T e n
Me escondí hasta que unos gritos empezaron a llamar mi atención. Espetaban mi nombre sin ningún cuidado, desesperándose aún más ante cada segundo que pasaba. Intenté salir de mi escondite, y juro por mi madre que fue la cosa más complicada de todo el año. Al cabo de un par de minutoa y con un gran dolor, logré salir.
Dejé que me buscaran. Que me encontraran aquí, en el suelo y moribunda. No tardaron mucho en divisarme y correr hacia mí.
—¡Levántela, inútiles! ¡No se queden ahí tildados! ¡Esta niña puede estar al borde de la muerte! —no sé si así lo clasificaría yo.
Recapacité cuando ya estaban cargando mi débil cuerpo y corrían hacia donde estaba el campamento. Abrí los ojos desesperada...
Hasta que vi su gorra de policía. Por primera vez en la noche, estaba a salvo.
* * *
—En el bosque Sheridan fueron encontrados, además de la pobre e indefensa niña, restos de cadáveres humanos en descomposición, patas de cerdo y cráneos de pato —¿eh? ¿Qué demonios estaban inventando?—. Se rumorea que pudo haber sido un asesino serial hace much... —apagué el televisor. Ellos no sabían que había pasado.
Me reacomodé en la camilla y ahogué un grito cuando sin querer me traté de incorporar en mi brazo. Caí rendida nuevamente ante el colchón y se oyó que una voz a mi costado suspiró. Era mi madre, que había sufrido, probablemente, el doble que yo al ver a uno de sus hijos al borde de la muerte. Mi hermanito estaba en casa, recuperándose de una caída que mamá y él sufrieron a culpa de los fuertes vientos. Pero no se oyó ni un poco de su caso más espantoso en la televisión. Me tenían a mí como el tema principal y eso sí que me molestaba; habían cosas más importantes que andar despotricando contra una señora indefensa que jamás le hizo daño a su hija.
—Mel, trata de dormir —me recomendó ella con su dulce voz y un tono reconfortante.
—No puedo —admití—. Sigo pensando.
—Él sólo quería reecontrarse con el amor de su vida, no quería que te pasase nada malo —me dijo ella. Asentí lentamente.
Ella era una de las únicas personas que me había creído. Le agadezco al cielo que no me llamasen enclenque.
—Pero me preocupa que su alma se haya transformado de ese color tan deprisa. Si el abuelo está allí abajo, el sistema es muy malo...
—Tu abuela no debe de haber llegado muy arriba si aún tenía su alma mereodando por allí. Debe de ser un tipo de castigo que deberá cumplir, Mel —torció la boca—. Ahora sí, intenta dormir. No pienses más en eso.
Cerré los ojos y al cabo de un rato me quedé dormida.
La peor pesadilla eterna que tendré para siempre.
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N.A:
YA CASI TERMINA😭😭
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