Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. Luego de una pesadilla.

Hi~ Muchas gracias a todas las personas que han llegado hasta acá, Dios, no nos queda nada de la trama y de verdad me siento tan orgullosa de que por fin haya salido una bien, amo las dinamicas pero me puso muy triste no terminar bien una como en un año, así que hoy como recompensa tenemos un capítulo para ir procesando todo lo que pasó, más enfocado en Ash que ya tuvo su catarsis igual ese mes de ausencia, así que llega cambiado pero para el buen sentido, hay muchas conversaciones necesarias acá.

Y espero que les guste.

La primera vez que vio llorar a Max fue cuando le contó lo sucedido en Cape Cod, siendo franco, no lo entendía, prácticamente eran desconocidos y el tema no le afectaba, no por llorar encima de la leche derramada algo cambiaría, lo máximo que podía hacer era buscar pistas del destino o paradero de Griffin. Pasado pisado. Sí. Había avanzado. Sin terapia. Sin medicamentos. Y con Dino más encima sosteniendo el abuso constante en casa. Tenía resiliencia. O eso repetía para convencerse a sí mismo, por supuesto, era mentira.

El tema todavía le afectaba y esa noche tuvo que digerirlo encarando a su papá, habían muchas cosas que quería escupirle a Jim, quería hacerle daño, golpearlo, zarandearlo, gritarle, patearlo al piso para después desgarrarlo trozo a trozo ya que así se sintió cuando le dijo: la próxima vez que te quiera tocar déjalo, pero cóbrale al menos. Ese fue el momento donde todo se jodió y su vida pasó por un punto de inflexión, es decir, podría haberlo tragado si lo hubiera prostituido al igual que Golzine lo hacía, pero Jim no se quedaba con comisión ni le preguntaba por el dinero, eso solo intensificó su resentimiento. Al mundo. A su papá. A sí mismo. A su abusador. Aseguró que restregarle sal a esas heridas lo haría sentir mejor y sin embargo, al afrontarlo Jim solo dijo.

«Perdóname, no sabía qué más hacer, nadie me enseñó a ser papá, así que puedes odiarme si así quieres».

Pero Ash no se sintió mejor con eso, ¡ni una mierda!

Se sintió peor, mucho peor, ya que ver a su papá como el ser humano patético que era hizo que hasta le diera pena y lo forzó a admitir que a pesar de todo, lo quería. Era su papá. No tenía otro.

Pero luego llegó Dino y lo adoptó despojándolo del único pedacito inocente que tenía.

—¡Mocoso! —Y luego llegó Max—. Mierda, no puedo creer que hayamos tenido que irte a salvar el culo. —Y Max lo está tapando con una roñosa frazada aunque esté medio desnudo, cualquier otro adulto se aprovecharía de su vulnerabilidad pero Max no, Max le permite temblar entre sus brazos y aferrarse a su abrazo si así lo desea—. Ya estás acá, tranquilo. Te tengo.

—Viejo.

Ash balbucea y lo abraza porque siempre necesitó un abrazo de un papá de verdad, se esconde contra el pecho del adulto, permite que lo acaricie en la cabeza, que lo rodee y lo toque aunque apenas esté vistiendo un bóxer y una manta, es lindo sentirse tan protegido, piensa, su relación con Max ha pasado por demasiados altos y bajos como para que desconfíe, es involuntario, no es racional y aparece de la manera más intrusiva todavía, son restos que trata de trabajar como puede. Pero es lindo que Max le reafirme que puede confiar. Que lo abrace. Lo sostenga. Nunca se lo dirá, no obstante, aprecia perfectamente por qué Griffin lo eligió. Es un grandioso hombre.

Es el mejor papá.

—Ya estás a salvo otra vez. —Le dice permitiendo que asimile la situación, están en plena calle.

—¿Por qué...? —Todavía le parece surreal que sus subordinados lo hayan ido a salvar junto con los hombres de Harlem—. ¿Por qué arriesgarse? —Le pregunta a Cain.

—Porque eres un líder digno a diferencia de Arthur. —Le responde revolviéndole el cabello igual que lo haría con un niño, no con un asesino, gracioso considerando que lo amenazó para unirse contra la mafia de Golzine—. No iba a dejar que nos abandonaras por segunda vez si ni siquiera te he perdonado la primera todavía, tienes que cumplir con tu palabra, Ash.

—Ja. —Ríe bajando las defensas, mirando a sus subordinados, a Alex que salió herido en medio de la pelea pero tiene energía para sonreírle y alzar el pulgar con orgullo, a Bones que ensancha su risa mostrándole con el pecho inflado su colmillo restante, a Kong con su jardinera preferida destrozada pero todos a salvo, vinieron a salvarlo—. Tienes razón. —Porque lo quieren en serio.

Joder, es tan afortunado.

—Ese sujeto sí que daba miedo. —Yut-Lung rompe la burbuja de la disociación, fue increíble el cómo logró paralizar a Blanca para que escaparan del cuarto usando simplemente acupuntura.

—Le ganaste a Blanca, ¿tienes idea de a quién venciste?

—¿A ese mastodonte de dos metros? No, lo noqueé porque si hubiera estado consciente todos morimos ahí mismo. No le gané. Lo dormí.

—Fue bastante ingenioso de tu parte. —Lo valida—. Supongo que sí sabes reñir, te subestimé.

—Bueno, debo ser capaz de cuidar a mi hombre, estuvo preguntando por ti todo el maldito mes ¿tienes idea de lo irritante que es tener que lidiar con tu ausencia? Además, tu hermano es otro que recuperó la lucidez y no dejaba de buscarte. Bla, bla, bla, Ash, bla, bla, bla. ¡Qué molestos!

—Perdón. —Baja la cabeza, sintiéndose como un niño regañado—. Quería protegerlos y lo hice lo mejor que pude a mi manera.

—¿Sacrificándote? Qué forma más dramática, histriónica, egoísta, estúpida, suicida, perversa y tarada de salvarnos, ¿creíste que serías un mártir? Pues no, ¡si te mueres te prometo que haré una fiesta para bailar sobre tu tumba, en vez de flores te dejarán novelas juveniles de vampiros!

—También te extrañé. —Ash ríe, leyendo perfectamente las emociones de este desquiciado de rasgos limítrofes—. Lo siento, te prometí ayudarte a acabar con tus hermanos y me fui.

—¡Si te vuelves a ir...! —Yut-Lung lo abofetea para darle su toque de melodrama—. Ya verás qué pasa si te vuelves a ir, mira que nadie me abandona, ni siquiera tú, Lynx. Pobre de ti que vuelvas a cometer una estupidez de estos niveles tan cósmicos.

—Ya, ya. —Lo calma—. ¿Y Eiji? —El ambiente se tensa instantáneamente, eso prende cada una de sus señales de alerta. No. No. No. Algo anda muy mal—. ¿Dónde diablos está Eiji?

—¿Qué es un Eiji? —Yut-Lung finge demencia—. Acá nunca ha existido algo así como un Eiji, ni siquiera me suena verosímil, no sé, quizás estabas tan solo que lo alucinaste, esquizofrénico.

—¡Yut-Lung! ¡Hablo en serio!, ¿dónde está Eiji?

—Pues él...

—¡Acá! —Sing agita la mano desde lejos, acaban de bajarse de una camioneta con lo restante de Chinatown, Ash tiene un mal presentimiento y la cosa solo se pone peor al vislumbrar cómo su amado se encoge bajo una chaqueta azulada que debería quedarle pequeña al pertenecerle al enano, pero le queda a la perfección—. Acá estamos, lamento la demora. —Oh, Eiji.

—Tú... —Ash lo sabe apenas lo tiene enfrente—. Apestas a Arthur.

—Perdón.

—Acabas de estar con él, ¿cierto?

Eiji guarda silencio y eso le dice todo.

Debería estar enojado, estuvo dispuesto a dispararse en la puta cabeza con tal de garantizar la seguridad de su amado, no le importó atravesar por el mismo infierno que Arthur le impuso otra vez bajo la promesa de que lo dejaría tranquilo pero acá lo tiene apestando a las feromonas de otro alfa con la ropa desacomodada y la cara llena de perdones no dichos que hacen imposible enfadarse, que injusto, ¿pero quién se cree para mostrarle que su vida es igualmente valiosa a la vida del resto?, ¿cómo se atreve a recordarle que es humano y no un leopardo?, ¿cómo se le ocurre encontrarlo cuando de nuevo se ha perdido? Le da risa que Eiji sea así, le da mucha más risa que a pesar de toda la mierda que ha atravesado esté tan agradecido de seguir aquí porque Eiji está aquí y entonces todo vale la pena. Carajo. En serio está enamorado.

—No te enfades. —Le pide batiendo sus pestañitas y haciendo un puchero porque cree que así se saldrá con la suya y está en lo correcto—. Pero no podía quedarme sentado viendo cómo te entregabas a Arthur y a Dino.

—¿Por qué no?

—¡Ash!

—Podrías haberte quedado sentado en un avión a tu casa viéndolo, podrías haberme olvidado.

—¿Cómo se te ocurre? —Eiji lo cobija entre sus brazos—. ¿Cómo podría olvidarte? Si eres quien llena mi corazón. No es tan fácil desterrarte de mi alma, Ash. No creo poderlo hacer jamás.

—Eiji.

—Odio que subestimes lo mucho que te amo. —Es todo—. Daría mi vida por ti sin pensarlo tal como tú lo harías por mí, ¿por qué es tan difícil de creer?

—Porque tú eres bueno y yo no.

—Eres valioso. —Lo corrige—. Y por cada vez que tú te intentes sacrificar por mí te juro que iré corriendo directo al peligro para traerte de vuelta. Te encontraré todas las veces que te pierdas.

—Eso es contraproducente. —Ríe, corresponde la caricia—. ¿No entraríamos en un ciclo sinfín si nos sacrificamos para rescatar siempre al otro? Suena inútil en ese contexto.

—Entonces no te sacrifiques. —Eiji lo sostiene con suma gentileza entre sus brazos, desliza las manos por sus mechones dorados y lo envuelve en su aroma, Ash hunde su nariz en aquel lugar preferido que tiene, esa curva que yace entre su cuello y su hombro, justo donde Yut-Lung soltó que se encontraban las glándulas aromáticas, odia que la fetidez de Arthur esté pegada y odia aún más pensar en lo que pasó para que se impregnara—. Solo quédate a mi lado, como dijiste.

—Bien. —Ash besa su frente, lo acurruca—. Podemos hacer eso, basta de sacrificios tontos, al menos por un tiempo.

—Idiota. —Eiji se restriega contra su pecho—. Americano idiota.

—Mi torpe japonés.

Se quedan aferrados el uno al otro en medio de una carretera que va hacia ningún-lugar, a pesar de las dolencias Eiji se ve más hermoso que nunca con la luz moribunda acunando su figura y el sol agonizante salpicando su piel con un dorado sublime, luce etéreo, igual que cuando saltó con esa tubería oxidada y nunca pudo recuperarse de semejante belleza, sus mechones hacen cosquillas contra su nariz en ese abrazo, siente a sus pestañas revolotear mientras se restriega más y más, es casi como si se tratara de meter en su corazón, ríe ¿acaso no lo sabe? Eiji ya vive ahí, construyó una casa, un jardín e incluso encendió su palidez con un sol.

Te amo, te amo tanto.

Gracias.

⊱✿⊰

Es gracioso cómo esos mecanismos defensivos que normalizó para seguir con vida se cayeron pedazo a pedazo desde que se entregó a Arthur, si bien desapareció por el bienestar de Eiji y le entregó la información que Yut-Lung recopiló para fabricar el antídoto, algo sin duda cambió al procesar las cosas en su cerebro. Antes era fácil. Su mente se fragmentaba manteniendo fuera la emoción del recuerdo y eso lo hacía tolerable, por supuesto el odio y el asco no desaparecían por completo, sino que le reventaban en la cara igual que un tsunami y sin embargo, encerrado en ese asqueroso club cuando más desesperanzado tendría que haberse sentido no lo hizo, ja, asume que sus seres amados realmente lo mantuvieron firme. Terco. Estúpido.

Porque aún habían muchas cosas que quería hacer con Eiji, Shorter, Griffin, Max, Skipper, Cain, los chicos de la pandilla, Sing, incluso con Yut-Lung. Aún les debe disculpas a algunos de ellos.

—A-Asla... Ash. —Y Griffin es uno de ellos—. Volviste. —Habla mucho más fluido o tal vez es la emoción contaminando su voz, no sabe, aun así, el brillo en sus ojos es dolorosamente franco.

—Volví. —Pero al fin tiene el coraje para sentarse a su lado en la cama—. La pesadilla ya acabó.

—¿En serio?

—Al menos por ahora. —Hay cosas que ha descubierto e ideas que concretar, más, el enemigo tiene la información del antídoto y cómo revirtieron los efectos de la droga, claro, hay residuos que necesitarán sanar con el tiempo, terapia o medicamentos psiquiátricos, el cerebro es todo un mundo imposible de precablear—. Pero quería hablar contigo.

—Adelante, puedes contarme lo que sea.

—Más bien. —Ash baja la mirada al piso—. Quería disculparme contigo. —Al fin puede decirlo.

—¿Disculparte? —Griff impresiona genuinamente confundido, solo el monitor está conectado a su mano y lo escucha dispararse acelerado. Tap. Tap. Tap—. ¿Por qué? No entiendo.

—Porque estuve todo el tiempo ahí mismo, estuviste escondido debajo de mi nariz todos estos años y no fui capaz de encontrarte, perdón.

—Ash. —Llamarlo por ese nombre le duele, lo escucha sangrar en cada sílaba y aun así, Griffin le acaricia el cabello como solía hacerlo cuando Jim lo regañaba—. Encontrarme nunca fue tu responsabilidad, no me malentiendas, agradezco infinitamente que me salvaras, sino fuera por ti seguiría atrapado y conectado a esa silla en el sótano, pero no era tu responsabilidad hacerlo.

—Tampoco era tu trabajo criarme y aun así lo hiciste. —Le explica—. Y yo no me porté tan bien como debí portarme, ignoraba lo que pasaba a nuestro alrededor.

—Eras un niño. —Y claro que es compasivo y afable—. ¿Cómo podrías haberlo sabido?

—Tendría que haber sido más consciente de nuestra realidad.

—Yo me encargué de que eso no pasara porque quería que crecieras en un ambiente protegido, lo siento, quizás no fue lo mejor encerrarte en una falsa burbuja, una que ni siquiera se sostuvo durante mucho tiempo, pero quería que ignoraras las carencias que nos rodeaban y fueras feliz en nuestra casa, quería pintarte un cuento de rosa porque eras un niño y pasaste por tanto.

—Tú también. —Ash finalmente tiene el coraje para apretarle la mano—. Y ahora estás pasando por aún más por mi culpa, probablemente Dino ya sabe qué relación tienes conmigo, quizás lo supo desde el inicio, por eso te siguió reteniendo pese a ser un ¿beta? —Asiente—. Perdóname.

—Asl... Ash.

—Por favor, perdóname por todo.

Al final está haciendo lo mismo que Jim y le da risa. «Perdóname, no sabía qué más hacer, nadie me enseñó a ser un hermano, así que puedes odiarme si así quieres». La manzana no cae lejos del árbol dicen. Pero quizás así como él nunca pudo odiar a Jim, Griff tampoco pueda resentirlo por sus errores, la situación no es comparable, claro está, sin embargo, ¿es mejor que su papá? Al final tampoco vislumbró el sufrimiento de su hermano teniéndolo enfrente ya que se hallaba tan ensimismado en su felicidad que lo omitió. Y lo siente. Quiere portarse bien. Quiere chance de ser un buen hermano. Y es tonto. Es tan egoísta.

Se dijo que amar era soltar.

—"Aslan". —¿Entonces por qué no está soltando?—. Está bien si tú me llamas "Aslan" otra vez.

—¿De verdad? Porque si te incomoda puedo...

—De verdad. —Sonríe—. Si me llamas "Ash" suena extraño para nosotros.

—Eiji tenía razón. —Apenas menciona ese nombre su corazón se derrite porque el desquiciado arriesgó el pellejo para ser una distracción, ¿acaso no le preocupa morir?, ¿o tan confiado está en que siempre lo rescatará? Ni puta idea. Pero lo trae loco. Mierda—. Eres un tsundere.

—¡Ah! —Jadea, ofendido—. ¿Y con qué derecho dice eso si él es un suicida?, ¿supiste la idiotez que hizo? Se coló al burdel de Arthur para que me pudieran rescatar mientras lo tenía distraído.

—Claro que lo supe. —Griff tararea, entretenido—. Pero no tenía sentido pedirle que desistiera porque se veía determinado a traerte de regreso y siendo franco, yo también te quería de vuelta, pero aún no puedo moverme de esta cama, daría más problemas si lo hiciera, tu amigo me dijo que compartía el mismo sentimiento de impotencia y confianza ciega.

—¿Mi amigo? —Divaga—. ¿Shorter?

—¿El chino con el mohicano genial? —Okey, debe hablar sobre sentido de la moda con Griffin.

—Ese mismo. —Pero no ahora—. Y solo nos quedó confiar en que ellos te amaban lo suficiente como para traerte de regreso, tus subordinados son adorables por cierto, Skip igual, él y Eiji me han estado cuidando durante tu ausencia porque saben lo importante que soy para ti.

—¿Eh? —Ash sonríe con la cara roja—. Eso suena a que Max se puso negligente, qué mal novio.

—Sabes que Max está implícito en esa lista.

—Lo sé. —Ash suspira con un sentimiento desconocido escaldando en su corazón, no le sienta mal ni le desagrada, es raro, sí, pero raro bueno—. Te amo, Griffin. —Entonces se lo dice porque casi pierde la oportunidad de decirlo—. Gracias por mantenerte con vida hasta este momento.

—Aslan. —El adulto le extiende los brazos, ha recibido muchos abrazos hoy, ¿no es así?—. Eres mi hermanito menor y te amo como no tienes idea, lo que le escribí en las cartas a Max acerca de irnos a vivir los tres a la ciudad cuando la guerra terminara no era mentira, deseaba eso para ti con toda mi alma, intenté dártelo, te prometo que lo intenté, pero...

—Al menos estamos juntos otra vez. —Ash recibe el mimo—. Quiero que sepas que aunque mi apellido haya cambiado por toda esta mierda, tú siempre serás mi única familia. —Es gracioso pensar que fue tan defensivo cuando Eiji puso el tema, pero acá está, repitiendo sus palabras.

—Nadie nunca te podrá despojar de ser un Callenreese, Aslan. Ni siquiera Dino Golzine.

—Gracias. —Ash se acurruca igual que un polluelo bajo el ala de su mamá—. Cuando las cosas se acaben de verdad vamos todos a terapia familiar, por favor. —Griffin ríe—. Porque nos urge.

—Vamos a necesitar mucha terapia. —Ash también—. Pero ya estamos vivos ¿no? Por eso creo que deberíamos aprovecharlo, no te quedes con arrepentimientos.

—Arrepentimientos ¿eh?

—Te lo dice alguien que estuvo diez años en estado vegetal. —Le recuerda—. Si existe algo que quieras hacer o decir y todavía tienes la chance lánzate. Es mejor intentarlo y fallar a no haberlo hecho nunca y quedarte con la duda siempre atascada en la garganta.

—Vaya que has cambiado. —Le enorgullece—. Pero si de algo te sirve, Griff... amo esta versión.

—Lo mismo digo, Aslan. —Le sonríe y es una sonrisa de verdad—. Es un gusto conocerte al fin.

⊱✿⊰

Es curioso cómo la vida te quita y al mismo tiempo, te hace sentir agradecido pese al despojo al que te somete.

Bro! Por fin me vienes a ver. —Es curioso cómo al perder una amistad se gana en paralelo.

—Shorter. —Es curioso cómo quiere vivir más que nunca cuando despojar a Dino del trono era su suicidio a largo plazo—. Hola. —Vivir es extraño, piensa.

Vivir es muy raro.

Porque es difícil, hostil y cruel, sin embargo, está en la naturaleza humana aferrarse a ese tenue brillo de esperanza que aparece de vez en cuando. Lo ve en los ojitos de Eiji. En la risa de Griffin. Cuando Max lo llama "mocoso". Al bromear con los chicos. En los lentes de Shorter. Al leerle a Skip antes de dormir. Al pelear con Yut-Lung. Es tonto cómo a pesar de la mierda que ha pasado sigue aferrándose a algo que prometió soltar, alguien que es más traumas que persona, alguien que es un cúmulo de abusos ¿tiene derecho a empezar de nuevo? No tiene idea.

—Lamento haberme demorado tanto. —Pero por mientras está acá y Griffin tiene razón, si tiene chance de hacer algo lo hará y sin duda conversar con su mejor amigo está en la lista, de pronto la lúgubre habitación de Harlem no se mira tan decadente a pesar del olor a tabaco rancio con las feromonas del chino ni las sirenas retumbando en la calle o la mugre en las paredes.

—Pero viniste y es lo que cuenta. —Ash sonríe, la lámpara parpadea débilmente arrojando una serie de sombras irregulares sobre la cama donde Shorter yace recostado—. Porque viniste por mí, a pesar de todo.

—Te debía una disculpa.

—¿Disculpa de qué? No entiendo.

—Te disparé. —Shorter impresiona lúcido, mentalmente estable, el shock en comparación a la última vez que lo vio es impresionante, mirarlo lo llena de alivio y culpa, dos sabores opuestos que luchan por dominar su paladar—. Te disparé para matarte.

—Yo te pedí que lo hicieras. —Le recuerda—. Ash, me ves bien en estos momentos, pero si Yue no me hubiera sacado de ese estado me habría arrancado yo mismo la cabeza, estar así fue un sufrimiento indescriptible. —Shorter tensa los puños sobre las sábanas, esa sonrisa agridulce no le sienta bien, más, comparte el sentimiento, estuvo ahí cuando apuñaló a Eiji—. Desde ese día no he podido verlo a la cara ¿sabes? Sé que me ha venido a ver cuando me hago el dormido.

—Shorter.

—Pero no tengo el coraje para enfrentarlo, tú me lo encargaste porque confiaste en mí y yo casi lo mato.

—No estabas en tus cinco sentidos cuando sucedió, no creo que debas cargar con la culpa. —Ja, de repente suena igual que su hermano mayor, qué peligrosa su influencia, ¿desde cuándo predica paz y amor?—. Ninguno de nosotros estaba bien, Arthur solo quería hacer daño.

—Lo sé. —Shorter gira la cabeza lentamente hacia él, hace un ademán con la mano invitándolo a sentarse a su lado, Ash le hace caso, luce menos pálido y poco a poco también se encuentra recuperando su musculatura, es una buena señal, piensa—. Escuché que tú también estuviste fuera un mes porque te entregaste a ese bastardo.

—Sí, pero lo hice para proteger a Eiji. —Intenta justificar lo injustificable—. Tuve mis motivos.

—Ah. —Shorter alza una ceja, entretenido—. ¿Y cómo te salió eso? Porque Eiji no parece tener muchas ganas de hacerte caso, escogiste a uno terco, más terco que tú para tu pesar.

—Cállate. —Chasquea la lengua—. Tú no eres mejor, elegiste a una víbora venenosa de esposo.

—Yue complementa a mi alfa.

—¿Qué?

—¿No lo has sentido? —Se lo pregunta genuinamente confundido—. Las feromonas de Yue me generan una atracción natural que es casi instintiva, es el único que provoca ese lado mío y sé que le pasa igual, es un magnetismo implícito que se da por las feromonas, lo noto cuando por ejemplo se restriega contra mi cuello queriendo impregnarse de mi aroma y dejándome el suyo, a veces eso lo hace ronronear y es realmente lindo, los omegas son adorables.

—Qué asco. —Lo calla—. No quiero esa imagen mental.

—¿No te ha pasado con Eiji?

—No.

—Mentiroso. —Shorter chista—. Apuesto que ni siquiera te has dado la oportunidad de aceptar ese lado tuyo. Sé que es duro, créeme, te lo dice alguien que fue medio zombie, pero incluso si Yue hace un antídoto para las castas no sé si lo querría, no me molesta ser alfa, creo que puedo hacer cosas buenas con eso, creo que puedo protegerlo mejor. Además, está la mordida.

—Arthur mordió a Eiji, te lo recuerdo.

—Sí, pero cicatrizó fatal. —Shorter le explica porque de repente es un experto—. ¿Nunca lo has intentado morder encima? Hasta un ciego podría notar la química entre ustedes dos.

—No quiero forzarlo a estar conmigo. —Le explica con una risa baja que se deforma en una tos seca porque sería mentira decir que no lo ha pensado y se aborrece por eso, no quiere terminar siendo una escoria como Arthur o Dino—. ¿Acaso eso no haría una marca?, ¿forzarlo?

—No si es consensuada. —Ni siquiera se le pasó por la cabeza—. Ese es tu problema, asocias a los alfas a transgresiones y violencia y lo entiendo, al final, para eso crearon la casta, pero un alfa también puede proteger a quienes ama con su fuerza o eso pretendo hacer con la mía.

—¿Cómo te volviste tan inteligente en un mes?

—Siempre he sido así de inteligente. —Shorter se baja los lentes de sol para guiñarle un ojo en un tono travieso y juguetón—. Pronto Yue me dará de alta y podré regresar al campo de batalla.

—Blanca está del lado de Arthur.

—Mierda, lo sabía. —Shorter alcanzó a conocerlo por encima—. ¿Qué sugieres?

—Creo que nos van quedando pocas opciones, enfocarme en Arthur no me llevará a nada, creo que debo atacar directamente a Dino y deshacerme del pez gordo primero, estoy considerando usar la misma droga para eso. La versión que aplicaron en ti, esa de hipnosis.

—Eso es crudo. —Shorter se traga sus pensamientos—. Pero haría lo mismo con el clan Lee.

—Este mundo no es amable para personas como nosotros. —Ash ríe relajándose al lado de su mejor amigo—. Ni para nadie en realidad.

—Te escuchas extrañamente positivo para haber estado en un prostíbulo un mes, sin ofender.

—No me ofende, de hecho, tienes razón. —Ash lo patea para que le haga espacio en la camilla, usa sus brazos de almohada y clava su mirada en el mugriento techo que se cae a pedazos, las cosas son precarias en Harlem, nunca valoró su ostento—. Creo que Eiji me rompió el cerebro.

—Creo que tenías el cerebro roto de antes. —Shorter bromea y él lo patea como buen aprendiz.

—Lo amo, ¿sabes? —Confiesa en un suspiro—. Lo amo más de lo que he amado a nadie y claro que soy consciente de que es una estupidez porque todos nosotros deberíamos haber muerto unas diez veces con todo lo que pasó, pero no puedo evitarlo, simplemente lo amo.

—Lo amas. —Shorter repite—. ¿Y qué harás con eso?

—¿A qué te refieres?

—Si sabes que el tiempo está en contra, deberías hacer algo con el tiempo que tienes. Aprendí eso a la mala cuando Yue fue secuestrado, no seas como yo, Ash. Haz algo mientras puedas.

⊱✿⊰

—¿Qué? —La taza de café se resbala de las manos del japonés, lo ve retroceder con esos ojitos de ciervo repletos de lágrimas contenidas y una mezcla indescriptible de emociones pero ¿qué otra reacción podría haber esperado? Ash ríe sabiendo que al final es el verdadero desquiciado pero no pudo evitarlo—. ¿Qué dijiste, Ash?

—Cásate conmigo. —Repite—. Cásate conmigo, Eiji Okumura.

Les dije que pasaban muchas cosas y esta propuesta no se queda solo ahí, no, no, nos la tomamos en serio y los siguientes capítulos están dedicada a analizar eso, mañana volvemos con Eiji y a ver cómo le afecto toda la situación.

See ya~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro