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Capítulo 8

Jimin salió de la cama con flojera, bostezando perezosamente. Gracias al cielo, había llegado el fin de semana y estaría libre muchas horas, lejos de su némesis. Eso era muy bueno; necesitaba sacar el estrés acumulado.

Aunque la semana pasó bastante rápido para Jimin, después de su pequeña discusión la primera noche en la nueva casa, no había sucedido nada más. En el trabajo, Jungkook era un poco insoportable, pero muy profesional, y en la casa se ignoraban por completo. Una ventaja era que tenían mucho espacio para evitarse.

Después de lavarse los dientes y aún en pijama, salió de la habitación rumbo a la cocina. Una dosis de café para empezar su día sería genial. Jungkook no estaba en ningún lado, lo que hacía su mañana aún mejor. Y si no viera el rostro del tipo en todo el día, sería la persona más feliz de la Tierra.

Pero eso era demasiado pedir.

En ese momento, la puerta principal se abrió, dejando ver a Jungkook vestido con ropa deportiva. Estaba cubierto de sudor y parecía sofocado, como si hubiera corrido un maratón.

Jimin lo ignoró y se sentó en el sofá con su taza de café en las manos.

—Cuidado, ensucias el sofá —dijo Jungkook al mirarlo.

Jimin le dio una mirada de reproche.

—No soy tan torpe como para derramar mi café.

Jungkook desapareció en las escaleras y Jimin rodó los ojos. Y sí, así eran las conversaciones que tenían mientras estaban en casa.

Jimin trató de no darle demasiadas vueltas al asunto y disfrutar su café. Hoy iría, por fin, a la casa de su hermano por el resto de sus cosas y por sus gatos. Tener a Ron y Hermione con él haría su estancia en esa casa más llevadera; ya los extrañaba demasiado.

—¿Me dejaste café? —escuchó la voz de Jungkook después de un rato.

—Ahí está la cafetera, puedes prepararlo tú mismo —respondió Jimin sin mirarlo.

Lo escuchó maldecir entre dientes, y Jimin sonrió.

—¿Park, qué piensas hacer hoy? —interrogó Jungkook.

—Nada que te interese —contestó Jimin.

—Solo te hice una pregunta —gruñó Jungkook.

—Solo te di una respuesta —bufó Jimin—. Es mi día libre; lo que haga o deje de hacer no tiene nada que ver contigo.

¿Qué diablos le pasaba hoy a Jungkook, de repente interesado en lo que Jimin haría durante su fin de semana?

En ese momento, Jimin se puso de pie para llevar la taza vacía a la cocina y levantó la mirada, encontrándose con la visión de la espalda desnuda de Jungkook. Parecía recién salido de la ducha; solo llevaba puesto un pantalón de chándal y los pies descalzos.

Jimin tragó grueso cuando Jungkook se dio la vuelta y un muy bien marcado abdomen quedó ante sus ojos. El pelirrojo no podía apartar la mirada.

¡Por el diablo y todos sus jodidos demonios! ¿Por qué ese imbécil tenía que tener un cuerpo tan descomunalmente sexy, justo como a Jimin le encantaban?

Piensa en Zac, ¡maldición, Jimin, piensa en Zac! gritó interiormente.

El arrogante de Jungkook tuvo el descaro de sonreírle.

—¿Te gusta lo que ves?

Jimin levantó la mirada.

—Para nada, he visto mejores —se encogió de hombros.

Jungkook frunció el ceño y se dio la vuelta.

Jimin aprovechó para salir despavorido a su cuarto y cerrar la puerta tras él. ¿Qué mierda? Miró el bulto en sus pantalones de pijama. Esto no era nada, era solo la erección mañanera.

¡Él no podía excitarse simplemente viendo el cuerpo de ese idiota! Si fuera otro hombre, tal vez. Pero definitivamente no podía sentirse así por el imbécil de Jeon.

Corrió al baño, se desvistió y se metió bajo el chorro de agua fría. Había estado tan ocupado en conseguir trabajo que había dejado de lado su vida personal. Necesitaba salir esa noche y conseguir tener un poco de sexo.

Después de la ducha, se puso lo primero que encontró antes de bajar y salir de la casa, evitando a toda costa volver a ver el rostro de Jungkook. Se sentía avergonzado por la traición de su propio cuerpo.

¡Tenía que odiar a Jungkook, no desearlo!

Tomó un taxi directo a la casa de Yoongi, intentando olvidar lo sucedido. Cuando llegó, le pagó al taxista y caminó a la puerta, tocando el timbre un par de veces.

—¿Qué haces aquí tan temprano? Es sábado —refunfuñó Yoongi con el ceño fruncido.

—Deja de ser amargado y déjame pasar —se quejó Jimin con puchero.

—Bebé, no seas así con Minnie —Hoseok abrazó a Yoongi por la espalda y le dejó un beso en la mejilla—. Regresa a la cama, te llevaré el desayuno cuando esté terminado.

Yoongi suspiró y, soltándose del abrazo, desapareció por el pasillo.

—¡Buen día, Minnie! —Hoseok le dio una sonrisa—. Yoongi está algo cansado, trabajó toda la noche.

—Hola, Hobi —Jimin le devolvió la sonrisa—. No te preocupes, es Yoongi siendo Yoongi.

—¿Cómo has estado, Jimin? ¿Qué tal tu primera semana de trabajo? —preguntó.

—Tan bien como podría si trabajas para un idiota —respondió Jimin con una mueca.

—No seas negativo, Minnie, todo mejorará —le aseguró Hoseok.

—¿Dónde están mis bebés? —preguntó Jimin entonces.

—En la cocina, también esperando el desayuno —Jimin siguió a Hoseok a la cocina y literal se sentó en el piso jugando con Ron y Hermione.

—¡Los he extrañado infernalmente! —exclamó, sosteniendo al regordete de Ron contra su pecho—. ¿Ron sigue sin llevarse con Yoongi?

Hoseok le miró sonriendo.

—Entre gatos no se llevan, son muy territoriales.

Jimin se rió y se levantó, seguido de una charla entretenida con su cuñado. Hablar con Hoseok siempre era confortable y divertido. Para la hora del almuerzo, Yoongi salió de la habitación con un mejor humor.

—¿Así que has sobrevivido a tu primera semana en el infierno? —se burló.

—No te burles de mí —Jimin le hizo un puchero—. Hay días en que en realidad quiero golpear al maldito de Jungkook.

—Hazlo —sugirió Yoongi.

—¡Amor, no le digas eso! —refutó Hoseok—. No puede golpear a su jefe.

—Su jefe es un idiota. ¿Qué te hizo? Esta mañana parecías venir huyendo —preguntó.

Jimin empezó a toser, atorándose con su jugo.

—No me ha hecho nada.

—¿Seguro?

Jimin asintió.

—Aunque ahora quisiera tener un giratiempo y evitar a toda costa firmar ese contrato.

—Las cosas pasan porque así deben pasar —aseguró Hoseok—. Es el destino.

—¿Y mi destino era tener un jefe de mierda que me hiciera la vida imposible durante seis meses? —se quejó Jimin.

—Te quedan 5 meses y tres semanas —Yoongi se encogió de hombros.

—Eres mi hermano, se supone que debes darme apoyo moral —Jimin suspiró.

Yoongi le dio una mirada cansina.

—Te doy apoyo moral recordándote cuánto tiempo te falta.

Jimin infló sus mejillas.

—Me llevaré mis cosas y a los gatos hoy.

—¿Estás seguro? —preguntó Yoongi—. ¿Y si no le gustan los gatos?

—Que se joda, yo fui claro con el señor Jeon y le dije que llevaría a mis gatos conmigo.

—Los voy a extrañar —confesó Yoongi.

—Tú te la pasas peleando con Ron todo el tiempo —se burló Jimin.

—Es que nos odiamos, pero al final no pude evitar encariñarme con él —Yoongi se encogió de hombros.

Jimin gimió bajo ante la afirmación de Yoongi. ¿Era posible tomarle cariño a algo que odias?

Entre pláticas y recogiendo el resto de sus maletas, libros, pósters y las cosas de sus gatos, pasó el resto de la tarde. Subieron todo a la camioneta de Hoseok, que se ofreció a llevarlo.

La casa estaba cerrada y el Mercedes no estaba en ningún lado, afortunadamente.

—Linda casa —silbó Yoongi.

—Es lo único bueno de trabajar para Jungkook —murmuró Jimin.

Con ayuda de Yoongi y Hoseok, metieron todo a la casa antes de despedirse. Jimin arregló las cosas de sus gatos en el primer piso para luego dirigirse a su habitación, donde encontró unas bolsas de compras con una nota a mano.

"Te dije que te compraría mejores."

Era lo único que decía. Jimin abrió las bolsas y encontró camisetas y un par de chaquetas. Arqueó una ceja. Así que el imbécil había cumplido su palabra.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Jimin al mirar las prendas. Estaban muy bonitas y, por el precio en las etiquetas, eran jodidamente caras. Con el precio de una sola, Jimin podría comprar una docena de sus antiguas.

Jimin había obtenido sus camisetas de gatos en una rebaja. A él le gustaban los gatos y las camisetas estaban de oferta, así que aprovechó la oportunidad.

Dejó todo lo que había traído a un lado para arreglarlo al día siguiente. Ahora iba a darse una ducha y alistarse para salir a tomar un trago y distraerse bailando con un hombre caliente en algún club.

Todo estaba bien hasta que escuchó un grito del piso de abajo:

—¡Park! ¡¿Qué hacen dos bolas de pelos en mi sofá?! — Jungkook se oía furioso.

Mis amores espero que les haya gustado el cap. Ahora ambos han empezado a desearse ¿Quién caerá primero?

Giratiempo


Es un objeto que permite retroceder en el tiempo. Tiene la apariencia de un reloj de arena pequeño y retrocede una hora por cada vuelta que le den. Es muy importante que el que usa un giratiempo evite el contacto con su ser pasado porque podrían atacarse, llegando incluso a quitarse la vida por la confusión, o peor aún, el usuario podría alterar (nunca se sabe si en forma leve o drástica) su propio futuro o el de las personas con quiénes haya interactuado, causando que el curso de su vida, la de los demás, o incluso el destino del mundo (o al menos el destino de una parte de él) vayan en una dirección completamente distinta a la que se conoce en una determinada línea de tiempo, siendo absolutamente imposible predecir no sólo cuál será esta nueva dirección, sino también hasta qué punto se producirá la desviación de la línea de tiempo original en dicha nueva dirección.

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