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Capítulo 23

Jungkook se sentía tan enojado, frustrado y jodidamente alterado. Ninguno de los pensamientos que vagaban en su mente era claro; había tantas emociones cruzadas en su interior que no sabía cómo manejarlas.

Condujo a toda velocidad mientras sus ojos ardían y un nudo apretado se formaba en su garganta. La verdad, no supo cómo es que no hubo ningún accidente a su paso. Sus puños apretaban el volante tan fuerte que sus nudillos estaban blancos.

Lo único que quería era llegar a casa de Gong Yoo y... ¡Ni siquiera sabía lo que quería hacer! Pero quería tenerlo frente a él. Jungkook pisó el freno, haciendo que sus neumáticos chirriaran contra el asfalto cuando se estacionó.

Bajó sintiéndose como una bomba de tiempo a punto de explotar.

—¡¿Dónde está Gong Yoo?!— preguntó casi gritando cuando una de las empleadas le abrió la puerta.

La mujer abrió los ojos, sorprendida, y tragó grueso.
—Su padre está en el estudio, joven Jeon.

Pasó por el lado de la mujer sin mirar atrás. Sentía que su corazón martilleaba en su pecho como si hubiera recorrido millas de distancia corriendo.

Cuando estuvo frente a la puerta del estudio de su padre, no se tomó la molestia de tocar. Solo la empujó con violencia, haciendo que ésta se estrellara contra la pared.

Gong Yoo levantó el rostro de los papeles que estaba revisando, con sus ojos llenos de sorpresa.
—¿Hijo, qué pasa?— preguntó preocupado.

—¿Vas a morir, verdad?— preguntó Jungkook directamente, con su voz llena de ira.

El rostro de Gong Yoo palideció.
—¿Qué?—

—¡Qué tienes cáncer, maldición!— gritó Jungkook, acercándose al escritorio de su padre.

—Yo...— Gong Yoo no podía articular ninguna palabra mientras miraba el rostro lleno de enojo y dolor de su hijo.

—¿Cuándo pensabas decirme?— espetó Jungkook, tirando las cosas que estaban en el escritorio de su padre al suelo.

—¿C-como lo supiste?— fue lo único que Gong Yoo logró pronunciar.

—¡Esa mierda no importa ahora!— Jungkook lo miró furioso.

—¿J-Jimin te lo dijo?— preguntó Gong Yoo, intentando acercarse a Jungkook.

Jungkook había esperado cualquier tipo de palabras por parte de su padre, pero no esa pregunta.

¿Jimin ya lo sabía?

El pelinegro sintió como si derramaran un balde de agua fría sobre su cuerpo, y ese frío se sentía como millones de minúsculas cuchillas clavándose en su piel.

Le tomó un par de minutos reponerse a ese dolor.

—¿Jimin ya lo sabía?— dijo en voz alta la pregunta que se repetía en su mente.

En ese momento, Gong Yoo se dio cuenta del error que había cometido.

—¡Se enteró por accidente!— contestó rápidamente.

—¿Por accidente?— Jungkook se rió de manera amarga, negando con la cabeza. —Todo esto era tu maldito plan, ¿no?—

Jungkook ahora se sentía herido y traicionado, no solo por su padre, sino también por la persona que había empezado a amar.

Y el dolor que estaba sintiendo por dentro era más de lo que podía soportar.

—Hijo, no es así. Yo... solo no sabía cómo decirte— Gong Yoo tenía su rostro lleno de arrepentimiento. —Nuestra relación estaba en muy malas condiciones.—

Jungkook solo se rió, intentando no derramar lágrimas.
—¿No sabías cómo decirme? Por eso contrataste a alguien que sabías que podía joderme la cabeza, a alguien que me acercara a ti y así poder morirte en paz sin decirme una mierda.

—¡No, te juro que no! Hijo, no es así. Jimin no tiene nada que ver en esto, él se enteró por casualidad y yo le hice prometer que no te diría nada. No quería que sufrieras por mi culpa.—

—¿Entonces lo ocultaste para protegerme?— Jungkook negó con la cabeza mientras el nudo en su garganta era insoportable. —¡Te vas a morir y no decirme era tu mejor idea para protegerme!— gritó.

—Hijo... por favor escúchame, yo quería que te centraras en tu futuro. Yo ya no puedo estar aquí para cuidarte.—

—¿Cuidarme? ¿Me has cuidado todo este tiempo? ¡No me hagas reír!— Había tanta rabia en las palabras de Jungkook, pero también dolor. —¡Me enviaste lejos cuando más te necesitaba! ¿Estuviste allí cuando en el internado los otros niños se burlaban de mí porque no hablaba su idioma? ¿Sabías que lo que más deseaba era que algún día tú aparecieras y me sacarás de ese lugar para traerme a casa?—

Jungkook sollozó.
—¿Estuviste para mí en Navidad? ¿Alguna vez recordaste mi cumpleaños? Ni siquiera me dejaste ver a mamá. ¿Tienes idea de toda la mierda por la que he pasado?— Lágrimas furiosas. —¿Ahora debo agradecerte por protegerme?

—Hijo, perdóname, escúchame por favor— Gong Yoo tenía los ojos llenos de lágrimas e intentó acercarse, pero Jungkook retrocedió.

—No tengo nada que escuchar de ti— Jungkook lo miró. —Has sido un pésimo padre, pero para todos eres un gran hombre, el más honorable, y yo solo el mal hijo y el tipo arrogante. ¿Sabes por qué me porto como un arrogante de mierda? ¡Esa fue la única manera que encontré para sobrevivir! Nadie me humillará si yo lo hago primero.— Jungkook tenía los puños apretados. —Solo quería que dejaran de lastimarme.

—Jungkook, sé que me equivoqué mucho y fui egoísta, pero...

— ¿Pero qué? — Jungkook miró al techo tratando de calmarse. — ¿Existe algún "pero" que valga? —

— No, no lo tengo. Fui un cobarde que no pudo superar la muerte de su esposa y te alejé de mí porque me la recordabas. Quería olvidar el dolor de su pérdida, fui un egoísta por pensar primero en lo que yo sentía y no en ti. Te juro que me arrepiento de lo que hice y sé que es tarde para enmendarlo. —

Lágrimas de desesperación bañaban el rostro del señor Jeon mientras trataba de explicar.

— En eso tienes razón, ya es demasiado tarde — Estuvo de acuerdo Jungkook. Su voz sonó ronca.

— Porque no puedo cambiar el pasado, es que quise que tuvieras un buen presente y un gran futuro. Quería que aprendieras el manejo de todo, así...

— Claro, la compañía. — Las lágrimas rodaron por las mejillas de Jungkook. — No fue para protegerme, fue para proteger tu maldita fortuna. Eres un maldito egoísta, Gong Yoo.

— Hijo...

— ¡No! — Jungkook se limpió las lágrimas. — Tú nunca me has visto como un hijo, sólo soy una marioneta para manejar a tu antojo. No sé cómo mamá pudo amar a alguien como tú.

— Jungkook, por favor...

— Te vas a morir. Espero que lo hagas pronto, a mí me importa una mierda. — Dijo Jungkook saliendo por la puerta.

— ¡Hijo! — Gong Yoo lloró detrás de él. — ¡Jungkook, espera! —

Pero Jungkook salió sin mirar atrás.

                               ♡

Jimin aún iba en el taxi, sintiéndose totalmente desesperado e impotente.

— ¡Señor, ¿puede ir más rápido?! — Suplicó.

— Voy al límite de velocidad, muchacho. — Le explicó el hombre.

Jimin se pasó las manos por el rostro, sintiéndose frustrado. ¡Claramente, Jungkook no estaba respetando el límite de velocidad!

Marcó de nuevo el número de Jungkook, pero lo mandaba al buzón de mensajes.

— Jungkook, cuando escuches este mensaje, por favor, llámame. — Dijo a través de su móvil.

En ese momento, el auto de Jungkook pasó a toda velocidad por enfrente del taxi. El hombre tuvo que pisar el freno de manera rápida para no chocar.

— ¡Esos malditos ricos, solo por tener dinero se creen los dueños del mundo! — Gruñó el taxista.

Jimin tenía los ojos muy abiertos.

— ¡Por favor, siga ese auto! — Ordenó.

— ¡Estás loco, chico! — El hombre lo miró por el espejo retrovisor. — ¿No ves que casi hacemos un accidente?

— ¡Lo sé! Pero le pagaré el doble si lo sigue. — Propuso Jimin. Tenía miedo de perder el paradero de Jungkook.

El hombre accedió y empezó a conducir, tratando de no perder de vista el Mercedes.

Jimin jugaba con sus manos, sintiéndose ansioso. No quería imaginarse siquiera cómo fue la discusión de Jungkook y su padre.

Tenía un poco de esperanza de que el señor Jeon pudiera haberle explicado mejor las cosas para calmar a Jungkook, pero lo dudaba. Conocía el carácter del pelinegro; sabía que no había tomado la noticia de la mejor manera.

¡Necesitaba hablar con Jungkook, decirle que no estaba solo, que él estaría siempre a su lado a partir de ahora!

El auto de Jungkook se adelantó un gran tramo, perdiéndose de vista. Jimin entró en pánico, pero luego miró alrededor. Este lugar era conocido para él.

Y sabía a dónde se dirigía Jungkook.

Al parecer, Jungkook y él eran parecidos en algunas cosas. Cuando Jimin tenía una crisis o se sentía mal, su único refugio era ir al cementerio a hablar con su padre.

Dio la dirección al taxista y, como lo imaginaba, el auto de Jungkook estaba allí cuando llegaron.

Jimin le pagó al hombre y bajó sin esperar el cambio. Lo único que le importaba era llegar con Jungkook.

Caminó por el cementerio recordando el lugar donde estaba la tumba de la señora Jeon, y su corazón se rompió con la imagen ante él.

Jungkook estaba completamente arrodillado, con la frente pegada al suelo, mientras lloraba a gritos como un pequeño niño desconsolado. Los sollozos estremecían su cuerpo.

Jimin se acercó lentamente y se arrodilló a su lado, poniéndole una mano en el hombro. Quería consolarlo, sostenerlo contra su pecho y hacerlo sentir mejor.

Pero Jungkook, cuando sintió la presencia de alguien y que lo tocaban, se levantó apartando la mano de Jimin bruscamente.

— ¿Qué haces tú aquí? — preguntó de manera déspota.

Los ojos de Jungkook estaban rojos e hinchados, su mirada parecía perdida pero llena de resentimiento.

— Jungkook, estoy aquí para ti — susurró Jimin, sintiendo que su garganta empezaba a doler.

— ¿Y para qué diablos me sirve eso? — había enojo y dolor en las palabras de Jungkook.

— Jungkook, tranquilo...

— Mi padre se va a morir — murmuró, interrumpiéndolo. — Pero eso ya lo sabías, ¿no? — Jungkook lo miró a los ojos. — ¡Lo supiste todo el maldito tiempo!

Eso fue como una bofetada para Jimin. Sus ojos se pusieron acuosos de inmediato.

— Jungkook, lo siento, pero no podía decirte. Le prometí...

— ¿Cuánto te pagó? — Jungkook lo interrumpió de nuevo, de forma agresiva.

— ¿Qué? — Jimin lo miró confundido.

— ¿Cuánto te pagó mi padre por todo esto? ¿Por hacerte cercano a mí? ¿Por ayudar a que yo accediera a darle una oportunidad antes de que él muriera? — Los ojos furiosos de Jungkook estaban en los suyos.

— No sé de qué hablas, Jungkook — Jimin se sentía angustiado por no tener idea de dónde el pelinegro había sacado esa idea.

— Ahora entiendo por qué no querías aceptar estar conmigo — Jungkook se rió; su risa era completamente dolorosa. — Yo me enamoré de ti y tú sólo seguías las órdenes de Gong Yoo.

— ¡Jungkook, no es por eso! — Jimin se acercó a él. — Yo no seguía órdenes de nadie, me enteré de que tu padre estaba enfermo por casualidad, cuando él tosió y había sangre en su pañuelo — explicó. — Lo que hay entre nosotros es real.

— ¿Nosotros? ¡No existe un maldito nosotros! — los ojos de Jimin estaban desbordantes de lágrimas en ese momento. Su corazón se arrugó como si fuera un pedazo de papel, y el dolor en su pecho era muy agudo.

— Jungkook, escúchame, por favor...

— ¡Ya deja de fingir, Jimin! — gritó Jungkook. — Eres el jodido mejor actor que he conocido, pero ya se cerró el telón. Puedes dejar de mentir, deja de actuar como si yo te importara.

— No estoy mintiendo. Tú me importas — lloró Jimin. — ¡Me importas mucho!

— Cuando te conocí creí que eras diferente y me parecías muy irritante. Odiaba que fueras tan terco, creía que insistías en seguir trabajando para mí a pesar de todos mis malos tratos y gritos, porque eras demasiado testarudo como para dar tu brazo a torcer. Intenté hacer que renunciaras, traté malditamente duro de odiarte — Jungkook sollozó. — Pero en realidad te admiraba, tu persistencia, tu carácter, y ni siquiera me di cuenta cuando empecé a amarte.

— También estoy enamorado de ti, te amo, Jungkook — susurró Jimin con los ojos inundados de lágrimas.

Jungkook asintió, pero realmente no le creía. ¿Por qué debería hacerlo? Todos le mentían, ya no volvería a creerle a nadie.

— Pero resultaste ser igual o peor que todas las personas que he conocido. Unas intentaron humillarme, otras me halagaron para sacar algún provecho, pero tú ganaste mi confianza, mi corazón, y estaba dispuesto a darte todo mi amor, pero tú me traicionaste. ¿Nunca sentiste culpa? — preguntó Jungkook.

— Jungkook, por favor, no hables así. Las cosas no pasaron como tú piensas. Nunca te he traicionado. No te dije la verdad sobre tu padre porque no era mi secreto para contarlo y le prometí...

— Ves, dices que soy importante para ti y las promesas que le haces a mi padre son más relevantes — Jungkook suspiró, tratando de controlar sus lágrimas. — Deja de perder tu tiempo y tus palabras conmigo. Deberías ir a cobrar tu cheque donde mi padre.

Jungkook le dio una última mirada a Jimin antes de darse la vuelta y caminar hacia la salida.

Eso terminó por destruir a Jimin, pero aún así corrió detrás de Jungkook y lo abrazó por la espalda.

— Jungkook, te amo, créeme, no quiero perderte.

Jungkook se soltó de los brazos de Jimin.

— Yo espero no tener que volver a verte en mi vida — dijo sin ni siquiera mirarlo antes de seguir caminando.

Jimin sólo pudo mirar la espalda de Jungkook mientras este se alejaba, sintiendo cómo su corazón se rompía en pedacitos.

Hola mis amores, no se que sintieron ustedes al leer este capítulo pero yo llore todo el tiempo mientras lo escribía. Tal vez algunas piensen que Jungkook está exagerando o siendo demasiado dramático pero nadie sabe como reaccionará con una situación así hasta vivirla.

Les amo Muchote, ahora quiero apapachos.









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