Capítulo 13
Jungkook regresó a la casa totalmente agotado y con las manos vacías. Estuvo todo el día dando vueltas por la ciudad buscando un regalo perfecto para alguien tan peculiar como Park Jimin.
Pero definitivamente su búsqueda fue todo un fracaso.
Con un suspiro, se dejó caer en el sofá.
—¡Pequeño gnomo pelirrojo! —gruñó entre dientes, pasándose las manos por el rostro frustrado.
Hoy había sido un imbécil total y seguía sin tener idea de cómo remediarlo. Se quedó recostado mirando al techo un momento. Las imágenes del rostro de Jimin, lleno de miedo por estar encerrado, jugaban en su cabeza, torturándolo.
¡Joder!
¿Por qué debería importarle? ¿Alguien alguna vez se preocupó por sus miedos? ¡Todo el jodido mundo le dio la espalda cuando más necesitaba apoyo! Por eso había formado una coraza con su orgullo y arrogancia, pasando por encima de los demás sin remordimientos. Pero justo ahora no podía dejar de pensar en Jimin.
¿Realmente iba a doblegar su orgullo para pedirle disculpas al pequeño gnomo? ¡Mierda! Podía conseguir otro asistente o incluso tres con el sueldo que le pagaban a Park.
—No quieres otro asistente, quieres al gnomo pelirrojo —lo acusó su mente.
Y aunque odiara admitirlo, era la cruda verdad. Solo quería tenerlo a él como su asistente. En el poco tiempo que llevaban trabajando juntos, Jimin había empezado a importarle un poco demasiado para su disgusto.
¡Es que era jodidamente raro! Si alguna vez le hubieran preguntado si estaría interesado en un friki como Jimin, la respuesta habría sido un rotundo ¡No! Ese pequeño hombre estaba obsesionado con Harry Potter, era respondón, vengativo, irrespetuoso, insolente, temerario y adoraba a los gatos.
¡Jungkook odiaba a sus gatos!
Espera... ¡los gatos! Una de las principales razones para discutir con Jimin eran esas dos bolas de pelos, ya que siempre estaban en el sofá dejando sus pelos en todos lados. Y en ese momento, no estaban en ningún lado.
¿Y si Jimin había venido mientras él estuvo fuera y se llevó sus cosas y a los gatos?
¡Por el diablo y todos sus jodidos demonios!
Jungkook se levantó de inmediato, corriendo escaleras arriba directamente a su habitación. Sí, a la suya, ya que las bolas de pelo habían tomado su cuarto como lugar favorito para dormir. Pero, para su sorpresa, el par de mininos no se hallaban allí.
—¡No, no! —salió de su habitación directamente a la de Jimin y dejó salir un suspiro de alivio. El par de felinos estaba en medio de la cama y lo miraron con ese desdén característico de los gatos.
El de color rojizo se estiró con flojera, mientras la gris saltó de la cama maullando hacia sus piernas.
—¿Tienen hambre? —preguntó.
No creía que la tuvieran. Jimin dejaba golosinas para gatos por toda la casa, por eso sus gatos eran glotones y obesos.
La gatita siguió metiéndose entre sus piernas un momento, mientras Jungkook miraba el cuarto de Jimin. Era organizado, no podía negarlo, pero se veía como la habitación de un adolescente. Había un estante lleno de libros. Por supuesto, la saga de Harry Potter estaba completa y perfectamente ordenada.
Había un par de fotos, una donde él y su hermano estaban disfrazados con los uniformes de Hogwarts; ambos sonreían mientras sostenían unas varitas en sus manos.
Sí, definitivamente lo friki parecía ser de familia, eso lo hizo sonreír sin darse cuenta, pero su sonrisa se borró justo cuando sus ojos enfocaron el póster sobre la cama. Sí, era el actor porno sin camisa. Jungkook rodó los ojos. ¿Qué le veía Jimin a ese jodido gringo? Si tenía un buen cuerpo y ojos azules, ¿y qué?, nada especial.
Bueno, al menos Jimin no había venido por sus pertenencias y sus mascotas, eso era un punto a su favor. Tal vez podría obligarlo a regresar si lo amenazaba con no devolverle a las bolas de pelos. Dejó salir una risa al imaginar la cara que el Nomo pondría si le dijera que retendría a sus gatos.
Aunque no podía negar que, aunque sonara masoquista, solía disfrutar de las discusiones con su asistente, pero si valoraba su vida, descartaría por completo la idea de secuestrar a los gatos, porque la batalla de Troya no sería nada ante un Jimin enojado.
Dándole un último vistazo a la habitación, una idea se le vino a la cabeza. ¡Por qué había sido tan estúpido! La respuesta había estado ante sus ojos todo el tiempo. ¡Jimin amaba a Harry Potter, incluso sus jodidos gatos tenían nombres de sus personajes! Tendría que buscar algo sobre ese mago para darle.
Ahora el problema era que Jungkook no sabía absolutamente nada sobre ese tema. Tomó su celular y fue a su habitación tratando de encontrar algo en línea. Después de investigar, encontró un sitio y un objeto que le pareció interesante. Luego de investigar sobre él, decidió comprarlo, aunque era jodidamente caro. Acordó pagar incluso el doble si lo tenían para el día siguiente a primera hora.
Bien, ya tenía el regalo. Ahora, ¿cómo pediría disculpas? Jungkook no era bueno en eso, ni siquiera recordaba la última vez que le pidió una disculpa a alguien.
— Oye, Park, toma esto, discúlpame por lo del ascensor. — Murmuró, ¡No jodidamente no!
— Jimin, yo lo siento, ¿sí? Te traje esto como ofrenda de paz. — Jungkook se pasó las manos por el rostro.
— ¡Eres mi asistente, firmaste un contrato! Tienes prohibido renunciar, así que discúlpame. — Definitivamente ¡No!
¿Qué diablos iba a decirle? Jungkook gruñó bajo y frustrado y prefirió bajar a tomar algo. En el primer piso se encontró de nuevo con Ron y Hermione, que empezaron a maullar.
— Su dueño tal vez no vendrá. — Les dijo desde cuando entró a la cocina. — Es mi culpa. — Dijo entre dientes antes de tomar un poco de agua e ir al sofá.
Hermione se posicionó en su regazo de inmediato y Ron a su lado.
— ¿Lo extrañan, verdad? — Jungkook dejó salir una larga respiración. — Yo también. — Admitió sin querer.
❤️
— ¡Jimin, no puedes estar hablando en serio! — Gruñó Yoongi. — ¿Te vas a trabajar?
— No voy a renunciar, Yoongi. — Jimin puso un puchero mientras llevaba la taza de café a sus labios.
— ¡Tuviste una jodida crisis ayer por su culpa! No necesitas soportar eso, ven a vivir aquí mientras consigues otro trabajo.
— Ayer no fue un buen día para nadie, pero no renunciaré ahora, se lo prometí al señor Jeon.
— ¿Por qué diablos le prometiste eso? — Yoongi rodó los ojos.
— Porque él se va a... — Jimin miró la taza de café en sus manos, solo pensar en eso le hacía sentir un nudo en el estómago.
¡Por Dumbledore, esa había sido una decisión difícil que tuvo que tomar en su vida!
Jeon Jungkook era un imbécil, un idiota y arrogante, pero diablos, no podía evitar sentirse mal por él. Ayer había vuelto a sentir el vacío de la muerte de su padre en su pecho, y aunque eso lo hiciera un masoquista, quería estar allí para Jungkook cuando...
— Cariño, ya deja de regañar a Minnie, si él tomó su decisión debes respetarla. — Dijo Hoseok dándole un beso en la mejilla.
Yoongi bufó.
— Bien, pero no necesitas vivir con ese tipo para ser su asistente.
Hoseok sonrió.
— Vamos, bebé, ve a abrir la puerta mientras sirvo tu desayuno.
— No me digas bebé. — Pidió entre dientes.
— Está bien, bebé. — Hoseok le lanzó un beso.
Con un gruñido bajo, Yoongi obedeció a su novio y fue a la puerta, dejando ver a Jeon Jungkook vistiendo de manera elegante y de inmediato cerró la puerta de nuevo.
— ¿Quién era, cariño? — Le preguntó Hoseok, poniendo los desayunos en la mesa.
— Nadie. — Respondió encogiéndose de hombros.
— Para no ser nadie, está insistiendo mucho. — Hoseok le dio una mirada y Yoongi lo miró inocente. — ¿Qué hiciste, gatito travieso?
— ¡Que no me llames gatito! — Pidió Yoongi con una mueca.
Yo te llamo como quiera, soy tu novio. — Hoseok le dio una espléndida sonrisa.
— Uff, el amor está en el aire. — Se burló Jimin, cubriendo su nariz con una mano y manoteando con la otra como si apestara. — Necesito salir a tomar aire fresco, lejos de sus feromonas de enamorados. — Dijo riendo para caminar a la salida.
Sus ojos se abrieron totalmente cuando frente a la casa de su hermano vio el Mercedes de su jefe, y Jungkook estaba recostado en él.
— Así que eras tú. — Fue lo único que pudo decir.
Jungkook le miró un poco indeciso.
— Yo... Jimin, necesito hablar contigo. — Tomó aire. — Te traje esto, quería ofrecerte una disculpa.
Jimin levantó una ceja, claro, tenía que ser Mr. Arrogante para disculparse con algo material.
— No tenías que comprar nada, una disculpa sincera hubiera sido suficiente. — Murmuró para empezar a caminar hacia la calle.
No estaba listo para estar tan cerca de Jungkook. ¡Joder! ¡Por qué tenía que guardar este secreto!
— Jimin, espera. — Jungkook caminó tras él. — Yo solo sé que ayer me porté como un...
— Idiota, imbécil y todo un energúmeno. — Terminó Jimin.
— Sí, lo sé. — Admitió. — Lo que hice no estuvo bien, y aunque era un día difícil para mí, eso no amerita que haya descargado toda mi frustración contigo y ponerte en peligro de esa manera.
Jimin miró el rostro de Jungkook, parecía sinceramente arrepentido, algo que no esperó viniendo del hombre más orgulloso y arrogante que había conocido en su vida.
— Está bien. — Jimin se encogió de hombros.
Jungkook hizo una mueca, tenía un poco de miedo de que Jimin no creyera en su sincera disculpa, así que tomó una respiración antes de hablar.
— No está bien, Jimin, yo... — Decidió ayudarse abriendo el pequeño estuche, dejando ver el objeto, dejando a Jimin con la boca totalmente abierta.
— Sé que esto no es mágico, y que sin importar cuántas vueltas le dé, no va a devolver el tiempo para evitar hacer todas las estupideces de ayer, aunque desee hacerlo. — Jungkook tomó el collar en sus manos. — Jimin, realmente siento todo lo que hice, no soy bueno con las disculpas, como ya sabrás, pero me gustaría que aceptaras esto. Yo no quiero que renuncies, sé que trabajar conmigo no es agradable, pero... — Tragó grueso. — ¿Puedes volver? Por favor.
Jimin estaba jodidamente asombrado para ese punto. ¿Jeon Jungkook realmente había comprado un giratiempo, y lo más importante, había investigado para qué servía para pedirle disculpas?
¿Era real?
No pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de rojo.
— Yo... No voy a renunciar. — Susurró.
— ¿Aceptas mis disculpas? ¿Puedo ponértelo? — Preguntó Jungkook, tragando grueso. Sí, ahora se sentía malditamente torpe.
— Está bien. — Respondió Jimin, un poco incómodo por la cercanía.
Jungkook cuidadosamente le puso su regalo, sin poder evitar mirar los labios de Jimin.
El pelirrojo fue el primero en dar un paso atrás.
— Aunque esto en realidad no era necesario, no iba a renunciar de todos modos.
Jungkook le miró y luego sonrió.
— Igual debía disculparme.
¿Por qué diablos tenía que verse tan jodidamente atractivo cuando sonreía? Jimin gimió en su interior.
— ¿Debo considerarme afortunado? — Preguntó Jimin, arqueando una ceja.
— ¿Por qué? — Jungkook le miró confundido.
— Por recibir una disculpa de Mr. Arrogante... — Abrió totalmente sus ojos al darse cuenta de lo que estaba diciendo.
Jungkook se rió.
— Mr. Arrogante puede ser amable.
— ¿Estás intentando gustarme?
Jungkook se encogió de hombros sin dejar de sonreír y abrió la puerta de su Mercedes.
Jimin levantó una ceja antes de entrar al auto y luego se dio cuenta de algo. ¿Eso último que dijeron podía considerarse un coqueteo? ¡Diablos, no! Eso no fue para nada coqueteo, estaba remotamente lejos de serlo, ¿verdad?
Hola hermosas perdón por la demora casi no tengo mucho tiempo como saben pero espero les haya gustado muchote.
Les echo de menos bebés.
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