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Capítulo 11

Las siguientes semanas no fueron tan desagradables para Jimin después del incidente de la noche en que se embriagó y dijo tantas tonterías como para desear que la tierra se lo tragara. Ahora se turnaban para preparar el café, y las quejas de Jungkook sobre sus gatos eran cada vez menos regulares. Todo iba bien, al menos hasta ese día.

Jungkook había amanecido de un humor de perros por alguna razón y estaba haciéndole la mañana imposible. Jimin realmente quería tomarlo de la maldita corbata, arrastrarlo por las escaleras hasta el último piso y dejarlo caer desde allí.

— ¡Park, ven aquí! —Lo llamó a través de la línea de comunicación.

Jimin dejó lo que estaba haciendo y tomó un poco de aire antes de levantarse y entrar a la oficina de su jefe.

— ¿Me necesita, joven Jeon? —Preguntó, tratando de sonar lo más respetuosamente posible.

— ¿Ya le entregaron los documentos a mi padre? —Preguntó, o mejor dicho, gritó, irritado.

Jimin tomó un largo suspiro y contó hasta tres antes de contestar.

— Jisoo fue al área de diseño para entregar los planos que usted aprobó al arquitecto Kim. Cuando regrese, le pediré que le entregue los documentos del contrato al señor Jeon —Explicó.

— ¿Por qué diablos tarda tanto? ¡Solo son unos malditos planos! —Gruñó Jungkook. — Todos son unos incompetentes. Quiero que redactes una carta de despido para la secretaria.

Jimin no lo soportó más; tenía las mejillas rojas, tan rojas como su cabello.

— ¡Si crees que tú serías mejor haciendo el trabajo de Jisoo y el mío, entonces no deberías tener un asistente y tampoco una secretaria! —

— ¿Qué estás diciendo, Park? —Jungkook lo miró a los ojos, totalmente enojado.

— ¡Que eres un arrogante amargado y que estás siendo un completo imbécil hoy! —Dijo con sus mejillas infladas.

— Cierra la boca, Park. ¿Acaso estás buscando ser despedido también? —Preguntó Jungkook con una mirada llena de desdén.

— Estaría feliz de dejar de trabajar para ti, pero tú no puedes despedirme —Jimin no pudo aguantarse y le sacó la lengua, dejando a Jungkook con la boca abierta antes de salir y tirar la puerta.

Jimin había pensado que tal vez su relación con su jefe estaba mejorando. No eran los mejores amigos, pero al menos todo iba en buenos términos. Incluso Jeon estaba siendo agradable, pero nada bueno dura para siempre.

¡Mr. Arrogante estaba haciendo su aparición en todo su esplendor! ¡Por Dumbledore!, si Jimin pudiera, lo conjuraría para transformarlo en una rata y luego dársela a sus gatos para cenar.

— Maldito idiota, parece que desayunó escorpiones —Gruñó bajo y tomó el sobre con los documentos para el señor Jeon. Los llevaría él mismo, así tuviera que subir todos los pisos que fueran. Necesitaba poner distancia entre Jungkook y él.

¡Por el diablo y todos sus jodidos demonios! Este hombre era insoportable. Jimin terminaría con úlceras de tantos corajes que hacía trabajando para él.

Y si Jungkook se enojaba porque él no estaba en su puesto de trabajo, podía tomar un boleto que lo llevara directo a la mierda.

Tomándose su tiempo, subió piso por piso hasta llegar a la oficina del señor Jeon.

— Buenos días, señora Sunny —Saludó a la mujer mayor.

— Buen día, Park, ¿En qué te puedo ayudar? — Preguntó ella, mirándolo a través de sus lentes.

— Vengo a entregarle estos documentos al señor Jeon, se los envía su hijo — Informó.

— ¿Por qué los traes tú? La señorita Kim debería estar encargada de eso — Murmuró ella.

— Lo sé, pero Jisoo está ocupada llevando algunos planos al área de diseño, y el joven Jeon quiere que estos documentos sean entregados de inmediato a su padre — Explicó Jimin.

— Está bien, puedes pasar — Contestó la mujer.

Jimin primero tocó la puerta, y cuando recibió la orden de pasar, puso una tímida sonrisa en sus labios.

— Señor Jeon, buen día — Saludó cordialmente.

— Oh, Jimin, buen día, ¿Qué te trae por mi oficina? — Preguntó con una leve sonrisa.

— Su hijo le envía estos contratos para que usted los revise y les dé la última aprobación — Le informó.

— Muchas gracias, Jimin, aunque no debiste subir tantos pisos para esto, pudiste enviarlos con la secretaria — Afirmó.

— Sí, solo que ella está ocupada, y Jungkook tenía prisa en que usted los recibiera — Dijo Jimin.

— Entiendo, Jungkook es un tanto impaciente — Dijo, revisando los documentos. — ¿Cómo te sientes trabajando con él? —

Jimin intentó sonreír, pero le salió más una mueca.

— Hay días buenos y malos, y algunos peores como hoy, pero puedo manejarlos —

El señor Jeon hizo una mueca.

— Entiendo, hoy debe ser un día terrible para él. Es el aniversario de la muerte de su madre, sabrás que es un día difícil —

Jimin abrió la boca, totalmente asombrado.

— Yo... no tenía idea — Susurró apenado. Bueno, entendía lo complicado que era todo, y un poco de nostalgia llenó sus ojos.

— ¿Podrías tenerle un poco de paciencia, en especial hoy? Por favor — Pidió el señor Jeon.

Jimin se mordió el labio inferior... Bien, hacía solo unos minutos atrás lo había llamado arrogante, amargado, además de imbécil, y como la cereza del pastel, le sacó la lengua ¡Joder!

El pelirrojo ahora empezaba a sentirse mal por su forma de actuar, pero es que Jungkook lo había sacado de sus casillas.

Jimin asintió.

— Por supuesto, señor Jeon — Aseguró, al menos por el resto del día.

— Muchas gracias, Jimin, puedes retirarte — Dijo antes de sacar un pañuelo y toser en él.

Jimin iba a darse la vuelta cuando notó algo muy inusual y sus ojos se abrieron de manera descomunal.

— S-señor Jeon, hay sangre en su pañuelo — Susurró.

El hombre miró el rostro pálido de Jimin y luego el pañuelo blanco en sus manos.

— Oh — Dijo, guardando la prenda.

— ¿Está enfermo? — Preguntó Jimin, preocupado.

— Un poco, solo es un resfriado, estaré bien — Dijo, tratando de sonar tranquilo.

Jimin negó con la cabeza.

— Créame, señor Jeon, yo me he resfriado y jamás he tosido sangre. Usted debe ver a un médico, esto puede ser grave —

— Ya fui al médico — El señor Jeon suspiró. — Jimin, quisiera que esto no saliera de aquí — Exigió.

El pelirrojo lo miró alarmado. ¿Eso qué significaba?

— ¿Usted fue al médico y él le dijo lo que tiene? ¿Está en un tratamiento? — Preguntó.

El señor Jeon le miró con pesar y suspiró cansado.

— Ya no tengo tratamiento que pueda ayudarme, Jimin. Tengo cáncer —

Jimin no pudo evitarlo y sus ojos se pusieron acuosos mientras se llevaba las manos a la boca.

— Señor Jeon... yo... ¿Jungkook lo sabe? —

— No, y espero poder confiar en que tú no se lo dirás —

Jimin no podía creer lo que estaba escuchando.

— ¡Pero es su hijo! Él debe saber. Usted va a...

— Voy a morir — Terminó el señor Jeon. — No creo que sea prudente decirle. Necesito que esté concentrado en aprender el manejo de la empresa, el tiempo se me agota —

— ¡Pero señor Jeon! Ustedes pelean todo el tiempo, no debería ser así. Es su hijo, él tiene el derecho de saber — Jimin tragó grueso mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla. — Sé lo que siente perder a mi padre, y Dios, Jungkook ya perdió a su madre, ahora usted, debe decirle. Al menos podrían estar unidos en estos momentos —

— No creo que a Jungkook le importe — Susurró el señor Jeon con voz triste.

— ¡Por supuesto que debe importarle! Aunque él sea un arrogante y engreído, ¡usted es su papá! — Exclamó Jimin.

— No he sido un buen padre para él — Confesó el señor Jeon y los ojos del hombre se pusieron acuosos. — Cuando murió su madre, yo me enfrasqué tanto en el dolor que sentí al perder a mi esposa que olvidé que Jungkook también había perdido a su madre. Lo aparté de todo cuando debí apoyarlo. Lo envié lejos y sé que él me guarda mucho rencor por estar ausente cuando más me necesitaba —

Jimin miró al señor Jeon con algo de lástima, él sabía que Jungkook estaba resentido con su padre, pero no tenía la más remota idea de que fuera por esto.

— Entiendo, usted cometió un error, señor Jeon, pero no permita que se vaya a la tumba con eso. Puede reivindicarse, aunque sea un poco, pasando tiempo con Jungkook, explicándole usted mismo las cosas, no lo sé. Solo puedo decirle que yo daría cualquier cosa por volver a compartir, aunque sea un minuto, junto a papá — Jimin tenía los ojos llenos de lágrimas.

— Es muy tarde para eso, querido. Siento tanto todo lo que le hice pasar a Jungkook y que, por mi culpa, mi hijo se convirtiera en la persona poco empática que es, pero ya no puedo hacer nada para cambiarlo — El señor Jeon se puso de pie y rodeó el escritorio.

Jimin negó con la cabeza.

— No. No es tarde. ¡Usted está vivo aún! —

— Jimin, entiendo lo que quieres decir, pero no creo que sea lo mejor. ¿Sabes? Te escogí a ti para ser el asistente de mi hijo porque sé que tú puedes manejarlo en sus días buenos, malos y los peores. Jungkook no tiene amigos por su forma de ser, y no quiero que esté solo. Y es muy egoísta lo que te pediré, pero por favor, prométeme que no lo dejarás solo cuando yo no esté. Él tal vez lo tome de mala manera, pero necesita a alguien que lo mantenga con los pies en la tierra — Le suplicó el señor Jeon.

— Por favor, no me pida eso — Sollozó Jimin. — Debe decirle. Además, ¿Está seguro que ya no tiene opciones? Hay tantos tratamientos ahora —

— Ya es tarde para mí, en todos los sentidos — Jimin vio el dolor del hombre mayor al decir esas palabras, porque esas incluían a su hijo.

— Mejor tarde que nunca — Le susurró Jimin.

— Prométeme que al menos intentarás estar con él, apoyarlo — Volvió a pedir el señor Jeon.

— Está bien, se lo prometo, señor Jeon — Jimin sollozó y no pudo evitar abrazar al hombre mayor. Perder a su padre fue tan duro para él, y ahora saber que Jungkook perdería al suyo lo hizo sentir tanto dolor.

El señor Jeon lentamente correspondió al abrazo del chico pelirrojo que lloraba en su pecho. Había elegido bien, él lo sabía.

En ese momento, la puerta de la oficina se abrió, y los ojos enojados de Jungkook se abrieron totalmente al ver a su padre y a su asistente abrazados.

— ¿Qué mierda está pasando aquí? — Exclamó, hecho una furia.

Jimin se soltó del abrazo, mirando aturdido a su jefe.

— Jungkook, por favor...

— ¿Qué me vas a decir, que es un malentendido? — Preguntó, lleno de ira. — Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre, y tú estás abrazado con este tipo — Gruñó, negando con la cabeza.

— No es lo que piensas — Dijo su padre, alterado.

— Me importa una mierda, no quiero ver tu cara en este momento, Gong Yoo — Espetó, antes de tirar del brazo de Jimin fuera de la oficina. Jungkook estaba tan furioso que no le importaba llamar la atención del resto de los empleados.

A tirones, arrastró a Jimin hasta el ascensor y cerró la puerta. Cuando empezó a bajar, presionó el botón para detenerlo.

— ¿Qué clase de hombre eres, Park Jimin? ¿Un oportunista? ¿Quieres conquistar a mi padre para así obtener todos los beneficios? — Gritó.

Jimin tenía los ojos muy abiertos y le era imposible hablar. Sentía que se estaba ahogando, sus manos temblaban, y sus pulmones no funcionaban.

Jungkook lo miró con frialdad.

— ¡Ese día estabas tomado de las manos con el asistente de Kim, después te salvó de un desconocido con el que te ibas a largar, y ahora estás con mi padre! Ese tal Jackson tenía razón... ¡Eres un maldito puto! — Exclamó.

Jungkook esperaba alguna respuesta del pálido pelirrojo, pero en vez de eso, Jimin tenía los ojos muy abiertos, totalmente llenos de lágrimas. Temblaba por completo y parecía intentar respirar.

— ¿Park? ¿Qué te pasa? — Preguntó, tomándolo de los hombros, y en ese momento, Jimin se desvaneció.


Holi bebes hermosos de mi corazón, espero estén bien, Parece que Jungkook olvidó que Jimin es claustrofóbico....

Hasta pronto mis cositas del infierno.

Albus Dumbledore: En sus años de estudiante fue seleccionado en la casa Gryffindor, Fue profesor de Transformaciones y más tarde Director del colegio Hogwarts de magia y hechicería, también se consideró Jefe supremo de la confederación internacional de magos.


Transformación: Es una rama de la magia y es una clase impartida en el colegio de Hogwarts, se centra en la modificación de la apariencia de un objeto o persona a través de la alteración molecular.







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