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11. Es mejor fingir ser tonto a que un conocedor depresivo, pt. 2

Es mejor fingir ser un tonto a que un conocedor deprimido, pt2

Canción:

Accidentaly in love; Counting Crows

Eran pasada de las diez treinta y MinHo seguía sin asomarse por la calle. ¿Por qué ahora, justo cuando JiSung lo necesitaba, MinHo le hacía caso?

Paseó por su habitación en busca de alguna distracción, aunque no había mucho que hacer ya que todo estaba tan ridículamente ordenado que él podía poner la cabeza en alguna otra parte. Revisó su librero y los mismos libros de químico-biológico seguían ahí, e incluso la enciclopedia del cuerpo humano que le había pertenecido a su padre en algún momento; pero el libro más gastado de ahí era, vergonzosamente, uno titulado La Historia de la Música en los Aspectos Emocionales de un Ser Mal Vivido y otro de un antropólogo que conoció por casualidad en Seúl que le había regalado el libro: La Lingüística y la Moral.

La música en su estéreo se detuvo abruptamente y JiSung fue a revisar el problema. El CD que MinHo le había llevado para, según él, "escuchar música más decente que Queen", se había trabado espontáneamente en el reproductor, por lo que se dedicó a limpiarlo.

«Mierda... —una repentina culpa y sentimiento de amargura se apoderó de él—. ¿Por qué...?, ¿Tiene que ser tan imbécil?», se quejó, limpiando con la manga de su gran camiseta de algodón la parte de atrás del disco.

MinHo era todo lo que él no podía hacer. Incluso tenía un buen gusto en música.

Era irritante.

—¡Oye! ¡¿No vas a lanzarlo por la ventana, o si?!

JiSung se asomó por el marco para ver a MinHo en el primer piso, manteniendo su sonrisa divertida en sus labios.

—¡Shhh! —chistó JiSung—. ¡Idiota!

Pero las palabras seguían alegrando a MinHo, quien con naturaleza subió la enredadera de plantas hasta el marco de la ventana de JiSung, donde la cruzó y se lanzó directamente a la cama de él.

—Que agradable que me esperes de esta manera —aludió al cobertor eléctrico que JiSung había puesto minutos antes en su cama para calentarla.

—Te dije que no era necesario venir —regañó JiSung mientras seguía limpiando compulsivamente el CD con su gran camiseta de algodón blanca. A pesar de las palabras de JiSung, él realmente agradecía que MinHo estuviera ahí esa noche.

—Como si te fuera a dejar solo en esa horrible semana —bufó—. Bien, pone ese disco y pongámonos al corriente- ¿Qué toca mañana? —MinHo entrecerró los ojos para alcanzar a vislumbrar la pared de corchos donde JiSung tenía colgado el calendario de exámenes—. Lengua, Ciencias Sociales e Inglés- woah, tener novia al fin servirá de algo.

JiSung levantó las cejas. —¿Tienes novia?

—¿Qué?, me refería a ti —pero las orejas de MinHo se incendiaron—. Como sea, ¿Pondrás la música o no?

—Llegas demasiado exigente —comentó el chico, yendo a hacer el cometido—. ¿No hablaremos de lo que pasó en la escuela?

—¿Quieres hablarlo?, no sé si sea correcto de mi parte despotricar contra él sabiendo que es amigo tuyo —opinó MinHo mientras se sacaba sus zapatillas con sus talones a la par que sacaba el texto de Lengua—. ¿Dónde dejo mi chaqueta?

—En la silla, pero intenta colgarla, porque si la tiras-

MinHo lanzó su chaqueta hacia el escritorio de JiSung, en el que la fuerza fue un poquito más de lo que estimaba haciendo que chocara con la lámpara que estaba ahí, cayendo las dos cosas al suelo.

—Eres un idiota.

—Si, a veces lo creo también.

JiSung terminó colocando el CD (Changes de David Bowie sonaba de fondo, y JiSung quiso reír burlonamente a la cara de MinHo) y se ubicó en su cama. —No creo necesitar mucho de Lengua, sinceramente, ya que me manejo bien. Lo mismo con el inglés.

—¿En serio me harás estudiar Ciencias Sociales contigo? —suspiró MinHo con lamento, yendo a rebuscar en su mochila el texto de estudio.

—¿Qué tienen de malo las Ciencias Sociales? —consultó con curiosidad—. Sin ellos, tú no podrías ser sujeto de estudio.

—¿Sujeto como persona o sujeto como especie?

Espécimen.

MinHo lo pateó a través de la cama y JiSung soltó una carcajada.

—Pero, insisto, ¿Por qué te molesta? —Reitera. —Tampoco te gusta la actividad de la ONU- yo creo que eres un tonto.

—¿Un tonto? —MinHo se sintió falsamente ofendido por el apodo. —¿Solo porque no me gusta trabajar con personas?

—La actividad de la ONU no es solo una gran instancia para conocer a nuevas personas, sino es una buena forma para poner en práctica todo lo que aprendiste en Historia y Ciencias Sociales —explicó JiSung, antes de agregar con recelo —Deberías participar.

—¿Y por qué no participas tú?

Los hombros de JiSung decayeron. —No tengo un equipo.

MinHo rodó los ojos al escuchar eso. —¿No tienes un equipo? ¿A qué te refieres?

—Para postular debes tener un equipo que tenga buenas calificaciones en el área de las humanidades y, bueno, no sé si has notado que mis amigos son un poco menos que humanistas.

El pelinegro le dio la razón con acidez. —Sí, supongo que tienes razón.

—Pero tal vez si ingreso al Salón Avanzado pueda conseguir un equipo —continuó—. Ni siquiera es mucho lo que tienen que hacer.

—¿Qué es lo que tienen que hacer?

—¿En serio, MinHo? ¿Te ofrecen participar y no sabes qué demonios hacen ahí?

—En mi defensa, nunca me ha interesado.

JiSung soltó un suspiro. —Lo que tienes que hacer es que, con tu equipo, tienen que copilar todo el tipo de información que les concierne de un país y tendrán que simular una asamblea de la ONU en la cual tendrán que debatir y solucionar distintos problemas de contingencia, y uno tiene que moverse de acuerdo con el país que les toco.

—El equipo vendría a ser la analogía al gobierno, por así decirlo. Hay un diplomático que es quien sabe sobre las relaciones internacionales, está el ministro de economía quien sabe sobre- uh, bueno, la economía, el ministro de interior también está involucrado como resguardo social de cada país y finalmente está el presidente, que es el idiota que se tiene que mover con toda esa información —explicó el anaranjado con una contagiable alegría.

Para la vergüenza de JiSung, MinHo sonrió cuando terminó de hablar. —Así que estás realmente interesado en ir, ¿No?

Se encogió de hombros en un pobre intento de restarle importancia, pero asintió.

—Si te gustan tantos las ciencias sociales, ¿Por qué demonios tomaste el electivo de químico-biología? —cuestionó MinHo con curiosidad.

—Lo mismo te pregunto a ti- si odias las ciencias sociales, ¿Por qué estás en humanidades?

—Supongo que nunca sabremos- oh, me gusta esta parte.

Y MinHo comenzó a cantar. Por alguna extraña razón, la versión de la canción de David Bowie era la misma que salía en la película Shrek junto a Butterfly Boucher, que a pesar de que a JiSung no le perturbaba, le gustaba más la versión original.

They're immune to your consultations —Canta MinHo con su delgada voz—, they're quite aware of what they're going through- ¡Canta conmigo, JiSung!

JiSung puso los ojos en blanco, pero lo hizo.

Ch-ch-ch-changes... Turn and face the strange- Ch-ch-changes, where's your shame. You've left us up to our necks in it —cantaron ambos—. Time may change me, but you can't trace time.

JiSung no era el mejor cantante, pero le gustaba como su voz resonaba con la de MinHo, era una mezcla extraña que él no podía entender a primera instancia; pero en un futuro JiSung encontraría el concepto para ese sentimiento.

—¿Podemos estudiar ya? —preguntó JiSung una vez que terminaron de cantar—. Vas a despertar a mi mamá.

—¿Tan malo sería?, asumo que ella te ha encontrado en situaciones peores —levantó sugestivamente sus cejas.

Soltó una sonora carcajada sin importar si despertaba a su madre, porque la insinuación de MinHo la encontró ridícula. —No, por favor no.

MinHo sonrió también. —¿Por qué lo dices? ¡No me digas que-

—Por Dios, MinHo, me dan ataques de asma antes de poder pasar a segunda base- y su padre me da miedo. Apenas y se me para cuando estamos en su habitación.

—Entonces el problema es tuyo —apuntó

—Por favor. eres el último con derecho a decirme eso —JiSung presiona sus labios. De repente, recordó su nerviosismo anterior y su dicotomía—. Oye- en serio me cambiaste de tema. Tenemos que hablar lo que pasó en la escuela.

El semblante alegre de MinHo decayó al tocar el tema dramáticamente, y JiSung lo observó pasar su lengua nerviosamente por sus labios. —¿Estás seguro?

El anaranjado abrió un poco más los ojos. —¿A qué te refieres con eso?

MinHo comenzó a jugar con sus pies. JiSung notó que las calcetas del chico tenían pequeñas piñas decorativas, y se preguntó si antes las había traído puestas.

—¿Es sobre Yuna? —terminó por soltar el pelinegro.

Inicialmente, JiSung quería decir que sí y soltarle todas las incertidumbres que tenía, pero sabía que tenía que mantener la calma y actuar acorde a su edad, a pesar de que eso parecía desbordarle. —Solamente quiero saber por qué San quiso atacarte en la escuela.

—San siempre quiere atacarme —objetó

—Sí- pero... ugh, no sé... —JiSung pasó una mano por su cabello y lo desordenó—. Nunca lo ha hecho directamente.

MinHo tamborileó sus dedos en su texto y evitó por completo la mirada de JiSung. Él sabía que había gato encerrado.

—¿Hay algo que quieres decirme? —indagó JiSung una vez más, muerto de nervios.

Y el otro chico lo miró a los ojos por un momento, unos ojos gatunos tan particulares que dejó desconcentrado a JiSung por un momento.

—No —contestó MinHo finalmente.

Ah, de repente, un sentimiento de decepción se posó en él, sintiéndose triste. —Vale- entonces, ¿Ciencias Sociales?

Estuvieron sumidos en su estudio con JiSung hablando y explicando -lo que MinHo ya sabía- para poder concretizar muy bien sus ideas. Estuvieron bromeando un rato con la guerra de Corea e incluso JiSung lanzó confianzudamente un cojín a MinHo cuando en el CD aleatorio del pelinegro comenzó a sonar una canción del conjunto ALI (—Ten respeto por tus antepasados, basura.). El ambiente fue tan agradable que JiSung incluso se había olvidado parcialmente de su tristeza.

—¿Te molesta si fumo? —consultó MinHo cuando decidieron tomar un descanso.

—Hazlo en la ventana —apuntó JiSung recostándose sobre sus almohadas—. Usa ese florero de cenicero.

—¿El de los cuadros?

—Si.

JiSung vio a MinHo sacar un paquete de cigarros comerciales y se aproximó hacia el mueble donde tenía sus cuadros. A diferencia de la primera vez, JiSung se sintió un poco más avergonzado al notar como MinHo miraba con atención las fotografías.

—Te rompí un cuadro —recordó el chico tomando el florero. Abrió la ventana y lo posó en el marco mientras se sentaba ahí también, con sus piernas colgando hacia afuera—. Te lo debo.

—No te preocupes. Se me ha olvidado cambiarlo solamente —se excusa JiSung—. Como sea, ¿Por qué te gusta fumar?

—¿A qué va la pregunta?

—Porque estás fumando ahora.

MinHo expulsó el cigarrillo por sus fosas nasales y le sonrió abiertamente. —La verdad es que no tengo idea.

—¿Tus papás no te quieren acaso? —bromeó.

Repentinamente, MinHo contestó serio—: probablemente.

JiSung puso sus ojos en blanco juguetonamente, pero al notar que MinHo no le regresaba la mirada, se preocupó.

—Dijiste que ellos querían una niña —comentó ahora en voz alta. MinHo asintió—. Nunca pareció afectarte.

—No es que no lo haga —caló nuevamente, expulsando el humo por la nariz—. A veces es gracioso porque no tengo que estar preocupado de estar avisando de mi paradero en cada momento, o contar lo que hice en el día, o tener cuidado por lo que hago... Aunque, bueno, sigue siendo raro.

—Sientes que no les importas —finalmente, JiSung se levantó de la cama para acercarse a él en la ventana. Notó como MinHo estiraba su cigarro lo más lejos de JiSung y exhalaba girando el rostro—. ¿Se lo has dicho?

—Todos me dicen eso —soltó una risa ácida—. "¿No has pensado en contárselo?", ¿Por qué tendría que contarles algo que ellos deberían saber?

JiSung se encogió de hombros. —No lo sé. ¿Tal vez te ven como alguien independiente?

MinHo giró abruptamente su cabeza hacia él. —¿Por qué lo dices?

—Bueno, eres un erudito, ¿No? —él no sabía muy bien de dónde nacían sus palabras, pero parecía encontrarles sentido a ellas—. ¿No será que ellos consideran que, por tu super inteligencia y esas cosas, no necesitas de ellos?

—Es un pensamiento bastante negligente.

—¿No querías una respuesta?

MinHo bufó el humo del cigarro y terminó lanzándolo en el florero.

—¿Y cómo son?

El pelinegro apartó su mirada melancólica del florero para ver a JiSung extrañado. —¿Eh?

—¿Cómo son tus padres? —JiSung acercó el florero de MinHo hacia su proximidad para sentarse junto a MinHo, con la diferencia de que sus piernas daban para la habitación—. Indagando en ellos tal vez puedas encontrar respuesta- o en la relación de ellos con tus abuelos.

—Son ordinarios —MinHo volvió a encender otro cigarro—. Eres de meter el dedo en la herida, ¿Eh? —MinHo sonrió ladinamente—. Bueno, mi madre es ama de casa y va a terapia en Seúl, así que usualmente no sale de la casa ni de su habitación- en cambio, mi padre, es un dentista que trabaja en el sótano.

A JiSung siempre le había extrañado que la casa de MinHo fuese un poco más grande que la del resto de su vecindario hasta que se enteró que la consulta de su padre lo hacían en el sótano.

—¿Y algo bueno?

MinHo se encogió de hombros. —El espacio, supongo. Y no son de pelear siempre- aunque, por alguna razón, a veces los veo como un par de adolescentes hormonales.

—Bueno, se ven jóvenes.

—Y lo son —reconoció, calando—. Es una historia divertida: en los movimientos sociales de los 2000 en Incheon se conocieron. Ella tenía catorce o quince, y él dieciséis.

—Estás de joda- ¿Tan joven te tuvieron?

—Gracias a eso, solamente tengo contacto con mis abuelos maternos porque viven en este pueblo.

»Según lo que me contó mi abuela Goo, ella se fugaba de la escuela para ir a verlo a su escuela, por amor (o por tonta, diría yo), se metió en esas cosas de movimientos estudiantiles, y salía a protestar con él las veces que se podían por las reformas educacionales. Pintoresca historia de amor que terminó yéndose a la mierda porque ella quedó embarazada porque- claro, ¿Qué sabía una chica de quince años y un chico de dieciséis que el sexo embarazaba?

»Fue caótico y vergonzoso. A mi padre no quisieron verle la cara y mi abuelo MoonRyu no quería que se casaran porque nunca le agradó el chico. Una tía de mi papá, que era de clase acomodada, le regaló una casa maltrecha en un pueblo por allá perdido cerca de Seúl —hizo un vago movimiento de manos—. Después, cuando ya estuvo cerca de dar a luz, los padres de mi madre se vinieron a vivir acá para cuidarme.

—Oh... —JiSung, impresionado, pestañeó—. Eso suena...

—¿Penoso?

—Genial- perdón, pero es... woah, admirable.

MinHo, sintiéndose desgraciado, lanzó una risa por el pequeño asombro.

—¿Qué hay de tu madre?

—¿Eh?

—Tu madre está loca, ¿No?

A diferencia de MinHo que parecía tener siempre algo que decir, JiSung era un poco más recatado en ese sentido, en especial cuando, desesperadamente, no tenía palabras para comprender sus emociones respecto a ella.

—Solamente me cuida —razonó finalmente el anaranjado—. Perdió al amor de su vida, es obvio que quiere evitar que su hijo termine como él.

—No pareces cooperar, realmente —burló MinHo, haciéndolo reír.

—Uno no puede esperar estar a la defensiva siempre cuando no hay razón de estarlo —dijo, dejando a MinHo ligeramente colgado—. Perdón.

—No- pero, ¿A qué te refieres? —cuestionó—. Me complican las figuras literarias.

—Lees la última página de un libro para tener la información que necesitas por si mueres antes de acabar un libro —explicó—. Eso es una forma de no cuidarte ante la muerte- o algo así quisiste decir, ¿No?

—Dios, eres tan denso —burló, calando—. Yo soy más simplista- me refería a la cantidad de estrés que acumulas por querer entrar a ese ridículo salón avanzado —se explicó—. Todo se irá a tu colón y probablemente tendrás una úlcera en tu estómago. Fue un gusto conocerte, Hannie.

—No me digas Hannie.

Ambos se quedaron callados por un momento, sintiendo la compañía del otro.

—¿Eres de los que leen las últimas páginas de los libros? —preguntó MinHo.

JiSung asintió. —¿Tú?

—Yo no leo, pero lo hago con las películas. Cuando quiero ver una, le pregunto a los chicos si la han visto para que me cuenten cómo termina.

—¿Con qué fin haces eso?, te arruina la experiencia.

—No, querubín, porque aquí entra el rol del director y, si la película es buena, el final me sorprenderá de todas formas —dijo con orgullo—. Una cosa es ver el final de The Mist, y otra cosa es ver las ansias protectoras del padre por cuidar a su hijo para que al final lo mate él mismo.

—Es tan mala esa película, y- ¿Querubín?, ¿Qué mierda es eso?

—Ni idea, pero si no me dejas apodarte entonces tengo que recurrir a agentes externos.

—Agentes externos..., ¿Apodos de bebé?

—¿Cómo quieres que te llame, entonces?

—Llámame por tu nombre.

—¡Iugh!, es tan mala esa película.

—¿Cierto? Oh, me gusta esta canción.

Se quedaron en silencio un momento, disfrutando en la temple madrugada la suave voz de Heather Nova en London Rain.

. . .

—¿Por qué MinHo estuvo en tu casa anoche?

JiSung saltó sobre sí tras escuchar la voz de MinGi sacarlo de su ensoñación. Los exámenes de Ciencias Sociales y Lengua habían sido sumamente agotadores, y en una hora más tendría que rendir el de inglés, por lo que aprovechaba cada situación que tenía para recomponer energías.

—¿Eh?

—MinHo —MinGi se apoyó a su lado en el casillero—. Él estuvo en tu casa anoche.

—¿Qué hacías tú en la calle anoche? —JiSung hizo memoria de esa madrugada.

—Venía de casa de Yeji —se encogió de hombros sin darle importancia—. Y, ya sabes, ella vive a la mierda.

JiSung ni siquiera quiso preguntar eso.

—Como sea, ¿Le contaste a San?

—Bueno, sí —MinGi repitió su acción. JiSung lanzó un quejido de estrés—. ¿Por qué...?

—¿Qué no te contaron que ayer San estuvo a punto de rajarle la garganta a MinHo? —se quejó JiSung—. No sé qué problema tienen los dos, en especial porque ninguno me dice algo.

MinGi abrió los ojos, levemente sorprendido. —¿San no te contó?

—¡¿Qué cosa?! ¿Qué es lo horrible que hizo MinHo causando que San quisiera golpearlo en medio del pasillo? —JiSung no ocultaría su desespero.

Su amigo, al cual conocía desde que tenía doce años, jugó con sus dedos tímidamente antes de hablar. MinGi siempre había sido divertido e intentaba evadir problemas, por lo que JiSung esperaba esa reacción evasiva.

—Yuna y él estaban tomados de las manos.

JiSung puso los ojos en blanco una vez más tras escuchar eso. —¡¿Estás de joda?!

—Sabíamos que te ibas a enojar-

—¡¿San quiso golpear a MinHo por eso?! ¡¿Qué tan poco contacto tienen ustedes con las mujeres?! —JiSung se sentía hilarante, realmente sorprendido por el caos que sus amigos habían hecho por algo tan mínimo—. Son unos reales idiotas- iré a hablar con San.

—¡No! —MinGi lo tomó del brazo antes de que se alejara más JiSung—. No, por favor. No le digas que te dije. Me dijo que no te dijera.

—¿Acaso creían que yo no querría una explicación luego de que San intentara golpear a mi amigo? —preguntó con sarcasmo JiSung, notoriamente enojado—. Todos ustedes son increíbles.

—JiSung.

—O sea, ¿Ustedes querían atacarlo sin más? ¿Sin siquiera contarme? —bufó en desespero—. Son increíbles. Realmente increíbles.

MinGi se quedó en silencio mirando a JiSung, abrió la boca para decir algo más pero justo en ese momento HyunJin pasó por el pasillo perdido en sus pensamientos.

Cuando JiSung cerró su casillero con enojo, HyunJin saltó en sí tras el abrupto ruido. —Ah- JiSung, ¿Cómo estás?

—¿Vamos por un café? —JiSung ignoró por completo el llamado de MinGi para acercarse a HyunJin.

—Vale, el examen de Ciencias Sociales fue una masacre —comentó, ambos yendo a la cafetería.

Pudo ocultar su molestia con HyunJin, él fue un gran distractor; el chico hablaba tanto que a veces llegaba a marearlo, pero siempre lo hacía de una manera cómica que JiSung creía que estaba viendo un stand up comedy sobre las tragedias del chico.

—Y entonces apareció esta chica que apenas recuerdo su nombre a espantar a esta otra de primero que intentó proponerme matrimonio. —relató el chico con fluidez. JiSung apenas podía seguir el ritmo—. Le jaló el pelo y la otra le pateó, y una de ellas trajo una amiga con una pistola de fogueo que-

—¡¿Pistola de fogueo?!

—¿En serio eso es lo único en lo que te concentras? ¡Presta atención, JiSung!, bueno, entonces sacó la pistola de fogueo y disparó al aire...

—¿Contando la historia de cuando te metiste con esa chica que tenía a familiares en la yakuza japonesa? —los acompaña Chan con una sonrisa.

—¡Le contaste el final! —expresó con enojo HyunJin—. ¡Maldito!

—Con qué tipo de personas te relacionas... —comentó JiSung con sorpresa, mirando a HyunJin—. Eres tan...

—Atrayente —completó el chico con soberbia bromista—. Tranquilo, puedes decirlo. Todo el mundo está encantado por mí.

—Si todo el mundo está encantado por mí, ¿Por qué sigues virgen? —se burló Chan.

—¡Tener sexo no es todo en esa vida!

—Bien, me corrijo: ¿Por qué nadie quiere estar contigo?

—¡Porque siempre aceptan mi cara bonita! —se queja con aires de ofendido, para luego mirarlo—. JiSung, ¿Tú estarías con alguien que le gustaras solo por tu rostro?

—Jamás —coincidió.

HyunJin lo apuntó mientras miraba a Chan. —¡Él es de los míos!

—Pero JiSung tiene novia —recordó el chico, ocultando su sonrisa en su pote de avena instantánea que traía desde su casa—. Y tú...

El chico de pelo largo murmuró una grosería, y Chan solamente rio a carcajadas.

—Hablando de noviazgos —HyunJin miró a JiSung—. No te he visto con Yuna.

—No estamos cocidos por la cadera —rodó los ojos JiSung—. La verdad es que está con sus amigas. No le gusta que le ayude a estudiar, dice que la hago sentir tonta.

—¿Y lo haces?

JiSung lo pensó un momento antes de encogerse de hombros. —Últimamente no sé qué pasa por su cabeza, sinceramente.

HyunJin iba a decir algo al respecto, pero JiSung negó enseguida.

—Olvídenlo. Mucha gente ya está involucrada y yo no quiero eso —interrumpió enseguida, repentinamente hastiado.

—Bueno, si necesitas a alguien con quien hablar, estamos aquí —Chan le sonrió—. Podemos ayudarte con todo.

JiSung no pudo evitar regresar la sonrisa.

—Gracias. ¿Saben dónde está MinHo?

HyunJin y Chan se miraron. JiSung supo lo que significaba eso.

. . .

MinHo se encontraba bien. Apenas y tenía capacidad en su mente cuando la lengua de Rena se encontraba en su boca y en sus auriculares Heather Nova sonaba con una canción melancólica sobre la lluvia en Londres. Ambas acciones con emociones completamente opuestas.

—Tienes un buen gusto... —Rena compartía uno de los auriculares con MinHo mientras lo besaba—. Me gusta esta canción, aunque no entiendo lo que dice.

—Habla del consuelo —explicó MinHo, realmente poco interesado—. Ya sabes, cuando tienes a esa persona contigo después de un mal día.

—Mh... que romántico —la chica le dio una pequeña sonrisa antes de volver a besar su boca.

Estaban sentados en el pasillo del ala vieja de la escuela apoyados en una de las paredes de los salones disfrutando del entretiempo entre los exámenes. MinHo ni siquiera sabía cuánto faltaba para su examen de inglés, pero sabía que el maestro lo recibiría si es que llegara tarde, y probablemente le pediría si quiere ir a ese campamento de verano con hablantes nativos y, de nuevo, MinHo lo negaría.

Sin embargo, la pérdida de la noción del tiempo no iba por los labios de Rena o por la dulce y melancólica canción, sino era por algo mucho, mucho peor.

La culpa.

La noche anterior le había mentido descaradamente a JiSung, y luego él fue tan amable con MinHo que no pudo evitar sentirse culpable por la sinceridad y la buena intención del muchacho. Recordó todo lo que había hecho para estar ahí, en el marco de la ventana de la casa de él, y cómo había sido un completo bastardo.

MinHo razonaba que San ya se lo había dicho, por supuesto que se lo había dicho, sino ¿Por qué demonios JiSung indagaría en eso?, y MinHo le había mentido aún cuando había hecho los pros y contra de su respuesta. Una amistad se basaba en la honestidad, entonces, ¿Por qué?

«Opino que debería darme un tiro en la cabeza, piensa MinHo, así todo se acabaría más fácil-»

«¡No!, deberías hacerle frente, ¿Sabes?«

«¿Hacerle frente? ¿Crees que tengo ánimos de ir a la guerra?»

«Bueno, entonces háblalo con alguien, idiota.»

A nadie le había contado lo sucedido, lo cual lo carcomía más. ChangBin y SeungMin eran completamente ajenos a la situación, y ni de chiste le contaría a Chan porque- no, simplemente no. A HyunJin podría escaparse lo sucedido con Yeji y, por favor, no quería a más gente involucrada. Felix y JeongIn... No, simplemente ellos no podían.

Incluso se le había pasado por la cabeza contarle a YiSu porque, bueno, opinión femenina, pero ella era tan parecida a SeungMin que hasta podía esperar la respuesta.

O, bueno, MinHo sabía que todos le responderían de la misma forma.

«—Se honesto»

La misma canción que oía era la que escuchaba con JiSung la noche anterior, por lo que su mente no podía concentrarse en Rena.

—Sonó la campana —interrumpió MinHo mientras la apartaba suavemente por los hombros.

La chica sonrió ladinamente mientras murmuraba un vale demasiado embriagado.

—Oh- oye, tengo una pregunta —antes de que ella se fuera del ala vieja—. ¿Qué somos?

Rena, mirándolo desentendida, se encogió de hombros. —No lo sé- ¿Qué quieres ser?

—Uh... ¿Novios?

La chica, sonriendo aún más ampliamente, asintió. —Vale- pero, ¿Exclusivos?

Y como MinHo no tenía idea de lo que era eso, negó

A MinHo le hubiese gustado tener esa misma sensación.

Después de que la chica se apartara de él y se fuera por su lado, MinHo finalmente salió del ala vieja para encaminarse hacia el pasillo. Notó en el vacío lugar a San conversando con YeoSang.

Supo que era una mala idea, pero antes de meditarlo ya estaba aproximándose a él.

—Oye, San —le llamó, y sintió un escalofrío cuando los dos chicos lo miraron—. ¿Podemos hablar a solas?

Intentó sonar lo menos borde posible, a pesar de que le sacaba de las casillas. San le miró con sus ojos afilados y notoriamente prepotente, pero MinHo sabía que si no daba el primer paso, el otro no debería atacar.

—Vale —accedió el chico desinteresadamente—. Te alcanzo —le avisó a YeoSang. El otro chico miró escépticamente a MinHo antes de perderse por el pasillo.

Los maestros estaban ocupados con los exámenes, y los pasillos estaban casi vacíos.

—¿Qué? —alzó él—. Tengo examen ahora.

—¿Le dijiste a JiSung sobre lo que pasó con Yuna en la biblioteca? —MinHo quiso ir directo al grano.

Para su alivio, San negó. Sin embargo, proveniente de él nada podía ser bueno. —¿Por qué?

—Creí que se lo dirías tú —respondió ácidamente—. Ya sabes, ya que son amigos- creí que tendrías los testículos para hacerlo.

—Si, lo haré en su momento.

—Pero si no fue nada, ¿Por qué esperar tanto? —a falsa inocencia en la voz de San lo puso de los nervios—. ¿Cuáles son tus intenciones con Yuna?

—Ninguna —dijo automáticamente. De forma inerte apuntó a su espalda—. Ya estoy con alguien, por si las dudas.

—Tú le gustas. Y si no haces nada al respecto, ella terminará con JiSung.

MinHo sonríe burlescamente. —¿No debería hacerlo si está enamorada de otro?, ya sabes, por respeto.

—Se nota que no conoces a JiSung —San bajó su barbilla—. ¿Por qué no mejor le dices la verdad y te ahorras un drama?

—El drama lo estás creando tú.

—Estoy defendiendo a mi amigo de un chico que busca sacar provecho de él solo para acercarse a su novia —expresó con tanta determinación en sus palabras que, de nuevo, MinHo sintió un escalofrío—. Se bueno y apártate del camino. Si veo que JiSung está meramente deprimido por Yuna, créeme que te borraré esa sonrisa tonta de la cara.

—¿Cómo? —desafió—. ¿Por qué tan metido? ¿Por qué tan intenso? —los sentimientos de MinHo empezaron a desbordar, y no pudo evitar dar un paso más—. ¿No me estás cobrando venganza por algo? ¿Tienes deseos de querer golpearme por algo?

—No pierdo mi tiempo con inutilidades.

—Pero si te gusta lanzarme hielo y latas de coca colas cuando estoy ensayando —San también había dado pasos, y MinHo rio burlonamente al notar los puños blancos del chico—. Admite que estás enamorado de mí y te dejaré-

El puñetazo que San le dio a MinHo en la mejilla lo desequilibró enseguida, haciendo que cayera al suelo. Un pitido en su oreja comenzó a sonar cuando sintió el frío de la cerámica, e intentando enfocar su mirada en el pasillo notó como San se daba una vuelta para poder dirigirse a su salón. MinHo no lo dejaría ahí.

Él tenía principios, claro, nunca atacar por la espalda; gracias a ese principio pudo agarrarlo de la chaqueta para girarlo y darle un puñetazo también justo en la nariz, y San se lo devolvió también en el mismo lugar, y antes de darse cuenta los dos estaban en una pelea en el silencioso pasillo.

Escucharon a alumnos reír y gritar, como a una profesora ordenarles que se detuvieran. MinHo no supo medir el tiempo de la pelea, pero si supo que hubo un final cuando lo abrazaron para inmovilizarlo.

—¡Calma, bestia! —gritó Chan mientras que con HyunJin lo separaban de San, quien por su parte estaba siendo acudido por un chico del equipo de básquetbol y MinGi.

Por supuesto, gracias al bullicio y el escándalo, el director Kwon se asomó con su rostro rojo de la ira, gritando un par de improperios que en otra circunstancia MinHo se habría reído, y mandó a los dos chicos a su oficina.

Las consecuencias después de eso fueron notorias. Por estar en temporada de exámenes no podían suspenderlos, pero eso no impidió que San estuviese temporalmente baneado del equipo de baloncesto. El castigo para MinHo no fue tan grave, lo cual le hizo sentir un poco de culpa por la molestia de San al enterarse que estaría fuera del equipo, pero el regaño que recibió por parte del director y su "—Inviertes tu tiempo en tonterías, en vez de estar en el salón avanzado y crear tu futuro, te estás dedicando a ser un delincuente más de este pueblo," le había molestado un poco más de lo deseado.

Tenía un ojo tan cerrado que apenas podía ver por él, su nariz estaba sangrando y podía jurar que se había rajado parte de su mejilla interna por sus dientes. Por otra parte, él le había roto el pómulo a San como quebrado un diente, por lo que no fue de su agrado tener al chico en el sótano de su casa mientras que su padre lo atendía.

—Pelear —su madre, SooYoung, no le gritaba, pero se veía tan molesta que MinHo prefería que ella lo expresara a viva voz—. ¿Qué demonios?

—Él se lo buscó —masculló en el sofá de su sala. Sus amigos se encontraban ensayando en el garaje y estaba ansioso por unirse a ellos—. ¿Puedo irme?

—¿Irte? ¿Es que no le tomas el peso a esto? —ella se veía ofendida—. Le volaste el diente a ese chico.

—Y creo que él hizo lo mismo conmigo —MinHo bajó la bolsa de verdura congelada hacia su mejilla, haciendo una mueca—. Me duele la muela.

—Dile a tu padre que te revise cuando termine con San —SooYoung se rindió enseguida, y pasó una mano por su cabellera negra antes de apuntar con su cabeza a la puerta que daba para el garaje—. Espero que no lo vuelvas a hacer.

—Si él no me busca, por supuesto.

—MinHo...

El chico rodó sus ojos y se fue de la sala. Al entrar al garaje, notó que todos sus amigos los miraban. Incluso Rena.

Todos a excepción de JiSung, que ni siquiera se encontraba ahí.

—¡Ahí está el guerrero! —le apuntó ChangBin con una carcajada, mientras que JeongIn y HyunJin vitoreaban de alegría—. ¡El gran hombre! ¡El único golpeador de esa infernal cabra!

—Cállate que sigue abajo —MinHo dejó la bolsa de verduras congeladas sobre el escritorio de Chan y se acercó hacia su lugar en el micrófono—. ¿Ensayaremos?

—¿Te encuentras en condiciones? —preguntó SeungMin, un poco preocupado pero igualmente agraciado.

—El espectáculo debe continuar —guiñó el ojo.

Chan se acercó a él para entregarle a Cessi, y le preguntó:

—¿Por qué demonios pelearon?

De nuevo, MinHo no cambió su sonrisa burlona para su amigo. —Me tocó la vena, simplemente.

—Te va a dejar marca —comentó Rena, haciendo a MinHo encogerse a si mismo—. ¿No se te había reventado el labio ya antes?

—Dios cristiano no quiere que regale besos.

. . .

Esta vez JiSung había cenado- algo que no había hecho hace unos días a causa del constante nudo que tenía en su estómago, pero esa cena parecía no querer estar mucho tiempo con él, por lo que a las dos horas la terminó vomitando.

«Hasta la comida me abandona», pensó con una graciosa crueldad mientras jalaba la cadena.

Se sentía pesado, agotado. Sentía el amargo sabor del vómito en todo su esófago y hasta en sus fosas nasales, por lo que estuvo mucho rato lavándose los dientes hasta sentir el sabor artificial de menta que lo ayudo, aunque sea un poco, opacar las náuseas.

Era cerca de las doce y llovía torrencialmente afuera. Su madre recién se había encerrado en la habitación.

No habían peleado. No, claro que no. Solamente habían compartido unas palabras que dejaron a JiSung un poco flagelado. Eso era todo.

Cuando llegó a su habitación, no pudo saltar del susto al ver a MinHo sentado en su cama.

—¡Jesús!

—No, no, soy MinHo —bromeó él.

JiSung no se encontraba con ánimos para enfrentarlo, ni en condiciones. No quería saber la causa de la pelea en la que se metió MinHo; tampoco quería estudiar; ni siquiera quería saber toda la verdad de la relación de ese chico con Yuna. No quería nada, absolutamente nada del mundo ni del gran Lee Know en ese preciso momento.

—¿No tienes casa, acaso? —preguntó amargamente mientras iba hacia su almohada para sacar su pijama. Ni siquiera se inmutó por la mirada de MinHo en él; JiSung solamente quería ponerse su pijama.

—Creí que estudiaríamos.

—¿Qué? ¿Música y artes? —JiSung se sacó sus pantalones para ponerse sus gruesos pantalones de chándal, para continuamente sacarse su clásica camiseta grande de algodón para ponerse- bueno, exactamente la misma pero la que usaba como pijama, junto a un grueso polerón de talla XL—. Quiero dormir, MinHo.

MinHo asintió razonablemente. —Vale, pues te dejo dormir.

Pero MinHo no se movió de ahí, y JiSung sintió el mismo disgusto por él como en el inicio.

Tomarse de las manos, claro, eso no era la gran acción. No era la gran cosa. ¿Por qué lo sería? A veces cuando estaba con RyuJin o Lia en la galería comercial, ellas lo jalaban de la mano para aproximarse a una cosa- entonces, malditamente, ¿Por qué ahora estaba enojado por esa razón?

—JiSung... —MinHo divagó—. Tengo que decirte algo.

«¿Ahora lo harás?», pensó amargamente.

—Creo que sería mejor hacerlo en otro momento —con su misma amabilidad él intenta desviar la bala. Si MinHo lo seguía buscando de esa forma, probablemente también acabaría golpeándolo—. Estoy cansado.

MinHo abrió la boca para decir algo más, y la cerró. Estuvo así al menos unas cinco veces que hasta JiSung llegó a considerarlo cómico.

Finalmente, las palabras del chico salieron.

—Lo siento mucho.

Y de repente, JiSung lo vio mejor. Su rostro estaba hinchado al igual que su mejilla y su nariz, su mirada ni siquiera estaba en el otro, pero sus manos no estaban usualmente en su tatuaje o cabello como lo hacía de costumbre cuando estaba nervioso, aquí tenía sus puños apretados, blancos, como si ahí estuviera su completa contención emocional.

Un trueno sonó.

—¿Has compartido cama con un hombre?

Ahora MinHo saltó con esa pregunta, y lo vio con una expresión de pánico que hizo reír internamente a JiSung.

—¡¿Qué?!

—Está lloviendo a cántaros —a pesar de su agraciado sentimiento, él no quería demostrar que estaba conmovido—. No te dejaré irte mojado.

—Estaré bien-

—Tienes un festival este sábado —recordó—. Saca un pijama de mi closet y te vienes a acostar- bueno, claro, si no hay problema con eso.

—Oh, no lo hay —MinHo pareció un tanto alentado cuando se levantó y fue hacia el lugar indicado (—¿Qué cajón? —El tercero.)—. Cuando me quedo donde HyunJin o ChangBin duermo con ellos. No comparto cama con SeungMin porque uso la cama de su hermano, ¿A qué me ama? Además, JiSung, los dos ya hemos compartido cama.

JiSung rodó los ojos y se apegó a la pared, se recostó sobre su almohada y cerró los ojos. —Apagas la luz cuando hayas terminado.

Momentos después la lámpara del escritorio fue apagada y JiSung sintió el otro lado del colchón hundirse. Esta era la primera vez que se sentía tan cerca de MinHo, tanto que podía sentir su calor corporal abrazarle.

—¿No contará esto como infidelidad? —MinHo cuestiona con forzada diversión—. Estoy en una relación con Rena ahora.

—Hay cosas peores —respondió JiSung sin tono—. Buenas noches, MinHo.

—Buenas noches, JiSung.

Canciones:

Changes; David Bowie London Rain; Heather Nova


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