₃
No, las cosas no cambiaron de manera significativa cuando NamJoon se volvió mi tutor. Por supuesto que, con mi mamá fuera del cuadro, NamJoon y yo no teníamos por qué convivir.
Sólo nos veíamos ocasionalmente, y yo ya estaba listo para mudarme a mi propia casa, sólo me faltaba el fideicomiso de mi mamá, pero Kim tenía que firmar la liberación de este. Me tardé en pedírselo pero él aceptó finalmente.
—Entonces, ¿estás diciendo que cuando se murió tu mamá, las cosas entre tú y él se calmaron? —Preguntó la doctora y JungKook decidió seguirle mintiendo. Si le decía la verdad, tenía miedo de ser juzgado por sus decisiones.
Así es. Él y yo cortamos contacto pero yo seguía temiéndole.
—¿Crees que todo lo que te hizo haya sido la causa de tus ataques de pánico? —Jamás lo había considerado así, pero después de pensarlo un poco, se dio cuenta de que, en efecto, esa podía ser la causa.
Sí, puede ser que sí. Yo... no puedo dejar de sentirme mal cuando pienso en él, yo-
—El día de tu ataque, el más reciente, ¿qué te dijo SeokJin acerca de NamJoon?
Sólo mencionó su nombre, creo.
—¿Estás seguro? —Preguntó la doctora, dudosa de la respuesta del menor. Y no fue en vano su duda; JungKook estaba mintiendo. Ese día, SeokJin le había dicho que, el día anterior, había visto a NamJoon con una chica, paseando por el parque y que se habían besado. Le preguntó a JungKook que si Nam ya se había animado a salir otra vez, pero, vaya. Claro que se había animado a salir otra vez.
Así es. Para mí, él es la peor persona del mundo. Me hizo bastante daño, arruinó mi infancia, salió con mi mamá, me provoca estas sensaciones terribles de estar al borde de un precipicio, sin nadie que me pueda salvar y sin alguien que esté preocupado por mí. Yo solo quiero dejar de sentir todo eso.
Quiero que él desaparezca de mi vida.
—Mira, JungKook, de su parte, nunca hubo como tal un abuso físico hacia ti. Te regañaba, te quitaba los juguetes y te asustaba constantemente; hacia que tu madre te regañara por expresarle lo que sientes. Aunque sí se puede presentar una orden de alejamiento contra esa persona, por atentar contra tu salud mental, no se puede probar que sea necesario; después de todo, es tu tutor. Puedes intentarlo, pero la verdad no sé si la puedan tramitar.
Comprendo.
—Por mi parte, lo que puedo hacer es darte calmantes para los ataques de pánico; también puedes asistir a terapia como esta todas las semanas y vamos a tratar de superar ese miedo que te ha perseguido por tantos años. Sé que no es fácil, mucho menos para alguien como tú, que has pasado por varias cosas, pero vamos a dar nuestro mejor esfuerzo. ¿Te parece?
Gracias, doctora.
JungKook, con la receta de sus medicinas en la mano, salió del consultorio. Despidiéndose de la recepcionista rubia y bajita que le había sonreído al verlo.
Salió del edificio unos minutos más tarde, topándose con un automóvil negro estacionado enfrente. La ventana derecha fue abierta y JungKook pudo visualizar al moreno de cabello castaño, del cual se había tratado toda su sesión.
—Sube, JungKook. —Indicó NamJoon, abriendo la puerta y recibiendo a Kook en el interior.
—Hola, NamJoon. —Su saludo fue contestado por un beso apasionado que depositó el mayor en sus labios. JungKook mantuvo sus ojos abiertos, pues, en terapia, se había dado cuenta de que, lo que había hecho, estaba mal.
Tal vez no le mencionó a la doctora que, después de su primer ataque de pánico, intentó ir a los brazos de NamJoon. Sorprendentemente, este lo recibió con los brazos abiertos, pero, aún así, Jeon se sentía mal de estar haciendo eso.
Esa noche, ambos necesitaban consuelo, y se lo dieron entre ellos. Pero, al siguiente día, el mundo de JungKook giró cuando NamJoon le confesó que lo amaba. Seguía sin creerlo, pero supuso que podía aprovecharse de la situación un poco.
Necesitaba ir al psicólogo antes de considerar hacer otra cosa. Y, después de lo que le pasó en casa de SeokJin, se volvió algo más urgente.
—¿Cómo terminaste aquí, Kookie? ¿Quién te trajo?
—SeokJin. Estaba preocupado por mí, no he podido dormir bien últimamente —mintió. Mentir se había vuelto uno de sus pasatiempos más útiles. También le había mentido a la doctora, seguía con NamJoon porque este no había firmado la liberación del dinero—. ¿Quién te dijo que yo estaba aquí?
—SeokJin. —Ambos se voltearon a ver con una sonrisa. JungKook siendo el que la fingía y NamJoon divertido por la coincidencia.
Jeon no podía deshacerse de su enojo que, al mismo tiempo, se le hacía estúpido. Es decir, él no amaba a NamJoon, pero necesitaba que este soltara el dinero del fideicomiso de su mamá para poder mudarse lejos. Aún así, le dolía mucho que Kim durmiera a su lado y le dijera todas las noches que lo amaba, cuando estaba saliendo a escondidas con otra chica.
Finalmente, y en silencia, se dirigieron a su gran casa, en donde ambos se tenían una sorpresa.
—¡JungKook, ven! —Gritó NamJoon desde el comedor de la casa. El azabache estaba en la cocina, preparando té para poder cenar juntos.
El aludido tomó la taza de té de NamJoon, dejándosela en la mesa del comedor y mirándolo atento—. ¿Qué ocurrió, Nam?
—¡Oh, gracias por el té! —agradeció el moreno, tomando un sorbo del líquido, para después, dejarlo sobre la mesa y tomar dos sobres—. Tengo esto para ti.
—¿Qué es? —Preguntó el azabache rápidamente, tomando ambos sobres y regocijándose de alegría al notar que Kim había tragado el líquido.
—Ábrelos.
JungKook comenzó por abrir uno, notando que tenía un sello de cera. Al sacar el documento que venía ahí adentro, se percató de que era el fideicomiso que le había dejado su mamá. Estaba firmado por NamJoon, quien comenzaba a quejarse en voz baja por un dolor en su estómago.
—Nam, pero...
—Pensé que ya era hora de dártelo. Dado que tú y yo no tenemos que vernos más, necesitas el dinero que me pediste hace un año para mudarte a Busan.
—¿Qué?
—Sí, ¿no te lo dijo, SeokJin? —Preguntó el mayor, burlándose de JungKook mientras agonizaba lentamente.
—No. ¿De qué hablas, NamJoon?
—No puedes ser tan estúpido, ¿o sí? —el mayor frunció el ceño, JungKook estaba completamente confundido—. Me voy a casar con mi novia, el próximo mes.
—¿Qué? NamJoon, no te estoy entendiendo- —Jeon gritó la interrogante. No podía entender nada de lo que el moreno —ahora pálido— parloteaba.
—¡Maldición, JungKook! Creí que ya habías crecido, pero sigues siendo el mismo niño de antes, a ese al que le quitaba sus juguetes y-
—¿Qué estás diciendo? —Gritó el chico, observando cada movimiento de NamJoon al sentarse en una silla, experimentando un terrible dolor en su estómago, que lo carcomía poco a poco.
—Estoy diciendo que eres un niño incrédulo, Jeon. Me enamoré de una chica, nos casamos en un mes. Abandonaré la casa que me dejó WheeIn y al inútil adolescente que dejó a mi cuidado. Por eso el fideicomiso. ¡Ya no te necesito!
—Maldito, hijo de-
—Eres tierno, Kookie. Tratando de insultar a un adulto... —NamJoon tomó más del té, provocándose una muerte mucho más rápida.
—No. No, NamJoon. No soy tierno; soy alguien que está harto de ti. Me arruinaste la infancia; y por eso le puse veneno y amoníaco a tu té. ¡Muerte, maldito mo-
Paró de hablar cuando el mayor cayó muerto al suelo. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, un nuevo ataque de pánico lo invadió.
Su respiración se aceleró, comenzó a temblar y se alejó del cuerpo, sin vida, de NamJoon. Tomó ambas cartas en sus manos, abriendo los ojos al tiempo que se quedaba sin aire.
Sintió que alguien lo estrangulaba y, al mismo tiempo, el recuerdo tan horrible que tenía de NamJoon, asustándolo a través de la ventana de la oficina de su mamá, volvió su mente, haciéndolo sentir que ese... lo que sea que fuere, se lo estaba comiendo vivo.
Para él, NamJoon no había sido más que un chupa sangre que se aprovechó de su madre y luego de él para vivir gratis, sin tener que trabajar de verdad. Y, cuando encontró a una chica que podía mantenerlo, firmó la liberación del dinero de JungKook para poder dejarlo.
La pelota roja, su helicóptero y su novio YoonGi, sólo fueron el inicio de un trauma que lo hacía sufrir.
Habían pasado dos días desde que, al despertar de su desmayo, JungKook corrió hasta la central de policía, aclamando que su padrastro se había suicidado con un té y que había dejado una carta de suicidio.
Los policías creyeron su historia al ver el fideicomiso del chico firmado y leer la carta de había dejado NamJoon; el sobre que no abrió JungKook, lo abrieron los policías.
El jefe de policía Jung, había declarado que el chico necesitaba toda la ayuda psicológica posible, después de leer la carta.
El azabache había asistido a dos terapias más, y sabía que debía de vender la gran casa y mudarse a Busan, tal vez a un lugar relajado y alejado de su lugar natal: Seúl.
No obstante, JungKook estaba sentado en la silla del comedor; era de noche y las nubes lloraban con sentimiento, una tremenda lluvia caía sobre la cuidad de Seúl.
Era hora de leer la carta que había dejado Kim.
『
JungKook:
Acabo de regresar de firmar la liberación del dinero que tanto me has pedido para poder irte a vivir a otro lugar. Supongo que te hice esperar un buen rato, pero en verdad no tenía idea de cómo iba a sobrevivir sin ti.
Sé, a pesar de todo, que siempre me has odiado, no tienes que molestarte en fingir lo contrario. Ya lo sé. También sé que odiabas a tu mamá más que a nadie en el mundo, y comprendo que lo hagas.
Tu mamá y yo nos la pasábamos trabajando cuando eras niño; comprendo que quedarse solo de un día a otro es horrible. En lo personal, perdí a mis dos padres en un accidente automovilístico el día que me gradué como arquitecto.
Es por eso que llegué a trabajar con tu mamá a los veinte años. Por primera vez en mi vida, estaba completamente solo. Pero al llegar a tu casa, tu mamá me recibió muy cálida; aún te recuerdo, usando esa pijama de Winnie The Pooh, con tus enormes ojos aterrados de verme.
Desde ese día, pensé que eras el niño más tierno del mundo. No obstante, sabía que eras el amor de tu mamá; así es, ella se desvivía por ti. Pero, al mismo tiempo, sufría por tener que ignorarte por trabajar.
Ella me dijo, alguna vez, que no quería dejar de seguir sus sueños, pero que esperaba obtener un ascenso en el trabajo para poder pasar más tiempo contigo. El que tu padre muriera también le afectó.
Yo estaba completamente solo, abandonado y sin dinero. Perdóname, JungKook, pero hice lo que tuve que hacer para sobrevivir.
Entonces sí, fue mi culpa que tu mamá dejara de preocuparse por ti. Y, te confieso ahorita, por medio de esta carta, que me dediqué a sabotear su trabajo durante años para que no consiguiera el ascenso que necesitaba para poder estar contigo.
Con el tiempo, dejó de preocuparse por ti, porque sabía que yo te estaría cuidando.
Es difícil admitirlo, pero yo estaba celoso de ti, ¿bien?
Estaba celoso de que tuvieras todo y yo no tuviera nada; con el tiempo, se me ocurrió que separarte a ti de tu madre me pondría más alto. Pero en realidad fue difícil, me encariñé contigo.
Sé que me tienes miedo hasta la fecha, pero quiero que sepas que tenía razones para hacer lo que hacía.
Sólo no quería estar solo.
Con tu primer novio, fue un ataque de celos, porque no quería que alguien más, que no fuera yo, te hiciera daño.
Tienes derecho a llamarme como quieras. Y sé que es de cínicos admitir que te hice la vida miserable a propósito, pero también quiero admitir que te amé.
Nunca estuve enamorado de ti de manera carnal, pero mi cariño sí iba más allá de la amistad por ti. Y, cuando falleció tu madre, pensé que sería buena idea hacer que te enamoraras de mí para seguir estando contigo.
Y, ahora que lo escribo, suena tan estúpido.
Perdóname, JungKook.
También sé que tenías mucho miedo de mí. Sé de tus ataques de pánico porque SeokJin me lo dijo, ese día en el parque en el que le presenté a mi nueva novia.
Me casaré con ella en un mes. Por eso te escribo esta carta; creo que mereces saber la verdad. Y mereces tener derecho a odiarme, después de todo, yo soy el responsable de que, prácticamente, crecieras sin una madre.
Créeme que me arrepiento de todas las cosas horribles que te dicho después de darte la carta, pero ya me voy. Ódiame toda tu vida.
Lo lamento muchísimo.
Muchas veces quisiste decirme que yo era un ser horrible, provocador de miedo y con una personalidad detestable. Lamento que jamás pudiste decirlo.
Sé lo que soy para ti, JungKook. Soy un...
No espero que me perdones, pero vive bien.
Te deseo todo lo mejor, porque arruiné catorce años de tu vida, sé feliz todos los que te faltan.
Me voy.
Atte: Kim NamJoon.
Fin.
©𝚄𝙽𝙶𝙺𝙿𝙾𝙿𝙻𝙾𝚅𝙴
♪♫•*¨*•.¸¸
Sι тe ɢυѕтó, ɴo olvιdeѕ voтαr, coмeɴтαr y coмpαrтιr. Dαтe υɴα vυelтα por мι perғιl.
Brιɴdeмoѕ porqυe el NαмKooĸ ѕeα reαl.
Noѕ leeмoѕ.
¸¸.•*¨*•♫♪
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro