasado cerca de cuatro días encerrado en su propia habitación, solo con sus pensamientos, le había hecho oscilar emocionalmente en JiSung, desde renegar sus sentimientos por él hasta sentir que cada poro de su existencia exclamaba que le gustaba. Deliraba en sus recuerdos los momentos que había vivido con él en Seúl, y en cómo le gustaría volver a escapar con él hacia alguna parte sin ser vistos para poder abrazar sus colores fríos de existencia.

Pero no- no podían ser las cosas fáciles para MinHo, porque él quiso besarlo y JiSung lo rechazó, y los colores fríos compatibles del rubio no fueron más que un indicio de su correspondencia emocional que un signo complementario de sus sentimientos.

JiSung lo volvía loco.

El martes en la mañana, cerca de las ocho, le llegó un mensaje de Chan avisando que estarían en la vieja sala de música ensayando antes de entrar a clases, MinHo tuvo que largarse rápidamente de su casa con Cessi en su espalda para ir a la escuela.

—No pudo avisar antes... —murmuró entre dientes él, corriendo con el peso de su mochila vacía y del estuche de su guitarra—. Malditos.

Cuando llegó a la calle principal de la entrada de la escuela, notó una gran cantidad de estudiantes que estaban pasando por ahí; no le habría importado mucho si no fuera porque su pasillo estaba igual de lleno, imposibilitando su paso de velocidad hacia el aula.

—¡Permisooooo! —gritó, empujando a un par de chicas con su estuche.

La primera campana que indicaba que quedaban quince minutos para el inicio de la jornada escolar, sonó, causando que MinHo quedara más en los nervios.

Al pasar frente a su salón, notó la presencia de Yuna fuera de este, conversando intensamente con Lia y RyuJin, quienes parecían un poco intimidadas por la postura que la chica estaba tomando. MinHo intentó pasar desapercibido junto a ellas, pero Yuna lo interceptó de inmediato y lo agarró de la muñeca.

—¡Ouch!

—Ah, lo siento —se disculpó ella enseguida, con un rostro de culpa—. Yo- necesito hablar contigo.

«Oh dios, pensó de nuevo. No ahora. ¿JiSung le habrá contado? ¿Me preguntará sobre el casi beso? ¿Tal vez se dio cuenta de mi horrible gusto por JiSung y ahora lo expondrá frente a la escuela?»

—¿Qué sucede? —MinHo preguntó, con un tono de voz un poco más elevado que lo normal.

—Eh- tengo que hablarte sobre tu presentación del próximo sábado —dijo ella rápidamente. MinHo pudo notar que la chica se veía notoriamente agotada, especialmente porque su cabello estaba enmarañado y sus hombros muy caídos—. YiSu dijo que haría sus atuendos, ¿O me equivoco?

—Sí, creo que sí.

—Vale- necesito también la lista de canciones que tocarán, y tendremos una reunión con el director para que vea el tema del pago —continuó ella—. ¿Podrías, por favor, tenerme una cotización y la lista antes del final de la jornada?

Solo para molestarla la negaría, pero ella se veía tan cansada que hasta la insensibilidad de MinHo se apaciguaba. —Claro, no hay problema.

Y la vio sonreír. Eso iluminaba el rostro de ella, y la mostraba más bonita.

—Gracias.

—Ah, Yuna... —MinHo la interrumpió antes de que ella se girara—. Te ves muy cansada.

—Si, tengo que organizar la graduación y la fiesta de los de tercero —explicó ella—. Han sido unos días muy movidos.

—Si, pero- toma un descanso —aconsejó—. O JiSung se preocupará.

—Hablando de JiSung- —ella volvió a aproximarse hacia él—. ¿Has sabido de él?

MinHo frunció el ceño. —No, ¿Por qué?

—Lo busqué en el salón avanzado y no está- me parece que no vino —contó ella—. ¿Sabes por qué?

—No y- lo siento, Yuna, pero voy atrasado.

—¡Vale!

Finalmente, logró llegar al aula vieja, donde a pesar de que estaba feliz por volver a ver a sus amigos, estaba con una idea en mente.

—Vale- HyunJin, marcarás para dar el inicio de Somehow de Day6. Luego continuaremos enseguida con Her de Block B—ordenó, dejando sus cosas en el suelo para sacar la guitarra eléctrica del estuche, conectándola al instante—. Terminaremos con Pray de FT ISLAND y, si nos alcanza el tiempo, tocaremos como nos salga esa canción de ese grupo de mujeres que tanto querían que tocáramos, ¿Vale? ¡Cinco, seis, siete y-

—Felix no está.

—¡¿Qué?!

MinHo se giró sobre si para ver en dirección donde Felix usualmente se encontraba y- sep, el chico no estaba.

—¡¿Dónde está?! —preguntó, alterado.

—YiSu lo convocó hace tres minutos —contestó HyunJin, que desde la batería jugaba con sus baquetas—. Si hubieras llegado temprano, lo habrías visto.

—Hay un mar de gente en la entrada y en el pasillo —se excusó MinHo, finalmente suspirando para dejar a Cessi en su podio—. No podía pasar, ¿Saben qué demonios pasa? ¿Cambiaron el agua o qué?

—Los de tercero están rindiendo los exámenes nacionales —explicó Chan desde su escritorio, quien leía un libro.

—¿Eso no fue en noviembre?

—No- eso es otra cosa —Chan frunció el ceño—. Este es el-

—El que te verifica la escuela, ¿no? Ah... —terminó por realizar MinHo—. Mierda, ¿Por eso está tan lleno?

—Cerraron el pasillo de los de tercer año para que nadie los molestara —explicó HyunJin, antes de mirar con ansias a los otros tres chicos—. ¿Y bien? ¿Cómo les fue en el debate?

—No podemos contar si Felix no está aquí —dijo ChangBin.

—Vamos~, he querido saber desde que llegaron —JeongIn imploró, recostado en las colchonetas de la esquina. MinHo notó como en su muñeca izquierda tenía una muñequera ortopédica negra—. Chan no ha querido contarme nada.

—No te conté porque no salí de mi habitación —le recordó.

—Egoísta.

—Fue por protocolo.

—Egoísta.

MinHo soltó un suspiro mientras se iba a recostar junto a JeongIn. Este, al notar las intenciones del pelinegro, intentó huir, pero MinHo fue lo suficientemente rápido como para agarrarlo de la cintura con sus piernas y brazos para inmovilizarlo.

—Olvídalo, tonto —le dijo él—. ¿Cómo mierda te lastimaste la muñeca?

—No podemos contarlo si no están todos —repitió él con voz monótona, estirando su mano sana hacia HyunJin para que lo ayudara—. Y SeungMin no está~

—¿Dónde está el bastardo? ¿En el taller de YiSu?

—Él llegó —explicó HyunJin mientras se levantaba de su asiento y se recostaba también en la colchoneta—. Pero cuando vio a YiSu acá en busca de Felix, se retiró al instante.

—Ah, muy bien...

—Supongo que dejará de evitarla cuando se entere de que Min KwangSu ha estado rondando alrededor de ella.

A continuación, ChangBin se les unió, y HyunJin enseguida se lanzó sobre él.

—No saben lo horrible que fue esta semana —expresó HyunJin con dramatismo—. Encerraron dos veces a JeongIn en un casillero, y a mí me dijeron princesa mientras hacía una exposición oral.

—No sé si eso sea ofensivo —opinó ChangBin.

—Me lo dijo la maestra. Nunca me sentí tan humillado.

—Con o sin nosotros, te iban a molestar igual —se resignó MinHo.

—Son unos insensibles —espetó, antes de estirar uno de sus brazos para acariciar la cabeza de JeongIn—. Ay, JeongInnie, repetiré de curso para cuidarte y así no tengas que vivir tu tercer año solo.

MinHo notó como JeongIn y Chan compartían una mirada, aunque nadie dijo nada.

SeungMin finalmente apareció por la puerta, aunque solamente asomó su cabeza antes de cerciorarse de que YiSu no se encontraba ahí.

—¿Y ese menjunje de gusanos? —preguntó SeungMin a Chan, refiriendo a los otros cuatro.

—No lo sé —suspiró Chan—. No me pagan lo suficiente para esto.

—Oigan —MinHo mencionó—, Yuna me dijo que tenía que hacer la lista de canciones de aquí al final del día para poder mostrarlo al director, y también la cotización de la paga.

—Ah... —Chan exclamó, sacando de su mochila su libreta—. Vale, ¿Se decidieron o...?

—Day6 —afirmó SeungMin enseguida, sentándose en el escritorio.

—No.

—U2 —opinó MinHo.

—Tampoco.

—¿Twice? —comentó HyunJin.

—¿Qué se toca para una graduación? —cuestionó ChangBin—. Hemos tocado siempre para bodas- nuestro único repertorio son baladas melosas y lloronas.

—Podríamos hacer una selección aleatoria —dijo JeongIn—. Ya saben- todas las canciones que nos sabemos y sacar las que más nos interesan.

—Quiero tocar a U2 —pataleó.

—Estuviste paseando con Dorian todas las vacaciones de invierno en una tienda de música —Chan apuntó—. ¿No tienes algún otro repertorio?

—No podemos tocar nuevas canciones —le recordó—. No tenemos el tiempo para practicarla.

—Podemos saltarnos las clases —opinó HyunJin, alzando su mano—. Y así podemos-

—No —interrumpió el líder nuevamente—. No nos vamos a saltar las clases por esto.

—Vamos~—pataleó también—. Estamos terminando las clases, a nadie le importa si-

—Si nos saltamos las clases para estar en la banda, JiSung se meterá en problemas —recordó.

La campana que daba inicio la jornada de clases sonó, y tras grandes alegatos, los seis chicos salieron del aula dejando todo cerrado (mejor prevenir que lamentar) y caminaron hasta entrar a su pasillo principal, donde MinHo enseguida se sofocó al ver como un montón de estudiantes de primer año conversaban a alta voz sobre las cabezas de los chicos de segundo.

De repente, él y SeungMin chocaron con alguien.

—Lo sient- oh —MinHo notó enseguida que eran Felix y YiSu.

El grupo se detuvo y se mantuvieron en un mortal silencio de incomodidad, que ni los empujes de los otros estudiantes y los gritos podían salvarlo.

—Voy tarde a una presentación —se excusó Chan enseguida, largándose.

op—Tengo que ir a dejar a JeongIn a su salón —dijo HyunJin mientras lo tomaba del brazo y se iba.

—¡Mi muñeca, imbécil!

—YongBokkie, tanto tiempo... —ChangBin murmuró, yendo hacia Felix para abrazarlo por los hombros.

—Hol...

Pero Felix no lo completó cuando ChangBin ya lo estaba empujando, lejos del camino.

Finalmente, cuando MinHo iba a retroceder un par de pasos, SeungMin y YiSu lo tomaron de las mangas.

—¿Por qué me estás evitando? —YiSu preguntó enseguida a SeungMin.

—No te estoy evitando —se defendió él—. Ayer te llamé.

—Fue la conversación menos excitante que he tenido en mi vida —contestó, antes de usar su mano como celular—. "¿Aló? ¿YiSu? Le dije a tu mamá que estaría a primera hora en tu casa, pero todavía no me entregan los resultados, así que adiós."

—Uh... —MinHo murmuró, mirando a SeungMin—. Eso fue insensible.

—Quería conversar contigo en persona —se excusó—. Además, cuando estábamos en Seúl, tú no querías hablar conmigo.

—Ya estoy aquí en persona —dijo ella—. Hablemos.

—¿Puedo retirarme? —preguntó el pelinegro.

La pareja miró a MinHo, pareciendo indicarle que no interrumpiera la inexistente conversación que estaban teniendo. MinHo podía notar el nerviosismo en la mirada de SeungMin, quien compulsivamente relamía sus labios hasta que, pareciendo sentirse abochornado por la situación, se largó de ahí.

—Eso es de cobardes... —comentó MinHo al aire, antes de enfocar su mirada en YiSu.

La chica, como era de esperarse, se tapó su boca mientras sus ojos se aguaban.

—...Y esto es dramático —continuó.

—No puedo creer que demoré treinta minutos en hacerme un delineado y ahora se me saldrá por esto —comentó la chica con enojo, enfocando su mirada hacia arriba mientras se limpiaba bajo sus ojos—. No vale la pena.

—Vamos- él tiene una razón específica para hacer esto —intentó consolarla MinHo, aunque no sabía qué tanto decir.

Como el pasillo estaba lleno de gente, YiSu se sintió patética ante la idea de llorar frente a tantas personas, por lo que se giró sobre ella y, cojeando, se encaminó hacia el baño de mujeres más próximo.

MinHo no tenía por qué estar ahí, por lo que, resignado, se encaminó hacia su propia aula.

. . .

—Te cambiaremos el salbutamol por la terbutalina, y usarás corticoides también, tres veces al día —informó el médico mientras escribía en su recetario—. Recuerda que la terbutalina es solo para emergencias, y si tienes una cámara donde puedas hacerlo, será mejor.

—Gracias... —contestó JiSung, un tanto lejano—. ¿Y sobre el baloncesto...?

—Al menos no entrenes esta semana, ¿Sí? —el médico indicó, escribiendo también en su recetario—. Lo ideal es que puedas regular tu respiración- estuviste sometido a mucha exposición, ¿No?

—Creo que fue Seúl... —dijo—. Ya sabe, la contaminación.

—Si, pero la contaminación de Seúl no es tan grave como en otros lugares —explicó, rajando la hoja para entregarla también a JiSung—. Dime, ¿Estás con otra actividad aparte del baloncesto? ¿O te has sometido a una situación de mucho estrés?

JiSung se planteó por un momento la pregunta, y se sintió torpe por el pensamiento eterno.

—Eh- sí, un poco —admitió—. Tuve una actividad de debate de dos días la semana pasada.

—Mh..., —el hombre meditó, mirando la tomografía que JiSung se había hecho antes—. Si, eso tiene sentido. ¿Tu psiquiatra te recetó algún tipo de calmante?

—¿Eh?, no, no voy al psiquiatra.

—Creo que sería recomendable para tu salud que vayas al psicólogo, entonces —dijo finalmente. JiSung sintió que chocaba con un muro de cristal—. Hay personas -como tú- que tras someterse a una gran situación de estrés o de ansiedad produce secuelas en su asma- eres susceptible a este tipo de emociones, es por eso de que te recomiendo ir a un psicólogo.

—Uh, vale —terminó asintiendo con torpeza—. Supongo que..., creo que tendré que hablar de esto con mi madre.

JiSung no podía notarlo, pero asumió que el hombre sonreía bajo la mascarilla.

—Entonces un gusto verte de nuevo, JiSung —se despidió el médico—. Pasa a la farmacia para retirar tus inhaladores, y recuerda lo de la licencia.

JiSung se inclinó ligeramente hacia el médico y salió de la oficina.

Las veces que él había tenido esa pesadez en el pecho usualmente era por haber estado cerca de sus amigos cuando fumaban, o por el ejercicio que había realizado ese día. Sin embargo, desde que había llegado de Seúl el viernes por la tarde ha estado suspirando en demasía, y apenas podía mantenerse de pie a causa del mareo que producía la falta de respiración.

No había querido venir, pero no podía ser tan indulgente con su cuerpo, aun cuando su madre luego le sacara en cara lo ridículo que fue haber ido a Seúl sin tener una embolia pulmonar o un soplo en el corazón.

—¿Qué te dijo? —preguntó enseguida ella, levantándose del asiento de espera mientras se acomodaba con su mano la mascarilla. Esa acción puso nervioso a JiSung.

—T-tengo que ir a buscar nuevos inhaladores —contestó JiSung, mostrando el recetario—. Y no podré entrenar durante la semana.

—Será solo por esta semana —advirtió ella con severidad, tomando el recetario—. No puedes dejarte con tu cuerpo y...uhm... —ella revisó el reloj que había en la sala de espera de la clínica y asintió—. Vale, si vamos rápido llegarás para el segundo bloque. Ve por tus inhaladores y yo te esperaré con el auto en la calle.

Aun cuando JiSung no podía caminar tan rápido, se esforzó para poder salir de ese lugar lo más pronto posible.

—Hasta luego, Han —se despidió una de las trabajadoras del lugar, y él solo se inclinó.

¿Cómo era posible que conocían su nombre, considerando la gran cantidad de personas con la que se enfrentan día a día?, claro, no todos eran familiares del fallecido médico Han, pero seguía siendo invasivo para él que su nombre entraría en conversaciones ajenas de las cuales solamente recalcarían su expediente médico y la dejada condición en la que vive.

Anemia, desnutrición, asmático, y futuramente internado por estar enfermo de los nervios.

Debía de calmarse, lo sabía, pero no podía ir y pedir una cita con un psicólogo.

El viaje de regreso al pueblo fue en silencio, con la radio mal sintetizada escuchado en la línea folclórica AM; a JiSung le gustaba el folklor, y le habría gustado haber aprendido a tocarlo si es que hubiese tenido algún tipo de habilidad musical.

Una vez que llegó al pueblo y mostrar el certificado de urgencia médica por el cual se habían ido esa mañana, su madre lo dejó en la escuela.

—No porque te sientas mal significa que darás lo menos de ti —habló ella por primera vez, mientras JiSung se giraba sobre el asiento para buscar su mochila del asiento trasero—. Eres más fuerte que eso.

«Más fuerte que mis pulmones», se burló él en su mente, pero solamente asintió para su madre.

—Recuerda que te amo —terminó por despedirse ella.

—Yo igual —repitió, saliendo del auto.

Al ser pasada de las diez treinta JiSung asumió que nadie estaría en los pasillos, por lo que se encaminó directamente hacia el salón avanzado, donde la profesora Ji lo saludó con entusiasmo mientras le preguntaba qué era lo que le había pasado.

JiSung no tenía ánimos para hablar, tampoco para marearse, por lo que con pocas palabras explicó su ida al médico. Se sentó en su asiento de costumbre y, bajo la actividad que la maestra había dado, comenzó a desarrollarla.

—Cuarenta ecuaciones de aquí a que se acabe esta jornada —indicó la profesora—. Después habrá que graficarlas. El o la ganadora tendrán una bonificación para la siguiente competencia.

Para el segundo receso del día JiSung ya llevaba veintidós ejercicios completados y graficados, por lo que decidió tomar un descanso de la nube del estudio para poder ir a dejar la licencia hacia el entrenador del equipo de baloncesto.

No pasaron ni quince segundos del toque de la campana cuando vio a Yuna asomarse por la puerta, y sonriendo abiertamente cuando lo vio.

—¡Hannie! —chilló ella, yendo directamente a abrazar a JiSung.

Algunos chicos del salón lanzaron ruidos furtivos mientras que la maestra Ji le daba un signo de advertencia, pero a JiSung no le importó mucho y se dejó abrazar por ella.

Era un lindo consuelo.

—Te eché tanto de menos —expresó Yuna, alzando su cabeza desde el cuello de JiSung para darle un corto beso en los labios—. ¿Cómo estás? ¿Cómo fue el encuentro? ¿Por qué llegaste tan tarde?

—Tuve médico —contestó JiSung intentando no sonar borde—. Me recetaron nuevos inhaladores.

—Ah- oh... —su cara decayó, poniendo su mano en el pecho de JiSung—. ¿Te duele mucho el pecho? ¿No quieres hablar?

—Estoy bien...

—No tienes que hablar —repitió ella, dando otro beso corto en los labios—. Siéntate y te cambio los comprimidos.

Como JiSung no tenía ánimos de discutir, le sonrió a la chica y se sentó; ella aproximó una silla hacia él y, luego de que JiSung sacara de su cangurera de pecho los medicamentos, ella comenzó a cambiarlos mientras relataba su semana.

—Mis padres volvieron a pelear porque mi hermano quiso quedarse en casa de mi mamá y no le avisó a mi papá —explicó ella—, así que las cosas han estado un poco tensas en mi casa- igual acá, ya que DoWoon me dejó encargada para organizar la graduación y la fiesta por lo que me he estado moviendo en todas partes.

—Me lo mencionaron —comentó.

—Shush- Los chicos han estado atentos con la fiesta, realmente no me lo esperaba- incluso San me ha ayudado a hacer decorativos ya que sigue suspendido del equipo. Ninguno de tercero ha podido ayudarme, y he tenido que hacer las decoraciones, la lista de invitados, encargar el tema del banquete- dios, incluso la secretaria de la escuela me ha ayudado un poco con la administración porque ha sido horrible.

—Pero lo estás haciendo bien —interrumpió JiSung, sintiendo pena al ver a su novia un poco nerviosa—. Vamos..., saldrá fantástica esa noche.

Yuna dejó los inhaladores sobre la mesa mientras lo veía bastante conmovida, y de un drástico movimiento ella se subió al regazo de JiSung para abrazarlo por el cuello.

—Estamos en público —recordó JiSung, intentando bajarla.

—Realmente te eché de menos —insistió ella, con su rostro oculto en el cuello de JiSung. Él pudo sentir cómo la voz de Yuna se encontraba levemente más apagada, como rasgo del cansancio—. Sé que no habrías podido ayudarme con esto, pero- no sé, habría sido aliviador haberte visto, aunque sea una hora.

Y JiSung se sentía mal porque no podía corresponder a esas palabras.

—Yuna... —JiSung murmuró—. Tengo que ir con el entrenador Connor...

—Si, vale —dijo enseguida, recomponiéndose mientras se levantaba de JiSung—. Lo siento-

—Está bien —interrumpió sin fuerza—. Puedes pedirme ayuda, ¿Sí?, con lo que quieras...

—¿Puedes encargarte del menú de esa noche?

—Por supuesto.

—Tienes que preguntarle a cada chico de tercero sobre la comida que él o ella y su invitado tendrán, ¿Sí?, tienes que ser antes de que se acabe la semana.

—Está bien.

—¿Puedes también ir ese día? —pidió tímidamente, tomando la mano de JiSung para balancearla con ternura—. Solo si quieres- sé que no te gustan los espacios concurridos y será en el gimnasio-

—Okey —le interrumpió, esbozando una sonrisa—. Te ayudaré ese día.

—¿Y una cosa más?

Por la mirada que Yuna tenía en él sabía lo que pedía, y luego de dar una mirada al salón y notar como los pocos chicos que no habían salido del receso no estaban prestándole atención, JiSung se inclinó sobre ella para poder besarla.

—Te amo —susurró ella sobre sus labios.

—Yo también lo hago.

No era una total mentira.

¿Por qué JiSung tendría que pensar que era una mentira?

Y para cuando salió al pasillo, vio a ChangBin y a MinHo pasar por el frente, JiSung sabía que sus palabras eran mentira.

—¡Mira, MinHo! —burló ChangBin cuando se dio cuenta de la presencia de JiSung—. ¡El que abre las sendas por los cerros! ¡El que deja su huella en el viento!

—Eres un romántico —comentó MinHo.

—¿Dónde estabas, Hannie? —consultó ChangBin.

—En el médico —contestó ella, abrazando a JiSung por el brazo—. Tiene el pechito malo.

—Y no me..., no me digas Hannie... —agregó el chico.

—¿Cómo puedes tenerlo malo? —cuestionó ChangBin.

—El estrés de soportarlo a ustedes —respondió JiSung sin tono, dejando a ChangBin y a MinHo blancos momentáneamente antes de que Yuna soltara una carcajada.

—Eres cruel con ellos —burló.

JiSung les sonrió a los otros dos chicos.

—MinHo —de nuevo, Yuna se refirió a él.

—Estoy en eso —respondió el pelinegro, falseando un hastío—. ¿Cierto, ChangBin? ¿Qué opinas? ¿Tocar a Day6 o a Lucy?

—Ninguno de los dos preferentemente.

—Te expulso de la banda. JiSung, ¿Alguna idea? —el rubio abrió la boca para contestar, pero rápidamente fue callado—. Olvídalo, sé lo que dirás y no quiero que lo digas.

JiSung le levantó el dedo del medio.

—Tenemos que ir a dejar algo al entrenador Connor —informó Yuna, interrumpiendo la discusión de los otros dos—. Así que nos retiramos-

—Ah-, el entrenador Connor está tomando exámenes a los de tercero —explicó MinHo, mirando a JiSung—. ¿Por qué lo necesitas? ¿Qué pasó?

—Me duele el pechito —repitió JiSung.

—Pura mierda.

—A veces, JiSung tiene días malos con su asma —le explicó Yuna con paciencia, sin soltar el brazo de su novio—. La mayor parte del tiempo está estable, pero otras veces él se cansa mucho y le cuesta respirar.

—No sabía que tu asma era tan grave —murmuró ChangBin, apenado.

JiSung negó enseguida. —Pudo ser la contaminación de Seúl o cosas así- realmente... el cuerpo es un misterio.

No iba a conversar que algo tan tonto como lo era el debilitamiento a causa del estrés era lo que le estaba afectando. Él ya no vomitaba en las noches, ni en esa semana que estuvo en Seúl se fatigó (bueno- fue solo una vez, pero fue por la comida más que por la fatiga), y eso era lo que JiSung consideraba que era caer bajo.

Enfermarse a causa del estrés era para débiles. Y JiSung no era débil.

—Podemos entregarlo a MinGi —opinó Yuna, finalmente—. Así no te paseas después de clases y te vas directo a tu casa.

A JiSung no le parecía la idea, pero terminó por acceder de todas formas.

Desde esa pelea que había tenido a inicio de trimestre, ni San ni YeoSang le dirigían la palabra. MinGi era un poco más flexible en ese sentido, y para los entrenamientos tenían conversaciones superfluas que alivianaban la tensión entre ellos; y a veces, cuando estaban en descansos, MinGi tocaba el tema con los otros dos chicos que JiSung desviaba descaradamente.

Tal vez cuando JiSung se sintiera mejor, como el día siguiente o el otro, podría hablar con los tres con calma y enmendar sus errores.

Ya estaba lo suficientemente grande como para tener ese tipo de problemas con personas. Debía de enfocarse en su futuro.

. . .

—¿Sabes?, tengo la leve sensación de que me están mirando —comentó MinHo esporádicamente hacia HyunJin y JeongIn, quienes miraban el último dibujo que JeongIn había hecho.

—¿Por qué crees eso? —le preguntó JeongIn—. Hoy te ves más ordinario que de costumbre.

MinHo cerró su casillero y rodó sus ojos. —Gracias, JeongInnie-

—¡Hola!

Golpeó su espalda contra el casillero por el susto, y sus otros dos amigos saltaron sorpresivamente cuando la fuerte y esporádica voz retumbó a sus espaldas. Tras él, una chica de flequillo, cabello artificial liso y castaño, y baja (comparada con la estatura de MinHo) le sonreía emocionadamente mientras guardaba sus manos tras su espalda.

—Uh- —MinHo miró en ayuda a sus amigos antes de mirar a la chica—. Hola.

—¡Hola, Lee MinHo! —gritó, y MinHo se golpeó de nuevo con el casillero—. ¡Soy Lily, tu amiga secreta!

—Mi amiga... secreta —repitió con lentitud—. ¿Qué...?

La chica (Lily) dio un paso hacia atrás y estiró un objeto hacia MinHo, que por el susto se golpeó una vez más en el casillero antes de notar que era una bolsa de regalo.

—Estuve ausente porque tuve tratamiento de quimioterapia antes de Navidad, pero por la fecha pude verlos a ustedes participar en el festival porque mi tratamiento estuvo antes.

Dicho eso, Lily se sacó su peluca de mala calidad para verificar sus dichos. El mero movimiento hizo a los tres chicos gritar de horror.

—¡Lamento no haber entregado el regalo de amigo secreto! —continuó ella, aún tendiendo la bolsa—. Ya sabes- porque tuve-

—Por la quimio, vale... —asintió MinHo, tomando con desconfianza el regalo mientras no apartaba su mirada de la calva de la chica.

—¡Los vi tocar en bodas y en el festival de navidad! ¡Soy una gran fan suya! —expresó, inclinándose noventa grados y levantándose—. ¡Espero que toquen para la fiesta de graduación para los de tercero, ya que los vi tocar en bodas y en el festival de navidad!

—Ay que linda, una fan —HyunJin burló a su lado hacia JeongIn, quien no rio.

—Es la rara —dijo el chico con franqueza.

—¡JeongIn!

—La rara que nos ayudó con Felix y terminamos cayéndonos en el río —siguió comentando JeongIn a HyunJin, y el otro abrió la boca en realización.

—Muchas gracias por el regalo —MinHo interrumpió enseguida, inclinándose levemente hacia la chica—. Y gracias- pero no es necesario que te consideres fan-

—¡Me gustó cómo tocaste Last Christmas! ¡Y me gusta como tocas a The Red Special siendo que no eres británico! —continuó ella, acomodándose su peluca.

—Vale...

—¡Por favor! ¡Sigue haciendo a las personas felices! ¡Porque me gusta como tocas The Red Special siendo que no eres británico!

MinHo se inclinó nuevamente antes de agitar su mano en forma de despedida. Lily la agitó efusivamente antes de girarse hacia JeongIn y HyunJin, para hacerlo hacia ellos de igual forma antes de perderse por el pasillo.

—Este pueblo es del tamaño de una uña, ¿Cómo es que nunca la he visto? —cuestionó MinHo mientras se ponía a abrir el regalo.

—Pocas veces le has prestado atención a alguien aparte de tu guitarra —contestó JeongIn—. No sé si habrá una sexualidad definida para la música.

—¿Qué tiene que ver la sexualidad en todo esto? —preguntó un poco perturbado.

—Hay personas que son hidrofílicos, tal vez tú-

—Oh —interrumpió MinHo la charla de JeongIn, sacando un gran paquete de posts it del envoltorio y un lápiz de gel en forma de gato—. Que adorable.

—Es un regalo de niña —burló HyunJin.

—Perfecto para ti, princesa —contestó MinHo mientras guardaba el regalo en su casillero, aunque dejaba algunos posts it de color verde afuera junto al lápiz en forma de gato—. Había olvidado este detalle.

—Puedes escribir la idea de las canciones que quieres tocar para la fiesta —ideó el alto—. Así Yuna no te arranca la cabeza.

—Nunca le encontré utilidad a los posts it en realidad —confesó MinHo—. ¿Qué se supone que haga con esto?, casi nunca tomo notas en clases.

—Tu inteligencia eidética hace que encuentres absurdo este tipo de regalos que tienden a tener un fin de utilidad —explicó JeongIn, monótono—. Pero puede servir para dejar recados.

—Recados... —murmuró MinHo.

—¿Cómo puedes dejar recados en esas cosas? —HyunJin se enfrentó a JeongIn—. Ahora tenemos celulares con señal, ¿No es más fácil enviar un mensaje de texto?

—En ese caso, ¿Por qué no mejor me gritas desde el otro lado de la escuela cuando necesites de mi ayuda? —contestó.

—Puedo mandar a un niño de primaria para que mande el recado hacia ti.

—¿Y no sería más fácil dejarlo en forma de memo?

—Ustedes dos me enferman —sentenció MinHo, despegando dos hojas de posts it para pegarlos respectivamente uno en cada uno—. No me hablen hasta que tengan ideas de qué mierda tocar para la fiesta de graduación.

Ambos chicos se sacaron sus hojas y lo leyeron lentamente.

—"Hijo de la endogamia" —leyó HyunJin.

—"No sabe pronunciar la r..." —JeongIn alzó la mirada hacia la figura ida de MinHo—. ¡Yo sí puedo pronunciar la erre!

Pero antes de que pudieran seguir quejándose, chicos del equipo de baloncesto llegaron y encerraron a JeongIn en un casillero, mientras que HyunJin fue arrastrado hacia el próximo bajo de chicas donde él, en su resignación, solamente pudo pedir piedad.

Bloque de almuerzo, lo que significaba que MinHo podía perderse por cuarenta minutos dentro de la escuela.

Idealmente, tan cerca de la presentación, MinHo habría exigido un ensayo con la banda, pero dejó que tuvieran un almuerzo normal antes de lanzarse de lleno a la presentación; es por eso que su camino hacia la vieja sala de música se desvió hacia el taller de diseño y costura, donde probablemente YiSu se encontraba trabajando.

—Buenas tardes, pequeña coneja —saludó él, ingresando al taller—. Oh, nunca he estado acá.

No esperaba nada del taller, pero era tal y como lo imaginaba: dos mesas del comedor descansaban en su interior con dos maquinas de cocer (una tan vieja como los abuelos de MinHo y otra más moderna), tres maniquís femeninos y uno masculino; un saco enorme donde MinHo presumía que había retazos de tela además de varias bolsas de basura esparcidas por todo el salón. En las bolsas de basura se encontraba Min KwangSu, quien parecía estar catalogando las telas.

—Bienvenido —saludó ella, sacando sus pequeños auriculares de sus orejas mientras detenía el movimiento de la máquina de coser moderna—. Déjame terminar con esto y te tomo las medidas.

—Tómate tu tiempo.

MinHo sonrió para sus adentros, y de curioso comenzó a caminar por el taller, llegando hacia una camisa de color púrpura que estaba sobre el maniquí femenino—. ¿La hiciste tú?

—No, otra chica del club la hizo —explicó—. KwangSu, ¿Encontraste lo que te pedí?

—Estoy en eso... —murmuró el otro, con su cabeza enterrada en las bolsas de basura.

—¿Por qué está él acá? —susurró MinHo a la chica, tomando una silla para sentarse cerca de ella.

—Dijo que le interesaba la costura —respondió con simpleza—. Le da pena estar acá porque sus amigos lo molestan- yo le digo que esos no son amigos de verdad, ¿Por qué deberían de molestarte solo por tener un pasatiempo?

—Es un pasatiempo de niñas —dijo.

YiSu tomó uno de los alfileres y lo puso frente a los ojos de MinHo.

—Vuelves a decir eso y te desinflo la lengua —amenazó.

MinHo levantó sus manos. —Perdón.

—Este taller es para todo aquel que quiere ingresar —siguió, mientras seguía cosiendo en la máquina—. No discriminamos.

—Vale.

—Uh- YiSu —habló KwangSu por primera vez—. Se acabó el material para hacer las camisas.

—¿Bromeas? —expresó ella, molesta—. Mierda..., tendré que ir a cotizar a la sastrería.

—¿Qué planeas hacer? —preguntó MinHo.

—Ya que es una fiesta de graduación, pensé que podrían tener un estilo más moderno de ternos —explicó ella—. Ya saben, como una intervención artística.

A MinHo no le parecía mala idea esa propuesta, especialmente porque la última vez se había muerto de frío y su ropa había sido intervenida sin su consentimiento. Sin embargo, se sintió un poco avergonzado al ver la dedicación que YiSu tenía con ellos.

—No debes tomarte tantas molestias —murmuró MinHo—. Siempre podemos usar nuestra ropa.

—No bajo mi mando —expresó, finalmente terminando de coser la prenda que había hecho: una falda—. ¿Cómo quedó?

Falda larga con un corte en la pierna. —Está linda.

—Se más crítico.

—Uh, está descosida en esa parte —apuntó torpemente en la apertura.

—Ese es el punto —sentenció, antes de apoyarse en la mesa para poder levantarse—. Bien, tomemos esas medidas.

—¿De dónde sacas todo el dinero para hacer esto? —preguntó MinHo, ayudando a la chica para incorporarse cerca de él mientras se levantaba y se sacaba sus prendas superiores para quedar en su camiseta corta—. Debe de ser una gran inversión.

—La pensión que me da mi padre se va en mi ropa —explicó ella, tomando su cinta de medir—. Dame la espalda.

Agh... —MinHo revolvió su cabello con letanía—. Eres desagradable- ¿La pensión de tu papá se está yendo en nosotros?

—No me molesta, realmente.

—¡A mí sí!

—Es por una buena causa- date la vuelta.

YiSu le agradaba, y le fue inevitable cuando se dio vuelta para verla a la cara nuevamente y tomarla desde sus dos coletas para sacudir su cabeza levemente.

—¡¿Qué haces?! —preguntó ella, desconcertada.

—Te mereces el cielo.

—Dios- eres igual a HyunJin —palmeó ella con sus manos las manos de MinHo para que la soltara para poder ordenar su pelo—. ¿Sabías que JeongIn me bautizó como su nueva mejor amiga?, ustedes son demasiado intensos.

—Tú no tienes más amigos aparte de nosotros.

—Tengo una mejor amiga con quien hablo una vez a la semana —explicó, midiendo el pecho del chico—. Paso parte de mi día acá desde tercero de la escuela media, normalmente me consume el tiempo por lo que no hablo mucho con las personas- aunque, realmente, no estoy interesada en hacerlo.

—Si fue así, ¿Cómo demonios terminaste con alguien como SeungMin? —dijo.

La pregunta había salido fácilmente de su boca, y pudo ver por la reacción de sus ojos que el problema de la mañana aún no se había solucionado.

Ella soltó un suspiro antes de contestar. —Fue complejo. Inicialmente él me intimidaba, ¿Sabes?

—¿En el sentido de bully o...?

—No- era más por lo que decían los pasillos —explicó—. Y más que SeungMin- era todo tu grupo. Desde que el equipo de baloncesto los condenó luego de que tú le bajaras los pantalones a su capitán y los expulsaran del salón la gente decían que no eran más que maleantes.

—Gracias.

—Incluyendo el hecho de que todo aquel que se acercaba a ustedes estaba condenado —siguió.

Parcialmente era verdad, parcialmente mentira. MinHo siempre supo que la reputación del grupo como individuos no había sido la mejor en ese último tiempo, y que las personas evitaban acercarse a ellos por esa misma razón. En un principio había sido un poco deprimente, pero cuando terminabas ignorando al mundo la vida se llevaba más fácil.

—¿Y cómo fue...?

—Inicio de segundo —explicó, y MinHo se sorprendió de la cantidad de tiempo que SeungMin había guardado el secreto—. Tocamos juntos para un bautizo y desde ahí comenzamos a hablar, aunque él era idiota porque no quería que nos vieran juntos porque sabía que lo molestarían.

—Tenía razón.

—Y yo tampoco quería que nos vieran juntos en la escuela- ya sabes, por lo que decían los rumores tampoco quería involucrarme con ustedes.

—Prejuiciosa —burló, recibiendo un pequeño golpe en el hombro.

—Y pasó el tiempo —continuó ella—. Antes de darme cuenta él ya me estaba gustando mucho, y sabía que a él le gustaba porque todo era indicado a que terminara de esta forma.

Esas palabras llamaron la atención a MinHo, quien la miró detenidamente. —¿A qué te refieres?

—Ya sabes... —aludió ella con un movimiento de manos, anotando en su libreta las medidas de MinHo—. Es como cuando lees un libro-

—Yo no leo.

—Es como cuando ves un dorama donde muestran a los dos protagonistas en situaciones separadas —explicó—. Y sabes que la historia de amor está ahí.

—Historia de amor, eh... —burló, aunque era para poder apagar un poco su mente—. ¿Así te sentiste con SeungMin?

—Esto es vergonzoso —murmuró ella con sonroso, pero asintió—. Pero si- no quiero decir que encuentro predestinado o que somos almas gemelas, porque yo ya lo conocía desde antes y él a mí, pero cuando hablamos por primera vez..., era como si fuera obvio.

¿Obvio? —cuestionó con temor—. ¿Qué era lo obvio?

—Era obvio que me iba a gustar, aun cuando me perturbé porque no quería que lo hiciera- pero lo hizo, me gustó, le gusté, y dimos un paso adelante del cual, con el tiempo y la amistad, construimos para que esta sea nuestra relación —finalizó con una sonrisa—. Y luego, MinHo, cuando ves hacia atrás te das cuenta de que todo estuvo ahí, porque era obvio.

Y la explicación lo llevó a una reminiscencia- o a una epifanía.

Recordó todo su trayecto de la amistad de JiSung (aunque ya no se atrevía a llamarlo así) hasta ese momento, donde él había realizado que le gustaba. De repente todas las conjeturas y acciones parecían cobrar un burdo sentido de vergüenza para simplemente detonar que el sentimiento siempre estuvo ahí desde el primer momento, desde que lo vio incómodamente en el puente o desde que él desvió la mirada cuando se encontraron en la biblioteca.

MinHo quería ver a JiSung sonreír, por eso le cedió sus amigos, la banda, la música.

MinHo quería que JiSung fuera feliz con las cosas que lo hacían feliz.

—¿Estás bien? —interrumpió YiSu sus pensamientos—. Pareces como si hubieras visto un fantasma.

—Nada...

—¿Tuviste una epifanía?

«¿Cómo puede ser tan certera?»

—No... —mintió, pero por la mirada escéptica de ella sabía que no le había creído—. No te voy a contar.

—Tampoco quiero saber.

Pero MinHo quería decirlo en voz alta, y YiSu parecía querer oír igualmente.

—KwangSu —llamó ella, y el chico como cachorro alzó sus invisibles orejas para verla—. ¿Puedes buscar a la presidenta para preguntar cuánto dinero queda en el taller?

—¡Claro, YiSu! —contestó él, levantándose de las bolsas de basura para salir corriendo de ahí.

—Creo que te entiendo —soltó finalmente MinHo a la par que KwangSu cerraba la puerta del taller—. Creo que estoy en eso.

—Eso es genial —sonrió ella, palmeando sus brazos con cariño—. ¿Planeas hacer algo al respecto?

—No... —negó al instante—. No, la otra persona está en otra liga.

Fue tarde cuando se dio cuenta de su error conceptual.

—Chica —se corrigió MinHo al instante, intentando no entrar en pánico—. La chica está en otra liga.

—Lo creo —asintió ella, pero MinHo notó que había sido tarde.

«Mierda, no puedo contarle a nadie sin ser débil. Genial, MinHo, no eres más que un idiota delatador. A este paso le contaras a todo el mundo que te gusta JiSung. ¿Por qué no mejor te subes a una mesa en la cafetería y lo gritas a los cuatro vientos? Así es más fácil y te ahorras tu salida del closet con tus amigos.»

—Oye, respecto a tu novio... —empezó MinHo, sintiendo unas ganas de compensar lo que YiSu le había hecho—. Tengo que decirte algo.

El semblante de ella cambio. —No quiero oír.

—No- mira —él la detuvo—. Conoces a SeungMin, sabes que tiene traumas con su madre, su padre, su hermano muerto, su primera novia infiel-

—Tiene traumas con mucha gente, entiendo, MinHo, ¿El punto?

—El punto es que- que él no lo diga, no significa que no lo haga —MinHo sentía que parte de su esencia humana estaba siendo revocada solo para consolar a la novia de su amigo- ¿Debía de considerarla, en este punto, su amiga también?—. Estuvo todo el viaje dando pena ajena porque se sentía mal por ti- él apenas sabe atarse los cordones y le pides que te diga que también te ama.

—Yo no quería decirlo porque quería escucharlo de él —aseguró—. Se lo dije porque no lo vería en una semana, porque lo iba a extrañar y porque, obviamente, lo amo.

—Eres la primera persona en casi tres años que le ha dicho eso —interrumpió—. Él también lo hace, créeme- y lo hace como un idiota, pero por favor, YiSu, tenle paciencia.

Tal vez ese rastro de humanidad que MinHo había mostrado fue argumento suficiente para que YiSu, en total confianza, soltara un suspiro mientras echaba su cabeza hacia atrás.

—Solo quiero que no me evada —pidió ella.

—Entonces tampoco lo evades —dijo—. Actúa como siempre- así no se asustará ni saldrá corriendo como el imbécil que es.

—¿Puedes dejarme sola?, quiero llorar y es humillante hacerlo frente a ti.

—Toda esta situación ya te humilló, reina.

Cuando salió del taller dejando a su nueva amiga sola, vio a KwangSu regresar por el pasillo. MinHo era un idiota de primera, pero al menos conocía lo que era la privacidad.

—Alto... —MinHo lo atajó enseguida, abrazándolo del hombro—. ¿Por qué no me acompañas?

—¿Qué pasa con YiSu...? —preguntó él, nervioso.

—Está colectando las piezas rotas de su alma —contestó con melodrama—. Vamos a buscar al otro tonto- ¿Cómo dijiste que te llamabas?

—KwangSu...

—Ah, ¿Eres de segundo?

—Soy de primero.

—¿Y por qué eres más alto que yo?

—Lo siento, hyung...

—No me llames hyung, o me harás vomitar.

. . .

But now...

—Oh, no.

There's nowhere to hide! Since you push my love aside!

—Cállate.

I'm out of my head! Hopeless dev-

JiSung cerró su texto de matemáticas para golpear a MinHo en el hombro, quien tomó revancha enseguida para tomar el cuaderno de JiSung y atacarlo igualmente.

—Lee, Han, si no se comportan los echaré a ambos de la biblioteca —la bibliotecaria Don se asomó enfrente a ellos, con sus manos en la cadera y con una mirada de severidad—. Hay más estudiantes estudiando.

—Perdón... —se disculparon ambos.

JiSung maldijo la hora en la que se le quedaron sus tapones de oídos en su casa.

—Estoy aburrido —expresó MinHo, recostándose sobre la mesa—. Juguemos~

—Todavía me quedan cuatro resultados por graficar en el plano cartesiano... —contestó JiSung con lentitud, moviendo su regla sobre el cuaderno para trazar las líneas—. ¿Por qué no mejor... te vas a clases?

—Hablas como Stevie de Malcom el del medio.

Cerró su cuaderno nuevamente y golpeó el hombro de MinHo.

—Perdón.

JiSung había decidido ir a la biblioteca para poder tener un poco de tiempo a solas y en silencio ya que sus tapones habían sido olvidados en casa, pero no se había esperado en encontrarse a MinHo saltándose las clases. Cuando le había preguntado por qué lo había hecho, él solamente se excusó diciendo que necesitaba concentración para poder tener la lista perfecta para la fiesta de graduación.

—¿Sabes que, sin importar lo que escojas, nadie te prestará atención? —le había preguntado JiSung, haciendo que MinHo le hiciera la ley del hielo por cerca de cuarenta minutos.

MinHo tenía sobre su mochila un cuaderno abierto con un par de punteos de ideas de canciones para tocar más la lista de Chan donde apuntaba las canciones aprendidas de cover y canciones originales. JiSung podía notar como MinHo estaba tentado por querer tocar una canción original, pero se le veía tímido al respecto.

Siguió trabajando en sus gráficos mientras MinHo tarareaba la canción de Olivia Newton-John por lo bajo, ahora dibujando sobre una montaña de posts it que, según le había contado, había sido el regalo de su amiga secreta de navidad.

Pasaron así otros quince minutos hasta que JiSung dio por finalizada sus gráficos, sintiéndose satisfecho.

—¿Terminaste? —consultó MinHo, mirándolo estirarse sobre el asiento.

Yep —murmuró.

—¿Puedo ver?

Las ganas de decirle que no estaban en su garganta; sería vergonzoso si MinHo lo corregía y encontraba algo malo en sus gráficos o ejercicios, pero un bichito dentro de él lo convenció para que cediera con cuidado el cuaderno mientras, a la par, tomaba la libreta de Chan para ver las canciones. Tomó uno de los posts it y, con confianza, comenzó a anotar un par de canciones que podían servir de guía.

—¿Qué haces? —consultó MinHo sobre su hombro.

—Canciones que pueden gustarle al director... —dijo.

—¿Cómo sabes que le gustarán al director?

JiSung solamente apuntó a la canción Beachboy de McCafferty.

—Tienes un punto- aunque nadie de este pueblo entiende al completo el inglés.

—Es el lugar favorito de los australianos —contestó sin gracia—. ¿Uh? ¿Cuál... es esa?

MinHo corrigió con una goma una ecuación mal hecha y revisó de nuevo la lista. —Ah, Ahimsa, es de U2. ¿Quieres escucharla?, tiene una historia interesante de fondo.

JiSung asintió, y mientras corregía el gráfico MinHo desenredó sus auriculares para que ambos pudieran escuchar de su mp3, con el pelinegro contando de qué trataba la canción.

I'll meet you before the world was born,

And we had not care.

This is an invitation to a high location,

For someone who wants to belong.

—¿Por qué no la tocan para la fiesta? —consultó JiSung.

—Prefiero que se quede en nosotros —dijo con naturalidad. JiSung no encontró el doble sentido en las palabras hasta que MinHo habló de nuevo—. Para la banda, quiero decir.

Desde la actividad de la ONU que JiSung se sentía rechazado por MinHo, y tenía que estar constantemente recordando que no era culpa de él querer besarlo si se encontraba en estado de ebriedad.

Quería pasar la menor cantidad de tiempo con él, pero cuando MinHo llegaba a su lado, el malestar se olvidaba para darle paso a la calma.

«¿Tal vez...? —pensó para él mismo—. ¿Tal vez puedo dejarme llevar? ¿Aunque sea un poco?»

"Te vas a humillar solo."

«Está bien —se dijo—, no valgo la pena como para tener algún tipo de fortaleza.»

Siguió revisando las canciones de la lista y anotándolo en el fluorescente papel verde mientras que, con pereza, MinHo dibujaba en su propio papel de posts it antes de pegarlo en la frente de JiSung. Al terminar la canción, JiSung se sacó el papel de su frente y puso sus ojos en blanco al notar que era un Quokka dibujado.

—Te falta creatividad —dijo, pegándolo en su cuaderno.

El repertorio de canción cambió a Love is bigger than anything in this way, y se le fue imposible a JiSung sonreír con esa canción.

—Esta está en el CD que...que me regalaste —reconoció JiSung, mirándolo—. Me gusta.

—Lástima que no estén en las canciones para tocar —burló—. Aunque no habrías podido disfrutarlo.

—Le dije a Yuna que iría —contestó—. Para apoyarla.

—¿Y no a nosotros? —falseó una ofensa—. Eres el peor amigo que he tenido.

JiSung volvió a sonreír por eso. —Mentira. Me amas.

—No he dicho lo contrario.

—Tienes pésimos gustos.

—Lo dice el que le gusta Queen.

Tomó la libreta de Chan y se lo pasó bruscamente a MinHo. —Ahí... está la lista.

—Ya que no tendrás entrenamiento, ¿Te quedarás con nosotros a ensayo? —consultó, terminando de guardar sus cosas.

JiSung le robó una hoja fluorescente de post it para hacer el rápido dibujo de un gato ahí, y pegarlo en la frente de MinHo.

—Olvídalo, me iré a dormir. Tal vez mañana.

Aunque tenía ganas de estar en el ensayo. Ya había pasado mucho tiempo en casa y se sentía desgastado.

Probablemente su madre no lo dejaría dormir, le diría que estudie, le diría que se esfuerce, y probablemente JiSung le contestaría con el tono elevado. Su madre se enfurecería y lo tomaría de una oreja para encerrarlo en el closet, y ahí estaría JiSung durante el resto de la tarde, llorando y lamentando con culpa su mal actuar como mal hijo.

—Puedes dormir en el aula —MinHo habló con una molesta voz nasal, antes de tomarlo del brazo y zarandearlo levemente—. Vamos~ Vamos~ Vamos~...

JiSung se preguntaba qué había hecho para merecer eso, aunque no sabía si era bueno o malo.

—Vale —terminó por acceder.

MinHo sonrió, a la par que sacaba el dibujo que JiSung le había hecho en la hoja. —¿Un gato? ¿Por qué un gato?

—Sonríes como uno —contestó con simpleza—. ¿Nunca te habías dado cuenta?

Recuerden siempre cuidar su salud mental, que si piensan como JiSung no será más que catastrófico para su cuerpo. No, no eres fuerte, eres realidad y la realidad se modificará y se enfermará si no le das su cuidado correspondiente.

Canciones:

Hopeless devodet to you; Grease Ahimsa; U2 Love is bigger than anything in this way; U2

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