F i v e
Luego de lo que parecieron quince minutos ya habíamos llegado a las montañas. Aún con su forma perfecta, alzándose sobre un tierral lleno de árboles, te aterraba. Lo hacía si sabís que cosas malas podrían pasar.
Mi abuelo se acercó a una parte que yo no había visto; era algo así como una cueva, escondida entre tanto verde y azul. Sentí su sonrisa clavándose en mis ojos y señaló aquel peculiar acceso.
—Aquí comenzó todo. Pasa este túnel y verás cómo es que cambia todo para ti... y para mí —me dijo él agrandando su sonrisa cada vez más. No sentí el temor correr por mis venas, pues yo sabía que lo único que iba a cambiar era mi cabello al pasar por tanta tierra, o al menos eso suponía. No había peligro de más costillas para mí.
Pasé por el pequeño hueco luego de mi abuelo. Teníamos que gatear por el suelo, intentar no tocar las ratas, y sobretodo, ir rápidamente.
En un momento aparecieron dos direcciones: derecha e izquierda. Mi abuelo se detuvo, haciéndome frenar a mí. Luego de unos segundos y unos cuantos amagues se decidió por el derecho. Gateamos un poco y ya habíamos llegado a una subida.
—Recuerdo esto como si fuera ayer... —confesó—. Agárrate de las ramas que hay a los costados e intenta no soltarte, pues estaremos un largo tiempo así. Una caída y tu vida termina.
Tragué saliva (con un poco de tierra) y me dispuse a cumplir lo que decía mi abuelo. ¿Qué tan malo podría ser caerse?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro