25. Compartir conocimientos.
Hi~ Hoy fue un día que me dejo muerta, así que más ratito contestaré los comentarios que agradezco demasiado que me dejen porque me hacen sentir que este disparate tiene cierto nivel de coherencia. Como les conté ayer, hoy nos toca más al hueso con Blanca porque tarde o temprano debía aparecer.
Espero que les guste y mil gracias por el apoyo.
El corazón de Ash se apretuja al vislumbrar a Shorter tendido en la camilla, está respirando con suma dificultad, una serie de intravenosas yacen conectadas a los nudillos, está empapado de sudor, debe tener frío, rumia y se retracta el segundo que lo toca y se quema por el hervor, sigue dormido, no obstante, a juzgar de sus quejidos y sollozos impresiona atrapado en una pesadilla que se repite en bucle, ¿así se habrá sentido Griffin antes?, ¿a esto se refería Dawson al decirle que se encontraría atormentado por siempre?
—Lo siento. —Dice sentándose en el taburete junto a la cama, apretándole la mano, centrando su mirada en la herida de bala que le hizo en el pecho, le disparó y si el arma no hubiera estado mal calibrada lo habría matado, ¿qué clase de amigo de mierda es?—. Perdón, sé que no debes estarme escuchando, pero lamento mucho que las cosas hayan acabado así.
—Te está escuchando. —Yut-Lung le habla por detrás, se encuentra apoyado en el marco de la puerta, viste una sudadera que le queda demasiado grande para ser suya y lo hace ver fatal, su hermano le comentó que los omegas precisan del aroma de "su alfa" para sentirse seguros, le da risa que igual terminaran enlazados, quizás era el destino—. Lo sé porque no he dejado de hablarle desde que lo trajimos acá y a veces reacciona, parece calmarlo escuchar algo amable.
—Sin ofender, pero Shorter se ve horrible.
—Lo sé.
—¿Por qué? Se ve peor que antes.
—Porque no pudo matar a Eiji, escuchaste lo que el loco dijo, no puede desobedecer una orden o el sufrimiento será insoportable e incluso si cumple con su misión se empezará a mutilar a sí mismo. —Yut-Lung va hasta la camilla para darle vueltas las muñecas y develar una maraña de cicatrices, son violentas, grotescas e impresionan haber sido hechas por un animal salvaje, se encuentran vendadas y curadas en este momento—. Se quiso rajar las venas.
—Mierda.
—Le tuve que inyectar un calmante muy poderoso para dejarlo noqueado, me dio miedo un día entrar y encontrarlo muerto sobre la camilla.
—Griffin se veía bien en comparación, ¿por qué?
—Son drogas diferentes. —Le explica—. Son versiones diferentes, mejor dicho. Tu hermano fue víctima del primer prototipo, por eso fue mucho más fácil limpiarla de su cuerpo, ellos le dieron la droga para ver si funcionaba y le anexaron órdenes vagas. A Shorter por otro lado, lo doparon con la versión refinada y le dieron una misión muy precisa, eso nos deja en problemas.
—¿Estará bien?
—Va mejorando. —Yut-Lung desliza sus dedos por los cabellos morados del contrario, los tiene pajosos y pegoteados en una plasta, es impresionante que aun así pueda vislumbrarlo con una ternura desbordante, casi esperanzadora, la compasión no le sienta para nada a una serpiente venenosa o quizás, siempre fue así y no tuvo lugar para expresarlo—. Mi hombre es fuerte.
—Se ve calmado a tu lado, es difícil explicarlo, pero apenas entraste al cuarto dejó de quejarse.
—Supongo que nuestras feromonas son compatibles o una mierda así, no sé. —Pronto, la cara del más joven se ve espolvoreada por un adorable carmesí—. Me gusta mucho su olor, es como una necesidad irracional a tenerlo cerca y envolverme bajo su esencia, lo sé, suena asqueroso.
—No. —Ash piensa en lo que Eiji le preguntó—. Creo que lo entiendo, me pasa con Eiji, a veces quedo totalmente embobado con su aroma, es casi adictivo y no de mala forma pero si pudiera me quedaría en el hueco entre su hombro y su cuello por siempre, amo ese lugar, es mi favorito.
—Dónde tiene las glándulas aromáticas, qué coincidencia.
—No lo sabía.
—Lynx, eres un alfa. Basta de rodeos.
—Yo no...
—No te lo estoy preguntando. —Yut-Lung lo corta—. Sé que Eiji no te quiso presionar pero huelo tus apestosas feromonas desde que regresé del laboratorio, cada vez se vuelven más intensas, así que o eres un alfa o deberías bañarte más seguido, aunque claro, tú no te ves sorprendido.
—Dino me drogaba sin mi consentimiento, ya lo sabía. —Suspira y se quita el peso, aprieta sus manos sobre sus rodillas y se deja colgar sobre el taburete de metal, más que una pieza en una residencia parece una habitación de hospital ¿cómo Blanca los encontró?—. Pero admitirlo en voz alta era demasiado difícil, no quería... no quería hacerle eso a Eiji.
—¿Lo dices porque Arthur es un alfa?
—Sí.
—Que sea un alfa no tiene nada que ver contigo, comprendo que la casta le dé ciertas ventajas.
—Y mira la escoria que es, tú mismo nos explicaste las castas, ¡los omegas quedan indefensos ante los alfas! Aún hay muchas cosas que no entiendo como las feromonas, los comandos de voz o los ciclos de celo, pero me da demasiado miedo averiguarlo, ¿qué pasa si en ese proceso me termino convirtiendo en Arthur? No podría hacerle eso. No podría vivir conmigo mismo. No.
—Shorter es un alfa y es bueno.
—Intentó matar a Eiji. —Tira el balde de agua fría—. Y sé que no fue su culpa pero porque es un alfa pudo pesquisar las feromonas de Eiji.
—¡Vaya pensamiento cavernícola! —Yut-Lung ríe—. Esperaba cualquier cosa menos esto de ti.
Ash suspira clavando su mirada en el pecho de su mejor amigo, en la herida de bala, de manera racional comprende que Lee tiene razón, no obstante, está sintiendo una suerte de "castafobia internalizada" le da risa no poder despegar el concepto de alfa de la crueldad pero las personas a quienes más ama son omegas o betas, por otro lado, quienes le hicieron daño parecen ser la clase de sujetos que se aprovecharían de la superioridad física y biológica que ser alfa conlleva y es duro denominarse así, ¿cómo eso no significa convertirse en un perpetrador?
Claro, fue lo mismo con su homofobia internalizada, él sabe que los gays no son malos per-ce, hubieron mujeres que lo violentaron. Pero Dino. Su entrenador. Marvin. Froggy. Y esa lista sigue y sigue porque resulta complejo despegar las generalizaciones, si los alfas simplemente fueran malos ya sabría de quien protegerse y eso le daría una razón extra para odiarse. Pero. Pero. Pero.
—¿Cómo está Eiji? —Yut-Lung cambia el tema y aquí le cae otro balde de agua fría, cierto, tiene una cita a medianoche—. Escuché que la fiebre le bajó luego de que le dispararan, ¿es verdad?
—Es terco. —Se ríe—. Claro que una herida de bala no lo detendría, fue suerte que Skip pudiera mantenerlo en cama con la excusa de que quería mimos y que le leyera cuentos, al final él está cuidando a Eiji sin que Eiji sepa.
—Eso es bueno. —Yut-Lung cavila—. Sing también ha estado visitándolo e informándome dado que no me fío de su inexistente instinto de supervivencia, lo quiero, pero me saca de quicio.
—Entiendo a lo que te refieres. —Una sonrisa triste brota entre sus mejillas—. Sé quién disparó.
—¿Lo sabes? —Asiente—. ¿Quién es?
—Es alguien a quien no puedo vencer, así que más tarde iré a negociar con él para que nos deje en paz. —Al menos a ustedes—. No le digas nada a Eiji, solo iré a compartir conocimiento.
—¿Simplemente desaparecerás? Eso es demasiado cruel, incluso para ti, Lynx.
—Volveré. —Miente—. Es una simple negociación cordial, Arthur no estará. —Miente de nuevo.
—Ash.
—Pero si las cosas salen mal, por favor cuida de Eiji y Shorter, sé que Max se hará cargo de Griff, no se ha despegado de su lado desde que lo trajimos y si ha mejorado es por él, pero Eiji...
—Yo me encargaré de tu noviecito, siempre y cuando regreses. —Amenaza—. Finalmente estoy conociendo al patético gato mugroso que está bajo la imponente fachada de lince, no te dejaré quitarme esa satisfacción muriendo antes de que pueda conocerlo bien. Además Dino y el clan Lee siguen con vida ¿acaso se te olvida? No has acabado, Lynx. No puedes morirte. No puedes.
—No moriré. —Le asegura—. Solo será una charla amable para entender qué es lo que quieren.
—Despídete de Eiji al menos, ten las pelotas.
—Claro. —Sonríe—. Lo haré.
Ash se va del cuarto sabiendo que ha mentido una tercera vez.
⊱✿⊰
La habitación se encuentra envuelta por la tenue luz del atardecer, pronto anochecerá y la hora de enfrentar a Blanca se torna cada vez más real, toma una enorme bocanada de aire antes de hacer obvia su presencia para el nipón sin embargo eso no es necesario, porque esos inmensos ojos cafés lo encuentran antes de que sea consciente de qué tan perdido yacía, está acostado en la cama con las manos sobre su vientre, sigue luchando contra la fiebre, no tiene que decirle nada para que lo vislumbre puesto que ha aprendido a leerlo con suma devoción.
Sí.
Ash ha aprendido a atesorar cada una de esas peculiaridades que hacen de Eiji ser Eiji. El cómo patea el piso cuando pierde una pelea. Su obsesión con la limpieza. Sus hábitos de señora. Los pajarracos horrendos que ama. Su comida apestosa. El cómo oculta tras una sonrisa lo herido que se encuentra para no ser una carga. Es compasivo. Dulcemente compasivo con los demás. Es tan cruel consigo mismo. Está herido. Es irascible. Volátil. Imprudente. Terco. Está loco y es un poco suicida. Ash ha amado cada una de esas mañas y defectos que lo acomplejan, siendo honesto ni siquiera él entiende cómo funciona esto del amor.
¿No es curioso cómo todas estas cosas que suelen molestarle del resto, las ame tanto en Eiji?
—Hola. —Y que las ame lo suficiente para arriesgar sin dudar su propia vida por él—. No pensé que te encontraría despierto.
—No me digas eso. —Eiji chista y se sienta mejor en la cama, la venda en su hombro le aprieta y le desgarra el alma, por su culpa está así—. Ya es lo bastante humillante enfermarme por una herida de bala, ¿qué clase de mafioso soy? Tú ni siquiera te inmutas.
—Porque yo estoy acostumbrado. —Ash se sienta a su lado en la cama, desliza su palma sobre la frente de su amado asegurándose de que la fiebre haya bajado, está caliente y no tanto como antes, es adorable cómo su flequillo se ha esponjado aún más por la humedad—. Tú no.
—Tú tampoco deberías estar acostumbrado. —El ambiente se siente levemente tenso, no tiene sentido, no le ha dicho nada y no puede sospechar acerca de su partida ¿cierto?—. ¿Pasa algo?
—¿Eh? —Pero Eiji es Eiji y a veces lo olvida—. ¿A qué te refieres?
—Te conozco, pasa algo.
—No. —Miente usando una voz suave, es mucho más suave de lo habitual, Bones lo molestaba diciéndole que incluso endulzaba su tono cuando se trataba del japonés y no lo niega, es como un instinto totalmente irracional el que se apodera y lo impulsa a cuidarlo—. No pasa nada, me quería asegurar de que estuvieras cómodo, nada más.
—Lo estoy. —Eiji frunce el ceño y parpadea, aprieta los labios y así aprecia que por más que lo intente y funcione con los demás a él no lo podrá engañar, ¿por qué?, ¿es esto lo que se supone que hace el amor?—. Gracias por cuidar de mí.
—No tienes nada de que agradecerme, saliste herido por mi culpa. —Entonces su amado toma su mano y la aprieta con una delicadeza propia de un girasol, luce absolutamente precioso con la luz de la luna quemando su silueta a través de las cortinas, ¿no es lindo? Bajo la iridiscencia de la ciudad la sombra en su espalda casi parece proyectar un par de alas, claro que las tendría porque los humanos no saben volar, pero Eiji sí sabe—. Es lo mínimo que podía hacer.
—No salí herido por tu culpa, Ash. Salí herido porque estamos involucrados con la mafia.
—Te dije que amar a alguien acá tendría consecuencias. —No quería que esto sonara como un conflicto—. Lo siento, solo quería asegurarme de que te pusieras bien, luego vendrá ese tal Ibe.
—¿Ibe-san?, ¿por qué?
—Sé que es más cómodo para ti hablar en tu idioma natal. —Él quiere poner una barrera y huir.
—Ya veo. —Pero Eiji lo está mirando como si estuviera genuinamente dolido por su actitud, casi como si previniera que esto es una despedida, así no es justo, Ash tensa el agarre de sus manos disimulando lo mucho que esto le rompe el corazón, dejarlo es dejar la mitad de su alma—. Me vas a abandonar, ¿no es así? —Y por supuesto, él ya lo sabía.
—No. —Ash miente porque es bueno en ello, eleva la mirada para convencerlo usando el cariño y la cursilería de verlo a los ojos, más, sus pupilas refractan estrellas que forman galaxias y eso le arrebata la respiración ¿cómo puede mentirle si lo mira con tanto amor?—. No te pongas tan paranoico, onii-chan. —Intenta aligerar la tensión y es absurdo.
—Porque tú no te irías sin decirme ¿cierto? Eso sería demasiado cruel y tú no eres cruel, Aslan.
—¿No lo soy? —Ríe con tristeza—. No tienes idea de cuánto quiero quedarme contigo pero me da miedo que ellos te atrapen por mi culpa. —Eiji le aprieta las manos como si sus palabras le estuvieran perforando el alma, lo sostiene con toda su fuerza, se aferra a él al igual que lo haría con un crucifijo, pero no hay más que pueda hacer, tomó su decisión.
—Nada de eso me importa, no me importa si me atrapan.
—Lo sé. —Ash sonríe destrozado, deslizando sus dedos por el rostro de Eiji, memorizando cada una de sus facciones porque teme que esta sea la última vez, sintiendo su calidez más allá del frío, memorizando su aroma y mirando esa maldita mordida—. Y por eso te amo tanto.
—Ash.
—Solo iré a hacer un trámite y vuelvo, te prometo que las cosas estarán bien y para probarlo te dejaré esto. —Entonces se saca ese collar que alguna vez le pretendió regalar, ese que compró cuando no sabía lo dolorosa que era la gargantilla y lo idiota que se veía por culpa de los celos.
—Es tu collar.
—Me recuerda a tus ojos, por eso siempre lo mantengo cerca de mi corazón. —Ash desliza con suma delicadeza la cadena alrededor del japonés, ha adquirido un significado diferente, ya no es esa misma pedrería que compró porque quería reafirmar su territorio, ahora es atesorable y quiere que Eiji tenga ese pedazo de él—. Cuídala mucho hasta que vuelva, es especial para mí.
—¿Por qué nunca te deshiciste de ella? La rechacé la primera vez.
—Porque me recuerda a ti. —Sonríe—. ¿Cómo podría?
—Si esto es una despedida no te lo perdonaré, ¿lo entiendes?
—Claro que lo entiendo. —Dios, su sonrisa, podría morir más que contento viéndola una última vez—. Puedes confiar en mí. —¿No se cansa de decir tantas mentiras? A fin de cuentas no está rompiendo su corazón solamente tomando esa decisión sino que está rompiendo el de ambos.
Pero Ash es así.
Lo mataría decirle la verdad, sería demasiado cruel enfrentar a Eiji y no quiere recordarlo como si fuera una despedida, así que desliza sus dedos por debajo de su mentón y lo besa, es apenas un roce de labios. Es torpe. Ingenuo. Inocente. Es todas esas cosas que perdió, pero que Eiji le mostró que no estaban tan perdidas. Odia hacerle daño. Odia que esto esté pasando, más, Ash no sabe cómo más protegerlo además de sacrificándose, siempre estuvo preparado para morir de todas maneras y al menos si puede garantizar la seguridad de sus seres amados, su muerte tendrá significado y podrá irse tranquilo. Si este es su último beso. Noche. Toque. Abrazo. Todo valió la pena. Mientras Eiji se quede con ese pedazo de su alma estará bien.
—Te amo. —Le dice en un silencio lleno de todo lo que no se dirán—. Hazle caso a Skip y a Sing.
—Pensé que Sing no te agradaba.
—Ni lo hace, pero pareces escucharlo más que a mí.
—Prometo escucharte. —Le dice con los ojos cristalizados—. Si vuelves, prometo escucharte.
Aunque ninguno dice más en voz alta, ambos saben que esa noche él se marchará y no volverá.
⊱✿⊰
Apenas pone un pie en la bodega las luces se encienden, es una trampa, el olor a podredumbre tan característico de Arthur se lo señala a gritos, más ¿qué otra opción tenía? Las dos inmensas puertas de metal se cierran a su espalda dejándolo sin salida.
—Te estaba esperando. —Un escalofrío recorre su espalda, hay una plataforma en altura donde proviene esa voz, la conoce bien, demasiado bien ya que creció escuchando aquel acento ruso y tosco, alza el brazo para vislumbrar la silueta colosal que yace tras los reflectores. Está aquí.
—Y pensar que vendrías sin quejas. —Arthur ríe caminando enfrente con una sonrisa de triunfo, se mira diferente, se pregunta si estará abusando de las drogas o si es consecuencia del rencor, de cualquier manera, Arthur conocía muy bien a Blanca y tarde o temprano lo llamaría—. Estoy sorprendido de que ni siquiera intentes luchar, ese no es mi preciado hermanito. —Asqueroso.
—Tú sabes que Blanca está a un nivel completamente diferente, no se trata de ganar o perder.
—Es un honor escuchar eso. —Finalmente hace aparición entre las sombras, no apesta, infiere que no ha sido sujeto a la droga, no obstante, tampoco la necesita, su nivel de fuerza y técnica es invencible, se cuestiona qué le habrá ofrecido Arthur para sacarlo de su retiro—. Hola, ¿qué te pareció "las islas en el arroyo"?
—Ya es suficiente de esto. —Frunce el ceño y tensa la cara—. Si van a matarme, ¡solo háganlo!
—Hoy estás emocional, qué raro en ti. —Arthur saca una pistola detrás de sus jeans.
—Ni siquiera puedes disparar, ¿qué harás con eso, dedos cortados?
—Yo no la usaré, tú sí. —Ash abre los ojos, anonadado—. Vas a dispararte en la cabeza y dejaré en paz a Eiji. Le permitiré tener una vida normal con su familia, escuché que es de Japón ¿o no? Tiene a su madre y a su hermana vivas todavía, pero no creo que puedas hacerlo porque tú...
Y entonces Ash le quita la pistola y jala el gatillo contra su cabeza sin dudar ni un puto segundo.
Clic.
—¿Qué diablos? No tiene balas. —Arthur yace tan sorprendido que arroja una risa desquiciada, no debió tomarlo en serio—. Rápido, pásame una bala.
—¿Tanto lo amas? —El alfa se relame—. Ahora solo tengo más ganas de poseerlo, si lo alejaras de tú lado y él volviera a mí tendría la vida garantizada, ¿crees que podrá sobrevivir a Blanca?
—Es patético que hayas caído tan bajo como para trabajar con Arthur. —Ash escupe, las voces hacen eco entre las paredes de metal, el ambiente está frío—. ¡Ni siquiera lo quisiste entrenar!
—¡Porque Dino siempre te prefirió a ti! —Brama—. Pero eso se acabó, esta misma noche te vas a vender a mí, no a Golzine, me encargaré de hacerte trabajar en lo más bajo de los prostíbulos porque yo no seré benevolente como nuestro papá, no, yo me encargaré de romperte y ¡hacerte desear la muerte cada maldito día! —Arthur lo coge de las solapas de su chaqueta de mezclilla.
—¿Y por qué haría eso?
—Porque si no, te prometo que Blanca le volará los sesos a Eiji.
—No lo harías, lo quieres poseer.
—Sino puede ser mío, tampoco será tuyo. —La ira escalda de lo más profundo de las entrañas del lince, la cabeza le quema como si estuviera hirviendo, sus venas palpitan, pronto, le cuesta respirar y siente todo con más violencia e intensidad. Nadie tocará a Eiji. No los dejará. Lo va a proteger. Protégelo. Protégelo. Protégelo—. Es tu vida por la suya, tú decides.
—Qué no se te ocurra. —Blanca lee sus intenciones a la perfección—. Suelta el arma, inclusive sino tiene balas es peligroso que la tengas cerca de Arthur y no puedo dejar morir a mi cliente.
—No es tu estilo involucrar inocentes.
—Es mi último trabajo, no tengo más opciones.
—Tienes 48 horas para decidirlo, sé que Yut-Lung ha estado trabajando en un antídoto y espero que me entregues toda la información y destruyas lo que tienen, seré el único que sabrá acerca de la droga, así Dino se sentirá orgulloso y me heredará su imperio, no puedo esperar a verle la cara cuando sepa que su depredador salvaje ha sido reducido a una puta de nuevo, siempre te quise ver en esa posición para ser franco, quiero que me mires desde abajo.
—¿Eso te hará sentir mejor? Pensé que esta competencia era sobre jugar limpio, existen reglas.
—Ninguna impide que contrate a Blanca. —Se ríe—. Acéptalo, hermano. Perdiste. Si te atreves a llegar un minuto tarde mataré a Eiji o peor, tendrá tu destino, depende de si es apetitoso para mí o no, ¿acaso lo has usado? El agujero de un omega es realmente delicioso.
—¡Cállate! —Ash lo abofetea con tal brutalidad que Arthur voltea la cara—. ¡Ya lo entendí!
—No. —Blanca detiene a Arthur—. Déjalo tomar su decisión, ya fue suficiente.
—¡Blanca! —Ash lo para—. Me revolcaré en mi tumba sino trato de darte un golpe ahora mismo.
Blanca le pide permiso a Arthur y este más que encantado de ver una paliza se lo otorga porque el cobarde sabe que no le ganará sino hace trampa o se esconde detrás de alguien más y sí, tal vez lo haya acorralado y este sea el fin de su vida, sin embargo, no se los dejará tan fácil, Blanca se quita el saco y le hace un gesto con las manos para que ataque, Ash igual tira la chaqueta y planifica una estrategia. Pero las palabras de Arthur. Eiji. Eiji. Eiji. Alza la mano para sostener el collar solo para darse cuenta de que no tiene nada, que nada le evocará a Eiji, lo más probable es que lo olvide al rehacer su vida en Japón y eso sería lo mejor.
—¿Qué ocurre? No podrás pegarme de tan lejos.
En un abrir y cerrar de ojos tiene a Blanca encima, le ha abierto el cuello usando su mano como si fuera un cuchillo, Ash se toca, se siente como una presa atrapada, la sangre gotea. Plic. Plic. Plic. El pavimento se mancha. Ash maldice y corre a golpearlo, usa sus puños, piernas, brazos, cabeza, usa todo lo que tiene esperando que sea suficiente pero no lo es, Blanca ni siquiera se inmuta y el golpe de realidad es tan potente como el puñete que le da a la cara.
—Tus puñetazos son muy flojos, te dije que entrenaras bien tu cuerpo. —Se toca la mandíbula y escucha cómo los huesos se le han desencajado junto a un amargo sabor a óxido, no respira bien, está demasiado acelerado, el pánico está inundándolo y no lo puede detener.
—¡Cállate! —La furia estalla—. ¡No quiero ser un maniático de los músculos como tú! —Porque esta no es una pelea, es una masacre, ja, Ash escupe la sangre, corre para darle una patada en la cara, basta de un movimiento para esquivarla. Mierda. ¡Joder! Concéntrate, estás perdiendo.
Entonces Blanca le da un codazo en el pecho y Ash siente cómo el corazón se le aprieta, no se puede parar, debe abrazarse a sí mismo para gatear intentando mantenerse en el ring, pero las costillas le crujen y sus latidos se ralentizan, abre la boca, intenta maldecir, no sale ni una puta palabra, su cara se estrella contra el piso, se revuelca en su propia sangre, es todo. Perdió.
—Es uno de los esenciales. Te lo enseñé. —Ash araña el piso, agonizando para levantarse, pero no, no, no puede hacer nada. Es inútil—. Si hubiera querido, tu corazón ya estaría aplastado.
Blanca pide hablar con él a solas, Arthur a regañadientes acepta, sin embargo, Ash no se puede parar y a duras penas logra darse vueltas para quedar tumbado en el frío y mugriento pavimento con su sangre empapando su ropa y su propia miseria haciendo de manto, el adulto se inclina y le dice que esta será la última vez que le dará un consejo. No lo quiere. Está cansado.
—Cuando escuché que te rebelaste contra el monsieur y le robaste a Arthur me sorprendí, creí que ya habías superado tu pasado. —Lo dice como si fuera simple, como si bastara de palabras de aliento para sanar mágicamente todo el daño infligido y no es así—. Pero lo entendí cuando vi a ese chico japonés. Tienes que dejarlo ir. Un conejo y un lince no pueden ser amigos. —Ash se da vueltas, no quiere verlo a la cara porque ya lo sabía, lo supo del inicio y aun así...
Lo lamento, Eiji.
—Iba a negarme cuando me pidieron entrenarte, pero cuando te conocí, sentí que este mundo era el único al que podías pertenecer, así que decidí enseñarte cómo sobrevivir en él, fuiste un buen alumno. Yo tampoco quiero perderte, Ash. —Ja—. No quiero ver cómo te echas a perder.
—Vaya. —Es curioso que le diga eso considerando lo destrozado que estaba, es curioso porque solía pensar como Blanca, asumiendo que el único lugar al que podría pertenecer era este, que su destino era matar a Dino y luego matarse porque la vida entonces carecería de sentido, pero conoció a Eiji y... y Eiji es bueno sacando lo mejor de las personas—. Eres gracioso.
—Eres inteligente, Ash. Aunque trabajo para Arthur, él tenía razón, eres el favorito del monsieur, si vuelves con él y le pides ayuda te lo dará todo. Solo tendrás que renunciar a una sola cosa.
—¿Y quién eres para decírmelo? Todo lo que obtenga de ese viejo será falso, ¡¿aun así me dices que cumpla con el papel que me dieron?!, ¡¿qué haga como que no me doy cuenta?!
—Así es.
—¡¿Entonces por qué te escondiste en el Caribe como ermitaño?!, ¿no fue porque odiabas ese papel que te dieron?
—Ash.
—Déjame solo. —Ash se arrastra al piso sabiendo que está bien—. Ahora soy feliz, porque sé que por lo menos hay una persona que se preocupa por mí y no espera nada a cambio. —Cierra los ojos y sonríe al recordar a Eiji, no importa si no puede volverlo a ver, si Arthur lo despoja o si Dino lo atrapa, nadie le quitará lo que Eiji significó—. No puedo creer la suerte que tengo, es el sentimiento más feliz del mundo.
—Pero te llevará a tu destrucción.
—Es mejor que vivir entre falsedades. —Blanca suspira.
—Ya veo. —Se levanta—. Haz lo que quieras. —Y se aleja, Ash aún tiene una última cosa por la que rezar.
—Blanca. —Así que pide deseos que son cartas ensangrentadas—. Quiero pedirte una cosa.
—¿Qué?
—Por favor, no lo mates. —Blanca retrocede, atónito—. Te lo ruego, no le hagas daño, por favor.
Porque Eiji...
—¿Tanto significa para ti? Por eso dijiste que querías golpearme. —Concluye—. Pero eso no lo puedo cumplir. Debo seguir el papel que me han dado.
En el otro capítulo volveremos con Eiji porque como se imaginan no le gusto para nada la noticia, no se me angustien, este drama no dura mucha porque nos queda menos de una semana y tenemos mucho que abarcar todavía, pero es muy necesario para aterrizar el nivel de crecimiento de los personajes.
Gracias por tanto, perdón por tan poco.
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