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Capítulo 16

— ¿Qué mierda? — Jimin tragó grueso cuando abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Jungkook junto al suyo.

¡Y no solo eso! ¡Jungkook lo estaba abrazando y el brazo del pelinegro descansaba justo en la curva de su trasero!

¡Por el diablo y todos sus jodidos demonios! ¿Esto era real?

Jimin se mordió el labio inferior; debía estar soñando. Lentamente se pellizcó el brazo.

— ¡Auch! — Se quejó bajito.

Sus ojos se abrieron totalmente atónitos. ¡Definitivamente era real! Estaba durmiendo con Mr. Arrogante. Su jefe parecía estar profundamente dormido, no estaba usando camisa, dejando ver su bien formado paquete de seis.

Jimin tuvo que tomar una respiración profunda antes de lentamente apartar el brazo de Jungkook que lo estaba abrazando. Una vez libre, casi saltó fuera de la cama y corrió hacia la puerta mirando su entrepierna.

¡Era solo una erección mañanera! Por supuesto que lo era. Su estado no tenía nada que ver con haber despertado acurrucado en los brazos de Jungkook.

Se escapó hasta su habitación, cerrando la puerta tras él. ¿Cómo es que se había quedado dormido en la cama de Jungkook? Recordaba que se quedó jugando con los gatos cuando su jefe se metió a la ducha, y después de eso...

— ¡Mierda!

Jimin caminó hasta su cama y se dejó caer en ella, presionando su rostro contra la almohada antes de soltar un gritito ahogado y hacer una mini pataleta.

¿Haberse dormido con Jungkook era malo o bueno?

Estaba bastante claro que el día de ayer había marcado un antes y un después en su relación con su jefe. Ahora lo comprendía mejor.

Jungkook, después de la muerte de su madre, había crecido solo en un internado en un país desconocido y rodeado de gente que solo se le acercaba por interés, lo que lo hizo forjar una forma de ser bastante odiosa y muy arrogante como escudo de defensa.

Bueno, no todos reaccionaban de la misma manera después de la pérdida de un ser querido. Jimin, después de la muerte de su padre, nunca había estado solo. Él tenía a su madre, y Yoongi, su hermano mayor, solía ser un tanto gruñón, pero siempre estaba para él cuando más lo necesitaba.

Jungkook no era tan malo, solo era un incomprendido. Se volteó boca arriba y tomó el precioso giratiempo que colgaba en su pecho. Ese detalle aún le parecía algo increíble.

— ¡Estúpido Mr. Arrogante! Se supone que no debes gustarme — dijo entre dientes.

Porque no podía negar que el Jungkook que conoció el día de ayer logró impresionarlo, no tanto por el regalo que le dio, sino por su comportamiento. Le demostró que tenía un corazón que estaba roto desde hace mucho tiempo, no de manera romántica, sino de forma paternal.

Claramente, Jimin se sentía atraído físicamente por Jungkook desde antes; era todo lo que buscaba en un hombre. Pero ahora, después de darse cuenta de que su jefe podía recordar detalles como las flores favoritas de su madre, ser capaz de investigar sobre Harry Potter solo para darle un presente perfecto, ver una película junto a él, hacer pucheros y bromear, lo hizo verlo más humano.

Sí, humano. Jimin, antes, cuando pensaba en Jungkook, solo podía tener como referencia al "Señor Tenebroso".

Jimin suspiró y se sentó en su cama. ¿Le gustaba Mr. Arrogante? ¡Oh, por Zac y sus preciosos ojos azules! De todos los hombres que existen en el mundo, ¿por qué gustarle su jefe?

¡Oh, vamos! ¿Un asistente enamorado de su arrogante jefe? ¡Eso incluso sonaba al cliché de uno de esos dramas que pasaban por la televisión!

Jimin negó con la cabeza; no podía decir que estaba enamorado, pero sí aceptaba que Jungkook le gustaba. Había que llamar a las cosas como son, y ahora debía lidiar con ello.

No podía renunciar; se lo había prometido al señor Jeon y realmente tampoco quería hacerlo. De alguna u otra forma, quería estar para Jungkook, incluso si él no sentía lo mismo.

Con ese pensamiento, se dio una ducha y se alistó para ir al trabajo, bueno, sin antes alimentar a sus gatos, preparar un café y poner a tostar un poco de pan.

Justo cuando sus tostadas estaban listas y le dio un mordisco a una, Jungkook hizo su aparición en la cocina, estaba enfundado en un elegante traje negro hecho a su medida.

Jimin lo miró, aún sosteniendo la tostada entre sus labios. ¿Por qué de repente Jungkook se veía más atractivo de lo normal? Sus mejillas se pusieron tan rojas como su cabello.

— Buenos días —Jungkook le sonrió y se rascó la cabeza.
Ambos se sentían un poco torpes esta mañana.

— Buen día —Trató de responder Jimin, pero su boca estaba llena de pan.

Jungkook se rió y se acercó a Jimin, con su dedo pulgar le quitó algunas migas que estaban en sus labios, antes de aclararse la garganta—. ¿Hay café para mí?

Jimin asintió y señaló una taza.

— Está servido —dijo rápidamente—. Ya debe estar tibio, a ti no te gusta demasiado caliente.

Jungkook tomó la taza entre sus manos y le robó una de las tostadas del plato a Jimin.

— No es que sea quisquilloso, mamá siempre me lo servía así, ni muy frío, ni muy caliente —confesó.

— Ahora entiendo —Jimin le dio otra mordida a su tostada, agradeciendo a todos los dioses que Jungkook no mencionara el hecho de que él se quedó dormido en su cama.

Se tomaron el resto del café en silencio, y al terminar, Jimin lavó las tazas.

— Es hora de irnos —afirmó.

Jungkook asintió, pero en vez de dirigirse a la puerta, se agachó para tomar a Ron entre sus brazos. El minino había estado rozándose entre sus piernas.

— ¿Ya los alimentaste? —preguntó.

— Es lo primero que hago al despertar —dijo Jimin—. Creo que ellos me comerían si no lo hiciera, son demasiado glotones.

— Dicen que las cosas se parecen a sus dueños —se burló Jungkook.

— ¿Me estás llamando glotón? —Jimin levantó una ceja.

— No quise decir eso —le contestó Jungkook.

Jimin se encogió de hombros.

— No me importa, siempre que haya algo para comer lo haré.

— Es bueno saberlo —Jungkook acarició la cabeza del gato, este empezó a restregarse contra su pecho.

Jimin lo miró de manera escéptica.

— Pensé que odiabas a mis gatos.

Jungkook se rió.

— Supongo que les he tomado cariño —Jungkook se encogió de hombros, dejando al animal de nuevo en el piso.

Si es posible encariñarte de algo que al principio odiabas, le recordó su mente.

Jimin suspiró. ¡Estaba jodido!

— ¿Nos vamos? —preguntó.

Jimin asintió.

— Espera —dijo antes de poner sus manos sobre el pecho de Jungkook y limpiarlo—. Tienes algunos pelos de Ron —dijo sonrojado antes de apartarse—. Vamos —murmuró y caminó rápidamente a la puerta principal.

El viaje en auto estuvo bien, el pelirrojo no iba a negar que llevarse bien con Jungkook era agradable. Bueno, es que estar peleados todo el tiempo podía volverse tedioso.

Pero necesitaba adaptarse a su nueva "relación", por así decirlo. Por lo general, en el camino a la oficina iban discutiendo por la primera cosa que el otro dijera. Hoy, el silencio era un tanto abrumador y solo lo hacía pensar en cosas tontas.

Cuando llegaron al estacionamiento, Jimin desabrochó el cinturón de seguridad para bajar, pero Jungkook lo sostuvo del brazo, deteniéndolo.

— ¿Almorzamos juntos hoy? —preguntó.

Esa pregunta lo tomó por sorpresa.

— Yo... eh, creo que almorzaré con TaeHyung —dijo mordiéndose el labio inferior—. Creo que deberías almorzar con tu padre, nunca te he visto hacerlo.

La expresión en el rostro de Jungkook cambió de inmediato.

— No, gracias —dijo entre dientes, haciendo ademán de bajar.

Ahora fue el turno de Jimin para detenerlo. El pelirrojo posó su mano en el muslo de Jungkook.

— Oye, yo creo que tú y tu padre deberían arreglar sus diferencias —Jimin tragó grueso—. Ambos sabemos lo difícil que es atravesar la pérdida de nuestro ser más querido. Los padres no son para siempre, Jungkook, deberías aprovechar que aún tienes a tu padre con vida. No tenemos idea de lo que pasará mañana.

Jungkook le dio una mirada indescifrable.

— No es fácil.

— Nada en esta vida es fácil —Jimin insistió—. ¿Recuerdas lo que veía Harry en el espejo de Oesed?

— A sus padres —dijo Jungkook.

— Era su mayor deseo, poder tenerlos junto a él —Jimin tomó aire—. No dejes que esa brecha que lleva años abierta te lleve a un momento donde desees poder estar junto a tu padre, pero ya no puedas.

Jungkook estuvo mirando su rostro un largo tiempo antes de decir.

— Lo pensaré.

Jimin le sonrió.

— Está bien, y ahora vamos a trabajar, joven Jeon.

Jungkook negó con la cabeza.

— No podemos llegar tarde, asistente Park.

Bajaron juntos del auto y, de hecho, Jungkook subió las escaleras con él en lugar de tomar el ascensor. Una vez en la oficina, entraron en modo profesional, solo tratándose como jefe y asistente.

Aunque para Jimin fue bastante reconfortante no recibir gritos por un día, la mañana se fue muy rápido. Jimin terminaría almorzando con Jisoo, la secretaria, ya que TaeHyung tenía un almuerzo importante con su jefe y otros arquitectos.

Jungkook subió al ascensor hasta el piso de los ejecutivos, donde estaba la oficina de su padre. Las palabras de Jimin habían estado rondando en su cabeza toda la mañana. ¿Y si el pequeño gnomo tenía razón?

Llenando sus pulmones de aire, saludó a la asistente de su padre antes de entrar a la oficina. Gong Yoo estaba mirando algunos papeles cuando él entró.

— ¿Jungkook? —su padre lo miró algo sorprendido.

— Eh... —Jungkook no sabía cómo decirlo, ni siquiera podía recordar la última vez que había almorzado con su padre—. Yo... ¿quieres almorzar? Hay un buen restaurante al que quiero ir.

Gong Yoo abrió sus ojos totalmente asombrado por la invitación de su hijo, y ni siquiera había logrado responder.

— Señor —Sunny se asomó en la puerta—. Discúlpeme, ¿confirmo su almuerzo con el doctor Kim?

Jungkook miró entre su padre y la asistente, dejó salir el aire que había estado conteniendo.

— Olvídalo —dijo para darse la vuelta.

— Jungkook, espera —el señor Jeon se puso de pie—. Cancélalo, Sunny, almorzaré con mi hijo.

Jungkook lo miró bastante sorprendido y su padre le sonrió.

— ¿Vamos?

El pelinegro asintió y juntos tomaron el ascensor. Fue bastante incómodo todo el camino al restaurante, y cuando estaban en la mesa no tenían ni idea de qué hablar.

— Gracias por la invitación —dijo Gong Yoo mirándolo.

— Jimin lo sugirió —Jungkook se aclaró la garganta.

Su padre asintió con una ceja levantada— Es la primera vez que te veo hacer algo que te sugieren por voluntad propia.

— Jimin, él... es diferente — dijo Jungkook, sin poder evitar la emoción en su voz.

— ¿Te gusta? — preguntó directamente su padre.

Para Jungkook, se sentía extraño estar hablando de eso con su padre, pero al menos era una conversación.

— Lo hace — respondió Jungkook, un poco incómodo.

— Es un buen chico, lo supe desde el momento en que lo vi — afirmó Gong Yoo. — ¿Así que elegí al asistente indicado?

Jungkook sonrió un poco.

— Creo que debería agradecerte por ello — dijo, con una sonrisa sincera.

Gong Yoo mostró una pequeña sonrisa.

— Me alegro que hayan superado sus diferencias, y si te gusta, deberías decírselo, hijo. La vida es demasiado corta para dejar pasar las oportunidades.

Jungkook asintió, pensativo. Al final, el almuerzo con su padre no fue tan desagradable como había pensado. Tampoco era como si todo fuera a estar bien de inmediato entre ellos; había muchas palabras no dichas atoradas en su pecho. Pero, por el momento, prefirió terminar de comer y regresar a la oficina, deseando que el resto del día terminara rápido.

¡Quería cenar comida preparada por Jimin! ¿Y quién lo diría? Incluso estaba ansioso por ver la siguiente película de Harry Potter.

Después de mirar por millonésima vez su reloj, Jungkook se levantó, ya no podía soportarlo más. Caminó hasta el escritorio de Jimin.

— ¿Te hace falta algo por terminar? — preguntó.

El pelirrojo levantó su rostro del ordenador.

— No realmente, estaba revisando de nuevo su agenda de la semana, joven Jeon.

— Todo debe estar bien, vamos a casa — ordenó Jungkook.

— Pero aún falta una hora para...

— Tenemos que ir al supermercado — le recordó Jungkook.

Jisoo levantó una ceja mirando a Jimin, y el pelirrojo se levantó rápidamente.

— Es cierto — dijo, recogiendo sus cosas y siguiendo a su jefe.

Ir de compras con Jungkook al supermercado no fue tan malo, debía admitir Jimin. Su jefe ponía en el carrito absolutamente todo lo que él señalaba, incluyendo la comida y bocadillos para gatos. Y, por supuesto, fue el encargado de pagar.

De vuelta en casa, ambos cambiaron sus trajes por ropa más cómoda antes de ir a la cocina a revisar lo que habían comprado. Esto incluso parecía demasiado doméstico para lo que deberían estar haciendo.

— Organiza las verduras en el refrigerador mientras yo separo lo que cocinaré — dijo Jimin.

Jungkook le miró con una ceja arqueada, pero terminó haciéndolo.

— Entonces, ¿veremos la película? — preguntó Jungkook.

— ¿Estás ansioso? — sonrió Jimin.

— Realmente quiero saber por qué habla con las serpientes — dijo Jungkook.

— ¿Eso es lo único que te interesa?

— El resto de la historia también — aseguró Jungkook — pero esa fue la primera duda que tuve, y odio no haberla resuelto.

— No desesperes — dijo Jimin riendo — Las películas no irán a ningún lado.

Se quedaron en silencio por un rato mientras Jimin preparaba la comida. Olía delicioso. Jungkook, que no tenía idea de nada sobre cocinar, se sentó detrás del mesón.

— Oye, Jimin, tengo otra duda — le hizo saber.

— ¿Cuál? — el pelirrojo levantó su mirada de los ingredientes que estaba manipulando.

— Si te gusta tanto Harry Potter y todo eso, ¿por qué no tienes más posters del protagonista en vez del otro tipo ese? — dijo, tratando de sonar casual.

— ¿Zac? — Jimin sonrió. — Zac fue mi crush desde mi adolescencia, es demasiado atractivo y su voz angelical. Amo todas sus películas — suspiró.

Jungkook empujó su lengua contra su mejilla.

— Esas sí no las veré — gruñó bajo. ¡Ese intento de actor porno no le caía bien! Aunque ni siquiera sabía quién era.

— ¿Eh?

— ¿Y qué hay del protagonista de Harry Potter, no es tu crush también? — preguntó de mala gana. ¿Con cuántos galanes de Hollywood debía competir?

— Bueno, Daniel es lindo — afirmó Jimin — Sus ojos azules son encantadores, pero realmente no es mi tipo — confesó de forma casual.

— ¿Por qué no es tu tipo? — insistió Jungkook.

Jimin lo miró un poco sorprendido por el repentino interés de Jungkook.

— Pues... físicamente él no es lo que busco en un hombre. No me malentiendas, creo que el físico es algo irrelevante, pero hay cierto aspecto que a mí sí me interesa y es la altura. Y Dani es demasiado chaparro.

— Tú también eres chaparro — se burló Jungkook.

Jimin lo miró mal y le sacó la lengua.

— ¿Crees que no lo sé? Mido 1.65 de altura. Creo que estoy por debajo del promedio — negó con la cabeza — Y por eso me gustaría que mi pareja sea mucho más alto que yo. Es que quiero a alguien que, cuando me abrace, me haga sentir protegido. No es que yo sea débil, solo que... — se encogió de hombros.

Jungkook lo miró con una sonrisa satisfecha en sus labios.

— Yo mido 1.80 — le hizo saber.

¡Hola mis amores!, yo de nuevo, se darán cuenta que estoy actualizando mis historias más que todo por la noche, es que es el único momento en que tengo tiempo para escribir. Lo siento si es muy tarde.

Espero que este cap. les haya gustado, tanto como yo disfrute escribiéndolo, ya ambos reconocen que se gusta ¿Quién será el primero en dar el primer paso?

El Espejo de Oesed (Erised en inglés) es un espejo, el cual, de acuerdo con Albus Dumbledore, muestra los "más profundos y más desesperados deseos de nuestro corazón". El nombre "Oesed" es "deseo" escrito de atrás hacia adelante, como se refleja en un espejo. La persona más feliz en el mundo se miraría en el espejo y vería su reflejo exactamente de la forma en que él o ella es. Inscrito en la parte superior está el siguiente texto: Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse. Dando vuelta la inscripción y arreglando los espacios se produce: "Esto no es tu cara, sino de tu corazón el deseo".

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