30. Primera vez.
Hi~ Octubre ya se nos fue, me da mucha curiosidad cómo fue el mes porque honestamente partimos mal, yo quería mucho sacar esta dinamica, pero tuvo dificultades con una persona que me tuvieron muy bajoneada, me alegro demasiado que eso no haya sido impedimento para seguir adelante y hoy me siento muy contenta y agradecida, tanto en el fic como en mi vida. Chiquillos, llevabamos casi dos años fracasando en las dinamicas y no terminandolas a tiempo, de hecho la última que sí resultó y bien fue como el omegacember del 2022, así que gracias por acompañarme hasta romper la maldición.
Hoy es el penúltimo capítulo y de verdad, los adoro un montón.
Ash cierra la puerta de la habitación con el pie y arroja la chaqueta sin poderle quitar las manos de encima a su amado, hay un dulzor extremadamente tentador pendiendo en el aire, se siente borracho, no sabe si es por la cerveza, los besos o la brizna salada y tampoco le importa, hunde sus dedos en los mechones entintados y los jala para profundizar aun más el beso, es impropio que se sienta tan impaciente y más considerando el trasfondo que tiene el sexo, pero Eiji, joder.
—A-Ash. —Eiji jadea su nombre con una impaciencia tan sensual que las piernas le trepidan a causa de la excitación, hay un impulso casi animal a devorarlo, se siente drogado pero la única droga que tiene enfrente es Eiji. Eiji y sus ojos profundos—. Mi esposo.
—Eres precioso. —Eiji y sus mejillas regordetas con un adorable rosa espolvoreándolas. Su piel cobriza que impresiona aun más bronceada bajo la oscuridad y el manto de la luna. Sus manos tiritonas porque está asustado. Lo nota en su carita. Dios. Cómo atesora a este hombre—. Esta noche me has convertido en la persona más afortunada del mundo al aceptarme, al fin eres mi esposo. Mío. Solo mío.
—Siempre he sido tuyo, ¿lo recuerdas? —Eiji se aparta, no lo suficiente para quitarle los brazos de alrededor del cuello pero sí lo suficiente para mirarlo—. Te lo prometí hace bastante tiempo.
—Claro que lo recuerdo. —Ash desliza un dedo por debajo del mentón de su amado, baja hasta la camisa blanca y sin mayor esfuerzo desabotona ojal a ojal hasta dejar sus clavículas a plena vista. Sexy. Pecaminoso. Tentador. Obsceno. Joder—. También te prometí ser tuyo.
—¿Realmente estás bien conmigo?
—¿Te lo cuestionas? —Se lo pregunta entre risas—. Eiji, me siento a punto de enloquecer, claro que estoy bien contigo.
—Es solo que... —El japonés retrocede aún más y se cubre la cara con el antebrazo—. Tu aroma está muy intenso y me hace sentir borracho, me da vergüenza ser el único así de deseoso.
—¿Te parece que eres el único deseoso? —Entonces tira por la borda la cordura hundiendo sus palmas en el trasero del contrario, apretujándolo y masajeándolo por encima del pantalón, qué extraño es sentirse hormonalmente sano, es la primera vez que genuinamente quiere a otro ser humano—. Ya estoy duro, onii-chan. —Le musita al oído ya que le encanta molestarlo y joderlo.
—Llévame a la cama en ese caso. —Pero Eiji.
—¿E-Eh?
—Llévame a la cama. —Le repite con sensualidad, inclinándose hacia su oreja y presionándole un delicioso beso en la manzana de Adán—. Aslan. —Mierda, este chico lo matará un día.
—No te arrepientas.
Lo coge de las caderas para aventarlo a la cama, se siente malditamente caliente, sin embargo, es un calor que nunca ha sentido antes, es como si se encontrara envuelto por un remolino de fuego cuyas llamas se acrecientan mientras más intenta apagarlas, pronto, el ardor acaricia su piel y se cuela por debajo para calcinar sus huesos, hervir sus músculos, derretir su corazón y convertirlo a él en cenizas, está sudando, debe arrancarse la camisa para respirar, no obstante, una gruesa y pegajosa capa de transpiración recubre su torso y empapa las sábanas, está duro, está más duro de lo que nunca antes ha estado, ¿qué diablos es esto?, ¿acaso es un animal en celo? Pero Eiji es lo único que aplaca el sofoco, es su sorbo de agua y mientras más lo toca y lo saborea, mejor se siente. Más. Más. Más.
Necesita aún más.
Los labios de Eiji contra los suyos son éxtasis, chispas, mariposas y todo lo que se supone que uno debe sentir en el enamoramiento, suaves, húmedos y los cubre un resqueme acaramelado propio del alcohol, es un beso apasionado y agresivo en donde usa dientes y lengua, el japonés impresiona estarse derritiendo debajo de sus toques, lo sabe por cómo su cuerpo contiene los espasmos cada vez que lo toca o la manera desesperada en que se aferra a su espalda porque quiere profundizar, carajo, sus uñas clavándose se sienten exquisitas, puede sentir su erección a través del pantalón.
—¿Deberíamos abrir una ventana? Está demasiado caliente, me siento adentro de una estufa.
—Yo me siento igual. —Ash confirma—. Debe ser la tensión acumulada.
—¿O pueden ser las feromonas? Hueles muy fuerte, Ash.
—¿Eso qué significa?
—Hueles a alfa.
—Mierda, me importa un carajo. —Declara olvidándose de su naturaleza, ¿alfa?, ¿omega? Solo le importa tener a Eiji debajo suyo dispuesto a entregarse en un acto mutuo de amor—. Eres tú.
—Y eres tú. —Eiji ríe—. Estoy nervioso, lo siento. —Y se disculpa como si su falta de experiencia fuera motivo para hacerlo, en teoría ambos deberían estar orientados en el tema—. Nunca traté de hacer esto con alguien por gusto, eres el primero.
—¿Nunca habías deseado a otra persona?
—No. —Le confiesa rascándose el moflete, respirando erráticamente ya que es un libro abierto que finalmente aprendió a leer—. Eres el único con quien me ha pasado esto, Ash.
—Lo entiendo. —Ash entrelaza sus dedos—. Me pasa igual. —Y besa el agarre entre sus manos.
—Y no ayuda que estés sin camisa ¿sabes? Eres muy bonito.
—Bonito. —Repite con amargura, no es la primera vez que se lo refieren—. ¿Puedo desnudarte?
—Sí. —Pero es la primera vez que significa algo—. Por favor, tómame. —Y es lo mismo para Eiji.
Así que lo recuesta en la cama y le termina de desabotonar la camisa, hermoso, piensa apenas vislumbra su torso desnudo, pasea sus manos como si fuera un artista moldeando una estatua de mármol, hunde y apretuja su silueta, siente cada uno de sus músculos, entierra sus palmas en su cintura, se inclina para empezarlo a besar, su piel desprende una esencia deliciosamente adictiva que se ve intensificada en cada caricia, ¿esto se supone que son las feromonas? A Ash no podría importarle menos. Así que besa. Muerde. Lame. Amasa. Es mío.
Deja un camino de besos desde su cuello y lo escucha jadear, muerde su manzana de Adán, lo toma como se le da la gana haciéndolo sentir sumamente deseado, Eiji en ningún instante saca su mirada de encima, luce tan erótico con el cabello revuelto por el sudor, las pupilas vidriosas por la expectación y los oídos ruborizados. Lindo. Ja. Con sus dientes atrapa un pezón y con los dedos procura atender al otro, estaban erectos y gritaban por su atención, así que se la da con una sonrisita socarrona, lame la punta con una tortuosa lentitud, el aire se calienta y Eiji hunde sus uñas en las sábanas retorciéndose y pidiendo más.
Con gusto se lo da succionando el pezón hasta que adquiere un adorable matiz púrpura porque fue brusco e incluso quedaron marcas de dientes, sin embargo, se siente juguetón y a pesar de la reticencia lo quiere explorar, así que le quita el pantalón de un tirón y le arranca el boxer para que yazca completamente desnudo, es una inmensa sorpresa encontrarlo totalmente mojado.
—N-No mires tan fijo. —Eiji intenta cerrar las piernas—. Esto se supone que hacen los omegas.
—Oh. —Ash parpadea, embelesado por cómo sus muslos y su trasero brillan por la tenue capa de lubricante—. Ya veo, estás mojado. Estás mojado por mí.
—¿Lo odias? —Le pregunta aterrorizado—. ¿Es eso?
—Eiji, estoy tan duro que podría correrme ahora mismo. —Le explica tomándolo de la mano, lo guía hacia su pantalón para que sienta su gigantesca erección, joder, su cabeza da vueltas y su cuerpo está envuelto en llamas—. ¿Por qué se siente así de intenso?
—Porque eres mi alfa. —Musita apenado—. Solo reacciono a tus feromonas, así que era obvio que me pondría así de excitado.
«Mi alfa» debería asquearlo el uso de ese título considerando lo mucho que se reveló contra su casta. Pero no. Es todo. Basta escuchar esas dos palabras para que las cadenas de autocontrol que estaba intentando sostener se desprendan una a una. Su olor. Su boca hinchada. Su rostro de vergüenza. Sus piernas tiritonas. Sus nalgas tentadoras. Su pene goteando. Su vientre lleno de chupones. Sus pezones erectos. Es mucho. Lo sabe por qué su hombría está al borde.
—Avísame si te desagrada o si quieres que pare. —Es lo último que su cordura articula, se lanza encima de Eiji como un animal devorando a su presa—. Me traes loco.
Ash lo coge de las caderas para que se siente en su regazo, aprieta su trasero y lo dilata con un par de dedos mientras que su otra mano se encarga de masturbar juntos sus miembros, Eiji se aferra con fuerza a su espalda e intenta ayudarlo con la estimulación, marcando el ritmo de las estocadas y el vaivén, deslizando sus dedos desde la punta del prepucio hacia la base, rozando sus bolas y volviéndolo loco, ni siquiera es una mano experta y aun así, es lo más excitante que jamás le ha pasado.
Es que Eiji. Joder.
—Mierda. —Gruñe hundiendo su nariz en el cuello del nipón, grave error—. ¿Qué es esto?
Pronto las sensaciones se ven mucho más intensas bajo aquel dulzor, es como si hubiera dado vuelta un barril de gasolina al incendio, Ash hunde, lame, besa, succiona y muerde donde están sus glándulas aromáticas provocando exquisitos gemidos en su compañero, Ash mete su dedo más profundo porque está preparándolo, se siente impaciente, aunque esté lubricado no ansía que le duela, quiere que lo disfrute y es tan malditamente difícil si sigue frotando sus penes en un ritmo tan tortuoso. Grande. Palpitante. Duro.
—Ash, no puedo más. —Jadea sin detener la masturbación—. Quiero correrme.
Los muslos de Eiji palpitan contra su cadera, adora tenerlo encima a su merced, se lo transmite dejando marcas hambrientas en toda su piel, graba una nueva constelación sobre la que yace en agonía, no le da un descanso, lo vuelve a besar metiéndole la lengua y provocando un suave espasmo que los aferra un poco más. Arde. Tenerlo así quema. Más. Necesita tenerlo aún más cerca al punto de que no se puedan distinguir sus cuerpos de lo bien que encajen y sean suyos.
—Quiero meterla. —Le advierte cortando la masturbación porque no le ha dado permiso para correrse—. ¿Puedo? —Ash estruja su cuerpo contra Eiji, están pegajosos y mojados, no pueden pensar bien por la bruma caliente que pende en la habitación, es casi visible.
—Quiero que la metas. —Eiji tiene los labios hinchados, rojos, la imagen lo hace sonreír, ningún otro alfa lo podrá poner de esta manera, no cabe duda, nadie lo podrá satisfacer como él y esa clase de pensamientos lo horrorizan tanto como lo excitan, al final, no quiere que Eiji haga esto con nadie más, así como él no quiere hacer esto con nadie más—. Pero estoy asustado.
—¿Asustado? —Ash intenta regularizar su respiración, no lo quita de encima, de hecho Eiji luce cansado y rendido en este abrazo—. ¿Por qué?
—Porque no quiero ser como las otras personas para ti. —Oh, Eiji—. No quiero ser igual que los que te dañaron. —Claro que se preocuparía de esto incluso con una erección.
—No tiene nada de malo hacer esto conmigo. —Irónico que lo diga él considerando su filosofía pasada—. Porque yo te amo y tú me amas, ambos queremos esto. —Busca una confirmación.
—Sí. —La tiene—. Quiero esto contigo.
—Entonces no hay nada de malo con hacerlo. —Musita besándolo en los hombros alentándolo a sentarse derecho y mirarlo—. ¿Quieres saber un secreto? —Los ojos de Eiji son luceros en la oscuridad de la habitación, la brisa se cuela a través de las cortinas y las estrellas se reflejan a veces en las sábanas, pero su parte favorita es cuando descienden al cuerpo de su amado para reclamarlo como el astro que es—. Siempre quise una primera vez bonita.
—Yo igual. —Ash desliza sus manos por sus curvas, el roce es eléctrico y agradable, le encanta la sensación y no quiere la culpa por disfrutarlo—. Quería que fuera contigo, pero me dio miedo que me pudieras odiar por verte así.
—Está bien porque eres tú. —Reafirma—. Tú eres Eiji. Eres bueno. Eres seguro. Eres mi amado.
—Y tú eres el mío, Aslan.
Entonces Eiji lo sostiene de las mejillas e inicia un beso más dulce mientras que Ash lo baja de regreso hacia las sábanas, le pide en silencio que le abra las piernas, joder, no existe nada más erótico a verlo con el trasero rosado por la estimulación, sus muslos empapados, su pene duro y todo por su culpa, así que se derrite en el beso y memoriza cada centímetro del cuerpo de su esposo. Lo mima. Lo amasa. Lo besa. Lo moldea. Lo adora. Lo ama. Lo escribe. Y lo reescribe.
Gracioso considerando que solía odiar el sexo y ahora se aprecie tan excitado, su hombría cada vez se hace más grande, está palpitante y caliente, los vellos rubios están húmedos porque se manchó de líquido preseminal, en cualquier momento explotará, así que se mete con cuidado, parte por la punta, sin embargo, su estrechez es el maldito paraíso.
—¡A-Aslan!
Eiji gime su nombre y él gustoso se lo come, la electricidad chispea con la fricción que hay ante sus cuerpos, la cama rechina, el aire se ve cargado de feromonas, el desborde de pasión se ve arrastrado por el océano, es excitante, es indescriptible el goce, Ash acaricia la erección de Eiji, lo siente volverse más grande en su palma y lo masturba con brusquedad, está empapado, eso le facilita el vaivén y apenas lo aprecia relajarse se mete aun más en su interior. Maldición. Está tan apretado que siente que le cortará el pene, joder, su interior es cálido y se contrae hacia su miembro gatillando una sensación de placer envolvente que resulta incomparable.
Empieza a embestirlo, sus cuerpos son un magnetismo en esas estocadas, sus besos fundidos en los jadeos son una sinfonía delirante, la intensidad va in crescendo con la temperatura, coge a Eiji de las caderas y va más y más recóndito, siente cómo las piernas de su amado tiritan y se contraen a su alrededor. Más. Más. Más.
Ash lo folla tan profundo que finalmente toca su punto dulce y lo alza para alcanzar el orgasmo.
Antes de que pueda decir algo, siente a todo su cuerpo paralizarse y a su mente desconectarse para que solamente flote en un mar de placer que se siente como electricidad en su estómago que cosquillea hasta su pene. El clímax. También lo alcanzó. Él se corre en su interior y lo tumba sobre su pecho para que descansen y recuperen el aliento.
—Eso fue intenso. —Sonríe con una extraña mezcla de orgullo y satisfacción—. Vaya noche de bodas, ¿no crees, onii-chan?
—No sabía que eras tan apasionado. —Eiji jadea recuperando el aliento—. Fue nuestra primera vez.
—Lo fue.
—¿Te gustó? —Ash asiente—. Qué alivio, a mí también me gustó, fue especial.
—¿Entonces...? —El lince desliza juguetonamente sus dedos sobre su cintura desnuda—. ¿Lo quieres hacer otra vez? Porque aún tengo mucha energía.
—¡Aprovechado! —Gimotea—. Dijiste que ni siquiera te gustaban las feromonas.
—¿Qué puedo hacer? —Ash se le tira encima—. Las feromonas de mi esposo son irresistibles.
⊱✿⊰
Ash vislumbra su sortija con nostalgia, desde que se casaron se mantuvo apegado a Eiji porque su instinto se lo demandó y eso generó cambios en su relación, de pronto su esposo empezó a hacer nidos con su ropa para mantener su aroma o a manifestar sus emociones con su esencia o quizás él se volvió más susceptible, no tiene idea, le dicen que apesta más fuerte y que posee instintos más sanguinarios de lo común ¿para qué se hace el tonto? Luego de acostarse su alfa interior dejó de reprimirse y simplemente salió, asume que por eso había estado evitando todo este caos con Dino y Arthur.
Además, Blanca ha estado extrañamente callado y odia esa sensación, ya debe saber sobre el casamiento que tuvieron y probablemente le resulte patético porque ¿cómo dijo? Un lince y un conejo no pueden ser amigos. Es consciente de eso. Lo racionaliza. Lo comprende. Es lógico y todo el mundo puede verlo. Pero. Pero. Pero. Sus ojos penden a la sortija y sonríe como tarado.
—¿Qué hacemos en relación a Arthur? —Cain brama, están en un viejo almacén porque se les está haciendo cada vez más difícil mantenerse escondidos, son muchos ahora, ¿cómo podrían ocultar a tres pandillas? Sumándole a Griffin y Max. Es complicado—. Ha estado muy callado.
—Ni tan callado. —Shorter escupe, apenas pudo se reincorporó y tomó el mando—. Puede que a nosotros no nos haya dado problemas pero Sing me contó que sus negocios en el bajo mundo se han disparado, al parecer a esos cerdos que les presentó la droga quedaron encantados, la quieren usar para cosas mayores.
—Cosas mayores. —Ash medita y piensa en las guerras—. Viejo, ¿qué opinas?
—Qué te estarías metiendo con toda la casa blanca si pretendes destapar esto, es mucho más grande que tú.
—Lo sé. —Ash frunce la boca—. Pero la policía es inútil cuando se trata de las mafias y dime si eso no sería todo un espectáculo, sería el escándalo del año, no estamos hablando de trata de personas o prostitución o pedofilia, esto es reiniciar a la humanidad con drogas de hipnosis, el mundo debería tener derecho a saberlo sino podemos destruirlo.
—¿Quieres destruir la droga?
—Quiero quemarlo todo. —Bufa—. Pero conozco mi lugar, no es el momento todavía.
Porque lamentablemente es una víctima del sistema desde que es un crío, ha estado luchando por su propia agencia y humanidad durante toda su vida, pero el mundo entero sigue tratándolo de negar y lo empujan a pelear desesperadamente por eso, sin embargo, para tomar su libertad ha tenido que matar a algunas personas, no todas fueron malas, hubieron niños que el sistema también abandonó, niños tirados como perros callejeros a los que asesinó ya que si no lo hacía Dino se encargaría de castigarlo.
Ha ignorado la ley toda su vida por lo mismo y tampoco le ha pedido a la ley que lo proteja, Max tiene razón, si destapa esta olla la explosión será inminente y terminará quemando a gente que se creyó intocable en su trono y no obstante, esa es la única forma que ve de ofrecerle una vida normal a Eiji. Y se la prometió. Le dijo que quería darle una felicidad feliz. Tal vez en la cárcel se encuentre rehabilitado, ¿quién sabe? Como un "Golzine" se verá inherentemente involucrado.
—Creo que deberíamos dejarlo como último recurso o al menos pensar bien en cómo utilizarlo porque mocoso, ¿crees que dejarán en paz a quienes ya fueron inyectados?
—Mierda. —Ni siquiera se le ocurrió—. Qué situación más de mierda. —Qué complejo es tener que preservar su humanidad, es irónico, si bien anhelaba más que nada ser visto como alguien real, al mismo tiempo teme de esa vulnerabilidad por cómo se aprovecharon de ella. Y aquí se encuentra. Cara a cara frente a un complot de conspiración. ¿Qué pasará con Griffin si sale ese caos a la luz?, ¿con Yut-Lung?, ¿Shorter?, ¿Eiji?
—Deberíamos matar a Arthur. —Cain propone—. Es lo más rápido, lo siento por decirlo de una manera tan cruda pero si quieres gobernar y la competencia ya está en pie, es lo lógico.
—Lo sé.
—Pero tú no quieres ser un Golzine. —Shorter suaviza su mirada, Ash se apoya en una columna desvencijada del viejo almacén, la suave luz del atardecer se filtra a través de los vidrios roídos y crea patrones irregulares en el concreto, se cuestiona si su alma se verá como un espejo roto y le da pena la idea—. Es válido el punto de Cain, ¿pero serás capaz de gobernar a esas bestias?
—No es que me guste la situación. —Dino se lo dijo, el ganador le venderá su alma—. Tampoco me fascina la idea de casarme con una persona que no amo. —Aprieta el anillo y el sueño está lejano—. Pero destruirlos de adentro será lo más fácil.
—¿Y a qué costo?
—Nadie te está pidiendo que te portes como un kamikaze. —Cain aclara—. Eiji me matará si te digo algo así. —¿No es irónico que tenga en su mano a tantos pandilleros?—. Sin embargo, nos debemos ocupar de Arthur porque es peligroso y escuché que está descontrolado ¿qué sucede si de repente se le ocurre empezar a secuestrar a nuestros chicos para sus experimentos?
—Ya lo hizo una vez. —Shorter bufa—. Estoy de acuerdo, debemos matar al desgraciado.
—¿Cómo hacerlo sin caer en su trampa? Porque está claro que exponerlo en las noticias no va a solucionar nada, alguien más tomará su lugar. —Max divaga, no por nada es periodista, Griffin lo matará al saber que lo involucró demasiado o más bien, los matará a ambos por involucrarse en asuntos tan peligrosos. Pero ya están aquí.
—Hagamos ambas. —Ash propone levantándose del pilar—. No se trata de escoger entre sacar sus trapos sucios a la luz o un ataque directo, podríamos difundir primero la información y dejar que los buitres empiecen a atacarlo y cuando se vea acorralado damos el golpe final, no se nos puede olvidar que tiene a Blanca a su lado, si vamos directamente saldremos en pedazos.
—Acabamos de decir que nada de boicotear al gobierno, mocoso.
—No me refiero a sacar la bomba. —Ash tararea—. Arthur tiene escándalos menores, tal vez la prostitución y el tráfico no se encuentran al mismo nivel que banana fish pero sin duda plantará la desconfianza con los hombres que tanto quiere ganarse, además, Dino odia que dejen cabos sueltos. Eso lo meterá en muchos problemas.
—Eres sádico. —Shorter se acuna por los escalofríos—. Pero el bastardo tenía toda la intención de abrirme el cerebro para ver lo que la droga había hecho así que al carajo, expongámoslo.
—Y luego damos el golpe final. —Los otros líderes lo miran con expectación—. Yo lo daré.
—¿Qué hay de Blanca? No podemos lidiar con él, eso no ha cambiado.
—Ya se nos ocurrirá algo. —Espera—. Ya saldremos de esta.
—Ash.
—Todo estará bien. —Anima a Shorter—. Acabas de volver de la muerte, no dejaré que vuelvas a morir en tu próxima confrontación, ni siquiera le has entregado el anillo de matrimonio a Lee.
—Es cierto. —Su mejor amigo sonríe con añoranza—. Aun tenemos muchas cosas que escribir.
⊱✿⊰
Intentó deshacerse deliberadamente de su humanidad, aseguraba tener un interruptor que le permitía prender y apagar los sentimientos a voluntad para simplemente poder asesinar a todo lo que tuviera enfrente y así poder seguir viviendo, juraba que esto pasaba porque estaba vacío, su cerebro era un cúmulo de caos y ya estaba jodido, ¿qué más podría aspirar? Por eso, su plan inicial era destruirlos a todos y quemarse con ellos en el mismo infierno.
—Mis manos están manchadas de sangre. De la sangre de todas las personas que he matado.
—Tuviste que hacerlo o te habrían matado. —Por supuesto, Eiji lo defiende cuando ni él se logra salvar porque lo ama. Así es Eiji. Lindo. Bueno. Ingenuo. Por eso lo ama.
—Mi padre siempre me decía que era muy problemático. —¿Es un momento de catarsis o mirar el final a los ojos lo despertó? No sabe—. Solo te causaré problemas a ti también. —¿Acaso se merece un nuevo comienzo?—. Como ahora.
—¡¿Y crees que eso me importa?! —Entonces grita, es la primera vez que lo hace—. ¡No es así! ¡Lo sabes mejor que nadie! —Le da risa, Eiji apesta defendiéndose a sí mismo pero no duda en alzar la voz para evitar que se estigmatice, nunca fue cómplice del silencio y lo hizo con dulzura y paciencia para rebatir los traumas que Dino arraigó, asume que tuvo suficiente—. ¡No quiero perderte! Haría lo que fuera por ti.
Ese es mi esposo, Ash piensa aunque sea ilusorio y vaya que se siente orgulloso de verlo sacar sus emociones tan crudamente.
—Ven conmigo a Japón. —Ash pierde el aliento, jugaron a soñar con eso cuando recién estaban conociéndose entonces ¿por qué se lo propone tan desesperado?, ¿esta es la manera que Eiji tiene para protegerlo?—. Allí no necesitarás una pistola. Podrás volver a nacer. Podrás ser libre. No quiero hacerte pelear de nuevo. No quiero que te enfrentes a más peligros. —Entonces Ash sonríe y cierra los ojos sintiendo su corazón rebalsado.
—Gracias. —Porque incluso si Eiji es ajeno a este mundo hace todo lo que puede para salvarlo, vaya que es lindo, mierda, es tan afortunado—. Yo también quería ser como tú. Siempre deseé haber tenido una vida normal. —Se muestra tal cual es.
—¡Todavía puedes! ¡Aun no es demasiado tarde! —Qué bonito—. Puedes lograr cualquier cosa.
—Entonces tendrás que enseñarme japonés. —Le sigue el juego.
—¡Por supuesto! —Y Eiji se ve tan feliz—. Lo aprenderás rápido.
—No estoy tan seguro, las vocales son la clave en el japonés ¿no? —Se acomoda una mano en el mentón posando como un intelectual—. Como Gi-zu-mo.
—I-zu-mo. —Dice entretenido.
—I-zu-mo.
Y como Eiji está más que determinado a cambiar su autodesprecio ¿qué otra cosa puede hacer más que sentarse y dejar que le enseñe en una mugrienta caja de madera? Siempre que el agua lo ahoga su amado encuentra una forma de sacarlo, al final su mente se divide en dos pedazos porque así funcionan los niños cuando las personas que dicen amarlos los dañan, un lado suyo en verdad quiere creer que tomarán un avión e irán a vivir su vida de casados en una casita con un jardín y un perro. Pero el otro lado suyo, sabe que debe hacerse cargo del imperio de Golzine para acabarlo y que eso implicará hacer sacrificios.
Pero al menos tiene este momento de paz en donde ambos están bien. Eiji está acá. Tomándolo de la mano. Sonriendo. Enseñándole emocionado. Feliz. Mientras Eiji esté bien, todo lo estará.
—Ya, lo siguiente es cómo decir adiós. —Eiji alza el papel y lo mira a los ojos—. "Sa-yo-na-ra".
Entonces Ash sonríe y repite.
—Sa-yo-na-ra
—¡Cuidado!
Sucede demasiado rápido.
Mañana se nos acaba el fic, es un capítulo mucho más largo de lo que han venido siendo así que están advertidos. Pero gracias por tanto.
Nos vemos en Halloween~
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