Capítulo 25
Dedicado a mi bebé DamaChina_18 🌸
— Señor Jeon, usted tiene que ser fuerte — Jimin tomó la mano de Gong Yoo, mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla — Jungkook está enojado, pero él lo quiere, sé que lo hace. En este momento se siente frustrado y herido, pero es muy bueno, se parece mucho a usted, es su hijo —.
Jimin sirvió su nariz mientras limpiaba sus lágrimas — Por favor, no se vaya aún — pidió, mirando el rostro dormido del hombre.
Había pasado casi una semana desde que vio a Jungkook por última vez, y el pelinegro parecía haber sido tratado por la tierra. Jungkook no aparecía en ningún lado, no tenía amigos, así que Jimin ya no sabía dónde buscarlo.
Y aunque intentaba mantenerse fuerte, sentía que se estaba volviendo loco de desesperación.
Además, estaba aterrado con la idea de que Jungkook hubiera cometido una locura. Jimin, más que nadie, sabía lo que se sentía no poder pensar con claridad, llorar noches enteras hasta no poder más, y estar en el borde del abismo con ganas de saltar.
Jungkook y él, a pesar de ser distintos, en realidad también eran muy parecidos en varios aspectos. Sólo que había algo que los diferenciaba: Jimin siempre había tenido a Yoongi y a su madre para apoyarlo.
Jungkook siempre había estado solo.
Hubo unos golpes en la puerta antes de que se abriera, dejando ver la cabellera rubia de su hermano, que lo miraba con preocupación.
— Jimin, vamos a casa — le susurró.
Jimin bajó la mirada.
— Tal vez Jungkook...
— A ese idiota no le importa nadie — bufó Yoongi.
— Tú no lo conoces, Yoongi — contestó Jimin mirando a su hermano.
Yoongi rodó los ojos.
— Mamá está afuera esperándote —
Jimin abrió los ojos.
— ¿Por qué le pediste que viniera? —
— Para que te haga entrar en razón —
— No debiste preocuparla, estoy bien, puedo ocuparme de esto — dijo Jimin mientras caminaba al lado de su hermano. En la sala de espera estaba su madre.
Su madre, al verlo, se acercó a abrazarlo.
— Mi niño, ya deja de fingir que eres fuerte, no tienes que llevar las cargas tú solo, mamá está aquí —
Jimin se quebró, enterrando su rostro en el cuello de su madre.
— Tengo miedo, mamá — confesó — Lo amo mucho y no quiero que sufra o le pase nada —
— Va a estar bien — su madre le acarició la espalda — Sufrir es algo inevitable en la vida, pero cuando tienes personas que te aman a tu alrededor, es ligera la carga. Tú lo amas, seguro que él sabe —
Jimin suspiró. Al parecer, Yoongi había puesto a su madre al tanto de la situación.
— ¿Mamá, puedes hacerlo entrar en razón? No quiere irse, y estoy seguro de que no ha comido nada en todo el día — escuchó la voz de su hermano.
— Vamos, cariño, tienes que comer algo — su madre le limpió las lágrimas.
— Comeré algo en la cafetería, sólo estaré un rato más, lo prometo, estaré en casa para la cena — aseguró Jimin.
— Pero... — Yoongi iba a protestar.
— Los Park nunca rompen sus promesas, ¿recuerdas? — su madre levantó su meñique.
Jimin asintió y entrelazó su meñique con el de ella. Su madre siempre lo comprendía.
— Voy a preparar tu comida favorita para la cena, ¿está bien? —
El pelirrojo asintió, y aunque Yoongi estaba renuente a dejarlo allí, accedió a llevar a su madre y luego regresar para acompañarlo.
Jimin caminó hasta la cafetería del hospital, pero entonces se detuvo.
— ¡Jungkook! — murmuró, y una pequeña sonrisa se formó en su rostro con alivio.
Caminó rápidamente hacia él, pero tan sólo a unos metros de distancia se dio cuenta de que no era Jungkook el que hablaba con el doctor Kim, era su primo.
Volvió a sentir ganas de llorar.
— ¿Dónde estás, Jungkook? — susurró para sí mismo.
En ese instante, el teléfono en su bolsillo empezó a sonar. Jimin lo tomó rápidamente; era un número desconocido. Era raro que este teléfono timbrara, ya que estaba seguro de haber cancelado toda la agenda de Jungkook.
— ¿Hola? — contestó.
— Buenas tardes, ¿con el señor Jeon Jungkook, por favor? —
— Habla con su asistente, ¿en qué puedo ayudarle? —
— Le hablamos desde el aeropuerto. Hemos intentado comunicarnos con el señor Jeon para notificarle que su vuelo a Estados Unidos de esta noche ha sido aplazado para mañana a las 6:00 AM, debido a problemas en la aerolínea. Le pedimos disculpas... —
Jimin sintió como si hubiera caído al vacío. Dejó de escuchar por completo todo a su alrededor, había un horrible zumbido en sus oídos.
¿Jungkook se iba a ir?
No, no, no podía ser cierto. Las manos de Jimin temblaban sin poder creerlo. Si Jungkook se iba, haría lo mismo que hizo su padre.
Se iba a alejar de todo y de todos.
El corazón ya fracturado de Jimin se llenó de más grietas, sintiendo una opresión en su pecho.
Jimin no tenía idea de lo que estaría pasando por la cabeza de Jungkook en ese momento. Quizá quería pasar por el dolor de la pérdida de su padre solo.
¡Esa no era la manera! Jungkook así se estaría castigando a sí mismo y a su padre, y Jimin estaba seguro de que Jungkook se arrepentiría de esto el resto de su vida.
¡No podía permitirlo! Necesitaba hacerlo entrar en razón. ¿Pero cómo? ¡Ni siquiera sabía dónde estaba Jungkook!
Su pecho empezó a subir y bajar mientras su respiración se aceleraba, y casi le era imposible respirar. La visión empezó a hacerse borrosa.
— ¡Jimin! — Alguien lo tomó de los hombros — Respira lentamente, una respiración a la vez, inhala y exhala — le ordenaba.
Jimin trató de seguir las órdenes que le decían.
— Eso es, despacio —
El pelirrojo empezó a sentir cómo sus pulmones comenzaban a llenarse de aire de nuevo, y su vista mejoró. Frente a él estaba JungHyeon.
— ¿Te sientes mejor? — preguntó JungHyeon, guiándolo a una silla.
Jimin asintió.
— Necesito ir...
— Creo que lo que necesitas es descansar — le dijo JungHyeon.
Jimin movió su cabeza rápidamente, negando.
— Necesito encontrar a Jungkook —
— ¿Sabes dónde está? —
El pelirrojo volvió a negar con la cabeza mientras una lágrima mojaba sus mejillas.
— Esté bien. Te ayudaré a encontrarlo — afirmó. — Pero come algo primero, debes recuperar energías —
Jimin iba a decirle que no era necesario, pero tampoco tuvo las fuerzas para eso.
Unos momentos después, JungHyeon apareció poniendo una bandeja con comida frente a él.
Jimin apenas y probó algunos bocados rápidamente.
— Tranquilo — JungHyeon lo miró preocupado.
Jimin suspiró.
— Jungkook va a irse mañana al extranjero, debo evitar que lo haga —
— Me siento muy culpable por contártelo, no somos muy cercanos, pero mi tío me dijo que Jungkook regresaría al país debido a su enfermedad, pensé que lo sabía — dijo haciendo una mueca.
— Ya comí lo siguiente — Jimin se puso de pie — Por favor...
JungHyeon asintió.
— Está bien, vamos, ¿tienes alguna idea de dónde ir? —
Jimin se pasó las manos por el cabello, recordando lo que lo hizo entrar en pánico. ¡No sabía dónde buscar a Jungkook!
— ¿Ustedes viven juntos, verdad? — preguntó JungHyeon.
— Sí, nos mudamos a...
Los ojos de Jimin se abrieron y se sintió un completo estúpido en ese momento.
Su cerebro había estado tan saturado en esos días que no había pensado con claridad.
Jungkook no tenía amigos y tampoco era cercano a su familia, por lo que sólo podría ir a un lugar.
—¡Ya sé dónde está!—
—Entonces vamos—. JungHyeon lo guió hasta su auto y Jimin le indicó la dirección.
Conduciendo lo más rápido posible, pronto estuvieron frente al enorme edificio donde estaba el departamento de Jungkook.
La primera vez que estuvo aquí, realmente deseó golpear a Jungkook, pero ahora tenía mucho miedo de que tampoco estuviera en este lugar.
Bajó del auto y entró al lobby encontrándose con el portero.
—¡Necesito ver a Jeon Jungkook!—, expresó Jimin.
El hombre lo miró con curiosidad.
—Debo anunciarlo primero—, murmuró mientras tomaba el teléfono.
Eso hizo que Jimin sintiera alivio. ¡Jungkook estaba allí como lo suponía! Pero...
—¡Él no va a querer verme, pero necesito subir!—
El hombre miró entre Jimin y JungHyeon, mientras el teléfono sonaba sin obtener respuesta.
—No contesta, no puedo dejarlo pasar sin el consentimiento del joven Jeon—, explicó.
Jimin sentía que iba a empezar a llorar en ese momento.
—Yo soy primo de Jungkook, ¿puede dejarme pasar?—, habló JungHyeon.
—Son muy parecidos, pero son las normas del edificio, lo siento—.
—¿Muchacho?—, se escuchó la voz de una mujer.
Jimin volvió su mirada, encontrándose con el rostro de la anciana que vivía al lado del departamento de Jungkook.
—Eres el chico adorable amigo de mi vecino arrogante—, dijo ella recordando—. Nunca pudimos tomar esa taza de té.
—¡Señora Lee! Por favor, ayúdame—, suplicó—. Necesito ver a Jungkook, pero no puedo subir sin su autorización, él...— Jimin no pudo seguir hablando sin ponerse a llorar.
—Esto parece grave, déjalos subir, muchacho—, le dijo al portero.
—Pero señora Lee...
—Yo me haré responsable—, aseguró ella.
Cuando el hombre asintió, Jimin miró hacia las escaleras. ¡El departamento de Jungkook estaba en el piso 30! No tenía las fuerzas para llegar allí en ese momento.
Frente a él estaba el ascensor, pero su claustrofobia no lo dejaría entrar allí. Jimin apretó sus puños mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
Se sentía aterrado, pero tomó un suspiro y llenó sus pulmones de aire. ¡Debía hacer esto sin importar qué!
Caminó hacia el ascensor, seguido de JungHyeon, y presionó el botón. Cuando las puertas se cerraron, Jimin apretó los ojos y su respiración empezó a acelerarse.
Los recuerdos llegaron a su mente, con imágenes de él en ese reducido espacio, y todo ese humo a su alrededor invadiendo sus pulmones, le impedía respirar.
—¡Papá!—, gritó.
JungHyeon le hablaba a su lado, pero Jimin no le entendía hasta que, por fin, las puertas volvieron a abrirse.
—Ten calma, respira despacio—, ordenó JungHyeon, tomando el rostro de Jimin en sus manos.
Jimin trató de respirar una bocanada de aire a la vez.
—Así es, lentamente. Sé que puedes hacerlo—.
Después de un momento, la señora Lee apareció detrás de ellos.
—¿Estás bien, cariño?—
Jimin asintió por inercia.
—Convencí a Kwan de prestarme la llave que guardan en recepción del departamento de ese chico—, les dijo—. Lo vi llegar hace varios días y no parecía estar bien, tampoco lo he visto salir de allí.
JungHyeon recibió la tarjeta llave de la anciana y ayudó a Jimin a levantarse.
Caminaron hacia la puerta y esta se abrió. Parecía que un ciclón había pasado por el lugar y no había señales de Jungkook.
Jimin pasó directamente hasta la habitación. Había una maleta en la cama y...
—¡Jungkook!—, gritó Jimin, apresurándose hasta él.
JungHyeon se apresuró a revisarlo. El pelinegro se encontraba acostado en el suelo, su rostro estaba totalmente pálido, sus labios resecos y, por su calor corporal, estaba ardiendo en fiebre.
—¡Jungkook, por favor despierta!—, lloró Jimin, mientras JungHyeon revisaba a Jungkook y tomaba el teléfono para llamar a una ambulancia.
Hola mis amores míos de mi, ya se que de nuevo les de dejo inconcluso, pido perdón.
Pero espero que les haya gustado el cap.
Les amo mucho
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro