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Capítulo 35

"En el espejo de Oesed se refleja el deseo más grande de aquel que se está mirando en su superficie."

—¿Jungkook, si nuestra reunión es en Boston, qué hacemos en Orlando? —preguntó Jimin confundido cuando llegaron al aeropuerto.

—Es que tenemos algo muy importante que hacer aquí, bebé —le informó Jungkook, abriéndole la puerta del auto que ya los esperaba.

Jimin subió al vehículo y frunció el ceño, tomando el celular en sus manos para revisar la agenda.

—Jungkook, yo soy tu asistente, manejo todo tu itinerario, y aquí no tenemos nada para Orlando —aseguró Jimin.

—Es que olvidé decírtelo —Jungkook le restó importancia al asunto.

Jimin abrió los ojos entre asombrado y molesto.

—¿Cómo es que olvidaste decírmelo? ¿Sabes que ahora debo rehacer la agenda de esta semana? —se quejó poniendo un gran puchero en sus labios.

Jungkook sonrió al ver la carita enojada de Jimin.

—Bebé, ¿estás enojado?

—No —murmuró, mirando hacia la ventanilla del auto.

—Si no estás molesto, entonces mírame —propuso Jungkook sonriendo.

—No quiero —Jimin seguía con sus labios abultados.

Jungkook dejó salir una risita y puso su mano en el mentón de Jimin, haciendo que este lo mirara.

—Amor, discúlpame por no avisarte que debíamos venir aquí primero. Te lo prometo, no volverá a pasar —aseguró Jungkook.

Jimin levantó una ceja, pensando.

—¿Cómo lo compensarás?

—De una manera que te encantará —respondió Jungkook, guiñándole un ojo.

Jimin sonrió de forma traviesa y se mordió el labio inferior.

—Estaré esperando mi compensación.

El pelinegro sonrió y dejó un rápido beso en los regordetes labios de Jimin, haciéndolo sonreír de nuevo.

—Llegaremos a nuestro destino pronto.

—Está bien, pero luego vamos al hotel. Tengo un poco de sueño —hizo saber Jimin.

—Lo que tú quieras, cariño —Jungkook tomó la mano de Jimin y la entrelazó con la suya.

Su plan estaba funcionando. Tal vez por el cambio de horario o el cansancio, Jimin no recordaba que en Orlando había un sitio muy especial que a él le encantaría visitar, y Jungkook estaba más que encantado de venir aquí juntos.

Jimin suspiró y recostó su cabeza en el hombro de Jungkook, un poco adormilado. El auto avanzó, y Jungkook empezó a sentir muchos nervios.

Amaba a Park Jimin con su alma y quería que todo en este día fuera perfecto para su precioso novio.

Una vez en su destino, el corazón de Jungkook latía tan rápido que parecía querer salir de su pecho por la emoción de ver la reacción de Jimin.

—Jimin, despierta, bebé —le susurró Jungkook.

—¿Ya llegamos? —preguntó Jimin, bostezando mientras se tallaba los ojitos.

—Sí, abre esos ojitos o perderemos el tren —murmuró Jungkook para que se despertara.

—¿Tren? —preguntó Jimin.

—Mira tú mismo —Jungkook le abrió la puerta del auto y Jimin bajó.

Los ojos del pelirrojo se abrieron ampliamente y su boca formó una "O", como si no pudiera creer lo que estaba pasando ante sus ojos.

—¿E-esto es un sueño?

—No, no lo es. Vamos, cariño, el Hogwarts Express —cantó Jungkook, abrazándolo por la espalda.

—¡Oh Dios! ¡Oh, por Dumbledore! Esto es real —Jimin se llevó las manos al rostro mirando al frente. Este era su sueño desde que era un niño, siempre había deseado visitar un parque temático de Harry Potter y justo estaba por cumplir su sueño de estar en uno.

La alegría que recorría su cuerpo era algo indescriptible. Jimin estaba totalmente eufórico, a tal punto que sus ojos se pusieron acuosos y se dio la vuelta para abrazar a Jungkook.

—Gracias —susurró en un sollozo.

El pelinegro sostuvo a Jimin en un abrazo.

—No me agradezcas aún, amor. Vamos a disfrutar de este día juntos.

Jimin asintió, sonriendo aún sin poder creer que estar aquí fuera una realidad.

Jungkook entrelazó sus manos y juntos iniciaron su aventura en The Wizarding World of Harry Potter.

Jimin estaba muy nervioso y bastante asombrado. Jungkook parecía tener todo absolutamente bajo control, con boletos y tiquetes listos.

Cuando lograron entrar, Jimin se sentía en otro mundo. Literalmente, era como caminar por las calles de la saga de Harry Potter. Las ganas de llorar de alegría lo invadieron de nuevo. A su padre le habría encantado venir aquí.

Iniciaron su recorrido por Diagon Alley, y Jimin se sentía en el cielo. El callejón se veía igual al de las películas, había tantas tiendas, incluso la de juguetes mágicos de los gemelos Weasley.

Parecía que un solo día no sería suficiente para recorrer todos los lugares.

Jungkook miró a Jimin salir de una tienda y entrar a otra, comprando tantas cosas como quería. Parecía un pequeño niño, sonriendo y saltando. Tomaba fotos de todo lo que veía.

Jungkook no podía dejar de sonreír al darse cuenta de que hacer feliz a la persona que amaba lo hacía inmensamente feliz a él.

Siguieron el recorrido por el parque, subiendo a las atracciones. Jimin estaba eufórico porque pudo captar con su cámara el momento preciso en que el dragón que está sobre la fachada de Gringotts escupió fuego.

Jimin estuvo más que encantado cuando fueron a Ollivanders a comprar sus varitas, y él fue elegido por la suya.

—A Yoongi le encantaría estar aquí —cantó Jimin, llevándose una rana de chocolate a la boca.
—Seguro que sí —Jungkook le besó la nariz—. ¿Quieres una gragea?

Jimin hizo un puchero y negó con la cabeza.

—Después, es que me estoy comiendo esta ranita para quitarme el mal sabor que me dejó la última.

—Es que tienes la suerte de Dumbledore con las grageas —se burló Jungkook.

Jimin le golpeó el hombro mientras comía más chocolate.

Recorrieron los dos complejos ese mismo día con la ayuda del Hogwarts Express. Fueron a Las Tres Escobas y también al Caldero Chorreante; tomaron cerveza de mantequilla y jugo de calabaza.

Si a Jimin le hubieran dicho que un día estaría recorriendo el castillo de Hogwarts tomado de la mano de alguien como Jeon Jungkook, nunca lo habría creído.

Pero allí estaba, junto a ese hombre arrogante pero también encantador, dulce y detallista, que lo amaba muchísimo.

Estuvieron todo el día caminando de un lado a otro, comprando, comiendo, recorriendo esas calles y creando recuerdos maravillosos e inolvidables.

Cuando llegó el atardecer, el castillo de Hogwarts se iluminó de manera mágica. Ambos estaban allí admirando la hermosa vista.

Jungkook lo tenía abrazado por la espalda mientras sonreía.

—Amor, gracias por esto —susurró Jimin, casi con la voz quebrada—. Hoy, sin duda, fue el día más feliz de mi vida.

—Me alegra tanto poder ser parte de tus recuerdos hoy —Jungkook le besó la mejilla—. Pero el día aún no termina —dijo soltándolo y pasándose frente a él.

Jimin lo miró con una inmensa sonrisa en su rostro.

—¿Qué más falta? Ya hemos subido a todas las atracciones.

—Falta algo muy importante —Jungkook se aclaró la garganta y, de repente, se agachó, poniendo una rodilla en el suelo.

Los ojos de Jimin se abrieron ampliamente y su corazón dio un gran salto al verlo.

—Jungkook...

El pelinegro llevó su mano al bolsillo de su chaqueta y sacó una snitch dorada.

—Park Jimin, llegaste a mi vida de la nada, pusiste mi mundo de cabeza y te convertiste en mi universo —susurró Jungkook con voz temblorosa—. Si me mirara en el espejo de Oesed ahora mismo, tú estarías reflejado en él. Una vida junto a ti es lo que más anhela mi corazón.

Jungkook abrió la pequeña snitch dorada, dejando ver un precioso anillo con la figura de una patita de gato hecha de rubíes y unas alitas, precisamente como las de la snitch.

Los ojos de Jimin estaban llenos de lágrimas cuando Jungkook tomó su mano y sonrió.

—¿Aceptas ser mi esposo?

Jimin solo pudo asentir con la cabeza, ya que las lágrimas no le permitían hablar. Nunca imaginó que Jungkook estuviera planeando pedirle matrimonio, y mucho menos que lo haría en un lugar como ese.

Jungkook le deslizó el precioso y singular anillo en su dedito y se puso de pie.

Jimin se lanzó a sus brazos y enterró su rostro en el pecho de Jungkook.

—Te amo, te amo —repitió una y otra vez.

—Yo también te amo —Jungkook prácticamente lo levantó del suelo para fundirse en un gran abrazo.

—¿Te gusta el anillo? —preguntó Jungkook sonriendo.

—Es perfecto, nunca había visto uno igual —respondió Jimin con su voz aún llena de emoción.

—Es porque eres la única persona en el mundo que tiene un anillo como este —le hizo saber Jungkook—. Este anillo es único y especial, como tú.

—¡Estoy tan feliz! —chilló Jimin, abrazando el cuello de Jungkook.

—¿Mucho, mucho? —murmuró Jungkook, sonriendo.

—Tanto que podría casarme contigo ahora mismo —respondió Jimin sin dudar.

—¿Y si nos casamos? —propuso Jungkook.

Jimin abrió los ojos radiantes.

—¿Casarnos aquí?

—Sí, casarnos aquí en Estados Unidos. Es legal —dijo Jungkook.

—Tienes razón —estuvo de acuerdo Jimin—. En Corea no es legal, pero aquí sí. Podríamos ir a Las Vegas y tener una de esas bodas rápidas —insinuó.

—¿Quieres una boda rápida en Las Vegas? —Jungkook enarcó una ceja, mirándolo a los ojos.

Jimin dejó salir una risita—Sería divertido, aunque seguro que Yoongi te mataría al enterarse de que nos casamos de esa manera y yo terminaría siendo un viudo joven y millonario —se burló.

Jungkook se unió a la risa—Tengo una mejor idea, y estoy seguro de que Yoongi no me matará porque ya lo sabe.

—¿Qué sabe? —Jimin le dio una mirada llena de confusión.

—Sabe que tú y yo nos casaremos, y lo aprueba —le informó Jungkook.

—¿Cómo lo sabe? ¿Le pediste permiso antes de venir? —Jimin abrió los ojos sorprendido, ya imaginándose a Jungkook muy asustado hablando con su hermano.

—No le pedí permiso, lo sabe porque está justo allí —Jungkook señaló, y Jimin miró en esa dirección.

El pelirrojo se quedó con la boca abierta al ver a su hermano allí con una cámara de video en las manos y Hoseok a su lado, saludándolo con una gran sonrisa.

—¡Es Yoongi! ¿Cómo es que estás aquí? —Jimin aún no lo podía creer.

—Quería ver cómo rechazabas a este tonto, pero terminaste aceptando ser su esposo —el rubio se encogió de hombros.

—¡Cariño! —Hoseok lo regañó—. Felicidades por su compromiso, Minnie y Kookie.

—Gracias, Hobi —contestó Jimin, aún atónito. Había estado tan encantado en el lugar que no había notado que su hermano estuvo allí todo el tiempo.

—¿Aún quieres casarte aquí? —preguntó Jungkook.

—¡Contigo me casaría donde fuera! —anunció Jimin—Envejecer a tu lado sería el mejor regalo que me daría la vida.

Mis amores, aquí está este otro cap disfrutenlo, me hizo muy feliz escribirlos y quiero contarles que el próximo es el final.

Nos leemos prontito.

No se olviden de darle un vistazo a "Deadly Spread" mi nueva historia.

Así se vería una snitchs dorada


Cuando se abre ❤




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