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Capítulo 2

— ¡Fuiste tú y no te atrevas a negarlo! — Volvió a repetir el pelirrojo, completamente encolerizado.

— ¿Quién es este enano loco? — Preguntó Jungkook en tono despectivo, lanzando una mirada llena de desdén de la cabeza a los pies de Jimin.

Las mejillas de Jimin se pusieron casi tan rojas como su cabello por el enojo. ¡Ese jodido idiota lo había llamado enano loco! No solo le bastó con bañarlo en agua sucia, sino que ahora se burlaba de su estatura y lo llamaba loco.

Jimin apretó sus manos en puños antes de responder:

— ¿Loco yo? Tú eres el que conduce como un jodido loco aquí y el culpable de esto. — Señaló las manchas de barro en su traje.

— Así que eras tú — dijo Jungkook, burlándose, con un tono prepotente.

Jimin iba a responderle al pelinegro, pero alguien se aclaró la garganta, y en ese momento Jimin volvió a la realidad. ¡Santa mierda! Se había dejado llevar por la ira y había echado a perder su entrevista, todo por culpa de ese imbécil.

Jimin ni siquiera sabía su nombre, pero ya lo odiaba.

— Jungkook, ¿así que fuiste tú el culpable de que el joven llegara a su entrevista con esta apariencia? — Interrogó el señor Jeon con una mirada inescrutable, sin parecer afectado por la pequeña discusión.

El pelinegro lo volvió a mirar.

— Fue un accidente — dijo, encogiéndose de hombros.

— Pero tuviste la amabilidad de parar, ofrecer tu ayuda o al menos disculparte, ¿no? — le reprochó el señor Jeon.

— Sí, claro, el muy idiota… Para él fue gracioso y tuvo el descaro de reírse de mí — bufó Jimin, cruzándose de brazos.

El pelinegro rodó los ojos e ignoró a Jimin.

— Dijiste que debía llegar temprano a la empresa Gong Yoo, así que no podía perder el tiempo con eso.

El señor Jeon le dio una mirada severa.

— Soy tu padre y me debes respeto, así que no vuelvas a llamarme por mi nombre, ¿entendido? — preguntó en tono de regaño.

Jungkook asintió con el ceño fruncido, claramente no muy feliz por el reproche.

¿Su padre?

Jimin tragó grueso y tuvo que esforzarse mucho para no poner una cara llena de asombro. ¿Cómo diablos un señor elegante y bien educado como él tenía a un completo energúmeno arrogante y además irrespetuoso como hijo?

— Bien, ahora pídele disculpas a Jimin — ordenó el señor Jeon.

— ¿Disculpa? — Preguntó Jungkook a su padre, incrédulo.

— Que se escuche más sincero — dijo el señor Jeon, revisando el currículo de Jimin.

Jungkook miró con arrogancia a Jimin antes de decir:

— Primero muerto antes de pedirle disculpas a un sujeto como tú.

Jimin le dio una mirada llena de odio.

— Ya veo, no podría esperar otra cosa de un arrogante e imbécil como tú.

— ¡Cuida tus palabras cuando te dirijas a mí! — Gruñó Jungkook, acercándose a Jimin.

El pelirrojo le sostuvo la mirada con orgullo.

— ¿Y si no lo hago, qué?

— Basta — ordenó el señor Jeon.

Jimin no bajó la mirada hasta que el pelinegro se dio la vuelta y salió dando un portazo, claramente furioso.

El señor Jeon negó con la cabeza, sus labios apretados en una línea de disgusto.

— Excusa a mi hijo, por favor, Jimin.

— No se preocupe, no esperaba que realmente se disculpara conmigo — dijo Jimin entre dientes. — Le pido disculpas por mi comportamiento, también me dejé llevar por el momento.

¡Espero que una trituradora le pase por encima a su jodido Mercedes! y lo deje peor que el auto de los Wesley cuando cayó en el sauce boxeador, pensó en su mente.

— Toma asiento — le indicó el señor Jeon. — Aquí dice que estudiaste administración.

Jimin miró al señor Jeon, asombrado. ¿Realmente seguirían con la entrevista? Bueno, tal vez la suerte no estaba tan en su contra y podría conseguir el trabajo.

Lo único malo era tener que verle la odiosa cara a ese infeliz todos los días.

— Sí, señor, estudié administración, aunque no he podido ejercer. No he tenido suerte para encontrar un trabajo relacionado con mi carrera.

— Sin embargo, te graduaste con honores. Eso es bueno y suficiente para mí. Podría darte el contrato para que lo firmes de inmediato, pero antes debes conocer algunas cosas — dijo seriamente.

— Por supuesto — asintió el pelirrojo.

— Jimin, el puesto vacante es para ser el asistente de mi hijo.

Eso fue para Jimin como una maldita patada en su entrepierna. ¡Mierda! ¿Por qué tenían que pasarle tantas desgracias en un solo día? Él creía que trabajaría directamente con el señor Jeon. ¡No, jodidamente no!

¡Joder! Prefería terminar como barrendero en la calle antes de trabajar para ese prepotente idiota.

— En ese caso, muchas gracias por su tiempo, señor Jeon. Creo que debo retirarme — Jimin hizo ademán para levantarse.

— Tranquilo, espera un momento. Sé que no debe ser agradable para ti tener que trabajar justamente con el hombre que, bueno... — El señor Jeon hizo una mueca. — Pero creo que no hay nadie mejor que tú para estar en ese puesto.

Jimin no pudo evitar reírse.

— Está bastante equivocado. No podría trabajar con un hombre que se cree el ombligo del mundo.

Gong Yoo hizo una mueca.

— Sé que mi hijo no es la persona más agradable. A veces se porta como un...

— Imbécil — murmuró Jimin, y quiso morderse la lengua en ese instante. A veces no podía evitar decir lo que pensaba.

El señor Jeon le sonrió.

— Sí, a veces él es así, pero lo necesito aquí. Pienso retirarme y dejarle el manejo de la compañía.

— Con la actitud de ese, estarán en la quiebra muy pronto — pensó Jimin, y no solo lo pensó, lo dijo en voz alta.

— Eres franco, eso me gusta — dijo el señor Jeon. — Jungkook es bastante brillante y bueno para los negocios, sin embargo, aunque para manejar esta compañía se necesita carácter, me temo que Jungkook tiende a ser demasiado arrogante y eso podría ocasionar problemas.

Jimin asintió. Arrogante era poco. ¡Ese hombre era un completo desgraciado!

— Aún no entiendo por qué piensa que yo sería un buen asistente para su hijo.

— Eres la primera persona que he visto enfrentarlo de esa manera. Jungkook puede ser implacable y suele hacer que sus asistentes le teman y terminen renunciando — el señor Jeon suspiró. — En tres meses ha tenido 5 asistentes, y mi tiempo se agota. Necesito que su mano derecha sea alguien que lo ayude, pero también lo mantenga con los pies en la tierra.

Tres meses, ¿cinco asistentes? Jodido imbécil.

— Entiendo su punto, pero me gustaría tener un trabajo que me permita tener una buena salud mental, y con su hijo eso sería imposible. Además, estoy muy seguro de que él tampoco querrá trabajar conmigo.

El señor Jeon comenzó a redactar algo en la computadora.

— Pongámoslo de esta manera. Tú no trabajarás directamente para él, yo soy tu contratante, yo pago tu sueldo, y tendrás la autoridad para ponerlo en su sitio cuando veas que es necesario. Jungkook no podrá despedirte.

Jimin arqueó una ceja. Ok, eso no se lo esperaba.

Gong Yoo dejó de teclear y se levantó para tomar unas hojas que salieron de una impresora.

— Yo me retiro dentro de 6 meses de la empresa. Este contrato es por ese tiempo. Si hasta esa fecha aún no has logrado tener afinidad con mi hijo, también puedes renunciar — dijo, entregándole los papeles.

Jimin recibió los papeles, aunque estaba seguro de que no aceptaría ni en un millón de años ese jodido trabajo. Sin embargo, se permitió leer un poco. En efecto, eran seis meses. Sus ojos se abrieron totalmente cuando llegó a la línea del pago. Tenía que haber un error, ese no podía ser el sueldo mensual.

Se carraspeó la garganta.

— Señor Jeon, creo que ha añadido unos ceros de más en el sueldo.

— No, sé exactamente la cifra que puse. Soportar a Jungkook merece una buena paga.

Jimin se mordió el labio inferior. La jodida tentación estaba llegando a su mente. Con ese sueldo, saldría de sus deudas, pagaría los par de meses atrasados en su renta, incluso podría mudarse a un lugar mejor, recuperar a sus amados gatos y ayudar a su mamá.

¡Mierda! No encontraría otro lugar donde le pagaran tanto, pero tendría que aguantarse a ese maldito durante al menos seis meses.

— ¿Qué dices, Jimin?

—¿Qué... qué diablos? —esperó, mirando los papeles con los ojos muy abiertos—. Aquí dice que debo vivir en el departamento de su hijo.

—Sí, esa es otra condición que debes cumplir como asistente. No tienes que pagar ningún arrendamiento y la comida también está cubierta.

—No entiendo. Seré su asistente, no su sirviente, señor Jeon. Lo siento, una cosa sería soportar a su hijo ocho horas al día y otra muy diferente vivir bajo el mismo techo.

—En efecto, tus horas laborales serán las estipuladas por la ley, pero Jungkook suele ser bastante desordenado, no llega a tiempo a las reuniones y necesito a alguien que esté a su lado todo el tiempo.

—¿Todo el tiempo? Yo no seré su niñero —refutó Jimin.

El señor Jeon asintió.

—Jungkook tampoco es un niño, pero lo acompañarás a todos los eventos y reuniones que surjan, y sobre todo, necesita ser puntual.

Jimin se lamió los labios. Si firmaba, se estaría entregando en bandeja de plata para vivir un infierno, pero por otro lado, necesitaba un jodido trabajo estable para que sus bolas dejaran de congelarse cada vez que entraba a la ducha.

Por Zac y sus abdominales perfectos, ¿en qué diablos se estaba metiendo?

Jimin dejó salir un largo suspiro.

—Tengo un par de cosas que decirle antes de firmar esto.

—Te escucho —dijo el señor Jeon.

—Soy gay —dijo sin rodeos.

Gong Yoo asintió.

—No hay problema, nuestra compañía no discrimina a nadie. Tus preferencias no afectan en nada tu trabajo —aseguró—. ¿Algo más?

—Tengo dos gatos y si debo vivir en la casa de su hijo, voy a llevarlos conmigo —dejó claro.

—Jungkook no tiene ninguna alergia hacia los gatos, así que me parece bien.

Jimin miró al señor Jeon. ¿Realmente estaba pensando en firmar esa maldita cosa esclavizante? ¡Joder! Estaba perdiendo la cabeza, pero después de más de un año sin tener ninguna suerte, no veía más opción. Solo serían seis meses. Había pasado por mucho para llegar a esta entrevista y no iba a rendirse ahora. Con ese sueldo podría ahorrar un poco y, además, tener como referencia haber trabajado en Golden Group Company le abriría nuevas puertas una vez terminara el contrato.

Volvió a darle una última leída a los papeles para asegurarse de que nada pasara por alto antes de firmar, y sí, oficialmente sería el asistente de un hombre arrogante e idiota, y no solo eso, viviría en su casa.

El señor Jeon le sonrió.

—Me alegra que hayas aceptado, Jimin. Bienvenido a Golden Group Company —dijo, tendiéndole la mano.

Jimin estrechó la mano del hombre, y ya no había vuelta atrás.

—Gracias.

—Bien, empiezas el lunes. Sin embargo, debes mudarte a la casa de Jungkook este fin de semana, así que enviaré a alguien a tu dirección a recogerte. Afuera se encuentra mi chofer, quien te llevará a una tienda para compensar el traje y añadir otros más.

—No es necesario...

—Sí lo es —El señor levantó el teléfono—. Sunny, por favor, dile a Jungkook que venga a mi oficina.

—Como ordene, señor Jeon —contestó la mujer a través de la línea.

Un par de minutos después, "Mr. Arrogante", como decidió llamarle Jimin, entró con su cara insufrible.

—¿Qué necesitas, padre? —preguntó, ignorando por completo a Jimin como si no existiera.

—Solo presentarte a Park Jimin oficialmente, él es tu nuevo asistente.

—¿Es una maldita broma, no? —preguntó Jungkook, totalmente incrédulo.

¡Jodido estúpido! Jimin ya se estaba arrepintiendo de firmar ese contrato.

Hola mis amores aquí estoy, segundo cap. de esta nueva historia estos dos bajo el mismo techo ¿Qué podría resultar?

Nos leemos pronto.

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