E i g h t
Mi abuelo sonrió sentándose en un tronco.
—Aquí estábamos hablando cuando aparecieron ellos... —empezó a decir, pero se detuvo de pronto—. ¿Tinna? —preguntó él al mismísimo aire—. ¡Sabía que eras tú! —gritó. Miré su pierna y vi que su pantalón estaba llenísimo de sangre.
—Abuelo... levántate el pantalón hasta tu herida —le dije, esperando que mis suposiciones no fuera ciertas. Él obedeció, y cuando vi aquello casi me desmayo.
Efectivamente, él se estaba desangrando, lo que provocaba alucinaciones. Caminé lentamente hasta él, pero una sombra me detuvo.
—Hay que irnos. Sé que hay alguien cerca, no había este olor a humedad y transpiración hace rato —le recomendé.
—Tu abuela no puede irse. Está atada a esta especie de asiento —¿qué?—... no me iré sin ella.
Todo pasó tan rápido como un abrir y cerrar de ojos. Las sombras se convirtieron en cuerpos que agarraron a mi abuelo de los brazos. Otros dos se acercaron a mí, por lo que atiné a salir corriendo. Choqué contra una persona con túnica negra. Pataleé, golpeé, mordí y pellizqué, pero nada fue suficiente para que me soltaran. Me rendí, pero justo en ese mismo instante ellos me soltaron.
No eran alucinaciones.
No entendía el por qué, pues yo sólo veía que se agarraban los cuellos intentando liberarse de ese no sé qué que estaba ocasionando problemas. Se elevaron un poco del suelo y pensé que estaban poseídos.
—¡Sabía que la difunta esposa de este vejestorio traería problemas alguna vez! —escuché gritar a uno de ellos. Miré hacia todos lados: ¿¡FANTASMAS!?
—¡MátalGAHAAGH! —realmente lo estaban ahorcando: una gruesa línea púrpura cruzaba todo su cuello. Y el que supuse que era un discípulo del líder no tardó en reaccionar. Se escuchó que palmeó su propio cuerpo y sacó una pistola.
Cerré los ojos. Un disparo.
Salí corriendo, arrastrando mis pies más de la cuenta. No me había dado cuenta de que las lágrimas eran aquellas que me nublaban la vista en esos momentos. Y por culpa de ellas, caí por el agüjero por el que habíamos tardado tanto en subir. Mis brazos fueron los que sufrieron el impacto, haciendo crecer un ardor desde la punta de mis dedos hasta el último de los órganos de mi cuerpo. Grité de dolor y me costó un gran rato reaccionar en que debía seguir: no sabía si estaban detrás de mí.
Arrastrándome lentamente avancé por la pequeña cueva, que me costaba más de la cuenta pasar. Cuendo llegué al final empecé a correr. Sentía que los dedos de mis manos estaban, más que seguros, completamente rotos y fuera de sus lugares, por lo que decidí no verlos. Llegué al bosque y sentí cómo pisaba aquello que tanto me atemorizaba. Seguí por el camino que recordaba, hasta que en el medio me frené.
Había una niña.
________________________
N.A:
La verdad es que creo que si mi mamá leyera esto me echaría de la casa y me mandaría a un manicomnio pensando que tengo ganas de ver a la gente sufrir.
Mamá, TÚ SABES MI USER Y CUANDO LEÍSTE SKY CASI ME MATAS. DEBES SABER QUE MI MENTE ES RETORCIDA PERO LLORO HASTA CUANDO LE PEGAN A UN SILLÓN. NO TIENES UNA HIJA SOCIÓPATA D:
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro