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Capítulo 12

Jungkook logró tomar el cuerpo de Jimin entre sus brazos antes de que el pelirrojo cayera al piso del ascensor totalmente inconsciente. La ira que había estado recorriendo su cuerpo ahora se transformaba en temor.

— ¿Jimin? ¡Mierda, enano! — Gruñó entre dientes antes de presionar el botón para que el aparato avanzara. Cuando las puertas se abrieron, salió de inmediato, cargando el cuerpo de Jimin y casi tropezando con el asistente de Kim en el proceso.

Los ojos alarmados de TaeHyung fueron directamente al pelirrojo inconsciente en brazos de "Mr. Arrogante".

— ¿Qué le pasó a Minnie? — Preguntó de inmediato.

— ¡Se desmayó en el ascensor, busca el botiquín! — Ordenó.

TaeHyung corrió al lugar donde estaba el equipo de primeros auxilios de ese piso y regresó justo cuando Jungkook había dejado a Jimin en el sofá de una oficina que estaba abierta.

— ¿Qué diablos hacía Jimin en un ascensor? ¡Él es claustrofóbico! — Exclamó, abriendo la botella de alcohol para que Jimin lo oliera.

Las palabras de TaeHyung penetraron como dardos en la cabeza de Jungkook.

¡Oh, por el diablo y todos sus jodidos demonios! ¿Cómo había podido olvidar que el enano era claustrofóbico? ¡Era un jodido imbécil!

Jungkook le arrebató el alcohol a TaeHyung de las manos para usarlo él mismo.

— ¡Vamos, pequeño Nomo, despierta! — Suplicó, mientras veía a Jimin parpadear lentamente, regresando en sí.

Cuando Jimin abrió los ojos, se veía totalmente desorientado.

— ¿Minnie, estás bien? — TaeHyung fue el primero en hablar.

Pero el pelirrojo solo los miraba perplejo, como si estuviera en shock. Se sentó en el sofá, alejando las manos de Jungkook de su cuerpo.

— Tranquilo, no hagas movimientos bruscos, acabas de despertar — le pidió Tae.

En ese momento, Jimin llevó sus rodillas contra su pecho y empezó a llorar como un pequeño niño, mientras su cuerpo temblaba.

Jungkook se sentía jodidamente culpable en ese momento. Jimin se había desmayado por su culpa. Lo había obligado a exponerse a su fobia, dejándolo inconsciente.

— Jimin, yo...

— Debí morir también — Sollozó Jimin, abrazándose a sí mismo con fuerza.

— ¿Qué dices, Minnie? — TaeHyung intentó acercarse a él, pero Jimin solo siguió llorando y balbuceando.

— Fue mi culpa — Jimin empezó a mecerse, con sus ojos atormentados llenos de lágrimas — Él va a morir también...

— Tranquilo, nadie va a morir — TaeHyung le acarició el cabello — Te traeré un poco de agua, Minnie — Murmuró Tae, para salir despavorido a buscar un poco de agua.

Jungkook miraba con impotencia a Jimin llorar, sin tener idea de qué hacer para que el chico se calmara.

— ¿Qué le hiciste, Jungkook? — La voz enojada de Gong Yoo se escuchó en la puerta.

— Olvidé lo de la claustrofobia y... — Jungkook se pasó las manos por el cabello.

— ¿Cómo pudiste olvidar algo tan importante? ¡Por Dios! — Exclamó el señor Jeon, acercándose al pelirrojo — Jimin, por favor, cálmate — le susurró.

— ¡Estaba enojado, maldición! — Gruñó Jungkook entre dientes.

— Esto es lo que consigues cuando actúas como un completo imbécil lleno de arrogancia y no escuchas a nadie — Le reprochó el señor Jeon.

— ¡Oh, por supuesto! Como siempre, todo es mi maldita culpa. Tú eres el que estaba abrazado con él, mientras hoy es...

— Creo que deben calmarse los dos — TaeHyung entró con un vaso de agua, y sus ojos llenos de preocupación — Esta discusión no ayuda para nada al estado de Jimin.

— Tienes razón — Murmuró Gong Yoo — Creo que lo mejor es llamar a un médico.

— Vamos, Minnie, toma un poco de agua — TaeHyung estaba casi arrodillado frente a él, pero Jimin solo sollozaba sin consuelo, mientras empezaba a hiperventilar de nuevo — Le hablaré a Yoongi, ¿sí? Mira que él me odia y voy a arriesgarme.

TaeHyung sacó su teléfono y marcó el número de Yoongi, quien le contestó después de un momento. Solo tuvo que decir las palabras "Jimin y Ascensor" para que Yoongi le dijera que estaba en camino.

—Su hermano ya viene para acá —hizo saber TaeHyung acariciando la espalda de Jimin, que estaba inconsolable.

Jungkook tenía su mirada sobre el rostro de Jimin, no se atrevía a acercarse. La había cagado y no tenía idea de cómo remediar esto.

Pareció una eternidad cuando un chico, igual de bajo que Jimin, de piel un poco más pálida y cabello rubio, entró por la puerta. Con una mirada preocupada e ignorando a los presentes, se dirigió directamente a Jimin.

Yoongi tomó el rostro de Jimin entre sus manos.

—Minnie, mírame, soy yo —le susurró.

Jimin sollozó más fuerte.

—Debía morir atrapado allí, así estaría con él.

Yoongi negó con la cabeza.

—No, no, Minnie, tú no debías morir.

—Fue mi culpa, los padres no deberían morir —hipó Jimin de manera descontrolada—. Él también va a morir.

—No fue tu culpa, Jimin, tú lo sabes —Yoongi hizo que lo mirara—. Papá no querría que tú te culparas. Eras su consentido, ¿recuerdas? Eres el consentido de todos, incluyéndome. Tranquilo, respira conmigo, ¿puedes hacerlo, cariño? —empezó a inhalar y exhalar de manera lenta, y después de un momento, Jimin comenzó a imitarlo.

—Así, justo así —Yoongi lo animó a seguir respirando, y cuando Jimin estuvo más tranquilo, tomó el vaso con agua y le ofreció una pastilla—. Tómate esto, ¿sí?

Jimin asintió, solo mirando a su hermano, y obedeció tomando la medicina con un poco de agua.

—Voy a sentarme a tu lado y pondrás tu cabeza en mis piernas como cuando éramos niños, ¿está bien? —Yoongi así lo hizo y empezó a acariciar el cabello rojizo de Jimin con delicadeza.

—Nada fue tu culpa —le aseguró—. Fue un accidente, Minnie, lo sabes. Papá no quiere verte triste.

—Lo echo de menos —susurró Jimin con los ojos cerrados.

—Yo también, pero él siempre está con nosotros y debemos recordar los buenos momentos a su lado —Yoongi miró a su hermano con nostalgia—. Como cuando nos leía Harry Potter, ¿recuerdas? Su favorito siempre fue El Cáliz de Fuego. También es tu libro favorito —una lágrima se deslizó por la mejilla del chico de piel pálida—. También era divertido ir a pescar juntos, ¿te acuerdas cuando el pez mordió su dedo? Eso fue muy gracioso.

Yoongi siguió hablando hasta que el calmante hizo efecto y Jimin se quedó dormido. Entonces, el rubio levantó la mirada hacia los hombres de traje que estaban en la habitación.

—La última vez que vi a Jimin tener una crisis de este tipo, él tenía 14 años, y sé que por su propio pie no se acercaría a un ascensor. ¿Qué diablos pasó? —exigió una respuesta.

Jungkook tragó grueso.

Yoongi negó con la cabeza y se puso de pie, cargando a su hermano en sus brazos.

—Tomen esto como la renuncia de Jimin —afirmó, y con la ayuda de TaeHyung, sacó al pelirrojo de allí.

El señor Jeon se pasó las manos por el rostro, dejando salir un largo suspiro.

—No puedes dejar que renuncie así. Cuando se recupere, le pedirás una disculpa —ordenó.

Jungkook le miró con el ceño fruncido.

—¿Lo quieres de vuelta? ¿Tan enamorado estás de él? —preguntó con veneno.

—¡Por Dios, Jungkook! ¿Cómo puedes seguir con ese maldito tema? —gruñó el señor Jeon—. Ese chico tiene tu misma edad.

—¿Entonces qué hacías abrazado con él en tu oficina? —refutó Jungkook de inmediato.

El señor Jeon miró a su hijo un momento.

—Le conté sobre que hoy es el aniversario de la muerte de su madre y le pedí que te tuviera paciencia, porque este era un día difícil para ti —empezó a explicar—. Él también perdió a su padre y sintió empatía por ti. Es un chico sensible, se puso a llorar, y por lo que acaba de pasar, sus traumas tienen que ver con la muerte de su padre.

Jungkook miró el rostro serio de su padre.

—¿Lo estabas consolando? —preguntó con enojo.

El señor Jeon asintió.

—Jungkook, yo... —se aclaró la garganta—. Sé que me he equivocado contigo demasiadas veces, pero créeme, esta vez no lo hice. Jimin es un chico que debes mantener a tu lado, y por tu reacción ante la descabellada idea de que él y yo tuviéramos algo, diría que estás celoso.

Jungkook lo miró como si su padre hubiera perdido la cabeza.

—Por supuesto que no, simplemente estaba enojado —gruñó.

—Enojado o no, le debes una disculpa —el señor Jeon le miró—. Y si tú quieres, podemos ir juntos a la tumba de tu madre.

—No es necesario —Jungkook le dio una mirada fría—. Si no te importó cómo me sentía cuando mamá murió y yo solo tenía 11 años, ahora es demasiado tarde para interesarte —afirmó antes de salir de la oficina.

Jungkook salió al pasillo y entró de nuevo al maldito ascensor. Gong Yoo tenía razón en un par de cosas, aunque le jodiera la existencia admitirlo, sí estaba un poco celoso y debía pedirle disculpas a Jimin si quería mantenerlo cerca.

Pero había un gigantesco problema: Jungkook jamás se había disculpado con nadie y no tenía idea de cómo hacerlo. Tal vez si le compraba algo como ofrenda de paz... ¿quizá?

Aunque esa idea le traía otro problema: Jimin no parecía ser del tipo de chicos que se contentaban con cualquier cosa. Ese chico era un completo desastre y no tenía idea de si le agradaban las flores o los chocolates.

¿Qué diablos le podría regalar a un gnomo pelirrojo que estaba loco por los gatos, era un friki de Harry Potter y le gustaba un tipo que parecía actor porno?

Hola bebés míos de mí, pobre MiMi: c ya pronto sabrán lo que originó su claustrofobia lo prometo.

Nuestro querido Jungkook aceptó para sí mismo que si sintió celos y debe pensar en que le puede regalar a un peculiar chico como su nomo pelirrojo para solucionar las cosas.

Nos leemos pronto.














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